Mi tío Roy, mi camino a la perdición
Javier se siente enamorado de Fernando, pero su tío Roger no dejara que el sobrino al que ha deseado por tanto tiempo se le escape (continuación de Mi tío Roy me hace su puta y mi sobrino Javier ...le rompo el culo)
La mañana del sábado me desperté tarde, el recuerdo de la noche anterior me acosaba con imágenes vivas del miembro de mi tío Roger corrompiendo mi boca, un recuerdo adicional latía en mi culo como para despejar cualquier duda y espantar la posibilidad de que todo fuera solo un sueño. Me sentía sucio, usado y adolorido, como si me hubieran despojado de algo que no tendría de nuevo nunca más. Curiosamente, el sentimiento se mezclaba con el deseo, recordar la figura de mi tío me puso caliente, su piel trigueña, sus brazos fuertes, sus hombros anchos, sus piernas gruesas y velludas su pecho cubierto de pelos, su pene en forma de plátano, ancho y curvado hacia arriba con esa cabeza roja y las venas talladas en el tronco, con esos huevos enormes y llenos de pelos.
Revisé mi celular y encontré, entre otros, varios mensajes de Fernando…
- ¿Hola Javier, como estas? –
- ¿Hey, todo bien? –
- ¿Hola? –
- ¿Javier, estas? –
- ¿Estas molesto o algo? –
El último mensaje era de las 8:33 de la noche, a esa hora debería haber estado mamando la verga de mi tío. Una punzada en mi pene me recordó la situación.
- Hola Fer, sorry, estuve ocupado ayer, ¿qué haces, que planes para hoy? –
Respondí el mensaje y bajé a tomar desayuno, me encontré a mis papas desayunando en la piscina y me uní a ellos, comí algo ligero y evité la conversación distrayéndome con el celular. De todas formas, supe que habían llegado tarde, como a las 2 o 3 de la mañana y que mi tío Roger había salido temprano. Fernando me respondió como a los 30 minutos.
- Hola, ocupado bajo el agua broder jaja, que tal desconectada –
- Jaja, y tú que tal, ¿fuiste a lo de Daniela? –
- Si, fui, pero estuvo algo aburrido la verdad, jalé temprano de ahí –
- Allá ¿y qué hiciste luego? –
- Pues nada, me quite a mi casa, me jatié temprano –
- A ya. ¿Y qué planes para hoy? –
- Pues nada, te va tabearme al centro comercial, quiero comprarme unas zapatillas y fácil nos descolgamos a ver una pela, que dices, ¿la haces? –
- Dale, ¿cómo a qué hora 5? –
- Queda pues, te veo ahí, por los cines, ¿sale? –
- Cerrado. Hablamos –
El resto de la mañana me la pase metido en mi cuarto, quería evitar encontrarme con mi tío. Baje a almorzar cerca de las 2 de la tarde y de Roger no había ni rastro, más relajado me cambie y luego de haber pedido permiso para salir me monte en un taxi rumbo al centro comercial en donde me encontré con Fernando.
- Hola Fer –
- Hola Javi –
Nos saludamos como de costumbre, con un apretón de manos y un golpecito de hombros.
- Que fue donde quieres ir a mirar –
- No se aún, quiero unas zapatillas urbanas, fácil en Skechers o en Adidas también podría ser –
- Vamos pues, Adidas está más cerca, ¿vao primero ahí? –
- Vao –
Entramos a la tienda, Fernando se probó varias zapatillas sin decidir por ninguna y terminamos comprando en Skechers. Me compre un polo en la tienda Rip Curl y decidimos ir al cine a ver la película que quería ver Fernando. Nos sentamos en la última fila del lado derecho, la sala no estaba muy llena de hecho a nuestro lado no había nadie. Fernando roso mi mano y me estremecí, un cosquilleo recorrió mi cuerpo y se centró en la punta de mi pene. al ver que no retiraba mi mano la tomo entre las suyas, se me acerco y me dio un piquito le sonreí y me acerque para responderle con un beso que me dejo el miembro tieso. Vimos el resto de la película con las manos entrelazadas y al menos yo con el pene duro encarcelado entre mi ropa. Había quedado con mi mamá en que me regresaba en taxi, pero a la salida del cine encontré un mensaje de ella que me decía que mi tío Roger pasaría a recogerme que por favor le escriba para coordinar y debajo de este mensaje otro de mi tío en el que me decía que me esperaba en la puerta del cine. En donde efectivamente lo encontré.
- Hola sobrino, como estuvo la película –
- Bien tío, entretenida –
- A que bien – miro a Fernando de pies a cabeza y luego le extendió la mano
- Hola soy Roger, tío de Javier –
- Hola, Fernando, mucho gusto –
- A mira, el chico random – Fernando me miro intrigado y yo trate de desviar el tema.
- Bueno, ¿nos vamos no? Mi mama dice que nos llevas a casa –
- Si, si, pero están apurados, ¿no quieren hacerme la taba’, quiero comer algo, ¿qué les provoca?, yo invito –
- No, nada tío, nosotros estamos bien –
- Anda, no sean tímidos, ¿una hamburguesa?, sobrino, ¿no te provoca una salchicha… con pan, o un chorizo? – mientras mencionaba el chorizo se acomodó el bulto por encima del pantalón –
- ¿Makis puede ser? – pregunto Fernando ingenuamente.
- Makis, sale, a tu amigo le gusta el pescadito crudo, hay un Makoto aquí mismo por allá creo –
Señalo el extremo derecho del centro comercial y sin más se enrumbo hacia el lugar hacia donde lo seguimos.
- Mesa para tres por fas – Nos sentamos y tomo la carta
- A ver, pedimos una tabla de 6, eso son como 36 makis, ¿con eso creo que estamos no? ¡Habla sobrino, te la comes? –
- ¿Qué? –
- Si te comes la tabla de 36 sobrino, ¿o solo comes de a 20? –
- La que tú quieras tío –
- ¿La que yo quiera? ¿Seguro? Mira eh, luego no te quejes. Tu Fernando le entras también –
- Si, yo creo que está bien con la tabla de 36 – Fernando parecía algo incomodo con las preguntas de mi tío, pero trataba de ser educado.
- Listo, yo me voy a pedir una cerveza, ustedes que quieren tomar, ¿tu sobrino? ¿vas a querer tu leche? –
- Una Coca cola está bien para mí, gracias– respondió Fernando mirándome incomodo de nevo.
- Coca también tío –
- Esta bueno, la leche te la tomas luego entonces jaja –
El mozo se acercó, relajando el incomodo momento
- ¿Listos para ordenar? –
- Si, nos traes una tabla de 36, está de la carta, la opción uno. A mi me traes una cerveza de la caña y para los hombrecitos coca cola –
- Listo, ¿algo más? ¿algún postre tal vez? –
- No, nada más, el postre me lo voy a comer luego – voltio a mirarme y me guiño un ojo cosa que pareció no pasar desapercibida para Fernando.
- Bueno, en unos minutos les traigo su orden –
- ¿Y ustedes se conocen del colegio? ¿Van en el mismo grado? –
- Si, vamos en el mismo grado, pero nos conocemos desde hace poco, me mude hace unos meses y me cambie al colegio de Javier –
- A que bien, y ¿cómo te ha tratado esta ciudad? –
- Pues hasta ahora muy bien, ya estoy haciendo amigos –
- Que bien, que bueno, y ¿cómo te va con las chicas? –
- Jaja pues normal creo tengo amigas por ahora, no ano buscando flaca –
- A ya y a ti sobrino, las chicas te persiguen o tu persigues solo las grandes –
- Jaja nada tío, ando tranquilo yo –
- Allá tranquilo haciendo cosas random nomas –
Otra vez la mirada inquisidora de Fernando me descoloca, quiero explicarle, pero ¿qué le diría? “Fer, mi tío nos pilló besándonos y me está cogiendo a la fuerza chantajeándome con eso” no, no podía hacer nada más que esperar que esa incómoda situación termine. La comida llego y apure en terminar, Fernando también incomodo acelero el ritmo, pero cuando terminamos mi tío se pidió otra cerveza, la que se tomó en silencio. Cuando termino se acomodó obscenamente el paquete – listo, hora de pagar la cuenta – llamó al mozo y pagó. Antes de irnos entro a la farmacia, y salió con una bolsa. Fuimos hasta el auto, Nos dejó a Fernando y a mi ir en el asiento de atrás, en cuanto se subió me entrego un paquete.
- Casi me olvido sobrino, te compre esto -
- ¿Qué es esto? –
- Ábrelo si quieres, es para ti –
- A bueno gracias, lo abro en la casa –
- Como quieras –
Camino a la casa de Fernando, mi tío no dejaba de mirarnos por el retrovisor, pero salvo para preguntar por dónde quedaba su casa, no hizo muchos comentarios, fue como si se le hubieran agotado las indirectas.
- Chau, Fernando nos vemos el lunes – me despedí en cuanto llegamos a su casa
- Chau, Javier, ya te veo, hasta luego señor, gracias por los makis y por el aventón –
- Chau, chau – respondió mi tío en voz alta y en voz más baja, como para que solo yo lo oiga añadió – de nada marica, ya me cobro los makis luego –
Llegamos a casa y me bajé del auto casi corriendo, subí a mi cuarto y me acosté en la cama, Fernando me había enviado un mensaje.
- El pase bien hoy, gracias por acompañarme –
- De nada, yo también la pase bien –
- Oyes, ¿qué onda con tu tío?, ¿medio raro es no? –
- No le hagas caso, el es así, le gusta hacerse el gracioso –
- Bueno, hablamos pues, me gustaría repetirlo, ya sabes… -
- Si, a mí también –
Mi tío toco la puerta y le abrí y lo dejé pasar.
- Hey, te olvidaste tu regalo –
- A si, gracias, ¿Qué es? –
- Ábrelo –
Dentro de la bolsa había una caja pequeña, la abrí y encontré un cascabel para gatos de color rojo. Lo saqué extrañado y se lo mostré con cara de incredulidad
- ¿Para qué es esto? –
- Es un cascabel para tu pajarito, te lo vas a poner cogiéndote las bolas, quiero que lo uses siempre –
- ¿qué? ¿Te volviste loco? No voy a andar con esto –
- Tu has de estar loco si crees que no te lo vas a poner, mas te vale que lo uses, sino ya sabrás tu. Te veo más tarde perrito, no le pongas seguro a la puerta, te lo digo en serio –
Salió de mi cuarto, yo me dispuse a acostarme, me quité la ropa, me puse el pijama y me tumbe en la cama, prendí la tele y me dispuse a ver mi serie mientras jugaba con el cascabel de gato, me dio curiosidad ver que es lo que quería mi tío que haga con él así que me baje el pantalón y coloque el cascabel en la base de mi miembro rodeándome las bolas, lo mire y la verdad no me molestaba se veía algo gracioso, me subí el pantalón y pensé dejarlo así, total, era más fácil no andar dándole la contra a mi tío. Me quede dormido luego de un par de capítulos. Por la noche mi tío se metió en mi cama, como solía hacer cuando era más pequeño, me desperté cuando me bajaba el pantalón del pijama me quede inmóvil sus manos recorrieron mis piernas, me manoseo el culo tocándome las nalgas, frotándome la raja.
- Tío que haces –
- Shhhhh no hagas ruido chibolo me tenías muy arrecho, voy a clavarte rapidito –
- No tío, nos pueden oír, mis papas duermen acá en el cuarto del costado –
- ¿Y?, ¿tú los oyes cuando cogen? –
- ¿A?, no, pero, es diferente –
- Solo aguanta, no grites y puja cuando te la esté metiendo –
- Me acomodó poniéndome boca abajo, se quitó el pantalón y el calzoncillo y se tumbó sobre mí colocando su miembro entre mis nalgas me froto la pinga mientras que sus manos hurgaban en mi pene
- No tío – me moví para tatar de zafarme, pero fue inútil mi tío apretaba su cuerpo de más de 90 kilos contra el mío.
- Estate quieto carajo –
- En serio no quiero -
- No quieres, pero estas usando mi regalo déjate de huevadas y acepta que te gusta que te cachen, sé un buen chico, obediente, relájate, te he comprado lubricante para que no te andes quejando –
- Tío en serio, ¿si solo te la chupo? –
- ¿Quieres chupármela? Vente pues hazme una buena mamada como te enseñe –
Se hecho boca arriba librándome de su peso. Su pene erecto se veía enorme curvado hacia arriba con ese glande rojo y esas pelotas peludas, me volque sobre él y me metí su pinga a la boca, lo lamí de arriba hasta abajo, lo chupe completo tratando de hacerlo venirse para evitar que me coja de nuevo, le pase la lengua por la cabeza del glande y me lo trague entero, me la saque y me la metí yo mismo una y otra vez, mi tío me tomo de los pelos y guio la mamada
- ¡¡¡¡¡ahhhhhhh!!!!!!!, ¡¡¡¡¡ahhhhhhh!!!!!!!, gemía con mi mamada –
- Ya basta acomódate para que te la meta –
- No tío, en serio mejor no, nos pueden oír –
- Que te echas para cacharte te digo, ¿te gusta la majadería no? –
Me voltio sin esfuerzo y me puso nuevamente boca abajo, tomo un pote color rojo que parecía un desodorante.
- Ábrete las nalgas – obedecí y separé mis nalgas con mis manos
- Con esto te va a resbalar y te va a entrar toda ya verás –
Me unto un liquido transparente aceitoso y luego se lo froto el mismo en la pinga. Busco su calzoncillo, lo cogió
- Abre la boca, muerde esto para que no grites –
- ¿Qué? ¡¡¡No!!! –
Me metió sus calzoncillos en la boca y luego pego mi cabeza contra la cama
- Puta madre no sabes decir otra cosa que no sea “no”, ¡carajo! Como te gusta que te maltraten –
Apoyo la cabeza de su verga en la entrada de mi culo y empujo – puja y no grites - puje como si quisiera cagar como me había enseñado y su pinga se abrió paso. Sin mucho esfuerzo me clavo la mitad. Un grito de dolor se amortiguo con sus calzoncillos.
- Ya ves que fácil, lo que te faltaba era lubricación, vamos de nuevo a ver si te la clavo toda en una –
Ma la saco entera y me la incrusto de un solo tirón, entró más de la mitad y desde ahí siguió con el mete saca. Con cada embestida la sentía más adentro, una, dos, tres, cuatro, cinco, sus bolas golpeaban ahora en mi culo
- Ya la tienes todita adentro perrito, así, sigue así, deja que tu macho te cache –
Susurraba en mis oídos mientras me abrazaba. Seis, siete, ocho, nueve embestidas, su pinga salía casi por completo y se empotraba dentro de mi hasta que sus bolas se encontraban con mis nalgas, nada más impedía que me la metiera más adentro. Diez, once, doce, perdí la cuenta cuando el dolor mezclado con placer, inundo mi mente, escalofríos recorrieron mi columna vertebral, oleadas de electricidad surcaron mi cuerpo, sentí que me disolvía en chorros de energía que se escaparon por mi pene, fue como si me hubiera disuelto sobre la cama confundido con mi propio semen. Mi tío siguió cogiéndome por un rato más, pero yo ya no sentía nada, oía sus jadeos distantes, y lo veía alejándose y acercándose a mi como si no fuera yo al muchacho que penetraba finalmente sentí su leche inundando mi interior. Se quedo tumbado un rato más sobre mi hasta que su verga perdió rigidez y termino saliéndose junto a un líquido marrón que resbalo por mis piernas.
- Mierda te cagaste huevón –
Lo oí decir aún a lo lejos. Bien hecho pensé, mi mente empezó a despejarse sentí un ardor en mi interior, me toqué el culo y lo sentí en carne viva, aun palpitante, mis dedos se mancharon del líquido marrón, mezcla de sangre, heces y el semen de mi tío que por primera vez me dejaba adentro.
- Debería hacer que me la limpies con la boca, pero te la voy a pasar por esta vez, solo porque te has quedado quietecito para que te coja bien. ¿quieres correrte? pajeate –
- No, no es necesario - le contesté aún algo agitado y le mostré la mancha de semen sobre mi cama –
- Que buena, te viniste sin tocarte -
Mi tío se paró de la cama, se metió al baño y se limpió la verga, se puso los calzoncillos babeados con mi saliva y luego los pantalones. Yo me pare también de la cama algo preocupado por no manchar las sábanas con ese líquido, me fui al baño y expulse todo en el wáter, me limpié con cuidado. Cuando salí del baño mi tío me cogió de la cintura, se me acerco y me beso el cuello, dejándome un enorme chupetón.
- Hey que haces no –
- Es un recuerdo me voy mañana, no quiero que te olvides de quien es tu macho –
- Que te pasa, mis papas lo van a ver –
- Les dices que te lo dio Fernando – abrió la puerta para salir
- No te quites eso de ahí, si te pillo sin el cascabel te vas a arrepentir –
Salió y cerró la puerta, yo me metí a la ducha, cambié las sabanas y me metí de nuevo en la cama, no podía sacar de mi cabeza la explosión de sensaciones que había tenido durante el día, por un lado, el beso de Fernando fue tan dulce, tan tierno y por otro las embestidas de mi tío Roger ambas me habían llenado de placer de distintas maneras.
Continuara…