Mi tío, mi consejero, mi segundo padre...mi amante

Tío Rícar, hazme el amor.

MI TÍO, MI CONSEJERO, MI SEGUNDO PADRE…MI AMANTE

-Tío Rícar, hazme el amor.

Mi tío me miró sorprendido. Yo, que apenas levantaba un palmo del suelo, le había pedido lo que parecía un despropósito. Él, sin embargo, se quedó tranquilo.

-No puedo, mi niña-como siempre que me llamaba así-, eres muy joven para esas cosas, mejor sería que encontrases un chico llegado el momento.

-No tío, yo lo quiero ahora-protesté-. Por favor tío Rícar, hazme el amor ya.

-Eres una niña poco corriente Nerea, ¿lo sabes?.

Mi tío se me quedó mirando sin saber qué hacer. Estábamos solos, mis padres se habían ido con mis hermanos mayores y yo había quedado a su cuidado.

-Te propongo un trato-me ofreció con la esperanza de hacerme desistir-. Hacerte el amor no, pero si lo deseas, aliviaré tus ardores hasta que estés lista para hacer el amor. ¿Qué te parece?.

-¿Y cuando estaré lista-dije ansiosa-?.

-En 10 años-sonrió-. Si esperas 10 años te haré el amor, ¿te vale?.

-¡¡Pero es mucho, yo lo quiero ahora!!.

-Lo bueno siempre se hace esperar-dijo con sonrisa sarcástica-. ¿Te vale o no te vale?.

Para su sorpresa, acepté y estando como estábamos solos, me desnudé para él. Me besó en lo más íntimo de mi ser tanto que creía morirme de placer. Era lo que yo deseaba tanto, y aunque no me hizo el amor, sí que me penetró con sus dedos de forma tan delicada y certera que apenas sentí dolor. Fue muy bueno conmigo y aquella tarde, se pasó todo el rato enseñándome el significado de la palabra placer, y desde entonces no volví a ser la misma. Buscaba cualquier excusa para ver a mi tío y estar a solas con él. Aquellos primeros momentos de sexo (sin saber lo que era eso) todavía hoy me sacan una radiante sonrisa de nostalgia, inocencia y felicidad.

Mi tío pensó que me echaría atrás, pero se equivoco. A lo tonto y a lo bobo los 10 años se esfumaron y llegó el momento en que mi tío debía hacerme el amor. Imaginé que no sería muy diferente a sentir sus dedos dentro mío volviéndome loca de placer: no podía imaginar lo equivocada que estaba. Durante 10 años mi tío había preparado mi conchita para el gran momento en que me hiciera suya, y yo había aprendido muy bien todas sus lecciones. Me tendió en su cama, desnuda y entregada a él, me besó y acarició por todas partes y al fin, de una vez por todas, di rienda suelta a los deseos de mi cuerpo de ser poseída por un hombre…¡y que hombre!. Me hizo el amor con todas las de la ley, me folló bien follada y yo grité presa de la lujuria como si me estuvieran violando. Fue el momento más paroxístico de mi entonces corta vida.

-Nerea, mi niña, ¿has disfrutado mucho?.

-Sí tío, ha sido fantástico. ¡¡Hagámoslo de nuevo, quiero volver a sentirte como antes, lo deseo mucho!!.

-Eso confirmaba mis sospechas. Verás, ya llevo mucho tiempo pensando en lo diferente que eres de las demás chicas…y ya sé lo que te pasa.

-¿Y que me pasa tío, ¿es que estoy enferma-dije toda preocupada-?.

-No mi niña, pero tienes algo que la mayoría de las chicas no tienen.

-¿Y es algo malo?, ¿lo es?.

-No-me tranquilizó a base de besos-. No mi amor, pero eres demasiado joven para entender lo que significa. ¿Te parece que mejor esperemos a que seas lo bastante mayor para entender lo que tienes?.

-¿Y cuanto tendría que esperar?.

-Creo que otros 10 años estará bien. Eres joven y no debes pensar cosas malas. Tienes que disfrutar de la vida. ¿Te parece aceptable esperar a ser lo bastante mayor?

-Sí, tío, confío en ti. Esperaré, pero me lo tienes que contar, ¿eh?, ¿me das tu palabra de honor?.

-Te la doy, mi niña. Tranquila, que lo sabrás. Ya sabes que yo siempre cumplo.

Aquella tarde hicimos el amor hasta que se hizo de noche. Fui suya en cada parte de la casa, en cada rincón, en cada diminuta esquina y recoveco del que era mi nidito de amor particular. Entregué a mi tío todos los agujeros de mi ser para que los tomara del modo en que él conviniera mejor. Solo quería estar con él siempre, deseaba pasar la vida con él entre mis piernas poseyéndome, dilatando mis ya dilatados labios vaginales que morían de ganas por sentir sus caricias, de notar su boca dejándome mis hermosos pezones tiesos y doloridos a base de succionar de ellos como un bebé, de ponerle mi ojete en pompa para que, como una perrita buena, él me fuera taladrando y regándome por dentro. Vivía para el sexo con mi tío, no había amante mejor.

Conforme los años fueron pasando, mi cuerpo terminó por madurar y desarrollar del todo. Mis padres se sentían orgullosos de mí por dedicar tanto tiempo al estudio y casi nada a buscar novio (si supieran la verdad jajaja…), ignorantes también de que mi tío era quien me animaba a seguir estudiando y a hacer mi vida al margen de mis devaneos sexuales con él, decía que por muchos deseos que tuviera del sexo, no intentara ganarme la vida con él. Tardé años en entender la sabiduría de sus palabras, y a medio camino entre mis estudios y mi vida social, estaban las tardes en casa de mi tío, siendo dominada en vez de la dominante. Por él accedí a cosas que ni siquiera puedo mencionar, pero que dejaron una indeleble huella en mi memoria no solo por lo bien que él me trató, si no por lo mucho que yo disfruté. Y así, casi sin darme cuenta, otros 10 años se pasaron como por arte de magia.

-Supongo que ya estarás deseando saber lo que llevo tiempo callándome, ¿no mi niña hermosa?.

-Sí tío, antes no me importaba tanto pero desde hace poco la curiosidad me va consumiendo, necesito saber lo que hace tiempo supiste de mí. ¿Qué es lo que tengo?.

-Ahora que eres lo bastante mayor, lo entenderás sin problemas: padeces furor uterino, lo que comúnmente los hombres llamamos ninfomanía.

-¿Soy ninfómana-y no salía de mi asombro-?.

-Sí, lo eres, ¿de verdad nunca te lo imaginaste o lo supusiste de algún modo-y la incredulidad estaba reflejada en su rostro-?.

-No, nunca. No sé, como veía tan natural follar contigo no me imaginaba que fuera por ahí la cosa. Nunca supuse que eso podría ser algo malo-aclaré-.

-Y no lo es-me corrigió-. No te confundas, en mi opinión los hombres llamamos ninfómanas a las mujeres que se salen de la norma y que no son como las demás. Las marcamos así como intentando que se sientan culpables de ser así. Nunca te sientas culpable ni por lo que quieres, ni por lo que sientas o eres. ¿Entendido?.

-Entendido. ¿Y entonces voy a vivir toda mi vida pensando sin parar en el sexo?.

-Sí, pero en eso no eres distinta de los hombres-bromeó-. Ahora bien, no es lo mismo vivir pensando en el sexo que perder la cabeza por él. ¿De acuerdo?, si tienes un cerebro es para usarlo, así que por muchas ganas que tengas, no dejes que tu coño gane la partida. Un coño que actúa sin pensar es algo muy peligroso. Y que seas ninfómana no implica que no puedas hacer una vida estable con marido e hijos, ¿comprendes?, el sexo es parte de ti, pero no es tu vida.

Sus palabras calaron hondo en mi mente y en mi alma. Sus consejos, guardados como oro en paño, fueron bendecidos con una verdadera celebración sexual por todo lo alto. De todos modos, ya hacía 20 años que él y yo teníamos sexo. Un día como ese había que festejarlo a lo grande, y desde luego que sí. Todavía hoy no logro recordar todos los juguetes sexuales que él usó conmigo. Fue apoteósico.

Mi tío ha muerto esta mañana. Tenía 66 años. Un infarto se llevó a la persona más buena y amable que jamás he conocido. Han pasado 30 largos años desde aquella primera vez en que le pedí ser suya sin saber ni siquiera lo que le pedía. Hoy, a mis 36 años, al fin puedo entender todo lo que mi tío hizo por mí: él me salvó. Era un pedófilo, pero jamás me maltrató ni abusó de mí. Le gustaban las menores, pero nunca rompió mi confianza. Me ayudó a controlar mis impulsos para que ellos no me controlaran a mí. Supo lo que me pasaba y lo trató con paciencia para que ese mal no me dominara. Mi tío me amaba. Gracias a él tengo un marido al que quiero más que a nada y una hija que es la niña de mis ojos. Gracias a él, tengo una vida estable y un buen trabajo. Nunca le estaré lo bastante agradecida por su paciencia conmigo, por sus consejos y sobretodo por su amor. Que el cielo lo acoja en su seno. Nunca lo olvidaré, y siempre lo amaré por todo lo que fue para mí: mi tío, mi consejero, mi segundo padre…y mi amante.