Mi trabajo de invierno 2

Mi primer día en el trabajo y probando la droga.

Después de aceptar el trabajo, me hizo firmar un contrato que básicamente decía lo que me había explicado y que en todo momento debía estar desnuda y dispuesta a utilizar drogas y dispositivos experimentales. Y claro, que no podía contar nada a nadie ni comunicarme con nadie el resto del mes. Unos hombres me enseñaron mi habitación real, era gigante y muy elegante. Además, toda la casa estaba llena de cámaras, incluso mi cuarto y mi baño. Me dormí y al día siguiente me desperté, desayuné y me fui a la piscina. Era como estar de vacaciones, hasta que a medio día me dijeron que era hora de trabajar.

Me llevaron a mi habitación y me amarraron en la cama boca arriba. Entraron Jaime y los doctores. Los doctores llevaron una especie de aceite y me lo frotaron en la parte externa de mi vagina. Empecé a sentir mi cosita muy caliente y excitada.

Jaime: Suéltenla, quiero ver qué hace.

Llevé mis manos inmediatamente a mi cosita y la sentí muy sensible y mojada. Alcé mi cabeza para ver mi clitoris y lo vi tan rojo y erecto que no pude controlarme más. Tomé mi almohada y comencé a frotarme en ella. Sentía demasiado placer, así que comencé a ir más rápido y rápido. Nunca pensé que podría montar una almohada de tal forma, me dio mucha pena que me vieran actuar de tal forma pero entonces vino el primer orgasmo y me dejé caer sobre la cama temblando y teniendo espasmos como me pasó en la prueba.

Jaime: Nos has dado en excelente show, Lucía. Ahora quiero que le hagan un enema y pónganle la droga en la vagina y el ano.

Yo: El ano no, por favor.

Jaime: ¿Cómo que no? Lucía, después me lo vas a agradecer.

Me pusieron boca abajo y los doctores introdujeron un tubito a mi ano y lo comenzaron a llenar de agua. No sé porqué pero sentí rico y comencé a gemir en un tono bajito. Después me hicieron ir al baño y lo repitieron unas 3 veces. Al último sentí que Jaime metió un dedo empapado en el aceite que me habían puesto antes a mi culito. Sentí tan caliente y rico que comencé a mover mi culito para que su dedo entrara y saliera de él.

Yo: Aah espera que me vengo.

Jaime: Tú estás moviéndote cariño.

Era cierto, pero no me podía detener. Me moví aún más rápido hasta que eyaculé en la cama e inmediatamente tuve un orgasmo muy fuerte. Cerré mis piernas y comencé a sentir la oleada de espasmos. Pero en lugar que de que Jaime sacara su dedo, siento que comienza a meterme otro. Realmente sentía que estaban muy apretados en mi culo, pero eso me hizo tener otro orgasmo inmediatamente después que el anterior.

Jaime: Eres una buena putita.

Entonces vi que sacaba su polla, era enorme y más para mi hoyito virgen. Entonces los doctores me volvieron a amarrar a la cama, esta vez boca arriba y con mis piernas dobladas y totalmente abiertas (afortunadamente soy muy flexible). Jaime tomó la droga y la frotó sobre su polla. Entonces se colocó encima de mí.

Yo: Espera, soy virgen, ten cuidado.

Jaime me ignoró completamente. Me ensartó bruscamente su enorme polla en mi cosita, sentí mucho dolor pero en cuanto la droga entró en contacto con mi piel, sentí el calor y la excitación. Entonces se comenzó a mover muy rápidamente pero de repente se detuvo.

Yo: Hmm no pares, fóllame más duro.

Jaime: Desátenla, quiero que le pongan el plug anal número 1.

Me desataron y Jaime me puso en 4 patas. Me volvió a ensartar su polla, esta vez sentía que entraba más y mientras, los doctores me metieron un plug anal pequeño. Sentir mis dos agujeros llenos me dio otro orgasmo, haciendo que mis piernas colapsaran y quedara boca abajo. Pero Jaime no se detuvo, de hecho me empezó a follar con más fuerza hasta que se vino dentro de mí. En ese momento sólo quería que me embarazara. Alcé mi culo para que la leche llegara más profundamente. Yo seguía con el efecto de la droga, así que Jaime me puso boca arriba y sin que me lo pidiera, yo abrí mis piernas para ser follada. Sólo que él agarró un pequeño látigo y me comenzó a golpear el clitoris. La mezcla del dolor y la excitación me hicieron venirme, cerrando mis piernas. A Jaime le molestó que hiciera eso, así que dejó el látigo a un lado.

Yo: Sigue por favor, prometo ya no cerrar las piernas.

Jaime: Muy tarde, Lucía. Déjenla amarrada 1 hora sin estimulación y después la sueltan.

Doctor 1: ¿Y el plug anal?

Jaime: Déjenlo dentro, mañana quiero ver su anito un poco más dilatado. Y tú (dirigiéndose a mí), si te lo sacas te vas a arrepentir como hoy.

Jaime se fue y el doctor 1 aprovechó para decirme:

Doctor 1: No te preocupes, Lucía. El efecto de la droga pasará en unos minutos, al menos así fue con la chica anterior.

Los minutos pasaron muy lentamente, yo quería tocarme pero no podía. Movía mi cuerpo de arriba a abajo para poder sentir algo pero nada sucedía. En eso comienzo a recordar la prueba de ayer y me lo imaginé tan bien que logré venirme una vez. De todos modos, era una agonía estar tan caliente y no poder tocarme. Después llegaron los doctores y me soltaron, así que inmediatamente comencé a montar la almohada.

Doctor 2: A esta chica no se le ha pasado el efecto.

Doctor 1: Es que esta chica tiene el libido más alto que he visto en mi vida.