Mi Vecina Despistada

Aproveché el despiste y la ingenuidad de mi vecina para aprovecharme de ella.

MI VECINA DESPISTADA:

Capitulo 1: EXHIBICIONISMO

Todo empezó el viernes pasado cuando al llegar a casa de la compra me encontré con mi vecina de enfrente sentada en las escaleras. Ella se llama Verónica, esta casada y tiene un bebe, es bastante guapa y con una delantera espectacular, sobre todo desde que es lactante. Tiene el pelo castaño claro bastante largo, los ojitos azules y una naricilla respingona. También tiene unos labios de esos gordos y jugosos que están hechos para besar, o para chupar. Debe medir como un metro setenta y es muy delgada, aunque con un buen pandero y algo ancha de caderas, como a mi me gustan. Bueno, pues por lo visto la muy torpe había salido al descansillo del pasillo a coger al crío que se le había escapado fuera en un descuido y se le había cerrado la puerta. Lo cierto es que yo no tengo mucha confianza con ella, a pesar de que mi hija le cuida a menudo al crío cuando ella esta en la oficina, pero Verónica le tiene pánico a mi perro, a pesar de lo bueno que es, y rara vez nos cruzamos algo mas que un saludo. Yo, como buen samaritano, me ofrecí a dejarla pasar a mi casa, dado que es la única desde la que podría tratar de llegar a alguna de sus ventanas desde el patio de vecinos. Si lo sabré yo que me paso horas y horas espiándola detrás de los visillos con la esperanza de verla en ropa interior.

Dada mi edad tuvo que ser ella la que se subiera al quicio de la ventana, tratando de llegar hasta la única suya que estaba medio abierta, quedándose prácticamente en el vacío mientras yo la sujetaba desde detrás con ambas manos. En cuanto me di cuenta de que era del todo imposible que lograra lo que trataba de hacer me dedique a disfrutar del roce de su cuerpo, percatándome entonces de que si agachaba un poco la cabeza con disimulo podría ver la entrepierna bajo su amplia camisola. Así lo hice y pude comprobar que la muy golfa no llevaba nada debajo, porque a pocos palmos de mi nariz asomaba una espesa mata de vellos rizados entre sus muslos separados. Me asombro que una chica tan tímida y pudorosa vistiera de esa guisa en la intimidad, pero me alegro mucho el que lo hiciera.

Como vi que sus fuerzas empezaban a flaquear decidí aprovechar aun mas el momento y, sin soltarla, pegue mi cara contra su firme culo por encima de la camisola, como si la estuviera sujetando mejor o empezara a agotarme yo también del esfuerzo. Así pude sentir contra mi mejilla lo duro que lo tenia la condenada, conteniendo a duras penas las ganas que tenia de pegarle un buen mordisco allí mismo.

Al final la pobre reconoció que era imposible alcanzar la ventana desde allí, por lo que me pidió que la ayudara a bajar. Lo cual aproveche para dejarla resbalar entre mis manos al tiempo que mantenía aun sujetos los bordes de la camisola con disimulo, por lo que cuando mi vecina aterrizo a mi lado llevaba la camisola enroscada al cuello, dándome por fin la ocasión de contemplar de cerca sus firmes y enormes pechos, agitándose todavía debido al esfuerzo y al susto que llevaba aun encima mi vecina. Fue algo fugaz, claro, porque Verónica enseguida se coloco bien la camisola avergonzada, pero como había estado a punto de caerse mientras bajaba no dudo ni por segundo que hubiera sido provocado.

Luego, mientras se recuperaba del susto tomando una taza de café en la cocina fue cuando me acorde que el ligue de mi hija era cerrajero... y cuando decidí aprovechar la increíble oportunidad que se me presentaba. Le dije a mi vecina que este chico podría abrirle la puerta sin romper nada, como seguro que harían los bomberos (lo cual era cierto), pero que por desgracia estaba ausente de la ciudad hasta el lunes (lo cual era mentira). Y la cándida de mi vecina se lo creyó todo, así que cuando le sugerí pasar el fin de semana en mi casa la pobre casi llora de agradecimiento.

Por el crío no tendríamos problemas, pues al ser mi hija su niñera habitual tenia ropa y complementos mas que de sobra para esos pocos días, y por el alojamiento tampoco, pues mi hija estaba esos días de acampada con unos amigos y tendría su dormitorio a su entera disposición. Solo habían dos problemas, la ropa y Dodo. La ropa de mi hija no debería de quedarle demasiado mal, aunque algo pequeña, y a Dodo tendría que acostumbrase le gustase la idea o no.

Así que una vez decidido todo nos encargamos de atender al crío y a organizar las cosas, empeñándose ella en hacerme la comida como prueba de inmerecida gratitud. Una vez preparado el guiso le sugerí comer en el comedor, aunque yo comía habitualmente en la cocina, pero es que allí tenia una mesa de cristal y madera que me vendría de perlas si tenia suerte.

Y la suerte la tenia ese día de cara, pues mi cobarde vecina se arrimaba a mi todo lo posible cada vez que el pobre Dodo pasaba cerca suya, dándome así múltiples ocasiones de restregarle el culo con mi poya, cada vez mas tiesa, o los durísimos pezones que se marcaban en la camisola y contra los que mis brazos se rozaban una y otra vez. Una vez puestos los pequeños salvamanteles degustamos su deliciosa comida, aunque al estar sentados el uno frente al otro yo estaba muchísimo mas pendiente de sus piernas, las cuales mi vecina abría y cerraba descuidadamente sin saber que desde donde yo me encontraba podía ver sus muslos y su peludo coño perfectamente.

Tras la comida ella se ofreció a lavar los platos, pero como no sabia que el grifo tiene demasiada potencia el primer chorro le dio casi de lleno, mojándole toda la delantera y arrancándole un delicioso gritito de sobresalto. A duras penas pude bromear con ella sin que se me notara demasiado como clavaba la mirada una y otra vez en sus gruesos pezones, perfectamente marcados en la tela mojada, que transparentaba todo su pecho.

Una vez recogido todo, y como quiera que el niño aun dormía, mi vecina dijo de darse una ducha rápida antes de que se despertara, pues después quería salir a comprar un par de cosillas que le harían falta si quería pasar el fin de semana en mi casa. Así que se fue al aseo, mientras yo me quedaba allí sentado aun excitado por la visión de aquellos senos tan firmes y grandes, dándole vueltas a la cabeza a las muchas cosas que podía hacerle esos días.

Capitulo 2: EXHIBICIONISMO, ZOOFILIA

Fue entonces que recordé que el seguro de la puerta del baño no funcionaba, porque aunque hacia un ruido como si se corriera el pestillo, lo cierto es que este estaba partido y no servia para nada, por lo que la puerta se podía abrir fácilmente desde afuera. Así que aproveche el momento y muy despacito abrí la puerta. Solo entreabrí una pequeña rendija, pero lo bastante amplia como para poder ver su maravilloso cuerpo reflejado en el espejo de enfrente, ya que la ducha estaba justo tras la puerta pero encarado al espejo. Justo en ese momento Verónica se estaba enjabonando las enormes tetas, y se las sobaba y las levantaba una y otra vez para lavárselas bien por debajo, frotándose de paso los pezones, que ya estaban completamente endurecidos. Luego bajo por su barriguita hasta llegar a su rizado pubis, el cual refregó bastante debido a su gran mata de pelo castaño, en el cual se debían acumular bastante sus fluidos y que estuvo frotando por ello mucho rato. Quiero pensar que lavándoselo solo, pero no puedo confirmarlo porque por desgracia debido al vapor que se formaba termino de empañarse el espejo y decidí que lo mejor era marcharme antes de que me descubriera.

Así que fui a cambiarme yo también a mi dormitorio y al salir me sorprendió que ella se hubiera puesto un pantalón en lugar de alguna falda, pues le quedaba súper apretado por tener mas caderas que mi hija. Además que, a pesar de llevar bragas, al tener tanto vello se le notaba como un abultamiento mas oscuro por la parte de delante. Por arriba llevaba un suéter negro anudado al cuello que, al ser bastante holgado, le disimulaba un poco la ausencia de sostén, aunque si se veía bien como bailaban sus grandes tetas al caminar. A mi vecina se le notaba bastante incomoda, no solo por tener que llevar sus enormes tetas sin sostén como por tener que usar unas bragas tipo tanga. Yo ya sabia que son el único tipo que usa mi hija, pero me dio la impresión de que mi vecina no estaba muy acostumbrada a ellas, además de que se me hizo la boca agua pensando en como se le debían de clavar en la entrepierna al ser bastante mas chicas que las que debía usar ella.

Yo la acompañe gustoso mientras mi vecina hacia unas pocas compras para el bebe, dándome cuenta del apuro que tenia de que tuviera que prestarle dinero, quizás por eso se abstuvo de comprarse cosas para ella. Ya de regreso paramos en el parque cercano para que Dodo hiciera sus necesidades, y al soltarle yo la correa y pasar corriendo cerca suya, mi vecina se asusto e hizo un movimiento brusco, lo cual forzó las endebles costuras del pantalón mas de la cuenta y le provoco una raja bastante espectacular en el trasero.

Ella rápido se decidió por volver a casa muy avergonzada y colorada a lo que yo asentí y le ofrecí ponerme detrás para taparla, lo que me agradeció enseguida. Yo iba disfrutando de la vista de sus glúteos y me iba dando cuenta que cada vez la raja era mayor. Incluso cuando se agacho en un par de ocasiones para colocar bien al crío en su carrito vi que también se le estaba rajando ya por adelante, pues se le veía bastante cantidad de pelo de su coño asomando por la abertura.

Ya en el ascensor, y cuando creía estar a salvo, vi que a mi vecina se le dilataban los ojos, al tiempo que se sonrojaba aun mas si eso era posible. Yo estaba frente a ella en la soledad del ascensor y no entendía que pasaba, hasta que me fije en el espejo situado detrás suya y pude ver que Dodo se había situado a su espalda y había metido todo el hocico a través de la abertura del pantalón. Podía haberlo apartado con un simple tirón de la correa, pero como ella no había dicho ni pío yo fingí que no me daba cuenta de nada mientras me ponía mas cachondo aun y mi cabeza no dejaba de pensar en lo que le estaría haciendo el avispado perrito, sobre todo cuando al salir fuera vi como se relamía satisfecho.

Ya en casa ella se apresuro a cambiarse y se puso un vestido que mi hija tenia para estar en casa muy finito y corto, pues la falda era cortita y de mucho vuelo y por arriba solo tenia unas tirantas y era muy holgado y muy abierto por los lados. Fue entonces cuando caí en la cuenta de que casi toda la ropa que tenia mi hija era de ese estilo juvenil y picante, y que quizás por ello mi vecina no había encontrado ninguna falda que la tapara como ella deseaba.

Mientras Verónica limpiaba y acostaba al crío me dedique a preparar mi maquiavélico plan antes de poner la mesa para cenar. Para ello engañe a mi vecina diciéndole que el perro duerme en el cuarto de mi hija, y dado que el cuarto de invitados lo usa el bebe y esta lleno de trastos ella se lo creyó sin mas. Lo que no sabia es que lo había arreglado antes de que volviera del aseo, ya que el perro duerme allí siempre.

Al igual que en la comida disfrute de las generosas vistas de su coño a través del cristal, aunque esta vez también pude ver sus tetas, que de vez en cuando se le salían descaradas por los lados del vestido. Serví un poco de vino para amenizar la velada, pero pude ver que mi vecina a la segunda copa ya se achispaba, logrando así que se le escaparan mas veces las tetas a través del escote y que tardara mas tiempo en darse cuenta de ello y reaccionar.

Al acabar le dije que mientras ella limpiaba yo aprovecharía para cambiarme un vendaje de una herida que tenia que curarme y mi vecina, muy amablemente, y supongo que como agradecimiento a cuanto estaba haciendo por ella, se ofreció a curarme, algo de lo que creo se arrepintió al llegar al dormitorio y ver que me bajaba los pantalones. Enseguida me pregunto que hacia y yo le respondí que me habían quitado un quiste en la ingle y que si no quería ayudarme que lo dejara, que lo entendería. A lo que Verónica dijo que no, que se había ofrecido y que lo haría, aunque me dio la impresión de que si no llega a ser por esas copas de mas no lo habría hecho. El caso es que termine de quitarme el pantalón y los calzoncillos y me tendí en la cama para que ella empezara la cura.

Como yo tenia las manos en la cabeza y mi poya caía sobre la zona a curar, mi vecina la cogía como disimulando y riéndose para apartarla. Estaba tan nerviosa por lo que hacia que hablaba a tontas y a locas, diciéndome cosas que seguro ni pensaba, prueba de ello es que se le escapo un comentario dejándome entender que el tamaño de mi poya era mucho mayor que la de su marido. Y yo, que en verdad estoy muy orgulloso de mi gorda verga, empecé a empalmarme, sobre todo porque veía como le colgaban esas pedazo de tetas por el generoso escote, cuyos pezones estaban cada vez mas duros.

Mi vecina parecía no dar importancia a mi erección, o al menos no lo aparentaba, aunque me di cuenta de que se estaba sonrojando cada vez mas, al tiempo que su mano me apartaba el pene cada vez con mas cuidado, como si se pensara que eran sus toques los que me están excitando. Al final no le quedo mas remedio que sujetar mi tiesa poya con su manita para que no le estorbara, lo cual hizo que no aguantara mas y me corriera en su misma cara. Digo esto porque a pesar de la distancia eyacule tanto y con tanta fuerza que un par de lechazos fueron a dar al lado mismo de su naricilla. La pobre, que no se lo esperaba, se quedo helada de la impresión y yo, claro esta, me apresure a disculparme, aunque en realidad estaba encantado con lo que había pasado. Ella no atino siquiera a responderme, marchándose al aseo poco menos que a la carrera, mientras me decía que no me preocupara, que lo entendía.

Capitulo 3: EXHIBICIONISMO, ZOOFILIA

Tras la cura me senté a ver la televisión en el único sofá del comedor mientras Verónica se lavaba a conciencia los restos de mi corrida. Cuando se sentó a mi lado la vi acalorada, tanto por el vino como por ver mi poya desnuda, lo cual justifique con la excusa de la cura y que tenia que airearse la pomada para terminar de secarse antes de acostarme y no manchar así las sabanas.

Me dio la impresión de que el vino le estaba haciendo ya mucho efecto, pues le había preparado otro par de copas mientras veíamos la película y creo poder afirmar que mi presencia desnuda a su lado fue la que le provoco una gran erección en sus pezones, los cuales veía claramente asomar por el holgado lateral del vestidito, además de que con los movimientos a veces se le quedaban fuera y con la borrachera cada vez tardaba mas en percatarse de ello y volver a esconderlos momentáneamente.

Pero al poco rato mi vecina se quedo dormida, apoyada en mi, y yo con un movimiento suave conseguí que su cabecita quedara apoyada justo encima de mi duro pene y con su teta desnuda completamente al aire. No quería precipitar las cosas, así que probé a moverla un poco a ver si se despertaba, pero no lo hizo. Luego recordé que mi hija me había comentado algunas veces lo pesado que tenia el sueño Verónica, y que mas de una vez había llegado tarde al trabajo por ese motivo. Así que entre el vino y su sueño pesado vi que la tenia en bandeja.

Así que aproveche la situación para acariciarle las tetas, la cuales las saque del vestido para poder ver por fin de cerca y en todo su esplendor. La puñetera tenia los gruesos pezones súper erizados, así que me entretuve estirándoselos y viendo como aun crecían mas. Después pensé en follarmela, pero teniendo tanto tiempo por delante no quería precipitarme, además que no tenia condones y no sabia si ella tomaba algo contra el embarazo. Así que la cogí y la lleve en brazos hasta la cama de mi hija, pues se me acababa de ocurrir una forma de aprovechar la estupenda ocasión sin comprometerme. Entonces traje el bote de mermelada de la cocina y le unte un poco en su espesa pelambrera, asegurándome de que le entrara bien adentro el engrudo. Luego cogí mis dedos aun pringosos y le di unos últimos pellizcos a sus duros pezones, manchándolos también a conciencia. Para rematar la faena aproveche que ya tenia la sensual boquita medio abierta y me limpie los dedos dentro, disfrutando horrores al ver con que dulzura me los chupaba la muy golosa.

Después de haberle hecho tantas cosas, y viendo que no se despertaba de ningún modo, me senté cómodamente a su lado en la cama y, mientras me bombeaba la poya con una mano le pasaba la otra sobre sus enormes pechos aun medio tapados por el vestido. Fue cuando vi como Dodo, siguiendo el olor de la mermelada, se levantaba de su alfombra, se acercaba ansioso a su lado y metía su largo hocico entre las piernas de Verónica, la cual ni se inmuto, pero yo casi acabo en ese momento de la emoción que me dio. Así que metí la mano bajo el vestido y le saque las tetas por los lados para poder sobarlas mas a gusto. En vista de que su sueño era tan pesado pude disfrutar a placer de sus gruesos pezones y de sus grandes tetas deslizándose entre mis dedos, sin perder detalle de lo que hacia Dodo entre sus piernas. Viendo extasiado como el glotón de Dodo metía su larguísima lengua entre los muslos de la vecinita hasta alcanzar la mermelada que tenia en el coño.

Sus gruesos pezones me traían como loco, y es que cuanto mas se los pellizcaba mas grandes se ponían, asombrándome aun con su tamaño y con las gotas de leche que afloraban, así que cuando ya estaba súper caliente me acerque y empecé a chupar la mermelada que había puesto en ellos mezclada con su leche, un bocado de dioses, hasta que me empecé a correr. Mirando rápidamente su cara de ángel vi su boquita entreabierta, lo que aproveché para apuntar mis disparos hacia ella. Y como la tenia tan cerca apenas falle unos tiros, logrando que casi todo el espeso semen se metiera dentro. Lo cual quizás no fue una buena idea porque le produjo un poco de tos que me asusto tanto que me hizo levantarme y salir hacia la puerta casi de espantada.

Pero fue una falsa alarma, porque rápido se giro y siguió durmiendo. Aunque temiendo otro susto similar decidí acabar ya, así que aparte a Dodo de su lado y la tape con la sabana. No estaba seguro de si le quedarían aun restos de mermelada en el cuerpo, pero confiaba de todas formas en que Dodo no se conformaría solo con lo poco que había saboreado. Y tenia la certeza de que Verónica no le haría nada con el miedo que le tenia si se despertaba mientras la lamía.

A media noche me desperté para ir al baño, algo que hago varias veces durante la noche, y al pasar frente a su cuarto me asome por la puerta entreabierta y vi que Verónica estaba toda desarropada, durmiendo de lado. Y aunque no vi nada raro si que pensé en lo que podía haber pasado durante esas horas. Sobre todo porque desde la puerta le veía todo el culo en pompa desnudo y, al no ver a Dodo en su camita, supuse que estaría al otro lado de la cama, dando buena cuenta del resto de su cuerpo.

La idea era demasiado excitante como para ignorarla, así que me arme de valor y entre para verlo de cerca; y, efectivamente, Dodo estaba a su lado enganchado a su suculenta teta. Al parecer Verónica, al cantearse dejo sus tetas libres y Dodo se las empezó a chupar, y debió de gustarle también la dulce mezcla de la mermelada con la poca leche que aun salía de las tetas de Verónica, pues el bribón le tenia los pezones rojos y súper estirados, lo que denotaba que ya llevaba un buen rato liado con ellos. Me quede ahí unos minutos mirando mientras acariciaba extasiado su maravilloso culo, y antes de irme le puse un poco de mermelada también en su culito, para que así Dodo se lo estimulara un poco y me fuera preparando el terreno para cuando yo tuviera que usarlo, algo que esperaba sucediera lo antes posible.

Lo que medio confirme por la mañana, ya que al despertarme ella ya estaba preparando el desayuno y llevaba el pelo mojado, síntoma de que se había duchado. Pero sobre todo fue cuando durante el desayuno me dejo caer la indirecta de si podría dormir Dodo en otro cuarto, sonrojándose mucho al pedírmelo. Como esta claro le dije que no, que ese era su sitio, disfrutando de antemano al pensar en las noches que aun faltaban.

Capitulo 4: EXHIBICIONISMO, ZOOFILIA, SEXO

Tras limpiar un poco la casa y disfrutar de las generosas vistas que me ofrecía Verónica de su cuerpo, y especialmente de sus libres tetas cada vez que se le salían del vestido, le dije que iba a ir al súper a comprar. A lo que me contesto que me acompañaría porque tenia que comprar ingredientes para hacer la comida, pues no tenia algunas cosas necesarias. Se había pasado la mañana limpiando con el vestido del día anterior, pero para salir se cambio de ropa, algo de lo mas lógico dado como le quedaba la prenda. Ya me imaginaba que después del susto del día anterior no repetiría la experiencia, así que no me extraño verla salir con falda, pues se había puesto una falda muy corta, aunque en verdad todas las faldas de mi hija son cortas, y unas botas altas. Arriba llevaba una camisa de botones en la que se veía claramente como se meneaban las grandes tetas sin el sujetador, con los pezones marcándose descaradamente, formando dos maravillosos bultos en la tela. Además la vecina llevaba uno de los tangas de mi hija, haciendo así que el culo se le quedara señalado perfectamente en la falda, quedando casi tan desnudo como el día anterior.

Yo estaba que no podía dejar de mirarla porque además la faldita se le subía solo con andar, lo que provocaba que le viera las cachas antes que ella se la bajara cuando se daba cuenta de que se le subía demasiado, al tiempo que se sonrojaba. Pero cuando se agachaba para atender al bebe no tenia forma de evitar que le quedara medio culo al aire, incluso viendo asomar algunos vellos por la parte de abajo del tanga negro. El cual debía estar sometido a una gran tensión con tanto agacharse y empinarse mi vecina, hasta que en uno de esos bruscos movimiento el tanga no aguanto mas y le quedo recolgando por la rodilla derecha. La pobre Verónica casi se muere de la vergüenza, pero yo muy galante me apresure a recogerlo y esconderlo. Ella estaba avergonzadísima, pero ya estábamos dentro del supermercado, por lo que decidió acabar la compra para volver a casa cuanto antes.

Así que ahora tenia mucha mejor visión que antes de su coño, pues con las prisas por acabar cuanto antes mi vecina ya no prestaba tanta atención a que se le subiera un poco la falda, dado que yo era el único que estaba lo bastante cerca como para ver su culo desnudo y su velludo coño cada vez que se empinaba para coger algo de los estantes o se agachaba para depositarlo en el carrito.

Pero la mejor visión de su coño me la dio cuando llegamos por fin al portal de la casa y yo le sujete al niño para que doblara el carrito, que no entraba abierto en el reducido ascensor. Y, al hacer fuerza con la pierna para doblarlo, se le subió la falda casi completamente, y vi que tenia mas de medio culo al aire, y no había que ser un lince para imaginar que por delante se le debía de ver bastante bien la espesa mata del coño. Lo que confirme al adelantarme para abrirle la puerta. Al mirarla por delante vi como se le veía perfectamente su coño sin hacer ningún esfuerzo. Y mi ingenua vecina cargando con su bebe y sin darse cuenta de su encantadora exhibición. Hasta que Verónica entro en el ascensor y se vio reflejada en el espejo, porque note como se ponía completamente colorada a la vez que con la voz entrecortada me decía que si le podía bajar la falda que se le estaba subiendo y ella no podía. Yo hice un papel digno del mejor teatro, fingiendo darme cuenta en ese mismo momento y, muy galantemente, me arrodille a su lado para bajarle la falda. Claro que con esto me quede a solo unos centímetros de su velludo coño, tan cerca que hasta lo podía oler. Al ponerme de pie a su lado le di un cariñoso cachete en el culo diciéndole que no se preocupara, que no tenia importancia; y ella, aun turbadísima, solo pudo agachar la mirada.

Decidí que ese era un momento idóneo para atacar, así que aproveche y le comente en plan intimo que me había sorprendido que tuviera tanto pelo ahí abajo siendo una chica tan guapa y recatada. Y ella, avergonzada, me dijo que no se lo recortaba desde el verano porque no le hacia falta, aunque se daba cuenta de que quizás tuviera que hacerlo si quería seguir poniéndose la ropa de mi hija. Entonces muy galantemente me ofrecí a ayudarla, diciéndole que yo fui quien enseñe a mi hija a hacérselo. Verónica me dijo que tenia que pensárselo, que eso era algo muy intimo, por lo que dejamos la conversación pendiente para después de comer.

Al llegar por fin a casa colocamos la compra y ella se puso a preparar la comida sin cambiarse de ropa porque se había hecho tarde. La falda se le subía cada dos por tres con sus frenéticos movimientos alrededor de la cocina, y mas de una vez se la baje aprovechando que estaba con las manos ocupada, agradeciéndomelo la muy tontita, sin reparar en que yo aprovechaba estas ocasiones para sobarla mas de lo normal. Sobre todo cuando vi que ella no recelaba de mis dedos, por lo que cada vez que le bajaba la falda estos se deslizaban por su trasero con mas soltura. Pero con todo lo mejor era que la vista de su entrepierna velluda asomando entre sus nalgas me estaba poniendo de lo mas excitado, mucho mas de lo que había estado en años.

Durante la comida seguí apreciando su coño a través del cristal de la mesa, aunque quizás un poco mas que el día anterior porque me pareció que estaba como mas desinhibida, quizás por la confianza que empezaba a tener conmigo, y abría y cerraba sus piernas continuamente mientras charlábamos de frivolidades. Cuando comimos y acostó al crío ella se quedo limpiando los cacharros mientras yo bajaba al trastero a buscar algunos chismes viejos que esperaba me fueran de utilidad con la vecina. A mi regreso al piso procure entrar en silencio, pues confiaba en que al estar sola aun estuviera mas desinhibida. Y al llegar a la cocina me quede de una pieza al verla medio tumbada sobre el fregadero. Era una pena que no pudiera verle la cara, que tenia girada contra la pared, pero el ver como le temblaban los brazos me hacia suponer que la pobrecilla tenia que estar muerta de miedo. Supongo que ese era el motivo por el cual permitía a Dodo tener el morro incrustado entre sus piernas separadas lamiéndola sin cesar.

Verónica tenia la falda completamente subida y supongo que Dodo había aprovechado eso para abusar de ella. Podía ver como a Verónica le brillaba su delicioso culito por la cantidad de saliva de Dodo que tenia por todas partes, y seguro que no me confundo si digo que también de su flujo, pues seguro que con tantos lametazos debía de haberse excitado. Dodo no paraba de lamer y se le veía que estaba de lo mas cachondo, pues ya estaba asomando un buen cacho de su rabo fuera de su funda de piel. Verónica no se movía, pero si respiraba agitadamente, y se le escapaban algunos suspiros la mar de elocuentes cada vez que Dodo lamía su clítoris y llegaba a meterle su larga lengua en el coño. También parecía sentir cierta predilección por su estrecho culito, porque pude ver que alguna que otra vez lograba meter la punta de su lengua dentro, señal evidente de que lo debía de tener ya súper lubricado a esas alturas.

Tras un rato de observación, y cuando me di cuenta de que la respiración de mi vecina se estaba acelerando cada vez mas, entre como si acabara de llegar y eche con una voz fuerte a Dodo de allí, interesándome rápidamente acerca de cómo estaba Verónica. Ella se medio echo a llorar sobre mi hombro contándome que el perro se le había acercado de improviso y que ella se quedo completamente paralizada, sin poder evitar lo que paso. Yo la tranquilice y le dije que lo sucedido era bastante normal, y que el perro estaba en su época de celo y que cualquier olor de hembra la atraía. Le deje caer también que era posible que el exceso de vello pubico le atrajera aun mas, dándole motivos para pensar en mi oferta mientras atendía al crío. Me hizo gracia ver como a pesar de sus lagrimas su lindo rostro estaba teñido de un intenso rubor que no dejaba de delatar lo mucho que había disfrutado también de la curiosa situación, aunque no tanto como Dodo que estuvo toda la tarde rondándola con un empalme espectacular, tratando de lamerla a la mínima oportunidad. Por lo que entre una cosa y otra no me extraño lo mas mínimo que al finalizar la tarde me dijera que había pensado mucho en mis palabras y que deseaba que la ayudara a depilarse antes de ducharse.

Le dije que estaría encantado de ayudarla y que fuera preparándose en el baño que iba a cojer los utensilios. Al llegar al baño estaba aun vestida. Le pregunte si estaba segura y al decirme que si empecé yo mismo a quitarle la ropa. Le deslice la falda acariciando su culo desnudo con mis dedos suavemente hasta que cayo al suelo y luego le quite la blusa rozando ligeramente sus pezones que ya estaban súper erectos. Ella se dejaba hacer como si fuera una enorme muñeca de juguete, sin recelar de mis manejos y sin percatarse por lo visto de los roces de mis dedos. Pero cuando vio que yo también me empezaba a desnudar se asusto un poco.

Yo la tranquilice enseguida diciéndole que dado lo estrecho del aseo lo mas cómodo e higiénico era que lo hiciéramos en la bañera. Así que mi ingenua vecina se apresuro a preparar el agua, quizás para no ver de nuevo mi poya desnuda, la cual estaba empezando a endurecerse a gran velocidad. En cuanto estuvo lista el agua me arrodille en la bañera con la manguera de la ducha en la mano y la hice sentarse frente a mi, enjuagándola rápidamente por todos lados para que se pensara que lo que yo estaba haciendo era la cosa mas natural del mundo.

Aun así Verónica estaba nerviosa y algo ruborizada. Sobre todo cuando le abrí bien las piernas, dejando su coño completamente expuesto y abierto, antes de situarme cómodamente entre ellas. Y mas aun cuando empecé a tocárselo descaradamente, apoyando mis dedos en su intimidad al tiempo que con las tijeras cortaba el exceso de pelo antes de pasar la maquina. Una vez recortado el vello empecé a ponerle espuma, acariciando por completo su coño desde su ano hasta su ombligo. Pasándole los dedos por su raja, abriéndola para que entrara la espuma bien a fondo, metiendo un dedo incluso en su coño.

Mi vecina, desde que me arrodille entre sus piernas se había limitado a echar la cabeza hacia atrás y cerrar sus ojos, como queriendo desentenderse de lo que pasaba entre sus piernas, limitándose a respirar, de una forma cada vez mas acelerada a medida que mis manos se iban adueñando de su intimidad. Llegando un momento en el que vi claramente como se mordía el labio inferior, supongo que para evitar que yo escuchara como se le escapaba algún quejido de placer.

Y mas aun cuando le iba pasando la maquinilla y su coño iba quedando limpio de pelo. Cada vez que tenia que depilarle los labios metía uno o dos dedos en su coño con la excusa de estirar bien la piel, lo que la esta excitando sobremanera, pues lo estaba notando en lo húmeda y caliente de su intimidad. Cuando ya estaba casi lista le dije que tenia que ponerse a cuatro patas para depilarle la zona del ano. Ella se puso rápido y yo pude contemplar una vista espléndida de su culito cerrado, el cual me dedique a acariciar e incluso a meterle un poco el dedo dentro para ayudarme en el afeitado.

Mi vecina ya no podía controlar su excitación, pues sus caderas se movían involuntariamente al ritmo de mis dedos, meciéndose cada vez que ellos entraban en su coño o su culito. Así que decidí que era el momento de finalizar mi jugada porque vi que de continuar conseguiría que se corriera en cualquier instante, así que con mi voz mas inocente le pedí que me pasara el bote de espuma que se me había caído casualmente debajo suya, situando la punta de mi poya lo mas cerca posible de la entrada de su coño al hacerlo.

La muy ingenua pico enseguida, agachándose a coger el bote solicitado, moviendo su culo en pompa en mi dirección. Y, al estar su vagina tan lubricada por el jabón y su propia excitación, se introdujo mas de la mitad de mi poya antes de que se diera cuanta de lo que pasaba. Verónica se quedo estática tras emitir un gemido que sonaba tanto a sorpresa como a placer. Yo también me quede paralizado y creí que iba a gritar o me iba a dar un guantazo por la osadía, pero note como mi vecina suspiraba e iniciaba un suave movimiento hacia mi, lo que era sin duda un acto de querer meterse mas mi poya en su coñito.

Llevaba tanto tiempo deseando estar justo donde me encontraba que de la sorpresa casi me salgo de su coño. Pero por suerte mi instinto fue mas fuerte que mi lógica y mis manos se agarraron a sus caderas en cuanto ella inicio el lento vaivén. Yo tenia mas de media poya todavía fuera, y menos mal que recordé que la mía era bastante mas grande que la de su marido, porque sino del primer empujón se la habría metido hasta los mismísimos huevos.

Notaba como su coño estaba completamente empapado y caliente y como mi poya se deslizaba en su interior y entonces yo empecé un ligero vaivén metiendo y sacando mi poya y mi vecina empezó por fin a acompañarme suspirando y gimiendo del placer que estaba obteniendo. Como vi que ella seguía todos mis movimientos la agarre por las caderas para seguir su ritmo. Poco a poco le fui metiendo cada vez mas cacho dentro, hasta que por fin pude meterle toda mi poya entera y notaba como ella gemía cada vez que mis huevos chocaban con su pubis. Estaba completamente empapada y note como tuvo un par de orgasmos seguidos. Cuando estaba a punto de correrme me acorde de que no me había puesto el condón, así que la saque rápidamente y me corrí brutalmente sobre su espalda mientras ella daba un grito, supongo que debido al fuerte orgasmo que tuvo por la rapidez con que la saque.

La pobre se quedo tan agotada tras el polvo que tras remojarla y secarla un poco con la toalla la tuve que ayudar a que se recostara en el sofá, donde se durmió enseguida mientras yo me aseaba también un poco. La pena es que no pude hacer nada con ella al salir del baño porque en ese momento volvió mi hija de la excursión y tuve que relatarle lo que había sucedido. Mi hija enseguida me echo en cara que no la hubiera llamado para que viniera a ayudar, pero en cuanto se despertó el bebe insistió en no molestar a Verónica y se lo llevo a dar un paseo después de darle el biberón.

Capitulo 5: EXHIBICIONISMO, LESBIANAS, SEXO, ZOOFILIA

Cuando mi vecina se levanto de la siesta le comente que mi hija había vuelto y había sacado al crío a pasear, y que yo había decidido invitarla a cenar aprovechando que mi hija tenia muchas ganas de estar con el crío y que ella me había confesado durante una de nuestras charlas que por culpa de eso hacia mucho tiempo que no salía con su esposo fuera.

Cuando estaba buscando en el armario un vestido para ponerse llego mi hija, la cual rápidamente se ofreció a ayudarla a elegir, así que tuve que conformarme con arrullar al crío mientras ellas se metían en el cuarto de mi hija, por suerte no cerraron la puerta por lo que pude acercarme y ver lo que pasaba dentro mientras paseaba al niño por el pasillo. Verónica se probo varios modelos y al final mi hija le dijo que el que mejor le quedaba era uno negro con un escote grande y sin tirantes, y con una abertura desde el tobillo hasta casi a la cintura, cerrada con una discreta cremallera.

Durante todo el rato mi hija había estado tocado a Verónica, excusándose en ayudarla, pero ahora que iban a escoger la lencería fue cuando se aprovecho de verdad, pues al comentarle Verónica que le picaba el coño porque estaba recién afeitada mi hija le dijo que entonces no usara nada que pudiera rozarla y así iría mas cómoda, además le dijo que se tumbara para darle una pomada que tenia para el picor. Mi vecina, haciendo gala de su habitual ingenuidad, se echo dócilmente en la cama y mi hija, tras buscar la pomada, le abrió las piernas todo lo que pudo y le empezó a acariciar el coño a Verónica; la cual cerro los ojos, denotando el placer que empezaba a sentir en la intensidad con que se mordía los jugosos labios. Mi hija se entretenía mas de lo normal acariciando sus labios y su clítoris, incluso le dijo a Verónica que se separara ella misma los labios para darle un poco por dentro, lo que aprovechó para meter uno de sus deditos en su interior. Seguro que Verónica estaba a punto de tener un orgasmo y mi hija lo noto, porque fue justo entonces cuando paro diciendo que ya estaba y a continuación, abriendo un cajón de la mesita, saco unas medias con ligueros.

Mi vecina le dijo que no sabia como se usaban, pues nunca las había llevado, así que muy amablemente mi hija se puso a ayudarla. También aprovecho la oportunidad para manosearle los muslos y el culo a mi vecina que, con la excitación que ya tenia, se dejaba hacer. Luego le puso el vestido, que le quedaba genial, ya que además de que por la raja se le veía el liguero y las medias, por el escote se desbordaban sus tetas. Mi hija le coloco el liguero bien para que no se le viera al andar, pero le recordó lo justo que le quedaba, y que si le subía mas el vestido para taparle el pecho se le vería mas la pierna y el liguero.

Luego le coloco el espectacular escote y le dijo una forma de que se aguantara en su sitio que a mi me pareció tonta, pero que me gusto horrores. Le bajo de un tirón el escote empezó a tocarle los pezones descaradamente, se los acariciaba y se los pellizcaba mientras le decía que si los llevaba bien erectos el vestido se sujetaría mejor.

No se si Verónica se creía esa tontería o no, pero le dejaba hacer, así que mi avispada hija estuvo un ratito jugando con ellos, hasta que justo antes de dejarlos tranquilos se inclino y les dio un pequeño beso a cada uno, demostrándole bien a las claras, por si le quedaba alguna duda, su inclinación sexual. Luego, mientras mi vecina se recuperaba aun de la impresión, le coloco el escote en su sitio, dejando bien marcados sus pezones en la tela del vestido. Lo mejor es que se veía que entre el pezón y el fin de la tela apenas había un dedo, mostrando un canalillo de vértigo y dando pie a que tuviera muchas esperanzas de que sus tetas asomaran al aire en cualquier momento. Pero mi hija me estropeo los planes al prestarle a Verónica un broche que le cerraba el escote, quedándome solo la satisfacción de ver botar sus tetas al andar con la esperanza de que saltaran fuera del vestido.

Ese aspecto de mi hija era completamente desconocido para mi, pero aun mas me sorprendió ver con que familiaridad apoyaba su mano en el pecho de mi abochornada vecina para decirle al oído quien sabe que cosas, y con que facilidad jugaba luego con sus piernas mientras le acomodaba por ultima vez el ligero, dándome mucho que pensar acerca de su falta de novios y su exceso de amigas.

Cuando salió estaba preciosa y tras despedirnos de mi hija y del nene nos fuimos en mi coche al restaurante. Al ir a salir del coche en la puerta del restaurante, y tras ser consciente me supongo de haberme dado una preciosa vista de su coño depilado al entrar al coche trato de ser mas comedida, lo cual supuso un esfuerzo extra a la cremallera de la falda, que no resistió y se rompió justo cuando ponía el pie en la calle.

Verónica se asusto mucho, pero yo le reste importancia mintiéndole vilmente al decirle que no se notaba nada. Porque la raja se había abierto lo suficiente como para verle el liguero, lo cual le daba un toque excitante. Yo iba a su lado haciéndola creer que la falda la tapaba, pero se le podían ver bien las medias. Yo notaba como poco a poco la cremallera iba cediendo mas, hasta que al llegar a la mesa y sentarse se abrió del todo, quedando sujeta por el fían, pero tan alto que dejaba hasta la cintura descubierta.

Verónica no se había dado cuenta de nada, así que se sentó y se puso a pedir la comida, confiando quizás en que al estar sentada nadie la podía ver. Y lo que ella no sabia es que al cruzar las piernas se le veía claramente el coño desde cualquiera de las mesas cercanas, y si alguien estaba interesado en verlo mas de cerca solo tenia que levantarse y pasar al lado nuestra hacia el aseo, que casualmente estaba en nuestra dirección.

Cuando pedimos ella dijo que iba al baño a colocarse un poco el vestido y al levantarse el vestido se ladeo dejando completamente desnudo su coño por un momento, hasta que ella se dio cuenta de lo que pasaba y rápidamente se lo coloco como pudo. Tardo un rato y al volver note que la raja era mas chica y tras fijarme bien vi que se había colocado el broche que mi hija le puso en el escote para cerrarlo, pero al hacerlo su pechera quedaba demasiado libre. Tanto que solo al agacharse para sentarse dejo sus dos tetas a mi vista y quizás a la de alguno de la mesa de detrás mía.

Para que se le pasara el disgusto a la pobre no dude en animarla a base de charla amena y vino, mucho vino, que ella bebía con bastante mas avidez de lo que debería debido a los nervios, pues a mediados del segundo plato ya estaba bastante borracha. Tanto que sus gestos empezaron a hacerse mas dinámicos y espontáneos, dándome una y otra vez buenas vistas de sus pechos desnudos bajo el vestido. Vestido que cada vez tardaba mas en colocarse y le costaba mas trabajo hacerlo.

Tanto tardaba en ocasiones que incluso tuve que decirle alguna vez que se tapara el pecho para evitar que formáramos un verdadero escándalo en el local. Y ella lo hacia y solo sonreía al hacerlo, dándome así a entender lo muy borracha que estaba ya la pobre. Así que pague la cuenta y salimos.

De camino al coche como iba medio caliente y ella iba recostada en mi aprovechaba para sobarle el culo por debajo de la falda y para quitarle el broche del vestido, dejando su coño a la vista de cualquiera que pasara. La pobrecilla ya ni se daba cuenta de lo que le hacia ni de donde estaba, se limitaba a apoyar su cabecita en mi hombro y dejarse llevar mientras yo le sobaba el culo bajo su falda a placer. Al llegar al coche no sabia si sentarla delante o tumbarla detrás, pero decidí que seria mejor lo segundo no fuera a golpearse contra alguna ventanilla si frenaba. Al ir a meter a mi vecina dentro se quedo a cuatro patas sobre el asiento de atrás, con la cabecita sobre el asiento, y decidí que ya no podía esperar mas. Así que viendo su culo en pompa desnudo no lo dude mas y me saque la poya. La penetre sin mas y ella empezó a gemir a pesar de la borrachera, y note como el interior de su coño se empezaba ya a humedecerse.

Pero previniendo el correrme en su interior como por la tarde decidí que ya era hora de probar aquel culito que seguro era virgen y sacando mi poya bien lubricada de su coño la puse en su ano y empecé a apretar. A pesar de estar bien lubricada esta vez no fue tan fácil como en la ducha y me costo bastantes esfuerzos meterla hasta el fondo, porque aunque al principio la punta entro con una cierta facilidad a medida que penetraba la cosa se estrechaba cada vez mas, haciéndome tan costoso como placentero el avance. Cuando llevaba metido dentro mas de la mitad empecé a bombear un poco para ir dilatándola y cuando lo creí oportuno de un golpe la metí hasta el fondo de su culo, lo que la hizo dar un pequeño grito de dolor y placer que gracias a que estábamos en un parking nadie lo escucho. Tras dejarla un rato a que se habituara a mi tamaño empecé un frenético movimiento de mete saca en su culo, mientras con la otra mano le sobaba el clítoris y le metía varios dedos por el coño, notando como cada vez estaba mas caliente y como se estaba corriendo de placer.

Yo no iba a ser menos, y como esta vez no necesitaba usar preservativos tuve el inmenso placer de correrme en su recién desvirgado culito. Y eso hice, me corrí de un modo tan abundante y con tantas ganas que nadie diría que esa misma tarde me la había follado, mas bien parecía que hacia un mes que no eyaculaba dada la cantidad de semen que solté. Cuando me recupere y se la saque empezó a salir de su culo un reguero de semen debido a la gran cantidad que había eyaculado mezclado con un poco de sangre debido a la estrechez de su culo. La coloque un poco y tras limpiarme y reponer mi ropa monte en el coche y me dirigí a casa.

Aparque cerca y la baje, pero apenas se sostenía y tenia que agarrarla mucho de su vestido, tanto que se rompió el trozo que le quedaba dejando su culo y espaldas desnudo y por delante casi también porque solo estaba sujeto por el cuello. Así que, como le iba recolgando y se lo iba pisando, decidí quitárselo cuando llegamos al portal. La tenia completamente desnuda allí en el portal y me imaginaba que pasaría si algún vecino llegaba. Cuando por fin llegamos a casa Verónica directamente se fue al baño a vomitar y yo la deje y me fui a prepararle un te. Al regresar al baño vi como Dodo estaba saltando sobre su espalda.

La pobrecilla estaba todavía acabando de vomitar dentro del water apoyada a cuatro patas sobre la alfombrilla del baño, supongo que por tener aun demasiado débiles las piernas como para sostenerla, y no se había dado cuenta de que Dodo estaba situándose detrás suya, luciendo ya un empalme bastante descomunal. Supongo que podría haber evitado que hiciera nada mas, pero pensé que ya iba siendo hora de que el animalito disfrutara también, así que me quede quieto en la puerta viendo el espectáculo.

Dodo estaba nervioso y parecía que no sabia demasiado bien que hacer porque primero lamía su almeja y luego saltaba golpeándole con la poya en la entrada de su coño, pero sin acertar dentro, así que volvía a lamerle otro poco y lo volvía a intentar. Era una verdadera pena que mi vecina tuviera la cabecita metida dentro de la taza, pues me hubiera gustado ver su cara, pero la pasividad con la que soportaba los reiterados intentos de Dodo era elocuente por si misma. Mientras lo miraba no dejaban de pasar por mi mente los recuerdos de ver a Dodo lamiendo y metiendole su lengua en el culo la noche anterior.

Hasta que por fin en una de las montadas a su espalda su poya hizo diana. Y por el fuerte gemido que se le escapo a mi vecina tuvo que ser una diana perfecta, pues el animal enseguida la enlazo con sus patas por la cintura y empezó a cabalgarla a un ritmo endiablado. Dodo le pegaba unas embestidas increíbles y Verónica entre la excitación y la borrachera se dejaba hacer, acompañando sus movimientos con los de Dodo. Incluso vi como pasaba una mano entre sus piernas y se acariciaba el clítoris, y al mismo tiempo la poya de Dodo cuando rozaba con sus dedos. La cual, por cierto, no tenia nada que envidiarle a la de un humano, siendo casi tan grande como la mía aunque algo mas estrecha, salvo en el centro, donde se hinchaba hasta parecer una pelota de tenis.

Como mi vecina parecía estar en otro mundo me acerque para ver mejor lo que pasaba y vi como la poya de Dodo entraba entera en su coño mientras ella se acariciaba. También vi como sus enormes tetas desnudas colgaban, moviéndose por los embistes de Dodo, y como golpeaban contra el water. Y sobre todo vi como tenia los pezones de duros por la excitación. Así que tendiéndome debajo de ella empecé a amasar sus tetas y a pellizcar sus duros pezones, sin que mi vecina pareciera reparar siquiera en mi presencia. Era fantástico el tacto que tenían sus tetas y el sabor cuando las chupaba.

Mi vecina ya no vomitaba, se limitaba a gemir cada vez mas fuerte con los ojos cerrados, mordiéndose los labios para no gritar mientras Dodo se corría por fin en su interior, eyaculando como la bestia que era metiendole hasta la bola en el interior de su coño. Yo estaba disfrutando lamiendo y chupando sus pezones e incluso notaba que aun le salía un poco de leche de ellos, lo que me aclaraba de una vez por todas el inusitado interés que tenia Dodo por sus tetas. De momento note que Verónica se tensaba comprobando que se estaba corriendo y fijándome en que Dodo también lo hacia.

Al acabar Dodo, y como ya me esperaba, el muy ladrón se quedo enganchado a mi vecina como si fuera una perrita callejera, así que como sabia que iba a estar varios minutos en esa posición le coloque una toalla a mi vecina bajo la cabeza y me separe de ellos, disfrutando al ver que Verónica seguía gimiendo cada poco rato cuando Dodo se movía sin que pareciera haberse dado en ningún momento cuenta de mi presencia. Eso si, con tanto cansancio se quedo dormida sobre el water y viéndola así de indefensa empecé a pajearme mientras acariciaba de nuevo sus tetas. Cuando estaba a punto de correrme le acerque la poya a la boca que tenia entre abierta y dispare varios chorros de semen que impactaron en su cara y en el interior de su boca. Mi vecina no reacciono en absoluto, limitándose a deglutir la carga de semen como si fuera un sabroso postre, lo cual me dio pie a meterle la punta de la poya en la boca, dejando así que me la limpiara de restos de semen como si fuera un bebe con un chupete nuevo.

Cuando Dodo se separo de ella de su coño empezó a salir una gran cantidad de líquidos debido a la gran corrida del animal. La limpie como pude con una esponja mojada y la lleve a acostar. Como mi hija ya me había avisado de sus intenciones la lleve directamente a mi dormitorio, puesto que mi vecina tendría que compartir mi cama de matrimonio con mi hija para que yo me trasladara a su cuarto.

Yo hubiera preferido compartir la cama con Verónica, pero entendí que era lo mas apropiado, así que la lleve poco menos que arrastras hasta el cuarto y la deposite desnuda junto a mi hija, la cual me dio la impresión de que también dormía desnuda, pero con la poca luz que entraba de fuera no podía afirmarlo. El ultimo en entrar en el cuarto fue Dodo, que ya tenia situada su camita a los pies de la de matrimonio y al que supuse que no le quedarían muchas ganas de cachondeo después del lote que se acababa de dar.

Capitulo 6: EXHIBICIONISMO, ZOOFILIA, SEXO, LESBIANAS

Por la mañana al levantarme ya eran las nueve y como mi ropa estaba en el cuarto donde estaban mi vecina y mi hija me disponía a entrar pensando que aun dormían pero escuche unos sospechosos gemidos y abriendo ligeramente la puerta me sorprendí al ver que mi hija y Verónica se estaban enrollando. Para ser exactos parecía simplemente que mi hija se estaba tirando a la vecina porque Verónica estaba aun con los ojos cerrados y se limitaba a gemir pasivamente mientras mi hija desnuda se restregaba contra su cuerpo chupando ansiosa de sus gruesos pezones.

Entonces mi hija puso a Verónica a cuatro patas y se coloco con la cabeza debajo de su coño, dejando su coño libre y muy cerca de Dodo, el cual parecía estar esperándolo, porque enseguida se puso a lamer el coño de mi hija, la cual le dejo hacerlo sin inmutarse. parecía que mi hija se estaba excitando con las lamidas de Dodo, y a Dodo le estaba creciendo un rabo impresionante.

El ver a mi hija teniendo sexo con Dodo y mi vecina a la vez me estaba resultando tan extraño como excitante, aunque pareciera algo tan obsceno. Pero de la escena lujuriosa que se desarrollaba ante mis ojos lo que mas me excitaba, aunque parezca mentira, era la expresión de placer que veía en la cara de mi vecina, la cual permanecía aun con los ojos cerrados dejándose llevar, pero se mordía el labio para no gemir mientras tenia la cabeza situada justo encima del ombligo de mi hija a solo un palmo de Dodo.

El caso es que mi vecina no parecía tener el mas mínimo interés en lamer a mi hija, a pesar del interés y el entusiasmo con que la estaba lamiendo ella... y eso no parecía hacerle mucha gracia a mi hija. así que puso a Verónica en la cama boca arriba, estirándola hasta que dejo su coño justo en el borde de la cama. Dodo no tuvo ningún problema para alcanzar su ya encharcado coño y empezó a lamer mientras mi hija se ponía de rodillas sobre la cabeza de Verónica y bajaba poco a poco acercándole el coño a su boca.

Verónica seguía con los ojos cerrados, y no pondría la mano en el fuego de que se hubiera dado cuenta de que era Dodo y no mi hija la que la chupaba. A pesar de todo cuando mi hija se sentó sobre su boca no pude ver bien lo que pasaba, pero el ver con que rabia le apretaba las tetas mi hija a mi vecina me hizo pensar que no estaba colaborando tanto como ella desearía.

Hasta que Dodo se intento montar y penetrar a Verónica, que ella levanto la cabeza de debajo de mi hija y se quedo paralizada al darse poco menos que de morros con Dodo. Con el miedo que aun le tenia seguro que no sabia que hacer la pobrecilla, pero mi hija reacciono rápidamente y aparto a Dodo un poco; luego, poniéndola a cuatro patas en el suelo cogió a Dodo y lo acerco, montándola encima de Verónica que estaba paralizada con la cabeza apoyada en la cama y sin saber que hacer. Al hacerlo quedo frente a mi y vi como a la pobre le caía una lagrima por su mejilla, aunque no tuve tiempo de compadecerme de ella porque mi hija se metió enseguida debajo y empezó a lamer el coño a Verónica a la vez que le tocaba a Dodo la poya, ayudándole a penetrar a mi vecina.

Cuando mi hija vio que Dodo tenia el sitio y el ritmo cogido salió de debajo y se volvió a situar frente a Verónica, sentándose en la cama y cojiendola por los pelos para dejarle bien claro lo que tenia que hacer. Solo veía la espalda de mi hija, pero sus sonoros gemidos de placer me indicaron bien a las claras que mi vecina había cedido a sus deseos. Y mientras Dodo embestía a Verónica sus pechos bamboleaban desafiantes mientras mi hija jugaba con ellos de vez en cuando, pellizcándole los pezones con algo de maldad. Y así estuvieron un rato hasta que Dodo dio un fuerte empujón y se paro, lo que me indico que se estaba corriendo dentro de mi vecina. Yo no sabia si Verónica estaba gozando o no, solo veía gozar a mi hija y a Dodo... pero cuando el perro se salió y se lió a lamer todo el liquido que rezumaba de su coño me pareció que mi vecina movía los muslos como si se estuviera corriendo. La que si se corrió como una golfa fue mi hija, sujetando fuertemente del pelo a Verónica mientras lo hacia contra su boca.

Verónica quedo rendida y se desmayo allí mismo, por lo que mi hija la cogió por las caderas y la termino de subir a la cama, empujándola hasta que quedo boca abajo con sus piernas abiertas y aun rezumando una gran cantidad de semen de la anterior cabalgada de Dodo. Luego mi hija se marcho a ducharse, por lo que me escondí a un lado y en cuanto pude entre en la habitación, porque el ver esta escena me había puesto tan caliente que tenia que desfogarme de cualquier modo. Cuando entre vi que el picaron de Dodo había vuelto a las andadas y estaba de nuevo lamiendo su coño, aunque al estar ella en una posición horizontal su larga lengua se paseaba hasta el agujerito del culo, el cual tenia ya bastante dilatado.

Como vi que tenia la poya otra vez preparada para la acción y que en breve intentaría asaltarla de nuevo, busque rápidamente a mi alrededor y no tarde en encontrar unos calcetines, los cuales enrolle como una bola y se los metí en el coño a Verónica, que ni se inmuto, dejándole solo una opción a Dodo. Luego le puse la almohada debajo del vientre, alzándole aun mas el culito, y pude ver a escasos centímetros como Dodo se monto encima y estuvo dando envites hasta que atino en el único agujero que le quedaba libre. Era tan morboso que sentía que mi poya iba a explotar, por lo que me puse delante de mi vecina a ver si era capaz de mamarmela, pero por desgracia estaba tan cansada que no tenia fuerzas ni para chupar. así que me hice una paja a su salud, eso si, corriéndome en su boquita entreabierta al acabar. Luego me marche de allí, no fuera a regresar mi hija de improviso, dejándola con Dodo todavia montado sobre su trasero, penetrandola con unos golpes cada vez mas freneticos y salvajes. Supongo que mi hija se haria cargo de la situacion al regresar de la ducha porque no volvi a verlas hasta bien entrada la tarde, cuando mi hija se llevo al crio de mi vecina de paseo para no coincidir con su novio cuando viniera a verme, dejando a Verónica aun dormida en mi habitación.

Capitulo 7 : EXHIBICIONISMO, SEXO, TRIO

Cuando por la tarde vino el novio de mi hija a ver el futbol como lo hacia normalmente acomode a Ramón en el salon y fui a avisar a Verónica para que se levantara y atendiera a Ramón mientra yo me duchaba. Ella estaba todavia desnuda en mi cama desnuda y cuando ya estaba entrando en la ducha escuche a mi vecina llamarme, y supuse que como mi hija había cojido su ropa para lavarla no tenia nada que ponerse para salir... y seguro que deseaba que le llevara ropa.

así que me dirigí despacio a su encuentro, tapandome con una toalla, y al llegar al salon vi que Verónica, aprovechando que Ramón veía la tele, salía del cuarto sigilosamente para tratar de buscar ropa en el dormitorio de mi hija. Enseguida me percate de la oportunidad que tenia, y le hable en voz alta para que Ramón se girara a verla.

A mi vecina no le dio tiempo de ocultarse, claro, y sorprendida a mitad de camino no le quedo mas remedio que taparse con una mano abajo y cubrir con el otro brazo lo que buenamente podía de arriba, que era mas bien poco. Y yo, avispado que estaba, aproveche para presentarlos, viendo la cara de verguenza de Verónica y los ojos salidos de Ramón, que miraban mas a sus tetas y coño que a su cara.

El chico no tenia un pelo de tonto, así que salto disparado del sofa tendiendole la mano a mi vecina. La cual, teniendo que decidir, le dio la que tapaba sus pechos, dandole así una vision perfecta de sus melones desnudos mientras se agitaban al ritmo del apreton de manos.

Luego me dedique a contarle a Ramón el problema de Verónica, ampliando todo lo que pude la charla mientras ella permanecia allí esperando, roja de vergüenza, y Ramón sin perderse detalle. Fue entonces cuando le dije a mi vecina que le sirviera a Ramón otra copa, y este capto la idea enseguida, pues rápidamente le dio los dos vasos vacios que estaban sobre la mesa. Verónica no tuvo mas remedio que coger los vasos, dejando completamente a la vista sus tetas bamboleantes y su coño que ya empezaba a oscurecerse por el pelo que le crecia.

Mi vecina no sabia que hacer, pero su espiritu sumiso pudo mas que su pudor y se fue a la cocina en busca de las bebidas, enseñando de paso a Ramón lo único que le faltaba por ver, su culo esplendoroso. En cuanto desaparecio de la vista el novio de mi hija me hizo un gesto la mar de elocuente y yo me aguante como pude las ganas de reir. así que me fui a la cocina detrás de ella y le pregunte a Verónica que porque me llamaba, y al decirme lo de la ropa le dije que mi hija estaba lavandola y despues me fui a la ducha, dejandola sola con el. O al menos eso quise hacerles creer, pero lo cierto es que me limite a darme un agua rapida y dejar sonando el grifo mientras me acercaba a la puerta y espiaba a traves de la rendija lo que pasaba en el comedor.

Lo primero que vi es que estaban los dos sentados hablando frente a frente, desde mi posición veía a Ramón de espaldas pero tenia clara visión de Verónica. La cual se había colocado una liviana camiseta que, aunque tapaba sus pechos, le estaba tan ceñida que era como si no llevara nada puesto, marcandose desafiantes sus gruesos pezones. Ademas le estaba tan corta que dejaba claramente a la vista su chocho, del cual Ramón estaba seguno que no se estaba perdiendo ningún detalle, pues mi vecina andaba ya con tal confianza que dejaba las piernas abiertas muy a menudo.

Fue entonces cuando Ramón me dejo a mi alucinado y a Verónica supercortada pues le pregunto que si le pasaba algo en la entrepierna, ya que la notaba muy nerviosa y tocandose mucho. Mi vecina, muy colorada, le contesto que se había depilado y que le picaba, pues le estaba creciendo el vello. Ramón le dijo que quizas estubiera irritada y que si deseaba que se lo mirara, a lo que Verónica solo atino a ponerse roja como un tomate.

Ramón tomo aquello como un consentimiento, y sin perder un segundo se arrodillo delante de ella, le separo las piernas y se puso en medio, levantándole la cortisima camiseta para dejar ante sus ojos un coño abierto y tan humedo que desde mi posición podía verlo brillar. Luego la empezó a tocar, diciendole que ya pinchaba y que pronto tendria que repasarselo, y que tenia una pequeña eruccion. Le separo los labios, según él para verle bien toda la zona, aunque en realidad lo que hacia era que la acariciaba descaradamente, jugando con su clítoris y metiendole un dedo en la vagina. Despues le puso las piernas sobre el sofa, plantando sus talones sobre el cojin, con lo que tuvo tambien un plano genial de su pequeño ano recientemente dilatado. Verónica estaba excitada pero tambien avergonzada porque Ramón seguro que estaba viendo los restos de semen que tenia en sus partes.

Entonces me fui a cerrar el grifo del lavabo y volvi al salon tras echarme un poco de agua por encima, simulando acabar de ducharme. Al entrar mi vecina se asusto y se puso aun mas nerviosa y colorada; mientras Ramón, muy natural, me contaba lo que pasaba y me pedia una pomada para darle a Verónica en la zona para calmarla. Entonces me acerce como para comprobarlo por mi mismo y empece a tocar yo tambien su coño. Verónica estaba con los ojos cerrados y se la notaba excitada, pues se le marcaban sus pezones con nunca, y su coño estaba súper lubricado con cuatro manos tocandolo y sobandolo.

Le di la pomada a Ramón y le comente a los dos que podriamos cenar fuera, invitando a Ramón por el favor que iba a hacerle a Verónica, y que después pasariamos a por las herramientas de Ramón para abrir la puerta. Mi vecina asintio enseguida y Ramón, aunque dijo que no era necesario, tuvo que aceptar ante la insistencia de ambos. Verónica salto del sillon diciendo que se iba a vestir, a lo que yo le dije "ponte elegante" y mirando a Ramón le sugeri que porque no la ayudaba a elegir la ropa mas adecuada, al tiempo que le guiñaba un ojo. Ramón, claro, se levanto enseguida y vi como mi vecina se ponía colorada, pero no decía nada, acpetando sumisa su compañía.

Yo me vestí rápido y me dirigí a ver que hacían los tórtolos. Verónica estaba probándose los vestidos que le sugería Ramón, el cual la ayudaba a ponérselos, aunque mas que ayudar lo que hacia era sobar sus tetas y su culo, lo cual le estaba provocando una erección que se le notaba claramente. Al final se puso un vestido de fiesta negro con un escote exageradisimo por delante, que se cerraba con una especie de cuerda que pasaba a traves de unos grandes ojales a cada lado del escote. Ramon tuvo que usar bastante fuerza y mucha maña para lograr que no asomaran sus pechos por completo a traves de la abertura, ya que al ser de una talla bastante inferior a la que necesitaba a duras penas logro meterselo. Una vez que se puso unos zapatos a juego el resultado fue de lo mas llamativo, estaba súper cachonda así vestida.

Entonces Ramón, dandole los ultimos apretones a sus pechos, le dijo que estaba genial y que le se había puesto tan cachondo que no podía salir así a la calle; y, sin cortarse un pelo, le dijo que si le importaba que se desahogara allí mismo. Mi vecina se quedo asombrada viendo como asi, sin mas, Ramón se sacaba su herramienta fuera del pantalón, la cual era enorme por cierto, y se empezaba a pajear a escasos dos metros de ella.

Ramón, viendo que no decía nada, se fue acercando mientras se masturbaba, hasta que le cogió la mano y la puso sobre su poya. Verónica, como hipnotizada, empezó a subir y bajar la mano mientras Ramón le cogió del cuello y le dio un tremendo beso en la boca. Despues de besarla como un salvaje durante un buen rato le bajo la cabeza hasta que su poya toco los labios de Verónica, la cual abrió la boca y empezó a chupar sumisamente. Mi vecina, obligada por Ramon, se metía la poya casi entera en cada empujón, lo que le provocó bastantes arcadas. De todos modos estuvo poco tiempo pues pronto le retiro la cabeza y su poya empezó a escupir gran cantidad de semen, que impactaba directamente en la cara de Verónica, la cual quedo toda pringada.

Deje unos instantes para que se recuperaran y entonces entre en la habitación y les pregunte si estaban ya preparados, a lo que me respondieron que ya casi estaban, mientras Ramón se guardaba la aparatosa herramienta dentro de los pantalones y mi vecina se dirigia al baño a limpiarse los restos de semen y a maquillarse. Decidi que era el momento adecuado de darle un regalo a Ramon y, sacando del cajon de la mesilla las bolas chinas, las guarde en su pequeño estuche y se lo entregue en silencio, al tiempo que le guiñaba un ojo a mi sorprendido complice.

Lo cierto es que el vestido le quedaba tan ceñido en las caderas que la pobre apenas podia andar, por lo que al llegar al coche la tuvimos que ayudar entre los dos a que sentara en el asiento del copiloto. En ese momento el vestido se le subio tanto que mostro clamarente no solo el liguero y las medias que estaba llevando, sino que incluso asomo parte de su coño depilado. Mas tarde, en el transcurso de la velada, mi vecina me confeso que el motivo no era otro que el de no haber encontrado mas que bragas sucias o aun mojadas en los pocos minutos que le dimos para que se acabara de vestir; por lo que supuse que mi hija estaba detrás de esa pequeña broma, pero no le di mayor importancia, porque el beneficio era para mi. Ya que al sentarse la pierna derecha, que es donde estaba la raja, quedo completamente a la vista, dado que al subir el vestido para no romperlo la abertura se iniciaba casi a partir del ombligo. La vision de Verónica era genial, con las grandes tetas super apretadas, amenazando con hacer estallar las costuras y los pezones marcados claramente a traves de la tela. Pero sobre todo por la pierna desnuda hasta la ingle, mostrando la media y el liguero y dejando ver en cada curva parte de su coño desnudo y depilado.

Al poco de estar circulando note a mi vecina mas nerviosa y como agitada, y al parar en un semaforo y fijarme bien pude ver como el espabilado de Ramon había introducido su brazo entre el asiento y la puerta del copiloto y tenia metida su mano a traves de la abertura del vestido. Me dio rabia no haberme dado cuenta antes de ese detalle, pero ya no quite ojo de esa zona, pudiendo percatarme de que el muy bribon tenia ya dos dedos metidos bien al fondo, entrando y saliendo como Pedro por su casa de su calida cuevecita. Pero aunque no quedaba demasiado trayecto hasta el restaurante procure ir lo mas despacio posible para tener que para en otro par de semaforos, que me permitieron apartar un poco mas la tela que tapaba su entrepierna y ver que Ramon estaba metiendole las bolas chinas en el coño.

Me sorprendio mucho que mi docil vecina no hiciera lo mas mínimo para evitarlo, limitandose a morderse los labios y respirar agitadamente por la nariz. Lo que provoco que sus pezones se pusieran aun mas erguidos, si eso era posible, y duros como piedras. Asi que en el siguiente semaforo que tuve que parar metí dos dedos por entre las cuerdas y pellizcando uno de esos pezones consegui sacarlo fuera por el escote frontal del vestido. No me costo apenas esfuerzo, y Verónica estaba tan acelerada con lo de las bolas chinas que ni se dio cuenta de lo que pasaba, por lo que cuando al final llegamos al restaurante solo yo sabia porque la miraban con tanta atencion los camareros y comensales.

La cena estuvo espléndida, sobre todo porque los solicitos camareros no dejaban de venir a nuestra mesa con el menor pretexto, para poder ver bien de cerca el grueso y descarado pezon que tan bien se veía a traves de las cuerdas del escote. Pero quiso la mala, o buena, suerte que en un momento dado que Verónica se levanto para ir al baño se enganchara la parte trasera de su vestido con la silla, lo que provoco que al levantarse bruscamente del asiento se esforzasen tanto las ya tensas cuerdas del escote que terminaron por rasgar los ojales del vestido, quedando durante unos breves y maravillosos instantes con todo el torso desnudo.

El pequeño gritito de sorpresa que emitio Verónica provoco el logico alboroto entre los comensales y los camareros, que enseguida se acercaron con el pretexto de ayudar. Pero lo cierto es que la muy torpe del tiron que había dado había desgarrado los seis ojales, por lo que ni con mi ayuda ni la de Ramon pudimos

arreglarlo. Y, dado que mi vecina tenia que usar ambas manos para sujetar lo que le quedaba del vestido, dificilmente podía comer o podiamos seguir con la velada. Asi que como pudimos se lo preparamos para poder terminar la cena, aunque al mas mínimo movimiento dejaba algo al desnudo.

Capitulo 8: EXHIBICIONISMO, SEXO, TRIO

Acabada la cena decidimos ir a casa de Ramón a por las herramientas y ver si tenia algo de ropa de mi hija allí, pues de lo contrario tendriamos que volvernos a casa y dar por acabada la fiesta. La casualidad quiso que el compañero con el que Ramon compartia piso (un estudiante de bellas artes) estubiera en casa y, al no encontrar nada que pudiera ponerse Verónica, y tras decirle el problema que teniamos, el chico comento que que nos parecía si el le pintaba algo sobre el cuerpo y así no tendriamos que volver a casa. Mi vecina no parecía muy dispuesta, pero al ver las fotos de los trabajos del chico, y con las copas de mas que llevaba, al final acepto hacer una prueba a ver como quedaba.

Mientras yo miraba sentado desde un comodo sofa con una copa en la mano lo que sucedia y Ramón se desacia del trapo en el que se había convertido la parte de arriba del vestido de su novia el chico se fue a por sus cosas de pintura... y a hablar a solas con Ramón. A su regreso venia bastante mas animado, y tras darle ramón otra copa a Verónica nos dedicamos a mirar los dos como el chico desarrollaba su labor.

El otro chico le dijo a mi vecina que se debia quitar las medias y el liguero porque podían mancharse, a lo que mi vecina, muy colorada, no atino a replicar, asi que se despojo de lo poco que le cubria, quedando completamente desnuda ante nosotros. Enseguida el chico se planto muy animado entre sus rodillas separadas y empezó a pintar su torso, dibujando un poco y agarrando mucho. Lo cierto es que el chico dibujaba de fabula, lo cual no quita que se aprovechara de lo lindo de la pobre Verónica, que estaba supercortada y con una borrachera encima que era cada vez mas evidente. Por eso no me estraño que mi vecina le dejara dibujara a sus anchas, a pesar de que tambien estuba pintando su coño y sus piernas al igual que su culo. Incluso cuando, en un momento dado, le pidio que estando de pie se inclinara hacia delante, dejando su culo y su coño bien expuesto ante nosotros; y, no conforme solo con eso, le pidio que se abriera bien las nalgas mientras el deslizaba sus pinceles una y otra vez por sus zonas mas intimas.

El trabajo fue genial, pues al acabar no se distinguia si llevaba ropa real o era pintada. Le había puesto una camiseta escotada con un solo tirante ancho a la izquierda y un pantalon blanco de esos piratas y les aseguro que desde mi silla no era capaz de distinguir si era de verdad o no. Solo al acercarme a ella me di cuenta de que sus pezones se marcaban de un modo descaradisimo, y de que la abertura de su coño y la de su culo no podian disimularse de ningún modo a tan corta distancia... pero no se lo dije, claro, sabedor de que la muy ingenua se fiaria de nuestras respuestas.

Aun asi Verónica prefirio quedarse con la ropa de abajo puesta, por lo que tuvimos que usar un cinturon de Ramon para que le sujetara la parte de abajo del vestido, la cual conjuntaba perfectamente con sus pechos pintados. Mientras mi vecina se vestia el amigo de Ramón dijo que si podía acompañarnos, a lo que le dijimos que si al unisono, pues su esplendido trabajo bien merecia una recompensa, así que nos fuimos los tres de copas con Verónica. La verdad es que no era mi intencion conocer los antros de los jovenes, pero esos chicos sabian como hacer para que mi vecina tuviera siempre una copa llena y se deshinibiera hasta el punto de empezar a bailar en uno de los pubs mas abarrotados en que estuvimos.

Con tanta gente el calor se estaba haciendo insoportable para Verónica, entonces Ramón le dijo que teniendo pintado tambien la parte de abajo se podía quitar la falda y las medias, y que bien tonta era si no lo hacia. Ella no estaba del todo convencida, pero al poco rato fue al baño y regreso con la ropa en una mano, que rápidamente desaparecio en las de Ramón camino del coche aparcado cerca.

Con la oscuridad no se notaba apenas que iba desnuda, pero nosotros lo sabiamos y estabamos a cien, y hablo en plural porque cuando iba a acariciarle su coño me tope con una mano que tenia metido un dedo ya en su interior. Cuando la mire a la cara vi sus ojos cerrados y su boca entre abierta y la cabeza del amigo de Ramon apoyada en su nuca. El muy espabilado llevaba detras de ella un buen rato, así que no tenia forma de saber cuanto tiempo llevaba masturbandola, pero lo cierto es que no me importo demasiado, porque la escena era muy sensual... aunque Ramón no era tan paciente como yo.

Lo digo porque lo tenia cerca mia bailando y esperando ansioso a que su amigo acabara. Cuando termino de masturbarla note como a Verónica se le doblaban las rodillas, señal bastante elocuente de que se estaba corriendo, asi que la sujete y la acurruque en mi hombro para que se recuperara un poco. Pero entonces llego Ramon, el cual le pregunto que si queria bailar; y mi vecina, ya un poco repuesta, acepto, supongo que huyendo del amigo de Ramón.

El cual se quedo junto a mi, metiendo sus dedos en la copa de Verónica para limpiarselos, mientras me guiñaba un ojo. Cuando le pregunte si se había divertido me dijo que mucho, pero que esperaba divertirse aun mas con nosotros, sobre todo si mi vecina seguía sudando así.

No tenia muy claro a que se referia, pero en ese momento Ramón regreso solo a nuestro lado diciendo que Verónica fue al baño. Los tres estabamos pendientes de que saliera para verla, y al salir del baño nos quedamos alucinado mirando su estilizada silueta y viendo como en algunos lados la pintura ya se estaba difuminando, dejando a la vista porciones cada vez mas generosas de su piel. Pero lo que mas me llamo la atencion es que en su entrepierna colgaba algo. No me lo podía creer, pero al acercarse mi vecina a nuestro lado reconoci el cordon y la anilla de las bolsa chinas.

El caso es que Ramón no quiso esperar a que Verónica se diera cuenta y volvió a sacarla a bailar, aunque esta vez su amigo se les unio. Yo no quise ser menos, y pegandome a la barra lo mas cerca posible de ellos intente ver lo que hacían. Lo cual me fue bastante dificil, dada la cantidad de gente que había en la pista, que mas parecía un metro en hora punta que una zona de baile, asi que para cuando llegue a la altura de mi vecina ellos ya llevaban un rato bailando bien pegados. Tenia uno por delante y otro por detrás, tan pegados a ella que a Verónica casi ni se la veía, puesto que solo se notaba el movimiento que tenian las manos de ambos sobre sus pechos. Mi vecina, con los ojos casi cerrados y la melena cubriendole parcialmente la cara, se movía al ritmo de nuestros amigos, los cuales practicamente parecian soldados a su cuerpo. Hasta que vi como Verónica echaba la cabeza bruscamente toda hacia atrás y parecía que se desvanecia, momento en el cual mis dos nuevos amigos se separon y se apresuraron a ponerse bien los pantalones. Fue entonces cuando cai en la cuenta de que se la habian estado beneficiando a duo en mitad de la pista de baile, pero no pude pensar demasiado en ello, pues mi vecina requeria nuestra atencion.

Viendo al calor que hacia y que si seguiamos asi Verónica se quedaria desnuda decidimos salir y volver a casa, aunque antes paramos a tomar algo en una terraza de un bar que estaba justo enfrente del parking donde teniamos el coche. Cuando el camarero se acerco a nosotros se dio cuenta de como iba Verónica, y se le formo un bulto impresionante en el pantalon. No era el único que sospechaba algo, porque uno de los pezones de Blanca, quizas por los continuos manoseos, ya empezaba a tomar su tono rosado natural, marcandose descaradamente en el resto de la pintura; al igual que buena parte de su coño, que de hacer pis y de las penetraciones ya no tenia pintura ninguna, aunque al estar bajo la mesa solo podiamos verlo los que estabamos a su lado, y el afortunado camarero que no paraba de ir y venir alrededor nuestro.

Esta situacion nos tenia a todos muy excitados, por lo que pagamos y nos fuimos a por el coche que teniamos en el parking de enfrente. Y al llegar ibamos tan calientes que Verónica estaba siendo sobada y chupada por todos, y ella no solo aceptaba nuestro acoso, sino que iba acariciando nuestros paquetes; eso si, un poco a regañadientes y ayudada por nuestras manos, pero lo hacia. Como el parkin estaba desierto no aguantamos mas y Ramón sentó a mi vecina sobre el capo del coche y asi, sin mas, se la saco de dentro de los pantalones y la penetro.

Para mi sorpresa Verónica no dijo ni mu, se limito a gemir apagadamente mientras yo tocaba sus pechos y el amigo de Ramón trataba de que se la chupara. Entonces Ramón se aparto de mi vecina y le saco las bolas chinas que aun estaban dentro, supongo que porque le incomodaban, luego se estiro en el suelo entre dos coches y tiro de ella para sentarla encima de su poya. Verónica no parecía muy dispuesta, pero en ese momento ya la empuje un poquito y enseguida volvió a estar penetrada. Viendo su esplendido culo tan disponible me baje rápidamente los pantalones y de un solo empujón se la metí, soltando ella un grito de dolor... pero que tambien sonaba mucho a placer.

Lo cierto es que no me averguenza reconocer que no tarde demasiado en correrme en su interior, pero no vino mal porque el amigo de Ramón hacia rato que me soplaba cerca del oido mientras le amasaba las tetas esperando su turno ansioso. Asi que me retire y le cedi mi puesto, pasando yo delante de ella, que ya estaba tan enardecida con la doble penetracion que apenas tuve que insitir para que cojiera mi poya y se pusiera a chuparla, lamiendo los restos de mi corrida sin reparar en ello.

Los chicos, mas jovenes y potentes, aun cabalgaron un rato mas sobre el cuerpo de Verónica antes de eyacular. Para cuando lo hicieron la tenian tan agotada que se quedo dormida nada mas meterla en el coche. Ramón y yo nos sentamos atras con Verónica tumbada encima nuestra, mientras su amigo conducia de regreso a casa. Entonces Ramón saco de su bolsillo las bolas chinas que yo le había regalado y se entretuvo en meterselas una a una y bien despacio a mi vecina por el culo mientras yo le acariciaba divertido las tetas. Al llegar tuvimos que aparcar algo retirados de mi casa, y al bajar del coche Verónica no se mantenia en pie, por lo que la tuvimos que llevar casi en volandas entre los tres. Yo iba detras casi todo el rato, viendo su culito penetrado por las bolas chinas y como le escurria el semen por los muslos.

Capitulo 9: SEXO, ORGIA, ZOOFILIA

El caso es que subimos a la casa y vimos que mi hija ya había acostado al niño y nos esperaba con la cara muy larga. Así que mande a Ramón a que hablara con ella mientras su amigo y yo dejabamos a Verónica en el baño, arrodillada junto al water porque con el pedo estaba a punto de vomitar. Yo confiaba en que mi vecina se recuperara mientras hablabamos con mi hija, porque en cuanto le dijimos como se encontraba insistio en ir a verla. Pero la sorpresa al volver al aseo fue ver a Dodo que había entrado en nuestra ausencia y estaba encima de Verónica meneando su cuerpo de un modo tan elocuente que era indiscutible que se la estaba follando, y mi pobre vecina con la cabeza junto al water y sin fuerzas ni para quejarse.

No esperaba la reaccion de mi hija, que se hecho a reir al ver el espectaculo, abrazando luego al amigo de Ramón y dandole un soberbio morreo, mientras este le tocaba el culo con las dos manos y Ramón y yo nos mirabamos a la cara decidiendo si intervenir o dejar a Dodo divertirse. Ramón no dijo nada de la actitud promiscua de su novia y cogiendo a mi hija desde atrás le empezó a sobar la tetas mientras esta ya le estaba sacando la poya fuera del pantalon al otro amigo.

Yo no queria quedarme excluido, por lo que me sente sobre la taza del water y sujete la cabeza de mi vecina para que me hiciera una buena mamada mientras veía a mi hija en acción. Pero la pobre Verónica no parecía tener fuerzas mas que para mantenerse a duras penas a cuatro patas, asi que me sente en una silla y empece a pajearme yo solo.

Entonces, para mi sorpresa, mi hija me miro fijamente y en un momento dejo a su dos amigos y se dirijio hacia mi; y, dandome un morreo espectacular, se sentó en mi poya, metiendosela hasta el fondo a la primera. Yo veía como los dos chicos miraban alucinados a Verónica mientras Dodo la embestía, y viendo a mi vecina a mi lado y siendo follado por mi hija no pude aguantar mucho y me corri rápidamente en ella; eso si, depositando en su coño una gran cantidad de semen. No fui el único que acabo, pues Dodo volvió a descargar dentro de Verónica y despues salió con un sonoro chasquido, dejandola tirada sobre la alfombrilla del baño con todo el coño dilatado y chorreando semen.

Decidimos que era mejor que mi hija la bañara mientras los tres nos tomabamos unas copas en el comedor y pensabamos como seguir la fiesta; quiero decir los cuatro, porque Dodo se unio a nosotros moviendo el rabo feliz. Asi que tras sentarla en la bañera ayudamos a Ramon a abrir porfin la puerta de la casa de mi vecina, pasando luego a su salon a la espera de que vinieran ellas. Nos dio tiempo de sobra a probar el excelente whisky de su marido y a cotillear un poco por el domicilio de Verónica antes de que mi hija la trajera, completamente desnuda, a nuestra presencia.

Los tres no volvimos a excitar al verla entrar desnuda y mojada, y algo mas despejada despues de la ducha, pero aun así se le veía que andaba bastante borracha. Prueba de ello es que ni se dio cuenta de que Dodo se sentaba a sus pies en cuanto mi hija la dejo caer sobre el sofa y se acerco a nosotros en busca de una copa para entonarse. Los otros dos bribones enseguida se sentaron a su lado, y empezaron a sobarle las tetas mientras Dodo no perdio el tiempo y comenzo a lamerle sus piernas ascendiendo veloz en busca de su trofeo. Se notaba que la pobre no sabia que hacer, pues su carita de borrachilla dejaba bien a las claras que no estaba en condiciones de reaccionar mucho, quizas por eso dejara que tanto los chicos jugaran con sus tetas desnudas como que Dodo estuviera lamiendo el hueco de sus muslos cerrados con la esperanza de alcanzar su coño.

Entonces Ramón cogió a Verónica de los brazos y, tirando de ella, la obligo a apoyarse sobre la mesita de café que había frente al sofa. Enseguida se situo detrás de ella y, sacandose tambien la poya, se la metió por el culo facilmente, señal de que aun lo tenia súper dilatado. El otro tambien se apresuro a levantarse del sofa y desenfundar su poya, ya rigida; por lo que supuse que iba a pasar al otro lado para que mi vecina se la mamara, pero me quede perplejo al ver que se ponía detrás, al lado de su amigo, y empezaba a empujar en el culo de Verónica, abriendose paso poco a poco junto a la poya de Ramón.

Para mi sorpresa, pues ya no soy un chiquillo, note como me volvia a poner a tope con todo lo que pasaba frente a mi, mientras junto a mi hija, que no paraba de restregarse un consolador que se había traido de casa por el coño, veía el glorioso vaiben de sus enormes tetas, al tiempo que Verónica gemia cada vez con mas fuerza; sobre todo ahora que, al tener las piernas bien separadas para poder guardar el equilibrio ante las rudas embestidas que recibia por detrás, había dejado via libre para que Dodo pudiera saborear a placer su encharcada intimidad. Pero la posición debia ser incomoda para los chicos, por lo que Ramon se dejo caer de nuevo en el sofa, tirando todo el tiempo de Verónica para no romper la union, sentándose y permitiendo que su amigo se le sentara a su vez en la barriga para facilitar la doble penetracion anal.

Fue cuando vi que el coño de mi vecina quedaba visible y, aunque estaba en una posición algo complicada me las pude apañar y al final pude clavarsela en su coño, notando como le entraban las poyas de los otros dos chicos por su culo, mientras Verónica gemia de placer corriendose de placer una y otra vez. Fue una suerte que Dodo lo hubiera preparado primero con sus lamidas, porque me costo muy poco esfuerzo entrar. Luego, mientras notaba el entrar y salir de las otras dos poyas practicamente contra la mia, vi que mi hija se había arrodillado en el sofa a nuestro lado, dandole a mi vecina un morreo salvaje, uno de los besos mas apasionados que yo he visto en mi vida. Yo estaba tan excitado con la situacion, sobre todo cuando vi como Dodo se unia a nosotros en el sofa, tratando de montar a mi hija, que me corri de nuevo, dejando el coño de Verónica inundado por enesima vez. Creo que fueron mis ultimos empujes los que provocaron que tambien mis dos aliados eyacularan, casi simultaneamente, en el ahora dilatado culo de mi vecina, arrancandole tambien a ella un sonoro orgasmo que casi quedo amortiguado por la ansiosa boca de mi hija.

Tras el salvaje polvo nos apartamos los tres varones, dejando que mi hija se tumbara comodamente sobre Verónica para terminar de recibir la cabalgada de Dodo. Yo reconozco que ya no podía mas, pero los dos amigos seguian empalmnados, cosas de la edad, asi que a duras penas apartaron a Dodo de mi hija y, cojiendola en volandas, se fueron para mi casa los tres, para continuar allí la orgia, dejandonos a Dodo y a mi con mi vecina. Entonces vi el consolador de mi hija tirado por el suelo, supongo que se le había olvidado con las prisas, y al ver tambien el culo de Verónica rebosando semen se me ocurrio ponerselo a modo de tapon para que no se le escapara nada. Y asi lo hice, mientras Dodo, que aun estaba muy caliente, esperaba impaciente a que me apartara para volverla a penetrar.

Solo tuve que tirar un poco de sus piernas para dejar su coño en el borde del sofa y mi inteligente mascota se las ingenio para penetrarla en menos tiempo del que se tarda en decirlo. Mi pobre vecina estaba tan agotada que solo jadeaba ante esta nueva penetracion, sin ni tan siquiera abrir los ojos. Yo me quede viendo el espectaculo un rato hasta que Dodo termino y luego la lleve, poco menos que a rastras, hasta su cama de matrimonio, donde la arrope cariñosamente y la deje allí tendida, todavia con el consolador en el culo como recuerdo de nuestro memorable fin de semana... con la esperanza de que la cosa no terminara allí.

FIN

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