Mi último encuentro en el Sur
Rica follada con un camionero durante mis vacaciones
Hola que tal? Aquí voy de nuevo a relatarles una nueva experiencia.
Al igual que el año pasado (y los anteriores igual) me vine al sur a pasar las vacaciones de verano, y obviamente traje toda mi ropita de niña y unos juguetitos.
A diferencia del verano pasado, este año no he hecho casi ninguna cosa rica durante mi estadía acá.
Un día que me quedé sola en casa aproveché de vestirme y jugar con mi colita hasta que me corrí abundantemente.
Hace dos días me propuse cambiar mi suerte y decidí animarme a hacer algo rico, dejé en mi perfil de Grindr un mensaje que decía que estaría vestida a las 21.30 pm en la carretera disponible para hacer de todo y dije el lugar obviamente. Después de eso, cerré la app y me dispuse a prepararme.
Me duché, me depilé completa, me puse harta crema en todo el cuerpo para estar bien suavecita y comencé a vestirme.
Me coloque mi jaulita de castidad, un plug pequeño en el culo, un colaless morado brillante muy pequeño y apretadito. En la parte de arriba decidí no usar relleno ni sostén, así que me coloqué unas pinzas para pezones que me compré y encima un peto pequeñito por lo que mis pezones sobresaltaban. Me puse un buzo apretado negro, zapatillas y arriba un polerón.
En la mochila guardé los tacos, la peluca, aros y un collar con la llave de mi jaulita de castidad.
Sali a las 21.10 de la casa caminando hacia el lugar que elegí. Mientras caminaba empecé a leer los mensajes que me habían llegado producto de mi aviso, tenía 8 mensajes de distintos hombres, pero me desilusioné al darme cuenta de que sólo uno de ellos realmente buscaba acción en ese momento. Como ya iba caliente, preparada y vestida no pensé en arrepentirme y seguí mi rumbo al encuentro con “ActMaduro” (Así era su nombre en Grindr).
El lugar que elegí es un peladero donde antes existía una empresa que tenía muchos galpones, hoy en día solo queda un amplio terreno vacío de suelo de cemento que sirve de estacionamiento para camioneros que deciden parar a descansar.
Entablé una pequeña conversación con el hombre del encuentro, se llama Ángel, 52 años y es camionero, me dijo que estaba estacionado en un camión rojo esperándome en el lugar mencionado.
Mientras me acercaba al lugar del encuentro pude divisar el camión rojo del que me habló Ángel, era de esos camiones grandes con acoplado y una cabina gigantesca.
Cuando estaba a unos 70 metros me detuve en un paradero que hay a orillas de la carretera, me quité el polerón, el buzo y las zapatillas. Me puse los tacos, la peluca (negra larga hasta la cintura, le hice dos trenzas largas), aros, el collar con la llave de mi jaulita y prendí un cigarro.
Estaba como una puta cualquiera, continué mi camino hacia el camión decidida a complacer a aquel camionero. Cuando estaba llegando pasaron dos autos por la carretera y me tocaron la bocina. Me sentí más puta aún.
Cuando estuve al lado del camión, Ángel bajó rápidamente, me saludó con un beso, un agarrón de culo. Prendió un cigarro y me dijo:
“Que rica que estás perrita”
Ángel era un poco más bajo que yo, tenía panza, no era feo, aunque no era una belleza tampoco. Pelo corto negro y con algunas canas. Resulto ser bastante simpático y bien candente.
No paraba de acariciarme el culo con sus manos ásperas y gruesas, de vez en cuando me daba unas nalgadas fuertes. Nos pusimos del lado del camión que daba hacia el peladero, así que el camión nos tapaba de los autos que circulaban por la carretera (la verdad es que igual nos veíamos, pero menos jejeje).
Comencé a tocarle el pene por encima del pantalón, se sentía algo muy duro, aunque no tan grande, no me aguanté más y saque su miembro al aire nocturno. Era un pene muy grueso, de los más gruesos que he visto, de largo no creo que más de 15 o 16 cm. Iba depilado y tenía unas bolas grandes y riquísimas. Sin que él me lo pidiera me agaché y comencé a mamar ese grueso tronco.
Su glande rozaba mi garganta, hice desaparecer ese rico pico, aunque no sin problemas ya que era tan grueso que me costaba abrir la boca y se me cansaba rápido la mandíbula. Mientras me esforzaba por comerme esa sabrosa herramienta, el jugueteaba con mis pezones y las pinzas que los aprisionaban. Me tenía enferma de caliente y mi pene quería crecer, pero la jaula me lo impedía y eso también me excitaba aún más.
Yo creo que tuve ese tronco en la boca cerca de 20 minutos, sólo lo sacaba para poder respirar y continuaba comiéndome ese caramelo, de arriba abajo, lo besaba mientras acariciaba sus bolas, le succionaba el glande mientras lo masturbaba con mis manos.
En un momento me agarró de las trenzas y me aprisionó contra su pelvis, obligándome a hacerle una garganta profunda, me dejaba unos 10 segundos así, hasta que me daban arcadas y mis ojos lagrimeaban. Luego me dejaba respirar unos segundos y volvía a repetirlo.
Durante los últimos minutos ya no sentía mi boca, la tenía completamente dormida, mi saliva mezclada con sus fluidos goteaba de mi boca por mi pecho, sobre mis pezones y bajaba lentamente hasta llegar a mi colaless y a mi aprisionado pene.
Después que se aburrió de abusar de mi boca y garganta, abrió la puerta del camión y me dijo que apoyara mis manos en los escalones, yo obedecí de inmediato.
Comenzó a besar mis nalgas, corrió el colaless hacia el lado, saco el plug que llevaba dentro de mí, me lo metió en la boca y me dio un palmazo en el culo que me dejo sus dedos marcados (aún no se me borra la marca del culo).
Luego me hizo subir al camión, subí primero y casi me caí, ya que los escalones eran altos y con los tacos se me hizo algo difícil. Él, me ayudó desde atrás afirmando mi culo y empujándome hacia arriba, aprovechó de meterme dos dedos en mi culito y como me pilló de improviso solté un gemidito agudo.
Yo nunca había estado en un camión de esos, era bastante espacioso en el interior, y atrás de los asientos, había una cama y sobraba algo de espacio para ambos lados. Me acostó de espaldas en la cama, se puso un condón, puso mis piernas en sus hombros y con un movimiento rápido me introdujo sus gruesos 15 cm en mi culo, solté un gemido mucho más fuerte que el anterior, pero me encantó y comenzó a follarme sin compasión, sentía unas ganas enormes por masturbarme pero la jaula me lo impedía así que comencé a jugar con mis pezones que estaban muy sensibles producto de las pinzas que los apretaban fuertemente.
La siguiente posición fue a cuatro patas, las envestidas eran aún más violentas que las anteriores. Sacaba completamente su pene y lo volvía a meter hasta el fondo, sentía como se abría mi culo cada vez que ese grueso miembro entraba salvajemente en mi culo. A las duras envestidas, se sumaron fuertes nalgazos, de vez en cuando me afirmaba de las trenzas y aumentaba el ritmo de la follada. Yo cada vez sentía más deseos de tocarme y de correrme.
Sin poder aguantar más, le pedí que por favor me dejara correrme y me respondió:
“Obvio que te dejaré correrte perrita, pero aún no. Yo decidiré cuando.”
Me agarró de las trenzas y me hizo pararme, él se sentó en el borde de la cama. Yo me senté encima dándole la espalda y comencé a saltar sobre él, se sentía delicioso cuando lo cabalgaba mientras el jugaba con mis pezones.
Me volvió a poner de espaldas en la cama, me separó las piernas lo máximo que pudo y de un sólo movimiento tenía nuevamente todo su pico dentro mío. Comenzó a taladrarme el culo a buen ritmo, se acercó a mi cuello y de un tirón me quitó el collar, me pasó la llave y me dijo:
“Córrete mientras te culeo y te vuelves a poner la jaula”
Con sus fuertes brazos mantenía mis piernas abiertas mientras me follaba salvajemente, a duras penas logre encajar la llave en el candado (por el movimiento de sus envestidas), retire la jaula que mantenía preso a mi pene y antes que éste pudiera alcanzar su tamaño máximo de erección me corrí a chorros sobre mi pecho y estómago, tuve un orgasmo brutal, sentía como latía mi pene y mi culo, intente juntar las piernas de manera instintiva, pero Ángel no me lo permitió, él seguía metiendo y sacando su pico de mi cuerpo, mirándome fijamente me dijo:
“Ponte la jaula de nuevo, ya te corriste”
Yo le obedecí, tenía las manos llena de mi semen, las pasé por mi pene, lo recorrí de arriba abajo, lo estrujé hasta sacar la ultima gota y antes de que pudiera ponerse duro lo volví a enjaular.
Me empecé a lamer las manos para limpiarlas de mi leche, Ángel pasaba sus manos por mi pecho y estómago recogiendo mi semen y luego metía sus gruesos y ásperos dedos en mi boca para que se los limpiara.
Me levantó de la cama, volvió a sentarse en la cama y yo volví a cabalgarlo, pero esta vez me puse de frente a él. Saltaba mas fuerte que antes sobre ese miembro grueso que me tenía el culo completamente abierto.
Él jugueteaba con las pinzas de mis pezones, me las tiraba, me piñizcaba. Tiro de las pinzas fuertemente hasta que las sacó, me dolió muchísimo ya que estaban muy sensibles después de tanto rato de estar apretados, pero me encantó. Comenzó a comerme las tetitas, me mordía los pezonsitos mientras yo lo seguía cabalgando y tuve otro orgasmo, me recorrió una especie de electricidad por todo el cuerpo, apreté el culo, mi enjaulado miembro latía y yo solo quería recibir la leche de mi hombre en mi cara.
Ángel aún no se iba a correr, me volvió a poner en 4 con el culo bien levantado y comenzó a nalguearme mientras con su otra mano me metía varios dedos en el culo, luego comenzó a comerme el culo de una manera deliciosa, en ese momento lo agradecí ya que tenía el culo ardiendo por la brutal follada que me estaba dando, sentía como su lengua jugueteaba alrededor de la entrada de mi ano y después entraba y salía lentamente. Era realmente exquisito.
Volvió a culearme duro y sin compasión, yo apenas podía mantenerme en 4, cada envestida era brutal que me hacia temblar y perder el equilibrio, estaba exhausta, pero feliz con la noche de sexo.
Sacó rápidamente su pene de mi culo, se levantó y me dijo:
“Vamos perra, baja del camión que no quiero manchar mi cama”
Como pude me levanté, me arreglé el colaless y bajé del camión con más dificultad aún de cuando subí. Ángel estaba apoyado al camión se había quitado el preservativo y tenia el plug en la mano.
Me acerqué a él, ya sabía que debía agacharme a mamar y esperar su corrida en la cara o en la boca, como el quisiera. Antes de agacharme me dio unas nalgadas y me puso el plug, luego me tomó de las trenzas y bruscamente me hizo bajar hasta quedar a la altura de su pene.
Se veía mas grueso que cuando lo había mamado un rato antes, tenía unas venas enormes que no había visto y se sentían demasiado ricas al contacto con mi lengua.
Nuevamente su glande rozaba mi garganta, haciéndome lagrimear y dándome arcadas, afortunadamente para mí, no aguantó mucho tiempo mi mamada.
Se corrió mas que yo, el primer chorro cayó en mi frente y mi ojo izquierdo (alcancé a cerrarlo), el segundo chorro, mas abundante que el primero, cayó sobre mi nariz y mi lengua. El tercero y último chorro fue el más pequeño y cayó completamente sobre mi lengua que colgaba de mi boca esperando su leche ardiente.
Obviamente le limpié hasta la última gota de semen de su miembro, me levanté, me pare a su lado, me saco la jaula, el plug y me metió tres dedos en el culo. Me dijo:
“Pajéate y córrete”
Yo que estaba muy caliente le obedecí. No duré mas de un minuto y me corrí. Él recibió mi leche con su mano libre y me la refregó en la cara.
Se limpió la mano en mi cuerpo, y sacó unos cigarrillos. Los fumamos mientras aún tenia sus dedos entrando y saliendo de mi culo.
Me volvió a poner la jaula, sacó sus dedos, me puso el plug y me dijo que me fuera. Yo iba a sacar mi polerón, buzo para abrigarme, pero Ángel me dijo:
“Llegaste vestida de perra, y vestida de perra te vas.”
No le reclamé nada, me gusta ser una perra y sumisa así que me despedí, tomé mi mochila y comencé a caminar. Llevaba unos 20 metros cuando me llamó y me hizo una seña para que me devolviera. Cuando estuve nuevamente frente a él me puso unos billetes en la cadera, afirmados por mi colaless me dio un cigarro y me hizo otra seña con su mano para que me fuera.
Me di media vuelta y comencé nuevamente mi camino por la orilla de la carretera con mis tacos, con un colaless diminuto, del que colgaban unos billetes, con un plug en el culo, con una jaula de castidad en mi pene, con un peto cortito, peluca, con mi cara y cuerpo con semen de Ángel y mío ya seco y fumando un cigarro.
Me sentía una perra puta maraca, iba cansadísima, el culo me ardía. Tuve suerte de que no pasara ningún auto en el trayecto entre el camión y el paradero en el cual me cambié cuando llegue. Aunque también me hubiera gustado que vieran la perra que soy.
Me senté en el paradero exhausta, me quité los billetes de la cintura y me sorprendí. Ángel me había dado 60 mil pesos por algo que yo hice sin esperar ningún pago. Cuando me terminé el cigarro me puse el polerón, me puse el buzo encima sin sacarme el plug ni la jaula. Me cambie los tacos por las zapatillas, me quite la peluca, los aros y caminé hasta la casa.
Me fui directo a la ducha, me quité todo y luego me acosté.
Después de esta experiencia no sé cuándo vuelva a realizar otra aventura de este nivel.
La próxima semana estaré de vuelta en Santiago (Chile).
Estoy pensando en hacer un proyecto con alguna persona de Santiago que disponga de lugar. Si te interesa no dudes en escribirme rominitaparati1@gmail.com
También pueden escribirme para contarme que les pareció mi relato o los anteriores.
Muchas gracias a todos lo que me leen y a los que me escriben por correo.
Saludos a todos. Romi.