Mi turno, ahora el relato lo cuento yo

No es precisamente de voyeur, pero si es preludio a un par de historias donde mi esposo me ve follar con otro y que estoy ansiosa por contar.

Me puse arriba de mi esposo, sentándome sobre su cara, sentí su boca pegándose a mis labios vaginales, y poco tiempo después su lengua hundiéndose en mi coño. ¡Ah! Mi esposo es el mejor que conozco para lamer coños. La polla de el esta frente a mi, dura, como a mi me gustan. Me acerqué a la polla de mi esposo y pensé en lamerla como un helado, pero decidí mejor chuparla, la cogí con mi mano derecha mientras me apoyaba con la izquierda en su pierna. Sentí su polla pulsar en mi boca, la textura suave, como satín, entrando y saliendo de mi boca es algo que me vuelve loca. Apliqué poca succión a la cabezota de su pene, en el momento en que él me metía la lengua, primero restregando mi clítoris y después hundiendo su lengua, aunque no es mucho, se siente bastante bien, sobre todo cuando después la mueve dentro de mí. Continúo metiéndome su polla en mi boca, y temporalmente me olvido de nuestro invitado, Daniel, que esta desnudándose a mi derecha, volteo a verlo, todavía con la verga de mi esposo en mi boca, y al verlo a los ojos, le sonrío. Se termina de desvestir dejando su tranca al aire. ¡Aaaahhhh! Daniel es un verdadero espécimen masculino que reúne todas las cualidades cualquier zorrita como yo pudiera desear.

Daniel es mexicano, como mi esposo, alto, moreno y en una condición física tremenda. Tiene un cuerpo de adonis impresionante. De su entrepierna sale un pene glorioso, grueso aunque no muy largo. Pero su grosor es más que suficiente para volver a una putita loca. Ahora, no piensen que me enamoré de este regalo de los dioses, mi esposo es el hombre perfecto para mí. Me enamoré de el cuando me paseaba por la Florida, soy de padres latinos, pero crecí en Chicago, una vez que conocí a mi esposo, decidí quedarme. Luis es dulce, varonil, está en buena forma, aunque no como Daniel, no tiene el físico, pero si está en buena condición, corre todos los días y siempre está lleno de energía. Es algo que me viene como anillo al dedo, por que desde que fuimos a las Bahamas, me dan ganas todos los días. En el trabajo estoy en constante estado de excitación, cuando estoy bajo la regadera, bañándome, me dan ganas de fregarme el coño. Hay un par de chicos en mi trabajo que me gustaría tanto follar, rubios los dos, hermosos, y me la paso soñando en como se sentiría tener a uno follando mi coño, y el otro mi boca. Luis me da bastante, y si no hubiera sido por el, jamás me hubiera dado cuenta de lo que soy capaz, y de lo mucho que gozo haciendo lo que hacemos. Creo me liberó, de no haber sido por el, el sexo entre el y yo hubiera sido como el de muchos que con el tiempo se va acabando. El está por llegar a los 38, yo a los 35, varias amigas (ajenas a nuestra vida sexual) de nuestra edad, me han confiado que el sexo con sus parejas se está extinguiendo. Si supieran…. Pero quizá eso es porque son tan tradicionales, tan mojigatos… Yo le digo a Luis que todos los días me tengo sentir como puta, entre mas puta, mas sucia y mas zorra, mejor.

Daniel estaba sentado hablando con otros de mi compañía, muy ameno, tan simpático. La fiesta era de mi compañía celebrando que nuestras acciones aumentaban y en general un cierre de año espectacular. Yo hablaba con mi jefe, su esposa y una amiga. De pronto lo veo y pensé dios mío, que hombre tan hermoso. Daniel me pilló espiándolo, tres veces, la última me vio a los ojos y me sonrió. ¡Ufffff! Me mojé toda, me sonrojé y tuve problemas hablando con los que estaba. Mi amiga LeeAnn me preguntó si estaba yo bien, y respondí, a duras penas que si.

Tiempo después, estando yo en la barra del local rentado por la compañía, Daniel se me acercó y me preguntó si podía comprarme un trago. Me dieron tantas ganas de decirle que no, que mejor me llevara a algún lugar, me desnudara y me pasara su lengua por todo el cuerpo, pero no podía, era muy temprano y todos se darían cuenta que había desaparecido junto con el. Le dije que si, que aceptaba su bebida. Platicamos mucho, es una persona interesantísima, muy ameno en su plática, y muy articulado. Cuanto mas sabía de él, o cuanto mas conversaba con él, mas quería verlo desnudo… Hasta que su esposa nos interrumpió.

¡Joder! Se deshicieron mis sueños de sentir su cuerpo desnudo junto al mío. La mujer de Daniel es bonita, tiene un cuerpo bello y es muy agradable. Y me di cuenta que esa misma noche ella se marchaba para Miami. Mis sueños tomaban forma otra vez. Daniel me presentó como una amiga, y no me dejó que me perdiera. Antes de marcharse, me pidió mi número de móvil, y se lo di sin titubear.

La fiesta empezó a apagarse, éramos pocos los que quedábamos y en eso mi móvil sonó, era Daniel. Me preguntó si todavía estaba en la fiesta, le dije que estaba por irme, se ofreció a llevarme. Cualquier otra mujer hubiera preguntado por su esposa, yo no. Es obvio ella se había marchado. Le dije que si.

Esperé veinte minutos, aproveché para hablarle a Luis y decirle que no me esperara, se rió un poco y me preguntó el nombre de mi conquista, me reí y no le pude contestar, me interrumpió y me dijo que me divirtiera. ¿Cómo no estar enamorada de mi marido? La fiesta estaba terminada, y me salí a la calle, Daniel llegó, me subí a su coche y me preguntó a donde me llevaba, le dije que a donde el quisiera.

Una vez en el hotel, apenas se cerraron las puertas del ascensor me lancé sobre el besándole los labios, el me abrazó respondiendo a mi beso. Antes de que el ascensor se detuviera, sus manos me habían pasado muchas veces por mis nalgas, levantando mi mini-vestido metiendo sus manos por debajo. En su cuarto, comencé a desvestirlo, la camisa salió primero… ¡WOW! Un pecho muscular, sólido, sin vello. No resistí besar sus pectorales. Bajé más hasta que me estorbó el pantalón. Hurgando con su cinto torpemente, por fin abrí y los pantalones fueron al suelo, su calzoncillo (así les dice mi esposo también, yo estoy acostumbrada a decirles bragas) apenas podían ocultar la verga que estaba creciendo. Lo mordí suavemente por encima de las bragas dando el resultado que esperaba, seguía endureciéndose. Me levanté a besarlo, pasando mi lengua por su cuerpo de adonis, mordisqueando aquí y allá, el es mas alto que yo, se agachó para besarme nuevamente. Me separé de el para desvestirme, pero el me detuvo, me apretó a su cuerpo, y sus manos me agarraron de la cintura, luego me desabrochó la cremallera de mi vestido. Dejándolo caer al suelo me dejó en bragas y sostén. Sus manos, se pasearon sobre mis pechos, pero me dejó el sostén puesto, sus manos se pasearon sobre mi vientre, su boca se pegó a mi cuerpo besándome hasta que llegó por encima de mis braguitas. Sus manos me cogieron el culo, mientras su boca me besaba el vientre, luego me jaló las bragas quitándomelas, dejando mi coñito depilado (solo tengo una rayita encima) al descubierto. Me besó suavemente, me pasó la lengua por ahí, pero yo quería más. Aparté mis piernas un poco para darle acceso, y sentí su lengua, húmeda, caliente separar mis labios vaginales. ¡Ahhhhhh! Esto es el cielo. Sus manos seguían firmes en mis nalgas. La lengua seguía girando en mi coño. Así estuvo muchos minutos hasta que un orgasmo arrasó sobre mi tan fuerte que casi pierdo el balance, pero Daniel me sostuvo. Luego me cargó hasta la cama. Sentada en la orilla de la cama, cogí su polla y me tragué todo lo que pude, y comencé a chupar la verga que se hacía más gruesa y más larga. Daniel cogía mis pechos por encima del sostén. Yo seguía tratando de meterme toda la polla, pero no tengo la habilidad de mi amiga Caitlin. Su esposo Tom tiene una polla de casi diez pulgadas, y ella se la traga toda entera hasta la base. Daniel deshizo los ganchitos del sostén dejando mis tetas libres. Yo seguía chupando su verga mientras el me masajeaba las tetas. Daniel no tardó mucho, pero caballeroso que es, me dejó saber que se corría. Yo apuré más mis esfuerzos y fui recompensada con varios chorros de leche caliente que me tragué sin pensarlo dos veces. Le seguí chupando la polla, pero el me la quitó de la boca. Se la jaló un par de veces y en vez de que perdiera su dureza, seguía tan rígida como al principio.

Echándose el sobre mi me tumbó de espaldas. Me besó apasionadamente, luego abrí bien las piernas, quedando el entre ellas, sentí la cabezota de su pene probando por mi coño. Estaba tan mojada que no tardó en hundirse hasta la base de un golpe. Sentí como cuando la primera vez que Tom me folló. Me sentí que me partía, en vez de sacarla, empujaba mas, el muy cabrón me empujaba la verga mas con cada arremetida. Estando sobre mí, con sus manos bajo mi culo, me apretaba las nalgas cada vez que empujaba, la respiración me venía corta y no podía gritar. Daniel seguía empujando su polla, no retrocedía mucho y me la empujaba mas adentro otra vez. Me vine tan fuerte que le pedí que se detuviera un poco. El se puso de rodillas, sacando su pene, viéndome mientras yo me recuperaba. Al fin jadeante, le pedí que me follara más. Daniel muy obediente, entre mis piernas, me las levantó poniéndoselas sobre sus hombros. Luego guió su polla a mi coño penetrándome otra vez, solo que ahora si me follaba sacando y metiéndola mientras se agarraba de mis piernas.

Me folló duro y suave, rápido y lento, me provocó varios orgasmos que me dejaron exhausta tirada en la cama, como dice mi marido "como babita". Daniel se había chorreado dos veces mas llenándome con su lefa. Nos quedamos tirados en la cama hasta el otro día cuando el teléfono nos despertó. Era su esposa.

Habló con ella por varios minutos, luego con la excusa de tener el estómago malo, se despidió de ella. Daniel me cubrió de besos, poniendo atención a mis pezones. Volvimos a follar ese día, dos veces mas se corrió, las dos veces llenando mi coñito de leche caliente. Yo me corrí dos veces también, la segunda vez coincidiendo con el. Me pidió que le diera mis braguitas, acepté pero tenía que llevarme a casa. Me preguntó si sería mejor llevarme a donde mi coche, o sea, donde la fiesta tuvo lugar, le dije que no, mi esposo lo recogería luego. Se extraño y me preguntó que si estaba casada, que cual sería la excusa por no haber ido a casa anoche, le dije que no necesitaba excusa, mi esposo iba a saber todo lo que sucedió anoche y hoy en la mañana, con lujo de detalle. Daniel se extrañó. De camino a mi casa le expliqué que Luis y yo tenemos un acuerdo, que el me da permiso de hacer lo que se me antoje, con quien se me antoje. Y que de vez en cuando le gusta participar. Dijo que su mujer nunca haría nada así, que el sexo entre ellos amainaba. Luego me pidió vernos de vez en cuando, cuando el viniera a Orlando. Le dije que si, y le dije que si estaba dispuesto a dejar que mi esposo se uniera. Dijo que sería la primera vez, pero estaba intrigado.

Cuando llegué a casa, Luis estaba ya en su trabajo, me tiré en mi cama y dormí profundamente. Lo que sucedió al principio del relato fue algo que pasó después. Pero por ahora creo es bastante aburrimiento. Mi esposo recibe todos sus e-mails en mrclonedcat@yahoo.com. De antemano les doy gracias si nos mandan algo y también les agradezco los que nos han mandado por los relatos ‘después de las Bahamas’.

Besos.