Mi tía embarazada

Regresé a mi casa recordando su frase: “Lo peor es que por el embarazo tengo las hormonas revolucionadas y estoy que me subo por las paredes.”. Me sentía tentado de comprobar hasta que punto tomaban el control sus hormonas y no su cordura.

Hola a todos,

Mi nombre es David y tengo 25 años. Algunos puede que me conozcáis de mi anterior relato:

La historia que os traigo hoy ocurrió en el verano que cumplía 23 años, el cual fue espectacular. Todo empezó en una de las habituales comidas familiares de los domingos, en la cual nos juntábamos primos, tíos, abuelos... casi toda la familia. Ese día acudieron, entre otros, mi tía Sofía (hermana de mi madre) y su marido Esteban. Ambos se habían ausentado en las últimas comidas y me impactó ver la tripa de mi tía.

YO : Hola Sofía, ¿Qué tal? Te veo muy guapa.

SOFÍA : Guapa y enorme...

YO : No me había fijado.

SOFÍA : Ya, claro... Si se me ve a kilómetros.

YO : Que exagerada...

Sofía era la hermana pequeña de 3, tenía 11 años más que yo y desde pequeño me parecía una mujer preciosa. Incluso presumía en el cole de tener una tía tan guapa. En aquella época ella llevaba el pelo bastante corto, a la altura de la barbilla y nunca he sabido si definirlo como castaño claro o rubio oscuro. Tiene una nariz chata, boca normal y los ojos más expresivos con los que me había topado.

Es casi tan alta como yo, tal vez le saco un par de centímetros, y en ese momento lo que más destacaba era su pronunciada tripa de 7-8 meses de embarazo.

Durante la comida me preguntaron como estaban siendo mis vacaciones.

YO : Pues muy bien, con mucho tiempo libre y disfrutando mucho.

SOFÍA : Aprovecha ahora que puedes.

YO : Eso intento, lo bueno se acaba pronto...

SOFÍA . Ni que lo digas.

ESTEBAN : Pues si tienes tiempo libre y estás aburrido, podrías venir a casa algún día. Yo trabajo hasta tarde y a tu tía no le vendría mal algo de compañía y que le echaras un cable si lo necesitara.

SOFÍA : Déjalo que disfrute del verano que yo ya me encargo de lo mío. Además, no estoy paralítica.

YO : Me parece genial, y me apetece además.

SOFÍA : De verdad, no hace falta...

YO : ¿No quieres pasar tiempo con tu sobrino favorito? -dije poniendo pucheros pareciendo un triste gatito.

SOFÍA : Está bien... Pero no te sientas obligado.

Fui sincero, me apetecía. Siempre he tenido mucha confianza para hablarle sobre mis parejas y mis aventuras. De hecho es a la única persona de la familia a la que le doy detalles jugosos de mis experiencias. La comida transcurrió como siempre, con risas, y todos pasamos una velada muy agradable.

A los dos días le llamé, después de comer, y le pregunté si quería que le hiciera una visita. Me contestó indicando que su casa era la mía y con mi moto hice los 20 minutos de trayecto para verla. Me recibió con un pantalón de pijama y con una amplia camiseta.

SOFÍA : ¿Quieres que te prepare algo?

YO : Un café, si no es mucho pedir.

SOFÍA : Marchando.

Le acompañé a la cocina la cual era americana y conectaba con el salón. Me senté al otro lado de la isla y comenzamos a hablar mientras me preparaba el café.

SOFÍA : Bueno, cuéntame, ¿Cómo va el verano?

YO : Bueno, no te puedo decir mucho más de lo que os conté en la comida... muy bien, la verdad.

SOFÍA : ¿No puedes contarme más? ¿Me estás diciendo que estás a pico y pala?

YO : En ese sentido no puedo quejarme. Conocí a una chica el otro día con unas tetas espectaculares... Se llama Carla.

SOFÍA : ¿Te la follaste?

YO : Sí, hemos echado un par de polvos y espero volver a verla.

SOFÍA : Que suerte... Esteban me tiene a 2 velas, le da cosa por el bebé.

YO : ¿Es peligroso?

SOFÍA : ¡Que va! Lo peor es que por el embarazo tengo las hormonas revolucionadas y estoy que me subo por las paredes.

YO : Eso tiene fácil solución. ¿No tienes juguetes?

SOFÍA : Un respeto que soy tu tía...

YO : La misma tía que me ha preguntado si me he follado a una chica.

SOFÍA : Touché.

Nos acabamos el café y nos sentamos en el sofá a ver la TV. No daban gran cosa y decidimos empezar una serie juntos.

SOFÍA : ¡Ay! Ya empieza con las patadas... Mira.

Me cogió la mano y se la llevó a su redonda barriga.

YO : ¡Ostras sí! He notado una... ¿A ver?

Movía mi mano mientras acariciaba su barriga y al verla sentada, espatarrada, no pude evitar descender mi mano lentamente.

SOFÍA : Ahí no vas a notar nada...

YO : ¿Seguro? Me ha parecido notar algo...

SOFÍA : Sí, mi coño.

YO : Ups, perdona...

SOFÍA : No pasa nada, ha sido sin querer.

Si era feliz creyendo eso, mejor para ella. Vimos el primer episodio y me marché en cuanto llegó Esteban. Sofía me dio las gracias con un beso y llegamos al acuerdo de no ver ningún capítulo por nuestra cuenta, el siguiente lo volveríamos a ver juntos. Regresé a mi casa recordando su frase: “Lo peor es que por el embarazo tengo las hormonas revolucionadas y estoy que me subo por las paredes.”. Me sentía tentado de comprobar hasta que punto tomaban el control sus hormonas y no su cordura.

Al día siguiente me llamó ella y me preguntó si tenía ganas de volver para ver la serie, que prometía mucho. Accedí y recorrí el mismo trayecto que el día anterior. Me recibió con un largo camisón y de cintura para abajo sólo llevaba las bragas. Lo sé porque ese camisón trasparentaba un poco y también me permitía ver su sujetador.

Repetimos el café del día anterior en la cocina y me preguntó por Carla. Decidí aprovecharme de su estado o el de sus hormonas para ponerla caliente.

YO : Muy bien, ayer quedé con ella.

SOFÍA : Cuenta, cuenta.

YO : Pues nos follamos con ganas e hicimos un poco de todo. La empotré contra la pared y es de las que chillan.

SOFÍA : Joder... Si ves un charco no es que haya roto aguas... jajaja

Esa era mi intención.

SOFÍA : No, en serio... Todavía recuerdo cuando Esteban tenía tu edad, todo lleno de vitalidad y espontaneidad. Quien pillara ahora a un jovenzuelo.

YO : Ni que tuvieras 50 años...

SOFÍA : No, pero los años pasan y Esteban es bastante mayor que yo.

YO : Seguro que al poco de nacer el bebé, en cuanto esperéis lo que tengáis que esperar, Esteban te echa el polvo de su vida.

SOFÍA : Cuento los días.

Se propuso darle un sorbo a su café y se le derramó por encima.

SOFÍA : Joder, estoy tan patosa... Justo me lo había puesto limpio hoy.

Se quitó el camisón.

YO : También te has manchado el sujetador.

SOFÍA : Joder... Que mierda.

Se lo quitó y me enseñó sus grandes pechos. Tal y como los tenía antes del embarazo no estaban nada mal, muy apetecibles, pero estos habían crecido debido al embarazo.

SOFÍA : Bueno, ¿Vamos a por el siguiente capítulo?

YO : Estás en tetas...

SOFÍA : ¿Y qué? Eres mi sobrino... Hay confianza. Además, hace mucha calor y así estoy más cómoda.

Nos sentamos en el sofá y pusimos la serie. Tenía muchas dificultades para centrar mi vista en la pantalla debido a los melones que tenía a mi lado.

SOFÍA : Ya empieza el cabrito con las patadas... ¿Quieres tocar?

No dije nada y llevé mi mano a la zona baja de su tripa.

YO : ¿Por aquí?

SOFÍA : No, más arriba.

Subí mi mano hasta rozarle una teta.

SOFÍA : Eso es mi teta.

YO : No, esto es tu teta.

Le agarré un pecho con toda mi mano, con firmeza.

SOFÍA : Me estabas rozando la teta... No te hagas el tonto.

YO : Bueno, la culpa es tuya por no ir tapada. Además, las tienes enormes y es difícil no tocarlas.

SOFÍA : Pues la otra me ha crecido más todavía.

YO : ¿A ver?

Dije mientras llevaba mi otra mano a su otro pecho. Apretaba ambas intentando apreciar la diferencia y la verdad es que no la notaba, aunque el objetivo no era ese.

SOFÍA : Bueno, déjalas ya... Que con nada se me ponen los pezones duros. Voy a ponerme algo que como me vea Esteban así pensará que el embarazo me está afectando a la cabeza.

Se puso un pantalón y una camiseta y ahí se acabó la fiesta ese día. Me volví a mi casa y le dije a Carla de quedar esa noche para echarle un buen polvo, estaba muy cachondo gracias a mi querida tía.

Al día siguiente le llamé yo, con ganas de más. Me dijo que ese día no podía, que tenía que ir a una revisión y que le acompañaba Esteban. Me propuso ir al día siguiente y ni me lo pensé. 25 horas después estaba en su puerta y de nuevo me recibió con un camisón.

Nuestra primera parada era la cocina para mirar su bonito culo mientras preparaba el café. Empecé a contarle anécdotas calientes para ponerla cachonda.

SOFÍA : Calla, calla... No sé si quiero que me cuentes más.

YO : ¿Y eso desde cuando?

SOFÍA : Ya te dije que tengo las hormonas a flor de piel y con nada me altero.

YO : ¿Y que problema hay? Hay confianza... Y te tengo que decir que Esteban es tonto, yo te follaría sin dudarlo por muy embarazada que estuvieras.

SOFÍA : ¿Con esta barrigota? Ahora mismo no estoy en mi mejor momento...

YO : Anda, no es para tanto. Además, de cintura para abajo no has cambiado nada, sigues teniendo unas piernas preciosas y un culo espectacular. Encima van y te crecen las tetas... todo son ventajas.

SOFÍA : Tu que me miras con buenos ojos.

YO : No te diré que no.

Fuimos a su cómodo sofá y me percaté de que ese camisón también le transparentaba y pude apreciar que no llevaba sujetador. Me calentó y me imaginé lo que podría pasar si al bebé le daba por dar una patadita.

SOFÍA : Veo que te has guardado el mando a distancia dentro de tu pantaloncito... Ay no, si está aquí. -dijo vacilándome.

YO : Esta actriz me da un morbazo...

SOFÍA : Pues no te cortes, desahógate... No quiero que mi sobrino se vaya con dolor de huevos... ahí tienes el lavabo.

Me la saqué ahí mismo, delante suyo y empecé a masturbarme. A Sofía se le abrió la boca y por poco no se le caía la baba.

SOFÍA : Has confundido lavabo con salón.

YO : Es mejor si puedo ver a la actriz. Hay confianza, ¿no?

No dijo nada y no quitaba su vista de mi polla.

YO : Siéntete libre de tocarte, es sano.

SOFÍA : No delante de mi sobrino.

YO : Precisamente, hazlo por tu sobrino, me siento incómodo pajeándome delante de mi tía... Si al menos fuéramos los dos sería una actividad más entre amigos.

Llevó su mano a su coño y empezó a masajearlo en círculos. Dejamos de lado la serie y ella miraba mi polla mientras yo miraba como se tocaba. De vez en cuando nos mirábamos a la cara y ella se mordía el labio inferior. Me levanté mi camiseta y me corrí sobre mi abdomen.

SOFÍA : Anda, ves a limpiarte... Y tráeme una toalla please, no quiero pringar el sofá.

Se la llevé y me ofrecí a ponérsela debajo como pude. No desaproveché la ocasión para tocar sus bragas con mi muñeca y estaban empapadas.

YO : Ayúdame, bésame el cuello, me pone mucho...

Sus palabras eran fruto de su calentón aunque sólo me pidió unos simples besos. Obedecí y aceleró el ritmo de su mano mientras gemía con los ojos cerrados hasta que tuvo un orgasmo.

SOFÍA : ¡Jo-deeer! Ufff... Mas vale que vaya a limpiarme. Esto no ha pasado nunca ni volverá a pasar, ¿entendido?

YO : Claro pero tampoco hemos hecho nada malo. Es más, ¿Qué alternativas tienes?

SOFÍA : Conozco bien la alternativa y la empleo, pero no delante de mi sobrino...

YO : Veo que no te gusta verme la polla. Es porque la tengo pequeña, ¿verdad? -dije sabiendo que no lo era.

SOFÍA : ¿Pequeña? Me estás vacilando... Sabes de sobra que tienes un buen pollón y tienes a Carla que puede corroborarlo.

Se fue a limpiarse, se cambió y acabamos la serie aunque nos habíamos perdido medio capítulo. La cosa acabó ahí, al menos ese día, y yo quería más.

Al día siguiente empezaba el fin de semana y Sofía lo pasó junto con su marido. Eso sí, nos vimos el domingo en la comida familiar y cuando la pillé a solas le propuse ver un nuevo capítulo al día siguiente.

SOFÍA : Está bien, pero sólo para ver el capítulo, lo que pasó el otro día no pasó.

YO : ¿Qué pasó el otro día?

SOFÍA : Muy listo... Y te advierto, no juegues conmigo ni con mi situación... Parece que no soy la única que está cachonda las 24 horas.

YO : No tienes de que preocuparte.

El día transcurrió de lo mas normal y llegó la tarde del día esperado. De nuevo me recibió con un camisón que tan cachondo me ponía y de nuevo le podía ver los pezones.

SOFÍA : Esta vez yo no quiero café, no es bueno abusar en mi estado. Pero tranquilo que te preparo uno, me gusta como huele.

YO : Gracias, me encanta tu café. Y me encanta tu camisón.

SOFÍA : No empieces... Nada de sacar temas candentes esta vez y la polla bien guardada.

YO : Tu mandas.

Tras el café fuimos al sofá y me senté yo primero. Ella se propuso hacer lo mismo pero tenía que hacerlo muy despacio, apoyándose con una mano en el respaldo del sofá. Aproveché que estaba en proceso de sentarse para desplazarme de lado y ponerme justo debajo de ella. Sofía acabó sentada sobre mi.

SOFÍA : ¿Qué haces? Anda quítate...

YO : Estaba yo antes... Además, no puedo quitarme, estás encima. Quítate y me aparto.

SOFÍA : No puedo, ayúdame...

El sofá era bajo y no le ayudé. Sofía intentaba levantarse lo que provocaba que su coño no parase de chocar contra mi polla. Era como si me estuviera follando y sabía que en su cabeza imaginaría esa situación. Intentó ayudarse apoyando sus manos con mis piernas y al tercer intentó se encontró mi polla morcillona

SOFÍA : La tienes dura...

YO : Puede ponerse más dura.

La empezó a acariciar y continuó creciendo más y más. A los pocos segundos ya tenía mi rabo totalmente erecto presionando el coño de mi tía, hacia arriba. Ella ejercía más presión empujándola contra sus bragas con su mano mientras trataba de mover su cuerpo para frotarlo de arriba a abajo. Yo no veía nada pero lo notaba todo.

Incliné a mi tía hacia atrás para que apoyara todo su cuerpo contra mi espalda. Me acerqué a su oreja y comencé a susurrarle.

YO : Apartate las bragas, voy a follarte.

SOFÍA : ¿Estás loco? No podemos... Mira, si quieres te la casco pero la serie se acaba aquí.

YO : Lo necesitas... Y te lo mereces.

Le agarré sus tetas sobre el finísimo camisón, amasándolas en círculos. Recordé que me dijo unos días atrás, que le ponía cachonda que le besaran el cuello, y así lo hice. Empezó a gemir y me escurrí un poco hacía abajo para dejar de frotar el largo de mi polla con su coño para empujar su raja con la punta de mi falo. Estaba todo listo para ensartarla, sólo tenía que apartar sus bragas a un lado y los dos entraríamos en el paraíso.

Movía la cadera como podía para simular que me la estaba follando pero la punta de mi rabo chocaba una y otra vez contra el muro de sus bragas, aunque pese a estas empujaba fuerte en su hoyo. Sin darme cuenta acabó entrando, por lo visto se las había apartado al fin. Glorioso agujero húmedo que se sentía de locura. La metí completamente, hasta el fondo, y la tuve ahí quieta un rato.

SOFÍA : Sácala... Por favor.

La saqué pero dejé mi punta tocando los bordes de su cavidad.

YO : Si quieres lo dejamos aquí y te esperas 3 meses a que te follen. ¿Es lo que quieres?

SOFÍA : No per...

No sé que iba a decirme. En cuanto me dijo la primera palabra empecé a embestirla brutalmente hasta el fondo de su coño mientras Sofía gritaba de manera intermitente pero continuada.

SOFÍA : ¡Ah-ah-ah-ah! Sí joder, que pollón tienes... Ya iba siendo hora...

La volví a sacar por completo para volverla a meter con fuerza hasta el fondo, la volvía a sacar para mantenerla 2 segundos fuera y penetrarla de nuevo con todas mis fuerzas. A ella parecía encantarle mi juego. Volví al ágil mete-saca y eso acabó con ella. Se corrió en ese momento y pude notar como me pringaba.

SOFÍA : Te toca.

En la misma posición llevó su mano a mi miembro erecto y lo empezó a masturbar con energía.

YO : Joder tita... así, más rápido...

Aumentó la velocidad de su muñeca y no tardé en correrme sobre ella y sobre mí. Que morbazo de polvo, impresionante.

Le ayudé a levantarse y se limpió en el baño para posteriormente cambiarse. Yo hice lo mismo y me pidió que me sentara con ella.

SOFÍA : Ha estado bien, pero esto se queda aquí. Ha sido una locura y lo vamos a borrar de nuestra cabeza aquí y ahora. El capítulo, la temporada y la serie entera se acaba aquí, ¿entendido?

YO : Claro, como quieras.

Me lancé a su boca y nos dimos un correspondido morreo hasta que se apartó a los 3 segundos.

SOFÍA : Esto se acaba aquí...

Ahora fue ella la que se abalanzó sobre mi boca y estuvimos morreándonos largos minutos hasta que llegó Esteban. De camino a casa pensaba en lo sucedido y en la posibilidad de que hubiera un nuevo episodio.

No sé si me dejaría volver a su casa pero de todas formas éramos familia y nos íbamos a reencontrar seguro, en cualquier momento.