Mi vecina la mujer del mecánico
Hacia tiempo que ella me miraba de una forma especial pero nunca nos habíamos atrevido a dirigirnos en la intimidad palabras pícaras. Ella llevaba dos años intentando quedarse embarazada por su marido y se encontraba triste ante la imposibilidad por parte de el. Un día los dos solos en una cena de amigos me propuso hacerla un hijo. Aquel dia marco mi vida.
Hacía más de dos años que me había mudado a esa urbanización de un pequeño pueblecito deTenerife. Me encontraba en paz. En un sitio muy tranquilo y con unos vecinos estupendos que hacían de aquella urbanización una gran familia.
Dentro de las amistades que hice, estaba la de mi amigo, Frank. El era mecánico en una empresa de náutica, y en seguida hicimos amistad por compartir afición por el mar y navegar. Poco a poco fui entrando en su casa, invitado a cenar un día, otro a merendar, otras veces le arreglaba el ordenador o bien cuando se iban de vacaciones le regaba las plantas de su casa ya que me había dejado copia de las llaves.
Frank, era extranjero y estaba casado con Ana, una tinerfeña de piel muy blanca, cosa inusual entre las oriundas del lugar. Ella siempre repetía que el sol y ella no eran muy buenos amigos. Morena, 32 años, piel blanca como la porcelana, melena larga y ondulada, ojos oscuros muy profundos y su cuerpo, adivinaba sus formas pero ella nunca las sacaba partido porque prefería disimularlas, con ropas largas, oscuras y poco sugerentes. Ella se mostraba muy cariñosa conmigo. A veces cuando frank viajaba un fin de semana a otra isla para hacer algún trabajillo extra en el yate de algún millonario y ganarse un sobresueldo, ella acudía a mi casa ,con la excusa de no cenar sola y me traía potaje canario y otras delicias que un soltero como yo, aprecia.
Pues bien. En uno de esos fines de semana en que el tuvo que salir a Las Palmas por cinco días, siendo el mes de Agosto, la noche anterior ,vino a mi casa el, para pedirme que cuidara de su hogar en su ausencia y echara una mano a Ana si tenía algún problema doméstico que yo era como su hermano para él, añadió y que me lo agradecería eternamente. Así que no dude un momento en complacerle y le di la mano deseándole que le fuera bien el trabajo en la isla Gran Canaria.
Aquella misma noche. Yo volvía de jugar al squash con unos amigos. Era cerca de las diez de la noche y estaba molido de la partida. Enroscado en una toalla y desnudo me paseaba por la casa a las mil maravillas, tomando un zumo y en dirección a la ducha, cuando sonó el timbre de la puerta. Por las horas que eran, supuse que sería alguno de mis amigos con una pizza y película de acción para hacer ese viernes uno mas de los habituales, así que no me molesté en taparme y con mi pequeña toalla abrí la puerta.
Allí estaba ella. En Chándal, sonriendo ante el espectáculo sudoroso que tenía en frente y casi desnudo. Abrió los ojos de par en par y con disimulo bajo la vista a mi paquete que se encontraba muy alterado estos últimos días porque no mojaba desde hacía ni se sabe. Me pidió entrar y me dijo que no me preocupara por la cena que ella lo había traído todo. No supe ni que decir mas que pasara y que era su casa. Yo la acompañé a la cocina y la invité a que la utilizara como si fuese la suya. Mientras me duchaba ella alegremente calentaría las suculentas viandas que había preparado para esa noche que se volvía muy interesante.
El baño se encuentra en el piso de arriba. Con premeditación y alevosía como decían en la universidad, deje la puerta del baño entre abierta para que ella oyera la ducha y se pusiera a tono. Mientras me duchaba podía oler a carne guisada por toda la casa y me relamía de gusto. A través de la mampara, podía adivinar que ella había entrado en el baño pero como era enorme apenas pude asegurar a que distancia se encontraba. Ella se identificó y me dijo que necesitaba usar el baño un segundo y que la cena ya estaba casi lista .
Vi como su silueta se agachaba para bajarse el pantalón del chándal, sus bragas y sentarse en mi trono para mear como jamás había oído que delicia. Yo me estaba quedando helado ..no me atrevía a salir. Pero ella ya había acabado y vestido y mientras yo disimulaba con el grifo abierto de la ducha para que aquella atmósfera caliente no se enfriara. Ella se agacho al suelo y cogió mi ropa interior sucia y se la llevó a la nariz .oí como se estremeció de placer. Yo no podía ni creerlo. Así que me arriesgué y pensé que esa era mi oportunidad. Abrí la mampara y allí estaba yo armado hasta los dientes con la poya a punto de explotar mirando a mi vecina Ana como jamás antes. Ella se ruborizó, soltó el slip rápidamente y se quedó helada mirando mi pene Yo me acerqué a ella y la pregunté que hacía. Ella no dijo nada se agachó y me empezó a comer la polla como si no hubiese cenado en dos años. Me dijo que lo estaba deseando desde hacía tiempo y que ella iba a ser mi puta si yo quería. Yo sonreí y la prometí raciones de poya siempre que quisiese. Tras chuparme la poya como una posesa, la desnude violentamente. No llevaba bragas. Me había engañado y sabía que la estaba mirando antes desde la ducha. La mandé que se pusiera a cuatro patas apoyando la cabeza en la bañera. Cogí un bote de nivea, lo unté en mi poya y en su culo y la dije que le iba a dar lo que frank no la daba. Se la metí hasta las bolas. Ella gritó de placer y me pedía que bombeara sin parar. Se corrió cinco veces y yo estaba casi a punto cuando ella me suplicó que me corriera en su coño que su marido no podía hacerla un hijo y que lo estaba deseando y que yo podía ser la mejor referencia para ello.
Así que ni me lo pensé. Se la metí de un tirón y me corrí dentro de su coño afeitado, canario y blanco nuclear. Ella me gritaba que le encantaba y que si la hacía un hijo lo llamaría como Yo .Javier.
La estuve follando cinco días y cuatro noches para asegurarme de preñarla, ni siquiera volvió a su casa. Comió, Cenó, se duchó y durmió a mi lado follando a todo momento los dos como locos.
A fecha de hoy, javiercito tiene 5 años y se parece a mi ..algo escandaloso .lo quiero como si fuera mio .jajajajaja y soy su padrino .y continuamos follando Ana y yo, siempre que podemos porque ella está eternamente agradecida.