Mi tía y su embarazo

Esta vez no pude zafar de ir a su casa, dado que vino a vernos, algo que me alegro, y de paso a mostrar su panza producto de ese embarazo de 6 o 7 meses creo. Si bien es una mujer delgada, su estado había adquirido algo más de volumen, aunque mantenía un estado muy interesante. Comentó que su esposo tuve que viajar un par de semanas por su trabajo, y que hacía dos días que estaba sola, automáticamente mi madre

Mi tía y su embarazo

Mi nombre Paul, tenía 18 años en aquel momento, desde chico iba a la casa de mi tía Eve, (30) una linda mujer, más baja que yo, y un físico proporcional  a su altura, diría que muy sensual, que vivía en una ciudad cercana a la nuestra, era la hermana menor de mi madre y realmente me encantaba quedarme porque me daba todos los gustos.

Por supuesto que a medida que fui creciendo, se hizo algo más distantes esas visitas, además estaba casada, pero mi madre siempre insistía en que tenía que ir a verla.

Esta vez no pude zafar de ir a su casa, dado que vino a vernos, algo que me alegro, y de paso a mostrar su panza producto de ese embarazo de 6 o 7 meses creo. Si bien es una mujer delgada, su estado había adquirido algo más de volumen, aunque mantenía un estado muy interesante.

Comentó que su esposo tuve que viajar un par de semanas por su trabajo, y que hacía dos días que estaba sola, automáticamente mi madre dice:

“Paul, irás a hacerte compañía, ahora que está de vacaciones, puedes ir”

Realmente no me agrado la idea, y por suerte mi tía, le dice que no era para tanto, que no tenía ninguna obligación de llevarme.

Pero mi madre insistió tanto, y ya se había puesto bastante cargosa, que terminé diciendo que si, por supuesto que no es lo mismo estar con mi tía, que nos llevamos muy bien y la adoro, que estar con mis amigos. Así que horas más tarde estaba viajando con Eve, rumbo a su hogar.

Esa noche lo pasamos bárbaro, cenamos, tomamos algo de vino, miramos televisión, y cerca de la 1 am, nos fuimos a la cama, como a la  hora me desperté con ganas de ir al baño, al regresar y pasar por su habitación, oí que proveían unos gemidos, me detuve, y sentía como que se iban incrementando, hasta que finalizaron de una manera bastante más intensa. No quise pensar que se estaría masturbando, aunque no habría otra manera de producir esas eufonías, me mantuve lo más silencioso posible, retornando al finalizar  a mi dormitorio, por supuesto algo alterado.

A la mañana siguiente, me levanté para desayunar y ya, mi tía tenia todo preparado,  pero más que nada me sorprendió al verla en un camisón corto y que transparentaba sus divinas tetas, algo que a pesar de ser mi tía, no podía dejar de mirarlas.

No pasó nada interesante durante el día solo que estuvimos un rato en la piscina de su casa, y algo que me alteró de nuevo, fue cuando Eve, tenía una malla algo estrecha para su estado, y la prenda estaba metida en su sexo, dejando ver abiertamente sus labios inferiores, sin poder contenerme, tuve una erección momentánea.

Esa noche cenamos y creo que nos pasamos con el vino, pues en nuestra charla comenzamos a contarnos ciertas intimidades. Todo se inicia, cuando me preguntó, si tenía novia, y si ya había tenido sexo con alguna chica.

No sabía que decirle, hasta que le comenté que había estado con chicas pero que no llegué a tener sexo con ellas.

“Que pena, supongo que estarás deseoso de hacerlo”

“Si, por supuesto, me encantaría”

“Nunca se sabe, por donde salta la liebre ”, nos reímos, mientras continuamos tomando, y el vino  fue haciendo que las confidencias comenzaran a salir; al decirme mi tía:

“A mí me encanta el sexo, con mi esposo tenemos muy seguido, y más ahora al estar             embarazada y carente de compañía”

“Estoy yo para acompañarte”,

“Me encantaría pero eres mi sobrino, aunque….” Quedándose cortada por lo que estaría por decir

“Aunque que, tía” Comente algo interesado.

“Nada, nada, cambiemos de tema”

Abrimos otra botella, traté de tomar poco, aunque mi tía, lo hizo, si bien pretendimos hablar de otra cosa, mi tía me pregunta:

“Te masturbas”

Realmente no sabía que contestarle, así que opté por afirmarle, y recordando lo de la noche anterior, le contradigo:

“Y tú lo haces?

“”A veces” y se echa a reír. Si bien no sabía realmente como actuar, por temor de ser rechazado, y pasar un mal momento. Le digo:

“Si no te parece mal, estoy a tu servicio”

“Vaya, que sobrino predispuesto”

El dialogo continuo, hasta que le digo, si podía tocar su panza, respondiéndome:

“Por supuesto, así vas conociendo a tu primito o primita, aun no lo sé”

Cuando se levanta su blusón, para mostrarme su abdomen, que inmediatamente comienzo a acariciar, noté que carecía de sostén, algo que me impacto nuevamente, así que rocé con el canto de mi mano parte de su seno. Noté que se estaba alterando, a igual que yo, continúe moviendo mi mano, intentando extenderme, llegando a su pelvis, y tocar más abiertamente sus tetas.

Se estiro, mas sobre el sofá, permitiendo abarcar mayor superficie, desabroche su pantalón, y levanté mas su blusón, descubriendo más sus pechos, ella manoteo mi bulto, notando mi estado, cuando mi mano comenzaba a meterla dentro de su pantalón, me detuvo, diciendo:

Creo que estamos pasando el límite” Cuando se sienta, dando por terminada esas caricias, le respondo que me disculpe, diciéndome:

“No es tu culpa”

Nos fuimos a acostar y como es mi costumbre, me desnudé, pensando en lo sucedido con la intención de aplacar mi calentura, cuando veo en la puerta la silueta de mi tía, acercándose a mi cama, desplazando la sabana, descubriendo mi cuerpo, y mi erección.

“No hagas nada”

Me quedé tieso, cuando comenzó a tocar mi miembro, agitándolo suavemente,  alterándome más de lo que estaba, en escasos segundos su lengua, lamia mi falo, arqueándome ante ese contacto tan apasionante. Cuando su boca, comenzó a mamar de  una manera impetuosa, llevándolo hasta lo más profundo de su boca, succionándola fuertemente, como intentando adsorber mis fluidos, mientras acariciaba mis testículos, alterándome cada vez más, acelerando mi corazón, y unas convulsiones que me estaban conduciendo a una fuerte eyaculación, que intenté de producirla afuera, pero lo impidió, hasta que me la originó, acabando en su boca.

Después de un rato, me beso, diciéndome:

“Que descanses” yéndose a su habitación, quedando basta estupefacto por lo sucedido. A partir de ese momento fue como que estaba más pendiente de mi tía, con la intensión de reiterar lo sucedido o algo mas.

Eso me llevó a aprovechar un día que le dolían sus pies, que sabiendo que se le hinchaban por su estado y la humedad reinante,  le pregunto:

“Te pasa algo, tía?”

“Me duelen los pies, bastante”

“Quieres que te de unos masajes”

Con cara de sorpresa, después de varios segundos, me contestó:

“Si, no te molesta, me encantaría, donde lo harás?”

“Acá en el sillón, te parece?, recuéstate, que me siento a tu lado”

Así lo hicimos colocando sus pies sobre sus piernas, quité sus zapatos, y comencé a apretujarlos, cerrando sus ojos desfrutándolo, apaciblemente, estirando sus dedos una y otra vez, llevándola a  un campo de placer, mientras comenzó  a relajarse

Me atraían esos pies, diría perfectos y a su vez muy sensuales, con deseos de chupar esos dedos, separó sus piernas pudiendo ver su intimidad cubierta por su bombacha negra, algo realmente atractivo.

Poco a poco fui prolongando mi área de acción, su pantorrilla, sus rodillas, hasta llegar a sus muslos, notando como progresivamente se iba aflojando, revelando una cara de satisfacción, clara y lacónica

Su piel parecía erizarse ante mi suave contacto, que lentamente intentaba abarcar mayor radio de acción, hasta que  intenté meter mi mano a través de  su falda me detuvo, continuando, retrocediendo en mi tentativa, para tantear nuevamente, sucediendo lo mismo. Esperé un tiempo, hasta que volví a proceder, llegando casi hasta su ingle, viendo como giraba su cabeza, cerrando los ojos, dando por entendido que le cautivaba.

Lo sentí como un vía libre, comenzando a tocar con mayor soltura esa zona, rozando su abertura, una y otra vez, hasta meter mi mano a través de su intima prenda, advirtiendo como sus pechos parecían agitarse cada vez más intensamente. Mi nerviosismo y mi excitación se alteraban cada vez más, me parecía mentira tocar así a mi tía, mientras mis dedos hurgaban el interior de sus bragas, notando la humedad que emanaba.

Levanté mas su falda, hasta ver sus bragas, con algo de temor comencé a bajarlas, al no tener impedimento, continúe, cuando mi tía levanta su traste para poder retirarlas con mayor facilidad, hasta que pude ver su sexo, bastante empapado por su estado de estimulación.

Deseaba desnudarla en ese momento pero tenía el temor de que al efectuar algún cambio se opusiera a continuar, así que juguetee con su cavidad sexual, tocando su clítoris,  a la vez que se abría mas de piernas, logrando introducirle mis dedos, entrándolos y sacando, hasta llevarla a un estado de enajenación, con fuertes gemidos.

Continúe  ansiosamente ir llevándola a un intenso avasallamiento, mientras mi verga estaba más que alterada, quité sus piernas, para adquirir otra posición, y poder lamer su sexo, permaneciendo totalmente pasiva ante mis embates permanentes, introduciendo mi lengua lo más profundo que podía, mientras mi dedo lo incrustaba en su ano.

Así permanecimos varios minutos hasta llevarla a un fuerte orgasmo, después de un breve tiempo de recuperación, comprendió mi estado, bajando mis pantalones para propinarme una mamada memorable, acabando en su boca de una manera .desenfrenada.

Al cabo de varios minutos me dice:

“Mi querido sobrino, me agrado demasiado lo que me has hecho, pero debemos limitarnos, eres el hijo de mi hermana, estoy casada y embarazada, así que llegamos         hasta aquí”

“Esta bien tía” Le contesté con ganas de seguir, pero acaté sus palabras.

No pasó más nada, pero al otro día me sugirió ir hasta Las Grutas, un lugar de playas, que dada la época no iba demasiada gente. Pero preparamos todo, para pasar parte del día y disfrutar de ese lugar. Cuando llegamos estaba desierto, buscamos un lugar con algo de sombra, acampando, disfrutando tanto de la compañía de mi tía, el día y el lugar.

Cuando se sacó la ropa, y quedar en malla, noté que le quedaba algo chica, dado su estado, pero mantenía esa sexualidad de una mujer embarazada, algo que no dejaba de satisfacerme.

Después de comer unos emparedados, caminamos hasta la orilla, nos salpicamos y como dos adolescentes jugamos con el agua. Retornamos a nuestro lugar acostándonos a tomar sol, mi tía se  desabrocho, el sostén dejándolo apoyado sobre su pecho, algo que me atraían de sobremanera.

Acaricie su pierna, un par de veces, sin recibir rechazo, eso me ayudó a insistir, girándome para quitarle su sostén, que ante su sorpresa, me prendí a sus labios, para seguir con sus tetas, chupando apasionadamente esos pezones, que no tardaron en erguirse.

A pesar de sorprenderse, no tuve dudas, que le agradó mi imprevista intervención, puse no opuso demasiada oposición sino todo lo contrario. Rápidamente, busqué su tanga, tocando su vagina,  bañada por sus propios flujos, intenté sacársela, ayudándome en mi intensión, mientras bajaba mi malla, para poder  penetrarla. Cuando vimos unos muchachos a la distancia,  caminando hacia donde estábamos, que al verlos mi tía, rápidamente se puso la malla, diciéndome:

Vamos a casa, estaremos más tranquilos”, rápidamente comencé a levantar todo y más que nada contento por lo que sucedería, mientras me decía que manejase el auto, sentándome a mi lado, apoyando su cabeza en mi hombro, donde mi motivación hizo que mantuviese erecta mi verga todo el recorrido.

Al llegar a su casa, nuestra sorpresa, no fue nada agradable al ver estacionado el auto de su esposo que había retornado antes de lo previsto, que podría haber sido un escándalo si nos hubiese encontrado, de haber llegado después que nosotros.

Al otro día regresé a mi casa, bastante frustrado por lo sucedido, pero feliz de haber hecho algo con mi querida tía. Cuando me acompañó hasta el taxi,  dándome un beso en los labios, me dijo:

“Lo siento, realmente”

Fue como si dejase algo pendiente.