Mi Tercera Vez

Mi tercera vez...

Mi Tercera Vez Como Mujer

¡Hola! ¿Que tal? Soy Marcia, o por lo menos ese es mi nombre de  mujer. Soy de Argentina. Anteriormente había enviado tres relatos sobre mis primeras experiencias sexuales. La primera recuerdo que se trataba de mi primera vez con D., un chico del cual yo estaba enamorada desde los primeros años de mi infancia; luego, describí mi aventura con D., otro amigo, pero no tiene el mismo nombre que "mi primera vez", aunque comparten la misma inicial en su nombre asï como sus primeras veces conmigo. Estoy tan emocionada de volver a contarles de mis experiencias nuevas, que no sé por dónde empezar.

Bueno, este relato va a ser algo corto, porque primero me gusta organizar mis ideas y escribir mis relatos de la mejor manera posible, asï Uds. pueden vivir la intensidad de mis aventuras, las cuales no se comparan a lo que yo viví siendo protagonista.

Mi experiencia que les voy a contar ocurrió anoche, cuando comencé a sentir mis "mariposas" en mi estomago.

Ya han pasado algunos años de mi ultima relación sexual, y la verdad es que tenía unas necesidad de tener una que no se lo van a creer. A mis amigos (los cuales no saben sobre mis inclinaciones) los comenzaba a mirar de otra manera, cosa que yo me rehusaba a hacer porque yo los quiero mucho a todos ellos y me iba a sentir pésima involucrandolos en mis fantasías.

Mis padres estan actualmente de vacaciones, y mi hermana anoche había salido a visitar a  una amiga, donde luego tenía pensado pasar la noche. Yo estaba SOLA en mi casa. Gracias a esta soledad, pude disfrutar de vestirme completamente como la mujer que me siento. Me bañé, me depilé completamente y luego me puse una crema hidratante que le da a mi piel una suavidad imcomparable. Luego me puse una loción para todo el cuerpo y me aventuré a andar por mi casa desnuda, lo cual me hacía sentir de maravilla.

Me recosté en mi cama y me puse a ver televisión. No podía sacarme de mi cabeza las ganas de hacer el amor con alguien. Incluso llegué a pensar en llamar a uno de mis amigos y decirle que venga a mi casa; entonces yo le abriría la puerta llevando sólo mi camisón. De esta manera creo que él se sorprendería y seguramente que no iba a decirme que no. La cuestión es que yo no querïa lastimar a nadie, especialmente a la gente que más quiero.

Seguía sintiendo esa necesidad cada vez con mayor intensidad, hasta que se me ocurrió una idea: tengo una tía que trabaja en una tienda de ropa masculina. Yo he ido varias veces a su local, y me he dado cuenta que en el fondo del mismo, donde guardan las cosas que ya no utilizan, había unos maniquíes que yo no usaban, ya que estaban algo deteriorados.

Al día siguiente visité a mi tía en su local, y le pédí que si por favor no me "prestaba" uno de esos maniquíes, ya que teníamos ideado una broma pesada para hacerle a un chico que se había portado mal con nosotros. Mi tía accedió y me REGALÓ el muñeco. Yo le agradecí muchisimo. Me tomé un taxi y llevé a "Damián" (yo ya le había puesto un nombre: el nombre de un amor imposible) hasta mi casa.

Eran las 17:00 hs., y estaba súper nerviosísima por sólo pensar lo que yo quería hacer  con Damián. Tomé una ducha como nunca, me puse mis crermas humectantes, me puse loción, me apliqué maquillaje y me dirigí a mi habitación, donde haría algo que nunca voy a olvidar, y que les aconsejo a todas las chicas como yo que lo hagan. Llevé a Damián a mi habitación y procedí a limpiarlo. Luego lo "vestí" con mis prendas masculinas. Le puse tres pullóveres y una remera encima, para que tuviese más cuerpo; le puse una camisa encima de todas esas prendas y me emocioné cuando vi a Damián que estaba algo corpulento. Luego le puse dos jeans, uno encima del otro y luego lo calcé con tres pares de medias. Me alejé para contemplar a mi amante, y la verdad es que casi me desmayo al ver a un hombre sobre mi cama.

Me dirigí a la cocina y puse a calentar agua. Saqué de la heladera un salamïn que habíamos comprado y lo puse sobre la mesada. Una vez que el agua estaba por hervir, la apagué, tomé el salamín y me llevé todo a mi habitación.

Allí me desnudé completamente, y "nos metimos" Damián y yo debajo de las sábanas. Casi deliro en placer al sentir la presencia masculina del muñeco tan cerca de mi cuerpo. Coloqué la tetera con agua caliente en el suelo (sin destaparme) y levanté un poco las cobijas para bajarle los cierres de los jeans a mi pareja. Una vez que hice esto, tomé el salamín y lo puse en el agua caliente, mientras me estiraba hasta mi mesita de luz para sacar una cajita de preservativos que yo tenía. Esperé unos diez minutos para que el salamín estuviera caliente. Luego, vino el momento.

La verdad es que no me animaba a hacer lo que tenía en mente, ya que nunca lo había hecho, ni en ningún lado había leido sobre algo similar. Comencé a ponerme nerviosa, y varias veces pensé en abortar lo que yo iba a hacer.

Comencé a exitarme con sólo pensar lo que sería hacer lo que tenía en mi mente. Así que no aguanté más y comencé a acariciarme el cuerpo imaginándome que las caricias venían de las manos de Damián, un chico que conocí en el trabajo que me quita la respiración con sólo oirlo hablar. Me acariciaba las piernas, los muslos, las caderas, tan suaves al haberme depilado completamente y comencé a exitarme de sobremanera. Fuí llevando mis manos con frenesí hasta mi vientre, y subí hasta mis pechos, y cuando los tomé por debajo, comencé a respirar entrecortadamente y a ver como "lucecitas" en mi habitación. Me froté suavemente los pezones y sentía que el orgasmo me llegaba. Me detuve al instante. Quería canalizar mis energías através de mi amante. Repeté varias veces esto de acariciarme hasta que exploté en un orgasmo maravilloso. Gemí con la boca cerrada, con los ojos en blanco y mis párpado cerrándose y abriéndose rápidamente, retorciento mi cuerpo por debajo de las sábanas a causa de las oleadas de placer que nacían desde mi plexo solar hacia todo mi cuerpo.  Procedí a escupir algo de saliva sobre mi mano para luego llevármela hasta la cola para lubricarla. El problema era que estaba tan nerviosa que no tenía nada de saliva. Pero al último puce hacer y sentía que me cola estaba bien lubricada. Tomé el salamín de la tetera con agua caliente. El salamín estaba algo caliente. Tome la cajita de preservativos, saqué un condón y se lo coloqué al salamín. Les juro que casi estallo en otro orgasmo al sentir el preservativo con el salamín dentro. No miento: era un pene de verdad. Luego pasé el "pene" por dabajo de mis sábanas y coloqué la parte posterior del mismo en el agujero de las dos braguetas de los jeans de Damián. Subí los cierres de los pantalones hasta que el pene quedó bien trabado y nos tapamos hasta la cabeza, saqué un brazó por debajo de mis cobijas y apagué la luz del velador.

Me imaginaba que Damián estaba a mi lado. Que yo lo había hecho entrar a mi habitación, que yo lo había desnudado y que yo me había desnudado para que hiciésemos el amor. Comencé a exitarme muchísimo.  Luego, tomé el pene de Damián y lo puse como para que la punta se apoyara sobre la línea de mi cola. Comencé a gemir de verdad al sentir el pene de Damián. Lo que más me exitaba era que el calor de ese pene artificial lo hacía muy natural. Me animé a empujar y Damián se fué haciendo camino entre mis glúteos, y comencé a temblar de la emoción del momento. Cuando sentí que el pene había encontrado el lugar, empujé un poquito y esperé con una leve presión de mi ano contra el sexo de Damián. A los cinco minutos de esa dulce espera, sin siquiera sentir nada en absoluto, mi cuerpo se pegó a la pelvis de mi amante y cuando sentí la llenura de su sexo dentro de la cola, exploté en un orgasmo que comenzó desde mis piés hasta la nuca, y era riquísimo sentir que estaba teniendo un orgasmo no tan fuerte, pero si delicioso, prolongado, femenino, con mi pene totalmente fláccido.

Lentamente fuí alejándome de mi amor hasta que su pene salió un poco de mi cola, y volví a empujar. ¡¡¡Era lo más excitante que había pasado en la vida!!!. Me retiré de nuevo, y cuando comencé a empujar de nuevo, sentía ese escozor dentro de la cola y seguí y seguí, más y más y cuando menos lo esperé... ¡¡¡Siiiiiii, Damiánnnnn. Te amooooo!!! y sentí una explosión en todo mi cuerpo que se desencadenó de una vez por todas al sentir que mi cola estaba segregando como una melaza, lo que hacía la penetración muy placentera. ¡¡¡Mmmmmmmmmhhhhhhh!!! ¡Qué gusto! Me agradó tanto sentirme mujer que sentía que mi orgasmo no terminaba. Realmente estaba teniendo un orgasmo de mujer. Seguía moviéndome para sentir la penetración de Damián, y mi orgasmo no cesaba. Era lo más grande que me había sucedido en mi vida.

Hasta que ese maravilloso momento se enfrió y me quedé dormida.

Me desperté al día siguiente con Damián dentro mío y me quedé quieta en esa posición por un tiempo más, hasta que me levante, guardé todo en su lugar y me fuí a bañar.

Yo sé que lo que les conté es algo aberrante, pero les aseguro que el placer que da este tipo de masturbación es muy placentero. Nunca en mi vida había tenido una sesión multiorgásmica. Pero igual no me siento bien al haber hecho esto. Gracias por escucharme...

Marcia