Mi última presentación como mujer hetero

Fui a una fiesta y me encontre con Marina, pero Yo había visto un guapeton que me gustó. Nos peleamos y me quede con él. El tipo me hizo disfrutar como una perra y quién creería que sería la última vez con un hombre.

Bueno les contare mi última historia. Días atrás fui convidada a una fiesta de cumpleaños donde Yo sabía que podía aprovechar de saciar mis apetitos sexuales. Como siempre y desde hace mucho tiempo me ha gustado verme, sentirme y ser sensual, partí ese mismo día en la y muy temprano a un barrio que hay aquí en Santiago de Chile y que se llama Patronato. Este barrio, dedicado principalmente al comercio de vestuario, en sus origines era dominado por comerciantes venidos originalmente de Palestina, hoy se mezcla fuertemente con gente originaria de Korea. Entre sus tiendas se encuentra algunas que se dedican a ropa sexy y un par de ellas a la ropa que se llevaría en un Cabaret o lugar nocturno para hombres. Mi dirección fue a ellas. Buscando y buscando en una de ellas encontré un conjunto espectacular que estaba diseñado para mi y mi forma de ser, era de un genero tipo lycra, dorada, cortisima (apenas me llegaba al comienzo de mis muslos), abierta totalmente a ambos lados. Las aperturas llegaban justo a la pretina que se sujetaba en mis caderas, además, era de tiro corto como decimos nosotras por estos lados, ósea bien montada en las caderas y no en la cintura. La parte de arriba consistía en un sostén o peto del mismo genero y color, conformado por dos triángulos que con suerte cubrían mis pezones, el resto eran tiritas hechas de delgadas cadenas que solo servían para mantenerlos en su lugar. Para la información de Uds. Y para que tomen bien cuenta de que me iba a servir el sostén, les contare que no soy alta, mido 1,62 y mis medidas son 93, 59, 89, siendo mis pechos bastante grandes. Como medidas de copa uso C+ y en Chile sólo encuentro marcas americanas. Me lo probé, me mire bien al espejo y perdónenme, me encontré espectacular. Para mi me dije, si no levantas hoy, metete de monja. Me olvidaba decirles que al conjunto lo acompañaba una tanga del mismo color y genero y al igual que el sostén sólo era un triangulo que apenas cubría mi parte intima.

Lo compre y dichosa y orgullosa por como me iba a ver partí a casa, pero primero pase por la peluquería y solarium.

En la peluquería pedí que me cortaran el pelo bien, pero bien corto, nuca y lados totalmente rapada, cosa de dejar mis orejas y cuello libre para las caricias, total sí deseo el pelo largo tengo dos pelucas rubias, una de pelos rizados y otra lisa. Me hice tinturar dorada mis pocos y cortos pelos, para equiparar con mi ropa. Mi buena sesión de solarium para reafirmar mi color playero y partí a casa. En casa me prepare mentalmente para mi fiesta y alrededor de las 21:30 comencé mis preparativos.

Un buen baño de tina caliente con sus respectivas sales y jabones perfumados con aromas sensuales y atrayentes. Como a mi me gusta. Después del baño recurrí a un aceite de coco con olores afrodisíacos, que además del olor dan a mi cuerpo una luminosidad, suavidad y aspecto de humedad. Bien maquillada para la coacción, me vestí con mi nueva ropa, me coloque unas sandalias con tiritas doradas y de taco bien alto, y como accesorios me coloque un collar grueso pegado al cuello de bronce y lápiz lazuli, al igual que aros largos que son parte del conjunto y pulseras en mis antebrazo y muñecas. Al mirarme en el espejo sentí una excitación que recorrió todo mi cuerpo, con honestidad debo decir que me encontraba espectacular. Pensé que si trabajase en al lugar cabaret de primera línea ganaría mucha, pero mucha plata. Para mi desgracia soy ingeniera, experta en comunicaciones y trabajo para una empresa transnacional y muy bien. Como complemento y para cubrir mi desnudes y evitar aglomeraciones a la salida de mi depto. plante encima un abrigo delgado y largo, y partí en busca de mi automóvil al estacionamiento subterráneo del edificio. No quería llegar muy temprano cosa de ver rápidamente como estaba y para donde iba la fiesta.

Llegue a la casa de mis amigos como a las 00.15, hora perfecta para hacer una buena entrada. Toque el timbre y a los minutos apareció Jorge el dueño de casa, al mirarme toda cubierta debe haber pensado y esta monja que hace aquí. La fiesta sin estar en su apogeo, estaba en un buen ritmo. Me pregunto si quería dejar algo antes de entrar le dije que si y me acompaño a una pieza que tenia preparada para que los invitados tuvieran un lugar donde dejar cosas. Me saque el abrigo y a través de un espejo grande que había en la habitación pude ver como su cara cambiaba de aspecto. Deje el abrigo colgado y le dije; "vamos".

Entramos al living y Jorge me presentó a algunas personas a las que yo no conocía en absoluto, después pasamos a la terraza y ahí habían personas a las que Yo conocía y otras que no. Jorge me llevo al bar y me preparo un trago para comenzar la noche. Conversando estábamos cuando a lo lejos veo un guapetón, moreno, rapado, bastante musculoso, ya que dejaba entrever sus brazos y pechos cubiertos por una polera de las que nosotros llamamos musculosas, estaba muy excitante. Entre conversa y conversa le pregunte a Jorge que quién era ese tipo, y el me respondió, es un haitiano mezcla de frances y negro que esta de paso en este país y se llama Roland. Sí quieres conocerlo es tu problema me dijo el muy desgraciado.

Estábamos conversando y Yo con mi vista clavada en Roland, cuando se acerco a nosotros una chica que conocía de antemano de nombre Mariana, con quién Yo una vez tuve una relación. Ella es estupenda, pero cien por ciento lesbiana. Se acerco a nosotros y tomándome de la nuca me beso en la boca dándome la bienvenida. Yo rápidamente recordé ese fin de semana y sentí un cosquilleo por mi cuerpo, fue como un rayo eléctrico que recorrió mi espalda. Con el beso me hizo sentir su lengua húmeda y aunque cortamente me traspasó su pasión. Me excito. Jorge que hacia rato que lo veía medio intranquilo y con ganas de zarpar, aprovecho la ocasión y cortésmente nos dijo debo preocuparme del resto de mis invitados partió dejándome sola con Mariana. Yo no quería tener una relación con ella esa noche, aunque me había hecho gozar como a una perra la última vez. Esa noche quería a Roland y otros hombres, talvez solo como complemento a Marina, quería sentir miembros entre mis pierna y para eso me había preparado mental y físicamente. Marina me conversaba sobre su vida y me preguntaba que había hecho en el último tiempo, Yo apenas la escuchaba, mi cabeza estaba en como acercarme a Roland sin que él notara que era Yo quién lo buscaba, ya que no me gusta que los tipos se den cuenta que una los busca, se ponen tontos. Marina al frente mío hablaba y hablaba y Yo divagaba, hasta que me di cuenta que ella andaba vestida bien sensualmente, tenía puesta una pollera negra mini transparente al igual que una blusa, sin nada debajo y dejaba traslucir sus pechos y caderas bien armadas. Estaba sensualmente peinada y maquillada, no daba la apariencia de ser exclusivamente lesbiana. A esa altura de la conversación ella se había acercado bastante a mí y una de sus manos estaba en mi cadera. Yo estaba tan preocupada que no la había sentido cuando ella había comenzado a acariciar mi guatita, ahora la estaba sintiendo y más deseos sentía de acercarme a Roland. Le seguí el juego y me acomode más a su lado para que pudiera tomarme más de la cadera, lo hice inconscientemente porque estaba comenzando a sentir un pequeño placer. Sin darme chance ella me tomo de la cintura me acerco a ella y comenzó a besar mi desnuda oreja, a la vez que susurraba palabras sensuales a mi oído. Me decía lo que ella me iba hacer y que recordara como me había tratado la última vez, como me había castigado cuando no le obedecía y que recordara cuando había salido almorzar y me había besado frente a esos tipos. Comencé a sentir que mi temperatura subía y estaba olvidándome de Roland.

Mariana me quito mi trago, dejo el suyo sobre una mesa y me tomo de la cintura y nos pusimos a bailar, sus brazos entrecruzados a mis espaldas me llevaban con fuerza hacia ella. Me hacia sentirla, sentía sus senos pegados a los míos. Su boca ya no susurraba palabras a mis iodos, su lengua jugaba y acariciaba mi cuello. Sentía su lengua húmeda juguetear con mi cuello y subir a mis orejas. Sus manos llegaron a mi nuca y sujetándola firmemente comenzó a besarme en la boca, su lengua empujaba para abrir la mía. Yo me resistía, no quería. Pero ella sujetándome fuertemente de la nuca abrió mi boca con su lengua. Sentí un calor que invadía mi cuerpo, ahora era Yo quién la habría. Ahora era Yo quién quería sentir su lengua en mi boca. Mi lengua buscaba la suya y al encontrarla se unieron en un abrazo de pasión y lujuria. Bailábamos besándonos apasionadamente. Nuestras bocas se buscaban, su saliva pasaba a mi boca y viceversa. Su lengua dominaba a la mía. Yo a esa altura la tenia agarrada de su largo pelo negro y ella comenzaba a soltar mi nuca al darse cuenta que no era necesario sujetarme. Yo sola me estaba sujetando a ella. Yo la tenía agarrada. Sus manos al estar libres, comenzaron a juguetear en mi desnuda espalda. Al estar ambas pegadas en un beso apasionado no era necesario sujetarnos, así que mis manos comenzaron a desabrochar su blusa, deseaba sentir sus pechos pegados a los míos. Yo estaba caliente y me había olvidado de Roland, estaba caliente en los brazos de Mariana, pensando en como me había tratado la última vez, me había hecho sentir su perra, su objeto sexual y había hecho sentir que solo para eso me quería y eso me habia hecho gritar de placer.

Bailábamos con Marina calientemente, Yo abriéndole su blusa para sentir sus pechos pegados a mi y ella levantándome mi cubre cola y jugando con mis nalgas, cuando sin querer nos topamos con otra persona. Me doy vuelta y veo a Roland frente a mi, quién en un español poco entendible nos dice algo como; "no se preocupen sigan, o mejor sigamos", y tomándome de mis hombres me hace girar enfrentando a Marina y el se pega detrás de mí. El placer me llegaba. Pero Roland no conocía a Marina. Y Marina no estaba dispuesta a compartir su carne. Ella lo miro fijamente y me dijo tomándome firmemente de la mano, vamos y me da un tirón. Yo me quedo parada y no me moví. Me mira y con cara de furia se da media vuelta y se va. Yo parada ahí y sin deseo de dejar pasar mi oportunidad giro, lo enfrento y le digo; " y ahora". Roland me toma de la cintura y me lleva hacia su cuerpo y comenzamos a bailar y me dice te haré sentir mujer.

Puede que Roland hubiese tenido problemas para hablar español, pero para hacer sentir a una mujer los placeres del sexo era bastante aplicado. Suavemente sus manos comenzaron a jugar con mi cuerpo y este como estaba poco cubierto rápidamente sentí sus dedos acariciar, me estaba llevando donde él quería llevarme. Mi temperatura subía a medida que sus manos cubrían con sus suaves cariños mi cuerpo. Su lengua recorría suavemente mi cuello, parándose cada tanto a darme pequeños mordiscos que hacían correr electricidad por toda mi espalda. Yo solo me pegaba cada vez más a él. Al meter mi pierna entre sus piernas me hacia sentir como estaba su miembro. Este cada vez se afirmaba y crecía más. Lo sentía duro y firme pegado a mi muslo y me repetía insistentemente a mi oído, desde que te ví bailando con tu amiga que me propuse fornicarte esta noche y lo voy hacer hasta que ya no puedas más. Sus palabras sólo me hacían calentarme cada vez más y más, ya mi respiración estaba entrecortada. A esta altura nos besábamos con una pasión nunca antes sentida por mi, se lengua introducida en mi boca jugaba con cada rincón de ella. Su baba espesa y caliente se juntaba a la mía produciéndome una sensación de calor y deseo, ya sólo quería sentir su pene no en mis muslos, sino que todo dentro de mi. Nos besábamos con pasión y me repetía constantemente de que me iba a fornicar hasta cansarse, que le hiba a tener que pedir que me dejara tranquila, mi culo iba a ser su culo, mis tetas sus tetas y mi boca el recipiente para todo su semen. Yo ardía y peleaba para sacar su miembro a fuera.

Sus manos recorrían mis nalgas con deliciosas caricias, poco a poco sus manos fueron corriendo de atrás hacia delante por debajo de mi pollera, hasta llegar a entrepierna, poco a poco recorrian mis muslos llegando a los bordes de mi vajina, pero sin llegar a tocar. Yo solo respiraba entrecortadamente, deseaba que sus manos llegaran hasta ella, pero Ronald solo acariciaba mis muslos y los recorría hasta el borde de ella, mientras su boca besaba mi cuello y su lengua recorría mi cuello. De repente paro y me dijo vamos a otro lado, buscamos un lugar más intimo sin encontrarlo. Nos quedamos en un cuarto y el me pidió que me retirara la pollera. Yo ni tonta ni perezosa obedecí deseosa de sentir sus caricias. Su mano busco y encontró mi vajina y el contacto me provoco a soltar un pequeño gemidito de placer. El se sentía el amo y señor de la situación y Yo lo deseaba, queria ser de él, quería que me partiera, quería sentir su pene dentro de mi vajina, culo y boca. Lo quería todo para mi.

Parado detrás de mi me abrazo apretando firmemente mis tetas y me empujo suavemente pero decididamente contra la pared, mientras sus manos masajeaban y estrujaban mis pechos, me obligo a ponerme como cuando la policía cachea a un delincuente, con las manos en alto, separadas y apoyadas en la pared y con las piernas abiertas y se arrodillo tras mío mordiéndome y besándome el culo. Yo me retorcia de placer. Se incorporo y a apretó de nuevo mis tetas para acto seguido bajar ambas manos y acariciar mis piernas, culo y mi húmedo y chorreante vajina. Yo estaba de placer y muy caliente, realmente muy caliente y repetía como un loro; "Por favor Roland, no aguanto más, me vas hacer acabar, fornicame ya.

En su medio español, Roland solo me respondía; No perra, aún no, te lo voy a hacer desear e implorármelo de rodillas. Pero Yo repetía como un loro fuera de si; Por favor, por favor, estoy a punto de acabar, fornicame ya, te lo suplico.

Obligándome a cerrar los muslos introdujo su mano entre los mismos acariciándola bien entre ambos, metió la mano buscando mi vajina a la que acaricio . Yo gemía loca de placer, mientras sentia claramente como mi flujo mojaba sus manos. Gritaba; acabo, acabo, siiiiiiiiiiiiiiiiii, sigue asiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, ummmmmmmmmmmmmmm, que placer.

Yo estaba teniendo tal oleada de placer que no controlaba mis gritos y gemidos y temí que la oyeran todos las otras personas dentro de la pieza, menos mal que poco a poco fui relajándome. Ummm, que gusto, de dije; nunca en mi vida había sentido tanto placer, es la mejor acabada que he tenido en mí vida.

Roland en su medio español me decía; ¿Te ha gustado mucho, puta?, acabaste como una auténtica perra, pero eso no es nada comparado con lo que te espera.

Aún contra la pared, desnuda de la cintura hacia abajo, arranco las cadenas de mi peto. Acaricio, apretó y estrujo mis desnudas tetas recreándose en mis duros y respingados pezones. Viéndome desnuda apoyada contra la pared, creí que me fornicaba allí mismo, pero el desgraciado se contuvo, haciéndome desearlo más y más, parece que era eso lo que él deseaba, que lo deseara aún mucho más, que le rogare que me hiciera del. Me cogió en sus brazos recreándose en mi hermoso y respingón culito mientras avanzaba y me sentó en un sillón. Un sillón más parecido a una silla que a un sillón propiamente dicho, un sillón descubierto por detrás en el que sólo se podía apoyar la espalda en dos tablas cruzadas. Ronald me dijo; No te muevas de aquí so perra, ahora vengo. Yo desnuda en presencia de varias personas quede a la espera, todos miraban mi sumisión, pero no me importaba, mis deseos de ser poseída por este macho eran muy grandes.

Fue a algún lugar y volvió con un par de cuerdas y ato mis manos por detrás del sillón y las piernas a las patas del mismo, con las piernas bien abiertas. Todos miraban, me sentía deseada por todos y eso más me excitaba. Mi vajina ya no podía más, estaba deseando ser taladrarla y recibir oleadas de semen encima de ella, pero parece que su cabeza aún pensaba y tenía más poder que sus deseos.

Se desnudo delante mío sin ninguna prisa y esto a mi más me excitaba y más gemía viéndolo quitarse la ropa prenda a prenda. Yo no daba más ahí sentada desnuda delante de todos, y todos miraban como Yo iba a ser fornicada, querían ver como iba a gemir, como iba a gritar. Me calentaba más y más a medida que él se iba despojando de su ropa prenda a prenda. Cuando se despojo de su calzoncillo y apareció su pene erecto, firme y amenazante me asuste, era enorme, lo vi de por lo menos 26 o más cms de largo y un ancho impresionante. Pero a los segundos y dado mi deseo arrollador intente levantarme, acercarme metérmelo en la boca y comérmelo con ansias, pero estaba amarrada al sillón y lo único que conseguí fue hacerme daño en las muñecas y en los tobillos, y estuve a punto de caer con el sillón encima mío.

Yo no hablaba, gemia; Oh si, por favor Ronald dame tu pene, déjame comerme tu pene. No me daba cuenta que había más gente en la pieza y algunos miraban como me tenían y disfrutaban de mi calentura. Algunos mientras me miraban se masturbaban o jugaban en parejas pero mirando.

Ronald me contestaba; tú que te has pensado puta, ¿que voy a darte mi pene así como así?. Vas a tener que ganártelo.

Se puso detrás mío y empezó a acariciar mis tetas mojándose los dedos y haciendo círculos mis pezones, los cuales estaban tan tiesos y duros que parecía que se iban a reventar.

Yo solo, y olvidando de que había más gente en la sala, gemía ; déjame comerme tu pene por favor, estoy deseando tenerlo en mi boca bien adentro, por favor, DÉJAME COMERME TU PENE.

Haciendo caso omiso y oidos sordos a mis suplicas se limito a pasar su pene acariciando mi espalda de arriba abajo y jugando con él. Se paso adelante y lo pasaba entre mis tetas, presionando su pene contra ellas, lo acercaba y retiraba de mi boca. Lo pasaba rosando mis labios. Yo ya no podía más, estaba deseando chupar ese pene y que después la fornicaran bien fornicada.

Por favor Ronald yo clamaba, deja que te chupe tú pene y luego fornicame como nunca me han fornicado.

Todavía no perra, me respondía Ronald, no se ha hecho la miel para la boca de una perra.

Yo sólo suplicaba y gemía, por favor, mírame como estoy, ya está mojado hasta el sillón, ya no puedo más, por favor, FORNICAME. Los mirones miraban y se reían, pero Yo estaba tan caliente que no sentia ni murmullos. Solo deseaba ser FORNICADA y nada me importaba, solo quería su pene.

En mi calentura y excitación veía delante mí todo borroso, sabía que había más gente en la sala y también estaba Mariana que me miraba y sonreía con una sonrisa cruel y parecía que me decía eso te pasa por puta, por perra.

Ronald seguía sin hacerme caso, seguía haciéndome desearlo con todas mis ganas y que cuando al fin me fornicara, de las ganas con las que iba a recibir su pene, inundaría toda la casa con mis flujos. Esta vez Ronald se puso frente a mi con su enorme pene totalmente erguido muy cerca de mi cara, pero lo suficientemente lejos para que no alcanzara siquiera a rozarle su pene con mis labios por mucho que lo intentara, y a fe que lo intente desesperadamente, pero no lo conseguí. Mojo con saliva la punta de su pene y con ella mojada acaricio mis pezones, esto me volvío loca y cuando se puso a jugar con su pene recorriendo todos los bordes de mis tetas y aprisionarlo entre ellas. Eso fue lo máximo, Yo ya no daba más y daba auténticas embestidas intentando llegar con mi boca a su pene.

Con mi pene aprisionado entre mis pechos y aguantando con una mano mi cabeza para que no pudiera llegar con mi boca a su pene, con la mano que le quedaba libre comenzó a acariciarme la vajina y tanto fue mi movimiento de caderas hacia adelante y hacia atrás con la boca abierta gimiendo como una poseída mientras intentaba llegar a su pene y chuparlo, y creo que estuvo a punto de masturbarse y acabar entre mis tetas, pero aguanto como pudo y para joderme y hacerme sufrir y rogar aún más y como castigo por haber estado a punto de hacerlo acabar, introdujo su mano entre mis piernas y comenzo acariciar mi vajina e introdujo dos dedos hasta el fondo de ella.

Sus dos dedos entraban y salían de mi vajina con una facilidad pasmosa con tal fuerza y firmeza como si me estuviese fornicando, Yo me retorcía de placer, gritaba y gemía cada vez con más fuerza.

¡Ohhhhhhhhh siiiii!, así, no pares, fornicame con más fuerza, hazme enloquecer de placer, SIIIIIIIIIIIII.

SIGUE FORNICANDOME ASI, VOY A LLEGAR A CLIMAX OTRA VEZ.

Justo en el momento en que grite eso, me saco sus dedos de mi vajina para que no llegara.

YO LE GRITE; HIJO DE PUTA, NO ME LOS SAQUES AHORA, SIGUE FORNICANDOME, ESTOY A PUNTO DE LLEGAR.

Entre nubes veía a Mariana que se sonreía de mi calentura y posición.

Saco su pene de entre mis tetas y tirándome fuerte del pelo hacia atrás para que el dolor me impidiera intentar cualquier cosa, acerco su pene a mi boca todo lo que pudo y me la paso por mis labios sólo rozándolos con su pene.

Ronald caliente me grito; saca tu lengua bien impregnada de saliva pero déjala fuera bien quieta so puta, no la muevas ni un solo milímetro ni intentes nada con ella. ¿Me has entendido bien?, me dijo autoritariamente.

Yo caliente y temiendo enojarlo le respondí; si mi amo, la dejaré fuera llena de saliva pero no la moveré ni intentaré nada con ella, te lo juro.

Ronald me respondio; bien, así me gusta mi perra, que me obedezcas sin rechistar.

Una vez que tuve mi lengua fuera de mi boca y llena de saliva puso su pene encima de ella y pasándola bien por toda mi lengua, impregné bien su pene con mi saliva. Yo cumplía lo prometido y no intente hacer nada, así que me recompenso restregando bien bien su pene en mi lengua y pasando la puntita por mis labios. No deseaba enojarlo, esperaba mi recompensa.

Creo que el haber obedecido sus ordenes, y siendo muy obediente y sumisa le produje un calentón que decidió fornicarme. Primero, soltó el pelo, me desato las cuerdas con las que me había amarrado y se puso justo al frente mío.

Ronald me dijo; has sido muy obediente y sumisa mi perrazorra y te lo has ganado a pulso, aquí tienes mi pene, puedes hacer con ella lo que quieras.

Sin esperar a oirlo de nuevo me abalance como una perra sobre su pene, me la trague entera de un solo bocado y comenzó una mamada tan feroz y tan voraz como si en ello se me fuera la vida. Que bien la chupaba, su pene se empezó a hinchar más y más y parecía que iba a estallar, nunca había visto una tan hinchada como en esta ocasión, siempre las había puesto durísima y dispuesta a entrar donde fuera, pero jamás la había hinchado así. Cuando ya estuvo a punto, dispuesto a penetrar vajina, me empujo cuidadosamente hacia atrás para que la sacara de mi boca, me hizo incorporarme del sillón y ponerme de pie y su boca se abalanzó sobre mi boca y su lengua sobre la mía, así estuvimos, besándonos y tocándonos con pasión, durante un largo tiempo, hasta que me hizo darme vuelta, me abrazo por detrás acariciándome los pechos y metiendo su pene entre mis muslos para que lo notara bien.

Volvió a darme vuelta y ávidamente comenzó a comerme y lamerme las tetas y a mordisquearla mis pezones mientras sus manos sobaban y apretaban mi culo por todos los lados. Se arrodillo frente a mi, abrió mis piernas y metió su cabeza entre ellas y su lengua en mi vajina jugando al mismo tiempo con el botoncito que tenía por clítoris. Yo estaba tan caliente, tan caliente que enseguida noto que si seguía comiéndola llegaría en dos segundos, así que me puso nuevamente de espaldas, me hizo apoyarme contra la pared tirando de mis caderas y de mi culo hacia atrás metio su enorme pene erguido a full en mi vajina hasta el fondo. Su enormidad me hizo sentir un fuego y dolor interno, pero a la vez un maravilloso placer. Al fin lo tenia dentro de mi. Sentir como su pene entrando dura y desafiante en mi vajina fue superior a mis fuerzas y no pude aguantar más, y comencé a acabar como una loca y a gritar y a gemir de placer mientras su pene entraba y salía de mi vajina cada vez con más fuerza.

YO GRITABA Y GEMIA; SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, TE QUIERO CON LOCURA MI AMOR, ASIIIIIIIIIII,

NO PARES, SIGUE FORNICANDOME, ME ESTAS VOLVIENDO LOCA, SIIIIIII IIIIIIIIIIIIIIIIII, FORNICAME ASIIIIIIIIII IIIIIIIIIIIII.

No se cuanto tiempo duró mi climax, pero lo suficiente para despertar el deseo entre los mirones y una furia en mi amiga Mariana.

Cuando mi brutal orgasmo fue remitiendo, con el fueron remitiendo también mis gritos y mis gemidos y empecé a relajarme, pero Yo no sabía que Ronald aún no había terminado, aún estaba en plena acción y con su enorme pene en su máxima expresión. Me la saco de mi vajina, la hecho saliva a mi culo y me paso bien la lengua por todo mi culo para dejar paso después a su deditos, que entró en sus profundidades arrancándome un gemido de placer y dolor al mismo tiempo, pero en el que el dolor fue dejando paso al placer. Una vez explorado el camino con los dedo tocaba dejar paso al pene y así lo hizo, puso la punta de su pene en la entrada de mi culo y poco a poco fue empujando hacia dentro hasta que sus huevos chocaron con sus nalgas, fue entonces cuando empezó un ritmo frenético que me volvía loca de placer mientras sus dedos jugaban con mi vajina y clítoris.

Yo gritaba y gemia; Siiiiiiiiiiiiii, que biennnn, nunca me habían fornicado haciendome sentir tanto placer, que gustoooooooooooooo, sigue, sigue, sigue, dale más fuerte, rómpeme el culo, fornicame hasta que me partas el culo en dos, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

Como me movía como una condenada, apretaba mis glúteos con tanta fuerza que me producía un inmenso placer y estaba a punto de conseguir que acabara nuevamente, pero Ronald también estaba a punto de un orgasmo y yo quería que acabara dentro de vajina, así que se la saqué rápidamente, me di vuelta y la metí con todas mis fuerzas en mi vajina y le pedí empujara hacia dentro y hacia fuera como si se le fuera la vida en ello.

Sentí como su pene entraba de golpe en vajina y esto provocó que rompiera en el más brutal y largo orgasmo de cuantos había tenido en mi vida, pero con mis gritos y gemidos de placer más mi movimientos de gata caliente, también provoque que ya no pudiera aguantar más e inundara su vajina con oleadas de semen y placer entremezclados.

Lo tome entre mis brazos y comencé a besarlo jugando con mi lengua en su lengua, la cual respondió de manera rauda y veloz a mis juegos y así estuvimos, sin exagerar, más de media hora.

Por último nos paramos y fuimos a buscar un trago, mientras pasábamos entre el resto de la concurrencia sentía manos que recorrían mi cuerpo. Mariana me miraba con furia y al pasar al lado de ella me dijo; eres una perra, ya caerás en mis manos.

Tuvimos sexo toda la noche en distintos lugares, me fornico por cuanto hoyo hay en mi cuerpo acabo en mi boca las veces que quiso y disfrutamos durante las tres semanas que estuvo acá en el país. Fue maravilloso el morocho. Sabe como darle placer a una mujer y además, posee una herramienta maravillosa.