MI UNICO HIJO (Parte 4)
Me levante contenta esa mañana, vi que Matías dormía, me dirigí a la cocina como todas mañanas, cuando no tardó en llegar Tony.
MI UNICO HIJO (Parte 4)
DIA 5
Me levante contenta esa mañana, vi que Matías dormía, me dirigí a la cocina como todas mañanas, cuando no tardó en llegar Tony.
--”Buen día, que tal durmió la parejita?” Saludando de una manera algo irónica.
- “Muy bien, que esta celoso el Sr.?” Le contesto sarcásticamente.
- “No para nada, me alegra, hasta tienes otra cara hoy, querida Adela””
- “En serio? Que observador?”
- “Si, me encantaría darte un rico beso, de los buenos días”
-“Y que te impide, acaso te he negado algo, últimamente?” Apenas lo dije, se acerco y me besó, alojando su lengua, hasta el fondo de mi cavidad, a la vez que levantando mí camisón tocando mi sexo, carentes de mis bragas, el hecho de encontrar tal factible mi cavidad, pareció aumentar su excitación.
Sus toques eran concisos, sin dejar de besarnos, apasionadamente, mi grieta era refregada en toda su dimensión, hasta que empecé a jadear, manotee su bulto ya en estado de entrar en acción, mientras sus dedos se incrustaban en mi vagina, una y otra vez, acelerando mis hormonas, sabiendo cómo transportarme a un estado de total enajenamiento.
Comencé a clamar, lo deseaba, estaba enloquecida, segundo a segundo hacia aumentar mi adrenalina.
-“Haz lo que quieras” le dije, porque mi cuerpo parecía estallar en cualquier momento, me quitó el camisón, quería ser penetrada, aunque su idea era otra.
Me hizo arrodillar, se bajo el bóxer y de manera frenética se lo mamé, lo succionaba estaba como loca, lo chupaba como si fuese algo sagrado, se movía como si estuviese fornicando por la boca, era algo patético y turbador, creo que en parte fue lo ideal, dado que ya estaba indispuesta, sin dejar de tocar mi vagina, tratando de acelerar un orgasmo.
Permanecí arrodillada, tomando sus piernas, besando y mamando su verga, sus genitales, como adoradora de un supremo, sorbiendo sus testículos, mientras mi mano acariciaba mi vagina tratando de provocarme una convulsión.
Como era de esperar semejante agitación, no tardo mi boca en degustar un nuevo y más caudaloso sabor de esperma, si bien todavía no me había venido, continúe, hasta provocarme un ligero orgasmo, mientras parte de sus líquidos, salían por la comisura de mis labios.
Creo que a partir de ese instante Tony, comenzó a tener una cierta supremacía, y nosotros la fuimos aceptando, no era raro que la atracción era ese poder que llevaba entre las piernas.
A pesar que había tratado de manejar esta “convivencia” transitoria, creo que a partir de ese momento la cedí, equivocadamente o no. No había malos tratos por el lado de Tony, diría que aceptábamos lo que decía, o proponía sin mayores inconvenientes.
Al día siguiente debíamos dejar la cabaña, realmente habían pasados los días muy rápido, y me daba la sensación que no habíamos, por lo menos yo, disfrutado lo suficiente. Durante el almuerzo, comente que ya teníamos que irnos al otro día, noté que sus caras no eran muy felices, pensé que a pesar de tener sexo con ellos, aun mantenían cosas de niños.
Sin comentarles nada, después del almuerzo, me fui a la administración, a avisar que nos quedaríamos unos días más, no hubo problema porque el complejo no estaba lleno. Cuando regrese a la cabaña, y les comenté me llenaron de besos y caricias, pero los frené un poco, para salir a recorrer algún lugar. Sacamos fotos, recorrimos y regresamos al complejo cerca de las 19 pm, hacia bastante frio, alimentamos con leña el hogar y en poco tiempo teníamos el lugar muy caldeado.
Cenamos y aproveche a destapar unas botellas de vino, al rato Matías estaba bastante mareado, así que lo llevamos a acostar. Conversé un rato con Tony, terminamos el vino que quedaba, levantándome la irme a dormir
--“Ya te vas?, apenas son las 11pm” me comenta
--“ Sí, quiero ducharme, y descansar ” mientras le beso la mejilla.
No me desagradaba llevarlo a mi alcoba, pero le había dicho a mi hijo que eso no sucedería, si bien no fue una promesa, era una cuestión de palabra.
Mientras me duchaba noté que sangraba, producto de mi menstruación, a pesar que no me duraba demasiado, me puse un tampón, me envolví con la toalla. Al salir del baño, vi la figura de Tony, desnudo con su verga flácida, esperándome.
--“Que haces, acá?” le digo algo enojada,
Poniendo una cara de nene cuando se reta, me contesta
--“Nada, vengo a que me proporciones el beso de las buenas noches ”
Me hizo gracia su expresión acercándome para darle el beso, que apenas llego a su lado, hábilmente, desata el toallón, quedando desnuda, no atino a decir nada, cuando me abraza, y su boca se adhiere a la mía, me alza para depositarme en la cama.
-“Espera, Tony, estoy con el periodo ” mostrándole mi raja, de donde pende el hilo de la almohadilla.
-“Cuál es el problema, amor, todo se soluciona”
Separo mis piernas, observando al hilo delator, de mi inconveniente, lo que a pesar de todo, me producía cierto pudor, dar a conocer esa intimidad, pero a esta altura de las circunstancias ya me había entregado ampliamente, así, de que ruborizarme.
Mi cuerpo desnudo era recorrido por la palma de su mano, como si fuese la primera vez, comencé a relajarme ante esa sutil y delicada caricia, a la vez que mi cuerpo parecía comenzar a conmoverse.
El recorrido finaliza en mis pies, apretujándolos con fuerza, produciéndome una sensación muy placentera, hasta que su lengua la se fue insertando entre mis dedos, donde mis sensaciones comenzaron a alterar otras partes de mi contextura.
Pequeños gemidos emanaban de mi boca, contrayendo mi cuerpo ante esa nueva sensación, chupando mi dedo mayor, produciendo un cosquilleo en la planta del pie. Hábilmente me estaba llevando a un estado de total embelesamientos. Paso al siguiente pie, para después efectuar una serie de besos por mi pierna, hasta acercarse a la unión de ambas. Lamio los bordes de mis labios interiores, hasta mordisquearlos suavemente, busco mi clítoris, efectuando un roce circular, alterándome cada vez ms. Ya mi respiración entrecortada dejaba de salir unos quejidos, producto del goce que me estaba proporcionando.
Trate de levantarme, para besarlo o tocar su verga, pero me detuvo, diciéndome que me quedase quieta, me contuve un rato, hasta que volví a intentarlo, en el momento que me pega un par de bofetones en mis tetas, que me dolió, aunque me contuve.
-“ La próxima será más fuerte” me comenta, mientras continua con su labor de estimulación.
No sé si para comprobarlo o porque esas bofetadas en mis senos me habían estimulado, como suma a esa acalorada motivación. Así que nuevamente traté de levantarme, con una sonrisa de provocante, para recibir una serie de bofetones en mis tetas, que me llevaron a morderle los labios, que abruptamente me giró, quedando boca abajo, cuando sentí separar los cachetes de mis glúteos, aparentemente quedando mi orificio bien visible.
Sentí humedecerlo con su saliva, para después desparramarla con su lengua, produciéndome una serie de hormigueos internos, continuando más exhaustivamente sus lamidas anales. Levante mi culo, en señal de consentimiento, cuando uno de sus dedos se fue incrustando de manera poco pacifica, hurgando las paredes de mi recto, no conforme de eso lo saco para introducir dos de ellos. Me contraje ante esa sorpresa, dilatando mi esfínter, hasta que sentí como se introducían totalmente, como indicando su predominio en mi recto.
Acto seguido fueron reemplazados inmediatamente por su erguido falo, que sin miramientos lo insertó con total autoridad hasta sentir su pelvis pegarse a mi traste, oyendo el sonido de ese sector contra mis glúteos, en un deliberado y insaciable bombeo.
Mis tetas se refregaban contra el colchón ante ese alocado y desenfrenado coito anal., mientras mis gemidos se acrecentando, con el riesgo de ser oídos por Matías, apoyando mi boca contra la almohada, para evitar mis gritos.
Dos o tres veces la saco, sintiendo un respiro, para ser insertada nuevamente y continuar con ese ritmo exaltado, que a pesar de la molestia que me proporcionaba, gozaba ampliamente. Después de varios minutos de esta enérgica cogida, una explosión de semen, fue descargado en mi conducto intestinal, junto con mi cuerpo que no paraba de convulsionarse.
Permanecimos varios minutos, él cobijando su falo en mi cauce, caído sobre mi espalda, y yo disfrutando ese contacto tanto físico como anal, pasado un tiempo, la quitó limpio sutilmente mi abertura, me beso, y se durmió. Me encanto que se quedase, acurrucándome junta a su cuerpo mientras me abrazaba por la cintura.
No sé a qué hora de la madrugada, me despertó para repetirlo, siendo tan intenso como el primero, sintiendo que descargaba toda su furia sexual en mi castigado orto, todo no quedó ahí antes de volver a su habitación hubo otro bis, quedando totalmente exhausta, como cerca del mediodía me despertó Matías, preocupado, pensando que estaba descompuesta.
DIA 6
A excepción de salir por la tarde, no pasó nada más para mí, creo que lo de la noche anterior había saturado mis anhelos, por lo menos por el momento. Tomaría el día para relajarme, leer un libro, descansar y más que nada, aplacar la molestia anal y fundamentalmente, que se corte mi período menstrual.
DIA 7
Esa mañana cuando me levante, estaba bastante frio el interior de la cabaña, así que avive el fuego poniente más leña, para elevar la temperatura. Mi sorpresa fue cuando vi que había nevado, llamé, a los chicos para mostrarles el espectáculo, que acudieron corriendo.
Apenas terminamos de desayunar, nos abrigamos para ir a jugar con la nieve, armamos un muñeco, realmente nos estábamos divirtiendo mucho, dado que no era algo común de ver, para nosotros, dado en donde vivíamos.
Después del almuerzo repetimos la diversión, el frio era intenso, y no teníamos ropa adecuada para la nieve, así que optamos por regresar a la cabaña. En el corto trayecto, vimos un perro bastante grande, medio temblando por el frio. Tony sugirió llevarlo a la casa, todos aprobamos la idea, así que nuestro nuevo invitado, apenas entro en calor y comió unas sobras que quedaron, parecía haber revivido.
Me fui a bañar, más que nada para entrar en calor, no me vestí formalmente solo mi ropa interior y una bata abrigada, y los chicos hicieron lo mismo, tomamos algo caliente, mientras que el perro se había colocado cerca del fuego, durmiendo sin interesarle que sucedía.
Ya había anochecido, propuse jugar a las cartas, pero a nadie le intereso, empezamos a hacer cada uno alguna cosa, sin llegar a concretar nada en especial. Hasta que vino Matías, y se acurruco junto a mí, besándome.
-“Que pasa estas aburrido?”
-“No del todo, quería estar junto a vos”
-“Bien, me agrada que este con su mamá”
Se acerco, Tony también, y le digo
-“Está celoso el otro nene”
- “Si” Colocándose a mi otro costado, rápidamente capte, que podrían desear los “pequeños”, acaricie a uno después al otro, me sentía cómodo con ambos, pero esos roces previos, se fueron incrementando paulatinamente, hasta que mi atuendo está bastante abierto, mis tetas ya estaban siendo usurpadas, previo retiro de mi sostén, Por supuesto que me atraía ese “acoso ‘’ no pronosticado, sus besos y caricias al unísono, me fascinaba, ese contacto me transportaba, entregándome a esos jovencitos sin ningún tipo de preámbulos.
Por supuesto que mi desnudes si hizo presente rápidamente, esa comunión de cuerpos parecía convertirse en un solo ser, en donde todos tratábamos de complacer al resto.
Esa noche parecía distinta, comencé a colaborar para quedar todos despojados de su ropa, mientras nuestras bocas agasajaban las pieles, pronto vimos el falo de Tony, estaba subyugante, nos disputábamos su aparato, intercalando con nuestros besos. Permanecimos arrodillados tomando sus piernas, besando y mamando tanto su verga como sus genitales, como adoradores de un supremo, mientras nuestro amigo, acariciaba nuestras cabezas, oprimiéndolas contra él, penetrando su miembro en alguna de nuestras bocas. Esa ostentación de virilidad iba denotando una especie de dominación, de supremacía en nosotros, atraídos por el poder que denotaba, el elemento que llevaba entre sus piernas.
Durante bastante tiempo nos mantuvimos en esa actitud, hasta que tomó a Matías por la cintura, metiendo su verga entre sus piernas, abrazándolo por detrás, besando su cuello y apretando sus pezones, como en el papel de dominante, donde mi hijo sumisamente iba aceptando esa postura. Mientras la zanja de su culo, era transitada por la punta de su pene, hasta que queda depositada en la salida anal.
A partir de ese nuevo encuentro, parecía tácitamente que todo era admitido, una especie de apertura sexual entre los tres. No puedo negar que todo era cada vez mas descarriado, y en donde a pesar de mi edad, termine experimentando una serie de cosas, inimaginables, pero debo admitir que la ultima fue la más bizarra y osada.
Por otra parte, estaba deseosa de ver ese espectáculo homosexual, me excitaba profundamente, y haría todo lo que estuviese a mi alcance para que se efectuase. En ese momento descubrí que lo valido de todo esto era el goce, la satisfacción, llegar a un estado de convulsión en donde tu cuerpo explotaba, sin importar cuales fueron los medio.
Era como una adoración al falo erecto de Tony, inconscientemente o no, sentía como un dominio implícito en ello, me atraía, mamándolo entre ambos su aparato, besándonos con mi hijo para continuar lamiéndolo y chupando sus testículos, hasta el momento que toma la decisión de utilizarlo con alguno de los dos. Fue mi hijo, el elegido, lo acostó sobre el piso, levantando sus piernas, jugó con su orificio, mirándome cada tanto, como para demostrarme lo que le haría a Matías. No sé si estaba bien o mal, observar y ver a mi hijo penetrado, pero no podía dejar de excitarme, mientras un sudor frio recorría mi cuerpo.
La posición que adopto Tony, era muy ilustrativa, dado que veía como su verga se iba incrustado en el culo de mi hijo, que se iba empotrando hasta que sus testículos rosaban sus glúteos, oyendo los gemidos de Matías, producto de su goce con algo de dolor.
En ese instante que comenzó a bombear a mi hijo, presentí que en ese rito sexual había dos roles, el sometido y el dominante, cada vez que la introducía era una sensación de superioridad o de poder, a la vez que el sumiso disfruta ese dominio, que avasalla su recto.
De alguna manera creo que me sucedía lo mismo, yo también era su “esclava”, aceptaba su avasallamiento, era loco, pero ahí estaba arrodillada contemplando ese cópula anal, esperando cuando seria mi turno.
Matías de una manera afanosa, se masturbaba, mientras Tony le arremetía, analmente, era algo inédito para mi, además de producirme un estado de total paroxismo, sin llegar a participar ampliamente, solo tocar esos cuerpos libres y decididos.
Tony, se despego de Matías, mientras esta seguía masturbándose, para abrir mis piernas, quitar enérgicamente mi tampón, que aun mantenía por las dudas, para introducir su verga, y continuar en otra abertura su rítmico bombeo,
Acabando en escasos minutos, si bien no me había veni8ado, intente hacerlo manualmente en ese frenético y atípico encuentro, cuando el perro se levanta y comienza a acercarse, olfateando los olores emanados por nuestro encuentro.
Evidentemente el mío debe haber sido el más intenso, producto de mis flujos y los de Tony, pues se dirigió directamente a mi vagina, cerrando instintivamente mis piernas, intentando echarlo.
-“Déjalo y separa tus bellas piernas” dice Tony de una manera tajante y autoritaria, pero no acaté su orden. Al no obedecerlo, me montó para cogerme con todo su energía, fue bastante violento pero muy terminante. Quedé desparramada sobre la alfombra, bastante agotada, por esa continua copulación, algo abierto de piernas, mientras un chorrito de semen acumulado vertía de mi ultrajado sexo.
Ese perfume que emanaba de mis piernas fue una nueva atracción hacia el animal, que se acercó nuevamente sigilosamente, hasta que su hocico comenzó a deleitarse con el olor que procedía de mi vagina. Noté que surgía algo rojo de su bulto genital, entendiendo que lo que me hacia lo estimulaba, algo me llevó a separar mis piernas, a pesar que estaba algo cansada, pero sentí una atracción, hacia el animal. Acaricie su cabeza, y como si esto lo autorizaba, comenzó a lamer mi vagina, los primeros lengüetazos erizaron mi piel, esa aspereza y la rapidez el moverle, me incentivaron bastante, aumentando mi ritmo cardiaco. Mi piel se erizo ante ese frenético y tentador contacto, mi rostro delataba mi estado de estimulación, al punto que Tony se acercó para besarme, y prenderse de uno de mis rígidos pezones. Mi cuerpo comenzó a convulsionarse producto de ese desquiciado embate, que elevaba rápidamente mi estimulación, agitándose la lengua del perro, saboreando los jugos que emanaba sin contención. Cuando giré la cabeza, y vi a mi hijo observando mi exhibición de una manera poco grata, inmediatamente comprendí que no le atraía lo que estaba experimentando, así que traté de suspenderlo. Tony se extraño de mi aptitud, diciendo:
- “Pasa algo?
- “Esta todo bien” Le contesto.
Me vestí, y cenamos, no hablamos demasiado, así que antes de las 10 pm, me fui a la cama, teniendo una serie de fantasías poco escrupulosas.