Mi tía se deja tocar en la piscina

Después de tanto tiempo, conseguí hacer mi fantasía realidad y tener sexo con mi tía en una calurosa tarde de verano.

Voy a comenzar contando la experiencia personal que tuve con mi tía en una calurosa tarde verano.

Era principios de pleno Agosto en el Sur de España, más exactamente Córdoba, donde como sabéis, la temperatura rondaba los 42 grados y la lívido estaba a flor de piel, y como era costumbre, mi tía solía ir con su hijo pequeño a mi piscina para tener un rato de entretenimiento y baño. Mi tía rondará los 1.73 cm, a sus 42 años; delgada, pelo largo color caoba, ojos marrones y tetas pequeñas. Yo, a mis 26 años, mido 1.90cm, moreno, ojos oscuros y complexión fuerte.

Aquella tarde en torno a las 4pm, mi tía me mando un whatsapp  preguntándome si iba a ir en la piscina, que quería llevar a su hijo niño, a lo que contesté que sí (solo de pensar en ella y yo, solos, en aquella piscina ya hacía que mi miembro empezara a animarse y mi sucia mente imaginarla abierta de piernas.

Rondaban las 6pm de la tarde cuando mi tía llegó con mi primo, me dijo que me metiera con mi primo en la piscina mientras ella se ponía el bañador; encantado accedí, puesto que me gusta jugar con el pequeño. Cuando salió del baño de ponerse el bikini se sentó en la orilla de la piscina, el niño y yo empezamos a mojarla insistiendo que se metiera, entonces yo me salí de la piscina y la cogí en brazos dispuesto a saltar con ella al agua. Al caer ella calló justo encima de mí y al salir a flote seguimos pegados, ella reía e intentaba ahogarme mientras su cuerpo estaba totalmente pegado al mío. Nuestras entrepiernas y nuestro pecho estaban totalmente pegados y mi único pensamiento era no tener una erección que ella pudiera notar. Estaba tan excitado que me comencé a poner algo rojo.

Mientras ella seguía con su intento de meterme debajo de agua yo le dije: ahora me toca a mí, y la cogí de la parte de muslos para levantarla y ahogarla a ella, deslizando mis manos y agarrándole el culo. Al salir del agua la noté un poco cortada, cesando el juego. Me sentía avergonzado creyendo que le habría sentado mal y me salí de la piscina para tomar el sol. Estando en el bordillo me dijo: Cristian júntate crema que vas a quemarte. En el mismo momento que me lo dijo me levanté y fui al baño a por la crema protectora y al entrar vi allí su ropa. Había puesto su camiseta encima de una silla, justo de vajo estaba la falda vaquera que llevaba, me puso tan caliente que se me vino a la cabeza sacarme la polla y restregarla por toda su ropa. Al cogerl su falda, sus bragas cayeron de dentro, (seguramente no quería que se vieran a simple vista), cogí las bragas del suelo, mi calentón iba en aumento y comencé a olerlas, quería saber cómo olía su coño. Tal era mi erección que empecé a restregar mi polla por sus bragas masturbándome. De repente escuche una voz en la puerta: -¿Cristian?, ¿por qué tardas tanto?- por lo que no pude acabar.

Salí con la crema bronceadora, y para comprobar si estaba molesta conmigo por el agarrón de culo, le dije si me la expandía por la espalda. Sonrió y me dijo que sí. Me restregó la crema por la espalda y le dijo a su hijo que era hora de merendar; lo metió en la casa con el aire acondicionado, le puso la televisión y lo dejó allí dentro.

Ella volvió a salir  y se tumbó en el bordillo de la piscina a mi lado. Podía verle todo el culo, con las piernas un poco separadas y algo de vello púbico sobresaliendo la parte inferior del bikini. Decidí meterme en el agua para bajar el calentón y de broma empecé a echarle gotitas de agua por su espalda, y ella dijo: -¿Cristian, te importa echarme tu ahora a mi crema? No quiero quemarme tampoco-.

Me salí de la piscina, me senté en bordillo justo a su lado y empecé a untarle la crema por la espalda. Quería hacerla disfrutar un poco y no sólo le unté, sino que empecé a masajearla. Aplicaba crema en la espalda y con firmeza le expandía la crema arriba y abajo por la espada. Seguí masajeando los hombros, los brazos y volví a bajar hasta la cintura. Después de 15 minutos así, mi polla estaba más dura que nunca, le dije si quería que siguiera por las piernas, no soltó palabra alguna, sólo un ruido procedente de su garganta de aprobación. Baje a las piernas, me puse crema en la mano y comencé por los tobillos, apretaba el gemelo, seguida de los femorales, los muslos y las pantorrillas. Cada vez acercaba más y más mis dedos a su culo, ella no decía nada, parecía a gusto, por lo que en una subida se coló mi dedo índice por dentro de su bikini. Joder, mi dedo se había perdido dentro de aquel bikini y ambos lo sabíamos .

Empecé a rozar mi dedo por la rajita de su coño, pero sus piernas estaban algo cerradas. Era la hora de la verdad, apostarlo todo o nada, me aparté un poco, cogí una de sus piernas y la separé, quedando en primer plano sus piernas abiertas y la braga del bikini clavándose en su coño. Deseaba arrancarle el bikini y follarla con agresividad. Volví a las pantorrillas y cada vez acercaba mis manos más y más a su coño, lo notaba muy caliente, su vagina estaba ardiendo y con solo acercar mi mano ya notaba la humedad. Empecé a subir las manos por su culo y ella ni se inmutaba, volví a bajar al coño y metí un dedo por el bikini. Estaba alucinando, le estaba tocando el coño a mi tía, sentía su vello púbico, la sentía mojada y empecé a meterle el dedo despacio. Como un salido sin nombre que soy, metí mi nariz entre sus piernas para olerle el coño. Tenía un olor peculiar, se notaba la exitación. Volví a retirar a un lado el bikini y metí el dedo directamente por su agujero, entró con mucha facilidad. Después de todo, por primera vez salió de lo más profundo de su garganta sus primeras palabras, que decían: -"el niño va a salir" .

Me levanté rápidamente, mire al salón, mi primo seguía allí viendo la tele, salí y cerré la puerta con llave para que no pudiera salir. Que cabrón soy, encerrar a un pobre niño para que no vean como se follan a su madre .  Volví a la piscina, le dije que ya no podía salir, me tumbé encima de ella, empecé a besarle la espalda, baje con mi lengua hasta su culo, agarré la parte de abajo de su bikini y se la fui bajando lentamente hasta que se atrancó en sus rodillas, le dije que levantara un poco las piernas, saqué el bikini al completo, arrimé mi boca y empecé a lamerle la vagina. Mi lengua se movía de arriba a abajo, recogiendo y tragándome todos sus flujos vaginales y ella gemía en voz baja. Me quité mi bañador, me  volví a colocar encima de ella, apunte la punta de mi polla hasta la estrecha entrada de su coño y empecé a metérsela. Lo hacía tan despacio que disfrutaba de cada momento, cada milímetro de penetración, cada exalación de aliento. Ella comenzó a mover el culo, se notaba que quería más, y yo empecé a follarla más rápido, tenía unas inmensas ganas de correrme sólo de ver su culo, moviéndose arriba y abajo, parecía poseída. Había convertido a mi tía en una golfa. La cogí del pelo, tirándole hacia atrás  y empecé a follarla más fuerte, se levantó un poco poniéndose a cuatro patas y mis cada vez sonaban más mis huevos al chocar contra su coño. A la nada susurraba en voz baja: -me corro, me corro- y los dos llegamos al orgasmo, sentí como las paredes de su vagina se estrechaban y presionaban mi mientro mientras chorros de mi semen se perdía en su interior. Me corrí dentro de ella como un toro. Al sacar mi polla de su coño, empezó a caer mi semen por su piernas abajo, y nos metimos en la piscina para limpiarnos.

Ella no me quería ni mirar a la cara, la cogí de la mano, la acerqué a mí y le di un beso en la boca mientras nuestros cuerpos volvían a fundirse. Ella estaba muy arrepentida, me recriminaba que como podía haber hecho algo así, pero yo ya no escuchaba nada, me acerqué a ella e intenté besarla de nuevo, pero se apartó, y me dijo: -Cristian, se acabó, ni una vez más.-

Salimos de la piscina, nos secamos, ella se vistió y al abrir la puerta de la casa mi primo seguía sentado viendo los dibujos. Cogió su coche, su hijo y se fue. La siguiente vez que la vi era Feria, le di dos besos a su marido y cuando fui a saludarla, mi soltó dos besos en la comisura de boca, la miré y ella me sonrió. Y ahora pregunto: ¿De verdad se acabó?.

AUTOR: CRISTIAN CASAS

cristiancasasx@outlook.es