Mi tía virginia -3-

-¿Me vas a enseñar a masturbarme? -Saqué la polla, empalmada, y le dije: - Si me la chupas un poquito. Se volvió a sentar. y dijo: ¡¡Hostia en Dios, qué grande y gorda es!! Ese bicho me reventaría...

Al día siguiente, otro día soleado, Juana y yo, cambiamos de lugar, fuimos a "La carballeira" Era un monte nuy pequeño, con dos grandes rocas en la cima, donde vivían un grupo numeroso de lagartas. El único de la aldea, supongo que sería porque en la Carballeira había saltamontes a miles y mariposas a cientos. En la parte baja había manzanos de nadie, así los llamaban porque las manzanas maduras caían de los árboles y se pudrían en el suelo, ya que quien más y quien menos tenía manzanos en sus huertos, y los niños preferían robarlas, cogerlas en la Carballeira era de muertos de hambre, o eso decían y dijimos cuando yo era un niño. No era raro ver pasar una culebra a unos metros de ti, y las había verdes, marrones, listadas... o encontarte con un escáncer, que ni daba ni tenía porque el pobre era ciego, o con una salamandra despistada, que se alejara del pequeño estanque que hacía el agua que salía de una mina que había bajo el monte. Lo único peligroso eran las víboras, preciosas de colores, pero mortales si no se atajaba una picadura a tiempo. En lo robles, los pinos,  los eucaliptos, en los manzanos... había duelos de jilgueros con verderones, duelos de trinos que de cuando en vez interrumpían los graznidos de los cuervos y las urracas. Estas aves, eran las mejores guardíanas para alertar de una visita inesperada, ya que sí alguien llegaba se sumían en el silencio, y el silencio era total. Hasta los grillos dejaban de hacer el "gri gri" con sus alas y las ranas de la poza dejaban de croar.

Juana, me había sorprendido. A golpe de jueves viniera a apastar las ovejas con la ropa de los domingos.  Pero eso no era todo. Su largo cabello lo traía recogido en dos trenzas, y sabía que a mi me encantaban las chicas con trenzas. Me acuerdo del día que se lo dijera, ella me contestara: "Ves demasiadas peliculas de indios y vaqueros. Ahora que lo sé, nunca me haré unas trenzas. No quiero parecer una india". Nos sentamos en la hierba, a la sombra de las dos grandes rocas, y seguimos con la conversación que traíamos por el camino a la Carballeira.

-...Pues eso me dijo. Quique.

-¿Y tú que le dijiste?

-Qué para quién se ponía ella guapa ¿Y sabes qué me contestó?

-¿Qué te contestó?

-Que para ella misma. ¡Tiene narices!

-Puede que lo haga para sentirse bien.

-¡Y una mierda! Cuando una mujer se pone guapa es para gustarle a alguien.

-¿Quieres saber una cosa, Juana?

-Cuenta.

-Me gustaría besar tu cuello.

-¿No me dijiste si estoy guapa?

-No.

Me preguntó, extrañada:

-¡¿No me ves guapa?!

-No, te veo preciosa.

Se puso en plan coqueta.

-¿Crees que soy la más guapa y la más deseada de la aldea?

La besé en el cuello. Le dio la risa.

-¡Me haces cosquillas!

-No hay mujer como tú en la aldea.

La volví a besar el el cuello.

-jajajajajajaja. Fita es muy gapa.

-Pero bajita.

La volví a besar. Ya no hubo risas. Echó la cabeza hacia atrás.

-Julia también es guapa, y es alta.

La volví a besar en el cuello.

-Pero casi no tiene tetas.

-¿Y Tina?

La volví a besar, ahora en el otro lado del cuello.

-Tiene el cuello nuy corto y además es pecosa.

Ya no me respondió. Seguí besando su cuello. Juana, buscó mis labiós. Besé varias veces el otro lado del cuello. Mi mano derechs acarició sus tetas y la izquierda cogio su nuca. Juana se abrazó a mí y nos besamos con pasión. Al acabar de besarnos se echó boca arriba en la hierba, y me preguntó:

-¿Me vas a enseñar a masturbarme?

Saqué la polla, empalmada, y le dije:

-Si me la chupas un poquito.

Se volvió a sentar, y dijo:

-¡Hostia en Dios, qué grande y gorda es! Ese bicho me reventaria. ¿Cuánto mide?

-Es de las pequeñas, mide 16 centímetros.

-¿Y las grandes cuánto miden?

-20 centimetros, 22, 24...

-¡Jodeeeeeer!

Le tocó con un dedo. Yo cogí la polla con la mano, la meneé, y le dije:

-Así me masturbo yo. ¿Quieres probar?

La cogió, pero le dio con tanta ansia que me hizo daño.

-¡Ay! Me la vas a romper.

-Tú sigues siendo virgen, mentiroso.

-No, Julia, tengo fimosis. Eso quiere decir qe tengo que operarme y quitar la piel que me sobra para que salga la cabeza. Menéamela con suavidad y sin forzar la piel.

Todo lo aprendía con rapidez.

-¿Así?

-Sí, chúpamela.

La metió en la boca y casi vomita.

Con cara de asco, me dijo:

-Esto no es para mí, Quique.

-Menéala y pásale la lengua.

La meneó y le pasó la lengua por el agujero del capullo, por el que no paraba de salir flujo pre seminal. No pude evitarlo. Estaba pasando la lengua por el agujero y un chorro de leche salió como un tiro y se coló en su boca. Apartó la cabeza, y vio como iban saliendo pequeños cohorros de leche de mi polla. Al acabar de correrme, me dijo:

-¡Estoy temblando! ¿No quedaría preñada?

-¿Estás loca?

-Me bebí el primer chorro de leche.

-¿Es que tienes el chocho en la boca?

-Claro, que tonta. Los ovarios...

-Desnúdate.

-Me da vergüenza. Desnúdame tú.

Le quité la blusa nueva. La besé. Le quité el sujetador. Le comí las tetas... Le quite la falda nueva y las bragas, tan empapadas como el día anterior. Le lamí el chocho. Sin decirle nada abrió las piernas y flexionó las rodillas. Esta vez le metí un dedo. Entraba apretado, pero no sangró. Ya debía haber roto el himen con algún esfuerzo. Le dije:

-Así es como se masturba una mujer.

Primero le metí y saqué el dedo medio. Juana no paraba de gemir. Fui haciendo hueco moviendo el dedo hacia los lados, hacia arriba, hacia abajo, y alrededor. Después le metí el dedo pulgar y volví a repetir la operación. Hacia los lados, hacia... Luego le hice lo de "vente para aqui"con el dedo medio y el de al lado... Cuando ya estaba empapada, ganas me dieron de follarla, ya que estaba empalmado otra vez, pero tocaba masturbación, y le dije:

-Sigue tí, prima.

Juana metió un dedo y hizo hueco de nuevo... se metió dos dedos... Me eché a su lado.  La besé. Acaricie sus tetas con una mano y puse la otra  encima de la mano con que se nasturbaba. Ella me miraba... Al rato se puso tensa. Abrió los ojos, los cerró de golpe, y exclamó:

-¡¡¡Ooooooh!!!

Se comenzó a correr, diciendo:

-¡¡¡Me corro, primo, me corrro!!

Juana, cuando se corría, le temblaban hasta las orejas. En su segundo orgasmo. Se debio quedar seca, ya que su chocho se desbordó como si le abrieran las compuertas a un embalse. Lo sé porque soy muy goloso y no iba a dejar que bebieran del jugo sólo las hierbas.

Al acabar, me besó, y me dijo:

-No te olvides de que esto es un secreto.

-Como lo sería si me dejas que te encule.

-¡Y después hablas de mi hernano!

-Es el único modo de follarte, que te corras, y no pierdas la virginidasd.

-Si ya la perdí al meter los dedos.

-De eso nada.

-¿No?

-No.

Los pájaros dejaron de cantar, las ranas de croar y los grillos de hace "gri gri" con sus alas. Teníamos compañía. Julia, vistiéndose a toda prisa, me preguntó:

-¿Mañana en el Lourido?

El Lourido era otro monte, pero allí había cuevas.

-¿Llegarás hasta el final?

Se pasó siete pueblos al decirme:

-Sí, mariconcete.

Sentimos a un niño gritar: "¡¡¡Tres  marinos a la mar!!! Otro le contestaba: ¡¡¡Otros tres a navegar!!!

Continuará.

Se agradecen los comentarios buenos y malos.

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