Mi tío me penetró la cola

Me sacó la tanga blanca, me tomó del cabello, y me hundió la cara contra el colchón, de golpe y sin aviso metió sus dedos entre mis nalgas y tironeó el accesorio que llevaba dentro hacia afuera.

Desde el relato que les conté anteriormente, pasaron exactamente 11 días, hasta los hechos que les voy a contar.

En esos 11 días, mi tío no paró de darme por la conchita, era, todos los días y en distintos momentos, en esa época tenía que cambiarme las tangas con bastante frecuencia porque las vivía mojando con mis fluidos o su semen.  Tenía que lavarlas yo misma para que mamá no sospeche.

Me penetraba entre 2 a 4 veces por día, dependiendo el día, mas que nada la oportunidad, si era día de semana, que mamá trabajaba podíamos hacerlo mas seguido, pero en los fin de semana se complicaba, igual siempre había un momento, ya que mi madre salía a hacer compras o se bañaba, en esos minutos mi tío me buscaba, me levantaba la falda o me bajaba el short y me reventaba mi vagina por unos pocos minutos hasta que se venía dentro de mi cuerpo.

Me encantaba pero, mi vagina estaba sufriendo, sus penetraciones constantes, la tenía muy roja e irritada, pero nunca me quejé, como buena perrita me dejé coger las veces que lo quisiera.

Un domingo a la noche, mamá fue a buscar a mi hermano a la casa de un amigo, y teníamos por lo menos 15 a 20 minutos.

Mi tío apareció apenas mamá se fue, me llevó a mi cuarto, me puso con las manos sobre la cama, con mi cola parada, me bajó el short blanco, y mi tanga, hasta los tobillos, y me la metió de una por la conchita, como acostumbraba, me tomó de las caderas, y me dio bien duro como siempre, hasta ahí todo era normal, pero en un momento empecé a sentir unos de sus dedos acariciando mi ano, cosa que me dio mucha vergüenza, pero no dije nada, pero me costaba concentrarme en el sexo mientras su dedo me acariciaba esa parte tan íntima.

Finalmente me acabó dentro, pero me dijo que me quede asi, se arrodilló, con sus manos me separó las nalgas y me metió la lengua dentro de la raya de mi cola, y me empezó a lamer de abajo hacia arriba, estaba muerta de vergüenza, mas incómoda no podía estar, pero se volvió peor, con la punta de su lengua, me fue penetrando mi ano, sentía como se abría paso, y me mortificaba eso, y luego un dedo me penetró, le costó muchísmo, lo tenía bien cerradirto, lo metía y sacaba, hasta que lo metió todo y sentí sus nudillos contra mi nalga.

Me sacó el dedo después de unos minutos, y me dijo que espere. Me quedé quieta, con la cola parada, y sintiendo mi ano por primera vez penetrado, no fue tan doloroso, se sintió raro y me molestaba algo pero nada muy doloroso, pero me llamaba la atención porque me hacía eso, en ese entonces no tenía ni idea del sexo anal, lo poco que sabía hasta que mi tío me inició era lo que me contaba mi mejor amiga, pero que tampoco era una experta en el tema, y nunca me comentó nada sobre esa parte del sexo.

Mi tío volvió.

  • Que buena vista. Dijo.

Y se puso por detrás, sentí como apretaba un pomo, y a los segundo sentí algo muy frió y húmedo entre mis nalgas, empezó a hundirlo contra mi ano, esta vez si que me dolía, me hizo pegar un par de gritos de dolor, pero siguió hundiendo, hasta que mi ano dejó de resistirse y algo me penetró, lo sentí como una esfera y que se me quedó dentro de mi cola.

Me pegó una nalgada muy fuerte, que sonó en toda la habitación, era la primera vez que lo hacía.

  • Limpiate el lubricante, y vestite antes que vuelvan.

Y se fue.

  • Tío, tío, espera, que hago con esto, que es?

  • Dejatelo puesto hasta mañana, no te lo saques para nada, que mañana te explico.

Era típico de mi tío siempre dando poca información, no le costaba nada explicarme, pero era así, hacía decía algo y se iba. Me resultaba irritante eso de el.

Me limpié la cola y la vagina con una toalla, y me toqué entre mis nalgas, tenía algo bien duro, pero que no sobresalía. Me miré en el espejo, y ví como una piedra de color violeta, no entendía nada, que era, que tenía dentro de mi ser, cuantos centímetros, quería respuestas, pero justo entraban mi hermano con mamá y me subí la tanga y el short y me senté en la cama, haciendo que estudiaba.

Era muy molesto, y me producía dolor, tenía que sentarme solo sobre una de mis nalgas, para que no moleste tanto.

Tuve que ayudar a mamá con la cena, cenar, y dormir con eso en mi cola. No sin antes entrar a internet y averiguar sobre el sexo anal, ni siquiera sabía que se llamaba asi, llegué buscando introduciendo cosas en la cola, piedra en la cola, cualquier cosa que me ayude a entender, me pareció raro lo que me hizo mi tío pero me di cuenta que era bastante mas común de lo que podía imaginarme penetrar una cola.

Al día siguiente me levanté, estuve haciendo un poco de fiaca en la cama, fui al baño me limpié los dientes, oriné, y entré a la ducha a bañarme, solo en el momento en que me pasé el jabón por la cola, sentí y recordé lo que mi tío me había puesto en la cola, no podía creer que me había olvidado, ya no molestaba, ni lo sentía. Tuve que tocarlo bien para sentir que seguía ahí. Tuve miedo de que se me hubiese ido para adentro, sea lo que sea.

Mamá ya se había ido a trabajar, estábamos solos con mi hermano y mi tío, los dos dormían.

Lo fui a despertar, porque ya me quería sacar ese accesorio que estuvo por muchas horas dentro de mi cola.

Me costó despertarlo, no era madrugador, y tan poco era tan temprano, pero para el si.

Finalmente me miró.

  • Que pasa? Me preguntó.

  • Ya te olvidaste? Me quiero sacar esto de la cola.

  • Jajaja, cierto, dame un momento, recostate un rato conmigo.

Como siempre, hice lo que me dijo, y me acosté sobre las sábanas a su izquierda.

Se puso de costado, y comenzó acariciar mi vientre, fue subiendo hasta mis pechos, solo tenía una tanga blanca y una remera negra, sin ropa interior, en seguida me puso mis pezones bien duritos, se centró un buen rato en mis pechos, con sus manos tibias, y frotando mis pezones, me gustaba mucho, luego su mano derecha bajó hasta mi tanga, me acarició por sobre esta con sus dedos, y terminó metiéndola bajo mi tanga, mi conchita ya estaba bien mojada por culpa de mi tío, metió un dedo entre mis labios, sin penetrarme y me recorrió toda, me acariciaba bien rico, siempre era todo muy rápido con el, se la sacaba y me la metía de una, pero esta vez tuvimos nuestra previa.

Sacó su mano, quería que siga pero hasta ahí llegó la parte sin dolor.

Fue a su bolso, y sacó un pomo, el mismo que había usado el día anterior, lo arrojó sobre la cama, me levantó con sus brazos y me tiro nuevamente a la cama pero esta vez boca abajo, me acomodó en una de las esquinas, mi conchita quedó contra una de las puntas de cama, mis piernas fuera de esta, y desde mi parte intima hasta arriba sobre el colchón.

Me sacó la tanga blanca, me tomó del cabello, y me hundió la cara contra el colchón, de golpe y sin aviso metió sus dedos entre mis nalgas y tironeó el accesorio que llevaba dentro hacia afuera.

  • Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, grité con mucho dolor.

Lo tiró sobre la cama y me lo quedé viendo, ese accesorio, que nunca había visto en mi vida, que ni siquiera sabía que existía, después me dijo que era un plug anal, que servía para dilatar el ano. Era de color plateado, la punta era cónica, y se iba ensanchando hacia abajo, para luego volver a afinarse, en forma de tubito de un par de centímetros, y en la base tenía como una piedra de color violeta.

Fue muy doloroso y una sensación rarísima de sentir, como de un momento a otro mi ano quedó libre, pero lo sentía diferente, no solo por el dolor, podía sentir mi cola realmente abierta.

Cuando dejé de gritar, mi tío me soltó la cabeza y pude volver a respirar con normalidad.

Puso el pico del lubricante en mi ano abierto, y me lo introdujo por dentro de mi cola, se sentía muy frio y pegajoso, sentí bastante líquido dentro de mi cuerpo.

Uno de sus dedos se introdujo en mi ano sin problemas, y empezó a acariciarme por dentro, como esparciendo bien el lubricante y luego entró otro dedo, con mas dificultad, pero sin mucha resistencia.

Sentí el ruido del lubricante, como presionaba mi tío, el pico, miré de costado hacia atrás y lo vi, como se lo esparcía por su miembro, muy concentrado.

Tiró el frasco en la cama.

Se acomodó por detrás, y la punta de su pene buscó mi ano.

No había marcha atrás, ya estaba mentalizada, no sabía que tan doloroso iba a ser pero por lo que había leído en internet la noche anterior, si no se hacía con mucho cuidado podía ser muy doloroso, pero conociendo a mi tío, sabía que no sería delicado, solo esperaba que el accesorio que me penetró toda la noche hubiera servido de algo.

El momento llegó, su pene toco mis nalgas, la acomodó entre ellas, buscó la entrada de mi ano y la empezó a hundir.

  • Mierda, gritó enojado.

Su cabeza, patinó de tanto lubricante, no la pudo meter y tuvo que acomodarla nuevamente, esta vez con mas cuidado y se tomó unos cuantos segundos para meterla, sin problemas, su cabeza empezó a hundirse dentro de mi ano, muy de a poco, milímetro a milímetro, no se sentía tan doloroso, me lastimaba algo, pero no como esperaba, era bastante tolerable.

Logró meter toda su cabeza dentro de mi cuerpo, y ahí se detuvo, esperó unos cuantos segundos.

Se acomodó y con su mano izquierda me hundió la cabeza contra el colchón nuevamente, su mano derecha la apoyó sobre la cama, al costado de mi cabeza, y acto seguido empezó a hundir su miembro dentro de mi cola, los primeros centímetros fueron tolerables, me hacía gemir del dolor pero podía controlarlo, lo que si, me costaba mucho respirar, con mi boca tapada y nariz, apenas me entraba un poco de aire por el costado de mi boca.

Siguió metiéndola, con mucho trabajo y ya sentía el dolor incrementándose, ya era un dolor agudo que cada vez dolía mas, pero siguió, hasta que llegó a cierto punto, no la tenía toda adentro, quizás ma mitad, era su cabeza y unos centímetros mas adentro.

Sacó su pene hacia afuera, solo unos centímetros, pero sin sacar su cabeza de adentro de mi ano, y la volvió a meter hacia adentro, ese movimiento me hizo gritar, aunque, apenas se escuchó por tener mi cara hundida contra el colchón.

Lo repitió una y otra vez, y mis gritos eran constantes, cuando la retiraba, no lastimaba tanto, pero cuando la hundía nuevamente, se sentía como su cabeza me lastimaba por dentro.

Luego de varios intentos, acercó su boca contra mi oído izquierdo:

  • Relajate que va a ser peor, tenes que aflojarte. Me dijo.

No sabía como, estaba muy incómoda, con poco aire, y el dolor se hacía cada vez mas intenso.

Siguió metiéndola y sacándola en mi ano tan estrecho, sin parar hasta que luego de unos dos o tres minutos, me dijo al oído.

  • Tenes que relajarte, necesito que hagas fuerza, como si fueras al baño y vas a ver que va a doler menos.

Sacó su mano de mi cabeza.

  • Tranquila, toma aire, y hace lo que te dije.

Respirando mejor, pude concentrarme.

Hice fuerza como me dijo, mientras mi tío me seguía penetrándome lentamente sin parar, y después de varios intentos, su pene se hundió dentro de mi ser, unos cuantos centímetros mas, como si algo hubiera cedido dentro de mi cola, cosa que me asustó bastante, porque era como que algo se rompió, y me sentí mas abierta por dentro.

  • Bien putita.

Me sujetó del cabello y me volvió a hundir la cara contra el colchón, esta vez mas fuerte, me sentía mas ahogada, solo me había dado esos consejos para su beneficio, no era para que sienta mas placer, pero igual me gustaba sentirme su putita.

Desde ese momento, comenzó a penetrarme sin parar, la sacaba unos cuantos centímetros y la volvía a meter, una y otra vez, no podía creer como mi cola estaba cediendo paso al miembro de mi tió, la sentía enterrarse cada vez mas adentro, y con cada embestida, gritaba como loca, aunque mis gritos era ahogados contra el colchón.

De tantas embestidas que recibió mi cola, una de ellas, logró su cometido, y me la enterró hasta el final, ya tenía todo el miembro de mi tío bien metido dentro de mi ser, su cuerpo chocó contra mis nalgas, y desde ese momento, fue una penetración brutal, sin parar, era un golpeteo constante, el ruido de su cuerpo contra mi cola era constante, me acordé de mi hermano, solo esperaba que tenga un sueño bien profundo, ya mi cola, estaba bien abierta para el placer de mi tío, que la metía toda y mi cola ya no ofrecía resistencia.

Fueron varios minutos así, no paraba de lagrimear, me dolía la cola, pero la falta de aire, era peor, al final cambió la forma de penetrarme, la sacaba toda, y me la volvía a meter de golpe, cada vez que su cabeza, me penetraba o salía de mi ano me hacía gritar, y lo hacía una y otra vez.

Mi tío comenzó a gemir muy fuerte, su cuerpo temblaba y al final me la metió hasta el fondo y la dejó ahí unos segundos.

Largó un grito corto de desahogo, y me vació todo su semen dentro de mi cola, pude sentir como se chorreaba dentro de mi ser, y me gustó esa sensación.

Se terminó desplomando sobre mi cuerpo,  con la respiración muy agitada. Mientras su pene se iba achicando dentro de mi cola. Su cuerpo estaba muy caliente y traspirado.

Me hubiese quedado, pero me preocupaba mi hermano, encima la puerta no tenía traba.

Me lo saqué a mi tío de encima, el quedó desnudo boca arriba con su pene al aire, parecía que estaba dormido.

Me puse la tanga y salí del cuarto.

Con mucho cuidado fui al baño, y me di cuenta que me dolía para caminar, tuve que caminar raro, buscando una posición que no me lastime tanto, me sentía adolorida por dentro y no sabía explicar exactamente donde nacía ese dolor. Er dentro de mi cola, pero me dolía hasta el estómago.

Mientras caminaba el semen de mi tío seguía saliendo de mi cola.

Ya dentro del baño, me senté en el inodoro, abrí mis nalgas y me quedé un buen rato haciendo fuerza para sacarme todo el semen de adentro. Me quedé ahí hasta que se acalambró mi pie. Me limpié con papel, que me lastimó solo rozarlo con mi ano, lo sentía muy irritado. Y se sentía muy diferente, nunca había sentido mis nalgas tan separadas, me toqué el ano cuidado y estaba bastante abierto, podía meterme la punta del dedo sin problema, y sin resistencia, algo imposible hasta el día anterior.

Me metí en la ducha caliente, me quedé un muy buen rato, aproveché a limpiar la tanga con jabón, que estaba hecha un desastre.

Me vestí y fui a la cocina a tomar un café con leche. No pensaba recostarme nuevamente, pero había quedado destruida físicamente, y me fui a dormir.

Me desperté casi 3 horas después, aún recostada en la cama, sentí algo húmedo en mi tanga, en la parte de la cola, me asusté, pensé que mi tío me había hecho sangrar o algo. Me la saqué y para mi alivio, era un poco mas de semen, supongo mezclado con lubricante, que siguió saliendo de mi cola. Me había llenado toda, me preguntaba cuanto semen me había tirado dentro de mi cola. Tuve que cambiarme la tanga y esta vez me puse servilletas a la altura de mi ano, para que no me manche otra tanga.

Espero les haya gustado mi primer anal.