Mi tia Claudia (3)

Nos deseabamos, pero ese deseo por tenernos, se estaba tornando peligroso, si alguien se enteraba de lo nuestro, y ese día jugamos con fuego...

Mi Tia Claudia (parte 3)

Hola, estoy de nuevo con ustedes para contarles sobre mi tía Claudia. Un nuevo encuentro sucedería ese día, esta vez en mi casa. Mis padres irían con mis hermanos y mi primo al parque de la Costa (parque de diversiones) y yo me subiría sobre Claudia para recorrer sus montañas, sus curvas, su cuerpo por demás sinuoso, lo que jamás planificamos fue vivir una jornada tan cargada de alto voltaje erótico y que ese encuentro se tornase tan excitante y peligroso

Si bien eran los comienzos del invierno, el día se presentaba con una temperatura por demás agradable, cercana a los 25°C.

A eso de las 10 de la mañana, mis viejos se fueron y unos segundos después mi celular estaba llamando al de Claudia, cuando atendió dije:

D- Hola mi amor, la casa y yo te estamos esperando

C- Fui a comprar algunas cosas, estoy en la parada del colectivo, en 20 minutos estoy con vos

D- Veinte minutos es una eternidad...

C- Para mí también pero ya voy a compensarte eso.

Cuando sonó el timbre de casa, fui volando a abrir la puerta, Claudia estaba preciosa, pero no esperaba encontrar ese panorama, junto a ella estaban los abuelos

Claudia llevaba su cabello negro suelto y planchado, sus ojos delineados y sus párpados en un rosa suave, sus labios en un color también rosa brillante y marcados los contornos de estos dándole una mayor carnosidad. Llevaba un blaizer arena, un pulóver de cuello volcado verde oliva en las que se marcaban las voluptuosidades de sus senos, una pollerita de jean claro, levemente entallada a sus caderas, en la cual podía notarse las bondades de su cola, su falda era levemente e

Acampanada y se detenía entre 10 y 15 cm por sobre las rodillas, mostrando la exquisitez y suavidad de sus piernas, y unas botitas cortas de taco alto y finito del mismo color que el blaizer

Trate de disimular lo mal que me había caído la presencia de mis abuelos, esto demoraba en demasía los planes que habíamos elaborado con Claudia

Claudia y ellos se encontraron viniendo a casa y no cabía ninguna duda por lo que traían que pensaban quedarse por lo menos a almorzar

Yo veía a claudia transitar nerviosa por la casa, que se estaba demorando el encuentro tan deseado por nosotros, ver su magnífico cuerpo me excitaba y torturaba a la vez

Almorzamos temprano, al sentarnos en la mesa Claudia lo hizo al lado mío, su falda dejaba al descubierto buena parte de sus exquisitas piernas, nos miramos a los ojos, yo hice un movimiento con los míos dirigiendo mi mirada a sus piernas y con un movimiento de labios murmure un "me enloquecen"

Ella hablaba con sus padres, y entonces se cruzó de piernas de forma tal que su pollerita casi las dejaba totalmente al descubierto, verlas así fue una locura. Disimuladamente ella tomó mi mano, la apretó con la suya y murmuró un "te amo"

Antes de traer el postre ella se incorporó de la mesa y levantó los platos, yo en un rapto de locura aunque mis abuelos no me viesen, llevé mi mano entre sus piernas y comencé a acariciar una de ellas por debajo de la pollera, ella emitió un gemido casi ahogado cuando sintió mi mano, que no pasó desapercibido por nadie, ella ante la pregunta de mi abuela adujo que le dolía un poco la cintura. Mientras decía esto cerró sus piernas quedando mi mano atrapada por ellas evitando que mi mano trepase aún más, y en una mirada excitante y dulce emitió entre dientes un "basta". En la posición en que había quedado mi mano mis dedos se estiraron un poco de forma tal que ellos tomaron contacto con su bombacha acariciando levemente los labios de su concha por encima de ella. Solamente fueron unos segundos, ella llevó la vajilla a la cocina y yo estaba por demás excitado por lo que había sucedido. Mi abuela se levantó para llevar lo que quedaba sobre la mesa y yo dije:

D- Dame abuela, siéntate los llevó yo

Fui a la cocina dejé los platos en la mesada, ella estaba en un rincón entre la mesada, la pared y la heladera, yo era el cuarto lado de ese cuadrado, Claudia no tenía forma de salir, pero se la notaba tan caliente como yo, solo emitió un "loco" antes que sus manos me tomasen del cuello y las mías por sobre la pollera sujetaron las redondeces de sus nalgas, el beso al que nos entregamos fue excitante, violento y apasionado durante un par de minutos con nuestras lenguas entregadas a la pasión, y se hizo más enloquecedor aun cuando mis manos lograron subir su pollera y tomaron contacto con la piel enloquecedoramente suave de sus redondas nalgas, su piel suave y apenas cubierta por un pequeño hilo dental que se situaba entre ellas, sus gemidos eran ahogados por el beso, tal era la locura que teníamos que nos habíamos olvidado que no estábamos solos en la casa. Un pequeño ruido que hizo mi abuela antes de entrar a la cocina evitó que nos hallase en semejante situación.

Luego de comer el postre, los abuelos se sentaron en el sillón para ver una novela antes de irse, mi abuelo se durmió. Claudia llevo ropa para lavar al lavadero, que estaba en el fondo de la casa, para llegar había que atravesar un jardín y subir a la terraza. Ella había entrado al lavadero, y yo salí tras sus pasos, estaba por salir cuando yo llegue a la puerta, Claudia dijo:

C- Tenemos que cuidarnos hubiese sido una catástrofe si nos atrapaban besándonos

D- Si.....por eso vine acá mi amor

No le di tiempo a negarse, mientras estampaba mi boca en la suya, mis manos la tomaron de la cintura y con el pie entorne la puerta, los dos seguíamos muy calientes, el beso fue por demás excitante apasionado y violento a tal punto que pasados unos segundos ella comenzó a frotar su cuerpo contra mi excitado y endurecido pene y mis manos acariciaban la piel aterciopelada de sus nalgas, luego de varios minutos su voz jadeante dijo:

C- Sacala que te la chupo...

Yo había alzado su pollera casi hasta la cintura tomaba sus caderas y nalgas y dije:

D- Me calenté demasiado, quiero hacerte la cola....

C- Es una locura están mis padres

D- puede ser pero desde acá si vienen los abuelos podemos verlos...

Claudia estaba tan caliente como yo pocas veces la había visto así, y accedió a mi pedido

Había un pequeño sillón lo acomodamos cerca de la ventana, ella atravesó su cuerpo en él, se arrodilló levantando su cola. Yo bajé mis pantalones y mi slip, liberando mi pene deseoso de poseerla, levante su pollera hasta la cintura, bajé su pequeña tanga negra, masajeé y acaricie sus nalgas hermosas redondas suaves, las bese delicadamente varias veces, ella vibraba ante cada beso, ante cada caricia , y deslicé mi legua por la raya de su culo, la tomé por las caderas, la coloque en posición, separé un tanto los cachetes de sus nalgas y arrimé mi endurecido pene en las puertas de su ano, ella gimió ahogada y profundamente y comencé la penetración, fui avanzando dentro de sus entrañas sintiendo un enorme placer al hacerlo, su boca emitió pequeños gemidos mezcla de placer y dolor, yo mientras tanto acariciaba sus nalgas y ella con voz entrecortada dijo "damela toda" mi pene entró por completo en su ano, ella gemía y mientras yo gozaba tenerla así rogaba que mi abuela no viniese, entonces dije "te voy a acabar" y ella respondió "hacelo mi amor" , pasados unos segundos su cuerpo comenzó a convulsionarse y mi pene lanzó con fuerza inusitada la calidez de ese semen tan deseado por los dos, introduje más mi pene en ella mientras nuestros cuerpos se agitaban violentamente. Pasados varios minutos nuestros cuerpos se calmaron, no así nuestros deseos, ya que durante varios minutos estuvimos besándonos con desesperación, nos colocamos la ropa y bajamos para no despertar sospechas....podíamos haber seguido, ambos estaban dormidos, antes de despertarlos ella simplemente dijo "te amo" y un pequeño chupón se deposito en mis labios,

Los abuelos se fueron, nuestro tiempo de soledad había llegado , antes de eso hablamos sobre lo sucedido, los dos estábamos muy calientes, pero esto no podía repetirse, debíamos cuidarnos en ser vistos para que todo continuase como hasta ahora luego de eso ella dijo:

C- Esperame en la habitación cielo, me doy una ducha y estoy con vos

Luego de la ducha ella entró en la habitación envuelta en una bata, yo estaba sentado al borde de la cama, cuando ella se acercó a mi, quite el cinturón de la bata, ella me miraba seductoramente, con su cabello humedecido, abrí la bata, su curvilíneo cuerpo solo estaba cubierto por una pequeña tanga negra, un pequeño triangulo cubría su concha y un pequeño hilo dental la sujetaba a sus caderas, sus senos redondos, su aureola rosada rodeando sus pezones semierguidos, su mirada mostraba sensualidad y provocación, lleve mis manos a sus caderas, mi boca se acercó a su cuerpo y comencé a besar su vientre, su ombligo, su tórax muy suavemente, ella tomó mi cabeza entre sus manos y comenzó a jugar con mi cabello, su boca emitía pequeños gemidos de placer, luego de varios minutos así me deje caer sobre la cama.

Ella dejó caer la bata, suavemente extendió su cuerpo sobre el mío podía sentir sus pechos redondos y firmes sobre el mío, esa suavidad enloquecedora , tomé su cintura y su boca comenzó a besarme con pequeños pero muy excitantes besos y su boca dijo:

C- Te amo Diego, me encantaría poder tenerte así todo el día, y saborear tu cuerpo con mis manos, con mi boca, disfruto cada momento que paso a tu lado y esa suavidad con que recorres mi cuerpo, me excitas como nadie

D- Vos me excitas sobremanera

C- No creo que conozcas muchas mujeres para compararme

D- No demasiadas, y dudo que lo haga....no creo que haya nadie más hermosa que vos

C- ¡Mi amor!

Su boca busco mis labios y comenzó a besarlos apasionadamente, yo acariciaba su cuerpo disfrutando cada milímetro de él, deslizaba mis manos por sus nalgas, por sus piernas, mientras su lengua vivaz y ardiente entró en mi boca, luego de un par de minutos giramos en la cama invirtiendo la posición mi boca besaba uno de sus senos, los acariciaba, tomé entre mis labios su pezón y con mi lengua juguetee con el sentí en mi boca como se transformaba, como su forma iba cambiando como se hinchaba erguía, los succioné durante un par de minutos, lo mismo hice con el otro, mientras tanto Claudia no paraba de gemir, de revolcarse sobre la cama, con su cara llena de gozo y de placer, luego la miré a los ojos y dije: "me encanta verte así" , no le di tiempo a ninguna respuesta, sus gemidos volvieron con más fuerza, mi mano entró bajo su bombacha y mis dedos muy suavemente se deslizaron por los labios de su vagina, y cuando me detuve un instante su boca dijo en tono casi suplicante:

C- Cojeme por favor mi cielo estoy muy excitada

Ella con desesperación bajo mi slip, yo hice lo mismo con su bombacha me acosté sobre ella colocando mi endurecido pene sobre su vagina y durante unos segundos lo frente en la puerta de su concha, nos movimos muy despacio gozando el momento luego ella entreabrió sus piernas y comencé a penetrarla, su vagina estaba sumamente lubricada mi pene avanzaba raudo dentro de ella, quien gemía y gritaba con desesperación. El recorrido de mi pene dentro de su vagina era cada vez mas acelerado, una pequeña contracción en su vagina me dio el indicio que pronto acabaría , segundos después un profundo gemido se apoderó de su boca, las convulsiones de su cuerpo comenzaron a sucederse continuamente y mi pene lanzó en su interior la calidez de mi amor por ella. Nuestros cuerpos se abrazaron nuestras bocas se besaban con desesperación disfrutando el momento de sentirme dueño de su cuerpo igual que ella del mío y sabiendo que entre los dos había mucho más que una simple atracción sexual, nos amábamos y nos deseábamos constantemente.

Pasados los instantes de locura sexual ella se acurrucó en mi cuerpo, la rodeé en mis brazos y durante largo tiempo nos besamos y acariciamos antes de volver a tener un nuevo encuentro.

Cuando volvieron mis padres todo era normal jamás sospecharían siquiera que entre Claudia y yo había nacido el amor que solo un hombre y una mujer pueden brindarse.