Mi tío y Yo. (7)

Un rico día en el hotel con mi tío.

NOTA INICIAL: Si quieren leer los relatos anteriores a este aquí les dejo los links:

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Luego de aquella semana, las cosas cambiaron para siempre, el sexo que tan tranquilamente teníamos se terminó ahí. Y tuvimos que comenzar a usar protección. Al principio no me gustaba, era incómodo y aveces hasta doloroso, el sexo por un tiempo no fue muy placentero. Entonces, a mi manera comencé a buscar información y métodos anticonceptivos a parte del condón. Y con una pequeña y vergonzosa visita a la ginecóloga, la cual se sorprendió mucho con mi interés, y luego al saber que no era virgen, logré conseguir una receta de pastillas anticonceptivas. Y con el dinero de mi tío di por empezado el tratamiento y una vez más el sexo sin condón.

Una tarde de verano, mi tío y yo nos encontramos en el hotel que el alquilaba de vez en cuando para nosotros, entramos, subimos a nuestro piso, yo llevaba puesta una falda corta, y una remera ajustada, la cual resaltaba aún más mis pechos que habían crecido considerablemente en esos últimos años, no llevaba sostén y tenía puesta una tanga que mi tío me había regalado. Mi cuerpo no era más como el de una niña, pero tampoco era una mujer, había curvas que aún no se habían formado, seguía siendo de estatura baja. Mi tío por otro lado estaba bastante común, unas bermudas y una camisa ancha. Entramos a nuestra habitación, cerró la puerta, y ambos nos miramos, me sonrió, y luego miró la ventana, era una ventana que daba al balcón estaba la cortina cerrada, me acerque a ella, y la abrí, nos calentaba la sensación de peligro más que cualquier cosa. Desde la ventana de ese 5to piso que daba a la calle se veía una pequeña plaza y una serie de casas. Ya no teníamos que calentarnos ni jugar mucho para llegar al sexo, nos conocíamos bien, y sabíamos como ir directo al grano.

El balcón era muy pequeño, no nos iba a dar espacio para hacer nada. Dejamos la ventana abierta, mi tío sacó una lata de cerveza y comenzó a tomar, veníamos con un plan, habíamos traído alcohol, sabíamos que el se ponía como loco cuando bebía y queríamos intentarlo así. Era una habitación pequeña, tenía dos sillones que rodeaban a una mesa ratona, atrás estaba la cama, que seguía a un armario, y luego el baño, que estaba al lado de la puerta de entrada. Mientras el bebía su cerveza yo me había recostado a mirar la tele en la cama. Y nos pusimos a hablar hasta que el supiera que el alcohol había surgido efecto. Me ofreció, pero no me gustaba, así que no bebí. Pasaron al rededor de 40 minutos cuando terminó sus cervezas, eran varias latas, y podía notarse en su vos que estaba algo mareado. Y supe que era el momento.

Me acerqué a él, me senté abierta de piernas sobre las suyas, sin temor metió ambas manos en mi remera, la levanto hasta mi cuello y comenzó a tocarme los pechos.

  • Te crecieron mucho... me los quiero comer!

Y sin más comenzó a mamarme los pechos, lo hacía con mucha pasión, era obvio el efecto del alcohol. Pronto me quitó y tiro al suelo, y se bajó los pantalones, ya estaba muy duro, y yo sabía que hacer, agarré con mi mano su pene, y lo lamí suavemente, cuando escuché sus gemidos de impaciencia, abrí mi boca y comencé a chupársela, aún no me entraba entera en la boca, pero podía chuparla y a la vez masturbarlo con mi mano. Él me agarro fuerte del pelo, y me empujó, sentí su verga en mi garganta, y aguante las arcadas que esta me provocaba. Me soltó repentinamente y pude sacarla de mi boca y respirar. Sin esperar, me agarró con las dos manos de la cintura y me levantó, me volvió a sentar sobre él y me corrió la tanga, y metió su pene podía sentirlo bien duro dentro mío, gemí con fuerza, no había razón para ocultar mis gritos de pasión, sin soltarme de la cadera me exigió que me moviera sobre su cuerpo, que subiera y bajara mientras mi vagina se contraía en su pene, y yo seguía gimiendo de placer.

De repente, me levantó y su pene salió impregnado en mis jugos, me llevo contra la ventana, y me sostuve del marco de esta, paré mi cadera mientras el jugaba con su pene en la entrada de mi vagina y me volvió a penetrar. Era excitante, podía ver a toda esa gente pasar por la calle o en autos, ignorando como yo me derretía de placer con mi tío, su pene me volvía loca, me hacía pedir más y más, y sus gemidos entraban por mis oídos como una dulce sinfonía, su pene en mi interior tocaba puntos de placer infinitos sentía como su pene latía dentro mio y como mi vagina se abría para él, y pronto sentí que estaba llegando al orgasmo, sentí que mis piernas comenzaban a temblar, y que mis brazos se aflojaban, y un calor exquisito brotaba de cada embestida, un calor que terminó en un pico de placer que me hizo caer de rodillas dejando esa verga palpitante al descubierto, y mi clítoris latiendo como loco.

Sin perder tiempo, mi tío me levantó del piso y me llevo a la cama, me acostó boca arriba y me hizo agarrarme las piernas, abriéndolas para él. Me miró y sonrió, se veía en su cara que no era el mismo de siempre, normalmente era mas “hablador” o buscaba la manera de hacer las cosas mas lento, pero esta persona que tenía en frente, solo buscaba placer, y era algo que no le quería negar. Metió su pene sin miedo, hasta el fondo, yo volví a gemir con fuerza, aún estaba sensible por el orgasmo, pero no me impedía seguir adelante en busca de otro. Empezó a embestirme con fuerza, no podía ver como su pene entraba porque su panza estaba pegada a la mía, pero podía sentirla, en esa posición se sentía aún mas adentro, y llegaba justo al punto mas sensible de mi vagina, golpeándolo con cada rica embestida. Posó su mano en mi cuello, y una vez más comenzó a presionar, no hubo delicadeza, lo hizo con fuerza de manera que me faltó el aire, y pronto mi vista se nubló, era delicioso, solo podía sentir su verga dentro mío en cada punto de placer que había. Pero pronto la necesidad de aire se hizo evidente, y empecé a luchar, eso, aparentemente lo excitaba más, porque me embestía con mas fuerza, pero a la vez, necesitaba respirar, con fuerza rasguñe su brazo, y me soltó dejándome por fin respirar. Y volvió a embestirme con fuerza, hasta que sentí que su pene se contraía dentro mío, y como sus movimientos se volvían mas violentos y torpes, pronto pude sentir su semen dentro mío, que me llenaba y me hacía gozar de placer. Se recostó a mi lado, y se durmió, yo fui al baño, me limpié y volví para recostarme y dormirme a su lado.

Nos despertamos ya cuando era de noche, no había problema, supuestamente estaba en la casa de una amiga y me quedaría toda la noche, tuve la suerte de que mis padres no eran de los que preguntaban demasiado. Nos levantamos y fuimos al comedor, había pastas para cenar, comimos con gusto, estábamos hambrientos, y necesitábamos recuperar energía para seguir esa noche. Habíamos traído cosas para jugar, ambos, y pensábamos utilizarlos.

Luego de una suculenta cena, subimos nuevamente a nuestra habitación en la cocina ya nos conocían, al tener el mismo apellido, para ellos éramos padre e hija, que viajábamos de vez en cuando por cuestiones de trabajo. O eso habíamos dado a entender. Por lo que nos dieron algunos budines para llevar a nuestra habitación y que pudiésemos compartir.

Al llegar, fui directo al baño con mi mochila, el me espero acostado en la cama, cuando salí llevaba puesto mi nuevo uniforme escolar, que mis padres me habían comprado para empezar las clases en un mes. Cuando me vio pude ver en su cara la lujuria, nunca lo habíamos hecho con uniforme escolar de pollera y camisa, si no con el uniforme viejo que era un short o pantalón con una chomba. Salí y fui directo hacía él, me subí en la cama donde él estaba recostado, y subí hasta estar arriba de él. Con sus manos comenzó a acariciar mis piernas, subiendo lentamente hasta mis muslos, y agarrando mis nalgas con ambas manos.

  • Que putita que sos! Me pones como loco en un segundo! Y ese uniforme... Te voy a coger bien rico con eso puesto...

  • Soy tuya tío, haceme lo que quieras...

Y me tomó de las caderas, y las llevo directo a su boca, y comenzó a hacerme sexo oral, aveces me gustaba, aveces no, pero esa noche, su lengua hacía maravillas en mi clítoris, haciendo que mi cuerpo se estremezca, cada sorbo de mis fluidos hacía que mi cuerpo enloqueciera, me lleve mis manos a mis pezones y comencé a rozármelos con suavidad lo que hizo que pronto llegara a un orgasmo que me consumió como un fuego desde dentro.

Había crecido pero no lo suficiente para evitar que pudiese manipular mi cuerpo a su antojo, de un solo movimiento me acostó boca bajo en la cama, agarro mí cadera, las levantó y sacando su pene de los pantalones lo acomodó en mi vagina y volvió a penetrarme con fuerza. Yo estaba muy mojada, con lo que los movimientos podían ser rápidos y muy placenteros. El solo sentir su pene dentro mío era realmente satisfactorio, era duro y grueso, podía sentir como me contraía rodeándolo con fuerza.

  • Mmm que rica mi pulguita! Tan apretadita dentro...

A penas si hablaba porque sus frases eran interrumpidas por pequeños gemidos de placer. Agarraba con fuerza mis caderas, sin intención de soltarme, me embestía lento, pero con gran fuerza, sacaba su pene y lo metía con fuerza, lo sacaba y lo volvía a meter, cada vez con más rapidez. Comencé a sentir que apretaba cada vez con más fuerza la cadera, me sujetó del pelo levantando mi cabeza hacia atrás, dí un gemido tanto de placer como de dolor. Pero él no paro si no unos segundos después, sacó su pene, que salió cubierto por mis fluidos, se arrodilló frente a mí me senté frente a él, sabía que era lo que quería. Abrí mi boca y comencé a chupársela. No era de mi especial agrado mamársela después de que me penetrara, pero tampoco me desagradaba. Podía sentir mi propio sabor, mi olor en su pene. Jugué con mi lengua hasta llegar a sus huevos, los cuales relamí dejando que su vello me acaricie el rostro haciéndome cosquillas.

Me agarró de la nuca, me apartó y empujó con fuerza, se acomodó sobre mí, y volvió a meter su pene. Sus embestidas eran mas duras y más rápidas, y su pene se contraía dentro mío, estaba por correrse, y era el momento en el que mas rico me daba. Se levantó un poco, sus embestidas eran rápidas y algo torpes, me encantaba ver su rostro cuando se corría. De repente sacó su pene, lo agarró con una mano, se masturbó un poco y se corrió sobre mí. Llenando mi uniforme nuevo de semen. Y dejando mi vagina palpitando de placer.

Se disculpó y llevo mi ropa a la lavandería del hotel, dijeron que para el domingo al medio día lo tendrían, y nos acostamos a dormir. Estábamos cansados, había sido un día bastante fatigador para ambos. Y al otro día nos tendríamos que ir.


NOTA FINAL:

Actualmente solo me comunico por outlook, si me contactan por skype puede que no conteste nunca. Y espero sepan disculpar las demoras al contestar, sepan que contesto de manera individual a cada uno de ustedes, y que lleva tiempo. Espero hayan disfrutado mi nueva entrega. Besos.