Mi tía y la fiesta
Fue grande mi sorpresa al ver a mi tía vestida solamente con los tacones altísimos de yegua puta, en cuclillas entre los machos, mientras estos la bañaban con champán, lluvia dorada pensé...
Pido a mis queridos lectores que lean los anteriores relatos para acabar de comprender totalmente esta nueva vivencia con la yegua de mi Tía.
Aquel verano nos invitaron a mi Tía y a mí a cenar en casa de unos amigos, ella me contó que cada año lo hacían y festejaban hasta altas horas de la madrugada. Esa noche se arregló como una yegua puta nunca la había visto tan potra, llevaba un vestido cortísimo ajustado y negro, no se podía agachar ya que se le veía la conchita, el diminuto tanga no hacía nada por evitar que ese hermoso culo quede a descubierto, llevaba unos tacones de aguja altísimos y se le notaba excitada. Yo aún desnudo y fumando la contemplaba completamente empalmado, ella me preguntaba que tal estaba, la gota que salió de la cabeza de mi pene fue suficiente respuesta, ella se hizo la distraída y con una suave caricia en mi culo me dijo que me arreglara. Al salir de la habitación me quedé espiando un ratito y vi como ella se colocaba un gel en su ojete y poco a poco introducía la gota de cristal que yo le había regalado en su agujero negro (ver Mi tía tiene una duda...). Pensé que esa noche prometía.
Al llegar noté con sorpresa que todos los concurrentes a la fiesta eran hombres, pensé que las mujeres estarían en otro sitio, pero me equivoqué
Tomamos mucho vino y fumamos antes de cenar, luego la cena estuvo muy bien, observé que los hombres eran jóvenes y guapos todos, y que mi tía se movía con confianza entre ellos, la notaba caliente y a medida que pasaban las horas más suelta, al pasar entre ellos a veces les acariciaba la verga imperceptiblemente, poco a poco los bultos se hacían más grandes en esos pantalones ajustados. Yo imaginaba su culo que para esas horas estaría dilatado y listo para culear a destajo Después de cenar fuimos al salón y seguimos bebiendo champán. Las conversaciones iban de todo un poco pero cada vez giraban a temas más picantes, ella dijo que cuidaran el vocabulario ya que yo era un joven "inocente", los machos rieron burlonamente. Ella estaba muy borracha y noté que no podía aguantar su calentura, se me ocurrió pedir descansar un momento en alguna de las habitaciones para así dejar a mi Tía sola y liberada, los hombres que en ese momento de la noche eran 6, accedieron amablemente. Subí las escaleras y al poco tiempo me asomé sigilosamente para espiar, sospechaba que algo estaba por pasar.
Fue grande mi sorpresa al ver a mi tía vestida solamente con los tacones altísimos de yegua puta, en cuclillas entre los machos, mientras estos la bañaban con champán, lluvia dorada pensé, y en efecto el champán se mezclaba con las meadas sucesivas de esas vergas hinchadas, ella recibía todo en su boca, en su cara, estaba muy caliente, jugaba con el champán y la orina en su boca y luego lo dejaba caer todo en sus tetas
La trataban como la verdadera puta que era, le ordenaron que caminara como una gata en cuatro patas encima del líquido derramado y que fuera bebiendo, la gota de cristal asomaba de su orto abierto y a punto. Uno de ellos se lo retiro suavemente, y empezó a comerle el orto salvajemente mientras ella saciaba su sed de yegua, a estas alturas estaba todos desnudos con sus vergas enormes, le vendaron los ojos y le ordenaron que mamara cada verga un buen rato, eran unos hijos de puta y la maltrataban escupiéndola en la cara, pero a ella parecía excitarle esta situación, mientras chupaba carne dura a unos, los otros la culeaban con la lengua, así mucho rato. Comía los huevos y la verga con verdadera devoción, era precioso ver esa cara llena de baba lamiendo desesperada, además su culo se contraía y expandía rítmicamente, el agujero era muy grande, todos la estaban pasando muy bien, yo tenía mi verga afuera y me acariciaba suavemente viendo semejante escena. Cuando pensé que estaban por clavarle el culo con esas vergas a punto de explotar, uno de ellos me vio en la escalera, sigilosamente se acercó a mí y agarrándome del cuello y tapándome la boca me condujo al salón, haciendo señas a los demás, me hizo arrodillar y acercó a mi tía cogiéndola de los pelos de la concha, su culo estaba abierto listo para ser amasado, el tipo me agarró la verga, me la escupió y la introdujo de un saque en ese orto maravilloso, yo no aguanté más y empecé a bombear de forma desquiciada, sin parar, violentamente, ella gritaba desesperada más, dame más ! Seguí sin parar, mis huevos hacían ruido al golpear sin parar en la puerta de su orto bronceado, lo machos iban pajeándose y derramando su leche en la cara de mi tía, uno hasta se corrió en mi cara, los seis habían derramado su néctar dejándola a ella con una mascarilla divina, ella iba recogiendo la leche caliente con su lengua mientras gritaba más , dame más! Seguí dándole duro hasta que llené su ano de semen espeso y caliente, fue la acabada más espectacular de mi vida, bombeé un ratito más y poco a poco retiré mi pija de esa cueva húmeda, uno de los tipos me agarró de los pelos y me hizo acercar a la boca de mi tía para que me lavara la verga con su saliva, ella desesperada de placer, me la dejó reluciente, a estas alturas se había tragado toda la lechita de su cara yo silenciosamente subí las escaleras y me retiré a la habitación. Al rato apareció ella y me dijo suavemente que era hora de irnos. Ya de vuelta en el coche le pregunté qué tal la había pasado y ella contestó que nada del otro mundo pero su sonrisa de yegua puta la delató. Había gozado como la verdadera puta que siempre había sido
Esa era mi tía y así la recuerdo en esos días de verano.