Mi última Sonata - Capitulo 3

Relato real de mi incorporación no buscada en el mundo de la esclavitud y la sumisión.

Capítulo 3

Al esclavo hay que educarlo.

Aún no recuperado de mi explosivo orgasmo oigo la voz de mi Ama

“Bien esclavo, he permitido este pequeño placer porque a partir de ahora empezaras tu adiestramiento que debe convertirte en un esclavo perfecto. El adiestramiento puede que te parezca algo duro, pero si superas todo el proceso te ganaras mi adopción, te daré un nombre y serás parte de mi cuerpo de esclavos”

Y sacando un collar de cuero de la caja que yo había traído anteriormente, continúa diciéndome

“Arrodíllate que te pondré este collar que llevaras siempre puesto para mi comodidad”

Yo aún embargado de gratitud hacia mi Ama, caigo de rodillas mientras digo agradecido

“Gracias, mi Ama mi dicha es y será complacerla en todo”.

“Que así sea, sino te atendras a las consecuencias” me contesta fríamente.

Mientras, me coloca un collar de cuero que abrocha por detrás de mi cuello, al tiempo que saca una correa metálica de la misma caja de antes y con un sargento metálico la coge al anillo que está en el collar.

Ahora me seguirás gateando, de rodillas y bajaremos al sótano donde tu vivirás mientras yo no te necesite.

“Vamos pues al sótano”

Y diciendo esto empieza a andar y yo sujeto por la cadena que ella tiene en su mano intento gatear al ritmo de su paso. De tanto rato en esta postura las rodillas empiezan a dolerme, pero mi deseo de complacer a mi Ama hace que todo me perezca insignificante. Así llegamos a un rellano donde veo la entrada de un ascensor, al tiempo que mi Ama dice

“Hoy bajaremos por la escalera para que el esclavo vaya cogiendo forma”

Habla de mí de una forma impersonal, como si yo fuera una cosa, pienso para mis adentros.

Al tiempo que empieza a bajar los escalones sin tan siquiera mirarme. Yo con dificultad voy siguiéndola y probando diversas maneras de ir bajando aquellos escalones demasiado empinados.

Al fin llegamos al final de la escalera y enfrente se halla una puerta con barrotes de hierro, que me hacen pensar que aquello conduce a una especie de cárcel.

Veo que aprieta el botón de un mando que ha sacado de su bolsillo y la puerta de barrotes se desliza silenciosamente hacia dentro de la pared dejando franca la entrada a aquel recinto.

Tirado por la cadena entramos en aquel recinto que se abre en una gran sala, donde veo al fondo 10 mazmorras de hierro de 1 metro de ancho, 7 de las cuales están ocupadas. Nos acercamos al centro de la sala y mi Ama, se para y dirigiéndose a mi dice:

“Esta es la estancia donde vivirás mientras yo no te reclame, como ves hay 7 mazmorras ocupadas por 4 esclavas y 3 esclavos, 5 de ellos ya les he concedido mi favor, los otros 2 están acabando su adiestramiento y educación con buenas perspectivas hasta el momento. Tu ocuparas cuando se te indique la mazmorra número 8.

En aquel momento el recinto se ilumina completamente y puedo observar toda la estancia. Lo que veo me intranquiliza. Hay varios aparatos con anillas y tablas que imagino servirán para inmovilizar de mil maneras al sujeto que se coloque en ellos. Percibo también que todas las mazmorras tienen un número y 5 de ellas tienen un nombre perfectamente visible en la parte superior. Leo interiormente los nombres: Arsenio, Marisa, Roberto, Teresa y África.

En aquel momento oigo un ruido y es que las puertas de las mazmorras se han abierto todas a un tiempo. Pienso que mi Ama debe tener algún mando con el que hace funcionar todo a su deseo.

“Podéis salir dice mi Ama”,

y al momento veo a los 7 personajes de rodillas con las manos en el cogote y las piernas abiertas, delante de sus jaulas.

Ahora tus iras hacia los 5 primeros y en demostración de sumisión a su rango les darás un beso en su sexo. Luego vuelves a mis pies y el resto de los esclavos vendrán a besar tu sexo como saludo de bienvenida.

Al tiempo que dice esto ha soltado la cadena de mi cuello y empiezo a gatear libremente para cumplir la orden de mi Ama.

Szaaaassss cae un fuerte latigazo en mi espinazo, que hace detenerme automáticamente.

“Siempre que llegues o te alejes de mi deberás besar mis pies en señal de sumisión, ¿entendido, esclavo?”

“Si, mi Ama” respondo rápidamente, al tiempo que giro y me inclino para besar ambos pies de mi Ama.

“Ya puedes ir a hacer lo que te he ordenado”

Me acerco al primero, leyendo su nombre “Arsenio” en su jaula y sin mediar palabra acerco mis labios a su sexo en estado de excitación, no creo que sea por mi sino por la presencia del Ama y estampo con cierto reparo un beso en su base.

“Bienvenido”, me dice secamente.

Gateo hasta Marisa según dice el letrero de su jaula y me encuentro con un profundo triangulo de vello púbico perfectamente dibujado, y esta vez con agrado y deseo beso profundamente esta selva negra.

“Bienvenido”, dice también, pero con una sonrisa.

Me desplazo hacia el próximo con el nombre de Roberto según consta en el letrero de su jaula y ahora sí que mi sorpresa es superior, aquello no podía pertenecer a un hombre, en estado semierectil parecía la porra de Asterix, tengo que usar mi mano para sostener aquel órgano no humano para poder darle un beso en la punta de su glande.

“Bienvenido”, me dice sonriendo con sorna por mi expresión de sorpresa.

Ahora solo me queda faena agradable pienso yo y me dirijo hacia Teresa según indica el letrero de su jaula, y me encuentro ante un coño grande completamente depilado, abierto como una caverna y húmedo que chorrea, pego mi boca a él y lo beso mientras su fuerte olor llena mi nariz.

“Bienvenido” dice también algo excitada.

Ya solo me queda acercarme hacia una linda joven negra que tiene el nombre de África. Llego ante ella y contemplo un bonito triangulo de pelo muy ensortijado, con agrado bajo la cabeza para besar tan hermoso lugar y al hacerlo noto como al tiempo los labios de aquel coño pellizcan la lengua que yo he sacado para saborear su sabor.

Sorprendido por la habilidad del sexo de la joven negra, giro y me dirijo hasta los pies de mi Ama y paro al llegar a altura,

szaaaassss y otra vez el látigo cruza mi cara. Recuerdo tarde la norma que me dio mi Ama.

“Siempre que llegues delante de tu Ama debes besarme ambos pies, en señal de sumisión, esclavo”

Inmediatamente bajo mi cabeza y beso con frunción ambos pies.

“Ponte de rodillas en la 1ª posición que te he enseñado”

Inmediatamente me pongo de rodillas, paso mis manos detrás de mi cuello y abro mis piernas y desplazo mi bajo vientre hacia fuera para que quede mi sexo completamente expuesto.

“Venir a saludar” dice el Ama e inmediatamente los que están debajo de las jaulas 6 y 7 vienen en este orden gateando hacia mí.

Yo desnudo delante de todo el mundo, con esta postura que deja mi sexo expuesto impúdicamente, noto la excitación que va en aumento y otra vez empieza a nacer el deseo dentro de mí.

Se acerca el hombre que ocupa la jaula número 6 y al llegar a la altura del Ama baja su cabeza y le besa ambos pies.

“Bien, esclavo puedes saludar a tu nuevo compañero”

Es un hombre fuerte sobre los 40 años y de cara agradable, se inclina hacia mi acerca su boca a mi sexo que esta abiertamente expuesto y excitado y estampa un beso en la punta de mi glande y al mismo tiempo me da un pequeño mordisco que me hace retraer el cuerpo hacia atrás

Szaaaassss un latigazo cae sobre mis espaldas,

“No quiero ni un solo movimiento”

“Es que…”

Szaaaassss, nuevamente. Extrañamente ya solo el sonido me excita.

“Nadie te ha dado permiso para hablar, esclavo”

“Gracias mi Ama” contesto rápidamente para que vea que agradezco su corrección.”

Mientras el bromista nº 6 vuelve a besar ambos pies del Ama y se dirige a su puesto de jaula, la nº 7 ya está besando los pies del Ama y espera la orden para darme la bienvenida.

Ya puedes saludar a tu nuevo compañero, y como ha actuado hasta ahora casi de manera perfecta, en vez de besar su sexo le chuparas la polla hasta que yo te diga basta”

Al oír estas palabras mi sexo reacciona palpitando y cogiendo una turgencia que empieza a ser notable.

Ya la nº 7 se ha vuelto hacia mí y se acerca para alcanzar mi sexo, al tenerla tan cerca percibo que a pesar de tener un cuerpo magnifico y adulto es una chiquilla que no tendrá más de unos 15 años.

Esto que unas horas antes hubiera desanimado mis deseos, ahora incomprensiblemente reacciono de manera contraria y mi excitación y deseo de placer aumenta considerablemente.

Ya mi polla está dentro de la boca de aquella chiquilla que con unos movimientos expertos y suaves hace que me sea difícil mantener la postura en la que me encuentro. El placer aumenta por que la lengua de esta niña tiene una variedad de movimientos que no creía que fueran posibles en un órgano tan limitado. Y va increcendo, mi polla aumenta considerablemente, mi cuerpo se estira como para recibir el placer que adivina y me siento a punto de explotar nuevamente, cuando oigo,

“Basta, vuelve a tu sitio, esto lo acabara el nº 6”.

El desencanto y otra vez la frustración, pienso que debería resistirme a que un tío me la chupara y menos el gamberro que ya me mordió anteriormente.

” Ven aquí nº 6”, oigo que dice el Ama, y sin dilación el nº 6 viene hacia nosotros y besa los pies del Ama.

“Haz que saque lo poca leche que le queda, ya puedes empezar”

Acto seguido se gira hacia mi coge mi sexo con sus manos y se lo introduce en la boca. Yo reacciono con desagrado y mi sexo reacciona en el mismo sentido, pero inmediatamente el calor y la suavidad de aquella boca hace que cierre mis ojos y centre mi atención en el suave masaje que recibe mi sexo. Este responde notoriamente y el placer vuelve a mi ser.

“Los ojos abiertos, y contempla a quien te chupa la polla y va a

hacerte correr”

A pesar de sentirme humillado por tener un hombre chupando mi polla, abro los ojos obedeciendo a mi Ama, y miro detalladamente a quien me la está chupando, y el rechazo que en principio había experimentado se está convirtiendo en un deseo de agradecimiento hacia aquel hombre que muy a mi pesar está cerca de hacerme correr y enseguida se me dispara la alarma y recuerdo que no tengo permiso para correrme,

“Mi Ama, me permite hablar”

“Di, esclavo, que quieres?”.

“Me da permiso para correrme?”.

“Cuando yo te diga, esclavo, si no quieres incurrir en una falta grave que conlleva un potente castigo que te aseguro no será de tú agrado”.

La cosa esta difícil, pues el nº6 se está aplicando de manera muy eficiente y bombea sin cesar mi polla con su boca. Esto requiere poder de concentración para poder resistir el deseo de venirme, pienso en el dolor al que me puede llevar si falto a la norma y pienso en cosas desagradables para distraerme del deseo desesperado de mi sexo. Estos pensamientos y distracciones más algo de lentitud en el ritmo de la mamada que está haciendo el nº6, permiten prolongar el tiempo de respuesta de mi lívido para poder aguantar hasta que mi Ama disponga.

Me contengo con estos pensamientos hasta el momento en que oigo a mi Ama.

“Tu acelera y tu ¡!!córrete ya¡¡¡”

Solo oír estas palabras y el chorro de mi semen llena la boca del nº6 y una fuerte exclamación de gusto sale de mi garganta.

“Tu, esclavo trágate el semen, no quiero ni una gota fuera de tu boca” Dice el Ama con voz autoritaria.

El Ama vigila severamente que se cumpla todo lo que ella dice, y todos cumplimos exactamente con las indicaciones del Ama.

Con gran esfuerzo he conseguido mantener la postura, pero el choque del placer hace tambalearme.

“No permitiré ninguna debilidad” dice el Ama “cada esclavo a su sitio”.

El nº6 besa los pies del Ama y vuelve al sitio que tiene asignado, y los demás continúan todos en sus puestos.

Yo lleno de agradecimiento, me inclino ante mi Ama y beso sus pies, al tiempo que digo:

“Gracias, mi Ama por su generosidad” y vuelvo a mi postura de sumisión.

Ahora el Ama se dirige hacia un confortable sillón que se encuentra cerca al tiempo que comenta

“Está bien que agradezcas mi generosidad, pero el disfrute de tu placer tiene un precio que ahora deberás de pagar.”

“Lo que Ud. Disponga, mi Ama” contesto.

“Favor con favor se paga, nº 6 ven a mi lado”

y el nº 6 acude presto a los pies del Ama a los que besa quedando de rodillas frente a ella.

Y dirigiéndose a mi oigo.

“Ahora esclavo devolverás el favor recibido y chuparas la polla de tu compañero hasta conseguir que se corra y tragaras su semen sin desperdiciar una sola gota o el mayor de los castigos caerá sobre ti, ¿entendido? Esclavo.”

Yo descompuesto ante esta perspectiva me atrevo a decir

“Por favor mi Ama, haga conmigo lo que quiera, azóteme o castígueme como desee, pero no me exija esta humillación que ni mi estomago resistirá

Szaaaassss otro azote cae sobre mi torso.

“Harás lo que te he mandado, y, recibirás mientras un azote cada 10 segundos hasta que consigas la satisfacción de tu compañero. Ya puedes empezar”

Yo deseo complacer a mi Ama, pero mi repulsa a chupar la polla a un hombre está muy arraigada en mi subconsciente, son dos fuerzas que luchan por sobreponerse una a otra.

¡Gog! “10 segundos” dice mi Ama y

szaaaassss nuevo azote sobre mis carnes.

Muy a mi pesar me acerco al compañero y venciendo el asco que me produce su contacto, cojo su sexo flácido con las manos y me lo introduzco en la boca.

Szaaaassss, nuevo azote, esta vez sobre mis nalgas.

Yo luchando con el asco que me produce la situación, y soportando alguna arcada de mi que sube de mi estómago intento succionar la polla que tengo en mi boca.

Szaaaassss, nuevamente.

“Chúpala, arriba y abajo, esclavo inútil” dice mi Ama.

Con un estado como de borrachera, empiezo a succionar y mover mi boca arriba y abajo de la polla, la cual voy notando que cada vez está más turgente y crece al tiempo que yo cada vez con más determinación voy chupando y entrando más en un estado alterado de conciencia.

Szaaaassss, este golpe ya me produce un fuerte dolor pues cae sobre la piel ya maltratada por tantos golpes.

Ya no siento, asco mientras chupo, al contrario, voy sintiendo un placer raro succionando aquella polla que va creciendo sin cesar y a la que ahora deseo hacer explotar.

Szaaaassss, nuevo golpe y el placer y el dolor se confunden en mi cerebro.

Ya disfruto con aquella polla en mi boca quiero hacerla sufrir y disfrutar al mismo tiempo, la chupo con gusto y la muerdo con intención, ella responde como algo vivo, palpitando dentro de mi boca.

Szaaaassss, nuevo golpe, el dolor ya es muy fuerte y ello estimula mi boca acelerando mis movimientos con un ritmo cada vez más rápido, noto o intuyo no sé cómo que está a punto de venirse y esto estimula mi subconsciente acelerando aún más mis acciones.

Szaaaassss oigo el ruido, pero el azote no cae sobre mi sino en mi compañero, y con él su polla explota y llena mi boca de con su semen.

Szaaaassss, szaaaassss, szaaaassss, caen los azotes sobre mí al tiempo que oigo a mi Ama.

“Traga, traga, traga, esclavo, no quiero ver ni una gota.”

Tiene un ácido sabor y trago con asco todo lo que ha inundado mi boca.

“Esclavo inútil. Chupa y escurre bien la polla de tu compañero”.

Me afano en esta acción pues me duele que mi Ama me trate cada vez de inútil, y pretendo que vea mi disposición a perfeccionarme para cumplir sus deseos.

“Acércate, esclavo”

Me acerco y beso sus pies.

“Levanta la cara y abre tu boca” ordena mi Ama. Así lo hago levantando mi cara y ofreciendo mi boca. Ella se acerca y acercando su boca a la mía introduce su lengua en mi boca deslizándola por su interior.

“Veo que has sido obediente y has tragado la esencia de tu compañero, hoy mereces descansar.”

“Marisa, puedes levantarte y prepara al nº 8 para descansar.”

La tal Marisa se acerca al Ama y besa sus pies y luego se dirige a una cajonera que esta en la pared y saca un pequeño artilugio que enseña al Ama.

“Esta jaula de pene, será suficiente, se la puedes poner.”

Marisa viene hacia mí, me muestra el artilugio que lleva. Es todo de acero inoxidable y tiene forma de polla. No había visto nunca cosa igual. Toca mi polla que esta algo turgente por las experiencias pasadas y gira la cabeza para mirar al Ama, esta hace un movimiento de asentimiento y la chica se dirige hacia una pequeña nevera que está en la pared y coge un vaso grande de cristal e introduce unos hielos que saca del congelador. Rellena el vaso con agua y vuelve hasta mí, coge mi polla y la introduce dentro de aquel vaso de agua helada. Mi polla automáticamente con el contacto del agua fría queda completamente flácida, es entonces cuando la chica introduce unos aros que estaban al lado de aquel extraño aparato y prueba el que se ajusta más a la base de mi polla. Elige uno que deja bien ajustado y ensambla el resto del aparato. Ahora mi miembro queda perfectamente encarcelado dentro de este artilugio de acero inoxidable.

“Esto impedirá que te masturbes y te toques mientras estés solo” dice el Ama.

“Ponle un puño con pulgar” dice dirigiéndose a Marisa.

Esta vuelve a la cajonera y saca una pieza de cuero.

Y dirigiéndose a mi dice.

“Estira los brazos delante de ti y une las palmas de las manos”

Marisa ya está frente a mí y coloca aquella pieza de cuero sobre mis dos muñecas juntas apretando y cerrando con una hebilla, quedando mis dos brazos y muñecas unidas, seguidamente con una extensión que termina en un pequeño aro de cuero, introduce mis dos pulgares y cierra y ajusta con otra hebilla. Ahora puedo mover los brazos, pero no puedo separarlos al igual que mis manos.

“Los primeros días todas las precauciones son pocas para evitar que se automanipule”.

Comenta el Ama.

“Toma la cadena y llévalo a su lugar de descanso”

Y diciendo esto le entrega una cadena también de acero inoxidable, Marisa la coge y la engancha al aro que tiene mi collar y lo cierra con un pequeño candado.

Tirando de la cadena me deja a los pies del Ama diciéndome,

“despídete de Tu Ama”

Yo beso los pies de mi Ama, y digo

“Gracias mi Ama por su atención, deseo ser su esclavo perfecto”

Y es que dentro de mi ha nacido un ansia que lleva a todo mi ser concentrado en el deseo de ser atendido por aquella mujer que ha entrado en mi vida, borrando todo lo demás del mundo, solo ella centra mis deseos e ilusiones. Quiero ser su esclavo exclusivo. Este deseo se ha convertido en una obsesión y mi mente solo atiende a lo que a mi Ama concierne.

Mientras Marisa tira de mi cadena y me lleva gateando a una sala situada al fondo del sótano, me acerca a una pequeña tarima con un colchón y un nórdico y me indica que me tumbe en él. Así lo hago al tiempo que ella engancha la cadena a una argolla que hay en la pared y la cierra con un pequeño candado.

“Ahora descansa, te vendrán a buscar cuando el Ama lo indique.”

Y se retira silenciosamente, dejándome solo en aquella penumbra y con mi cabeza por completa alienada.