Mi tio
Levanté las piernas colocándolas sobre el sofá y levantándome la faldita empecé a acariciar mi chochito por encima de la braguita.
Mi tio
Recuerdo que aquella tarde, estaba con mi primo Juan en la su habitación del piso de arriba detrás de la cama, con la falda arremangada y las braguitas en los tobillos, mientras dos de sus dedos se movían torpemente dentro de mi rajita. Al mismo tiempo yo movía la piel de su pene arriba y abajo con la mano. El ponía cara de morirse, pero yo no tenía gran interés.
Le dije
aprisa, que se oye ruido por bajo y nos va a pillar tu madre.
Sigue por favor (dijo el)
Continué másturbándole con más intensidad, moviendo más aprisa su pene. Tenia una polla del tamaño no muy grande aunque bastante bonita, con el capullo rosado y reluciente, como corresponde a un muchacho adolescente. Sin más empezó a salir un chorro de leche espesa por la punta mientras dio un grito ahogado y reprimido. Mi mano quedó untada de semen totalmente.
¡Ya estás más tranquilo!, le dije
Ni me contestó, exhausto. Me lavé, me puse las bragas, y bajé a ver la tele.
Yo era una muchacha que iba al instituo, pero me gustaban los chicos más mayores, mi primo para mí era un baboso lleno de granos, aunque era guapo y tenía su morbo, prefería los muchachos más maduros. Me fascinaban los hombre de 30 a 40 años, como el padre de Juán, mi tío Toni.
Toni es el marido de mi tía Yolanda, madre de José, un hombre de 42 años bien conservado, inteligente, bien situado y con un cuerpo bien formado, a base de buena dieta y ejercicio regular.
Aquella tarde después de la paja mecánica de José me puse a ver la tele en el salón, allí estaba mi tío en el sofá tendido viendo la tele, con el torso desnudo, solo llevaba un bañador bóxer.
Al cabo de unos minutos salió de la cocina Yolanda y dijo que necesitaba ir de compras y se llevó consigo a José para que le ayudara a cargar la compra.
Nos quedamos solos mi tío y yo en el salón, como tantas veces, aunque esta vez no sería igual. Continuamos viendo la tele tranquilamente sin cambiar palabra, en eso noté que mi tío Toni se durmió, allí estaba, boca arriba, miré su cuerpo, (estaba muy bueno), aparte la mirada y seguí mirando la tele.
Cuando volví a mirarlo el bañador marcaba un bulto que delataba que estaba teniendo un sueño erótico. Aquello se levantó como una tienda de campaña y posteriormente cayo a un lado asomando la punta del glande por la orilla del bañador.
Yo empecé a notar una humedad en la rajita que no me había conseguido provocar las cochinadas que había hecho con mi primo.
Levanté las piernas colocándolas sobre el sofá y levantándome la faldita empecé a acariciar mi chochito por encima de la braguita, tenía una mancha viscosa que marcaba la raja por encima de la braga, mi clítoris pedía más y aparté a un lado la braga dejando al aire mi chochito rodeado de vello que aparté a los lados y así pude sacar mi clítoris al exterior, lo acaricié con el dedo mojado de los fluidos vaginales.
Estuve un rato másturbándome y mirando la punta del capullo de mi tío que luchaba por salirse totalmente del bañador. En eso mi tío se despertó y yo puse las piernas en el suelo rápidamente.
Huy, me he quedado dormido, con el cuello y la espalda encorvadas, menudo dolor
Ya te he visto, pero como dormías tan a gusto no te he molestado.
Mi tío se puso de pie, se estiró como un gato desentumeciendo todos sus músculos, el bulto aún se notaba en la entrepierna y el disimuladamente se dio la vuelta para ocultarlo. Se volvió a acostar pero ahora de espaldas con el pecho sobre el sofá. Volvió a quejarse, por lo que le dije inocentemente
Quieres que te dé un másaje en la espalda, tío?
¡Vale! pero con cuidado, no me hagas daño.
Espera, voy a coger leche hidratante del cuarto de baño
Me arrodillé al lado del sofá y empecé a darle másaje en el cuello bajando por la espalda hasta la goma del bañador, así durante un buen rato.
Quieres que te másajee también las piernas
Movió la cabeza asintiendo, le puse crema y empecé en los tobillos subiendo lentamente hasta la orilla del bañador. Mi tío parecía dormido, pero al llegar con las yemás de mis deditos a los bordes del pantalón, los introduje un poquito rozando la parte baja de los glúteos entonces el levanto un poquito el culo y abrió un poco las piernas para dejar paso a mi mano.
Lentamente puse la mano por debajo de la tela, llegando a los glúteos y los acaricié con un roce recorriéndolos en su totalidad, acercando mi boca a su oreja le dije susurrando, muy bajito
ahí también te duele?
El no contestó, soltó un sonido ininteligible que daba paso a entender, lo que quieras. Le bajé los pantalones por debajo del culo, lentamente tirando de la tela y ni se movió. Entonces empecé a másajearle el culo con las dos manos lentamente, palpándo los glúteos con energía. Les imprimí un movimiento circular que abría y cerraba la raja de su culo en cada movimiento.
Bajé la velocidad para poder observar el agujero de su culo al abrirse los glúteos. Tenía una entrada de ano marrón oscuro que resaltaba en la raja de su culo, más abajo asomaban los testículos del mismo color que el ano rodeados de vello negro. Baje mi mano y los acaricié disimuladamente con la punta de los dedos, posteriormente con un dedo acaricié suavemente la arandela de su culo, momento en el que con un movimiento reflejo su ano se apretó cerrándose, como cuando tocas las antenas de un caracol.
Le bajé totalmente el bañador y se lo quité por los pies, puse mi mano entre las piernas por detrás y busque su pene de hombre, entonces mi tío apretó su cuerpo contra el sofá evitando que le tocase el pene. Yo con la otra mano que tenía libre me ensalivé un dedo y empecé a untarle el ano con la saliva, rotando la punta sobre su esfínter, para posteriormente introducir la punta en su interior, entonces se rindió y levantó un poco el culo de forma que pude coger con mi otra mano su pene, hurgando entre sus piernas.
Estaba hinchado a reventar, toqué el glande que estaba untado y engrasado por los flujos que soltó durante el másaje, la tela del sofá estaba untada también.
Seguí con el másaje ahora en el pene de mi tío y en el agujero de su ano a la vez, mientras él gemía involuntariamente de placer.
De repente, se incorporó sobre el sofá y me miró a la cara como preguntándose, ¿que está pasando aquí?. Esta niñata me está volviendo loco, puedo ir a la cárcel, etc. Pero no se fue, se dio la vuelta sobre el sofá y liberó su pene de la presión de su cuerpo contra el sofá y sin decir ni hacer nada se quedó quieto, como esperando a ver que pasaba.
Lo miré a los ojos con cara de niña mala y seguí mirando su cuerpo hasta llegar a su rabo tieso, desafiante y con la cabeza brillante de los flujos, lo acaricié con la mano y subí la piel del prepucio hasta hacer desaparecer el glande en su interior, después lo bajé hasta que volvió a aparecer victorioso y acercando mi boca le di una caricia con la lengua en la base del glande, sobre el frenillo, seguí lamiendo el frenillo con la lengua mientas miraba la abertura del glande, por donde asomaba una gota de líquido lubricante, la recogí con la lengua y la unté por todo el capullo y me lo metí totalmente en la boca, chupé aquello como si fuera un chupa-chups pero de sabor salado.
Mi tío tenia los ojos en blanco y mi vagina estaba totalmente mojada, me notaba la braguita untosa como si me hubieran embadurnado con aceite caliente toda la raja y me hubiera meado en la braguita.
Me quité la braguita y la dejé en el suelo, y me subí al sofá en la posición contraria a la que estaba mi tío, sentada sobre su pecho con las piernas una a cada lado de su cabeza, agarrada a su pene seguí chupánndolo con devoción, mi tío abrió las piernas para que mi cabeza se alojara entre ellas mientras chupaba su pene, con mis manos acaricié sus testículos que colgaban al final de su miembro como dos pelotas de tenis en una bolsa de cuero.
Mi tío subía y bajaba las caderas en un movimiento rítmico por la excitación, me agarró por las caderas y levantó mi culito que estaba sobre su pecho y acercó mi rajita a su cara, agarró mis glúteos con las dos manos y abriendo como un fruta jugosa, pasó su lengua por toda la raja del culo hasta llegar a mi chochito abierto, clavando su lengua en el interior, recorriendo la raja con la lengua llegó hasta el agujerito de mi culo que lamió y hurgó con la punta de la lengua, volviendo a bajar hasta mi clítoris insistiendo con la lengua sobre el.
Yo seguía chupando su pene y tocando sus testículos con excitación, entonces con mi mano busque entre mis piernas la abertura de mi chochito y puse el dedo en el interior para recoger fluido engrasante y aplicarlo con mi dedito sobre la abertura de su ano. Con el dedo engrasado de mi flujo vaginal lo introduje fácilmente en el recto de mi tío que dio un movimiento de caderas como intentando apartarse, pero no se apartó.
El pene en la boca y mi dedo en su culo me excitó tanto que los movimientos de su lengua sobre mi clítoris empezaron a dar su fruto, noté como si mis entrañas me abrasaran y una carga progresiva sobre mi pubis hizo que mis esfínteres empezaran a contraerse rítmicamente, acompañados de un gran placer que se descargaba sobre mi sexo.
Mi tio lo tampoco pudo aguantar más y empezó a mover su culo hacia arriba embistiendo mi boca con su pene, cundo noté que me estrujaba el dedito que tenía metido en su recto, aparté mi boca y salió u chorro corto de leche a mucha presión que fué a parar a mis labios, aparté mi cara para poder ver el espectáculo y salió otro chorro largo que se derramó en mis manos y otros cuatro cortos y a presión que fueron a parar al sofá pringándolo todo. Mi tío seguía enganchado con los labios sorbiendo mi chochito y su lengua entraba y salía en mi vagina como un autómata mientras manaba leche de su polla, momento en que cayó rendido en el sofá.
Me levanté rápidamente y recogí mis bragas del suelo para ponernas dentro de la bolsa donde guardo mis deberes escolares, que estaba en la cocina. Cogiendo una bayeta húmeda empecé a recoger la leche derramada en el sofá, antes que viniese mi tía y mi primo.
Mi tío seguía acostado en sofá casi rendido, su pene estaba semierecto chorreando sobre su abdomen. Lo miré y me fui al aseo a lavarme las manos y el chochito, al lavarme el clítoris aun me produjo excitación de pensar en lo que había pasado, pero sentía vergüenza y salí al comedor otra vez, con el chochito lavado sin bragas, con el culo cubierto solo por la falda.
Cuando llegué mi tío seguía en la misma posición pero el pene estaba hinchado otra vez, erecto y vibrante, me quedé mirándolo y perdí otra vez la vergüenza, me acerqué, bajé el prepucio, saqué el glande untado y lo limpié con la lengua hasta dejarlo reluciente, me volví a subir al sofá arremangándome la falda, me puse de pie con un pié a cada lado de las caderas de mi tío, de frente a él, flexioné las rodillas y en cuclillas coloqué mi chochito abierto a un palmo de su pene, agarre el tronco con la mano y acerque el glande a mi clítoris, lo restregué contra mi vello separando los labios vaginales con el pene, lo apoyé contra él y doblando las rodillas un poquito me clavé la punta. Lentamente, entró aquel huevo que coronaba el pene, en ni interior. Estuve quieta unos segundos, notando la presión del capullo en la paredes de entrada de mi chochito, estrecho y apretado.
Mi tío empujó un poquito levantando las caderas, al tiempo que yo agachaba las mías, aquello se fue clavando en el interior de mi chochito húmedo y lubricado. Entonces me arrodillé dejando que me penetre el pene totalmente, mi tío empezó a bombear y a bombear. Yo notaba el miembro caliente, frotar las paredes de mi chochito, que subía y bajaba a lo largo de la vagina.
Los ritmos se acompasaron y fueron cargando de energía orgásmica nuestros sexos, cuando de repente se escuchó el sonido de las llaves hurgando el cerrojo de la puerta
¡Dios mio, la tía que vuelve!
Me desclavé apresuradamente, bajé del sofá, me bajé la falda y me senté en el sofá de enfrente con un libro en las manos, mientras mi tío se había puesto apresuradamente el bañador, acostándose bocabajo en el sofá simulando dormir.
Mi tía entró diciendo
El súper está imposible a estas horas del sábado, no se puede ni aparcar.
Entró mi tía y mi primo cargados hasta la cocina, el ambiente estaba cálido, mi cara estaba acalorada y yo tenía los ojos brillantes, el corazón me latía fuerte, desbocado, me levanté y me fui al dormitorio a estudiar.
Por la noche cuando todo el mundo estaba durmiendo, yo no podía conciliar el sueño pensando en lo que había ocurrido y la excitación pendiente, recordando aquel miembro metido en mis entrañas. Me levanté y me fuí al aseo, tenía que bajar al cuarto de baño de la planta baja, ya que el de la planta de arriba estaba en el interior del dormitorio de mis tíos.
Con la luz apagada bajé las escaleras y en la puerta del aseo me encontré con mi tío que salía del lavabo, nos miramos y el me abrazó, íbamos vestidos él con un bóxer y yo con un camisón muy corto. Me cogió de la mano y me entro en el baño y dijo en voz baja
hemos de terminar lo que empezamos esta tarde
Yo ni contesté, esperé a ver que pasaba.
Se bajó el calzoncillo y dándome la vuelta me hizo apoyar con los codos en el lavabo, frente al espejo, me bajó las braguitas y me quitó el camisón, entonces noté como su pene se colocaba entre mis piernas pegado a mi rajita, pero por fuera. Empezó a moverse adelante y atrás restregando su glande entre mis piernas, empezó a segregar lubricante mi chochito lo que favoreció que aquel trozo de carne hermoso se metiera en mi vagina léntamente, mientras mi tío no paraba de bombear, con sus manos agarradas en mis caderas. Bajó una mano colocándola entre mis piernas hurgando hasta encontrar mi clítoris y lo acarició al ritmo de sus embestidas. Al cabo de un rato bombeando, me agarró y me dio la vuelta, se sentó en el Walter y me situó a horcajadas sobre él, me senté y me clavé otra vez el mango, pero él me dijo
No, así no, levanta
Me hizo levantar y haciendo que me abriera bien de piernas, hizo que me abriera con las manos los glúteos, apuntó con su mango al pequeño agujerito de mi culo, lo acopló a su glande untado de jugo vaginal y lentamente introdujo su punta en mi interior, con una mezcla de dolor y placer dejé que siguiera haciendo.
Así no hay peligro de embarazo. (dijo él)
Bajé el cuerpo lentamente hasta meterme todo el trozo de carne por mi culito apretadito, entonces permanecimos quietos un ratito acoplados, entonces mi tío, me puso su dedo sobre mi rajita buscando el clítoris y continuó másturbándome, al cabo de un rato así, noté la llamada del orgasmo y gemí, aquello me hizo olvidar el dolor del ano y empecé a moverme de arriba abajo yo también, mientras mi tío seguía jugando con mi pepitilla.
Mi tío también gimió y empezó a mover la caderas empujando, bombeando su pene en mi culito.
Cuando llegué al punto alto del clímax, empecé a correrme con una serie de espasmos musculares de los músculos de la vagina y del ano, de forma que apretaba el pene de mi tío a cada espasmo de mi corrida, mi tío se quedó con los ojos en blanco sin respiración y empezó a correrse también, soltó un chorro de leche caliente en el interior de mi recto, acompañado de un gemido reprimido para evitar el ruido. Seguidamente noté una serie de cuatro sacudidas rápidas de leche en mi interior, entonces me desclavé levantando el culo, todavía estaba corriéndome, pero quería ver como salía la leche de la boca del glande de mi tío, me quedé con el chochito abierto a unos diez centímetros de la cabeza de su polla, esperando que los siguientes chorros de esperma me llegarán al clítoris, y así sucedió, en ese momento mi gusto fue tal que se me aflojaron los esfínteres y solté con la corrida un chorro de pis sobre el glande de mi tío, esto me dio mucha vergüenza, e intenté apartarme, pero mi tío no me dejó y dijo
No temás, suéltalo todo
Entonces me dejé ir y solté un chorro largo de pis sobre el pene de mi tío que limpió todo su capullo chorreando seguidamente en el interior del Walter. Cuando terminé de mearlo, me aparté y me limpié el chochito en el bidet mientras él me miraba. Cuando me levanté del bidet, me dijo
Acércate, date la vuelta
Me hizo agacharme con las piernas abiertas apoyada en el borde de la bañera y se arrodilló detrás de mi abriéndome el culo, me puso la boca en la abertura y lo lamió, sorbiendo el interior y metiendo la lengua, buscando hasta la ultima gota del semen en mi culo, cuando terminó me dijo
Ya puedes acostarte que ya tienes el culo limpio también.