Mi vecinita 13
Rafa nos cuenta cómo se las apañó para encontrar a Coral en la playa.
Capítulo13
La pelea en casa de Coral debía de ser de las que hacen historia. Nunca se habían oído en el bloque gritos o escándalo provenientes de su piso. Sus padres siempre eran muy cuidadosos con las formas. La imagen pública, debía ser una de sus prioridades más importantes a tenor del comportamiento que siempre mostraban hacia los demás vecinos. Aquello desde luego no debía entrar en sus planes. Sería gracioso observar de qué modo justificarían el barullo y griterío en su casa. Por supuesto, yo no tenía tiempo para enterarme en aquel momento de lo que estaba sucediendo. Ya me enteraría por una fuente directa de lo que estaba pasando. Ahora debía dirigirme sin demora al trabajo, donde según me había comentado Paco, mi compañero, no me esperaban noticias agradables.
En efecto, el ambiente en la oficina era tenso. Había malas caras por todos lados. Bueno, eso no era cierto del todo, en el departamento de marketing, el de nuestras “amigas”, todo eran sonrisitas y carantoñas. No hacía falta ser un lince para saber el motivo. Ellas serían las que dirigirían el proyecto. Si eso hubiera sido todo, la cosa no pasaría de ser una mera decepción que no tardaría en ser superada con el ajetreo del trabajo diario. Siempre hay nuevos proyectos a los que dedicarse. Cierto que no muchos tan importante como éste que acabábamos de “perder”; pero trabajo al fin y al cabo. Pero como os he dicho, eso no era lo peor. Lo peor es que como había descubierto Paco, nos habían robado nuestro trabajo.
Resulta que por la mañana pudo hablar con el jefe sobre el asunto. Le explicó que nosotros estábamos habituados a desarrollar este tipo de trabajos de ingeniería y que en el departamento de marketing, no. Eso nadie lo discutía pero el caso es que los bocetos entregados por Ángela y Luisa eran muy buenos técnicamente. Sorprendido por este hecho, Paco le pidió al jefe que se los mostrase. Cuando Paco vio el proyecto de Luisa, inmediatamente reconoció su trabajo. Era prácticamente el mismo con algunos reajustes sin importancia. Así se lo hizo saber al jefe quien lo reconoció a medias y no quiso cambiar su decisión. Más cabreado que un chino, Paco se fue a buscar a Luisa, quien no solo no estaba hundida por su ruptura con él como había dicho la semana anterior; sino que lo estaba festejando por todo lo alto. Llevándola aparte le hizo ver que había descubierto su juego, que sabía que le había copiado sus planos, etc. Cual fue su sorpresa cuando no solo no lo negó sino que se rió delante de él por pardillo. Le dijo que todo había sido un plan brillantemente realizado por las chicas de su departamento. Que ellas se habían enterado antes que nadie de la existencia del proyecto y que como no querían quemarse las neuronas, prefirieron usar las nuestras. Y que nos fuéramos haciendo a la idea de que nos iban a tener como jefas lo que significaría que nosotros seríamos los pringados que harían todo el trabajo y ellas se llevarían los méritos. Y que ya íbamos pagados de sobra con haber podido follar con unas tías tan buenas como ellas. Que no merecíamos gran cosa pues en la cama éramos unos pelanas todos menos “el Rafa” que por poco revienta el plan de Ángela. Etc., etc., etc.…
No hace falta que os explique más. La sensación reinante entre todos era la misma, habían abusado de nosotros. Se habían aprovechado de nosotros, unos ingenuos que pensaban que todo el mundo es igual de legal. Estamos acostumbrados a las zancadillas y trampas de nuestros competidores. Pero jamás nos esperábamos una trampa tan ladina de parte de nuestros propios compañeros. Una trampa cuyas consecuencias aún no habíamos calculado del todo. Si nos hubiesen copiado las ideas sonsacándonos información mientras nos divertíamos, o nos hubieran copiado los planos en la oficina… hasta lo hubiéramos admitido como una jugada maestra. Sí habríamos admitido con deportividad que nos habían tomado el pelo de una forma legal, admisible entre compañeros y competidores. Pero no había sido así como habían conseguido engañarnos. Habían jugado con nuestros sentimientos, en el caso de alguno, yo por ejemplo, hasta se había planteado la posibilidad de ir más en serio. Sí me había planteado la posibilidad de buscar una relación formal con Ángela. Menos mal que no tuve posibilidad de hablar del asunto. Si lo hubiera hecho, se habría descojonado en mi cara y después se lo habría contado a sus amigas para descojone generalizado de la empresa claro. Se habían comportado como unas auténticas putas. No teníamos calificativos para ellas, ni modo de explicar la sensación de incredulidad, indefensión y rabia que nos corroía por dentro.
Sin embargo lo peor estaba aún por llegar. Nuestro jefe sabía que tras los estupendos trabajos de las chicas de marketing había gato encerrado. Eran demasiado parecidos, pero no había forma de demostrar el plagio. Si quería ser justo debía admitir nuestros trabajos y los de ellas… Por eso tomó la decisión que tomó a sabiendas de que el ambiente entre nosotros no sería bueno. Decidió poner al mando a las que habían demostrado más ambición y astucia, pero se aseguró de tener un equipo capaz al incluirnos en el proyecto. He de reconocer que analizando la situación fríamente, yo habría hecho lo mismo. Por eso creí que sería capaz de tragarme mi orgullo y poder trabajar bajo las órdenes de aquellas dos arpías.
Me equivoqué, Ángela demostró ser, con mucho, la arpía más fría, calculadora, astuta y taimada de todas ellas. No se conformaba con habernos engañado a todos, quería seguir humillándonos. Nada más entrar en su departamento así me lo demostró. Sus chanzas, burlas e insinuaciones, no dejaban lugar a dudas. “Ella era una ganadora y no le importaba aprovecharse del trabajo de otros si le era beneficioso. Yo llegaré a lo más alto mientras que tú, tú siempre serás un pringado. Gracias por todo.” Añadió algo más relativo a lo bien que se lo había pasado la noche que se acostó conmigo pero para entonces estaba tan furioso que no la escuché. Después de semejante declaración de intenciones, estaba claro que la cosa no iba a funcionar de ninguna de las maneras. Así se lo dije a nuestro jefe, “no llegaríamos a hacer nada productivo bajo la dirección de esas dos trepas”. Por eso me sorprendió mucho lo que me llegó a explicar mi jefe. Aunque nominalmente estaríamos bajo las órdenes de Ángela y Luisa, en realidad tendríamos carta blanca. Podríamos organizarnos a nuestra manera y gozaríamos de total independencia siempre que hiciéramos un buen trabajo. Hasta nos prometió un aumento de sueldo… Aquello no me cuadraba, si sabía que el trabajo lo íbamos a hacer nosotros, ¿para qué las necesitaba a ellas? La respuesta era evidente. Resulta que su trabajo en el departamento de marketing les había permitido adquirir gran cantidad de contactos en la empresa contratante. Esos contactos y su habilidad mercantil, junto con nuestro bien hacer, podrían facilitar la consecución del contrato. Claro que había algunos inconvenientes más, si conseguíamos el contrato, me perdería casi con toda seguridad las vacaciones de verano. A modo de compensación podría disfrutar de más descanso los fines de semana, librando de viernes a domingo hasta que diera comienzo la realización del mismo. Como veis unas noticias estupendas. Las únicas buenas noticias que tuve aquella semana fueron las que tenían que ver con mi vecina Coral.
Al día siguiente nuestro jefe nos reunió para formalizar el equipo que desarrollaría la propuesta del nuevo proyecto. Como ya me había adelantado, quedábamos bajo la dirección de nuestras queridas compañeras Ángela y Luisa. Teníamos una semana justa para realizar una presentación delante de los ingenieros de la empresa contratante. Si nuestro proyecto era elegido, ellos serían nuestro enlace con aquella empresa. Después de la breve reunión en el despacho del jefe, el resto del día no fue nada mal. Recibimos las felicitaciones y enhorabuena de gran parte de nuestros amigos, liquidamos los últimos flecos del trabajo que estábamos llevando hasta entonces y nos pusimos a revisar lo que ya teníamos hecho a fin de ponernos de acuerdo e ir concretando las ideas reflejadas en ellos. Como sólo estábamos Paco y yo la cosa fue rodada. No era la primera vez que trabajábamos juntos y nos resultó muy fácil ponernos de acuerdo y empezar a concretar.
Esta intimidad, no sólo nos facilitó el trabajo, también pudimos hablar a nuestras anchas de lo que nos había pasado. Lo cierto es que necesitábamos desahogarnos. La sensación de burla, abuso e impotencia seguía siendo muy fuerte. Nos sentíamos tan mal… me sentía tan mal que seguía sin poder dormir por la noche. Habían traicionado mi confianza y en mi propio hogar. No pude evitar pensar si Coral habría sentido algo parecido con todas las guarradas que le había hecho. Seguramente sí, pensar en ello me hizo sentirme el ser más repugnante de la Tierra. Finalmente me venció el sueño. El miércoles por la mañana nada más despertarme, recibí noticias tan buenas que me hicieron estar de buen humor por todo el día. Coral podría estudiar Ingeniería Informática la carrera que quería. Me había enviado el mensaje el lunes por la noche pero con el ajetreo del trabajo ni me había acordado de ella hasta ayer por la noche. De inmediato la felicité por tan buenas noticias y de paso le pregunté por la posibilidad de vernos antes de que terminase el mes. Luego como es natural me fui al trabajo.
El miércoles fue un buen día, Paco y yo seguimos avanzando en el desarrollo del proyecto. Íbamos a buen paso y estábamos tan concentrados que nos olvidamos por completo de nuestras jefas quienes de momento seguían sin aparecer. Desgraciadamente, no todos los días pudimos estar a nuestras anchas. El jueves nos pidieron ver lo que llevábamos hecho. Creo que las dejamos impresionadas con todo lo que habíamos logrado avanzar. Por supuesto, no lo reconocieron; pero Paco y yo sabíamos que íbamos por buen camino. Lo mejor es que no encontraron ningún punto que criticar a lo habíamos hecho. La única pega, que puso Ángela, fue que podríamos haber adelantado un poquito más. Según ella habíamos pasado demasiado tiempo tomándonos café con los amigos de nuestro antiguo departamento. Ni Paco ni yo queríamos enzarzarnos en peleas estériles así que decidimos ignorar sus estúpidos comentarios.
A la satisfacción en el trabajo le vino la decepción con las respuestas de Coral. Se acercaban las vacaciones y mi querida vecinita no contestaba a mis mensajes. En realidad sí los contestaba pero dándome respuestas vagas e imprecisas que no me decían nada. Entendía que este fin de semana le resultara imposible. También comprendía que quisiese descansar un poco de todo. Pero al menos que me lo dijera, que no me tomase por tonto. En aquel mismo instante decidí mandarle un mensaje para ponerla a prueba. Le pediría que concertara una cita para el mes de julio, que me dijera fecha lugar y hora y yo vería si nos podríamos encontrar. Según fuese su respuesta así obraría. Si me daba una respuesta concreta, estaba dispuesto a hablar con ella y perdonarle el resto de su contrato. Más bien, estaba dispuesto a pedirle perdón por haber abusado de ella como lo había hecho. Si por el contrario me daba datos imprecisos, como hasta ahora, significaría que quería darme esquinazo. En ese caso no la dejaría escapar, averiguaría dónde se iba de vacaciones y le daría una sorpresa visitándola. Después probablemente le pediría pedón, pero antes le daría un susto para que escarmentara. Con estos planes dándome vueltas en la cabeza me quedé profundamente dormido.
Viernes y sábado los pasé trabajando de lo lindo. Bueno, los pasamos Paco y yo trabajando de lo lindo. La presentación sería el próximo martes y había que adelantar trabajo. Lo peor de aquellos dos días fueron las respuestas de Coral. Una vez más me daba largas. Me decía que se iba de vacaciones con su familia donde solían ir todos los años. ¡Como si yo lo supiese! Después me contestaba que era en la costa. Que era una playa preciosa que bla, bla, bla… muchas palabras pero sin decirme nada. Si ya estaba quemado por tener tanto trabajo en fin de semana, aquello ya acabó de rematarme. Me enfadé con ella aunque sabía que en el fondo era normal que tratase de escurrir el bulto. Me propuse darle el escarmiento que se merecía. Con simplemente verme allí por sorpresa en la playa ya tendría bastante.
Estos eran mis infantiles planes al acabar el sábado. Quedaba muy bien eso de presentarse por sorpresa en la playa donde veraneaba Coral. Ahora bien, ¿cómo descubrir el lugar de veraneo? Menudo idiota estaba hecho. Entonces la fortuna volvió a sonreírme. La mañana del domingo me encontré por casualidad con los padres de Coral en el ascensor. Se notaba que estaban haciendo preparativos para la marcha de las vacaciones. Con esta excusa inicié una breve y productiva conversación con la madre de Coral. Menos la dirección exacta donde tenían la casa, lo averigüé todo… la fecha en la que se irían, el nombre del pueblo, hasta el nombre de la playa a la que solían ir. Justo la información que necesitaba. El destino quería que me encontrase allí con ella.
Llegó el día clave, el martes. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan nervioso. Los nervios sólo eran comparables a los que sentí los días en los que me decidí a chantajear a Coral. Resulta que la empresa contratante era norteamericana, una gran firma. Ya lo sabíamos de antemano pero estar delante de sus representantes… Afortunadamente, fue Ángela la que llevó la delantera en las conversaciones con los norteamericanos. Después de todo era su trabajo. Por mucho que me pese, he de reconocer que lo hizo extraordinariamente bien. Ese era su medio, y lo dominaba con soltura. Ojalá pudiera decir yo lo mismo de mi actuación. No metí la pata, pero me costó un mundo responder a las dos o tres cuestiones técnicas que me plantearon. A pesar de todo, salimos con un buen sabor de boca. Tan contentos estábamos que nos fuimos a celebrarlo. Durante unas horas hicimos un involuntario alto el fuego y nos llevamos tan bien como antes de que nos traicionaran. En realidad, la mayor parte del tiempo estuvimos Luisa, Paco y yo. Ángela se fue muy pronto con no se qué escusa. El caso es que gracias a esta celebración inesperada creo que Paco y Luisa lograron hacer las paces y reconciliarse. Digo creo porque cuando me di cuenta del panorama, me fui a casa. Jamás me había sentido tan solo. Eché de menos a Coral y envidié la suerte de mi amigo. Para matar el tiempo, me puse a mirar los videos que tenía grabados. ¡Cielos! ¡Pero si tenía uno sin ver!
Me había olvidado por completo del video que grabó mientras formalizaba su matrícula en la universidad. Tanto ajetreo laboral y líos afines habían conseguido que se me fuera de la cabeza. No sé porqué pero el mero hecho de recordarlo me puso cachondo. Me empalmé sólo de pensar en cómo estaría mi chica delante de las cámaras. Sólo de imaginármela abierta de piernas… me hervía la sangre. Sin embargo el comienzo del video no pudo ser más decepcionante. Sí, allí estaba ella bien abierta de piernas con el consolador en la mano. Pero cualquier mínimo atisbo de morbo al mirarla era pura fantasía. Sólo tenías que fijarte en su angustiado y nervioso rostro para que se te fueran todas las ganas. Y cuando comenzó a pajearse, el resultado era más que patético, bochornoso. Estuve tentado de dejar de mirar y borrarlo todo sin verlo. Pero consideré que era una tontería y además justo en aquel momento Coral salía del cuadro. Volví a ver la escena para averiguar el porqué de su marcha. No me fue difícil averiguarlo, se marchó porque estaba a punto de llorar como una magdalena. Empecé a temer que mi maravillosa idea no hubiera sido tan buena. Entonces aceleré un poco, lo que vi a continuación me dejó helado. Helado precisamente no, me puso más caliente que una estufa. Retrocedí la grabación hasta el momento en que regresó Coral.
- Hola, me llamo Coral, soy la caliente esclava de mi amo Rafa. Espero mi señor que esta pequeña actuación sea de su agrado mi señor. Ya me lo dirá después de verla, aunque lo que realmente quiero es que esté usted delante.
Después de esta sorprendente presentación, lo que vino fue aún más espectacular. Nada que ver con el anterior intento. La cara que se veía en pantalla era puro vicio. Se mostraba tranquila, segura y sobre todo excitada. No sé cómo lo habría conseguido, pero ahora se mostraba completamente desinhibida. Lucía su cuerpo orgullosa, a sabiendas de que era tremendamente hermosa y sensual. Aquella chica era puro fuego. Se había obrado en ella una transformación extraordinaria. Sus movimientos habían dejado de ser espasmódicos y descoordinados. Ahora eran mucho más reposados, serenos y lascivos, se notaba que estaba mucho más calmada y tranquila. Su manera de moverse y acariciarse era tan provocativa que la pantalla iba a derretirse de un momento a otro. No podía apartar los ojos de ella, de su boca, sus manos, sus pechos, su coño…
Primero me fue mostrando sus más importantes encantos, su boca, sus pechos, las delicadas manos con las que se acariciaba, sus interminables y bien torneadas piernas… Mención especial merecen su vientre, espaldas caderas y culo, el modo como me los presentó me dejó sin habla. Cuando por fin se decidió a enseñarme el lindo tesorito que se escondía entre sus piernas, tenía mi nabo a punto de estallar. ¡Y eso sólo había sido la presentación! Aquella chiquilla me rompía todos los esquemas. ¿Dónde había aprendido a comportarse como la mejor de las estrellas porno?
Después comenzó el primer acto en el que me presentó el juguetito con el que se iba a entretener. “Este será hoy, por desgracia, mi mejor amigo. Digo por desgracia, no porque sea malo. Si os fijáis, tiene unas medidas bastante apetecibles, tanto en longitud… como en grosor…” Mientras decía esto, “midió el miembro” primero con su mano y después con su boca. ¡Se lo metió hasta la campanilla! “Es imposible que os defraude con tan buenas cualidades. Es suave al tacto y tiene una consistencia bastante similar a los reales. Sin embargo, yo personalmente prefiero las de verdad. Estas pijas artificiales están bien para un apuro, de ahí le viene el nombre: Consolador, porque consuelan. Pero no pueden reproducir las sensaciones que produce una polla de verdad, tan vivas, palpitantes y calientes… ¡Uuumm! Se me hace la boca agua.” Mientras hablaba, Coral no dejaba de manipular el dildo como si fuese una verdadera polla. Lo asía con delicadeza, y lo acariciaba con tremenda ternura. Me hizo sentir envidia del maldito cacharro. Deseé estar entre sus manos, y la grabación seguía...
“Pero como dice el refrán, a falta de pan buenas son tortas. O lo que es lo mismo si no tienes una buena polla a mano, asegúrate de tener un buen consolador… Como éste.” Lo puso sobre el asiento de la mesa y comenzó a lamerlo golosa. Estaba como en trance, fascinada por la potencia artificial de aquella cosa. Después, sin usar las manos y mirando fijamente a la cámara comenzó a engullirlo. No lo consiguió a la primera pero al final logró besar los testículos simulados que le servían de base. Había llegado el momento de la segunda parte.
“No está nada mal, ¿verdad? Pero donde un aparato de éstos demuestra su verdadera valía es aquí abajo. Es aquí, entre los más delicados pliegues de la anatomía femenina donde un verdadero consolador se la juega. Puede presumir de grandes dotes, pero si no consigue darnos gustirrinín… Veamos cómo se comporta este campeón. Como se puede observar, la base en forma de ventosa lo deja bien fijado por lo que nos otorga gran libertad de movimientos…” Y allí se la veía a ella, mirando de frente con las piernas bien abiertas descendiendo suavemente sobre aquel insensible pero enhiesto falo. “¡Uf! Hay que hacerlo con cuidado, nuestro amigo es grande… ¡Uf! Ya lo creo que es grande, de momento vamos muy bien. ¡Qué gusto! Ahora, podemos empezar a comprobar sus prestaciones moviéndonos verticalmente… despacio chicas que tenemos que acostumbrarnos… adelante y atrás… en círculos… ¡Aaah! Este chico es bueno”.
¡Estaba follando completamente desinhibida delante de la cámara! ¡Y qué manera de follar! Era una auténtica diosa del porno. Cuando se cansaba de follar en una postura, cambiaba a otra. Primero estuvo follando de cara a la cámara con sus piernas apoyadas en el suelo, después en la silla; luego le dio la espalda a la cámara y volvió a cabalgar con los pies en el suelo… ¡hasta puso el consolador en el respaldo y comenzó a follar a lo perrito! ¡Hasta dónde iba a llegar la imaginación de esta chica!
Empecé a pajearme como un mono. Hubiese dado cualquier cosa, por estar con mi vecinita en el video. Creo que sentí celos. Celos del maldito aparato de plástico que la estaba llevando al orgasmo de un modo tan salvaje. Sí, tenía envidia. Envidiaba la suerte de un consolador. Lo envidiaba porque la estaba taladrando y yo no. ¡Y es que Coral se había puesto de tal forma que parecía estar follando de verdad! No pude acabar la grabación sin correrme al menos un par de veces. Cuando se me ocurrió la idea de la grabación, jamás se me pasó por la cabeza que Coral pudiera hacer una actuación tan caliente y excitante. Tardaría mucho, mucho tiempo en editar todo el material gráfico que había recogido con mis tres cámaras. No porque me resultase complicado manejarme con tanto material como tenía, sino porque me resultaría imposible editarlo sin empalmarme otra vez. Cansado, pero mucho más relajado y, sobre todo, más satisfecho me fui a dormir soñando con las lascivas curvas de Coral y la sorpresa que pensaba darle cuando me la encontrara en la playa.