Mi tía Isabel 2ª parte
De lo que pasé con mi tía, a lo que hay que añadir otra persona
Os he contado lo que hice con mi tía Isabel, que uffff, todavía al recordarlo se me pone dura.
Pues cuando llegó el verano tuve que ir a su chalet. Algo de la depuradora de la piscina me dijo.
El caso es que fui, y nada, era una conexión que estaba mal y lo arreglé.
-Carlos, cariño –Ya me llamaba así - ¿Por qué no te quedas a ver si funciona y así vemos mañana si está limpia el agua?
Con la perspectiva que me imaginaba, acepté. Llamé a mis padres para decirles que iría al día siguiente. No sé si sospechaban algo. El caso es que me quedé con la esperanza de repetir la experiencia.
Estuvimos charlando como si nada, y se fue a hacer la cena. Yo estaba rabiando porque no veía la hora de follar con ella, pero tampoco quería forzar la situación.
Después de la cena nos pusimos a ver una película, sin insinuar siquiera por su parte nada que me pusiera a tono.
-Bueno, venga a dormir, que mañana tenemos que mirar a ver cómo está la piscina –Dijo, y se fue a su cuarto, cerrando la puerta.
Yo estaba molesto por haber perdido el tiempo, así que, cabreado, me quité la ropa, quedándome con el slip y me metí en la cama que había preparado para mí.
Estaba ya medio dormido cuando sentí una presencia y que, me imagino que sería mi tía, no había nadie más en la casa, se metía en la cama.
Me desperté de golpe al sentir su cuerpo juntarse contra el mío. Mi mano fue a acariciarla, notando que estaba totalmente desnuda, detalle que hizo que mi polla comenzase a crecer.
-¿Te creías que me había olvidado de ti? – Me susurró al oído.
Su mano me acarició el pecho, bajó por mi vientre y la puso encima del slip, que ya estaba hinchado.
-Mmmmmm. Me estabas esperando.
-Ya había perdido la esperanza.
-Pues no se nota. –Decía, mientras metía su mano por debajo del slip y agarraba mi polla.
Agachándose, se la metió en la boca y empezó a chuparla hasta que se puso dura como una piedra. Se fue dando la vuelta encima de mí, hasta que su coño se colocó frente a mi cara.
Hice lo que esperaba y metí mi lengua en aquella raja carnosa, moviéndola, mientras ella movía su culo ayudando en la tarea.
En esto que se levantó y se puso de frente a mí, de rodillas, con su mano fue colocando mi glande rozando su coño, poco a poco, hasta que de un movimiento se lo metió entera. Cogió mis manos y las puso sobre sus tetas y empezó a cabalgarme, al principio, suavemente y luego más rápido, lo que hizo que mis huevos no pudieran más y me corrí dentro de su vagina.
Ella notó los golpes, pero no paró su movimiento, al contrario, siguió hasta que noté sus espasmos y un líquido espeso me inundó mi vientre.
Nos quedamos dormidos abrazados, hasta que la luz del sol inundaba el dormitorio iluminando nuestros cuerpos.
Desayunamos, todavía desnudos y nos pusimos a limpiar.
-Ponte el bañador, y vamos a ver qué tal está la piscina –Me dijo.
Nos pusimos ropa de baño, que menos mal que había llevado, y ella un bikini que realzaba su hermoso cuerpo.
El agua de la piscina estaba limpia ya, por lo que nos metimos dentro.
-¡Está helada!- dije, al meter el pie.
-Métete dentro, y ya verás al cabo de un rato.
Nos sentamos en los escalones de la piscina para acostumbrarnos a la temperatura, cuando mi tía puso la mano sobre mi pierna. Entre el frio del agua y el polvo que habíamos tenido todavía estaba en estado de reposo, pero cuando su mano fue al bañador y comenzó a frotar se fue poniendo dura de nuevo.
Nos besamos entrelazando nuestras lenguas, mientras ella seguía moviendo la mano en la polla y la mía fue hacia sus tetas para agarrarlas cuando sonó el timbre.
La piscina estaba en la parte trasera de la casa, por lo que no sabíamos quien llamaba, así que mi tía se levantó a abrir, cruzando la casa.
Me quedé allí sentado, caliente, esperando que sea quien sea se fuera pronto, pero quien vino acompañada de mi tía fue una señora, un poco más baja y más regordeta.
-Carlos, cariño. Te presento a Julia, una amiga de hace muchos años.
-Hola, encantada. Tu tía me ha hablado mucho de ti. – Dijo, y esperé que no hablase demasiado de mí.
-Buenos días. – Respondí, aparentando buena educación.
-Mira, la piscina la acabamos de limpiar, aprovecha y tómate un baño.
-Huy, pues no me he traído bañador. Solo he venido a tomar un café. Y no sé lo que pensará tu sobrino si me desnudo aquí.
-Pues igual le da un patatús, como no está acostumbrado el pobre.
-No te preocupes. Ya te dejo yo alguno de los míos. Mientras preparo el café te lo pruebas.
Entraron las dos en la casa y yo me quedé allí. Se me había bajado todo, y me temía que se había acabado la fiesta por hoy.
Al rato, Vino Julia. Llevaba puesto un bañador de una pieza que le quedaba pequeño, con lo que resaltaba sus curvas, y sus pechos. Que pechos. Casi como melones. Me quedé mirándolos embobado ya que solo había visto algo así en los videos porno.
Ella se debió de dar cuenta, porque se estiró un poco para abajo, asomando más su canalillo.
-Me parece que es muy pequeño para mi ¿No crees?
-Sí, creo que sí. – Contesté, apartando la mirada. Y menos mal que mi tía apareció con una bandeja con 3 tazas de café y un plato de pastas y me pude fijar en otra cosa.
-Pues sí. Carlitos es el que me arregla todo, no sé qué hubiera hecho sin el – Dijo mi tía mientras me guiñaba un ojo.
-Pues ya me lo prestarás un día, que yo también necesito arreglos – Contestó Julia riéndose.
Terminamos el café mientras ellas hablaban de sus cosas y en esto mi tía me miró.
-Carlitos ¿Has visto las tetas de Julia?
-¿Si las ha visto? Casi se le caen los ojos dentro – Se rieron las dos mientras yo me puse rojo de vergüenza.
-Y son de verdad, nada de silicona, toca, toca. – Y mientras lo decía, me cogió la mano y la puso sobre una de sus tetazas.
Intentaba retirar mi mano, pero la suya lo impedía, incluso apretaba más para que yo pudiera sentir su blandura.
La sensación de su teta en mi mano, hizo que mi polla empezase a levantarse de nuevo.
-Pero enséñaselas, que las vea y las toque bien. – Y le bajó los tirantes del bañador, dejando al descubierto sus grandes pechos.
Mi tía me empujó la cabeza para poder chupar sus pezones oscuros, mientras que con la otra mano me tocaba la polla por encima del bañador.
Julia me empezó a acariciar el pecho, y fue bajando su mano juntándose con la de mi tía, y entre las dos frotaban el miembro que estaba creciendo por el movimiento de sus dos manos.
-¿Has visto que cosita más hermosa? – Dijo mi tía, bajándome el bañador y sacando la verga tiesa que había cogido su tamaño plenamente.
-MMMMM, dan ganas de comérselo – Y dicho esto, bajó su boca y se metió todo el miembro en su boca, chupándolo con maestría.
Al quitarme los pechos de la cara, tuve que buscar otro lugar donde tocar, ya que solo veía su espalda agachada sobre mí, así que mis manos fueron bajando por su espalda por dentro del bañador, hasta llegar a su culo, comenzando a masajearlo también.
Mi tía, mientras tanto, se había quitado el bikini y se puso detrás de mí, con sus tetas sobre mi cabeza y acariciándome los hombros y el pecho, bajando sus manos para ayudar a la cabeza de Julia a moverse sobre mi polla, a punto de reventar por las chupadas que me estaba haciendo.
Debió de notar mi excitación cuando se levantó y se quitó el bañador del todo, asomando su pubis, peludito pero arreglado. Me cogió la mano y la puso sobre su rajita.
-¿Quieres que sea tuyo?
Metí el dedo en su coño, moviéndolo y notando su humedad. No me quitó la mano y la apretaba contra sí, queriendo dar más fuerza a mis movimientos.
Mi tía se acercó a ella y la besó en la boca, bueno, más que besarla le metió toda su lengua mientras le acariciaba esas tetas tan hermosas. Yo, al ver aquello me excité todavía más, notaba mi polla a punto de estallar, y moviéndome, hice que Julia se pusiera encima, que sintiera mi nabo bajo su coño, cosa que hizo, y colocándolo, se lo metió hasta adentro de un solo golpe de lo mojada que estaba ya. De lo cachondo que estaba, notando su calor sobre mi pene, y sus movimientos arriba y abajo, no pude más y me corrí dentro de su coño, que no apartó, al contrario, lo apretó para sentir mejor los golpes de leche que estaba soltando.
Mi tía, al notar que me había corrido me dijo:
-Carlitos, te has ido pronto, he quedado mal con Julia.
Julia se rio y sacando mi polla, la miró.
-Pues tendrás que terminarlo tú.
Mi tía, se agachó a besarle los pezones, que tenía tiesos, y con su mano empezó a frotar el coño de Julia con tal intensidad que en un momento y entre gritos, soltó un chorro de su coño, que yo nunca había visto nada igual.
-Bueno, venga, vamos a bañarnos, que para eso hemos limpiado la piscina – Dijo mi tía, levantándose desnuda y nadando hasta el otro extremo. Fui yo también y Julia se unió a nosotros al momento.
Estábamos los tres desnudos sujetándonos del borde de la piscina cuando Julia se acercó a mi tía y comenzó a besarla mientras le acariciaba los pechos.
-Carlitos, tu tía y yo nos consolamos como podemos ¿sabes?
-Aunque de vez en cuando una polla nunca viene mal – Contestó mi tía y se rieron las dos.
Siguieron besándose y acariciándose delante mío, así que viendo aquel espectáculo no pude menos que ponerme a punto yo también, y a pesar del trabajo que le había dado a mi miembro, se puso contento de nuevo, algo que las dos hembras se dieron cuenta, y comentaron:
-Mira, parece que todavía quieres más.
-Lo vamos a dejar seco, al pobre.
-Pero por lo menos puede ir contándolo.
-Ven aquí, Carlitos. –Dijo mi tía, ofreciéndome su culo.
Me puse detrás, cuando Julia se colocó con su coño abierto frente a la boca de mi tía, que empezó a lamerlo, justo cuando yo introducía mi polla dura en su raja y empujaba con ganas, como queriendo acompañar su movimiento de lengua sobre aquella raja.
Julia gritaba de placer por la lengua de mi tía sobre su coño, yo seguía empujando, y ahí estábamos los tres hasta que con un grito, Julia volvió a correrse, algo que me hizo darme más ánimos, aunque después del trabajo que había tenido, a mi polla le costaba más correrse.
-Déjame a mí- Dijo Julia poniéndose en el lugar de mi tía, y esta poniéndose con su coño en posición de ser lamido también.
Cuando iba a meter mi polla en al coño de Julia, me la cogió y la enfiló a su culo, apuntando el glande al agujero que nunca había probado, así que ayudado por su mano, la fui metiendo despacio.
El placer que sentía al notar aquel agujero más estrecho, hizo que mi polla se excitase todavía más, y más aún cuando veía como Julia le comía el coño a mi tía, que gemía de gusto cuando aquella lengua experta era capaz de excitarla hasta el orgasmo, que llegó con un espasmo de su cuerpo y un grito de placer.
Tal como estaba yo, viendo aquello que no pude más y eyaculé en aquel culo. Julia lo sintió, porque también noté que se corría conmigo.
Saqué mi polla despacito, viendo un hilillo de semen salir del agujero donde había estado hace un momento, y me derrumbé de agotamiento después de todo lo que había sentido.
Aquella fue una experiencia inolvidable para mí, y estaba deseando que mi tía me llamase para cualquier otro “trabajito”, pero eso es otra historia.
Fin.