Mi vecina

Al reparar un despefecto eléctrico, logré lo mejor de mi vecina.

Mi vecina, me llamó por que tenia un problema de electricidad en su casa, para solucionar su problema tuve que sacarme los zapatos y trabajar sobre su cama matrimonial; ella estaba muy atenta conmigo y me ofrecía algo de tomar...; vestía un pantalón que no era muy ajustado si marcaba bien su culo y una camiseta blanca ajustada donde se le marcaba el sostén y sus ricas tetas, además llevaba sus gafas que la hacían ver muy sexy.

Sobre su cama logré soluciona el problema eléctrico, comentándole lo blanda y cómoda de su lecho matrimonial, espero que le dé, su marido buen uso, le comenté…, eso cree me respondió, este está mas preocupado de su trabajo que de su esposa, a este no falta nunca, pero conmigo hace un mes que falla. Y molesta recogió unas prendas que estaban en el suelo.

Me acerque a su rostro con mis manos hasta llegar a su cuello, la acaricie, me miró sorprendida, seguí bajando por sus hombros y brazos rozando su piel con la punta de mis dedos, ella puso sus manos sobre mi pecho, tratando de alejarme, pero lo pensó, y subió sus manos acariciando mi cabeza y me miraba fijamente a los ojos; fui soltando los botones de su blusa muy despacio, separé la tela y recorrí su abdomen plano y terso para luego pasar mis manos por su espalda desde el nacimiento de sus hermosas nalgas hasta la nuca; ella se estremecía toda y los ojos le brillaron intensos mientras su respiración se tornaba fuerte y acelerada; solté el broche de su sostén metiendo mis manos bajo le delicada tela, me apoderé de sus rotundos pechos y los acaricié con cierta firmeza, los tenía duros y su pezones muy parados, pellizqué sus pezones que se pusieron rígidos en cuestión de segundos. Seguíamos mirándonos en silencio, entonces bajé mis manos hasta su cintura, solté sus pantalones, y las fui bajando lentamente junto a su calzón, por sus muslos arrastrándolos hacia abajo hasta aferrarla por las nalgas, ella hizo lo mismo con mis pantalones y mi ropa interior, arrimó su vientre buscaba mi pene en plena erección; busqué su boca y ella entreabrió los labios ansiosa, le introduje la lengua bien profundo hasta rozar su paladar y entonces ella me la succionó con voracidad mientras temblaba toda, su respiración se hizo más fuerte y restregó su sexo contra el mío. Estaba entregada, la acosté sobre la cama mientras colocó mi verga sobre su rajita, juego con mi pene moviéndolo hacia arriba y hacia abajo sobre el húmedo sexo de mi vecina, esta gime, y trata de clavarse el miembro en su rajita, con nuestra ropa a medio quitar así mismo la penetré muy suave pero en un solo movimiento; su vagina era muy estrecha, pero bastante húmeda y caliente; sus ojos se aguaron por el llanto, de saber que le estaba siendo infiel a su marido, su expresión era de felicidad y dolor al mismo tiempo, pero no se quejó, ni siquiera emitió un sonido, clavé todo mi miembro en su vagina.

Entonces ella me aferró con sus torneados muslos por la cintura y rodeó mi espalda con sus brazos; yo la sujeté con una mano por las nalgas y con la otra amasé uno de sus senos y comenzamos a movernos acompasadamente al principio para luego ir aumentando la fuerza y la velocidad de nuestros movimientos; mi vecina me agarró por la cintura y comenzó a halarme hacia ella con fuerza cada vez que elevaba su pelvis para ir al encuentro de mi pene; nuestras miradas permanecían unidas batallando internamente con los sentimientos de culpa, ella respiraba cada vez más fuerte y gemía sordamente mientras yo resoplaba por la nariz, hasta que al cabo de unos minutos, estalló ella en un orgasmo silencioso pero muy intenso, estremeciéndose y arañando mi espalda ante el placer que en esos momentos tenía luego de estar un mes privada de ser poseída, lo cual logró que mi miembro vaciara en su matriz, inyectándolos hasta lo mas profundo de su útero, inundando su intimidad con un inmenso caudal de tibio semen. Hablo por primera vez,… no, no te vacíes en mi sexo que me embarazas…, estoy en los mejores días…, Oohh… que rico es tu leche… estoy siendo preñada por ti. Aahh…rico embarázame vecinito hoy soy toda tuya, dijo, y abrazándome lloraba por sus sentimientos de culpa, pero a la vez tenía una carita llena de placer y gozo.

Luego nos recostamos y ella apoyo su cabeza sobre mi pecho, buscando protección por lo realizado, espero, comento, que esto no se sepa…, me crees un bocón le conteste, sepa que un caballero no tiene recuerdos y nunca habla de sus vecinos. Me miró sonriente y me invita a marcharme, diciéndome la próxima semana se me va a descomponer una lámpara…, me imagino que vendrás a repararla cuando te llame y no estará mi marido.