Mi Tía Diana 5: Mi Prima Sofía

Me mudo a vivir bajo el mismo techo con mi tía y mi prima, lo que inevitablemente lleva a qué por fin tenga el placer de follar con Sofía, y claro, que lo siga haciendo con mi tía.

Cómo le había prometido a mi tía durante esas vacaciones yo no perdía oportunidad para ir a su casa a tener sexo con ella, aunque con el paso del tiempo nuestros encuentros eran menos frecuentes. Y en ninguna de estas ocasiones logré coincidir con mi prima, no había vuelto a verla desde ese lejano fin de semana. Las diferentes obligaciones nos iban quitando tiempo y alejando, además yo me había conseguido una novia que hacía que pensara cada vez menos en mi tía. Y mi tía Diana también se había conseguido algún novio que le calmaba sus ganas de follar. A tal punto que en el último año no nos habíamos vuelto a encontrar.

Pero todo volvió a cambiar cuando Sofía estaba próxima a cumplir la mayoría de edad y había ingresado a la universidad. Como mamá e hija no querían separarse una de la otra decidieron mudarse a la ciudad donde Sofía adelantaría sus estudios. Así que vendieron su antigua casa y se mudaron a un apartamento cercano a la universidad de Sofía.  Para ese momento yo acababa de terminar mi universidad y conseguí un buen trabajo, para mí buena suerte en la misma ciudad en la que ahora vivirían mi tía y mi prima. La misma tarde en la que conseguí aquel trabajo llamé a mi tía para comunicárselo, después de todo éramos muy cercanos y ella se iba a alegrar por qué yo había conseguido trabajo.

  • Por qué no te vienes a vivir con nosotras?... - Me dijo mi tía en medio de la conversación … - Sofi acaba de ingresar a la universidad y nos hemos mudado a la misma ciudad en la que vas a trabajar, nos encantaría que vivieras aquí.
  • No lo sé, tía. No quiero ser una molestia para uds.
  • Déjate de tonterías, sabes lo mucho que te queremos y las dos vamos a estar felices de que vivas con nosotras.

Así fue como resulté viviendo bajo el mismo techo que mi tía y mi prima. Después de todo, su apartamento quedaba cerca de mi trabajo y esto me ayudaría a reducir costos que nunca está de más.

El día en que llegue a mi nuevo hogar me sorprendió al ver el gigantesco apartamento que mi tía había comprado. Era enorme, con una gran sala, al lado una cocina comedor bastante elegante, tres habitaciones grandes y dos baños, uno de ellos en la habitación principal la cual ocupaba mi tía. Me instalé en la habitación libre, que quedaba contigua a la de mi prima. No sin antes darle un gran beso en los labios a mi tía, que seguía igual de hermosa que siempre, los años no le pasaban y seguía conservando su buen cuerpo.

  • Hola tía, cómo has estado? …
  • No tan bien como tú… - Me dijo mirando mi ahora más musculoso cuerpo, producto del ejercicio diario que acostumbraba a hacer desde el último año.
  • Jajaja… Y dónde está Sofi?
  • En la universidad, regresa hasta en la noche.

Después de hablar un poco de los últimos acontecimientos de nuestras vidas me contó que hacía poco más de un mes había terminado con su novio, y que esa era otra de las razones que la habían impulsado a venir a vivir con Sofía. Mientras hablamos yo no podía parar de fijarme en Diana, a sus 38 años estaba en excelente forma, a través del escote de su vestido veraniego veía que ahora sus tetas aunque estaban un poco más caídas seguían muy firmes y turgentes, su cintura estaba incluso más delgada que lo que recordaba y su culito se veía igualmente paradito y en su lugar, sin mencionar sus piernas largas que no tenían ni un ápice de estrías o celulitis, eran incluso mejor que las de cualquier jovencita de 20 - 25 años. Ahora llevaba su pelo un poco más corto, por debajo de sus hombros, ligeramente ondulado y teñido con un ligero color caramelo, que contrastaba de maravilla con su rostro y su blanca piel.

No pude controlarme más y acercándome a ella, metí mi mano entre sus piernas, subiendo lentamente desde sus rodillas hasta llegar muy cerca de su entrepierna, acariciando con esmero la cara interna de sus muslos. Mi tía suspiraba ante el contacto de mi mano con su piel.

  • Tia… Estás muy hermosa … Quiero volver a repetir esos excitantes momentos… - Le dije mientras acercaba mi boca a la suya para besarla…
  • Detente David, por favor… - Me dijo con la voz entrecortada y soltando un ligero gemido al sentir mi mano cada vez más cerca de su sexo.
  • No me pidas eso. No me quiero detener y sé que tú tampoco lo quieres. - Le dije besándola salvajemente en sus labios de color rojo pasión.

Mi tía no tardó en corresponderme el beso, y lentamente, y sin ningún afán fuimos desnudandonos ahí mismo en la sala donde estábamos. Al quitarse mi tía su vestido volví a ver sus preciosos senos, que ya tenían sus pezones tan duros como yo tenía mi verga. Una vez más, y como lo había hecho incontables veces, me dedique a jugar con ellos, besándolos, mordiéndolos, pellizcandolos y estrujandolos, mientras mi tía gemía con desbordada pasión. Le quite su pequeña tanga blanca, que ya tenía una gran mancha de húmedad y la guarde en el bolsillo de mi pantalón que también apresure a quitarme, quedando totalmente desnudo al igual que mi tía.

Diana llevaba su pubis perfectamente recortado, una pequeña capa de vello recubría todo su sexo, no lo llevaba completamente depilado como hacía algunos años pero aún así se veía muy bien. Me lancé a comerme ese coño que tanta pasión había despertado siempre en mi, lo lamí de arriba a abajo, mientras mi tía estaba recostada en el enorme sofá de la sala, con sus piernas flexionadas y alrededor de mi cabeza. Mi tía empujaba cada vez con más fuerza mi cabeza contra su coño, yo seguía lamiendo cada pliegue de su sexo, chupando su clitoris que estaba hinchado y asomaba por el capuchón que lo cubría, mientras le iba metiendo dos dedos en su inundada vagina, recogía con mi lengua los jugos que emanaban de su interior y comenzaban a escurrir por sus muslos, pasando por su culito hasta terminar sobre el sofá.

Mi tía me detuvo antes que llegara a correrse separando mi cabeza de su maravilloso coño. Sentándose en el sofá y atrayendo mi cuerpo hasta que mi erecta verga quedó a escasos centímetros de su boca comenzó a hacerme una de sus espectaculares mamadas, mi tía tenía una boca prodigiosa para hacer felaciones, su lengua envolvía mi verga a la par que su boca la chupaba con ansias y pasión desbordada, lo que sumado al masaje de huevos que me iba haciendo me estaba llevando al cielo, se sacaba mi verga de la boca casi en su totalidad para después de lamer el glande volversela a meter hasta el fondo. Yo estaba con los ojos cerrados disfrutando el momento y mi tía seguía chupándomela sin parar, hasta que hizo que me corriera inevitablemente, llenandole la boca con la corrida más intensa que jamás había tenido.

  • Me voy a dar un baño antes que llegue Sofía… - Dijo mi tía mostrandome una gran sonrisa mientras recogía su vestido y se iba hacia su habitación.

Yo me quedé un rato más en el sofá pensando en lo que me deparaba mi nueva vida, antes de ir a darme una buena ducha. Me alegraba saber que mi tía seguía siendo tan cachonda y desinhibida para el sexo, lo disfrutaba como una adolescente, y seguramente nuestros juegos iban a retomar la frecuencia de antes.

Cerca de las 19:00 escuché llegar a mi prima, yo estaba en mi habitación terminando de acomodar mis cosas pero salí inmediatamente a saludarla.

  • Hola Sofi, tiempo sin verte… - Le dije al entrar en la cocina donde ella se encontraba con mi tía. No la detalle bien pues estaba de espaldas a mi, pero ya no quedaba nada de esa niña que ví la última vez, se había convertido en toda una mujer.
  • David… - Me dijo efusivamente lanzándose a abrazarme. Se veía muy emocionada, más de lo que pude imaginar.
  • Tranquila, solo soy yo… - Le dije ante su efusividad…
  • Lo siento… - Me dijo separándose de mi, y en ese momento noté una lágrima recorrer su mejilla.
  • Estás bien?...
  • Si, es solo que no sabes cuánto me alegra volver a verte… - Me dijo secando su lágrima con su mano… - Porque ibas a visitar a mamá y a mí no?... - Me recriminó a manera de broma mientras mi tía seguía preparando la cena sin decir nada…
  • Nunca estabas en casa cuando yo iba, no es mi culpa… - Me defendí… - Pero vaya si has cambiado desde la última vez que te vi, estás hermosa… - Le dije examinando su cuerpo de pies a cabeza sin ningún tipo de reparo…
  • Gracias… - Me dijo ruborizándose…

Y es que ya no quedaba nada de ese cuerpo pequeño de pre adolescente. Ahora tenía un cuerpo perfecto, con sus curvas y atributos bien definidos. Era incluso más alta que su mamá, casi igual a mi, su piel blanca aunque no tanto como la de su mamá y sus ojos color miel la hacían ver muy hermosa. De complexión delgada pero con unas piernas torneadas y estilizadas producto de las largas horas de ejercicio que solía hacer. Un culito que se marcaba bajo el pantalón negro tipo leggins que llevaba puesto en ese momento. Una cintura delgada que traía descubierta junto a su vientre plano y duro, ya que traía puesto un pequeño top negro que complementaba su vestimenta, seguramente habría estado haciendo ejercicio, pensé. Y finalmente unas tetas grandes, que se adivinaban redondas y firmes bajo su top, toda una delicia.

  • La comida está casi lista… - Dijo mi tía rompiendo el silencio
  • Me voy a dar un baño que vengo echa polvo… - Dijo Sofía saliendo de la cocina, no sin volver abrazarme.
  • No puedes disimular al menos un poco… - Me dijo mi tía una vez mi prima se había ido… - Casi la desnudas con la mirada…
  • Lo siento… Jajaja

Después de unos veinte minutos regresó Sofía al comedor donde ya nos encontrábamos mi tía y yo sentados, Sofía se había puesto una pijama de seda color carne que le quedaba estupendamente. No más verla una nueva erección asomaba dentro de mis pantalones, y es que era inevitable, si su pequeño pantaloncito dejaba al descubierto sus piernas, que se adivinaban suaves y tersas, y no le tapaba más que su culito, además la blusa que completaba su pijama dejaba parte de sus pechos a la vista, su escote pronunciado y lo holgado de su blusa hacía que ante cualquier movimiento de mi prima sus tetas quedarán casi en su totalidad a la vista, incluso creo haber visto en más de una ocasión sus pezones mientras comíamos, no sé si sería sólo mi imaginación o si realmente habían quedado al descubierto en algún momento, pero yo estaba completamente excitado y sé que tanto mi tía como mi prima lo notaron y se miraban pícaramente una a la otra. No podia aguantar más, y apresurandome a terminar de comer salí inmediatamente hacía mi habitación para evitar caer en la tentación que producía en mí mi prima y su escultural cuerpo.

Antes de entrar a mi habitación me dirigí hacía el baño, necesitaba pajearme antes de ir a mi cama. No más entrar y cerrar la puerta, ví sobre el pequeño mesón que había junto al lavamanos una pequeña tanguita negra doblada, era la que mi prima se había acabado de quitar cuando se había bañado, no dude ni un segundo y tomándola entre mi mano la lleve directo a mi nariz, aún estaba cálida y conservaba la fragancia de mi prima, el olor de su piel, y más aún el de su coño. Con mi mano libre me saque inmediatamente mi verga del pantalón y comencé a jalarmela a un ritmo frenético, permanecía con la tanguita de Sofi en mi cara inhalando toda su esencia, y no tardé en correrme salvajemente. Toda mi vida había tenido una gran fascinación por las bragas de las mujeres, por poder percibir indirectamente el olor de sus coños a través de aquellas prendas intimas, pero sin duda las de mi tía y mi prima eran mis favoritas, tal vez porque tras de ellas se escondía un amor incestuoso que me llenaba de morbo. Después de limpiar los rastros de mi corrida y de guardar en mi pantalón las tanguita de mi prima junto a las de su madre, que aún las tenía en el bolsillo, salí rumbo a mi habitación, encontrándome en el pasillo con Sofía.

  • Buenas noches David, que descanses… - Me dijo Sofi dándome un pequeño beso en la comisura de mis labios.
  • Igualmente Sofi… - En ese momento pensé que mi prima, al igual que yo, también quería guerra y disfrutar como lo hacíamos con su madre.

No habían pasado ni 15 min desde que yo había entrado en mi habitación y me había recostado en la cama cuando mi prima entró sin siquiera tocar antes a la puerta.

  • Dónde las dejaste?… - Me dijo algo enojada.
  • De qué me hablas… - Le dije suponiendo que no sabía a qué se refería.
  • No te hagas, sabes de qué te hablo…
  • Te refieres a esto?... - Le dije sacando su tanguita de mi bolsillo
  • Damelas…
  • Ven por ellas… - Yo seguía recostado en la cama y ella de pie junto a la puerta de mi habitación.
  • Eres un idiota y un pervertido… - Su enojo iba disminuyendo cada vez más y se notaba en su voz…
  • No te hagas la indignada, tú las dejaste ahí para que yo las viera… - Le dije desenmascarandola… - O me lo vas a negar…
  • Ehh… Yoo… Ehhh… - Tartamudeaba al verse descubierta… - Devuelvemelas…
  • Ya te dije, ven por ellas… - Aunque su intención era calentarme al haber dejado su tanguita a mi vista no creyó que yo fuera a guardarmela y esa tal vez fue la razón de su supuesto enojo.

No tuve que volver a repetirlo, Sofía se dirigió hacia donde yo estaba y abalanzándose a quitarme su tanguita de entre mis manos y en medio del forcejeo quedó sentada a horcajadas sobre mi, era un juego sin cuartel en el que los dos reíamos y disfrutábamos del continuo toqueteo. Con el continuo roce de su culito con mi entrepierna y además que sus tetas en más de una ocasión quedaban junto a mi cara volví a empalmarme rápidamente. Mi prima al notar que mi dura verga chocaba con su coñito tapado solo por su pequeño pantaloncito del pijama se sobresaltó y deteniéndose abruptamente en su intento de quitarme su tanga de mis manos quedó completamente sentada sobre mi verga que ya quería reventar mis pantalones. Después de unos largos segundos en los que mi prima seguía sentada sobre mi polla se levantó y salió de mi habitación sin decir nada más con la cara completamente sonrojada.

Pasaron un par de días en los que Sofía me evitaba lo máximo posible, salía temprano a la universidad antes que yo me levantará, pues aún me quedaban casi dos semanas para iniciar a trabajar y aprovechaba para dormir hasta tarde, y solo regresaba a la hora de comer. Solo fue hasta ese fin de semana en el que al estar todos en casa todo el día, ella sin tener que ir a estudiar y yo sin ir a trabajar, en dónde por un descuido de ella y fortuna mía, dieron inicio a nuestra nueva vida.

Me levanté tarde, como todos esos últimos días, y me dirigí directo al baño aún algo somnoliento, y creyendo que mi prima ya había salido de casa no me tomé el tiempo de golpear antes de entrar. Al abrir la puerta ví que mi prima estaba bañándose, permanecía con los ojos cerrados y recorriendo con sus manos todo su cuerpo. Después de un par de segundos en los que yo seguía de pie junto a la puerta del baño detallando el maravilloso cuerpo de mi prima ella abrió los ojos sorprendiendose al verme ahí frente a ella.

  • Qué estás haciendo ahí?... - Me dijo histérica a la vez que con una mano trataba de cubrirse su pubis y con la otra sus grandes senos, pero al ser de ese gran tamaño no los tapaba de completo dejando incluso uno de sus gordos pezones marrones a la vista.
  • Lo siento, no sabía que estabas aquí… - Le dije entrando más al baño cerrando tras de mí la puerta, la calentura no me dejaba pensar claramente y solo quería llegar hasta el final con mi prima… - Además tú tienes la culpa por no haber colocado el seguro…
  • No acostumbro a colocar el seguro, nunca había tenido necesidad de hacerlo… Ahora sal del baño antes que mi mamá se de cuenta que estabas espiándome..
  • Y si no lo hago?... - Le dije acercándome más a ella…
  • Si no te vas tú me voy yo… Ahora date la vuelta mientras me coloco una toalla… - Antes que ella hiciera algo me apresure a coger la toalla que mi prima tenía al lado…
  • Esta toalla?...
  • Dámela… - Y tratando de quitarme la toalla liberó la mano con la que tapaba sus tetas, dejando a mi vista nuevamente sus preciosas tetas, grandes y redondas, pero ahora con sus pezones duros como piedras.

Le entregué la toalla y ella apresuró a envolver su cuerpo en ella, anudandosela por encima de su pecho. Cuando Sofía se disponía a salir del baño, huyendo de mí, la detuve sujetándola de una mano, quería seguir jugando con ella. La pegue contra la pared y juntándome lo más que pude a ella, de manera que sintiera mi erección, bajo el boxer que era lo único llevaba puesto, apretando contra su abdomen bajo, le confesé mi amor por ella y por mi tía.

  • Sofi… No sabes cuánto me gustas, desde aquella vez que nos descubriste bañándonos con mi tía y que inocentemente te uniste a nuestro juego, siempre he querido estar contigo y disfrutar de tu cuerpo… - Le dije quitándole la toalla y dejándola otra vez desnuda, mientras ella seguía inmóvil… - Y ahora que te volví a ver muero de ganas por que seas mía…
  • David… Yo también te quiero… Te deseo…

Esas palabras bastaron para darme su autorización y consentimiento, así que comencé a comerme a besos su dulce boca, mientras magreaba entre mis manos sus suaves senos, todo con calma y ternura, no quería arruinar ese momento. Baje a besar su cuello, y ví como Sofi se estremecía y suspiraba cuando lo hacía, al igual que su mamá le encantaba y excitaba que le besara el cuello. Mientras mi mano izquierda seguía encargándose de sus tetas, baje mi mano derecha hasta su coño perfectamente depilado y comencé a acariciarlo con delicadeza, pero cuando uno de mis dedos hurgo entre su rajita, deslizándose desde su clitoris hasta la entrada de su vagina, Sofi me detuvo abruptamente…

  • Espera… Por favor detente…
  • Te lastime?...
  • No… Es solo que… Aún no estoy lista…

Me dió un último beso en la boca y salió del baño mientras se acomodaba la toalla alrededor de su cuerpo. Yo me quedé pensando en sus últimas palabras, mientras me daba una buena ducha y me pajeaba para descargar la tremenda erección que mi prima me había provocado.

Después de unos minutos fui hacia la cocina donde ya estaba Sofi…

  • Quieres desayunar?... - Me dijo al verme entrar
  • Si, claro… - Le respondí automáticamente mientras examinaba su cuerpo, se había colocado un top gris que solo le cubría sus tetas y un leggins blanco, además había recogido su hermosa cabellera en una cola, por lo que supuse saldría a hacer ejercicio… - Y mi tía?
  • Al parecer salió a comprar algo de víveres…
  • Sofi… Respecto a lo que pasó en el baño… Lo siento si hice algo que te molestó…
  • No es eso… Es solo que… - Se quedó unos segundos en silencio sin saber cómo decirme lo que tantas vueltas le daba en la cabeza…
  • Dime, que sucede…
  • Es que tú también me gustas mucho, y no sabes la envidia que siento por la relación que tienes con mi mamá… Desde hace años también quiero que… Ya sabes…
  • Qué es lo que quieres exactamente?...
  • También quiero que me folles a mi como me ha dicho mi mamá que lo haces con ella… - Me soltó de una, ruborizandose inevitablemente.
  • En serio, eso es lo que quieres?...
  • Si, quiero que me hagas tuya… Por eso fue que te deje mis pantys ese día en el baño, pero la voz de la coherencia me hacía dudar y por eso es que después te reclamé enojada al verme descubierta… Y también he dejado la puerta del baño y la de mi habitación abierta esperando inconscientemente que tú entraras y me follaras… Pero tengo miedo que…
  • Dime, de que tienes miedo… - Le dije expectante a la vez que excitado ante la confesión de mi prima...
  • Quiero que me folles, pero aún soy virgen, me he guardado para ti, quiero que seas el primer hombre en mi vida… Y no quiero que te decepciones por si lo hago mal… - Eso sí que me dejó sin palabras, no me esperaba que el amor de Sofia hacía mi llegará a tal punto…
  • Sofía!!! … - Dijo mi tía que acababa de llegar y escuchó la última parte de nuestra conversación… - Ya me imaginaba que tenías ganas de coger con tu primo pero nunca imaginé que fueras virgen, si ya te he conocido un par de noviecitos…
  • Mamaaaaaaá… - Dijo Sofi saliendo corriendo hacia su habitación…
  • Ve tras ella - Me ordenó mi tía…

Me dirigí lentamente hacia la habitación de Sofia, tratando de aclarar en mi mente todo lo sucedido, la confesión del profundo amor de Sofia hacía mi, la relación que tenía con mi tía Diana, y ¿su autorización? para dar el siguiente paso con Sofi, aunque no hiciera falta…

  • Sofi, puedo entrar?... - Le dije dando dos pequeños golpes a su puerta… - Sofi… - No espere más y abrí la puerta, que como me había confesado hacía un rato permanecía sin seguro… - Estás bien?
  • Si… - Dijo limpiándose las lágrimas que recorrían sus mejillas…
  • Lo que dijo mi tía no fue por ofenderte o hacerte sentir mal… Sabes cómo es ella, de mente abierta especialmente para el sexo… Solo que ninguno de los dos creíamos que fueras… virgen, siendo tan hermosa supusimos que ya habías tenido uno que otro encuentro…
  • Sentía asco por la mayoría de los hombres que trataban de sobrepasarse conmigo, todos eran unos cerdos, tú eras el único que siempre me había tratado bien, pero te alejastes de mi y por eso tuve que buscar a otros hombres…
  • Lo siento, nunca quise alejarme de ti… - Le dije abrazándola mientras ella volvía a sollozar… - Sabes cuánto las quiero a las dos….
  • Yo te amo y quiero entregarte completamente a ti, pero ya te dije que tengo miedo de no ser lo suficientemente buena para ti…
  • No digas eso, tu eres maravillosa y si me lo permites yo te enseñaré lo poco que sé, verás que serás capaz de satisfacerme a mi o cualquier otro… No tienes por qué avergonzarte por ser virgen, no sabes cuánto me halagas al querer que yo sea quien tenga el maravilloso tesoro de tu virginidad.

Comencé a besarla apasionadamente, jugando con nuestras lenguas, mientras con una mano la sujetaba de su cuello y con la otra le acariciaba la cintura y la parte baja de su espalda. Cuando Sofi se iba a quitar su top la detuve…

  • Espera, aún no… Ya llegará el momento en que lo hagamos, pero será cuando yo lo diga, mientras tanto te voy a ir preparando para que ese día lo disfrutes al máximo… - Le di un último beso y salí de su habitación…

Había decidido hacerla esperar un poco más y torturarla llevándola al límite de su excitación hasta que llegara el momento. Así que a partir de ese día me dedique a planear y llevar a cabo el plan de desvirgar a mi prima, lo primero era hacerla sentir la única mujer en mi vida, por lo que solo follaba con Diana cuando Sofía no estaba y por petición mía no dejábamos ningún rastro de nuestro encuentros.

Cada día me levantaba apenas oía abrir el grifo de la ducha y me metía en el baño mientras mi prima se bañaba, la puerta siempre permanecía sin seguro lo que me autorizaba a seguir haciéndolo. La primer ocasión que lo hice, entre sigilosamente, Sofi estaba de espaldas por lo que no se percató de mi presencia hasta que estuve detrás de ella y le agarre sus tetas, lo que hizo que se sobresaltara. Inmediatamente se giró quedando los dos frente a frente, primero la besé y tomando algo del jabón líquido en mis manos comencé a pasarlas por todo su cuerpo, tal como lo hice aquella vez cuando aún era una niña,  haciendo especial énfasis en sus tetas y en su coñito, deteniéndome cada vez que sentía que estaba próxima al orgasmo. Le ordene que se girará y apoyara las manos en la pared de la ducha dejando su culito en pompa, le magree sus imponentes nalgas, abriendolas ocasionalmente y dejando a mi vista su coñito y su ano que moría de ganas por que fueran míos. Usando algo del jabón y de los fluidos que no paraban de salir de su encharcada vagina como lubricante, tras ejercer algo de fuerza logré meterle parte de la falange de mi dedo índice en su apretado culito, lo que la hizo estallar en un orgasmo maravilloso que la dejó sin fuerzas cayendo de rodillas.

  • Muero de ganas por estrenar también tu culito… - Le dije al oído antes de darle un beso y salir del baño dejándola sola.

Asi se repitieron todos los días, cada mañana cuando Sofi entraba al baño yo iba tras de ella y bajo la ducha la masturbaba o le hacía un buen sexo oral y salía después que ella alcanzara un orgasmo. No valieron las súplicas de cada día, para que la tomara alli mismo y la desvirgara bajo la ducha.

Sofía estaba al borde de la locura producto de las inmensas ganas de tener sexo conmigo, su calentura era más que evidente. Con la aprobación de mi tía, elegimos la noche de su cumpleaños número 18 como el momento perfecto para hacerlo. Esa tarde mi tía le organizó una pequeña fiestas a mi prima, a la cual invitaría a todos los amigos que Sofi quisiera, sin embargo, al final solo invito a sus cinco mejores amigas, por mi lado me quede encerrado en mi habitación con la excusa que tendría que enviar un informe del trabajo, después de algunos tragos, pasabocas, karaoke y cotorreo entre ellas, todas se marcharon a sus casas dejándonos al fin a los tres solos en casa.

Mi tía, salió de casa, diciendole que había quedado de verse con un par de amigas, por lo que Sofi al verse sola sintió que su día de cumpleaños había sido una decepción.

  • Es hora de darte mi regalo… - Le dije saliendo de mi habitación
  • Pensé que no me ibas a dar nada…
  • Estaba esperando el momento indicado… Ven, vamos a mi habitación

Ya había preparado el ambiente adecuado, un par de velas aromatizantes, música suave, una luz tenue, pétalos sobre la cama y una taza con fresas y crema que pensaba usar durante mis juegos con Sofi, todo en conjunto se veía hasta cursi pero por la sonrisa de Sofi concluí que había elegido sabiamente.

  • Quiero que está noche me entregues tu preciado tesoro…

Sin más palabras comencé a besarla, mientras la llevaba lentamente hacia mi cama, la recosté suavemente sin dejar de besar sus dulces labios pintados de rojo, y comencé a bajar la cremallera de su vestido para ir sacándoselo lentamente por la cabeza con la misma emoción de un niño al destapar un regalo nuevo. Seguíamos besándonos efusivamente mientras yo acariciaba una de sus nalgas, y ella se aferraba a mi espalda. Tomándome unos segundos para recobrar el aliento me incorpore y me quite mi camisa, fue en ese momento dónde detalle a mi prima por primera vez en la noche, estaba con la cara sonrojada y el cabello ya revuelto, su boca entreabierta esperando a la mía y sus ojos tiernos ansiosos de lo que le esperaba. Llevaba un sujetador negro con rayas blancas y una braguita tipo cachetero del mismo estilo, que sin ser lencería propiamente, le quedaban maravillosos y hacían que se viera realmente excitante. Mi mirada recorriendo todo su cuerpo hizo que se ruborizara aún más, era extraña su actitud pero eso me gustaba, cuántas veces la había visto desnuda en la ducha pero ahora era diferente, iba a por algo más y eso la hacía sentir insegura y con algo de miedo.

  • Estás lista?... - Le pregunté mientrqs comenzaba a quitarme el pantalón…
  • Ajá… - Contesto a la par de asentía con la cabeza…

Quedándome solo en boxer me volví a agachar quedando todo mi cuerpo sobre el de ella, comencé besando su cuello, algo que sabía muy bien que le fascinaba y la enloquecía, baje hacía sus pechos, y con una habilidad inimaginable le quite su sujetador en fracción de segundos, lanzándome a besar y chupar sus pezones regordetes que como imaginé estaban duros. Tome una de las fresas con crema y se la pase por sus pezones dejando en ellos una pequeña pizca de crema que rápidamente lami, después de pasar las fresas por sus tetas se las acercaba a la boca para que Sofi las mordiera. Tras algunos minutos jugando, me dirigí hacía mi objetivo final, el inmaculado coño de mi prima, y bajandole sus braguitas hasta sacarselas por completo la dejé totalmente desnuda. Haciendo que Sofi abriera sus piernas le cubrí su expuesto coño con la crema que tenía para las fresas y lentamente fui recogiendola con mi lengua haciendo gemir cada vez más a mi prima. Cuando alcanzó su orgasmo me detuve, y comencé a untar mi polla con crema, quería que Sofi me hiciera una buena mamada antes de follarla, y no hizo falta que se lo dijera, al verme la verga llena de crema se lanzó gustosa a lamerla y chuparla, esa pequeña boquita envolviendo mi herramienta era fascinante, me sentía en la gloria y tras algunos minutos termine corriéndome en la boca de Sofi, que trago hasta la última gota de mi leche.

Había llegado el momento, ya no podía esperar más, y creo que Sofi tampoco, así que parandome junto a la cama y tirando de las piernas de Sofi la traje hacía mi dejándola con su culito al borde la cama, y sus piernas alrededor de mi cintura, tome mi verga y la apunte hacía la entrada de la vagina de mi adorada prima, primero la pasé de arriba a abajo por la raja de su coñito, impregnandola de todos sus jugos, para después colocar la punta en la entrada de su chochito, me detuve unos segundos, la mirada de Sofi se encontró con la mía, nos miramos fijamente a los ojos, su mirada suplicante me indicaba que estaba lista y quería seguir, lentamente le fui metiendo mi verga, su inmaculada cavidad estaba tan apretada que pensé que mi falo la iba a desgarrar, así que retrocedi nuevamente, ni siquiera había entrado la cabeza totalmente.

Volví a intentarlo, suavemente fui empujando mi verga a su interior, está vez entro la cabeza de mi glande, Sofi estaba con los ojos completamente cerrados y con sus uñas empezando a clavarse en mi espalda, seguí empujando, hasta sentir una barrera en mi camino, era el himen de mi prima, que seguía ahí esperando mi incursión desde hacía varios años, no me detuve más y sosteniendo a Sofi por la cintura le di un fuerte empujón con el que entró más de la mitad de mi verga, rompiendo de paso el himen de mi prima y llevándome a su vez su virginidad, lo que hizo que una lágrima saliera de sus ojos cerrados y un quejido lastimero se escuchará de su boca mientras me clavaba aún más sus uñas en mi espalda, me detuve de inmediato esperando que la vagina de Sofi se adaptará al invasor, mientras un pequeño hilillo de sangre salía de su chochito, bajando por su culito mezclado con sus jugos y mi líquido preseminal.

  • Agghhhhh....Sigue… Metemela toda… Hhmmm - Me dijo Sofi tras unos minutos…

Segui empujando lentamente, sintiendo como la vagina de Sofia se iba adaptando a mi verga, como si estuviera envolviendola o abrazándola para no volver a dejarla salir y así estar juntos para siempre, las palpitaciones de su coño y las de mi verga se acompasaban al unisono. Una vez estuvo toda dentro la saqué casi de completo y volví a metersela lentamente, repitiendo está acción una y otra vez, aumentando la velocidad y la fuerza paulatinamente. Cuando el dolor se había convertido finalmente en placer y Sofi había comenzado a disfrutar sin cesar, comencé a masturbar su clitoris lo que rápidamente la acerco a su orgasmo. Tras corrererse con mi polla aún en su interior Sofi apretó los músculos de su vagina como tratando de exprimir mi verga, bastaron un par más de mis embestidas para terminar corriéndome yo también, inundando por primera vez el coño de mi pequeña prima.

Terminamos los dos exhaustos, sin energías para más, y acostandonos uno al lado del otro, desnudos, con nuestros cuerpos cubiertos de sudor y demás fluidos propios del coito, nos sentimos tan felices como nunca antes lo habíamos estado.

  • Fue el mejor regalo de toda mi vida, gracias … - Me dijo Sofi con una sonrisa angelical mientras apoyaba su cabeza en mi pecho…
  • Cada vez que quieras voy a repetirte el regalo… - Le dije dándole un beso en la frente y nos abrazabamos…
  • Qué tal estuvo tu regalo, Sofi?... - Dijo mi tía desde la puerta de mi habitación… - El pervertido de tu primo te trato como lo merecías…
  • Fue mejor de lo que llegue a imaginar, gracias mamá, gracias David…

Mi tía termino acostándose al lado de nosotros, desnudandose antes de llegar a la cama, dejándome a mi en el centro de esas dos espectaculares mujeres. Sin embargo Sofi y yo estábamos muy cansados como para seguir con la faena así que mi tía Diana tuvo que conformarse con masturbarse sola esa noche.

La mañana siguiente, mi tía fue la primera en levantarse, y así como había dormido, completamente desnuda, salió hacia el baño a ducharse, yo fui detrás de ella y allí me encargue de reivindicarme por la noche anterior, terminando por metérsela por su culito que tanto me gustaba, cuando estábamos en el momento de mayor efervescencia vimos que Sofi nuevamente nos descubria mientras jugábamos bajo la ducha, pero está vez no era necesario detenernos o disimular, terminé llenandole el culo de leche a mi tía, para acto seguido comenzar a enjabonarnos entre los tres, el ver a Sofi enjabonando y manoseando el cuerpo de su mamá y viceversa es de las mejores escenas que jamás he presenciado, y el poder compartir mi cama con ellas sin duda ha sido una experiencia que jamás pensé llegará a ocurrir.

Ahora la pasamos la mayor parte del tiempo follando, ya sea en la cocina, la sala, el baño o las habitaciones, cualquier lugar y momento es bueno para hacerlo, solo basta con llegar a casa de nuestros respectivas obligaciones para hacerlo. Algunas veces lo hacemos los tres, en otras lo hago solo con Diana o solo con Sofi, y en otras ocasiones son mamá e hija las que se dan placer entre ellas, mientras yo disfruto ver una escena de sexo lésbico incestuoso en vivo y en directo. Cuando estamos en casa generalmente no usamos nada de ropa, solemos ir desnudos lo que aprovechamos para manosear y tocar el cuerpo de los demás, el ver a mi tía y a mi prima con sus tetas y sus coños al aire hace que casi siempre tenga una erección que ellas siempre apuran a bajarme.

Recordando mis primeros juegos con mi tía, me compré un par de plugs anales y un par de vibradores con mando a distancia, uno para Sofi y el otro para Diana, que no dudo en hacerlas usar frecuentemente. La primera vez que le pedí a Sofi que se pusiera el plug en su pequeño ano me miró sorprendida, no esperaba que yo le pidiera que me entregara también su entrada trasera, le aterrorizaba que llegara el momento en que yo le metiera mi verga por su culito, pero era algo que inevitablemente iba a llegar y el plug le ayudaría a que estuviera preparada para ese momento. Y así fue, después de hacerla usar el plug todo un día y una noche, incluso cuando iba a la universidad, había llegado el momento, y con la ayuda de la estimulación que mi tía le terminó dando con la lengua en su agujero trasero, yo logré meterle la verga no sin algo de dificultad, pero rápidamente Sofi le cogió el gusto y era ella quien me suplicaba más y más. Trataba de no descuidar a ninguna de las dos, lo que le daba y hacía a mi tía también lo hacía con mi prima, no quería que llegasen a sentir celos una de la otra o que se sintieran aisladas.

Ahora tengo una relación digamos que formal con mi prima, nadie en esta nueva ciudad sabe que somos familia y eso nos da libertad de salir a disfrutar, además no les parece raro que mi tía suela acompañarnos, todos creen que se alegra por ver feliz a su hija. Sin embargo, solo nosotros sabemos lo que realmente sucede en casa.