Mi Tía Diana 4: Disfrutando Mis Vacaciones

Regreso a casa de mi tía a pasar mis vacaciones con el fin de estar con ella y disfrutar de su maravilloso cuerpo, teniendo sexo sin parar todos los días todo el día.

Después de ese fin de semana en el que volví a disfrutar de mi tía y en el que mi prima Sofía nos había descubierto mientras nos bañábamos, regrese a la universidad a terminar algunos pendientes que tenía, y tratando de terminar lo más pronto posible para regresar a casa de mi tía logré estar de vuelta a mitad de semana.

Ansioso de continuar lo que había dejado iniciado el fin de semana, y alejarme de la universidad viaje de regreso a casa de mi tía el jueves, sin previo aviso, ya que ellas me esperaban hasta el sábado volví a sorprenderlas al llegar a su casa.

  • Hola tía, regrese a terminar lo que deje iniciado la semana anterior… - Le dije a modo de saludo, mientras nos dábamos un beso tierno en los labios y yo le agarraba con mi mano derecha su nalga izquierda.

  • Hola David, aún no te esperaba.

  • Regresé tan pronto pude, no podía estar ni un día más lejos tuyo… Y Sofía? Dónde está?

  • Se fue con la familia de una de sus amigas a un crucero por todo el Pacífico y regresa hasta dentro de un mes.

  • Que bien… - Sentí algo de decepción al saber que no vería a mi prima durante los días que yo estaría allí de vacaciones, pero con mi tía me bastaría.

Nos sentamos en la sala uno al lado del otro.

  • David, sobre ella te quería hablar… - Me dijo mi tía en un tono serio… - Estuve pensando sobre lo que pasó el domingo y creo que no debimos permitirlo, ella aún es muy pequeña e inocente, y no está lista para esto. Aún no. Ya veremos más tarde.

  • Tienes razón, lo que pasó fue por la calentura del momento… - Respondí luego de unos segundos de procesar lo que me acababa de decir, mi tía me estaba dando permiso para coger con mi prima pero cuando ella estuviera más preparada?, de solo pensarlo mi polla dió un salto dentro de mis pantalones formando un gran bulto que sobresalía visiblemente y mi tía ya lo había notado… - Pero me muero de ganas de poder follar contigo, tía. El fin de semana pasado me quedé con las ganas de coger contigo y está vez no me vas a hacer lo mismo.

De inmediato me abalance sobre ella, haciendo que quedará recostada sobre el sofá, comencé a comerle los labios, nuestras lenguas jugaban una con la otra, mientras yo le iba desabotonando su camisa liberando sus tetas aún cubiertas por un sujetador blanco con encaje negro, que no tarde en quitarle, y una vez más quedaban ante mi sus hermosos senos, aun firmes, como si el tiempo no le pasará, esas tetas siempre me habían parecido las más perfectas, aunque medianas, eran redondas, suaves, con unos pezones rosados tan duros como piedras. No tarde en bajar a comermelos, pasaba de un pezón a otro, mordiendolos suavemente, mientras mi tía ya comenzaba a gemir. Rápidamente me desvestí mientras mi tía se quitaba su pantalón, había quedado solo con unas braguitas pequeñas a juego con su sujetador, hice que se quedará de rodillas sobre el sofá, con sus brazos apoyados sobre el espaldar de este, quedando con su trasero en pompa. La fui besando desde el cuello bajando por su espalda hasta llegar a su culito, le baje lentamente su braga viendo como un hilito de su flujo quedaba atrapado entre su coño y la suave tela de su ropa interior, Diana ya estaba que escurría de lo mojada y excitada.

Le di un par de lamidas a su coño, saboreando esos jugos que tanto me gustaban y me enloquecían desde hacía unos años que había podido probarlos, primero en sus bragas usadas y poco después directos de su vulva. Ahora me parecían aún más ricos que aquella vez, eran la perfecta mezcla entre dulce y salado, que me llevaban al paraíso, sin hablar del olor embriagador que emanaba de su sexo, vaya si me fascinaba y me ponía como una moto. No tarde en dirigir a la entrada de su vagina mi verga, que apuntaba al techo y estaba tan dura como siempre que estaba cerca de mi tía, y metiéndosela de un solo golpe ante lo mojado de su coño, comencé a bombear fuertemente haciendo que mi tía gritaba sin control.

  • Sigue, sigue David, no pares, ohhhhh, más duro… Me vas a estallar, ahhhhh…. Sigueeee hhmmmmm…

  • Me fascinas tía, quiero estar siempre dentro tuyo, tienes el mejor coño que he probado… - Mis palabras le debieron resultar halagadoras porque no tardó en aumentar el caudal de su flujo, anunciando un inminente orgasmo.

Le agarre una de sus tetas y comencé a estrujarla fuertemente, dándole pequeños pellizcos a su pezón ocasionalmente. Los gemidos de mi tía ya parecían los gritos de una loba en celo. Yo seguía follandomela a un ritmo bestial, producto de las inmensas ganas que tenía por volver a sentir su vagina apretada envolviendo mi polla. Estaba a punto de llenarle el coño de leche a mi tía, por lo que debí detenerme, no quería que eso sucediera todavía, quería postergar el momento. Así que agachándome metí mi cara entre sus piernas tan abiertas como podía tenerlas, y comencé a comerme nuevamente su coño, mientras humedeciendo mi dedo índice con los jugos que no paraban de salir del interior de su vagina y haciendo una leve fuerza en su ano cerradito fui hundiendo parte de mi falange en su interior. Mi tía no tardó en correrse inundando mi boca con ese delicioso manjar, arqueando su espalda y comenzando a temblar todo su cuerpo termino desvanecida sobre el sofá.

  • Wow, cada vez me enloqueces más, David… - Dijo mi tía recuperando la respiración… - Te has vuelto un experto chupándome el coño…

  • Tu coño es tan delicioso que estaría feliz de poder comérmelo todo el día… - Le dije mientras le daba un beso en los labios.

Yo aún quería más, después de todo aún no me había corrido, así que, una vez mi tía se recuperó parcialmente del primer orgasmo de la tarde, dejándola recostada boca arriba en el sofá, y metiéndome entre sus piernas, volví a penetrarla, viendo como sus tetas se balanceaban al ritmo de mis embestidas. Eran embestidas cada vez más profundas y con mayor fuerza, mis huevos chocaban contra su culo haciendo sentir sensaciones maravillosas, el sonido de nuestros cuerpos chocandose era sin duda como el de un fuerte aplauso que acompañaba los gemidos de mi tía y los míos, ya que en ese momento yo ya estaba que bufaba como un toro.

  • Tia, me corro, me corro… ahhgggg… - Le dije después de algunos varios minutos de estar follandomela sin parar…

  • Daviiidddd…. Siiiiii… Quiero sentir tu leche dentro… Correte en el coño de tu tía… ohhhhh…

Y vaciando todo el contenido de mis huevos en el interior del coño de mi tía, me corrí inundadole la vagina de mi tía con mi leche caliente. No preste atención a mi tía pero estoy seguro que ella volvió a correrse tras sentir el primer chorro de mi simiente en su interior.

Cuando el fruto de mi corrida junto a los jugos propios de su vagina comenzaron a salir del coño de mi tía y a escurrirse por sus muslos bajando por sus piernas ella se levantó del sofá y se fue rumbo al baño, yo fui tras ella admirando esas imponentes nalgas que seguramente eran la envidia de todas las mujeres que la veían en la calle así como el producto que más de un hombre volteara a verlas inevitablemente. Nos metimos los dos bajo la ducha, y al igual que el fin de semana anterior comenzamos a enjabonarnos uno a otro. No me había percatado antes pero en esta ocasión mi tía tenía su entrepierna completamente depilada, no había ni un solo pelito, la piel de su pubis era tan suave y tersa como la piel de un bebé, me deleite detallando su coño mientras iba enjabonandolo, su coño estaba abierto exhibiendo la perfección de sus labios, además su clitoris estaba abultado, hinchado y empezaba a asomar por fuera de su capuchón. Nuevamente comencé a penetrar su entrada trasera con uno de mis dedos ayudado por el agua que caía sobre nuestros cuerpos y del jabón que ayudaba a qué mi dedo se resbalara con más facilidad por su culito. Ese anito tan cerrado y apretado que solo yo había usado ya hacía algunos años y al que quería volver a meterle mi verga tiesa y rebosante de semen. Pero quería torturar a mi tía, quería que ella me suplicará que me la follara, y que le rompiera también su culo con mi verga, así que cuando ella estaba a punto de correrse me detuve abruptamente y de nada valieron sus súplicas para que siguiese…

  • No te detengaaaaasss… Sigue… ahhgggg… - Imploraba a gritos mi tía mientras con una mano se agarraba sus tetas y con la otra estimulaba con fuerza su clitoris… - Por favor, Daviiidddd… sigueeee…

  • Aún no, no te puedes correr hasta que te lo permita… - Le dije con voz autoritaria mientras le sujetaba la mano con la que estaba acariciando su clitoris y la obligada a detenerse antes de que se corriera… - Ahora quiero que me la chupes… - Por lo que pensaba y había visto mientras estaba con mi tía, creía que tenía una actitud sumisa durante el sexo y quería ratificarlo, así que me iba a dedicar a darle órdenes y tratarla como mi puta, claro que no me iba a propasar en este trato, después de todo era mi tía y la adoraba como a nadie, nunca haría algo para lastimarla.

  • No seas malo, déjame correrme… - Me dijo haciendo pucheros como niña buena…

  • Jajaja.. Ya te dije que solo lo harás cuando yo te lo permita… A partir de ahora serás mi zorrita…

  • Soy toda tuya… - Y diciendo esto se metió toda mi verga en su boca. Sentir su lengua alrededor de mi tranca era una delicia, además me iba masajeando suave pero firme los huevos lo que iba a provocar que me corriera rápidamente.

  • Quiero que lo digas… Agggjhhh… Dime que eres mi puta… - Le dije guiñándole un ojo y con una leve sonrisa mientras ella me miraba a los ojos y seguía haciendo una mamada espectacular…

  • Soy tu perrita, tu tía es tu puta, para siempre… agghhhh - Dijo medio sacándose mi verga de la boca y sonriendo tiernamente a la vez.

Siguio chupándomela hasta que me corrí dentro de su boca. Estaba feliz porque había conseguido mi último deseo, convertir a mi tía en mi esclava, no sé durante cuanto tiempo usaría esta estrategia pero estaba seguro que los dos lo íbamos a disfrutar.

Terminamos de bañarnos y nos fuimos a la cama, aunque acababa de correrme ya estaba listo para otro round, privilegios de la juventud o tal vez estaba en buena forma gracias a mis continuas folladas en la universidad, o aún más probable lo caliente que me ponía mi tía. Hice que se colocará a cuatro patas sobre la cama, con su pecho pegado a la cama y con las piernas bien abiertas enseñándome plenamente su cochito que brillaba por la humedad, sin prisas volví a comerme su coño, chupando su clitoris y penetrando con mi lengua su dulce raja, alternadamente, mientras mi dedo índice se encargaba de su más íntimo agujero. Diana no tardó en volver a chillar como una cerda, con gemidos cada vez más fuertes que eran como música para mis oídos. Cuando su cuerpo comenzó a tensarse indicando la proximidad de su orgasmo me detuve, y nuevamente escuché las quejas de mi tía. Me levanté y haciendo que mi tía también se enderezara quedando de rodillas en la cama y con su espalda pegada a mi pecho, empecé a besarle su cuello y su oído, mientras le susurraba…

  • Aún no Diana, aún no…

  • David, no me tortures más, deja que me corra, por favor sobrino… - Me decía entre suspiros, pero con un dejo de tristeza en su mirada, el cual no note en el momento.

Dándole un pequeño empujón hice que volviera a quedar en la posición inicial, me dispuse a penetrar su coño y así lo hice, comencé a un ritmo lento, con clavadas profundas, sacándole casi en su totalidad mi verga, lentamente fui aumentando el ritmo, mientras le gritaba obscenidades, que jamás pensé decir. En un determinado momento le di una fuerte nalgada que le dejó su blanco culo con una gran marca roja y sujetándola por su cabello la hice girar su cabeza y la bese salvajemente, en ese momento ví que una lágrima corría por sus mejillas, era de dolor, y no solo por la nalgada, sino por todo mi último trato, me había propasado y me sentí como la peor basura. Mi tía necesitaba amor y ternura y yo había comenzado a tratar como la peor escoria. Baje el ritmo de mis embestidas mientras pensaba en lo bajo que había caído, que me había pasado si siempre había tratado de ser un caballero, no solo con mi tía sino con todas las mujeres, estaba decepcionado de mi mismo.

  • Te pasa algo, David… - Dijo mi tía al notar que me había detenido por completo, y que estaba en completo silencio.

  • Lo siento tía, no debí tratarte así… - Fue lo único que pude decirlle, me había excedido y no tenía justificación.

  • Que te pasa?...

  • Lo siento tía, te trate muy mal, se me salio el animal que llevo dentro…- No había palabras que valieran, así no era yo… Las ganas de volver a sentir a mi tía me habían enloquecido.

  • No pasa nada, fue la calentura del momento, se que tú no eres así, eres tierno y cariñoso y por eso te amo… - Me dijo mi tía que ahora estaba sentada junto a mí y había comenzado a masturbar mi verga que aunque había bajado su erección aún seguía morcillona.

Una vez mi verga recobró su máximo esplendor mi tía me invitó a qué la volviera a follar, y recostandola boca arriba sobre la cama le metí mi verga suavemente, y empecé a meterla y sacarla repetidamente, mientras le besaba la boca y le decía cuánto la amaba. No tardamos en corrernos, y dejando mi verga en su interior me recosté sobre ella, hasta que mi polla ya flácida salió de sin interior, nos abrazamos y nos quedamos dormidos.

Me desperté hasta el otro día, la luz del sol que entraba por la ventana me indicaba que ya eran altas horas de la mañana. Al no ver a mi tía junto a mí me levanté en su búsqueda, salí con tan solo un boxer rumbo a la cocina donde escuché que está mi tía.

  • Buenos días tía…

  • Hola David, que tal dormiste?

  • Muy bien, y tú?

  • Mejor que nunca, gracias a ti…

Me acerque a ella y le di un beso en la boca, el cual mi tía me respondió. Me senté cerca a ella y me puse a detallarla, llevaba puesta una camisa blanca de tirantes, que le quedaba ajustaba y dejaba entrever sus pechos sin sujetador y sus pezones que parecían atravesar la fina tela, mi tía sabía que me encantaba verla así, tenía además puesto un pantaloncito fino de algodón desgastado por el tiempo que trasparentaba una braguita morada tipo cachetero de encaje y con transparencias. Completado por una bata de seda de color rosado que llevaba abierta y llegaba hasta justo debajo de sus nalgas.

Me acerque a ella por detrás y dándole una nalgada, está vez suave y con cariño le dije al oído que quería que mientras estuviera en la casa permaneciera sin nada de ropa, después de todo había notado que el trato rusmdo la había excitado en un comienzo, y está vez me iba a cerciorar de no traspasar la delgada línea que separaba lo excitante de lo doloroso. Inmediatamente me agache y le baje su pantaloncito de pijama hasta los tobillos, seguido de eso me levanté y sacando por encima de su camisa sus tetas se las dejé al aire. Mi tía seguía de espaldas a mi, así que me pegue a ella haciéndola sentir mi dura verga, mientras comenzaba a masturbarle por encima de su braga, sintiendo como se humedecia más y más, no hizo falta más que un par de roces más por su clitoris y la entrada de su vagina para que mi tía se corriera, estaba como una gata en celo.

  • Voy a salir a hacer algunas cosas, cuando vuelva no quiero verte con nada de ropa… - Le dije sentenciando mis deseos… - Ah y quiero que te vuelvas correr en tus bragas y cuando llegue me las des empapadas de tus jugos para guardarlas en mi colección…

Sali de la casa de mi tía sin esperar que ella dijera ni media palabra. Tenía claro que salía a hacer, iba a comprar un par de juguetes para mi tía, quería que siguieramos divirtiéndonos durante mi estancia con ella, sabía que las vacaciones se me iban a ir volando y las iba a aprovechar al máximo. No iba a a tener la fortuna de estar con mi prima pero si lo haría hasta el cansancio con mi tía Diana. Luego de poco más de una hora regrese a casa, llevando conmigo un plug anal, unas pinzas para los pezones unidas a un collar de cuero, un pequeño vibrador con mando a distancia (de esos controlados desde el celular) y un pequeño látigo, todo para usar inmediatamente con mi tía.

Al entrar ví que mi tía iba solo con sus bragas puestas, y no más verme se deshizo de ellas entregandomelas para que yo verificará lo mojadas que estaban, las guarde en uno de mis bolsillos no sin antes olerlas. Había cumplido mis órdenes y eso me hizo sonreír pícaramente.

  • Mira lo que te traje tía… - Le dije mostrando los juguetitos que acababa de comprar.

  • Estás loco… - Me dijo ella entre asustada, asombrada y excitada…

  • Tranquila, te prometo que no te vuelvo a hacer daño…

Y tomando las pinzas para sus pezones me acerque, primero le coloque el collar de cuero negro, de no más de 2 cm de ancho, que resaltaba en su cuello blanco, lo ajuste y proseguir por las pinzas, primero metí uno de sus pezones en mi boca para ponerlo lo más duro posible, aunque no hiciera falta, y finalmente le coloque las dos pinzas una en cada uno de sus gordos pezones, me había asegurado que elegir unas que no fueran a lastimarla, aunque si ejercían alguna presión no era demasiada.

Tirando suavemente de la cadena que unía el collar con las pinzas de sus pezones la lleve hasta el sofá…

  • Ponte de espaldas, con el culo en pompa… - Le dije al oído dándole un beso en su mejilla… - Ponte en cuatro, tía… - Volví a repetir está vez un poco más fuerte ante la duda de mi tía…

  • Que vas a hacer… - Dijo mirando que yo tomaba el plug…

  • Quiero que lo tengas puesto todo el día…

  • Estás loco… - Me dijo mi tía ya completamente excitada de solo pensar lo que le deparaba… - Además es muy grande…

  • Tranquila, no te preocupes, además no es tan grande, ya has tenido otra cosa más grande metida ahí…- Le dije sujetándome la verga que acababa de liberar del encierro de mi pantalón…

  • Eres un pervertido, mi pequeño pervertido… - Me dijo recordando la primera vez que estuvimos juntos, algo que nos causo gracia a los dos, siempre le había gustado llamarme así y yo lo disfrutaba…

Tome algo de lubricante que también había comprado y embadurne todo el plug anal, era un plug normal, básico, con forma de pera, parecía de cristal y tenía un pequeño corazón amarillo en la parte que queda por fuera del culo. Seguía el turno del culo de mi tía, abriendo sus nalgas con una de mis manos comence pasarle mi dedo índice lleno de lubricante por su pequeño ano. No tardó en estar lo suficientemente estimulado como para darle paso a mi dedo y poco después aún segundo dedo. Cuando creí que estaba lo suficiente abierto y que me permitía meter y sacar mis dedos con facilidad llegó el turno de meterle el plug anal a mi tía y así se lo hice saber. Con cuidado y haciendo fuerza suave pero constante fui empujando ese pequeño juguete en el culo de mi tía, ella gemia suavemente al sentir el invasor en su entrada trasera, cuando finalmente entro todo mi tía suspiró aliviada mientras su esfinter se adaptaba al invasor.

Después de unos segundos en los que ya estaba relajada y con su culo adaptado al plug que acababa de introducir, me senté en el sofá e hice que mi tía se sentará a horcajadas sobre mi clavandose mi verga, está vez ella llevaba el ritmo, subía y bajaba cadenciosamente y yo me limitaba a besar su boca y amasar sus tetas, aún con las pinzas puestas, que rebotaban con cada movimiento de mi tía. Cambiamos de posición y dejándola de pie, con la espalda agachada y recostada sobre la mesa del comedor comencé a penetrar su coño desde atrás, desde mi posición veía como el culito de mi tía se tensaba y trataba de expulsar el invasor en su interior, pero yo me aseguraba de empujarlo nuevamente. Poco después alcanzamos un nuevo orgasmo, el mío seguido al de ella, le saque mi polla de su interior y ante la súplica de mi tía le quite las pinzas de sus tetas, que debido a mis continuos apretones tenían sus pezones completamente rojos casi como a punto de sangrar. Sin embargo no permití que se sacara el plug de su ano, ya le habia dicho que tenía que permanecer con él todo el día y lo tendría que cumplir.

Después de un baño, cada uno por su lado, nos encontramos en la cocina, yo estaba solo con un boxer que me coloque tras salir del baño, pero mi tía iba con un vestido azul celeste, ajustado en la parte superior y con un escote bastante grande y una falda ancha que llegaba hasta más arriba de sus rodillas y unos tacones altos negros.

  • Te dije que no podías usar nada de ropa… - Le dije acercándome a ella con el fin de quitarle el vestido…- Y espero que no te hayas quitado el juguete que te coloque en el culo…

  • Ven y revisas, aún lo tengo puesto… - Me dijo desafiante.

No hacía falta que me lo dijera, ya lo iba a constatar por mi cuenta. Me acerque a ella y haciendo que colocará las manos sobre el mesón sacando un poco su cola le levanté el vestido hasta la cintura, quedando a mi vista sus piernas largas y tersas, su cola redonda y firme, metí una de mis manos por entre sus piernas, acariciando sus muslos hasta subir a su entrepierna.

  • Y además te pusiste bragas… - Le dije pasando mi mano a lo largo de su pequeña tanga blanca. - Voy a tener que enseñarte a hacer caso… - Metiendo un dedo entre la tanguita y su coño, agarre la suave tela que cubría sus íntimos agujeros y la tire haciendo que se metiera entre su raja, por lo que sus labios quedaban separados y se asomaban por los orillos de la tanguita.

  • Ahhhgggg… - Gimió mi tía al sentir la presión de la tela en su coño y especialmente en su clitoris…

  • Al menos aún tienes el plug… - Le dije al ver el pequeño corazón amarillo debajo del fino cordón de tela que tapaba su culito…

  • No me lo he quitado como me dijiste...

  • Voy a la habitación y ya regreso, y cuando lo haga más te vale que no tengas ese vestido puesto…

Al poco regresé llevando conmigo el látigo que había comprado, y al verme llegar con él en la mano Diana se asusto y solo en ese momento se quitó el vestido, quedando solo con sus braguitas.

  • Te lo advertí… - Y sin más palabras le di un pequeño azote en su blanca colita, aunque fue muy suave le quedó la marca del golpe.

  • Espera… - Me detuvo mi tía… - Deja preparo algo de comer antes de seguir, estoy muriendo de hambre.

Y tenía razón por estar con mis juegos no había pensado que casi no había comido, entre los dos preparamos algo de comer, y cuando terminamos la lleve de nuevo a su habitación, no quería dejar ni un solo instante de follar con mi tía.

Está vez iba a por su culito, suponía que después de todo el día de tener metido el plug anal, ya estaría más que preparado. Y así, luego de algunos estímulos previos comencé a encularla, mi verga se abrió paso con relativa facilidad dentro de su rosado y cerrado ano. En el momento de más efervescencia tome el látigo y le di un pequeño azote que hizo que mi tía diera un salto y volteara a verme con una mirada triste, nuevamente la había lastimado, así que decidí deshechar el látigo y seguir con mis otros juegos. Algo que mi tía agradeció y me apremio con un orgasmo intenso que provocó que su esfinter atrapará mi verga y la ordeñara dejándome seco.

  • Wow, tía, me encanta tu culito, todo de ti me encanta… - Le dije cuando recuperamos la respiración… - Lo siento volví a lastimarte…

  • Tranquilo, está vez no me dolió tanto, pero creo que ese juguete no van con nosotros… - Me dijo señalando el látigo…

  • Lo sé, hoy mismo me deshago de él… Te parece si salimos a dar una vuelta y a cenar afuera?

  • Claro, por mi no hay problema…

  • Además aún me queda un juguete para usar contigo…

Después de quedarnos un rato en la cama hablando de banalidades nos levantamos cerca de las 18:00 y nos arreglamos con el fin de salir a cenar a algún restaurante cercano. Yo me coloque una camisa deportiva blanca y un pantalón negro, además de unas zapatillas, Mi tía había elegido el mismo vestido que tenía en la mañana…

  • Espera tía… - Le dije antes de que saliera de la casa… - Quiero que lleves esto puesto… - Mostrándole el pequeño vibrador…

  • Estás loco… Que quieres, que todos me vean retorcerme de placer en la calle?

  • Nadie va a saber lo que te pasa…

Colocándome de rodillas frente a ella le ordene que se levantará el vestido, al hacerlo dejo ante mi unas braguitas verdes aguamarina de encaje y con transparencia tanto en la parte frontal como en la posterior, se le veían muy sexys. "Que cantidad de bragas las que va a tener que estar usando mi tía, si todo el día está mojada" pensé para mis adentros.

Le baje hasta medio muslo sus bragas y comprobando primero que su vagina ya estaba mojada de nuevo, le metí el vibrador en su coñito y le acomodé sus bragas.

  • Listo, ahora sí podemos irnos.

No más salir de la casa active desde mi celular ese pequeño vibrador, que tenía cinco velocidades, íbamos caminando tomados del brazo, y mi tía ya comenzaba a jadear por la estimulación en su coñito, pero como no quería que se corriera de inmediato solo lo deje activado un par de minutos en la velocidad número dos, cuando lo apague mi tía respiró aliviada creyendo que su tortura había terminado. Llegamos a un restaurante cercano y sentandonos en una mesa ubicada en un rincón de este, volví a encender el vibrador, aumentando la velocidad paulatinamente desde el uno hasta el tres, haciendo que mi tía se retorciera en la silla, de modo que antes que nos trajeran la comida que habíamos ordenado mi tía ya había alcanzado un primer orgasmo que tuvo que acallar mordiendose el labio inferior con fuerza.

  • Levantate el vestido un poco, antes que lo dejes empapado con tus jugos… - Le dije al oído después que se acababa de correr.

  • Detente, hmmmm... ya no resisto más, ahhhggg …

Obedeciendo mi orden mi tía se levantó su vestido hasta su cintura, quedando con sus piernas completas desnudas, pero que gracias a la mesa no permitían que las personas de las demás mesas nos vieran. Durante breves momentos apagaba el vibrador que seguía en el interior de mi tía, solo lo suficiente para que tomara aire y nuevamente lo activaba subiendo cada vez más la velocidad. Al llegar a la máxima velocidad mi tía dió un fuerte grito que hizo que varios de los que estaban a nuestro alrededor voltearan a verla, mi tía estaba con su cara completamente roja, tanto por la vergüenza como por la excitación, y yo seguía disfrutando del momento, basta decir que mi verga estaba completamente dura dentro de mis pantalones, la situación era demasiado excitante como para no estarlo.

Entre suspiros, suaves gemidos y con la respiración entrecortada mi tía logró terminar de comer. Me acerqué a ella con disimulo y metí mi mano por entre su braga que estaba escurriendo de la gran cantidad de flujo que emanaba la cueva de mi tía. Saque mis dedos impregnados de su esencia y los chupe saboreando sus jugos.

  • El postre está delicioso… - Le dije guiñándole un ojo mientras mi tía volvía a a ruborizarse…

  • Estás loco… - Me dijo mientras yo seguía oliendo y saboreando los dedos que acababa de sacar de su coño

  • Quieres probar?...

Y sin esperar su respuesta volví a meter mis dedos entre su braga y pasandolos desde su hinchado clítoris hasta la entrada de su vagina recogí más jugos de su interior. Asegurando que nadie estuviera viéndonos le ofrecí mis dedos para que ella los chupara, a lo que accedió gustosa. Nos levantamos de la mesa, y mientras mi tía se reacomodaba discretamente el vestido no pude evitar fijarme en el charco que mi tía había dejado en la silla en la que había estado sentada. Nos fuimos hacia la casa de mi tía, abrazados y con el vibrador encendido todo el camino, por lo que en ocasiones mi tía tenia que detenerse y sujetarse fuertemente a mi brazo para no caer desfallecida.

Al llegar a la casa la libere del pequeño vibrador y le metí mi verga, que entró como cuchillo caliente en mantequilla, sus jugos bajaban lentamente por sus piernas probablemente durante todo el recorrido a casa, pero solo hasta ahora me había dado cuenta. Follamos suavemente hasta que los dos nos corrimos, ya había perdido la cuenta de las veces que me había corrido ese día. Si seguíamos a ese ritmo iba a terminar seco. Pero sin duda serían las mejores vacaciones de mi vida.

Esos veinte días que tenía pronosticados pasar en casa de mi tía se me pasaron volando, entre follada y follada. Disfrutamos de nuestros cuerpos en cualquier lugar y a cualquier hora, la mayor parte del tiempo la pasábamos desnudos, acariciándonos y metiendonos mano uno al otro, iba a recompensar y reponer todos los años que mi tía había pasado sola, su cuerpo me enloquecía y a ella también le encantaba follar en todo momento. Salíamos ocasionalmente a dar pequeños paseos por los parques cercanos y ella siempre llevaba su vibrador puesto, en algunas ocasiones también llevaba el plug inserto en su culito.

Se terminaron las vacaciones y tuve que regresar a la universidad a seguir con mi vida, prometiéndole a mi tía que volvería cada vez que pudiera para seguir follando como conejos. Lo único que lamentaba era que no había podido ver a mi prima Sofía durante mi estancia en su casa, pero ya llegaría el momento de disfrutar a madre e hija, tardaría más de lo que me hubiera gustado, pero sin duda valdría la pena la espera.

CONTINUARÁ...