Mi última aventura antes del covid-19
Mi último día de sexo duro antes de la cuarentena, con un negro
Mi última aventura antes del Covid-19
Con estos días donde nos hemos visto obligados a resguardarnos en nuestros hogares los que tenemos la suerte de no verse en la obligación de ir a trabajar, yo he aprovechado de escribir las dos aventuras que aún no les escribía.
El relato de la rifa (el anterior que subí) y el que voy a contarles ahora, que fue algo inesperado, surgió de la nada y que me permitió probar algo nuevo en mi vida, tener sexo con un negro.
Habían pasado solamente 3 días de la brutal noche vivida con Mario, el ganador de la rifa. Recién me estaba recuperando de todo lo sufrido por mi culo, y estaba acostada revisando mi Twitter viendo videos de transexuales sumisas en castidad, entre otras cosas. Últimamente me encanta ser culiada mientras mi pene está enjaulado, gozo demasiado, aunque no puedo negar lo placentero que es correrse mientras tengo un pedazo de carne bien duro metido dentro del culo.
Bueno, en eso estaba cuando me hablaron por Grindr, era un joven haitiano, 28 años. Conversamos largo rato durante esa noche, intercambiamos fotos y como era de esperarse, tenía un pene enorme, al menos así se apreciaba en las fotos. La conversación no era muy fluida ya que el español de mi futuro follador no era muy bueno, pero lográbamos comunicarnos. Resumiendo, acordamos juntarnos al día siguiente en el departamento en que vivía entre las 13 y 14 horas.
Yo no esperaba realizar ningún encuentro tan pronto post rifa (relato anterior), pero las ganas de comerme un pico negro, sumado a que vivía bastante cerca de mi casa me hicieron aceptar su propuesta. Además, me pareció bastante simpático durante la conversación.
Me levanté a eso de las 10 am, en la ducha repasé la depilación, aunque no tenía casi nada, me limpié bien completa para estar lista para una posible penetración profunda. Enjaulé mi pene, guardé la ropita que usaría ese día y salí de la casa.
Caminé unos 25 a 30 minutos tranquilamente, sintiendo en cada paso el roce de mi pene comprimido en su jaula. Eso me calentaba demasiado.
Llegué al lugar, eran un departamentos antiguos, toqué la puerta y rápidamente me abrió él. Era más alto que yo (yo mido 1.79), por lo menos debía medir 1.95, estaba con el torso desnudo, fornido y vestía únicamente un short blanco, sin ropa interior porque se le marcaba un paquete grande, supuse que estaba erecto. Me indicó cual era el baño y le dije que me esperara unos minutos.
Por lo que pude darme cuenta, no vivía solo, debía compartir departamento con varias personas, pero en ese momento no había nadie más y eso era lo que importaba.
Me vestí con un colaless blanco muy suave, una minifalda azul que apenas me tapaba el culo, mis tacos altos con plataforma, un peto blanco que hacía juego con mi colaless además de que se translucía levemente mis pezones pequeñitos. Me puse la peluca además de aros, un collar con la llave de mi jaulita, anillos pulsera y un poquito de maquillaje.
Me demoré unos 15 minutos en la transformación y salí del baño ganosa de ese pene negro, quería mamarlo, cabalgarlo, sentirlo dentro mío y exprimirlo. Aunque igual estaba algo temerosa porque sabía que ese sería el pene más grande en penetrarme hasta ahora.
Sinceramente nunca entendí como se llamaba, no pude entenderle. Pero ahí estaba él, tendido en la cama, viendo tv. Cuando me vio me clavo los ojos, sentí la intensidad de su mirada recorrerme el cuerpo entero, de arriba abajo una y otra vez.
Pude percibir como mi cuerpo se encendía, me estremecía, el culo me palpitaba y el pene también. Continué mi rumbo hacia él. Cuando llegué a la cama me acerqué lenta, pero directamente a su pene. No perdí tiempo en masajearlo por encima del short, quería ver cómo era un pene grande y negro por mí misma. Le bajé el short y se asomó un trozo de carne negro, era grande como el mío erecto (18-19cm) pero no estaba del todo duro. Tampoco quise perder tiempo imaginando cuanto más crecería, así que lo tomé con ambas manos y metí su oscura cabeza en mi hambrienta boca.
De inmediato me di cuenta de que era mucho más gruesa que cualquier otra verga que me hubiera comido, me recordó a las noches de placer que tenía con los pepinos de mi casa. Además, era pesada, sentí como se iba poniendo dura y como crecía lentamente un poco más.
Metí todo lo que pude dentro de mi boca, abriendo mi mandíbula a más no poder hasta sentir su glande en mi garganta. Aun así, quedaba tronco para masturbar con ambas manos, que delicia de pene me estaba comiendo. Sin dejar de mamar, me quite la mini, levante la colita y seguí con mi trabajo. A ratos guiaba con sus manos el movimiento de mí cabeza, pero en general no se movía de su cómoda posición. De vez en cuando emitía algunos gemidos roncos, eso me prendía aún más. Cuando estuvo completamente dura debe haber quedado de unos 25 cm, quizás un poquito menos, bastante gruesa. Es el pene mas grande que he visto, y también el mas grueso.
De un brusco agarrón me tiró del brazo, luego tomó mi cintura y me dio vuelta. Quedó mi culo en su cara listo para un rico 69. Yo no dejaba de chupar y masturbar esa tremenda herramienta. Corrió el hilo de mi colaless, sentí un abundante escupo en la entrada de mi ano y enseguida una tremenda lengua empezó a darme placer sin parar. El negro sabía como usar la lengua sin duda alguna. Sentía que entraban sus gruesos dedos, luego su lengua y viceversa. Por mi lado, yo seguía atragantándome con ese brutal pene, que me tenía la boca agotada y sinceramente en ese momento, ya no sabía si iba a poder aguantarlo metido en el culo.
Cuando se aburrió de comerme el culo, se giró hacia el velador, me paso un preservativo y me dijo fuerte:
“Ponlo, luego súbete”
Obedecí esas escuetas instrucciones, parecía que el preservativo iba a ceder en cualquier momento, mi culo goteaba de su saliva. Él continuaba acostado tal como cuando salí del baño, me subí encima suyo, mirándolo directo a sus negros ojos con mi cara de zorra hambrienta. Lentamente empecé a bajar hasta sentir su cabeza en mi ano. Me dejé caer suavemente, la cabeza entró sin mayor problema, sin dejar de mirarlo comencé a cabalgarle solo el glande, gimiendo suavemente y poco a poco me fui ensartando ese mástil.
Sentí que me iba a partir en dos cuando me di cuenta de que mis nalgas reposaban en sus bolas, lo había conseguido. Seguí cabalgando lentamente, subía y bajaba. Si bien había sido capaz de meterme todo eso, no podía saltar como loca encima suyo.
Cada vez que mis nalgas llegaban a sus testículos sentía que me desgarraba por dentro, sentía que me iba a atravesar, pero el placer era mil veces mayor al dolor que esa verga me producía.
Él seguía acostado observando mi placentero sufrimiento, oyendo mis gemidos mientras entraba y salía esa bestia de en ese momento mi adolorido culo. No me detuve, en momentos aceleraba un poco el ritmo y luego volvía a hacerlo lento.
Me hizo un gesto para que saliera de encima, me tomó de la cintura como si fuera una pluma, me puso en 4 sobre la cama y nuevamente me hizo ver las estrellas con su lengua. Me giró nuevamente, ahora él estaba arriba. Puso mis pies en sus hombros y comenzó a follarme lentamente. Me quité el peto por si él quisiera jugar con mis pezones. Mientras me abrazaba las piernas comenzó a subir el ritmo de manera considerable, yo gemía como loca, era imposible controlarme. Sentía como si su pene fuera a salir por mi vientre, se me levantaba la piel un poco mas abajo del ombligo, era su pene entrando hasta mas no poder por mi culo. Me estaba follando salvajemente, intente acomodarme, pero él no me dejó.
Puso su mano derecha en mi cuello, no disminuía el ritmo, al contrario. Cada vez me parecía que me lo metía más fuerte y rápido. Yo no paraba de disfrutar y él lo sabía. Se daba cuenta que, a pesar de mi cara de dolor en cada embestida, que me encantaba, que a pesar de que quería acomodarme, me encantaba que el me tuviera casi ahorcada con su mano derecha mientras no paraba de destrozarme el culo.
Cuando sacó su mano de mi garganta, también me arranco el collar, tomó la llave y me liberó de la castidad. No me dijo nada, pero asumí que quería que me corriera y yo también quería. A penas mi pene se libro de la jaula se empalmó a mas no poder y me masturbe al ritmo de sus embestidas. En menos de 5 minutos exploté, mi ardiente leche saltó a chorros sobre mi pecho y mi estómago en un orgasmo brutal. Me contraje entera y luego simplemente mi cuerpo se relajó, quedé tendida de espalda en la cama, con los brazos extendidos, casi no sentía las piernas que seguían en los hombros de ese negro que no paraba de romperme el culo. Estaba completamente a su voluntad, entregada al placer casi sin poder moverme. Recogió mi leche con sus gruesos dedos y me los fue metiendo en la boca, yo casi por instinto los lamía y saboreaba.
Cuando sacó su pene sentí un vacío enorme dentro de mí, como si me hubieran quitado gran parte de mi interior. Me empezó a arder el culo, me había follado bestialmente sin lubricante, solamente con su saliva. Nuevamente me puso en 4 y me comió el culo. Me alivió demasiado sentir su lengua lubricando mi ano.
Sin moverme de posición volvió a clavarme el pene, yo estaba entregada a lo que el decidiera hacerme, me tomó de la cadera y comenzó a meter y sacar rápidamente, bien profundo. De mi pene comenzó a brotar un hilo de semen sin siquiera volver a erectarse. Afortunadamente para mí, la follada en 4 no duró mucho, de un solo movimiento me acostó de nuevo en la cama, se quitó el condón y me baño en leche. Nunca me habían eyaculado tanto, tenía la cara llena de semen, a penas podía abrir lo ojos. Solo abrí la boca y sentí como se limpiaba el pene con mi lengua y mis labios.
Como pude me limpié, me vestí y retorné a mi casa con un dolor de culo brutal, pero a la vez sentía placer en cada paso que daba devuelta a mi hogar.
Ya no me quedan cosas por contarles así que si me animo a escribir nuevamente serán fantasías para cumplir, de todas maneras les avisaré para que no se confundan con lo real de la fantasía.
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