Mi tia la gordibuena y las reuniones familiares

Relato sobre aquellos viejos tiempos en que solia reunirse toda la familia en casa de los abuelos, cuantas historias no se podrian contar de esas reuniones ¿o va decirme que en sus reuniones nunca sintio deseo por la prima, tia, etc? o mejor ¡algo se hizo realidad! como mi novio nos cuenta esta vez

La verdad después de aquel episodio tan poco usual y excitante si me siento un poco culpable por haber sido parte del mismo, más que nada con mi tío, esto a pesar de que nunca me ha caído bien. Aprovecharse de la ignorancia de alguien en la forma en la que lo hice debe tener su dosis de responsabilidad aun y que no fui yo de quien directamente surgió la idea ¿les cuento? Seré breve y claro para no aburrirlos.

Roberto, hermano de mi padre y Rosaura tendrían unos 20 años de matrimonio, rondaban ambos los 40 años de edad y mis primos prácticamente eran de mi generación, misma que recién entraba a la mayoría de edad. Mi tío no sé si por una competencia inconsciente y comparaciones con sus hijos, se la vivía criticándome y metiéndome en broncas con mis padres tanto como podía.

Rosaura, mi tía política y que es en quien se basa este relato, era una inquietante mujer  entrando a edad madura. Morena clara y de cabellos bien negros rizados hasta media espalda; su cuerpo era para resumirlo fácil y se entienda lo que vulgarmente conocemos como “gordibuena”: gruesos muslos, culo gordo bien formado y… lo mejor: enormes tetas naturales, embarnecidas por los largos años de lactancia a sus vástagos.

De un tiempo atrás estaba en la etapa de querer sacar juventud de su pasado cosa que a mí en lo personal al verla me parecía una estupidez, pues se encontraba en una madures deliciosa, baste decir que era el principal objeto de mis sueños húmedos. Bajo estas circunstancias se había convertido en asidua consumidora de todo tipo de productos de belleza y rejuvenecedores, cuanta charlatana hablaba con ella la convencía de adquirir una y mil cosas así como hacer y aplicar todo tipo de cuestiones en su cuerpo y rostro.

Expuesto lo anterior y esperando haberlos ubicado claramente en las personas y situaciones les diré que cada sábado (como seguramente muchos de ustedes lo hacen o hicieron alguna vez) nos reuníamos en casa de la abuela para la comida semanal un importante contingente de tíos, primos y todo tipo de filiales en la amplia casona, que si hablara quien sabe que cosas más diría aparte de esto que les relato.

Era costumbre pues que mi tía Rosaura invitara a diferentes cosmetólogas, masajistas, manicuristas y cuanta pendejada usted guste y mande a dar exhibiciones al resto de señoras y jóvenes primas. La ocasión de lo que les cuento se trataba, así lo entendí yo,  de un tratamiento que por lo delicado de sus características solo lo expuso la cosmetóloga a Rosaura en privado pues difícilmente alguien se atrevería a algo así, ya se enteraran por que

Así pues aquel caluroso día fui a buscar a los cuartos de hasta atrás de la vieja casona, atravesando el jardín de árboles frutales, unos envases vacios de refresco para resurtirlos. De pronto escucho que del cuarto de enfrente me llama por mi nombre una señora más o menos de la edad de mi tía. Supuse que querrían algún favor de cualquier tipo menos el que me solicitó una vez que acudí a su llamado y cerró con chapa por dentro.

Rosaura educadamente me presento a la cosmetóloga Alejandra, bonita mujer de cabello lacio claro y piel blanca como leche muy bien cuidada. De bonito cuerpo en general, destacaban sus muy bien torneados muslos pálidos contrastantes con lo negro de su cortísima falda. Sin duda se trataba de algo fuera de lo normal pues por un instante les costó ponerse de acuerdo quien y como plantearlo, al final fue ella, Alejandra quien sin mayor problema lo dijo:

-“buscamos un cómplice que nos ayude con algo que requiere absoluta discreción, Rosaura me dice que tú no te negarías a la travesura que deseamos hacer…”

-“cuanto misterio ¿de qué se trata? Con confianza díganme que les ayudo sea lo que sea” _conteste convencido_

-“ok…  te explico…  ¡queremos que te saques el semen! Uff, lo dije… es que lo necesitamos para mezclarlo con una crema facial como potencializador ¿Qué dices?”

Jamás había escuchado cosa más increíble, me llevo unos instantes asimilar que había escuchado correctamente. Luego de esto les seguí  el “jueguito” preguntando a la cosmetóloga como es que debía hacer aquello.

“pues lo ideal es que “te vengas” directamente en la cara de tu tía, pero obvio eso es algo bastante fuertecito así de buenas a primeras, nos conformaremos con que lo hagas en un recipiente y nos lo entregues de inmediato, queremos tu semen tan fresco como se pueda, bien caliente pues” _dijo sin dejarme de ver a los ojos_

Conversamos un poco al respecto para suavizar la cosa y tomar confianza,  así como para ir convenciendo a mi tía Rosaura de usar el método “ideal”, cosa a cual finalmente accedió no sin antes hacerme jurar más de una vez mi eterna discreción.

Ese día vestía solamente uniforme de futbol  y sandalias, me saque la playera mientras ellas no perdían detalle sentadas en el viejo sillón, deje de lado el ultimo esbozo de vergüenza al ver su expectación por ver el resto y me saque el short quedando completamente desnudo rápidamente frente a sus narices, exhibiendo el miembro medio erecto; en este punto la señora Alejandra dijo que saldría en lo que “se los aventaba” y regresaba de inmediato para aplicar su tratamiento con los mecos calientes, sin embargo no la dejamos salir, la tía Rosaura le dijo que se quedara para que no le diera vergüenza solita y yo les exprese mis intenciones.

-“necesito me den algo de inspiración para hacerlo bien, así que les ruego me ayuden ustedes a mi también mostrándose un poco para motivarme y esto salga mejor”

Mi tía desabotono por completo su camisa blanca sin mangas,  volteo y me vio traviesamente por un instante a la vez que sonreía intimidada por tener frente a ella mi verga poniéndose cada vez más erecta. Finalmente separó el gancho por el frente de su sostén dejando totalmente libres sus enormes tetas de madre y señora. Resultaron ser más grandes de lo que en mis fantasías de la regadera caliente imaginaba; eran como dos enormes gotas de agua colgando de su pecho, de tonalidad moreno claro y anchos pezones oscuros, la enorme punta de sus estos eran prácticamente un par de chupones (¡literal mmm!) dado su exagerado tamaño y grosor; y las saltadas y coloridas venas que recorrían el rededor de sus sensuales melones solo lograban darles un toque más sexual si esto era posible. Perfectas, exquisitas.

Alejandra  se vio obligada a apoyar a mi tía toda vez que la había metido en tremendo asunto, así que con pena y todo se quitó el saco que llevaba puesto, no desabotonó su sostén, solo bajo los tirantes hasta el punto en que se asomaban la mitad de sus rosados pezones. Sus ubres no eran tan grandes como las de Rosaura pero lucían imponentes su  blanquísima piel y estaban bellamente adornadas por incontables lunarcillos oscuros.

Ahí estaban pues sentadas en el mullido sillón de la abuela frente a mi aquel par de diosas de pechos desnudos y faldas cortitas que mostraban una muy generosa porción de piel, esperando que el sobrino de una de ellas tuviera a bien la amabilidad de masturbarse para ellas y ofrendarles su “potencializador” semen.

A estas alturas tenía mi verga totalmente endurecidos sus 23 centímetros, libere por completo de su capucha de piel mi brilloso glande, húmedo por la excitación  y comencé a jalarlo de arriba a abajo lentamente para ellas. Ocasionalmente se miraban sorprendidas entre sí, sabían que aquello no era normal, que no estaba bien y una de ellas tenía lazos familiares conmigo, sin embargo se percibía en ellas el disfrute por lo prohibido y la natural excitación que las poseyó.

No lograba apartar la mirada de los senos de mis mujeres maduras y hacia intentos por no “venirme” demasiado pronto, deseaba prolongar aquel placer tanto como pudiese. Lo siguiente fue inevitable: estando parado en medio de ellas, acaricie con mi mano izquierda libre los suaves y tibios senos de mi tía Rosaura, hizo un intento débil de impedírmelo pero finalmente accedió a dejarse tocar a placer, frotaba sin parar sus endurecidos pezones, pasaba de una teta a otra contoneándolas de lado a lado para ver su delicioso movimiento. No pasó mucho para que quisiera sentir también los pechos de Alejandra que se ofrecían generosos a mi vista, baje su brasier lo que faltaba logrando liberarlos totalmente, luego mi mano libre los recorrió toditos, logrando en la maniobra endurecer  sus glándulas mamarias.

En determinado momento perdí el control y ansioso deje de masturbarme y acariciaba con mi izquierda a Rosaura y con mi derecha a Alejandra ¿Cómo no iba suceder aquello ante semejante banquete de mujeres maduras? Literalmente una fantasía hecha realidad. Llegue al punto en que de plano me arrodille ante ellas y mamé de los pezones de mi Tía, el factor sorpresa fue mi aliado por unos instantes hasta entonces reacciono Alejandra en los momentos en que ya chupaba también de sus ubres.

-“¡Nooo  jovencito, no… en esto no quedamos! Si te vas a poner en este plan no te vas a concentrar y vas a terminar hechando a perder todo ¡párate! “ _dijo enérgica la cosmetóloga_

Dándome miedo que aquello terminara, me puse de pie nuevamente, ella a su vez dijo que me iban a ayudar antes de que aquello se saliera definitivamente de control. Todo se puso mejor, mi tía se dio a la labor de jalarme como una experta el miembro; luego Alejandra tomo turno. Ella no le dio de arriba abajo a mi endurecida verga sino que se untó un poco de crema en la palma de la mano y hecho esto froto tan rápido como pudo alrededor de mi glande y al después en la pura punta dónde está esa rajadita esa por donde sale todo. Jamás había experimentado algo así, el placer era tan grande que rayaba en lo doloroso, era demasiado intenso.

-“esto solo lograra que te “vengas” como nunca… nada mas no lo hagas en mi mano, concéntrate por favor en el rostro de tu tía Ross…”  _dijo mientras frotaba durísimo la cabezota de mi pito_

Tenía razón, tuve soltar sus tibios senos y tomar el control de mi masturbación. La tía Rosaura al ver lo que se aproximaba se recogió con las manos el pelo del rostro sosteniéndolo atrás. Acerque la verga a su cara tanto como pude; el primer largo y abundante chorro dio justo en su frente seguido de dos más igual de fuertes, el cuarto se coló por completo dentro de su boca abierta por la impresión, esto sin intención de mi parte. Después perdí la cuenta de los interminables embates de espeso y caliente semen que cubrían aquel bello rostro. Al final acaricie con la endurecida cabeza de mi verga su cara, hasta que Alejandra me empujo delicadamente hacia atrás y empezó a untar la dichosa pomada revuelta con mi semen en la cara y pechos de mi tía, esto aprovechando la enorme cantidad que le resbalaba cuello abajo recorriendo sus sensuales chiches.

La escena era mejor que cualquier escena porno: la tía y su cosmetóloga semidesnudas con esta última embarrando mi semen por la piel de aquella. Sentí mis piernas debilitarse por la tremenda eyaculación, observaba la manera tan increíblemente abundante en que había bañado de mecos a mi tía Rosaura, incluso algunas largas líneas de leche atravesaban su  bien cuidada cabellera rizada. Su falda negra estaba notablemente mojada de gotas blancas y olorosas de esperma recién ordeñado.

Sentía mi verga seguir vibrando sutilmente ante tan lujuriosa escena, así que decidí darles completamente todo, quizá nunca en mi vida tendría otra oportunidad  así… Quise irme con la satisfacción de mojar también a la cosmetóloga, de aplicarle su propio remedio. No me costó demasiado, ni dos minutos de masturbarme viendo tal cuadro y el factor sorpresa fue mi aliado… sentí como me “corría” de nuevo y ante su sorpresa jale hacia mí por los cabellos a la cosmetóloga y recargando mi verga en su mejilla izquierda le eyacule esta vez solo unos cuatro o cinco chorros menos abundantes, los que mi tía dejo en mis huevos.

-“¡Mmm… resultaste bastante inquieto mi amor… pero está bien… hubo para las dos ¿si te doy un premio nos dejas por fin solas para hacer nuestro tratamiento?” _dijo la cosmetóloga_

Dije que si ¿qué otra cosa podía decir? Ya no me querían ahí, ya tenían lo que les interesaba de mí. Sin embargo el “premio” consistió nada menos que en una mamada de unos 30 segundos que me dio Alejandra hasta dejarme la verga bien limpia, hecho esto me invitó a retirarme y callar mi bocota.

Más tarde a lo lejos vi como se retiraba Alejandra de casa de los abuelos, despidiéndose de beso en la mejilla de mis tías y primas, mejilla en la que minutos antes me había “venido” y boquita que estuvo mamando de mi verga La tía Sandra le decía a Rosaura que esa mascarilla que le habían aplicado le daba un aroma familiar a algo que no sabía que era.

La convivencia entre mi tía y yo siguió siendo muy normal y nunca sucedió nada entre nosotros ni volví a ver a la cosmetóloga. Solo que, en las fiestas siempre me ha gustado bailar bien pegadito con ella y al tenerla tan cerca recordar aquel bello día, recargarle mi miembro erecto debajo del pantalón para que sepa que aun vibra por ella. Rosaura al sentirme solo me ve a los ojos coqueta y me dice al oído:

-“¿no lo has superado cierto? Olvídalo porque jamás sucederá…”

Eso lo sé de sobra. Sin embargo sigo sintiendo cierto grado de culpabilidad y vergüenza con mi tío Roberto, creo que nunca aceptaría que le anden haciendo ese tipo de favores a su señora ¿no cree usted? A su exuberante y chichona señora.