Mi vecina Mari. Viernes noche en su casa. (Parte 3

Continúa mi aventura con mí y rolliza madurita vecina.

Antes de nada pedir disculpas a los que esperabais esta tercera parte por la tardanza. Siento la espera, pero a veces me es muy difícil encontrar el tiempo que merecéis.

Gracias por vuestra paciencia y espero que disfrutéis de esta tercera parte.

Era viernes noche y los viernes por la noche, con mi edad, lo que más apetece es salir de fiesta.

-Ya me voy.

-¿Tan pronto? ¿No cenas?

  • Hemos quedado para cenar unos kebabs en casa de Mario antes de salir.

-¡Qué bien te lo montas!, ¿Y esa bolsa?

-El mando de la Play y unos juegos, así nos viciamos un rato mientras hacemos hora. ¡Qué preguntona!

-Anda, dile adiós a tu padre.

-Adiós Papa, te cojo las llaves del coche- Dije en voz alta desde el recibidor guiñando el ojo a mi madre.

-Ni en tus sueños- Contestó él con voz plana y sin apartar la vista del televisor.

-¡Yo también te quiero Papa!

-Vale…- Una única palabra y la misma voz plana y gesto impertérrito.

-De verdad, ¡Vaya dos idiotas estáis hechos! Solo lo hacéis para fastidiarme- Dijo mi madre divertida ante nuestra conversación de escaso valor emocional.

-Bueno me voy Mamá.

-Anda dame un beso- Ofreciéndome su mejilla y recibiéndolo- Y tened cuidado con lo que hacéis.

-Que sí Mamá

-¿Vendrás muy tarde?- Preguntó desde la puerta.

-A las seis o así, supongo- Conteste bajando ya el primer escalón.

-Bueno, si pasa algo llama.

-Que sí Mama, que ya tengo veinte años- Conteste otra vez a medio tramo de escalera.

-Vale, adiós hijo.

La puerta de casa se cerró cuando ya llegaba al rellano de quinto. Comencé y bajar el siguiente tramo de escalera y antes de llegar al cuarto me detuve, mire arriba y abajo asegurándome de que no hubiese nadie y lentamente volví a subir al rellano del quinto.

Me movía como en una película de espías con movimientos lentos y silenciosos, llegue a la puerta de Mari y llame al timbre. El sonido me pareció de lo más escandaloso y apunto estuve de salir huyendo por miedo a que alguien me viese.

La puerta se abrió escondiéndose su propietaria tras ella por lo que solo el pasillo apareció ante mí. Entre rápidamente y Mari cerró la puerta sujetando el pestillo para no hacer ruido.

-Buenas noches Mari- Dije mientras me giraba para situarme frente a ella, que con una gran sonrisa se mordía sensualmente el labio inferior mientras sujetaba la puerta apoyando la espalda contra esta.

-Buenas noches precioso, ya eres mío, estas atrapado y no podrás escapar jaja. Llevo esperando este momento desde el otro día.

-No tengo la menor intención de escaparme de ti- Le conteste mirándola de arriba abajo boquiabierto.

Sin duda Mari se había vestido para la ocasión, llevaba puesto un camisón negro de seda que no le llegaba ni a medio muslo y cuyos tirantes facilitaban la exhibición de sus gloriosas pechos que a duras penas conseguía retener un sujetador igualmente negro.  Unos zapatos de tacón a juego  y un ligero maquillaje completaban el look que Mari había preparado para aquella ocasión.

-Joder Mari. ¡Estas guapísima!

-¿Te gusto?- Pregunto risueña avanzando un par de pasos y levantando sus brazos en forma de V  dio una vuelta sobre si misma exhibiéndose.

-Buufff estás espectacular y así con los brazos levantados más espectacular todavía- Conteste mirando en dirección a su entrepierna.

Al levantar los brazos el camisón se había subido lo suficiente como para dejarme ver que Mari no llevaba bragas, pues parte de su pelambrera había quedado al descubierto. Al comprender la situación Mari se sonrojo levemente y bajo de inmediato los brazos.

-Anda aprovechado, ven aquí y dame un beso- Dijo avanzando hacia mí y juntando sus manos tras mi cuello estiro arrastrándome hacia ella para fundirnos ambos en un cálido y húmedo beso.

Mis manos rodearon su cintura y bajaron a hasta su culo que apreté con ansias mientras nuestras leguas jugaban en un mar de saliva.

-Quieto león,  deja algo para después.

Se separó de mí haciendo uso de toda su fuerza y risueña como siempre me tomo de la mano para guiarme por el pasillo camino del comedor mientras yo perdía detalle del contoneo de su regordete cuerpo.

-Espero que tengas hambre, he preparado algo de cenar.

-No tenías que haberte molestado.

-Pero si no es molestia, además tienes que coger fuerzas y yo también quiero comer algo. Por cierto, ¿Qué es lo que llevas en esa bolsa?

-Eh, es una sorpresa para más tarde.

-Cuanto misterio. Anda siéntate a la mesa que voy a buscar el vino a la cocina.

En efecto sobre la mesa del comedor estaban dispuestos algunos platos. Se trataba de una cena de picoteo, jamón ibérico, una tabla de quesos, aceitunas y algún plato más de pica pica componían el menú para aquella noche. Una vela encendida en el centro de la mesa intentaba dar un carácter íntimo al salón y  dos grandes copas de vino esperaban que la anfitriona las llenase con el caldo que había ido a buscar.

-Mari, ¿No querrás emborracharme con el vino?- Le dije mientras se acercaba a la mesa con la botella.

-Calla tonto y aprovecha para emborracharme tú a mí- Contesto guiñándome un ojo.

Mari lleno ambas copas y cogiendo la suya la levanto hacia mí.

-Chin chin- Dijo

-Por nosotros- Conteste, brindando con mi copa que choco contra la suya.

-Por los amantes- Añadió y acercando su copa a la tomo un gran sorbo.

-Espero que te guste lo que he preparado, es todo de la mejor calidad.

-Es perfecto Mari, pero lo mejor me lo reservo para el postre- Le dije llevándome una loncha de jamón a la boca.

-Jajaja, eso habrá que verlo.

Durante la cena las copas se llenaron varias veces y las indirectas o directas de contenido sexual  fueron constantes. El rostro de Mari acuso los efectos del vino mostrando sus mofletes un tono colorado y mi cara no debía mostrarse muy diferente ya que notaba le calor de la sangre agolpándose en mi rostro.

-¿Qué te parece si pasamos a los postres primor?- Dijo Mari y sin esperar respuesta marcho camino de la cocina.

-¿También hay postre?

-Por supuesto, ¿Que pensabas? En esta casa el menú es completo. Contestó desde la cocina.

-¿Y que tenemos de postre?

-El postre eres tú tonto- Contestó de vuelta y con un bote en una mano y ofreciéndome la otra añadió –Ven.

Tome su mano y como un resorte me levante de la silla para acompañarla hasta su dormitorio.

Al llegar a la habitación ella tiro el bote que llevaba en la mano a la cama y situándome junto a la cama comenzó a desabrochar mi camisa y a besar mi pecho a medida que este aparecía al soltarse los botones. Termino de quitarme la camisa y la arrojo a un lado de la cama mientras yo intentaba sobar su voluptuoso cuerpo a placer.

-Pórtate bien y estate quieto, ja ja, me haces cosquillas.

-Es difícil resistirse Mari.

-Se paciente y espera mi niño, luego será tu turno.

Aflojo mi cinturón y tras desabrochar el pantalón lo bajo de una con los calzoncillos cayendo estos a mis tobillos con lo que mi polla salió disparada como un resorte a saludarla impactando contra su barriga por la diferencia de alturas.

-Me encanta que estés siempre dispuesto para mi cariño.

Dijo este mirando hacia mi cara con gesto sensual a la vez que su mano rodeo mi miembro apretándolo fuertemente para tantear la fuerza de mi erección.

-Joder, como me pones Mari.

-Y todavía no sabes lo que te espera  jaja.

Se rio con una carcajada y soltando mi pene apoyó ambas manos en mi pecho para empujarme y hacerme caer de espaldas sobre la cama. Ella me acompaño enseguida gateando por el lecho y al llegar a la altura de mi miembro lo tomo con su mano por la base y mirando en dirección a mí cara me beso el capullo.

-Veras que bien, seguro que esto no te la han hecho nunca precioso.

Mari busco con su mano el bote que había traído desde la cocina y que hasta ahora yo había pensado era de nata montada, pero cuando abrió el bote y lo apretó entre sus manos lo que comenzó a caer sobre mi polla fue un viscoso sirope de chocolate que la lentamente comenzó a resbalar por ella cubriéndola.

-Las buenas porras se mojan en chocolate mi niño- Dijo ella con cara de golosa mientras movía el bote haciendo que el sirope se esparciese por mi pubis y mis testículos.

Tras embadurnar mi sexo con todo el chocolate que ella considero oportuno dejo el bote a un lado y boquiabierto contemplé como abriendo la boca engulló parte de mi polla y abrazándola con sus labios retrocedió hacia atrás llevándose parte del sirope.

-Ummm que rico- dijo y sacando su lengua comenzó a lamer mis testículos limpiándolos poco a poco.

Yo no tenía palabras para aquello, al contrario de lo que hubiera pasado con la nata el viscoso sirope era mucho más persistente y no quedaba totalmente limpio a la primera pasado con lo que sus chupetones y lengüetazos se repetían por doquier en su afán de dejar mi sexo totalmente limpio.

Yo, clavado sobre mis codos y con las piernas abiertas, contemplaba como Mari comía de forma  golosa mi polla sustituyendo el chocolate por su igualmente viscosa saliva. Relamía con avidez los restos de sirope de sus labios antes de volver a abalanzarse con avidez sobre mi verga convertida para ella en el más dulce de los postres.

-Ufff Mari, si sigues así voy a terminar de completar tu postre con algo de nata batida, joder que rico lo que me haces.

Retrocedió sobre mi polla sorbiendo fuertemente  con sus labios hasta sacársela de la boca y mirándome con cara de deseo mientras sujetaba mi miembro por su base contestó:

-Sí, vamos dame tu leche, me encanta el chocolate con nata, dámela toda, dame mi postre.

Volvió a engullir mi polla de un solo golpe hasta la base y tras aguantar unos segundos retrocedió para continuar con una soberbia mamada en la que no se guardaba nada. Cada vez que su boca bajaba por el tronco lo hacía imprimiendo un leve giro, mientras sus labios no dejaban de succionar con fuerza y su lengua hacia diabluras con mi glande. Era una delicia ver como la saliva se deslizaba por mi polla, pubis y testículos abajo, así como esta escapaba por la comisura de sus labios.

-Ufff, me corro Mari me corro.

La primera y copiosa descarga de la noche llego rápido, quizás fuese por la espectacular mamada o quizás por el permanente estado de excitación en el que llevaba desde nuestro primer encuentro, pero el caso es que en escasos minutos me deshice en la boca de Mari, quien al sentir como mi cuerpo se contraía con la llegada del orgasmo se metió la polla tanto como pudo en la boca para recibir mi corrida.

-Aaahh, joder Mari, me corro me corro.

Gemí, gemí como nunca pensé que pudiera hacerlo mientras ella recibía gustosamente los chorros de semen que brotaban de mi polla. Cuando finalmente mi orgasmo llego a su fin Mari se retiró lentamente recogiendo con sus labios todo resto de corrida de mi polla y al abandonar esta se alzó victoriosa. De rodillas frente a mí y con una gran sonrisa en sus ojos abrió su boca y sacando su lengua me enseño el semen en su boca durante unos segundos antes de volver a cerrarla y tragar.

-Mmmm, este es el mejor postre que he probado en mi vida- Me dijo, y volvió a mostrarme su boca abierta ya sin restos de la reciente corrida.

-Joder, Mari, la de películas que tú has visto- Se me ocurrió decir.

-Ja ja ja.

Mientras se reía a carcajadas avanzo a gatas por la cama con piernas y brazos a ambos lados de mi cuerpo y al llegar a la altura de mi boca se abalanzó sobre ella para devorarla. Al contrario del o que siempre hubiera pensado la recibí con gran placer a pesar de que podía sentir el sabor amargo de mi semen en su boca mientras restregaba su peludo coño contra mi polla que había perdido parte de la rigidez que mostraba apenas hacia unos segundos.

-Espero que tú amiguito vuelva a estar pronto en forma para mí- Dijo abandonando mi boca e irguiéndose sobre sus rodillas miró hacia abajo de forma dominante.

-Jaja seguro que con tu ayuda lo consigue  más pronto que tarde.

-¿Sí? Pues a ver si puedo hacer algo para ayudarlo.

Cogió su camisón y tirando hacia arriba se lo quito sacándoselo por la cabeza. Su vientre abultado quedo al descubierto, acto seguido llevó las manos a su espalda y soltando los corchetes del sujetador sin tirantes lo dejo caer liberando sus grandes pechos. Con sus abundantes carnes de blanco y montada a horcajadas sobre mi parecía toda una Valkiria.

-Toma, come y coge fuerzas mi niño- Dijo inclinándose hacia delante de forma que sus enormes tetas colgaron a escasos centímetros de mi boca.

No dudé en lanzarme a por ellas y chuparlas como un desesperado. Las lamia intentando atrapar sus pezones entre mis labios mientras ella se a carcajada limpia se movía haciendo que se balanceasen ante mí.

-Ja ja ja, venga niño que se te escapan.

Las sujeté con mis manos y por fin pude succionar sus pezones a placer, en  pocos segundos sus tetas quedaron cubiertas por mi saliva mostrándose brillantes y resbaladizas.

-Así chupa bien bebe, chupa para que crezcas sano y fuerte.

Por aquel entonces mi polla volvía a cobrar vigor apoyándose descarada contra la frondosa entrepierna de  Mari, quien al notarla puyando contra su sexo la tomo con una mano y la apunto directamente al interior de su húmeda cueva.

Fue entonces, ante la inminente penetración, cuando recordé que yo también quería efectuar mi jueguecito y que había venido preparado para ello.

-Uffff, espera Mari- Dije con mi capullo ya entre sus labios vaginales- Yo también quiero hacerte a  ti algo especial.

-¿Algo especial? ¿En qué andas pensando Javi?

-Jaja, es una sorpresa, ya lo veras.

-No sé yo si me van a gustar a mí tus sorpresas.

-Verás como sí- Y dándole un cachete en el culazo añadí- Levanta por favor.

Marí se apartó con cara poco convencida y yo con la polla totalmente empalmada me levante de la cama.

-Por favor túmbate en la cama.

-¿Que estas tramando bribón?- Preguntó mientras se tumbaba en la cama.

-Ya te he dicho que es una sorpresa, tú déjate hacer- Conteste guiñándola un ojo.

Cogí su camisón, caído junto a la cama, y estirándolo a lo largo lo juzgue acto para  mi propósito.

-Voy a vendarte los ojos Mari-

-¿Vendarme los ojos? Creo que no me gusta este juego nene- protestó ella mientras yo sin hacerle el menor caso llevaba a cabo mi plan.

-Sssss, no tienes elección. Tranquila, verás que no es nada malo.

Muy suavemente anude el camisón a su cabeza negándole la visión. Mari estaba totalmente desnuda en su cama, con las piernas ligeramente abiertas y sus enormes pechos colgando hacia los lados para mí sin poder ver ni imaginar cual era mi propósito.

-Muy bien Mari, así me gusta que me hagas caso. Ahora espérame unos minutos que voy a buscar algo. No se vale mirar, así que no me seas tramposa ¿vale?

Tan rápido como pude deambulé por la casa, totalmente desnudo y empalmado, en busca del material que necesitaba. En el baño conseguí un par de toallas grandes y gel de ducha, tras buscar por la cocina y el lavadero encontré un pequeño barreño de color rojo que me pareció perfecto y el cual llene hasta la mitad con agua caliente. Por último en el salón me hice con la bolsa que había traído de casa y en un par de viajes lo lleve todo a la habitación.

-¿Ya tienes lo que buscabas? Preguntó Mari al notarme de vuelta.

-Estoy listo y apunto, ahora  debes dejarte hacer sin rechistar. Para empezar  quiero que levantes tu culo de la cama.

-¡Estás loco! ¿Así?-

-Sí justo así, perfecto.

Doblando las rodillas y haciendo fuerza sobre pies y codos consiguió levantar lo suficiente su trasero como para permitirme extender una de las toallas bajo este y hacerla llegar hasta prácticamente sus rodillas.

-Ya puedes bajar guapa.

-¿Que me has puesto?

-Una toalla, es para no ensuciar demasiado.

-¿Ensuciar? ¿Qué piensas hacerme guarrete?

-Paciencia,  que ya estamos llegando.

Llevé mi mano a su entrepierna y acaricie su espesa mata de vello, ella se encogió ligeramente al notar el inesperado contacto, la humedad de su sexo se notaba perfectamente en la cercanía de sus labios vaginales.

-Umm, que gusto.- Dijo ella mientras la yemas de mis dedos se deslizaban sobre su raja sorteando sus ensortijados vellos.

Estaba realmente excitada y se podía percibir claramente tanto en la humedad que destilaba su sexo como en la erección de sus grandes pezones que subían y bajaban con cada respiración. Separé sus muslos y hundí mi cara en su entrepierna  para aspirar fuertemente el aroma a sexo que desprendía su conejo, ella llevo su mano hasta mi cabeza y la apretó contra si mientras yo movía mi cara a un lado y a otro restregándome contra su inmenso coño.

-Sí nene, cómeme el coño, cómeme toda.

Pero mi intención no era comerle el coño todavía, sino más bien guardar un recuerdo de este antes cumplir mi plan. Para su sorpresa aparte su mano de mi cabeza  me retiré de su entrepierna.

-Pienso comerte este pedazo de coño que tienes Mari, pero será en unos minutos.

Tras buscar brevemente en la bolsa que había traído de casa, saque la maquina corta pelo y sin más le di al botón de encendido. La máquina comenzó a zumbar y Mari dio un respingo sobre la cama.

-¿Qué eso? ¿No será un consolador de esos a pilas?

-Ja ja ja- Reí divertido al comprobar que estaba tan perdida- No Mari, no es ningún consolador. ¿No tiene suficiente con mi polla?

-Tengo más que suficiente con tu polla mi niño.

-Entonces confía en mí y simplemente separa tus muslos.

Sin rechistar se abrió de piernas dejándome total acceso a su todavía peludo coño.  Llevé la maquina hasta él y con cuidado comencé a deslizarla por su pubis cortando el vello prácticamente al cero. Mari respondió con leve escalofrió y enseguida dijo:

-Ahora entiendo cabroncete. No te gusta mi chocho peludo, lo quieres bien pelado como el de las niñas de ahora jaja.

-Me encanta tu coño peludo Mari, pero en la variedad está el gusto y hoy lo quiero sin un pelo.

-Haces conmigo lo que quieres Javi. Ja ja ja, me haces cosquillas.

La máquina continuaba zumbando por su entrepierna mientras el vello cortado caía en la toalla hábilmente colocada a tal efecto. El vello de su pubis desapareció en pocos segundos, pero al llegar a los alrededores de sus labios vaginales baje el ritmo para adaptarme al contorno y los recovecos de su gran coño. Mientras con una mano alisaba su chocho estirándolo a fin de ofrecer una buena superficie para el corte, con la otra pasaba la maquina delicadamente avanzando todo el trabajo que me era posible.

En unos minutos había llegado tan lejos como me fue posible con la máquina. Sin duda los acabados finales requerían de una herramienta de mayor precisión.

-¿Ya está?- Preguntó Mari al dejar de oír el zumbido de la máquina.

-No, ahora falta el toque final, pero tu coño ya se ve precioso.

-Ja ja ja, no creo. Con el pedazo chocho que yo tengo y sin un pelo, como el de una muñeca. Yo no soy una chiquilla de veinte o treinta años nene.

-Claro que no lo eres, tú tienes mucho más sabor jeje.

Sumergí mi mano en el barreño de agua tibia y lleve mi mano mojada a su coño humedeciendo su piel por completo. Luego deposite algo de gel de ducha en la palma de mi mano para luego comenzar a restregarlo en el sexo de Mari.

-Umm, eso se siente muy bien Javi.

-Solo disfruta, te voy a dejar el coño tan suave como no lo has tenido nunca.

Mi mano se deslizaba por su sexo creando una fina capa de lubricante resultante de la mezcla del agua con el gel de ducha. Mis dedos se movían por su raja, cuyos labios estaban cada vez más hinchados al igual que su clítoris que asomaba voluminoso entre estos. Disfruté masajeando su chocho, que se encontraba ahora tan húmedo por fuera como por dentro, y deje que mi dedo corazón se escurriese varias veces entre sus labios vaginales  llegando al interior de su sexo mientras Mari dejaba escapar multitud de pequeños gemidos de sus labios.

Una vez me pareció que el chochazo de Mari estaba suficientemente lubricado me hice con la maquinilla de afeitar que también había traído de casa y tras sumergirla unos segundos en el agua comencé a deslizarla por su conejo dejándolo infinitamente suave tras cada pasada.

Conseguir eliminar todos y cada uno de los vellos no fue tarea tan sencilla como pudiera parecer. Tuve que ayudarme  de mi mano izquierda para conseguir  crear un camino por el que la cuchilla pudiese pasar sin riesgo a la vez que dejando el resultado deseado y en este ejercicio mis dedos exploraron cada uno de los rincones y recovecos del resbaladizo coño que Mari, completamente abierta de piernas, me ofrecía.

-Bueno, creo que esto ya está. Déjame aclarártelo un poco.

-¿Ya? Qué lástima, con lo que me estaba gustando.

Sumergí mis manos en el barreño y cogiendo algo de agua entre ellas la deje caer sobre su coño, restregué un poco para enjuagarlo bien y con la otra toalla lo seque bien eliminado todo resto de vello y jabón. Por ultimo pedí a Mari que volviese a levantar su trasero y haciendo un ovillo con las toallas las retire llevándome con ellas todo el vello eliminado.

-¡Listo! Puedes destaparte los ojos.

Mari se quitó su camisón de la cara clavándose de codos levanto ligeramente su cabeza para mirar hacia adelante.

-Ja ja  ja, que cosa más mona, parece el chocho una muñeca.

-Ha quedado la mar de suave.- Le contesté sonriendo.

Llevo una de sus manos hasta si coño y las deslizo sintiendo una nueva suavidad hasta entonces desconocida por ella.

-Uy que gusto, es verdad.

Entonces Mari abrió sus piernas tanto como pudo y con los dedos de su mano separo los labios de su coño mostrando un interior sonrojado y muy mojado, me miró con auténtica de vició y pregunto:

-¿Entonces ahora sí? ¿Ahora sí puedes comerme el coño de una vez mi rey?

No la hice esperar y me lance a por él. Sacando la lengua tanto como pude la deslice de abajo hacia arriba recorriendo su raja y saboreando el jugoso caldo que brotaba de su coño. Al llegar a su hinchado clítoris comencé a lamerlo de forma rápida mientras  con dos dedos empecé a penetrarla explorando todos los pliegues y recovecos de su sexo.

-¡Sííí! ¡Que gusto joder! Cómeme el coño así, no pares, como necesitaba sentir tu lengua hundiéndose en mi raja.

Mari decía esto mientras empujaba mi cabeza contra su coño inundando todos mis sentidos. Una vez comprobó que le comía el chocho con fruición y sin necesidad de indicarme el camino soltó mi cabeza y llevo sus manos hasta sus grandes tetas para comenzar a sobarlas y pellizcarlas mientras yo me dedicaba a beber del charco en que se había convertido su coño. Yo por mi parte devoraba su coño hundiendo nariz y boca en él y solo cuando necesitaba tomar aire lo abandonaba dedicándome entonces  a lamer su clítoris mientras recobraba el aliento.

-Joder, sigue así niño, que gusto ummm, sigue comiéndome el coño que vas a hacer que me corra, no pares.

Al oír sus palabras acelere el ritmo de mis lamidas e introduje un tercer y un cuarto dedo en su coño comenzando a follarla con un ritmo frenético de mi mano mientras ella gemía y resoplaba de placer.

-Aghh, para nene, ummm, para que me meo de gusto, ¡PARAAA!

Por supuesto no la hice ningún y en cuanto note que su cuerpo se tensaba  apreté mi cara contra su coño justo a tiempo para recibir un primer chorro de líquido en la boca mientras sus músculos se apretaban incontroladamente contra los dedos de mi mano.  Al primer chorro le siguieron varios más, cortos y potentes que salpicaron contra mi cara para caer luego en las sabanas empapándolas.

-Ayy, para por favor, para que me matas de gusto.

Disfruté de su corrida tanto como ella y cuando finalmente sus contracciones cesaron, indicando que el orgasmo llegaba a su fin, bese suavemente su coño y coloque la palma de mi mano sobre este intentando dar algo de alivio a su castigado sexo.

-Buff, joderrrr. ¡Qué barbaridad! Me he meado encima bufff, mira como lo he puesto todo, que vergüenza bufff-  Dijo entre bufidos intentando recuperar el aliento.

-¿Por qué te avergüenzas? Ha sido delicioso.

-¿Eso crees?  Ven aquí y bésame.

Al igual que antes lo había hecho ella, está vez fui yo quien gatee por la cama con brazos y piernas  a cada lado de su cuerpo y al llegar a la altura de su cara nuestras bocas se encontraron en un beso húmedo y largo mientras mi polla se rozaba contra su, ahora lampiño, coño.

Mari llevó su mano hasta mi polla y tomándola con esta comenzó a restregarla por su raja humedeciendo mi capullo.

-Ufff, me muero por estar dentro de ti Mari.

-Sí, mi rey, ha llegado el momento de que me llenes con esa polla tan preciosa que tienes, pera va a ser la tita Mari quien dirija.

Diciendo esto me dio un último beso y empujándome a un lado rodo sobre su cuerpo hasta cambiar las tornas y ser ella quien estaba situada ahora encima de mí con sus gigantes teta colgando frente a mi cara.

-Trae aquí esa polla tan deliciosa- Dijo a la vez que cogiéndola con la mano la restregaba contra su coño y la apuntaba directa a la entrada de este.

Entonces, lentamente y con los ojos cerrados en un gesto de concentración, dejo caer su pesado cuerpo ensartándose mi verga por completo quedando sentada sobre mí.

-Joder Mari, que gusto, que caliente y húmedo t u coño.

Lentamente comenzó a  cabalgar sobre mi polla y en pocos segundos el ritmo era suficientemente intenso como para que sus generosos pechos botasen arriba y abajo de forma prácticamente hipnótica.

Lance mis manos hacia ellos intentando agarrarlos, pero ella me las sujeto y entrelazando sus dedos con los míos las uso como riendas de su montura.

Sentir su peso sobre mi cuerpo mientras mi polla chapoteaba en su coño se convirtió en algo realmente delicioso. Cuando finalmente ella considero oportuno se inclinó hacia adelante con lo que sus colgantes tetas quedaron al alcance de mi boca que rápidamente se dispuso a manar de sus pezones mientras ella rodeándome con sus brazos me susurro al oído.

-Quiero que me llenes el coño de leche ahora.

La nueva postura me permitió ser yo quien ahora marcase el ritmo de la follada y envalentonado por sus palabras comencé a penetrarla con un ritmo frenético sin otro objetico que correrme en sus entrañas mientras chupaba y lamía sus gloriosas tetas.

-Joderrrr, voy a correrme en tu coño Mari, voy a llenarte de leche justo como tú quieres.

-Sí, hazlo inúndame el coño con tu leche mmm.

-Ummm, me corro, me corro- Los chorros de leche comenzaron a brotar de mi polla estallando contra las paredes de su coño mientras las paredes de su sexo se apretaban en espasmos contra está.

Casi me ahogo entre sus tetas mientras me vaciaba en su interior y  cuando finalmente recobramos el control de nuestros cuerpos ella descabalgó tumbándose en la cama junto a mí mientras ambos recobrábamos el aliento.

Aquel fue solo el primer polvo de la noche.

Horas más tarde cuando sobre las ocho de la mañana abría la puerta  de casa mi madrugadora madre me pregunto:

-¿Qué tal se ha dado la noche?

-No se ha dado mal, no se ha dado mal Mamá- Si tú supieras- Pensé para mí.

FIN