Mi última Sonata - Capitulo.17- La Última Sonata

Relato real de mi incorporación no buscada en el mundo de la esclavitud y la sumisión.

Capítulo 17ºLa última Sonata

Penélope, lo ha dispuesto todo según les ha indicado a los viejos:

El notario vendrá a las 12, con las escrituras preparadas y se formalizarán las compra ventas convenidas y las donaciones acordadas.

A primera hora de la mañana, Penélope ha llevado a los dos viejos a la sala insonorizada del sótano, donde tiene a la hija y a la nieta, colgadas de una cruz, una frente a la otra, completamente desnudas, con síndrome de abstinencia. Llevan ya varias horas sin recibir la dosis que se les ha ido aplicando últimamente.

“Madre hacer lo que os digan, pero que me den la droga, no resisto más este dolor y esta ansia”.

Es su hija Sara la que implora a su madre.

“Si, abuela, hacer lo que haga falta, pero sacarnos de aquí, y traernos la droga que no resisto más este tormento”.

Ambas tienen convulsiones, temblores y sus cuerpos sudorosos, debido tanto al síndrome de abstinencia como a la suspensión de sus cuerpos en las cruces.

“Ya veis a vuestra hija y vuestra nieta, que están esperando que cumpláis con todo lo que yo os he pedido. Tener en cuenta que, si intentáis cualquier maniobra que ponga en peligro todo lo que he previsto, además de no recibir su dosis de droga, recibirán tormento y no saldrán vivas de esta habitación. Quedáis avisados, espero obreis en consecuencia. ¿Entendido?”.

“Haremos todo como lo hemos convenido, no tema nada por nuestra parte”.

Es Ángel quien habla, y dirigiéndose a su mujer le dice pidiendo su conformidad:

“¿Verdad que cumpliremos con lo acordado?”.

“Si Ángel, si, no te preocupes, haremos lo que haga falta por el bien de las chicas”.

Parece que el viejo estaba preocupado por la reacción que pudiera tener su mujer, la vieja le da tranquilidad con sus palabras.

“Ahora subiremos al piso, para que os adecentéis y arregléis para recibir la visita de vuestro notario”.

Dejan al joven Sergio atado a la silla, y entran en el ascensor y desaparecen de nuestra vista.

Al poco aparece saliendo del ascensor, Marta acompañada de la recién adquirida esclava Lolita, y se dirigen donde esta Sergio atado a la silla.

“Bien muchacho, me han dejado encargada de tu vigilancia y cuidado, después de ver la reacción de mi hermano al ver a tu sádica abuela, tú no lo vas a pasar bien en mis manos, estoy lo suficientemente rabiosa, como para hacerte pagar, por todo lo que le ha hecho tu abuela a Jesús”.

Y dirigiéndose a mí y a Marisa, nos manda desatar al muchacho y ponerle un cinturón de bondage, con las manos inmovilizadas en la espalda.

“¿Qué te parece Lolita el pene del muchacho? Crees que podemos aprovecharlo para algo.

“Desde luego mi Ama, aunque a su edad dan poco juego, se vienen a penas los tocas”.

“Vamos a jugar con él, quiero ver esta polla completamente erguida, tú que tienes más experiencia, has que se excite al máximo, pero no dejes que se corra”.

“Tendré mucho cuidado en dejárselo en plena erección, pero ya os digo que al más mínimo toque se viene sin remedio”.

“Quiero verlo y tenerlo en la máxima erección. Quiero follármelo con todos mis agujeros y dejarlo seco como una pasa”.

“Tendréis que hacerlo por partes. Ya podéis ver, que con solo oírnos se le esta empinando la verga, aunque también es cierto que ha esta edad se rehacen con facilidad y presteza”.

“Tampoco nos encorre nadie, iremos haciendo según su capacidad, me ilusiona la idea, nunca he tenido una polla en propiedad, es algo estimulante”.

“Espero que un insulso pene, nos os haga olvidar mis servicios”.

“Descuida Lolita, tú has sido mi primera propiedad y esto no se olvida fácilmente. Y para que aprecies ser mía, ahora te dejo mi cuerpo para que disfrutes llevándome al placer que tu solo sabes darme”.

Mientras está hablando, Marta, ha desabrochado su falda y ha dejado a la vista el tupido toisón de su entrepierna, y con la mano en la cabeza de Lolita obliga a esta a arrodillarse dejándole su boca a la altura de su sexo.

“Gracias mi Ama, por permitirme daros todo el placer que pueda ofreceros con mi pericia, el sometimiento al que me obligáis remueve mis entrañas e impulsa mis deseos, ninguna esclava puede ser más feliz que esta que come vuestro coño”.

El pene del joven Sergio, ante la visión de la escena que se desarrolla delante de sus ojos, se hincha por momentos alcanzando un considerable volumen y rigidez.

Lolita que observa la erección del muchacho, cuando percibe que su Ama está acercándose al clímax, le indica que le meta su rígida polla por el culo, ello hace estallar en gritos de placer a la joven Ama, que, sorprendida al sentir la penetración, reacciona con movimientos compulsivos, que provocan la corrida del joven Sergio dentro del culo del Ama.

Las recientes experiencias de Marta la llevan a un estado de posesión, que ha exacerbado su pasión al límite, haciendo que se entregue a las acciones más impensables. Así ella se lanza a chupar y lamer la sucia polla de Sergio que sale de su culo, lamiéndola y chupándola con tal pasión,  que esta reacciona hinchándose nuevamente cogiendo rigidez y llenando la boca ansiosa de Marta, que ejecuta la primera mamada de su vida, con tal afición que logra un nuevo orgasmo del joven que le llena la boca de su semen, que también por primera vez saborea y traga a causa de la excitación desmesurada en que se encuentra.

Ya exhausta se tumba en la cheslong dejando que tanto Lolita como Sergio acaricien su cuerpo ya desnudo por completo, consiguiendo irse relajando paulatinamente, quedando medio adormecida.

Es Penélope que irrumpe en el sótano y zarandeando a la adormecida Marta va diciéndole:

“Son momentos de estar despejada y bien despierta, dentro de poco vendrá el notario, tú debes estar aquí abajo en el sótano, controlando todo como ya hemos convenido. O sea, que ya te estas despejando, y olvídate de tus juegos hasta que el notario se haya marchado. Ahora metete en la sala insonorizada, deja al chico bien atado en la camilla que hemos dejado dispuesta, estate atenta a mis posibles intervenciones por el altavoz. Dejaré que te lleves también a Lolita si me prometes no jugar con ella hasta que todo esto se acabe. Y tú Lolita pagaras las consecuencias si no hacéis lo que os he dicho. ¿Entendido?”.

“Si, Ama”.

“No te preocupes madre, estaré atenta a tus instrucciones si se da el caso y de todas maneras estaré pendiente de todo, me doy cuenta de lo importante del momento. No tengas ningún temor, se lo que debo hacer.

“Bueno me voy más tranquila, sé que eres consciente de la importancia del momento”.

Antes de subir al piso Penélope nos obliga a Marisa y a mi ha meternos en nuestras jaulas.

“Espero que nadie haga ruidos innecesarios, cuando acabemos lo que estamos haciendo, bajaré y trataremos de lo que haremos con todos vosotros”.

Una vez ha desaparecido el Ama, quedamos todos en nuestras jaulas a la espera de los acontecimientos venideros. No se oye hablar a nadie y todos se tumban a descansar dentro de sus jaulas.

Pasadas más de 3 horas aparecen Penélope y Ricardo acompañados de los dos viejos, todos correctamente vestidos y acicalados.

“Ahora sacaremos a vuestra hija y a vuestros nietos, tal como os he prometido, vosotros desnudaros y postraros a mis pies en señal de sometimiento”.

Los dos viejos ya entregados por completo al poder de Penélope se desnudan y arrodillan a sus pies.

“Marta, tu sube a buscar a tu hermano y bajad para celebrar el éxito del día de hoy”.

Esta con gran contento, corre escaleras arriba en busca de su hermano.

Mientras Ricardo está descolgando a las dos crucificadas, y liberando al joven Sergio.

Penélope abre la jaula de Marisa y la mía y nos manda salir.

“A vosotros dos os quiero tener a mano para que me ayudéis en lo que crea conveniente. Además, Marisa es la enfermera ideal y el viejo hará lo que le mandemos sin presentar problemas”.

Marta aparece corriendo y sollozando.

“Jesús no me hace caso, como si no me conociera, solo va diciendo que el Ama no le ha mandado bajar y él no se mueve hasta que su Ama se lo diga”.

Presa de rabia y furor se acerca dónde está la vieja ama, y empieza a patalearle el cuerpo y la cabeza de manera furibunda.

“Que le has hecho a mi hermano, te voy a matar con mis manos hija de la gran puta. Cuando te veo solo tengo deseos de machacarte, ya solo matarte me puede calmar”.

“Sosiégate Marta, ya iremos recuperando a Jesús. Cuando se dé cuenta de que la vieja está indefensa y en nuestro poder, se recuperará y volverá a ser el chico alegre que era”.

“Tu no le has visto lo enneurado que está, creo que nunca volverá a ser el mismo”.

“Tranquila, ahora haré que baje, accionando el pulsador que emite las señales que percibe su cuerpo. Tres impulsos y vendrá hasta donde está la vieja, y entonces le mostraremos que no tiene ningún poder, muy al contrario, está a nuestra merced. Esto le liberará del temor que le tiene”.

Penélope pulsa el mando y todos estamos a la expectativa de la aparición de Jesús. No han pasado 10 segundos y este aparece por las escaleras, tembloroso y con el cuerpo completamente sudado se postra a los pies de la vieja.

Ricardo lo coge por el cuerpo y lo levanta y aparta de la vieja.

“Padre déjeme, tengo que besar los pies del Ama para demostrar mi sometimiento o me castigara”.

“Pero no te das cuenta, esta vieja no tiene ningún poder, al contrario, tu madre la tiene sometida y esclavizada”.

“Suélteme padre, sino me castigara”.

Jesús mientras, hace esfuerzos para librarse del abrazo de su padre que lo tiene inmovilizado, al tiempo que su cuerpo empieza a convulsionarse de manera cada vez más exagerada.

Penélope visto el panorama, pulsa el mando una vez, mientras le indica a Ricardo que suelte a su hijo. Una vez libre y obedeciendo la señal recibida se dirige a su cajón y se encierra en él.

“Esto va a ser un problema difícil de solucionar. Creo que la única solución será un tratamiento de profesionales, veo que nosotros no daremos con la solución”.

“Madre estoy completamente rabiosa, sino me cargo a esta vieja puta, no tendré sosiego”.

“Yo también estoy rabiosa y tengo sed de venganza. De momento continuaremos administrándoles la dosis de droga, para conseguir su degradación y dependencia. Les haremos pagar todo el mal que han hecho”.

Ricardo ha liberado a las mujeres y al muchacho y aparece en la sala con ellos.

“Padre encárgate de administrarles la dosis de droga a las mujeres, a ellos continuaremos sin darles, espero aprovechar su alma de sumisos y añadirlos a mi estrenado harem”.

Las dos mujeres están ya con convulsiones por el síndrome de abstinencia.

Ricardo liberada la tensión que ha soportado todo el día y frente a los hermosos cuerpos de las dos mujeres, siente la llegada del deseo y despojándose de su ropa se dirige a ellas, diciendo:

“Os daré vuestra dosis si hacéis que me corra dos veces seguidas, y me dejáis más seco que una pasa”.

Las dos expertas y hermosas mujeres se lanzan sobre el cuerpo de Ricardo y con sus bocas y con sus manos consiguen una rápida erección y corrida del ansioso miembro de Ricardo, la segunda tampoco tarda demasiado, pues Sara introduce sus largos dedos en el ano y llega a acariciar la nuez prostática, lo que le produce una rápida segunda corrida.

“Veo que han encontrado tu punto débil. Tendrás que ahijarte este hermoso cuerpo, si quieres continuar disfrutando de sus habilidades”.

Dice Penélope que ha estado observando toda la operación.

“Madre, hemos quedado sin escrúpulos, ni falsas moralinas. Tú has hecho lo que has querido, ahora no te pongas escrupulosa conmigo. Además, sabes qué una cosa es el placer por el placer y otra distinta el sexo entre tú y yo”.

“Este no es el problema, estoy rabiosa y vengativa por lo que han hecho con nuestro hijo y no quedaré satisfecha hasta que no vea sufrir las penas del infierno, a estas hijas de puta”.

“Haz lo que quieras con la vieja y la joven, pero deja a la otra, para que yo pueda disfrutar de ella”.

“Adminístrales la dosis a cada una, luego iremos a la sala insonorizada, quiero explicarte lo que deseo que hagas. Tengo tanto deseo de venganza que no me detendré hasta verlas morir en mi presencia. Tu harás lo que yo te diga, a cambio te quedas con esta drogadicta que tanto te gusta. Ven a la sala de las cruces y te cuento lo que quiero hacer con ellas”.

Ambos entran en la sala insonorizada y aparecen nuevamente al cabo de media hora.

“Coge a la vieja y a la joven y haz lo que te he pedido, yo voy a probar si el abuelo y el nieto, me sirven como sumisos”.

Ricardo coge las cadenas de la vieja y de su nieta y se las lleva a la sala insonorizada.

Mientras Penélope ha cogido al abuelo y al joven Sergio, los tiene a sus pies cuando les dice:

“Ya habéis visto que he sometido y esclavizado a vuestra ama, si veo disposición por vuestra parte de entregaros, en cuerpo y voluntad a mi poder, os tomare como esclavos y disfrutareis de estar bajo mi voluntad. En caso de no poder aprovecharos, como esclavos a mi servicio, vuestro destino va a ser más trágico”.

Mientras les está hablando, se despoja completamente de sus vestiduras y se muestra en su bella y completa desnudes, observando el efecto que esto produce en el sexo de sus sometidos. El efecto es notorio en ambos casos, la vista del hermoso cuerpo desnudo, unido a las palabras que excitan su condición de sumisos, provoca en ellos una rápida erección.

Observo buena condición por vuestra parte, prometerme lealtad y entrega, y yo os marcaré y anillaré con los atributos de mi harén.

“Ama, tomarnos como los más leales esclavos y disponer de nuestros cuerpos y de nuestra voluntad a vuestro capricho, nuestro único deseo es complaceros y proporcionaros todo el placer posible”.

Es el viejo Ángel que está hablando.

“Y tú, joven. ¿Te adhieres y te reafirmas con las palabras pronunciadas por tu abuelo?”

“Por completo, mi Ama. Espero ser vuestro esclavo más leal, disponer de mí, os entrego mi cuerpo y mi voluntad sin condiciones”.

“Acepto vuestra entrega y mi adopción será efectiva siempre que me complazca vuestro servicio. Luego, cuando tenga todo dispuesto como he ideado, os marcaré con el hierro de mi divisa y anillaré vuestro sexo a mi gusto. Habéis tomado una buena decisión, en caso contrario vuestra suerte no os hubiera sido nada agradable. Como veo que la contemplación de mi cuerpo y la emoción que os produce someteros a excitado vuestros sexos, aprovechare para comprobar vuestra potencia sexual. Quiero que me hagáis una doble penetración, el jovenzuelo por delante y el abuelo por detrás. ¡¡¡Ya!!!”.

Rápidamente, cada uno con sus penes erectos y turgentes por la perspectiva, penetran a la bella Penélope que , excitada por el ejercicio del poder que siente, entra en éxtasis en pocos segundos.

“Mis pezones!!!, apretad mis pezones, inútiles”.

El abuelo que está bombeando el trasero con calma, agarra los pezones de Penélope y los aprieta y retuerce con gusto.

“Mas fuerte, inútil, apriétamelos más fuerte y retuérzalos hasta hacerme chillar de dolor y placer”.

Se oye a Penélope entre gemidos suspiros y gritos no se si de dolor o placer.

El joven Sergio explota derramando su semen en el interior de su bella Ama.

“Saca tu polla de mi coño y métela en mi boca, quiero beber la leche de tu polla”.

Evidentemente Penélope esta sobre excitada y al tiempo que chupa la polla del joven, aumenta los movimientos de su culo de tal manera, que el abuelo entra en un fuerte orgasmo.

“Dame también tú, mi esclavo, la leche que alimenta mi lujuria”.

Y así la hermosa Penélope limpia y traga todo lo que la polla del viejo lleva saliendo de su culo.

“Ahora chuparme por donde me habéis penetrado hasta que mis orgasmos me dejen exhausta”.

Y así, durante un buen rato, ambos esclavos lamen y succionan, el sexo y el ano de su Ama, que encadena un sin fin de orgasmos, que solo se interrumpen por la súbita aparición de Ricardo.

Madre, ya está todo dispuesto como me has pedido, cuando quieras entramos para que disfrutes del cuadro que me has pedido realizar. Como supongo que tu continuaras usando a este par, Yo utilizaré a Sara, que sabe cómo darme gusto”.

Mientras ha acudido Marta acompañada de Lolita.

“Me dijiste que el joven era para mí y ahora te lo quieres quedar tu”.

“Tienes razón Marta, puedes quedártelo tú, para mi es demasiado joven”.

Continúa sorprendiéndome la forma en que hablan las dos mujeres, como si fueran cosas y no personas a las que se refieren.

“ Nos ira bien tener a alguien con polla, aunque sea joven, ¿verdad Lolita?

“Pues sí, mi Ama, siempre va bien tener una verga para usar”.

Ahora iremos a comprobar si padre ha dejado las cosas como yo le he indicado. Vamos a ir todos los que no estéis enjaulados, estos ya lo verán después. Los esclavos sueltos que acompañen a sus dueñas y se comporten según se les indique.

Acudimos todos y nos encaminamos hacia la sala insonorizada, que está al fondo de la gran sala, detrás de los dormitorios. Ricardo va delante y abre la puerta de par en par.

La visión de su interior es espeluznante hasta para la persona más cruel. Allí están las dos mujeres, una crucificada y la otra doblemente empalada.

“Que todo el mundo contemple mi venganza, la vieja morirá empalada por los orificios que ha usado para su placer y su joven nieta colgará crucificada hasta su muerte, por el sadismo del que ha disfrutado cuando ha tenido el poder”.

La hermosa Sara, que lleva encadenada Ricardo, cae desmayada después de lanzar un estridente grito de angustia. Los demás quedamos mudos y aterrorizados ante la maldad que contemplamos.

“Ahora están tranquilas, les he administrado una fuerte dosis de heroína, pero poco a poco ira desapareciendo el efecto de la droga y el dolor llenara su cerebro”.

Realmente, es lo que quería. Quiero tenerlas aquí viviendo su agonía, que deseo sea lo más larga posible. Quiero que pasen todos los esclavos y vean su destino.

Marta, tira de la cadena de Sergio, su nuevo esclavo, situándolo entre su tía y su hermana.

“Ves aprendiendo la lección. Yo no olvidaré nunca lo que tu abuela le hizo a mi hermano, espero que te comportes con la lealtad debida y no tenga que tomar decisiones como las que ha tomado mi madre con tu familia. Ahora besaras y lamerás los coños de las dos, para su escarnio y para satisfacer mi deseo de burla ante tu dolor.

Ante ambas sacrificadas hay unas pequeñas escaleras que permiten llegar a la altura de las dos desgraciadas. Sergio usa las escaleras para poder llegar a cumplir el mandato de su Ama, besando y lamiendo los coños hasta que su Ama le manda detenerse.

Penélope, también se sube en la escalera que esta frente a la vieja, y mirándola frente a frente se le oye decir:

“Tú que te creías superior a los demás, mírate ahora aquí, sacrificada para mi venganza. Yo si tengo verdadero poder porque actúo por odio y nada puede detener mis ansias. Poseo tu cuerpo y poseo tu vida, me corro de satisfacción al sentir el poder que tengo sobre ti, vas a sufrir lo que ni tú puedes imaginar. No recibirás más droga y nada va a paliar tu sufrimientos. Mírame a la cara vieja puta, para que veas como disfruto con tu dolor.

“Todos los esclavos pasaran como ha hecho Sergio, a saludar a las dos putas y lamerán y besaran sus coños. Si alguno se resiste puede ir imaginando lo que haré con él”.

A pesar del horror que me parece todo lo que estoy viviendo, ni yo ni nadie de los sometidos, creo que tenga valor, para oponerse a los deseos de la sádica Ama que nos domina por el terror. Paso yo, pasa el viejo esposo y abuelo de las sacrificadas, con el rostro lleno de lágrimas y el cuerpo encorvado como si le hubieran caído 50 años encima de golpe.

“Marisa, ves y tráete a los demás esclavos, ya he abierto sus jaulas. Les das las instrucciones que ya he manifestado. Quiero que vean mi poder y luego les dejaré escoger su destino.”

“Ramón, ves y acompaña y ayuda a Marisa en lo que necesite”.

“Si, mi Ama”. Respondo con prontitud y agradeciendo poder alejarme de aquel cuadro tan cruel.

Uno detrás de otro van pasando y cumpliendo con las ordenes de la cruel Penélope. Sus caras muestran la angustia que les produce la crueldad con la que se encuentran, y todos creo yo que perciben el terror en el que pueden caer si contradicen los caprichos de esta nueva y sádica Ama que se ha impuesto sobre ellos.

“Al punto de cada hora, todos repetiréis esta acción que acabáis de hacer. Esto será obligado desde el momento del despertar de la mañana hasta la hora de retiraros a dormir.

Ahora formar todos en el centro del sótano, para que podamos decidir el destino de cada uno de vosotros”.

Nos agrupamos todos en el centro del sótano y Penélope se presenta delante de nosotros subida en una pequeña tarima que la deja a una altura por encima de nosotros y que permite así que todos la veamos perfectamente.

Sin más preámbulo Penélope se desprende de sus ropas y se muestra a nuestra vista en toda su hermosura.

“Yo soy la mejor Ama a la que podéis entregaros, los que quieran someterse a mi poder, que se postren a mis pies y supliquen que les tome como esclavos. Si os acepto os marcaré y anillaré como a todos mis esclavos, con los que no quieran someterse pactaremos las condiciones de su libertad”.

No sé qué les mueve, pero todos de golpe se han postrado a los pies de Penélope, intentando besar sus pies para demostrar su ansia de sumisión.

Yo con gran temor a las consecuencias, me he quedado inmóvil, demostrando que no estoy preparado para estas sumisiones tan desmesuradas. Parece que a mi izquierda otro también se ha resistido al sometimiento. Miro y reconozco al número 6. Él tampoco había sido marcado y aceptado totalmente por la antigua Ama.

Bien, durante los próximos días os iré aceptando y marcando con el hierro de mi harén, y también anillaré vuestro sexo a mi capricho. A vosotros dos que no deseáis ser mis esclavos, a última hora de esta tarde os liberaré después de que hayáis grabado un video, y firmado un documento,  haciéndoos responsables y coparticipes de las torturas y muertes que aquí se hayan podido producir.

“Gracias, Ama. Se hará lo que usted disponga”. Contesto agradecido.

La bella Sara se he recuperado de su desmayo y está llorando desconsoladamente. Ricardo le indica como debe saludar a las dos sacrificadas, pero ella se niega rotundamente.

“Bueno cuando vuelvas a necesitar el chute de heroína, ya veremos si te niegas igualmente.

Las próximas horas trascurren con tranquilidad, acudiendo al toque de cada hora a cumplir con el mandato que ha dejado establecido la sádica Penélope.

Sara antes de que suene la tercera hora esta ya entrando en un estado de abstinencia que la hace dependiente y falta de voluntad.

“Se acerca a Ricardo y abriendo sus pantalones empieza a chupar su polla con todo su saber.

Penélope que está observando se dirige a ella, diciéndole:

Si quieres una buena dosis de heroína, ahora no me conformo con que beses y lames los coños de tus familiares, no tendrás más droga hasta que yo te vea comiéndole el coño a tu sobrina y consigas a pesar de su crucifixión, que se corra ante mis ojos.

La fuerza del deseo y el aumento del síndrome de abstinencia lleva a la bella Sara a situarse frente a su sobrina, que ha ido perdiendo el efecto de la última dosis de droga administrada, y la herida de sus muñecas y pies clavados con grandes clavos de hierro, está despertando con incipientes muestras de dolor. Sara, llena de ansia por conseguir la dosis prometida, se lanza como una posesa a masturbar con su boca y sus manos a su desgraciada sobrina. No sé qué manipulaciones realiza, pero al cabo de poco tiempo el cuerpo de la joven crucificada se contorsiona y su boca emite evidentes gemidos, que delatan la explosividad de un orgasmo.

“Ahora darme mi droga y luego si lo deseáis tomar mi cuerpo y hacer con él lo que queráis, pero ahora calmar esta ansia que me atormenta”.

Ricardo mira a Penélope, esta asiente con la cabeza y Sara recibe la dosis de droga ansiada.

“Ahora solucionaremos el problema de los dos que desean marcharse. Ramón y el que responde como numero 6, venir y tomaremos un video que os incriminé en los hechos de hoy”.

Yo y el llamado numero 6, nos presentamos ante el Ama Penélope y arrodillados en postura de entrega, ofrecemos nuestros cuerpos y explícitamente nuestro sexo.

“Yo iré grabando todo lo que hagáis a partir de ahora. Como veo que el viejo esta con su polla muerta, haremos que su deseada Marisa, le ponga la verga con suficiente rigidez, para poder follarse a la crucificada, mientras el numero 6 lo encula, no va a marcharse virgen, después de los días que lleva en esta casa”.

Acto seguido acude Marisa y empieza a trabajar con sus manos y su boca mi flácido pene. A pesar del estrés en que me hallo, las sabias manipulaciones de Marisa hacen revivir mi pene dejándolo con capacidad suficiente para meterlo donde haga falta.

“Sube ¡¡¡Ya!!! Y penetra a la chica, para que el 6 pueda encularte”.

El terror que me produce el Ama Penélope, borra de mi mente cualquier intento de rebeldía, y agarrándome a los palos de la cruz, entro toda mi polla dentro de la vagina de la desgraciada Alba, cuando noto una fuerte sacudida y siento mi culo penetrado por algo que me da la sensación de gran tamaño y que con fuertes golpes entra y sale de mi ano, hasta notar el calor que  produce la descarga del caliente liquido de su semen dentro de mí.

“Bien, todo esto ha quedado grabado, como prueba de vuestra participación en lo que aquí a sucedido. Ahora firmar este documento que esta sobre la mesita, en el que confesáis vuestra participación en todo lo sucedido. Cumplido este requisito, os liberaré de vuestras sujeciones y podréis marchar libremente. Hoy lo hará el viejo y tu esperaras a mañana, no quiero que los dos salgáis juntos, además hay confinamiento en la ciudad debido al virus que ha provocado esta pandemia universal”.

“Por hoy daremos el día por terminado. El servicio de la cena ya ha sido entregado y lo encontrareis en el torno. Mañana remataremos todos los puntos sueltos y estudiaremos la posibilidad de viajar a la finca que ahora poseemos en la Costa Brava”.

“Ricardo y Marta, dejar vuestros protegidos que vayan a cenar y descansar, y vosotros subir conmigo, dejaremos que Ramón se vaya con viento fresco y luego intentaremos que Jesús este con nosotros en el piso”.

“Marisa ves al guardarropa y trae las pertenencias de Ramón, para que pueda salir a la calle”.

Enseguida Marisa me proporciona las ropas que llevaba cuando llegue a la casa y allí mismo me visto y al verme vestido siento como si saliera de un sueño.

Subimos con el ascensor y al salir y ver la sala donde empezó todo lo que acabo de relatar, siento como que renuncio a un futuro y unas experiencias que no podría imaginar.

No perdamos tiempo y acabemos con todo esto de una vez”.

“Si, mi Ama, como vos mandéis”.

Es como intentar unirme con un último eslabón al sometimiento disfrutado.

“De mas joven, hubieras podido ser un buen esclavo, has llegado un poco tarde para disfrutar de esta condición. “¿Oyes la música que está sonando, sabes cómo se llama esta sinfonía?”

Es la Sonata para piano n. ° 32 en do menor, Opus 111 de Beethoven, escrita en 1822, al final de la vida del gran compositor. Es “LA ÚLTIMA SONATA” de su vida. Pero el primer movimiento de esta sonata es la música más intensa que jamás se ha escrito. Lo cual demuestra que la edad no siempre es un impedimento, sino muy al contrario la explosión de las experiencias de toda una vida.

Mientras me esta hablando ha abierto el portalón,  y con ello mi vida regresa a la rutina de la que no debía haber salido.

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