Mi tio Jonás

Un tio muy especial.

Mi tío Jonás

Yo nací en el seno de una familia de clase acomodada y desde niña lo tuve todo. Me llenaron de juguetes y cariño y fuimos una familia feliz.

Mi madre Juana, mi padre Luis, mis abuelos y todos alrededor mió me hacían la vida fácil y así crecí, rodeada de afectos y lujos. Nací cuando mi madre tenía 19 años y mi padre 26 y toda mi niñez fue deliciosa, llena de juegos y alegrías, pero la mayor de ellas eran los dos meses al año que pasábamos con mis abuelos y al morir ellos, con mi tío Jonás. El era dos años mayor que mi madre y siempre me trato muy bien, con mucho cariño y me cumplía todos mis caprichos. Mis abuelos murieron uno detrás de otro cuando tenía 10 años y mi tío quedo al frente de los negocios. Al poco tiempo se cambio a una casa mas moderna y realmente inmensa, que seguimos visitando dos meses al año mi madre y yo, hasta que mi tío se caso cuando yo tenia catorce años. Nunca volvimos a su casa, cosa que yo extrañe mucho y no comprendía porque. Cuando tenía 17 años el matrimonio de mis padres entro en crisis y se divorciaron cuando cumplí 19. Para mi fue un golpe muy duro, pero lo supere. Un año después se divorcio mi tío Jonás y nos invito a irnos a vivir con el, no nos lo pensamos mucho y así nos fuimos a su casa a mis 20 años de edad.

A mi tío le había ido muy bien en los negocios y a sus 42 años era un hombre muy rico, su empresa se había convertido en transnacional y ahora vivía en una mansión de tipo antiguo en las afueras de Guadalajara. Al llegar al aeropuerto un helicóptero nos recogió a mi madre y a mi y nos llevo a su casa, donde el nos esperaba.

¡Guauuuu! En mi vida no había visto un hombre tan guapo. A sus cuarenta y dos años era un hombre alto, con algunas canas, sin arrugas y cuerpo fibroso. Tenia unos dientes muy blancos que lucia cuando sonreía y unos ojos profundos que te taladraban al mirarte. En estos seis años sin verlo me habían convertido en mujer y sabia cuando un hombre era eso, un hombre. No pude evitar sentir una punzada en el bajo vientre y estuve a punto de mojar mis bragas y más cuando me dijo abrazándome.

-Bienvenida princesa, esta es tu casa de ahora en adelante-mientras me daba un beso en la mejilla- espero te la pases bien.

-Y a mi no me dices nada hermanito-pregunto mi madre

-Claro que si Juanita, sabes que soy muy feliz teniéndote de nuevo en casa.

De pronto note que mi madre se sonrojo, como si las palabras de mi tío tuvieran otro sentido, aparte de la alegría de verla.

-Pues aquí nos tendrás el tiempo que quieras.

-Espero que tu y Paty (me llamo Patricia) ya no me abandonen jamás.

Entramos en la casa y la verdad quede impresionada de tanto lujo, las paredes recubiertas de maderas finas, los pisos de mármol, los muebles de muy buen gusto, en fin, era el paraíso para mi. Mi tío nos alojo a cada una en una recamara y que recamaras. Con baño adentro, con tina de hidromasajes, camas inmensas y cómodas, un recibidor dentro de la misma y todos los aparatos electrónicos para nuestra comodidad. La mía quedaba al final del pasillo y la de mi madre al lado de la de mi tío. Estaba separada unos treinta metros de las recamaras de ellos pero no lo tome a mal.

De inmediato organizamos una vida familiar. Me inscribí en una escuela de primer nivel para continuar mis estudios de economía, nos dio credenciales de cuatro clubes sociales de la ciudad y nos entrego tarjetas de crédito a las dos para nuestros gastos. De pronto me sentía la mujer más afortunada pues tenía más aun que cuando vivíamos con mi padre. A los quince días ya éramos una familia feliz que se reunía todas las comidas a platicar y en las noches después de cenar veíamos televisión juntos hasta la hora de dormir.

En mi interior yo cada día deseaba más a mi tío y no desperdiciaba ocasión para provocarlo. Me sentaba en sus piernas, lo besaba en los labios y en algunas ocasiones llegue a frotar mi culo sobre su pantalón. A pesar de ser virgen el deseo me acuciaba cada día más y más. Algunas veces llegar a sentir como se le ponía dura la verga y calcule que estaba muy bien dotado, pero el solo sonreía y me decía que era una juguetona.

Ya estábamos en la tercera semana cuando un día me desperté con sed como a la una de la madrugada, me dirigí al pantry que había en la planta alta de la casa donde había una especie de ante comedor con un refrigerador con refrescos, saque uno, lo abrí y me dirigí a mi recamara, cuando al pasar frente a la recamara de mi madre escuche ruidos extraños. Me acerque a la puerta y me asome adentro y de pronto ¡Oh sorpresa! La escena que veía no la creía.

Mi tío en camisa del pijama acostado en la cama de mi madre sin pantalones ni calzones con las piernas abiertas. Mi madre hincada entre sus piernas con ligero y corsé, sin calzones también y mamándole la verga ¡Y que verga! Mi tío se cargaba un mazacote que a la distancia se veía como de unos 25 centímetros. Mi madre se metía la mitad del falo en la boca y luego lo recorría con la lengua mientras mi tío exclamaba

-¡Sigue así Juanita, no pares que me gusta mucho!

-A mi también hermanito, desde el día que la probé no puedo vivir sin ella.

A mi madre se le veía un culo hermoso, blanco terso para su edad y se alcanzaba a ver el negro orificio. Lo que me llamo la atención fue que estaba rasurada de la raja y no tenia ni un bello.

-Si sigues así me voy a venir en tu boca.

-Que importa hermanito si sabes que me encanta.

Unos instantes después del pene de mi tío empezó a salir semen en gran cantidad que mi madre trago con ansia sin poder evitar que escurriera algo por su barbilla.

-Que ricas mamadas me das hermanita, no sabes como las he extrañado todo este tiempo que no venias.

-Yo también hermanito, todos estos años sin tu verga fueron un martirio para mi.

La calentura ya había sobrepasado mis límites y no pude evitar llevar mi mano a mi raja para acariciarme mientras los oía platicar. La verga de mi tío se puso un poco morcilona pero unas chupeteadas de mi madre la volvieron a poner en toda su extensión.

-¿Me la vas a meter por el culo hermanito?

-¿Y tu que crees?

-Creo y deseo que si, sabes que me encanta que me encules.

-Pues ponte en posición hermanita.

Mi madre se puso en cuatro patas en la orilla de la cama y mi tío se coloco detrás de ella. Se ensalivo la cabeza de la verga y apunto la misma a la entrada del culo de mi madre. Después empujo un poco y pude oír la voz de mi madre.

-¡Despacio Jonás! Cada vez es como si fuera la primera, no cualquiera te aguanta ese pedazo que te cargas hermanito.

-Ya lo se hermanita, tu eres la única que la aguanta toda y la disfruta.

-Desde el primer día hermanito, desde el primer día. Aun recuerdo como me costo acostumbrarme a ella pero después todo fue gozar.

-¿Te acuerdas cuando te desvirgué?

-Claro hermanito, tenia 18 años y fue el día que Luis me pidió en matrimonio, ese día todos tomamos unas copas de mas, nuestros padres se fueron a dormir al acabar la fiesta y tu y yo nos fuimos a tu recamara. Ahí me desvirgaste, me rompiste el culo y te mame la verga. Todo la misma noche.

-¿Y Luis nunca sospecho?

-Jamás, tuve buen cuidado de tener relaciones con el a los 5 o 6 días, al fin que ya estábamos comprometidos. El siempre creyó que me desfloro y de mi culo ni hablar, sabes que ese solo es tuyo como te lo prometí desde el primer día.

-¿De veras mi amor, nunca se lo diste a Luís?

-Nunca mi vida, mi culo esta hecho para tu verga y solo ella entrara en el.

-Ayyy mi vida que apretadito lo tienes, me encanta estar dentro de ti.

-Si mi vida, a mi también me gusta y mas ahorita que la tienes mas dura que nunca. Quiero que me lo llenes con tu leche, me encanta sentir los chorros de semen en mi intestino.

-Ayyyy hermanita, como gozo tu culito, es el mas rico que jamás me tire.

Mi tío ya estaba a punto de venirse y yo también, era delicioso ver como penetraba a mi madre y pensar que era yo la que recibía tremenda estaca en mi ano, los jugos brotaban de mi vagina aun virgen y me embarraban los dedos, no pude evitar llevármelos a la boca para probar mi sabor.

-Ugggg…..hermanita…..me voy a venir…..en tu culito.

-Dámela toda mi amor……la quiero toda…….lléname el culo con tu leche…….embárramelo con tu semen…….

-¡Uffff……Afffff……me vengo….me vació….que rico culo.

-¡Ayyyy…….yo también mi vida……me estoy viniendo.

Quedaron desmadejados, mi tío encima de mi madre completamente satisfechos. Poco a poco se separaron y pude ver como del culo de mi madre borboroteaba el semen, tal vez por el aire que el pistón de mi tío le introdujo durante la enculada. Se relajaron y se besaron por un rato quedándose dormidos unos minutos después. Me fui a mi recamara y me masturbe frenéticamente pensando en la verga de mi tío. Nada mas cerrar los ojos y era verla en todo su esplendor entrando en el culo de mi madre, de pronto me di cuenta que no me importaba compartirla con ella y por el tamaño y potencia era suficiente para hacernos felices a las dos.

Pero esa es otra historia.