Mi vecina y sus compañeras... suspendidas

Nunca podría imaginar que sería testigo de como mi vecina y amiga de toda la vida me revelaba sus inclinaciones sexuales.

Me he animado a escribir lo que viví hace aproximadamente cuatro años. Cris, mi vecina, y yo somos de la misma edad, tan solo soy 15 días mayor que ella, y siempre nos hemos comportado como si fuéramos primos dado que hemos crecido juntos y hemos ido siempre a la misma clase y salimos en la misma pandilla. No le conocemos ningún novio, ni la hemos visto enrollarse con ningún tipo nunca.

Vivimos en la misma planta, en los áticos de un edificio de 5 plantas que siempre se queda vacío en verano (nuestra ciudad está a unos 10 Km. de la costa y casi todo el mundo tiene un apartamento en la playa).

Era el mes de agosto y aquel verano ambos habíamos suspendido y nuestros padres se tuvieron que quedar sin vacaciones, aprovechaban los fines de semana para irse unos días a la playa.

Aquel fin de semana los padres de Cris decidieron pasar un fin de semana en el pueblo de él, y la dejaron sola en su casa porque los exámenes ya estaban cerca y había quedado con dos compañeras de la academia a la que acudía para aprobar. A una de ellas la conocía porque también era compañera mía en el institutuo, se llama Laura y siempre me ha parecido un auténtico bombón pero nunca me ha hecho caso, así que siempre he pasado de ella. No es muy alta pero tiene un cuerpo que quita el hipo, tiene el pelo absolutamente negro y largo, por debajo de los hombros, y unas tetas perfectas, ni muy grandes ni muy pequeñas, como más tarde pude comprobar.

A la otra chica no la conocía pero tenía el cuerpo de las chicas que a mi me gustan, era bajita, aproximadamente 1,50m (yo mido 1.90 y siempre me han atraído las chicas mucho más bajas que yo, quizá porque me imagino que son más fáciles de manejar en la cama, además sus proporciones suelen ser perfectas), llevaba el pelo bastante corto, algo más largo de cómo lo llevo yo, era bastante delgada y me llamó la atención desde el momento en que la vi entrar con Cris en el ascensor esa misma mañana.

Había estado toda la tarde estudiando en el escritorio de mi habitación, frente a la ventana, y de vez en cuando paraba para fumarme un cigarrillo y despejarme un poco. Hacía un calor sofocante, como es normal en levante en el mes de agosto.

Desde mi habitación se ven todas las ventanas del patio del edificio, sobre todo la de Cris que queda justo frente a la mía, y en diagonal la de la habitación de sus padres. Y me asomaba para ver a la chica que me gustaba pero las persianas de las habitaciones estaban bajadas. Me harté de estar delante de los libros y me largué a cenar porque ya era tarde. Estuve un rato viendo la tele y volví a mi cuarto para terminar con lo que estaba haciendo, la verdad es que no me quedaba mucho y pronto terminé, miré el despertador y eran cerca de la 1:30, así que me puse mi pantalón del pijama, apagué la luz y me acosté. Intenté dormir pero el calor hacía que las sabanas se volvieran pegajosas, y solo daba vueltas en la cama, así que decidí ponerme algo de música en el walkman y esperar a que me entrara en sueño de verdad. Me levanté y fui a mi escritorio a buscar un cd para escuchar. Cuando vi que había luz en el patio, y que provenía de la habitación de los padres de Cris, miré y vi que esta vez estaba la ventana abierta de para en par y a Laura apoyada en la barandilla de la ventana de espaldas a mi, fumando un cigarrillo y echando la ceniza al patio. Estaba hablando con Cris que se reflejaba en el espejo que estaba tras ella y que estaba sentada en el borde de la cama. Llevaba un pantalón corto vaquero y una camiseta de tirantes de color rosa. Me quedé observándolas, pero algo en mi cabeza me dijo que me escondiera un poco o me verían y apagarían la luz o me dirían algo. Así hice y me dediqué a espiarlas (nunca antes lo había hecho).

Unos cuantos minutos más tarde entro la que faltaba. Venía de tomar una ducha porque iba envuelta en una toalla de baño y con otra se secaba la cabeza. Paso entre Cris y Laura y se puso al otro lado de la habitación, con lo que podía verla reflejada en el espejo. Que bien, la chica que me gustaba estaba allí solo con una toalla enrollándole el cuerpo y para mi sorpresa se dispuso a quitársela cuando Cris se levantó de la cama y se asomó por la ventana para comprobar que nadie las viera. Hice un movimiento rápido y me oculté y supongo que no me vieron ni sospecharon nada, pero aún así permanecí unos minutos oculto, sin mirar, por si las moscas, hasta que supuse que ya habían apagado la luz. Volví a mirar y mi sorpresa fue que no solo no habían apagado la luz sino que la otra chica, que más tarde me enteré que se llamaba Silvia, se estaba secando con la toalla en la que estaba enrollada. Laura seguía fumando de espaldas a mi, y Cris se había recostado en la cama apoyando los codos y mirando a Silvia mientras le hablaba, lo hacía en voz baja y no pude escuchar nada de lo que dijeron.

Mi corazón comenzó a bombear con una fuerza nada normal y a mil por hora cuando vi que Silvia tenía un cuerpazo, comenzó a secarse la parte delantera de los hombros y a bajar por los brazos, cuando llego al codo cogió la toalla con las dos manos y entonces pude apreciar que tenia unos pechos no muy grandes pero con unos pezones morenitos que sobresalían de la palidez de su piel. Ahora comenzaba a ponerme a cien. Se inclinó para secarse las piernas y comprobé que tenía el coñito afeitado y que solo tenía un pequeño triangulito de pelo muy corto en el momento que pasó la toalla por sus piernas, que igualmente eran perfectas. Llegado ese momento mi polla estaba ya tiesa y llamando a aquella nenita a gritos. No pude resistirlo más y la agarré con la mano, pero debía seguir escondido o se darían cuento que estaba mirando.

Silvia seguía secándose de la forma más natural y ni Cris ni Laura dejaban de mirarla. Comentaron algo gracioso porque si que oí las risas pero pronto se callaron. Entonces Cris se levanto y para mi sorpresa se desabrochó el vaquero y comprobé que debajo llevaba unas braguitas azules tipo tanga, metió su dedo pulgar y bajo la parte delantera dejando que viéramos su matita de pelo castaño. Supuse que se referían al rasurado de Silvia porque Laura hizo lo mismo pero si llegar a quitarse el pantalón.

En ese momento Laura terminó de fumarse el cigarrillo y lo lanzó al patio, dio media vuelta y salió de la habitación para entrar unos minutos después con dos mochilas en las manos. Yo me volví a esconder para que no me viera cuando entraba. Allí llevaban la ropa para dormir. Alargó el brazo y le dio la suya a Silvia y se sentó junto a Cris que, por lo que pude apreciar, pensaba dormir con la camiseta de tirantes y el tanga, y nada más. Nunca antes me había fijado en su cuerpo, pero la simple idea verla en tanga me excitaba.

Silvia se dio la vuelta y se agachó para sacar su ropa de la mochila y pude así ver su culo, era precioso, pequeñito, como todo en ella, y con las marcas del bikini en sus glúteos. Tenía unas pierna cortas pero bien musculadas. Como me gustaba aquella nena!!! Y encima pude ver parte de su coñito afeitado. Estaba apunto de estallar.

Mientras Silvia se agachó buscando algo en la mochila, pero seguía sentada junto a Cris.

No me lo podía creer, yo estaba allí, espiando a mi amiga, y masturbándome al verla a ella y a sus amigas despelotándose delante mío. Y supuse que aquello no duraría mucho, así que empecé a darle duro a la mano para correrme mientras tuviera aquella visión ante mis ojos.

Hasta que, casi a punto de llegar al orgasmo, vi que Cris se levantaba de la cama y se colocaba detrás de Silvia, que seguía buscando su ropa, agachada. Comprobé que el tanga le sentaba especialmente bien, y nunca imaginé que tuviese un culito como ese, bien formado y respingón. Y puso su mano izquierda sobre la espalda de Silvia y comenzó a bajar hasta su culo, entonces lo acarició y le dio una palmadita. Con el sonido de la palmada Laura levantó la cabeza y sonrió.

¿Qué estaba haciendo Cris?¿Era eso normal entre compañeras? Me pregunté. Y enseguida comprobé que no era nada normal, que mi vecinita era una "tortillera" y que había mantenido en secreto sus preferencias sexuales de una forma casi perfecta. Si no hubiera sido por la mirada indiscreta de su vecino, que estaba al otro lado de la ventana pajeándose bien a gusto y tan excitado que no tardó nada en correrse.

Tras la palmadita, que debió ser una señal para que comenzaran los juegos, Laura se lavantó y apagó la luz de la habitación, pero dejó encendida la del pasillo. No era tan intensa como la otra pero me permitió que continuara viendo, ya no con tanta claridad, pero si lo que estaban haciendo.

Laura entró y se quitó la camiseta y el pantalón, mientras Silvia se incorporaba y pasaba su brazo por la cintura de Cris que tras ese gestó agachó la cabeza y besó la besó en la boca mientras se ponía frente a ella. Acarició su espalda y bajó hasta sobarle el culo. La iba empujando hacia la cama y cayeron las dos juntas sobre ella al llegar al borde. Mientras, Laura ya se había quitado toda su ropa interior y estaba completamente desnuda y de rodillas sobre la cama de matrimonio de los padres de Cris. Se puso a cuatro patas y agachó para besar la espalda de Cris que estaba abrazando a Silvia mientras sus bocas no se separaban. Levantó la mano y agarró uno de los tremendos pechos de Laura, le pellizcó el pezón y comenzó a bajar hasta su chochito. Paró de besar a Silvia en la boca y le dio se tumbó boca arriba y estiró los brazos para que Laura le quitara la camiseta que aún llevaba puesta. Silvia se había acostado de lado con el codo apoyado sobre la cama y la cabeza sobre la palma de su mano, mientras que la otra buscaba dentro del tanga de Cris. Y por lo visto encontró lo que buscaba porque Cris separó la piernas de forma instintiva.

Yo seguí mirando, pero por mi cabeza comenzaron a pasar las fantasías más calientes que podía imaginar sobre mi vecinita y sus amigas. Parecía que no era la primera vez que lo hacían y se lo estaban pasando de muerte.

Una vez que quedaron al descubierto los pechos de Cris, Silvia comenzó a lamerlos, mientras que Laura bajó su cabeza y besó la besó.

Cris tiró de los brazos de la morenita y situó el chochito de su amiga sobre su boca y comenzó a comérselo. Debía hacerlo bien porque Laura no hacía otra cosa que estremecerse, se cogía los pechos con las manos y los apretaba mientras abría la boca. Poco después se inclinó sobre la cama y apoyó las manos sobre los costados de Cris.

Silvia se había bajado de la cama y comenzó a bajarle el tanga para poder hacerle a Cris lo mismo.

Así estuvieron durante varios minutos. Lo suficiente como para que mi polla se pusiera otra vez tiesa como un mástil. Me excitaba la idea de que a mi vecina le gustaran las chicas tanto como a mi. Y me pasó por la cabeza proponerle una orgía, sobre todo con Silvia, que realmente me gustaba, y más ahora que me provocaban un morbo increíble. Mi misión a partir de ahora sería cepillarme a aquellas tres nenitas, más tarde o más temprano...pero eso ya os lo contaré otro día.