MI ULTIMO AÑO BISIESTO parte 2

Sin documentos, sin pasaporte. con partida de defuncion firmada, me trasladan en un ataud

MI ÚLTIMO AÑO BISIESTO

2ª parte

El viaje era interminable en aquel barco carguero, pero por fin parecía llegar a su término. Escuche enganchaban mi ataúd y luego sentí mecerme en el aire aparentemente. Escuche, al llegar a tierra que dos personas dialogaban algo sobre el féretro.

Hablaban de tener que pasar por la aduana y si estaban todos lo papeles en regla. Me subieron a un carrito y me empujaban. Debía ser un lugar de tierra por el vaivén. De pronto nos detuvimos y alcance a escuchar algo.

GUARDIA: buenos días, tienen los papeles?

Una voz de mujer, que conocía pero no podía identificar.

MUJER: si oficial, aquí tiene. Pasaporte ya anulado, partida de nacimiento y de defunción. El de identidad fue retenido por el país de origen para ser destruido y dar de baja.

GUARDIA: bien, solo tenemos que abrirlo y verificar.

MUJER: perdone oficial, si lo va a abrir lo dejamos solos a Ud. y su gente. Nosotros nos alejaremos dos o tres cuadras, y cuando lo cierre me avisa y seguimos viaje.

GUARDIA: porque? Tiene temor al espíritu de la, a ver, muerta.

MUJER: no, eso no. es que murió de una peste y tememos que abriendo nos contagiemos.

Luego de dialogar con su gente el oficial, aun un poco indeciso.

GUARDIA: bien, pero llenare el papelerío que abrimos y revisamos a la muerta en presencia de Uds.,

MUJER: me parece bien Oficial, nosotros seremos testigos.

GUARDIA: bien, hare el acta.

Luego de varios minutos la leyó y sentí firmaban sobre mi ataúd. El guardia al leer me dejo pasmada. Realmente la muerta era yo y todos los documentos eran los míos. Cuando dijo Laura, de 22 años, soltera, me estremecí. La supuesta muerta que ocupara el ataúd era yo. Para todo el mundo yo había fallecido. Mientras pensaba eso unas lágrimas surcaron mi rostro. Seguramente, ahora me darían documentos del país en don estaba, como nacida ahí y otro nombre pero sin pasaporte.

No su cuando anduvimos en un camión o camioneta hasta llegar a un sitio donde me bajaron. Delicada pero resueltamente fueron rompiendo el costado del cajón por donde estaba el cierre hecho con soldadura. Una vez terminaron abrieron lo que quedaba de puerta y aparecí yo sin poder mirar por los rayos del sol. No pude abrir los ojos por varios minutos, hasta habituarme a la luz. Cuando lo hice vi frente a mi a los 4 tipos que me habían secuestrado y a mi lado dos personas, una mujer y un hombre, ambos vestidos como de exploradores, hasta con cascos. Cuando vi a la mujer me quería morir. Era esa que durante un tiempo tuve un trato cordial, hasta que me asuste por su forma de mirar y la deje de tratar.

SILVIA: mi nombre lo recuerdas no?

LAURA: lamentablemente si. No imaginaba que estuviera Ud. detrás de todo esto. Mi secuestro, la muerte de mi novio y mi muerte falsa.

SILVIA: jajaja, si me hubieras dado importancia antes, a lo mejor tu novio viviría, aunque vos estarías igual acá, pero por las buenas y sin tanto misterio el viaje.

LAURA: No creo que haya dejado con vida a Antonio, por él me buscaría y estaba al tanto de Ud. de una mujer que me acosaba y me parecía funesta. Ahora soy un mujer muerta oficialmente para todo el mundo e indocumentada. Pero supongo me darán una nueva identidad.

SILVIA: adonde vas no necesitaras documentación

LAURA: como? Necesitare por la policía si me para y sin saber el idioma es peor

SILVIA: adonde vas, no existe la policía.

LAURA: me asustas, adonde me llevas.

SILVIA: ya te comentare cuando llegues, ahora ponte esto.

Como estaba completamente desnuda, uno de sus hombres trajo una bolsa de arpillera e hizo tres agujeros, uno para la cabeza y dos para lo brazos. Me la puse, por lo menos tenia algo para cubrirme de las lujuriosas miradas de esos cinco hombres, pese a que la arpillera era áspera.

Una vez lista iniciamos el camino, luego de quemar el ataúd y sacando los herrajes del mismo. Iba esposada a uno de sus hombres.

Caminamos todo el día y al llegar la noche acampamos a cielo raso. Uno de ellos encendió el fuego y preparo comida para todos. Luego a dormir. Yo esposada al tipo. A la mañana siguiente seguimos camino.

LAURA: (A Silvia) puedo preguntarte que día y mes es hoy. Supongo será marzo.

SILVIA: si, 10 de marzo. Porque querías saber?

LAURA: (con suma tristeza) hoy tenía que casarme con Antonio. Le dije que año bisiesto para mi era malo.

SILVIA: así que te casabas hoy, jajaja, felicidades. No creas malo un año bisiesto, recién empieza.

Estuvimos más de cuatro días caminando, por un bosque, hasta llegar a una especie de llanura, riachos y montañas.

LAURA: Silvia puedo preguntar en donde estamos, no vimos a nadie en todo el camino.

SILVIA: en pleno corazón de África. Ya vas a cansarte de ver animal de la región.

LAURA: África, acá me van a dejar. No por favor.

SILVIA: es tu destino rubia.

GUARDIA: además no estamos solos, hace dos días que nos vienen siguiendo sin mostrarse. Querrán ver si le traemos lo que querían.

LAURA: quienes nos siguen? Y porque?

Ninguno de los dos contestos mis preguntas.

GUARDIA: creo deberíamos mostrarla sin ropas, Silvia. Así se calman y ven que cumplimos.

SILVIA: sácate la bolsa, Laura

Me saque la bolsa de arpillera y miraba a todos lados a ver si veía lo que decía el guardia y nada. Solo estábamos nosotros, para mí.

Me inquietaba mi destino, que iba a hacer ahí, sino había visto lugares habitados. Solo verdes y ríos. Empecé a sentir realmente un miedo atroz. Estaba en África, supuestamente me dejarían ahí, pero con quien? No tenía respuestas.

LAURA: Silvia quiero preguntarte muchas cosas.

SILVIA: si, te contare que harás acá en África.

LAURA: Silvia, hare lo que vos quieras pero no me dejes acá, te lo suplico por favor.

SILVIA: no puedo, es tu destino.

LAURA: cual es mi destino? Que vas a hacer conmigo.

SILVIA: tengo contactos, solo por esta vez, con una tribu de acá. Una vez salve la vida de un guerrero de la tribu y era el hijo de un cacique. Me regalo unos diamantes hermosos con los que hice fortuna. El cacique me pidió a cambio de muchos diamantes una mujer de tus características, blanca, pelo rubio, ojos claros, joven. Y vos temes todas las cosas que pedía. Vas a ser integrante de una tribu muy belicosa.

LAURA: no Silvia, por favor te lo ruego, te suplico no me hagas eso. Esto es como el culo del mundo, no podre resistirlo. Que tienes contra mi? Que te hice yo?

SILVIA: no me hiciste nada y nada tengo en contra tuya, solo son negocios. Serás una india salvaje y punto.

GUARDIA: fijémonos si dejaron en el árbol si esta lo nuestro y nos vamos.

SILVIA: si, no me gusta estar acá con ellos cerca

GUARDIA: corramos

Llegamos al árbol y había una envoltura de hoja. Silvia desesperada la abrió y brillaron unos diez diamantes en sus manos.

SILVIA: átala al árbol y vámonos rápido

Con una soga a mi cuello me ato y se prepararon para salir rápido, pese a mis gritos de ayuda. Luego un silencio total. A mi no me alcanzaban los ojos para observar todo. Estaba aterrorizada. Me estaban por convertir en una india salvaje  con todo lo que ello implicaba, incluyendo se poseída por ellos sexualmente.

Miraba a todos lados, sabia que estaban ahí, porque veía algunas hojas de arbustos moverse, pero no divisaba a nadie. Empezaba a oscurecer y más pánico tenía. Menos había luna llena y podía ver. Quería sacarme la soga que tenia en el cuello y era imposible, estaba muy bien atada.

Como a la media noche sentí acercarse algo y me puse tensa. Vi acercarse un león y la desesperación se apodero de mí. Antes de llegar a donde estaba yo, sentí un silbido y vi caer de un flechazo, el animal casi en mis pies. Grite desaforadamente. Después de una tensa, para mí, empezó a amanecer. Vi que salían de la espesura, de distintos lugares unos diez salvajes con arcos, flechas y lanzas y fueron acercándose a mí. La mayoría más altos que yo, con pinturas de guerra en la cara. Me orine encima por el momento que estaba pasando. Uno de ellos se acerco con un cuchillo en la mano y corto la soga de mi cuello. Me tomo de la mano y prácticamente me arrastro al centro del círculo que formaron. Me dejo parada sola al alcance de todos los salvajes. Todos me miraban pero nadie hizo el más mínimo ademán de tocarme. De pronto apareció otra partida de indios trayendo 4 prisioneros. Eran los que me habían secuestrado. Algunos estaban herido quejándose.

GUARDIA: esa puta de Silvia y el otro nos vendió a nosotros también

Yo solo los miraba. Los llevaban caminando delante de mí supongo hacia la aldea. A mi me habían atado a una gruesa caña, boca abajo a lo largo de los pies y manos. Luego de subir montaña llegamos a un lugar con un lago en el centro, algunas pocas chozas muy venidas a menos. Así colgada de una caña entre la primera vez a la tribu. Me llevaron a una cueva en lo alto y custodiada por dos guerreros. A ellos los ataron en postes en el centro del lugar. Atados uno a cuatro metros de otro.

En ese momento entro a la cueva una india que me miro de pies a cabezas. Me quede pasmada cuando me hablo en mi idioma.

FIERECILLA: (así dijo llamarse) soy la única que habla tu idioma. Mi madre era de esta tribu y mi padre europeo. Estaba preso acá, como esos de la plaza y cogía con mi madre. Cuando pudo escapo y nunca más lo vimos. Antes estábamos en otro lado y era fácil escapar. Desde que estamos acá nunca nadie escapo con vida del lugar, así que te digo sin lo piensas, no lo hagas. El castigo para la mujer es mayor que al del hombre. Como te llamas y que edad tienes

Laura: me llamo Laura y tengo 22 años.

FIERECILLA: allá tuviste hijos

LAURA: no

FIERECILLA: pues prepárate, acá tendrás muchos. Mañana vengo a enseñarte cosas, me voy porque esta la fiesta de los prisioneros.

Se fue y quede sola pensando que además de ser blanca, pelo rubio y ojos azules buscaban una para tener preñada constantemente. Me angustie y no sabia como salir y mas luego de las declaraciones de ellas. Pensando en todo escuche ruido de tambores en la plaza de los prisioneros

Cuando creí me dejarían ahí, aparecieron dos enormes mujeres, que si alguna de ellas me golpeara la pasaría muy mal, que venían a buscarme para la plaza. Llevada por ellas y los guardias emprendimos el descenso de la cueva. Tuvimos que caminar en medio de dos filas de hombres, mujeres y niños de la tribu. Todos admiraban mi rubio pelo ensortijado y mis ojos claros. Los hombres veían en mí también lo sexual. Mientras los hombres miraban, las mujeres me escupían a mi paso. No se, pensarían que les sacaría a sus machos y yo tenia ganas de explicarles una por una, que estaba ahí, no por mi culpa sino obligada por mi cruel destino. Los chicos mayores tironeaban de mi pelo y más de uno toco y pellizco mi cuerpo.

Me sentaron en un lugar que veía todo, al lado de las dos mujeres y los guardias. Más de una docena de guerreros comenzaron a danzar alrededor de los prisioneros, provocando entre ellos tal temor, que algunos se desmayaban y les tiraban agua para hacerlos reaccionar. De pronto el silencio. De una choza salió una mujer grandota, todas parecían serlo respecto a mí, con una vara corta terminada en dos cuernos y una calavera en una mano. Enseguida supe que era la bruja o hechicera de la tribu. Se acerco Fierecilla a mí y me fue explicando paso a paso la ceremonia. Me dijo que los cuatro hombres iban a ser sacrificados lo que me produjo un frio sudor en mi espalda. Luego de la misma choza salieron cuatro mujeres todas jóvenes y bellas, más o menos de mi edad. Las cuatro estaban preñadas en distintos periodos. Algunas de 3 meses, otros de 6 y una a punto de parir. Todas de no menos 100 kilos. Casi enseguida detrás de ella apareció un hombre, supuse y los confirmo Fierecilla que era el cacique de la tribu y hermano de la bruja. Era de 1,89, alto, extremadamente delgado y tenia entre sus piernas un tremendo atributo sexual de mas de 22 cm. Al aparecer un enorme griterío lo aclamaba. Se sentó y sus esposas detrás paradas, y dio la señal de comenzar. Volvieron a sonar los tambores y danzas al tiempo que se formaba una larga doble fila de guerreros, todos con gruesos garrotes. Tomaron al primer prisionero y lo pusieron donde comenzaba la fila de guerreros. A una seña del jefe, comenzó a correr en medio de la fila, recibiendo garrotazos donde fuera. Los pocos metros ya sangraban por todos sus poros. El primero cayo a los 15 metros aprox. Ceso el ruido de tambores y a una señal del jefe, un guerrero se acerco y sin saber si estaba vivo o muerto le clavo en medio de su pecho, a la altura del corazón, su lanza. Luego la retiro y la mostro ensangrentada, ante el vocerío de felicidad de la gente. Yo a los tres o cuatro garrotazos cerré los ojos y los tape con mi mano, a fin de no ver esa muerte. Fierecilla al ver eso, se ubico detrás mío, agarro mi pelo y me hizo levantar la cabeza  y ver todo. Creí iba a vomitar.

FIERECILLA: no te atrevas a no mirar. Ese es una de los castigos nuestros. Mira bien y no vomites.

Uno a uno fueron pasando los cuatro prisioneros. Uno de ellos alcanzo a salir de fila y creí lo dejarían, pero cuan equivocada estaba. Se acerco el de la lanza y lo palmeo muy sonriente. Creo lo hizo para que el otro ganara confianza, pues en un instante se aparto, dejándolo en medio de 5 guerreros con lanza que acometieron contra el, sin piedad. Murió ensartado por cinco lanzas. Cuando todo término, las dos mujeres me pusieron de pie y precedidas por Fierecillas iniciamos camino hasta dos estaba el jefe de la tribu.