Mi tiempo de educación 2
Lía continúa con su educación, y sintiéndose cada vez más libre y feliz en ella.
Me desperté con unas leves caricias sobre mi cuerpo, eran muy agradables y placenteras. Al abrir los ojos, lo primero que vi, fueron los pies de mi Amo, así que sin dudar se los besé.
J: Mm buenos días mi perrita, vamos a desayunar y a darte un paseo.
Enganchó la correa a mi collar, y me llevó a mi comedero, devorando el desayuno al instante del hambre que tenía. Cuando acabé, me acarició la cabeza y me estuvo enseñando la casa, y acabamos en el jardín. Cada vez llevaba mejor el andar a cuatro patas. Sentía que la vejiga me iba a explotar, llevaba mucho tiempo sin ir la baño.
L: Amo necesito ir al baño por favor.
J: Bien, tienes todo el jardín para hacerlo perra, y no te demores q hay mucho por hacer.
L: Pero Amo... (me dio un fuerte azote en el culo).
J: Ya me has oído puta, no te lo repito mas.
L: Sí Amo.
Con el culo un poco dolorido y toda la humillación, me separé unos pasos de mi Amo para no mancharle. Levanté la pierna, y después de unos segundos, me puse a mear. Me sentía tan humillada y guarra, pero en mi interior me sentía libre, tranquila, feliz, y todo gracias a mi Amo, que sabía lo que necesitaba.
Volví donde estaba, y sacado mi Amo un pañuelo me limpió despacio. Tiró de la correa y volvimos dentro de la casa. Me colocó enfrente del sofá, ató mis tetas y luego mis manos a la espalda. Puso unas pinzas en mis pezones unidas por una cadena, cogió su ordenador y se sentó en el sofá.
J: Bien zorrita, es hora de tomar todo el control. Me dirás tus hábitos de comida, de ejercicio, tus contraseñas de todas tus cuentas, como sueles vestir, que haces en tu tiempo libre, con quien te relaciones, etc. Quiero saberlo todo, porque voy a controlar toda tu vida, que ahora me pertenece.
L: Sí Amo.
Le conté todo, absolutamente todo, ya no tenía ningún secreto con él, me sentía liberada, ya no tenía cargas en mis hombros, sólo tenía que servir a mi Amo, a mi macho, y todo iría bien, por fin era feliz. Cuando acabé de contarle las cosas, se desabrochó el pantalón y se sacó la polla. Abrí la boca y saqué la lengua, esperando a que me diera permiso para saborearla, para adorarla como era debido.
Con una seña me acerqué, colocó la cadena de mis pezones alrededor de su polla, y mientras él trabajaba en su ordenador, yo pasaba mi nariz por ella, mmm olía a mi amo. Pase la lengua de abajo a arriba y me detuve en la punta haciendo círculos, para volver a bajar, y lamer sus huevos. Volvía subir y la metí en mi boca, disfrutando cada centímetro de ella, sabía fuerte, pero me gustaba, era la polla de mi amo. La cadena se tensaba con cada movimiento, dando pequeños tirones algo molestos, pero se mezclaban con mi placer de estar disfrutando de mi Amo. Movía mi cabeza de arriba a bajo, perdí la noción del tiempo, y no me di cuenta como mi Amo cerró el ordenador, solo sentí como sus manos ahora apresaban mi cabeza, y la movían al ritmo que él quería y necesitaba ahora de mi.
Cuando me la sacó, escupí babas que fueron a parar a mis tetas, estaban toda llenas de saliva. Mi Amo sonrió, y miré hacia donde el miraba, sin darme cuenta estaba moviendo las caderas, como si estuviera cabalgando una polla.
J: Mira que eres puta, que ni te das cuenta de cómo te mueves, además de guarra, teniendo todas las babas sobre ti. Me gusta. A partir de ahora siempre estarás desnuda en casa, sin excepciones. Las perras no usan ropa.
L: Sí Amo.
J: Siempre pedirás permiso para todo, para dormir, comer, correrte, ir al baño, etc, y también me darás las gracias por todo. ¿Algo que agradecerme perra?
L: Gracias Amo por dejarme chuparle la polla, por poder ir al baño en el jardín y por usarme.
J: Buena perra. Iras con falsas y vestidos, y siempre apoyarás el culo directamente sobre las sillas, y añadirás las piernas separadas. No habrá puertas para ti, tú no tienes privacidad, ya que todo es mío y quiero ver mi propiedad en todo momento.
L: Sí Amo.
J: Llevarás el cinturón de castidad, para poder controlar tus ansias de tocarte puta. Quiero además que en un futuro des leche por esas futuras ubres, así que no tardando mucho empezaremos las estimulaciones zorrita. Ahora me encargaré yo de tu comida ejercicio, tiempo libre, de tu forma de vestir fuera de casa.
L: Sí Amo.
J: Tu placer ahora es mío, yo decidiré si te corres o no, y cuando lo harás. Todo lo que yo te de, será un elixir para ti.
L: Sí Amo.
J: ¿Alguna duda? ¿Todo claro?
L: Sí Amo, gracias por educarme.
Se levantó y me llevó a una silla en la que me hizo sentar en el borde. Ató mis manos y mis piernas abiertas a un gancho en el techo, y para asegurar que mantenía las piernas así, puso una barra entre ellas. Me puso una mordaza con un aro, por ahí podía meter lo que quisiera. Me quitó el cinturón y me puso un vibrador. Se sentía demasiado bien, me sentía un animal que solo pensaba en sexo, en que su amo, su macho la volviera a poseer una vez más.
J: Voy a hacer algo de comer, no te corras puta.
Se fue y me dejo ahí sola, aunque podía verme desde la cocina perfectamente. Al principio era soportable, las oleadas de placer eran pequeñas, pero a medida que pasaba el tiempo, se hacían cada vez más intensas, y el poder aguantar se hacía más difícil. Volvió con un par de platos y por unos minutos, que se hacían eternos me miraba mientras se masturbaba. Me iba a volver loca, quería correrme, quería sustituir esa mano por mi boca.
Se levantó y me quitó el vibrador antes de que llegara a correrme. Me desato y quitó la mordaza, no sin antes escupir en mi boca, en la cual volvió a meter su polla con fuerza, y cuando iba a correrse me la sacó y se corrió sobre mi comida.
J: Siéntate y come, tu comida está lista perrita.
L: Sí Amo.
Comimos y charlamos un rato, fue bastante agradable. Me hizo una seña y me puse debajo de la mesa, le saqué la polla y me la metí en la boca, me movía de forma relajada, hasta que sentí algo caliente en mi boca. Iba a apartarme, pero me leyó el pensamiento y me agarro la cabeza con fuerza metiéndome la hasta el final, y teniendo que tragar todo. Se estaba meando en mi boca. Al principio me resultaba asqueroso, pero recordé lo que me había dicho “todo lo que yo te de será un elixir para ti”, así que empecé a disfrutarlo, y me acabó gustando.
Cuando acabó, me llevó a la cruz y me puso de espaldas a él. Estaba algo nerviosa, no sabía que venía exactamente ahora, aunque podía intuirlo.
J: Puta, ¿cuál ha sido tu falta?
L: No aceptar desde el principio lo que mi Amo me daba.
J: Muy bien, pues ahora vas a recibir tu castigo.
Me azoto el culo y la espalda, me daba fuerte, y según pasaba el tiempo más me dolían, con lo que empecé a revolverme ahí atada. Él no paro, hasta que no le pareció suficiente. Me bajo de la cruz, y me llevó al potro. Me ató dejándome inmóvil. Quitó las pinzas y succiono mis pezones con dos pequeños tubitos, y agarrándome del pelo, volvió a metérmela en la boca. Movía la lengua como podía para intentar darle más placer. La sacó y se fue a mi parte de atrás. Paso la mano por mi colorido y dolorido culo, me producía un dolor intenso, pero metió su polla en mi, y la movía rápidamente, mezclando ese dolor con placer, una mezcla peligrosa. Cada vez el placer era más intenso, se hacía difícil aguantar, él sentía mi coño cada vez más apretado, anunciando lo que iba a venir.
J: Córrete puta, ahora.
Me corrí como pocas veces lo había hecho, sentí un gran placer, intenso, casi animal. Solté sonidos guturales de mi garganta, me había transportado al edén. Él se corrió, y cuando se había recuperado un poco salió de mi, notando el vacío que dejaba en mi interior. Sentí que echaba y extendía algo frio por donde me había azotado, y supuse que sería alguna crema, me estaba calmando. Me levantó del potro y quitó los tubitos de los pezones, estaban hinchados. Tiró de ellos, los mordió y lamió, haciendo que volviera a mojarme, y lo comprobó pasando su mano por mi coño. Se limpió los fluidos en mi, dejándome más sucia aún.
J: Sírveme algo de beber, zorra.
Le puse su vaso con cocacola y se lo serví. Me quedé a lado tumbada, esperando a lo siguiente. Cuando acabo me sacó al jardín a hacer de nuevo mis necesidades, ya casi era de noche. Al acabar me enchufó con la manguera para limpiarme todo el cuerpo. El agua estaba helada, me estaba congelando, y después de apagar la manguera me puso una toalla y me secó. Entramos en casa, hizo unos bocadillos y me quitó la mordaza para que pudiera cenar. Cenamos y me metió en mi jaula.
L: Gracias Amo por usarme hoy.
J: De nada perra, pórtate bien y te ganarás el privilegio de dormir conmigo.
L: Sí Amo.
Cerré los ojos y me dormí sintiéndome feliz, por fin vivía como quería y era libre, estaba deseando que cosas me depararía el futuro con él.
Espero que os guste, y me dejéis vuestros comentarios.