Mi territorio de caza: Carmen
Kike busca y encuentra como organizar su vida sexual al trasladar su residencia a una nueva ciudad en la que no conoce a nadie
Mi territorio de caza: Carmen
He decidido contra las experiencias vividas hace ya algunos años, que son completamente reales aunque hay algunos detalles que ya no recuerdo dado el tiempo transcurrido desde entonces.
Las iré publicando una a una con el nombre real de la mujer que fue la protagonista en su momento.
Empiezo la historia: Kike (o sea yo) al acabar mis estudios fui contratado por una multinacional importante. Estuve algo más de tres años trabajando en varios países retornando otra vez a casa en España. A los 5 o 6 meses de haber vuelto a España la empresa me propuso reforzar por cuatro o cinco años la filial de Barcelona. Había poco quee pensar y aquí estaba yo en Barcelona con mis 27 años con un buen sueldo, en un buen apartamento que, por supuesto, pagaba la empresa en una estupenda zona de la ciudad dispuesto a comerme el mundo.
Soy fanático del deporte así que me inscribí en un gimnasio al que iba tres o cuatro veces por semana al salir del trabajo.
Hasta aquí todo perfecto pero había un aspecto que pedía atención, como no conocía la ciudad no sabía dónde ir de ligue y la solución manual o mediante pago no era satisfactoria así que empecé a buscar.
La búsqueda era difícil porque no tenía amigos y las relaciones que tenía eran todas profesionales y no era cuestión de ir preguntando a mi jefe donde podía encontrar tías para “mojar” pero en el gimnasio donde había gente de mi edad y no relacionados profesionalmente fui indagando y supe de dos sitios que eran unos locales de baile de personas maduras, uno estaba al final del Paseo de María Cristina en Montjuic (creo que se llamaba “La Pérgola”) y el otro, cuyo nombre no recuerdo, en la calle Caspe casi en la confluencia con el Paseo de Gracia. Esto ya era algo.
Una tarde en la oficina y mientras miraba unos papeles me vino a la cabeza la estanquera donde compraba tabaco. Una mujer ya madurita pero de bastante buen ver. Había oído en el bar en que solia desayunar que no tenía muy buena fama aunque según decían era bastante difícil así que me armé de valor busqué el teléfono en la guía y la llamé, naturalmente no me conocía y estuvo a punto de colgarme pero la debió hacer gracia algo que la dije así que quedamos que esa tarde cerca de la hora de cerrar yo iría a comprar tabaco y le diría para identificarme algo así como “que caro se está poniendo el tabaco”, Cuando se lo dije se echó a reír y me dijo que ni de lejos esperaba que fuese yo y que era muy simpático. Resumiendo que quedamos para ir al cine el domingo por la tarde.
Pasé a recogerla en el sitio que me dijo, que no era donde vivía, para evitar, según me dijo, evitar rumores.
Entramos en el cine, nos sentamos y en seguida la cogí de la mano. Nos decíamos cosas relacionadas con la película, lógicamente al oído para no molestar a los vecinos de butaca. Así poco a poco nos acercábamos más hasta que la di un besito en el lóbulo de la oreja. Por supuesto que no dijo nada y a la siguiente fue ella la que me dio un besito. Fuimos haciendo estos besitos cada vez más frecuentes, nos acariciábamos las manos y nos dimos un par de morreos sin exagerar por no dar el espectáculo.
Cuando salimos del cine ya había anochecido y la pregunté donde quería que fuésemos, yo pensaba en ir a tomar unas copas, pero ella me dijo
- vamos a Montjuic i veras que bonita se ve Barcelona desde allí.
Fuimos a una zona de aparcamiento desde la que había una preciosa vista de la ciudad y en la que había un montón de coches con parejas haciendo cada uno lo que podía.
Entendida la situación empezamos a morrearnos con ganas, la acaricié sus hermosas tetas y la entrepierna hasta que alcancé un buen grado de calentura. Pasado un buen rato se hizo ya tarde y me pidió que nos fuéramos pero que todavía no. Sacó de su bolso un condón y me dijo:
- no puedes irte con este calentón, yo te voy a tranquilizar, anda saca esa colita que mami va a ser buena contigo.
Yo alucinaba, nunca me había pasado nada igual así que no me hice de rogar, me la saqué ella me dio el condón para que me lo pusiera y me masturbó muy despacito y con mucha dulzura. No la di mucho trabajo porque me corrí enseguida yo estaba cachondo perdido y ella me lo hacía muy bien. Me quito el condón y me dio un pañuelo para que me limpiase, miro lo que había dentro y me dijo
- sí que tenía ganas mi niño, espero que te haya gustado.
Cuando volvíamos al lugar donde la tenía que dejar me dijo que si quería nos volvíamos a ver el domingo pero que ella prefería otras cosas en vez de ver películas, pero no quería ir a los “meueblés” que hay en Barcelona, que le parecían muy sórdidos y que me buscase una solución.
Estuve buscando y encontré un buen apartamento que se alquilaba por días completos pero que el fin de semana tenía que ser Sábado y Domingo. Naturalmente acepté aunque solo iba a usarlo la tarde del domingo.
Fui el domingo por la mañana y dejé en la nevera una botella de buen champan.
Recogí a Carmen que así se llamaba y la dije que había encontrado un sitio estupendo para ver películas. Me miró con cara de complicidad y me dijo que fuésemos.
Llegamos al parking y subimos directamente en el ascensor al apartamento y la pregunté si daba el visto bueno, me echó una sonrisa picarona y me dijo que era precioso, yo la dije que se podían ver películas porque la TV tenía equipo de video y yo había traído un par de películas, porno naturalmente.
Dejó el bolso sobre una butaca, se quitó el abrigo y quedó a la vista una mujerona con un par de hermosas tetas, unas caderas más que apetecibles y, en fin, que no había que perder el tiempo.
Me fui a por ella la abracé y la besé en la boca a lo que ella correspondió con igual o mayor pasión, entrelazamos las lenguas y pasamos así un buen rato.
Nos sentamos en el sofá y seguimos con los besos aunque ya empecé a desabotonar la blusa y quitarla el sostén, ¡¡¡Santo Dios que tetas!!! Además de grandes estaban bastante tiesas para su edad y tenía los pezones como dos piedras, Se los chupé y acaricié adecuadamente y empecé a meterla la mano en la entrepierna acariciando sus muslos. Ella estaba bastante pasiva pero con los ojos cerrados y suspirando, gimiendo y diciendo cosas ininteligibles.
Llegó un momento en que dejó la pasividad y me quitó la camisa, me acaricio el pecho y me lo beso y lamió hasta que me dijo:
- ya no aguanto más, vamos a la cama.
La cogí de la mano y la llevé al dormitorio, allí la quite la falda, el panti y una preciosas bragas negras de encaje, dejando al aire y a mi vista una hermosa mata de vello púbico muy bien arreglado. Me quité los pantalones y el slip y nos quedamos los dos en pelotas. La recliné en la cama besándola sin parar y bajé la mano hasta su chochito que ya estaba bien mojado y empecé a acariciarla el clítoris. Los gemidos y suspiros aumentaron de frecuencia y nivel y temí que los oyeran los vecinos. Yo estaba al borde de la corrida, me eché en la cama junto a ella y cogí un condón, me dijo que no hacía falta porque suponía que los dos estábamos sanos y que ella no podía quedarse embarazada. Me puse encima de ella y me cogió la polla y se la puso en la puerta, que estaba mojadisima, así que entró suaaaaave. Lo que me temía ocurrió y es que con la calentura que llevaba me corrí enseguida mucho antes que ella lo hubiera hecho.
La pedí perdón, realmente avergonzado y me dijo que nos daríamos otra oportunidad, así que con las misma se bajó al pilón y empezó a chupármela de forma maravillosa. Al poco tiempo ya estaba otra vez empalmado y esta si estuve un buen rato de manera que ella se corrió mucho antes que yo, pero no solo una vez, sino dos, acompañado de suspiros, gemidos gritos de
- ¡¡¡Así, así bribón, que gusto me das, sigue dando gusto a mami!!!
- Ya me corro no te pares chiquitín, que te mato.
Total que estuvimos así toda la tarde, quiero recordar que la eché cuatro o cinco polvos mas; tenía que resarcirme del tiempo que llevaba sin meterla en caliente. Así que los dos quedamos más que satisfechos. Además pude disfrutar de que después de cada corrida, nos lavásemos el uno a la otra en el bidet, que es algo que me pone muchísimo.
Cuando volvíamos a casa la dije que ya que había que alquilar el apartamento dos días completos, podíamos citarnos el domingo por la mañana, retozábamos un rato, nos íbamos a comer y seguíamos por la tarde, asi quedamos.
Y nos vimos el domingo por la mañana, echamos un par polvos, nos duchamos, nos vestimos fuimos a comer a un restaurante y por la tarde seguimos el folleteo ayudados por una de las películas porno que no habíamos visto el domingo anterior. Me hizo la paja cubana, pero la modificamos de manera que yo apretaba sus tetas contra mi polla mientras yo me movía y ella me acariciaba los huevos además de vez en cuando ella ponía su saliva en sus tetas para darme mayor sensación de suavidad y mucho más gusto.
En esta ocasión, entre polvo y polvo, me contó que era de Granada, que estaba viuda, que tenía cincuenta años y que tenía muchos problemas porque era muy ardiente pero las circunstancias sociales le hacían difícil darlas rienda suelta y tenía que consolarse masturbándose y apoyándose en sus creencias religiosas. Esto explicaba lo cachonda que se ponía cuando la frotaba el clítoris.
La dije que, dado que el apartamento lo teníamos disponible desde el sábado por la mañana hasta el lunes podíamos quedar el sábado por la noche y así alargábamos la sesión. Se puso muy contenta y así quedamos para el sábado por la noche después de que cerrara el estanco.
Tal como estaba previsto nos vimos el sábado por la noche, Carmen traía una misteriosa pequeña maleta que no me quiso decir que contenia, fuimos a cenar y al apartamento. Nos preparamos una copa, música suave, poquita luz y muchos besitos. Cuando la cosa se empezó a poner caliente me dijo.
- Vete al dormitorio, cierra la puerta y no entre al salón hasta que yo te diga.
Así lo hice y al cabo de unos minutos que me parecieron horas me dijo que ya podía pasar. La sorpresa fue mayúscula lo que Carmen traía en su pequeña maleta que yo pensaba eran cosas de aseo era en realidad ropa sexy: un mini picardías blanco transparente, un micro tanga, liguero y medias de red negras junto con unos zapatos de tacones de aguja, No llevaba sostén con el que se veían los pechos y se notaban los pezones ya bien tiesos. La dije.
- Esto merece una recompensa
Y en menos de lo que se tarda en contarlo me puse en pelotas, la abracé y estuvimos bailando (es un decir) y besándonos un buen rato y acariciando los pezones hasta que me dijo
- Me parece que mi niño está bien calentito, me está mojando los muslos
- La culpa la tienes tú, una mami debe dar todos los caprichitos a su nene.
- Te voy a comer malote que eres un malote, ya verás que caprichito te voy a dar
De golpe se puso de rodillas y me la empezó a chupar con un ansia que no pude aguantar
- Me corro, me corro
- Dame toda tu lechecita chiquitín
Me corrí como un toro y la puse el picardías lleno de leche.
-Ahora vas a ser bueno con mami y la vas a dar gustito con la lengüecita
.-Si pero sin quitarte el tanga, que me pone
Y así la comí el coño acompañado de gemidos y suspiros
-Eres malo mira como sufre mami, que bien me lo haces me pones el chocho jugosito
Cuando veía que se aceleraba, la chupaba mas despacio y empezaba el juego de nuevo de manera que la lubricación se escurria por sus muslos hasta que me agarró la cabeza y la apretó contra su empapado chocho:
.Deja que me corra ya que me voy a volver loca
Así se corrió y fue la primera vez que me comí un coño con el tanga puesto y lo mismo el polvo que echamos después, haciendo a un lado la tirita.
Esto fue así durante un tiempo, alquilé un estudio en la playa de Castelldefels asi que los Domingos por la mañana hacíamos paseos por la playa y ya no íbamos al apartamento.. Esta fue mi primera aventura en Barcelona y el nacimiento de mi territorio de caza: al menos dos sitios para ligar y un estudio en la playa para rematar la faena.
Mi relación con Carmen se fue torciendo y al poco tiempo terminó.
Os iré contando las cacerias..