Mi tía Maite 2
Después de que mi tía me diera su culo conozco a María y tengo claro lo que busca, se que me la voy a follar pero antes me quiero librar de Javier. Por fin Maite me ofrece su coño y yo lo recibo con alegría.
Esa noche no pegué ojo, el haber disfrutado del cuerpo de mi tía, el venirme a la memoria cuando le estaba amasando sus carnes, la visión de mi tía desnuda , sus tetas, su culo y sobre todo el figurarme lo que podía pasar en el futuro no me dejaron dormir.
El estar despierto me llevó a escuchar con toda nitidez cuando mis tíos empezaban su tarea nocturna.
Esta mujer es insaciable. Yo la he puesto caliente y ahora se folla al marido. Pensé.
No puedo saber si los gritos de Maite iban dedicados a mi o si la escena de por la tarde le había puesto cachonda pero lo cierto es que gritó como una fiera.
Me acerqué como era mi costumbre y esa noche, casualmente la puerta de la habitación no estaba completamente cerrada.
Paco hoy me ha pasado una cosa muy rara, llevo todo el día cachonda deseando que llegaras a casa y me la metieras. Estaba tan caliente que me he tenido que tocar. Dame bien duro, fóllate a tu puta. Méteme un dedito en el culo. Así por dios, así. Fóllame, fóllame
Fue lo último inteligible que dijo, lo siguiente fueron gritos, estertores y gemidos.
Era evidente que mi tía fingiendo orgasmos era una maestra, sin no supiera yo lo que sabía me hubiera creído que se estaba corriendo.
Me volví a mi cuarto cuando oí a Maite decir:
Que polvo tan rico, me he corrido como hacía tiempo que no me corría. Que bien me follas mi amor.
A la mañana siguiente, sabiendo que le tocaba sesión con su amante me levanté tarde a propósito.
Encontré a mi tía por el pasillo y ella me siguió hasta la cocina.
No te molestes tía yo me hago el desayuno.
¿Me vas a privar del placer de hacerte yo el café? Hoy no quieres verme las tetas.
No, era por no darte trabajo. (yo intencionadamente me puse en modo sobrino educado e ingenuo).
Sería casualidad o a propósito pero mi tía llevaba un camisón desconocido para mi, de un tejido brillante que creo que se llama satén, dos tirantes finísimos sujetaban un escote de infarto, la espalda al aire, y corto como para dejarle los muslos al descubierto casi hasta enseñar el culo.
Llegado este punto tengo que puntualizar que mi tía no era Sofía Loren ni tenía el culo de J. López, era y es una mujer normal pero de muy buen ver, un culo redondo y duro, la cintura estrecha y un par de buenas tetas y lo digo yo que las he visto. Si era verdad cuando le dije que su carne era de muy buena calidad, carnes prietas, duras, y la piel sedosa.
Que camisón tan bonito, te ves preciosa.
¿Te gusta? Me lo he puesto para ti.
No hace falta decir que en ese momento yo ya estaba ardiendo y mi plan era decirle que ese día no iba a ir a la Universidad para quedarme en casa.
Como sin darle importancia Maite me preguntó:
¿Que tal has dormido?
Como un lirón, caí en la cama como un muerto. ¿por qué lo preguntas?
Por nada, se ve que te quedaste relajado. Es que anoche tu tío vino con ganas de juerga y no le pude decir que no. Pensaba que habíamos hecho ruido y te habíamos despertado.
A mi cuando me duermo no me despierta ni un terremoto.
(Podía haber dejado la conversación ahí pero preferí ahondar en el asunto.)
O sea que anoche follasteis.
Si cariño, yo no tenía ninguna gana porque me habías dejado muy satisfecha pero es parte de las obligaciones de una esposa.
Que envidia me da el tío.
¿No te quedaste a gusto ayer?
Si, me mataste de placer pero me gustaría ser yo quien estuviera en tu cama.
Eres un jovencito vicioso.
Mientras hablaba se inclinó para servirme el café. El vertiginoso escote me dio la posibilidad de verle las tetas al completo, colgando, con los pezones erectos.
Ya no tienes que disimular, mírame las tetas, ya las viste ayer pero yo se que quieres volver a verlas y a tocarlas. Mira tengo los pezones duros.
Y se mantuvo inclinada un momento más.
Cuando vino a mi lado para traerme las tostadas no pude resistir la tentación deslicé mi mano por la parte interior de sus muslos y no paré de subir hasta que mi mano tocó pelo.
¿Nunca usas bragas?
No cariño, no las uso porque me gusta sentir mi chocho al aire. Hace muchos años que no gasto dinero en bragas. ¿Te gusta?
Me encanta, eres una caja de sorpresas y todas buenas.
Me dediqué unos segundos a recorrer su sexo con mi mano y noté como se humedecía.
No sigas que me vas a poner cachonda y tengo muchas cosas que hacer.
Hoy no voy a la Universidad, me quedo aquí y te puedo ayudar ( yo sabía que esperaba la visita de Javier)
Maite dudó un momento pero reaccionó.
Pues me vas a hacer un favor muy grande, tengo que ir a recoger unos documentos a la casa de mi amiga María. Si tu me hicieras el favor te lo agradecería, está lejos y tu en la moto puedes ir en un momento.
No me podía negar a pesar de que odiaba dejar el campo libre a su amante pero intenté sacar ventaja:
Bueno dame la dirección y yo lo recojo, y ya si salgo aprovecho para ver una cosa en El Corte Inglés. (Esto último lo dije para que no estuviera pendiente de mi vuelta). Pero a cambio quiero pedirte yo también una cosa.
Dime
Esta tarde después de comer quiero que nos echemos la siesta. Quiero disfrutar fde este cuerpo.
Empiezo a dudar si eres un jovencito vicioso o es que te tengo trastornado.
Yo creo que las dos cosas. Enséñame tu chochito.
Y a dos cuartas de mis narices se subió el camisón.
Me gusta mucho que tengas pelo. Pero esta parte ( mientras mi mano recorría sus labios mayores ) te la tengo que afeitar.
Tendré que pedirle permiso a mi marido.
Tan pronto como mi tía se metió en el baño y con total impunidad porque oía la ducha, me fui a su dormitorio y coloqué mi teléfono en modo grabación escondido entre unos libros.
Tengo por cierto que sabiendo su complicidad de la tal María, mi tía le llamó por teléfono para que prepara un sobre que yo recogería. Lo que no podía saber es la información que le dio sobre mi.
Me dio la dirección que yo ya conocía y me fui.
Llegué al chalecito con la curiosidad de conocer a María. Ya sin conocerla había yo pensado que sería parecida a mi tía, igual de puta quiero decir, y que si me ponía a la tarea igual sacaba provecho y se la quitaba al amante de ambas.
Llamé a la puerta y fue la propia María quien me abrió.
Algo más joven que mi tía, también un poco más gordita, mona de cara y con una buena sonrisa. Me recibió con cordialidad como si me conociera de toda la vida.
Pasa, pasa.
Me llevó al salón.
Siéntate mientras preparo el sobre, bueno mejor, ¿quieres un cafelito? Yo estaba a punto de tomarme uno . Y sin esperar mi respuesta salió de la habitación.
Volvió al instante con el café y se sentó a mi lado.
Hoy ya se que vas con prisas pero me ha dicho tu tía que estás estudiando fisioterapia. Tienes que venir un día a ver si tu eres capaz de quitarme un dolor que tengo en esta rodilla desde que tuve un accidente esquiando.
Separó el vuelo de su bata y dejó sus muslos medio al aire.
Adopté el papel de profesional.
Cual es la rodilla que te duele.
Esta.
Sin más preámbulos cogí su pierna y la recosté en mi y lancé mis sabias manos a explorarla.
Le moví la rótula.
Te duele aquí.
No ahí no.
Buena señal.
Y aquí . Y le toqué la corva.
De vez en cuando.
Desde la corva subí al muslo por la parte de atrás.
Aquí te tiene que doler seguro.
Si, ahí me duele.
Bajé la mano hasta alcanzar el gemelo.
Y aquí también.
Si, ahí también.
Ya más suelto volví a subir mis manos y manosee el muslo. Sin subir muy arriba pero muslo al fin y al cabo.
Cambié de postura, me arrodillé frente a ella y le puse su planta del pie en mi pecho.
Ahora igual te hago un poco de daño. Sólo un momento.
Eché mi cuerpo hacia delante mientras mis manos sujetaban el muslo y fui empujando hasta que tuvo la pierna completamente flexionada. Inevitablemente su bata se movió y yo pude ver con toda nitidez que llevaba una braguita tanga medio transparente de color rojo. Tan transparente era como para comprobar que llevaba el chocho completamente depilado.
Me mantuve unos segundos en esa posición gozando del espectáculo, es más le hice rotar el muslo hacia los lados para disfrutar de lo que ella sabía que yo estaba viendo.
Has debido tener algo en los ligamentos, es una lesión que precisa de mucho trabajo para recuperarla, pero te puedo mejorar mucho.
En cuanto a sus síntomas me dejaron bien claro que eran tan veraces como los de mi tía.
Pues nada toma nota de mi teléfono y cuando puedas me llamas. Eres un sol.
Recogí el sobre y me volví a casa a tiempo de ver como Javier salía del portal. Esta vez el polvo había sido más corto seguro que porque Maite no se había quedado tranquila.
Perdí el tiempo más de una hora antes de regresar. Maite no se había ni cambiado de ropa lo que me hizo pensar si el camisón de satén era un homenaje para su sobrino o un regalo para su amante.
Me pillas a punto de ducharme. No he parado desde que te fuiste.
Ya te has duchado esta mañana.
Si pero no he parado de trajinar y estoy sudada. Qué te ha parecido mi amiga.
Muy simpática y así a lo tonto igual he conseguido una paciente, tiene una rodilla lesionada.
Mira que bien. He pensado en no cocinar hoy (ni tiempo habría tenido) te invito a comer en El frontón, tienen la mejor carne de Madrid y esta casi debajo de casa.
Se fue a duchar y apareció vestida. Mientras tanto yo aproveché para rescatar mi teléfono. En traje de chaqueta, falda de tubo, medias y taconazos. Estaba para comérsela. Me llamó la atención su culo perfectamente realzado por la estrecha falda.
Antes de salir a la calle, en el mismo hall de la casa, la cogí por detrás y, no sin trabajo debido a la estrechez, el levanté la falda. MI tía me dejó hacer. Maite no me había mentido, efectivamente llevaba medias, dicho con más propiedad llevaba panties, pero de esos que no cubren ni por delante ni por detrás por lo que su chocho iba al aire.
Te pone cachondo saber que voy con mi coño al aire.
Me vuelve loco.
Todos los hombres sois iguales. Cuando volvamos a casa te lo comes.
Tomamos una carne excelente, la regamos con vino y la camarera nos ofreció un chupito regalo de la casa. Todo ello le dio a Maite la excusa perfecta.
Voy un poco piripi, llévame a casa.
Antes de levantarnos le pedí que abriera los muslos, metí mi teléfono por debajo del mantel y tiré unas cuantas fotos de lo que mi tía llevaba al aire.
A ver que haces con esas fotos. No las pondrás en Internet.
No te preocupes que no las voy a poner en ningún sitio, pero si las pusiera nadie podría saber que ese chocho es e tuyo.
No habíamos acabado de entrar en la casa cuando mi tía ya había abierto la cremallera de su falda y se la había quitado. El resto de su ropa siguió el mismo camino de manera que cuando llegamos a la habitación lo único que llevaba eran las medias y los taconazos.
Por el camino fue contoneando sus carnes como si a mi me hicieran falta estímulos para ponerme caliente. Debo reconocer que el culo de mi tía me ponía cardiaco.
Se tendió en la cama espatarrada y me dio dos ordenes, quítate la ropa y cómeme el coño que vengo muy caliente.
Y cuando yo ya tenía un muslo en cada oreja me dijo:
Estás abusando de una pobre mujer a la que has emborrachado, eres un sátiro.
Si crees que estoy abusando te saco la lengua.
No por dios sigue, sigue, méteme un dedito en el culo.
Hice caso de sus ordenes si bien con alguna iniciativa, primero fue un dedo, luego dos y al final tres. Ella cada vez que le hurgaba el culo chillaba con más fuerza.
Me vas a hacer correrme, me vuelve loca que me toquen el culo, me pone a mil. Llevo cachonda toda la mañana, desde que me has metido la mano debajo del camisón.
Y cuando voluntariamente declaró que se estaba corriendo (como una perra salida fue su expresión), cuando yo sentía los espasmos de su placer abandoné el sitio que ocupaba y enfilé mi polla a su culo.
Tan pronto sintió mi polla luchando por atravesar el umbral del paraíso me volvió a hablar.
Yo sabía que ibas a abusar de una pobre borracha, pero me has cogido con las defensas bajas, por dios métemela, profáname el culo con tu polla, te lo doy todo, fóllame que me tienes muy cachonda y me quiero correr otra vez con toda tu verga metida en mi culo. Que gusto me estás dando. Me voy a acariciar el chocho mientras me follas, mira como me toco. Sigue, sigue dándome que ya me estoy corriendo otra vez. Te pensaba dar mi culo pero te quería hacer esperar. Que rico me estás follando. Dame más duro, rómpeme el culo a pollazos, me corro mi amor, dame tu leche que yo la sienta, dámela ya, dámela toda.
Y al momento:
Te siento, siento tu leche entrando en mi culo, siento tus descargas y todavía me estoy corriendo. ¿Te gusta cogerte el culo de tu tía?
Me encanta y me va a encantar cogerme tu chocho. Se que te tengo cachonda pensando que me voy a follar tu chocho y sabes que conmigo te vas a correr de verdad, te voy a matar de gusto.
Sentí que la vida se me iba con las andanadas que estaba lanzando y cuando me hube corrido Maite todavía siguió acariciando su clítoris un rato más. Lo suficiente como para decirme:
Me estoy viniendo otra vez, no te salgas que me quiero volver a venirme con tu polla metida en tu culo y haciéndome yo la paja.
Que puta eres y como te gusta correrte.
Es el mejor piropo que me puedes decir, yo necesito polla a diario y tu me la vas a dar.
Y cuando ya todo había acabado y estábamos los dos boca arriba recobrando el aliento me dijo:
Como vayas a casa de María a darle masajes te va a acabar follando, es una come hombres.
Y a ti te molestaría.
No, mientras yo tenga lo que necesito te puedes follar a mi amiga y si además le sacas algo de dinero mejor para ti. María es muy puta y seguro que ya te ha echado el ojo.
Ya en mi cuarto, metido en la cama, pude dedicar mi atención a lo que mi tía y su amante se decían. No me gustó nada ver , o mejor oír, el tono con el que Javier se dirigía a mi tía. Un tono violento, machista, más propio de un chulo de putas follándose a una pupila.
Cómo me gusta ver lo puta y lo salida que eres. Se que necesitas de mi polla porque el cornudo de tu marido no te folla como tu mereces. Hoy me voy a coger tu culo de guarra.
Le odié, comprendo que el fragor del polvo se pueden decir barbaridades pero usar ese tono antes de empezar me pareció una falta de respeto inaceptable. Antes ya lo tenía claro pero, visto lo visto me fijé como objetivo el eliminar a Javier como amante de Maite.
Hoy no te voy a dar mi culo, estoy un poco escocida.
No se lo habrás dado al impotente de tu marido.
No pero me tienes escocida desde el otro día.
He pensado que me voy a depilar el chocho. ¿Qué te parece?
Ya sabes que me gusta peludo.
No me lo voy a depilar todo, solo la parte de abajo. Me ha dicho una amiga que así siente más.
Habrá sido María.
Lo que vino a continuación fue un polvo pero con alguna variación, Maite no chilló como en ella era habitual, tanto fue así que Javier le dijo:
No se que te pasa, siendo lo puta y lo viciosa que eres hoy pareces ausente, no te está gustando.
Si pero no me encuentro bien llevo un par de días con dolor de cabeza.
No me jodas esa es una escusa que se le da a los maridos. No hay quien os entienda.
Oyendo lo que había oído, tomé una determinación firme. Hacer que el macarra de Javier dejara de follarse a mi tía y a su amiga, quitárselas y para conseguirlo tenía que tener más información sobre el sujeto.
Los siguientes días los dediqué a apostarme enfrente de la oficina de mi tío para poder seguir a Javier y conocer sus andanzas.
Mis averiguaciones dieron sus frutos, descubrí que el pájaro no solo se dedicaba a follar con María y con Maite, tenía otra amante a la que visitaba. Exactamente con la misma rutina. Llegar a su casa sobre las 11 de la mañana, cuando ningún marido está en casa y terminar la faena sobre la 1.
Algo si cambió en su rutina, en una ocasión le vi salir, montarse en su coche y para mi sorpresa aparcar nada más dar la vuelta a la esquina. Al poco rato vi llegar a una señora, a todas luces su amante. Ella se montó en el coche y se fueron a comer a un merendero.
Cuando se bajaron del coche tuve la oportunidad de ver a la mujer con detalle. Más cerca de los 50 que de los 40, el pelo teñido de rubio, la cara normal y si tuviera que dar más detalles diría que tirando a vulgar. En cuanto al cuerpo seguía los cánones que yo ya conocía. No sería justo calificarla de gorda pero justo en el límite, un culo monumental, las piernas fuertes y a pesar de no ir escotada pude cerciorarme de que poseía unas tetas de tamaño más que considerable. No cabía duda, a Javier le gustaba la abundancia y su objetivo eran las mujeres robustas y veinte años mayores que él.
No me fue difícil averiguar que se trataba de una mujer casada y que su marido se dedicaba al transporte de largas distancias.
Con esos datos tracé mi plan de acción para el cual conté con la colaboración de Jairo, un compañero de estudios natural de Medellín y con un fuerte acento paisa.
Hurgando en el teléfono de mi tía conseguí el teléfono de Javier, con ese dato y con Jairo exagerando su acento, el macarra recibió un mensaje:
Un cliente nos ha pedido que te digamos que si usted vuelve a ir a su casa a acostarte con su mujer, le vamos a quebrar. Sabemos todo de usted, hermano, y no va a tener donde esconderse. Le estamos vigilando y si no cumple con lo que le he dicho se va a arrepentir. Le voy a cortar las huevas y se las voy a meter en la boca. Se te van a acabar las ganas de acostarte con su mujer. Malparido, gonorrea.
El saber que existía una tercera mujer fue fundamental para mi plan, Javier no podía saber que marido le amenazaba y menos asociar a mi tío con la llamada.
Ese mismo día, a la hora de la cena mi tío que se encargaba de los asuntos de personal nos contó que Javier, por razones familiares había pedido el traslado urgente a la oficina de Tenerife.
Esa noche, por más que agucé el oído no escuché ninguna escaramuza entre mis tíos y eso que según mis cálculos les tocaba función.
A la mañana siguiente me levanté como cualquier otro día y cuando fui a la cocina, mientras me ponía el desayuno mi tía me preguntó cual era mi plan para el día.
Tengo clases toda la mañana.
¿Y son muy importantes?
Si, por qué.
Es que hoy me he levantado con el día mimoso, necesito sentir cariño y me gustaría que te quedaras conmigo.
¿Toda la mañana?
No, todo el día. Metidos en la cama. Quiero que me mimes y quiero darte algo.
Me vas a hacer un regalo.
Te voy a hacer dos. Uno ya lo sabes o te lo figuras, el otro es una sorpresa.
Me puedes dar un pequeño adelanto.
Sin decir palabra, mi tía apoyó su pie en mi muslo y con lentitud se levantó el camisón. Ante mi, a una cuarta de mi cara pude contemplar el chocho de Maite. La espesa mata de pelo seguía intacta pero a partir de donde empezaba su chocho se había depilado.
Me lo pediste, es más me dijiste que así nos daría más placer y te he dado el capricho. Me ha hecho la cera una china y no sabes lo que duele. Espero que merezca la pena.
Te han dejado un chocho precioso, y el otro regalo.
Quiero que te pases el día follándome, quiero darte mi coño, estoy loca por tenerte dentro de mi.
¿Y lo de hoy va a ser una excepción?
No, mi niño, a partir de hoy mi chocho es tuyo y nunca más te voy a decir que no puedes follártelo. Soy tuya, me tienes loca de ganas de que me folles.
Cargué la suerte:
Y que va a pasar con tu culo.
Te lo voy a dejar claro, todos mis huecos son tuyos, puedes disponer de ellos a tu capricho, sin restricción alguna. Vámonos a la cama mi amor que estoy ardiendo y no puedo esperar más.
Todo lo anterior que había pasado entre mi tía y yo no fue sino un preludio de lo que pasó esa mañana. Mi tía andaba como abducida y en un estado de excitación extremo. Yo tuve la sensación de que ella en realidad se estaba follando a Javier.
Su culo me había dado mucho placer pero conquistar lo que se me había negado, ver a Maite con los muslos abiertos, su chocho depilado, las tetas esparramadas sobre su pecho y ella pidiéndome a voces que la follara me llevaron al paraíso terrenal.
Hice ademán de lanzar mi lengua sobre el terreno depilado pero mi tía fue imperativa:
Fóllame, fóllate mi coño que lo he tenido esperando para ti. Métemela que me tienes ardiendo.
De una estocada clavé mi daga en su cuerpo y ella me correspondió con un grito profundo.
Ay que gusto, que gorda la tienes hoy, tu también estás cachondo, dame por dios dame polla que la necesito.
Empecé a entrar y salir de ella y en cada embestida me parecía que descendía a un pozo para a continuación salir a la superficie.
Cómeme las tetas, cómetelas. ¿Te gusta cogerte el coño de tu tía? Se que lo estabas deseando ¿ me quieres o solo buscas el follar conmigo?
Dejé mi tarea en sus tetas para contestar.
Me vuelve loco el estar follando contigo, eres la mujer más preciosa del mundo ( me cuidé muy mucho de decirla ordinarieces ) y te quiero, te adoro, me tienes embrujado.
Sigue follándome mi vida, dame toda tu polla que te siento muy adentro y me estás dando mucho gusto, dame más duro, como si me quisieras romper, dame, dame que ya estoy muy arriba y me quiero correr.
Continué con mis embestidas con cada vez más violencia y así seguí mientras mi tía gritaba:
Me estoy corriendo, me estoy corriendo como una perra, me matas de gusto, me estás matando, sigue dándome polla , sigue y dame toda tu leche que quiero sentir como me llenas.
Hasta ahí duré yo, sentí que a mi también la vida se me iba mientras me descargaba en ella.
Al sentirlo Maite gritó:
Te siento, siento tu leche inundándome, me vas a hacer correrme otra vez, dame más leche, dámelo todo.
La pelea acabó conmigo desplomado sobre las carnes de mi tía y con ella deslavazada como si hubiera recibido un disparo.
Ahora en tono bajito me dijo:
Dios que buen polvo me has echado, que rico follas, he sentido toda tu leche entrando en mi coño y me he corrido muy duro, muy duro. Follas muy bien para lo joven que eres, me has dejado muerta.
Yo no tuve en ese momento fuerzas para contestar.
Cuando aún estábamos recuperándonos sonó el teléfono de mi tía. No tuve yo fuerzas para dedicar atención a lo hablaban. Si se que al terminar Maite me dijo:
Era María, me ha dicho que le está doliendo mucho la rodilla que si te podrías pasar por su casa. Le he dicho que mañana sin falta estarás allí.
Ni contesté a lo que me decía, María se había quedado tan viuda como mi tía y di por bueno que al día siguiente iba a estrenar el cuerpo de la ex amante de Javier.