Mi Vecina María
Placeres con mi vecina María.
Hace unos días cuado volvía a casa ya entrada la noche después de haber salido un poco con unos amigos más o menos sobre las 4 de la madrugada, fui abrir la puerta del garaje y pude ver en su coche llamando por teléfono y con cara de preocupación a mi vecina María. Me acerqué, bajé la ventanilla y le pregunté si sucedía algo. Ella me comentó que había perdido las llaves y no había nadie en su casa ya que sus padres se habían ido todo el fin de semana fuera y estaba llamando a alguna amiga para irse a dormir a su casa pero que debían estar todas ya durmiendo. Yo, como buen vecino le ofrecí que entrase en mi casa para seguir llamando o para quedarse a pasar la noche, también estaba sólo y no iba dejar a esta chica tan guapa allí sola.
Ella aceptó. He de decir que nuca habíamos pasado de un saludo entre los dos cuando nos habíamos cruzado, pero que también esperaba durante mucho tiempo que llegase el día en que pudiésemos pasar de ese hola con sonrisa simpática.
Como no logró hablar con nadie se quedo en mi casa al final, estuvimos hablando un momento de donde habíamos estado cada uno, ella venía de una fiesta de cumpleaños de una amiga y se le notaba que había bebido unas copas de más por lo que enseguida se fue a dormir por lo cansada que estaba. Le acompañe hasta la cama donde podía acostarse y le di una camiseta mía, porque con la minifalda negra y top blanco que llevaba no le iba ser muy cómodo el dormir. Tras unas palabras de agradecimiento suyo y un buenas noches, subí hasta mi cuarto. Mientras estaba tumbado en la cama, pensaba de todo. Hubo un momento que estuve apunto de ir y acostarme con ella, pero el miedo a quedar mal y un enfado suyo hizo que me quedase dándole vueltas a mi cabeza y que me costase bastante conciliar el sueño. Creo que hasta las 7 no lo pude hacer por lo que ella se despertó antes que yo. Subió a despertarme, se sentó en el borde de mi cama y sin darnos cuenta empezamos una alegre y amena conversación sobre nuestras vidas en la que me dijo entre otras cosas que era profesora de aeróbic de un gimnasio al que iba por las tardes y que por la mañanas estaba aprendiendo a dar majases terapéuticos en el mismo centro para luego combinarlo con las clases y ganar un poco más de dinero.
Yo me inventé que hacía un poco de tiempo que tenía un pequeño dolor en el cuello, se lo conté y ella empezó a tocármelo, me comentó que lo tenía bastante cargado y que bueno me daría un pequeño masaje a ver si mejoraba.
Le ofrecí muy naturalmente que se metiese en la cama conmigo porque pensaba que pudiese tener algo de frío al estar sólo con la camiseta, ya digo que con toda naturalidad. Al retirar las sabanas y el edredón se quedo un poco parada al tener yo solo unos slip debajo, pero vio normal que un chico pudiese acostarse así y se metió conmigo.
La escena era para tirarse encima de ella (una chica guapa, rubia, que destacaba su cuerpo normalito con unas tetas grandes y muy bien puestas) sin pensarlo, pero bueno me comporté y deje que con una mano estando enfrente mío masajease mi cuello a la vez que seguíamos hablando.
Pasado un rato me preguntó que si había mejorado algo mi cuello, le contesté que la práctica de lo aprendido en el curso había sido muy buena y que yo terapéutico no sabía pero que bueno me habían dicho que tenía unas manos muy buenas. No le propuse, simplemente empecé acariciar con las yemas de mis dedos su espalda, su cuello, su pelo. Con un poco de confianza que fui ganando, metí mi mano por debajo de su camiseta, con una sonrisa picarona me dijo que le encantaba la suavidad de mis caricias.
Ella también empezó a tocarme por todo el cuerpo y así estuvimos durante un tiempo, no nos estábamos enrollando, pero nos estábamos excitando mucho con ese juego de manos. Ninguno quería empezar a besar al otro, pero suspirábamos de placer. Nos pegamos los dos, uno frente a otro, parecíamos uno solo, sus tetas apretadas a mi pecho, seguíamos tocándonos la espalda, puse mi mano en su culo y la apreté hacía mi, me dijo que quería sentirme más, que quería seguir así pero con los cuerpos totalmente desnudos con lo que bajo su mano y tiró hasta las rodillas de la única prenda que llevaba, luego los terminó de quitar con su pie. Luego se tumbo sobre la cama abriendo sus brazos y piernas, poniéndome a disposición todo su cuerpo para que lo desnudase. Rápidamente volvimos a fundirnos en un gran abrazo, en el que cada uno pudo notar la erección de las partes del otro.
Estando ella encima de mí continuamos el juego de caricias iniciado antes, pero esta vez con mis dos manos masajeaba fuertemente su bonito traserito, le cogía los cachetes y los movía a buen ritmo de arriba abajo y de abajo arriba. En un impulso de esos movimientos mi polla entro de golpe por su cochito, lo que hizo que al sentirlo surgiese un gran suspiro en ella. Se notaba que estaba disfrutando y que la quería toda para ella, entonces tomando ella el mando y la dirección empezó a moverse como un ángel, alternaba ritmos rápidos con lentos así como frenadas en seco para sentirse totalmente penetrada, a la vez me miraba con cara de cachonda y me besaba apasionadamente. Sabía como mover su lengua, como sacarme el máximo placer de mis labios, mi cuello, mi pecho. Cambiamos de posición, esta vez estando ella boca arriba y debajo mío, puse sus piernas en mis hombros para poder entrar lo máximo posible en ella. Esto acompañado de que nos movíamos como locos, con desesperación, nos hizo llegar rápidamente al orgasmo. Cuando iba hacerlo yo, como no llevaba preservativo y ella me dijo que no lo hiciese dentro de ella, me vacié con tres grandes chorros sobre sus grandes tetas.
Continuemos besándonos sobre la cama, había sido una follada buenísima pero no teníamos bastante, queríamos más. Mientras recuperaba mi erección, por su puesto costó un poco, me dispuse a que María gozase con los placeres que podía darle mi lengua. Comencé besándole el cuello, bajé hasta sus pezones, en donde me detuve un gran rato, besaba uno, otro, juntaba las dos tetas para hacerlo en los dos a la vez, se los mordía. Luego descendí hasta su sabrosísima fuente de jugos, la contemple y pude ver lo bonita que estaba, prácticamente depilada. Mientras yo le hacía disfrutar besando, lamiendo, mordiendo su clítoris a la vez metía uno de mis dedos por su culito, ella acariciaba mi pelo, se retorcía de placer, gemía sin preocuparse quien pudiese estar escuchándole, hasta que con una especie de pequeños espasmos pude apreciar como se corría en mi. Yo ya estaba preparado otra vez, me miró fijamente a los ojos y me dijo: "ahora te vas a enterar".
A sus palabras le siguió un empujón, para comenzar a darme la chupada mejor de toda vida, y dudo que pueda tener una mejor que esa. Con una mano agarraba los huevos, con otra me la apretaba, con la boca me la succionaba, primero la parte de abajo y luego la cabeza, mientras me miraba a los ojos fijamente para ver mi cara de satisfacción por lo que estaba disfrutando. Tuve que pedirle que parase, para no correrme. Cuando paró de darme tanto placer, la coloque a cuatro patas sobre la cama, y le di golpecitos sobre su chochito, continué rozándole con mi polla fuertemente empalmada hasta que se la introduje. Mientras la penetraba le agarraba y sobaba fuertemente las tetas, también le metía los dedos en la boca para que los chupase. No sabéis como se movía esta chica, o mejor dicho esta diosa del sexo.
Lo mejor fue cuando me pidió que la quería en su culo, por lo que estuve encantado de complacer sus deseos. Sus gritos de placer me pusieron a 100, luego siguió gritando "me corro" "me corro" "me corro", cosa que hizo que me pusiera a 1000 y también que me corriese al momento dentro de ese culazo.
Una vez que terminamos, descansamos y desayunamos, ella logró contactar con unos familiares que tenían llaves. Nos despedimos con un besazo y se fue viéndola salir unos vecinos por lo que durante unos días fuimos el cotilleo de la urbanización, cosa que no me importó para nada.