Mi vecina 5
Por fin pasamos una noche juntos
Ya había probado el culito de Loli, que me trae loco, esa noche dormí como un niño y no me entere del mensaje que me mandaron de madruga. Era mi otra vecina que me pregunta:
“¿Lo hicieron ustedes? ¿Te acordaste de mí?
Por la mañana al verlo y leerlo, le contesté:
“Sí, fue espectacular. Miré varias veces a donde estuviste esa vez pero no te vi”
Al momento me contesto:
“La próxima vez me veras allí acariciándome”.
Pasarón varias semanas sin que sucediese nada de lo que no estaba ya acostumbrado, a verla en su cocina y si nos veíamos en la escalera algún beso robado y caricias. Al tener ya jornada intensiva, y el marido de mi otra vecina vacaciones era casi imposible encontrármela sola. Hubo más mensajes, pero no teníamos la oportunidad.
Esa oportunidad me llevo con Loli, que me manda un mensaje, diciendo que el miércoles estaría sola. Su hijo estaría fuera, la hija con una tía y el marido por trabajo se tenía que quedar esa noche fuera.
A lo cual le dije: “Te invito a cenar y a disfrutar de una noche de ensueño, donde dormirás poco”. Al rato recibí un emoticono con los ojos como estrellas. Ese mismo miércoles, cuando llegaba mi vecino me saludo, estuvimos hablando y me comento que se iba para Córdoba, porque tenían un trabajo que corría prisa. Me despedí de él y me metí en mi casa. Le mande un mensaje a Loli “Por fin solos”.
Al rato me contesta diciéndome: “No, mi hija está todavía aquí, la tía vendrá a las 9 a buscarla”.
Esa tarde hice lo que nunca hago, dormí una buena siesta, no sabía si iba a dormir mucho esta noche. Ya a eso de las 8 me duché y preparé para recibirla. La cena que preparé fue algo lait, pescado plancha con gambas al ajillo y un buen vino blanco.
A las 9.15 me manda un mensaje Loli: “Bajo en media ahora”
A las 10.15 llamaban a mi puerta, abrí y me la encontré; venía espectacular. Un vestido de tirantas con la espalda fuera y muy por encima de sus rodillas, parecía una minifalda, y con vuelos. La miré y le dije “Eres una diosa”. Se notaba perfectamente que no llevaba sujetador, mis preciosos pechos se movían a su libre albedrio, ese movimiento al entrar me puso loco y con ganas de empotrarla contra la puerta y poseerla. Pero quería que fuese más romántico.
Tenía la mesa preparada con velas, al verlas me sonrió y me dijo:
“Has pensado en todo”.
No me dejaba tocarla, solo un tierno beso, pero nada de caricias, uffffffffff.
En la comida nos bebimos casi dos botellas de vino, estaba fresquito y entraba muy bien.
Al terminar me dijo:
“Bailamos algo lento”
Me faltó tiempo para buscar un par de canciones lentas, me acerque y empezamos a bailar. Ahora si me dejo besarla, lo hice como sabía que le gustaba y excitaba. Empecé e besar suavemente sus labios primero el superior y después el inferior, sin dejar que sacase la lengua, así media canción hasta que ya nuestras lenguas empezaron a jugar y a disfrutar nosotros del placer que nos estábamos dando. Comencé a besar y morder con suavidad su cuello y sus lóbulos de las orejas, sacándole más de un gemido y estremecimiento. Me fui bajando poco a poco por su cuello hasta llegar a sus hombros y con mi boca suavemente bajé un tirante y después otro. Al estar pegados, el vestido no se cayó, pero al separarnos un poco se fue al suelo lentamente haciéndome disfrutar de una imagen divina. Sus pechos tiernos y duros a la vez y un diminuto tanguita negro de encaje que no dejaba nada a la imaginación.
Seguimos bailando y ahora ella la que empezó a desnudarme, quitándome la camisa y empezó a morderme los pezones mientras me miraba con cara lujuriosa. Me desabrocho el pantalón cayendo al suelo, ahora estábamos solo con nuestra ropa interior.
Empezó a rozarse como si quisiese sentir mi dura polla en sus labios vaginales, sus pezones se rozaban con mi pecho y me besaba con dulzura. Le dije:
“Vámonos a la cama”
Y me dijo:
“Disfrutemos el momento, tenemos toda la noche”
Mis manos empezaron a acariciar esas nalgas que tantos me gustan, apretándola contra mí, mientras ella se rozaba. Me miro y de su boca salió un “Aggggrrrrrr”, se había corrido.
Ahora si me dijo:
“Vámonos a la cama y hazme otra vez tuya”
Decir que olía a gloria, se había echado ese perfume que me embriagaba. Al llegar a la cama, se tumbó boca arriba y con los codos apoyados en la cama me dijo:
“Ven”
No le hice esperar y me encaminé hacia ella, despacio como queriendo ponerla más en celo. Nos besamos con dulzura algunas veces y otras con una desesperación propia de amantes, ella quería que recorriese su cuerpo con mis manos y mi boca. Así que no le hice esperar mucho, le dije que se diese la vuelta. Cogí un poco de aceite de almendras y le eché por la espalda, pegando un respingo por lo frio del aceite. Mis manos entraron en acción esparciéndoselo por toda su espalda, mientras estaba sentado encima de sus nalgas. Ella notaba mi polla dura y se meneaba como una gatita en celo. Continúe por sus nalgas donde me recree metiéndole un dedito en su culito y roce la poca tela que tapaba su clítoris, para continuar por sus piernas. Sabía que los dedos de los pies, eran para ella muy excitantes. Estuve un buen rato liado con ellos viendo como gemía como buena hembra que era. Le hice darle la vuelta, sus pechos se movían al compás de su reparación alterada. Cogí otro poco de aceite y se lo eche por los pechos, ya no pego ningún respingo, solo gemía, expandía el aceite por todo su pecho recreándome en los pezones que los pellizcaba para sacar más de un gemido de placer. Bordee su tanguita para irme a las piernas. Me miro y me dijo:
“Que malote que eres” y sonrió.
Recorría esas hermosas piernas una y otra vez, Hasta que subí hasta su tanguita y se lo fui bajando poco a poco mirándole a los ojos, se les veía una lujuria inusitada, entonces le dije:
“Date la vuelta”
Me miro y no lo comprendió, pero lo hizo. Entonces empezó mi boca y sobre todo mi lengua a recorrer todo su cuerpo, por los hombros, espalda, nalgas y piernas, recreándome especialmente en esa rajita que tapada ese culito que saboree y ensalive para meterle un dedito, se estremeció y gimió salvajemente, se había vuelto a correr.
Se dio la vuelta desesperaba pero le dije: “Tranquila, no he terminado”. Ahora toca la delantera, sonrió y se volvió a echar en la cama. Comencé pasándole la lengua por su boca, que quería comérsela, para irme a sus pechos pero lo que hacía era rodearlos para hacerla rabiar, sacándole alguna protesta que otra, pero por fin me fui por ellos y suspiro. Esa sensación de que te estén dando de mamar y disfrutas mientras que los haces, así me sentía yo. Cuando llegue a su ombligo le dieron cosquillas, para irme a sus ingles, pasando mi lengua de un sitio a otro pero sin llegar a rozar su vagina y sus hinchados labios, yo estaba deseando comérmelos, pero quería hacerla rabiar. La miré, vi que me suplicaba que le comiese el clítoris, pero había tiempo, así que le di un buen lengüetazo y le dije: “Termine, ahora tú”.
Comenzó a protestar quería que le comiese el clítoris como la última vez, le dije que lo haría.
Me tumbe y espere a que diese el masaje ella, no fue como el mío, ya se me bajo los boxes directamente y después de un par de caricias por las espalda y nalgas me hizo darme la vuelta. Ahí se esmeró un poco más, pero donde más se recreo fue en mis huevos y en mi polla que lo que me estaba haciendo era una paja en toda regla. La deje hacer, pero comencé a pellizcarme los pechos, eso le encanta, se monto encima mía, pero poniendo mi polla encima de su vagina, sin introducirla, quería rozarse por ella. Lo hizo hasta que alcanzo otro orgasmo, que chillo para que nos oyesen jajajajajjaja.
Después de eso, le dije: “Ahora si voy a saborear ese coñito que tienes ahí tan caliente”
Sonrió y dijo: “Es todo tuyo” y se tumbo
Le di un suave beso y se estremeció, comencé a pasar mi lengua por los labios hinchado buscando ese botón floral que tenía reservado para mí, cuando lo encontré y le di el primer lengüetazo chillo y me dijo:” Mássssssssss”, estuve saboreándolo y bebiéndome los fluidos que salían, algunos llegaban hasta su culito que al subirse por tener otro orgasmo aprovechaba para lamerlo estremeciéndose. Ya estaba llegando su momento, notaba como se tensaba y sus fluidos salían cada vez más, hasta que escuche un “AAAAGGGGGGRRRRRRRR, SSSIIIIIIIIIIIIIIIIII” y casi me ahogo de lo que salió, pero seguía y me decía:
“Para, para que no puedo respirar”
Pero continuaba hasta que volvió a tener otro orgasmo y entonces la deje descansar. Me tumbe junto a ella, la abrace por la espalda y le cogí un pecho, ella me miro y me dijo:
“Gracias”
Estuvimos así un ratito, esa se volvió y me dijo:
“Te toca a ti, quiero mi lechecita”
Me tumbo boca arriba y comenzó a hacerme una mamada de campeonato, alternando con mis huevos y mi polla, me estaba llevando al cielo. Cuando veía que me ponía tieso, dejaba de mamar y me besaba. Una de esas veces me dijo con lujuria
“Esta primera lechecita me la voy a beber”
Casi me corro al decirlo, comenzó de nuevo a mamar como una profesional, subía y bajaba sus labios por mi polla, mientras su lengua la rodeaba. Una de las veces que me estaba chupando los huevos se fue para mi culito y le paso varias veces la lengua por él, sentí una sensación extraña pero agradable. Pero ella tenía ganas de leche, así que comenzó una mamada furiosa, mientras sus manos me hacían una paja y ya no pude más y estallé con un gemido que los ve3cinos oirían seguro, pero estábamos solos jejejeje, comenzó a salir leche de mi polla que ella no dejaba escapar y se lo iba tragando. Al final me dejo la polla limpia y brillante, me miro a los ojos, saco su lengua con restos de mi semen y se lo trago, no aguanté más, me fui para ella para fundirme un apasionado beso.
Eran las doce de la noche y nos quedaba toda la noche. Nos acurrucamos haciendo la cuchara, mientras le cogía un pecho y le besaba el hombro, estuvimos así hasta el siguiente asalto.
Que será en un próximo relato, espero les haya gustado.