Mi última Sonata - Capitulo 13º

Relato real de mi incorporación no buscada en el mundo de la esclavitud y la sumisión. Ejerciendo el poder total.

Capítulo 13º

Ejerciendo el poder total.

La muchacha tiene el rostro sudoroso y esta con temblores, temo que entre en convulsiones, cuando sin previo aviso recibe un latigazo de su Ama en plena cara.

“!!!Como te atreves a presentarte vestida delante de tu Ama¡¡¡, desnúdate y humíllate de inmediato. Si tengo que enseñarte tus obligaciones, te aseguro que lo lamentarás”.

La pobre muchacha con notorios temblores en todo su cuerpo se despoja con rapidez de la ropa y se postra tumbada por completo delante de su Ama.

“Bien, ahora Marisa te curará y te adecentará para que puedas presentarte debidamente ante mí. Marisa atiende a Salomé, desinfecta sus heridas y adecéntala debidamente, para que este presentable”.

“Si, Ama”.

Responde Marisa y se lleva a Salomé para cumplir las órdenes del Ama.

La nieta de la vieja Ama se abalanza encima de su abuela, mientras está diciendo:

“Eres una maestra única, a tu lado me convertiré en la mejor Dominatriz del mundo, y así mantendremos el prestigio que tu tan esforzadamente te has ganado. Deja que agradezca tus lecciones de la mejor manera que se, dando placer con mis habilidades al cuerpo que merece todos los placeres”.

Y mientras está hablando se ha arrodillado delante de su abuela y acaricia y besa su entrepierna. La hija de la vieja Ama también se levanta y se acerca a su madre.

“Yo también quiero agradecerte las continuas lecciones que me das y deseo disfrutar de tu cuerpo y darte todo el placer que me sea posible”.

La vieja Ama se ha estirado en la silla abatible y ahora su hija y su nieta están empleando todo su saber para conseguir su placer.

“Calmaos, Teresa acaba de hacerme un trabajo muy especial y creo que estoy ya relajada”.

Pero las dos Amas continúan acariciando, chupando y lamiendo todo su cuerpo, y la vieja Ama empieza a suspirar y gemir.

“No paréis, no paréis, seguir, pero quiero pollas en mi coño. Alba manda a tus esclavos que me hagan una doble penetración, me he excitado desmesuradamente y quiero también la polla de Roberto dentro de mi boca. Después del éxito de mi trabajo, hoy estoy dispuesta a morir de placer”.

Tanto su viejo marido como su joven nieto enculan y penetran a la vieja que deja de gemir cuando la gran tranca de Roberto entra en su boca.

Al poco los gemidos y suspiros salen ya de todas las bocas y entre gritos y gemidos explotan las pollas de padre, nieto y Roberto dentro del cuerpo insaciable de la vieja Ama.

En su exaltación las tres Amas sorben con pasión y fruición las pollas chorreantes de semen como si fuera manjar de dioses.

Mientras Marisa a adecentado a Salomé y le indica que se presente delante de su Ama. A medida que se acerca a la vieja Ama la joven empieza a temblar y a sudar copiosamente, Marisa acude en su ayuda, diciéndole:

“Arrodíllate y besa los pies del Ama”.

La pobre muchacha con temblores cada vez más evidente se arrodilla y empieza a besar y lamer los pies del Ama de la que solo el recuerdo de su sadismo le descontrola. Esta le tira un pequeño delantal transparente mientras le dice:

“Ponte este delantal, ahora serás la sirvienta de esta sala, y cuando digo sirvienta quiero decir en todos los aspectos, harás todas las faenas de limpieza, adecentarás toda la estancia y tendrás camas y mesa siempre en estado de revista, sin olvidar que tus servicios serán también todos los que te soliciten tus compañeros, sean de la índole que sean, sexuales inclusive por supuesto. ¿Entendido?”

La muchacha recibe un fuerte latigazo en toda su espalda que le deja una fuerte señal.

¿Entendido?

Y un segundo latigazo cae nuevamente en su maltrecha espalda, sin que la infeliz muchacha logre reaccionar. Marisa se acerca a ella y le susurra al oído:

“Di, si mi Ama”.

La muchacha logra articular un tembloroso, si mi Ama antes de recibir el tercer latigazo que el Ama estaba a punto de darle.

“Así debes responder siempre que te de una orden, y tú, bondadosa Marisa, que me has quitado el placer de azotar a esta inútil, recibirás multiplicado por diez el latigazo que le has evitado, pero no en tu espalda sino en tu intimidad”.

Y dirigiéndose a mí oigo a la vieja Ama decirme:

“Tu viejo, no vas a estar todo el día solo mirando, vamos a ver cómo te portas cuando se te pide colaborar. Toma una de las fustas que hay en el paragüero y deja el coño de la bondadosa Marisa maltrecho e inútil para unos días”.

“Si, Ama”.

Contesto mientras voy pensando, ¿cómo voy yo a maltratar a la única persona que me ha socorrido y ayudado desde que he entrado en esta casa? cuando oigo:

“Y vete con cuidado de no ser clemente con ella, sino la castigas con la intensidad que yo deseo, recibirás tú en tu polla y tus huevos el doble de lo que ella merece. Y tú Marisa túmbate en la cheslong con las piernas abiertas para facilitar al viejo el acceso a tu coño.

Yo cojo una de las fustas del paragüero y me dirijo a donde esta tumbada Marisa.

“Yo marcaré la cadencia de los fustazos, cuando diga 1 le darás un fuerte fustazo y así sucesivamente mientras yo vaya cantando los correspondientes números. ¿Entendido?

Si, Ama.

Y me planto frente a la bella Marisa, que completamente desnuda y tumbada aún me parece más hermosa.

La sola visión de su desnudez amplía mi querencia hacia ella.

“Uno”.

Y yo doy un tímido fuetazo en la entrepierna de Marisa.

“Parece que no has entendido mis órdenes, aparte de que el fuetazo que has dado no va a contar para Marisa, si hay un próximo golpe no satisfactorio, recibirás tú el doble en tu polla y tus huevos, de los que te colgaré previamente. ¿Entendido?”.

“Si, Ama”.

“Uno”.

Repite la vieja sádica, y yo aterrorizado por la amenaza del Ama, atizo un fuetazo en todo el coño de Marisa que la hace saltar y gritar de dolor.

“Dos”.

Y así hasta diez, y yo sin ser consciente he ido intensificando los golpes, absorbiendo como en una borrachera el placer de golpear y producir dolor.

“Calma ya. El viejo le ha cogido afición a la fusta. Si le dejo, acaba matándola a fustazos. Y tú Marisa aprende la lección, no debes pensar ni actuar si no has recibido una orden expresa para hacerlo”.

“Si, Ama, gracias por su corrección”

La vieja Ama se vuelve hacia su nueva esclava, que continúa postrada en el suelo sin atreverse a levantar la cara, solo parece tranquilizarse como los avestruces, escondiendo el rostro y así no ve lo que le aterroriza.

“Escucha bien lo que voy a decirte porque no te lo repetiré. El anillo que he insertado en tu pene es un receptor de señales eléctricas. Deberás estar atenta a estas señales porque corresponderán a indicaciones mías. Si recibes una solo descarga, significará que debes disponerte a encerrarte en el cajón que hay debajo de la cheslong, permanecerás allí sin moverte por ningún motivo, hasta que recibas una nueva indicación a través de las descargas eléctricas que percibirás en tu pene. Dos descargas te indicarán que debes levantarte y ponerte al servicio de los demás, y tres descargas significarán que debes presentarte ante mí. ¿Entendido?”.

“Si, mi Ama”.

Contesta sin levantar el rostro del suelo, debido al terror que le produce la vista de la vieja sádica.

“Vamos a probar si la nenaza ha entendido mis instrucciones, la voy a mandar a descansar”.

Dice mientras acciona un pequeño mando, y la postrada Salomé reacciona con una convulsión de su cuerpo, lo que hace pensar que la descarga debe ser bastante potente. Seguidamente empieza a gatear en dirección a la cheslong, cuando recibe un latigazo en todo su cuerpo desnudo, que la paraliza de inmediato.

Siempre que estés en mi presencia, antes de retirarte, te humillarás besando mis pies, para que recuerdes a quien perteneces.

La muchacha se detiene y sin mirar al Ama que la aterroriza, empieza a besarle los pies completamente humillada, que sin embargo atiza un nuevo latigazo sobre su espinazo.

“Te olvidas de contestar, “Si mi Ama”, cuando recibes una orden”.

“Si, mi Ama. Perdone mi falta, producto de mi desorientación”.

Parece que la muchacha poco o mucho está reaccionando ante los continuos latigazos del Ama.

“Ya puedes retirarte, no se trata de que disfrutes con mis pies, solo quiero tu demostración de sumisión”.

Y la muchacha se dirige arrastrándose hasta la cheslong y abriendo el cajón que está en la base se introduce dentro de él.

“Tira de la cinta que cuelga para que se oculte el cajón”.

Parece que Salomé ha tirado de la cinta porque el cajón se desliza al interior del mueble, quedando completamente oculta a la vista.

“La dejaremos descansar un rato, para darle tiempo a absorber plenamente lo que significa su nueva situación. Luego le interrogaré para que me de todos los datos personales que puedan interesarme, igual sacamos algún placer o beneficio”.

Comenta la vieja Ama con sus dos tocayas.

“Abuela crees que, por la noche, o cuando este sola, continuará manteniéndose encerrada en el cajón sin moverse”.

“Tenlo por seguro, es un ser sin voluntad propia, su voluntad soy yo, ya no es libre de pensar con lucidez, en su mente solo impera el terror hacia mí, terror que, por supuesto yo tengo que ir alimentando, como si regara una planta para mantenerla con vida, yo tengo que ir torturando su cuerpo y su espíritu para mantenerle bajo mi poder. Para que veas hasta dónde llega mi dominio, subiremos a la sala de nuestro piso, desde allí podremos, siguiendo las cámaras instaladas en el sótano, ver lo que sucede cuando no estamos presentes, y veras la fuerza que tiene el terror incrustado en la mente de una persona. En un animal ocurriría igual, siempre que perciba que no tiene escapatoria”.

“Si abuela, vámonos arriba que quiero ver como controlas a alguien que ni tan siquiera te ve. Madre vamos al piso que la abuela nos hará un experimento que demuestra el poder absoluto que consigue con el terror”.

Las tres Amas se dirigen al ascensor, mientras los esclavos acuden a besar los pies de sus Amas, que entran en el ascensor.

Se percibe un ambiente algo tenso, a pesar del relajo que representa la ausencia de las Amas. Lo contemplado en las últimas horas ha dejado un estado de tensión general, pienso que ni los más experimentados habrían contemplado escenas tan crueles. Hay una reacción general que parece absurda y es, recluirnos en nuestras pequeñas celdas, que van cerrándose a medida que estamos entrando en ellas. Parece que ello nos da un margen de seguridad.

De repente se enciende la gran pantalla que esta frente a las jaulas, y aparece un mensaje escrito en ella.

-Abrir el cajón donde esta Salomé y, asegurándole que su Ama se ha marchado, incitarla a salir del cajón, para que pueda relajarse. -

Al mismo tiempo se han abierto las puertas de las jaulas y todos vamos saliendo de ellas, dirigiéndonos al centro de la sala doce esta la cheslong.

Arsenio toma la iniciativa, y abre el cajón donde se ha encerrado la que ahora llamamos Salomé. Esta está completamente tumbada como dentro un féretro mortuorio. Arsenio y también Marisa le indican que puede salir y relajarse, que las Amas se han ido y que nadie se enterara.

“Así podrás moverte y relajar las piernas y el cuerpo”.

La muchacha no se mueve y hace expresivos movimientos de cabeza negativos, Marisa insiste en que le conviene salir y que la misma Ama lo ha aconsejado, pero la muchacha continúa negando con la cabeza, y ante nuestra insistencia, con voz temblorosa nos dice:

“Por favor dejarme, mi Ama no me ha dado el aviso de levantarme y no puedo moverme del cajón”.

Y con temblores cada vez más manifiestos, tira de la cinta y se encierra dentro del cheslong.

Por los altavoces suena la voz de la Ama Dolores:

“Dentro de unos momentos daré orden a Salomé para que salga del cajón, entonces de la forma que creáis más oportuna debéis de conseguir llevarla a un estado de excitación que la deje a las puertas del orgasmo, y hasta nueva orden cada vez que salga del cajón debéis conseguir llevarla al mismo estado de excitación”.

A los pocos momentos se abre el cajón de la cheslong, y sale Salomé completamente desnuda, salvo el pequeño delantal transparente que le dio su Ama.

Siguiendo las indicaciones del Ama, Marisa, Teresa y Lolita van hacia ella, mientras Lolita le recuerda:

“Sabes que tu Ama te ha mandado que debes atender nuestras demandas como si vinieran de ella y ahora nos apetece jugar con tu sexo y tus deseos y vamos a chuparte la polla los huevos y el culo hasta que te corras, por lo tanto, túmbate en la cheslong y deja que disfrutemos con tu cuerpo”.

Las tres mujeres empiezan a lamer, chupar y acariciar todo el cuerpo de la muchacha algo tensa en principio, se la ve que va relajándose y poco a poco entra en un estado que inevitablemente la llevara al orgasmo.

Empieza a emitir los primeros sonidos de satisfacción, que van aumentando paulatinamente, y cuando creemos que va a explotar en un fuerte éxtasis, su cuerpo pega un brinco y se levanta dirigiéndose rápidamente a encerrarse en el cajón de la cheslong.

Lolita que tenía su polla en la boca, comenta.

“He notado una descarga en su polla cuando se la chupaba, su Ama lo habrá hecho exprofeso para putearla”.

Pero mientras está hablando, Salomé vuelve a salir del cajón y las tres mujeres vuelven a cogerla por su cuenta y vuelven a llevarla a las puertas del orgasmo, cuando nuevamente con un movimiento de contracción de su cuerpo vuelve a levantarse y encerrarse en el cajón de la cheslong.

Así sucesivamente hasta siete veces, la muchacha ya con cara de ida por completo, después de las sucesivas interrupciones de su inminente orgasmo, se mueve como una autómata histérica. Esta séptima vez consigue soltar un primer chorro de esperma, pero sale pitando hacia su escondite mientras va soltando semen por el camino.

Al poco se abre el ascensor ay aparecen las tres Amas, hablando tranquilamente.

“Ya habéis comprobado que incluso ante el momento del máximo placer, el terror que le domina no le impide obedecer mis consignas, como si estuviera hipnotizado”.

“Ha sido un experimento muy aleccionador y ardo en deseos yo también de disfrutar este poder sobre alguien”.

Dice la joven y sádica Ama Alba.

“Ahora que esta madurito, le haré una interrogación muy personal y comprobareis como confiesa hasta los hechos más íntimos y secretos. Marisa tráeme un cepo de testículos, que sea metálico y con pie”.

Marisa al poco acude con un artilugio metálico que entrega reverencialmente al Ama, mientras está a accionado su mando a distancia, mandando tres señales eléctricas al anillo receptor colocado en el glande de Salomé.

Esta ha salido del cajón donde esta guardada, y con cara de espanto y fuertes convulsiones se dirige hacia su Ama tumbándose por completo cuando llega a su altura.

“No debes preocuparte, si colaboras con sinceridad, no tienes nada que temer. Arsenio y Roberto fijármela en esta pared, y soltarle el pene que lleva atado y escondido en su entrepierna “.

Dice mientras señala la pared que tiene enfrente, y estos cogen a Salomé y la atan a las anillas que hay en la pared.

El Ama planta el cepo metálico que ha traído Marisa y coloca el sexo del infeliz en él, apretando las tuercas al máximo.

“Lolita tú que tienes buena boca y arte para las pollas, ven a poner esta polla muerta en forma para que me sea útil en mi interrogatorio”.

“Abuela, esto lo puedo hacer yo con la misma o mejor habilidad”

“Si es de tu gusto colaborar con Marisa, así será todo más rápido”.

Ambas mujeres se afanan sobre el sexo y la entrepierna, haciendo empinarse la polla prisionera en el cepo, que queda completamente rígida, al alcance del Ama.

“Vamos con la 1ª pregunta. ¿Como te llamas?”.

“Salomé”. Responde el infeliz pensando, que el Ama le está poniendo a prueba.

“Ahora ya se cómo te llamas, pero antes de que yo te convirtiera en nenaza, ¿cómo te llamabas, donde vivías y con quien vivías? ¿Entendida la pregunta?".

Sim mi Ama, me llamo, Jesús Ruiz García, y vivo en Gracia en casa de mis padres.

Mientras el Ama ha encendido una gruesa vela, y vuelca la cera derretida directamente en el glande que tiene aprisionado con el cepo metálico.

“Espero que me digas la verdad, ya sabes que no tengo miramientos a la hora de los castigos si veo que intentas engañarme. Dime la dirección completa de tu casa y quien habita en ella además de ti”.

Medio temblando y sollozando, va dando la información que el Ama le ha pedido:

Vivo en la calle Guillermo Tell, nº 26 3º, del barrio de Gracia, con mis padres y mi hermana pequeña.

“Bien, ahora cuéntame si tienes novia o alguna compañera o compañero con la que practicas sexo”.

“No tengo novia ni nadie fijo con quien haga sexo, solo cuando se presenta la ocasión y la mayoría de los casos con chicas”.

Ahora el Ama acerca la llama de la vela al glande descapullado, y durante 3 o 4 segundos la aplica directamente en él. Ahora la reacción es un fuerte y angustioso grito de dolor.

“Le juro que es verdad lo que le he dicho”.

La sádica Ama aplica nuevamente la llama ahora en su arrugado escroto, provocando un nuevo y angustioso grito.

“¿Seguro que es todo lo que me tienes que decir, no me estarás ocultando algo, ¿verdad?

“Bueno alguna vez con mi hermana hemos estado jugando, tocándonos e inspeccionándonos nuestros sexos, pero sin practicar sexo con ella. Le juro que es todo lo que le puedo confesar”.

“Bien, creo que me dices la verdad. Ahora cuéntame cómo son tus padres, que edad tienen y a que se dedican.”

Completamente sudoroso y con temblores evidentes, responde diciendo:

Mi padre tiene 45 años, no tiene profesión alguna, trapichea algo con drogas y cosas robadas, mi madre es más joven tiene 36 años y trabaja esporádicamente en un bar de copas por las noches, y mi hermana esta aun estudiando en el Instituto Vila de Gracia.

“Creo que me dices la verdad, pero como en principio te has reservado algo, tengo que dejarte un recuerdo para que no intentes nunca más ocultarme nada cuando te pregunte. Te aplicare la llama de la vela directamente en tu polla, no te preocupes, tampoco tiene demasiado futuro, a la larga te voy a capar para que pierdas esta señal de tu antigua identidad de macho”.

Y mientras, aplica la vela en la polla, provocando los aullidos del desgraciado.

“No chilles como un berro, si se me acaba la paciencia ya te avisé que te cortaría o arrancaría la lengua”.

Los temblores son cada vez más incontenibles y su cuerpo suda ya por todas partes.

” Piedad mi Ama, os he dicho toda la verdad, mi deseo es solo serviros, pedirme lo que queráis que si está en mi mano os lo daré”.

“Escucha bien esclavo y no te atrevas a negarme ni un solo capricho. Me vas a demostrar que realmente solo deseas satisfacer mis deseos. Deseo follar y esclavizar a tu madre y que seas tu quien me la entregue para que yo disfrute de ella, y la amaestraré como esclava para mi harén. Ya puedes ir pensando como cumplir mi deseo y cuenta con los medios necesarios para conseguirlo. ¿Entendido?”.

Si, mi Ama, haré lo que Usted me pide. Dice entre sollozos y convulsiones.

Ahora retírate a pensar y descansar. Antes pídele a Marisa que cure tu sexo quemado y mañana me dirás que plan has pensado, para cumplir con mi orden.