Mi TaxyBoys - Parte 2

Pasaron 10 años desde la última vez que Tomás y Germán se vieron. Ya había cumplido sus sueños, tenía un hijo al que amaba con todo su ser, un departamento bastante amplio en una de las zonas más caras de Buenos Aires, el negocio estaba marchando muy bien, con un total de 6 sucursales, sentimentalmente estaba bien, o eso creía.

Mi TaxiBoy

Tu TaxiBoy

Parte 2

Capítulo 1

Pasaron 10 años desde la última vez que Tomás y Germán se vieron.

Ya había cumplido sus sueños, tenía un hijo al que amaba con todo su ser, un departamento bastante amplio en una de las zonas más caras de Buenos Aires, el negocio estaba marchando muy bien, con un total de 6 sucursales, sentimentalmente estaba bien, o eso creía.

-         ¿Ya realizaste el pedido de los juegos? – preguntaba Luis mientras veía el estante de videojuegos medio lleno.

-         No, todavía la sucursal Norte no me pasó el listado de los juegos que a ellos les faltan – contestaba Tomás, mientras levantaba el teléfono- Ahora voy a llamar para que me lo pasen.

-          Con esa sucursal siempre hay problemas.

-         Lo sé, creo que te voy a mandar una semana allá para que los encamines.

-         Ok – Acepto, mientras sacaba su celular del bolsillo para revisar las app de levante gay que tenía instaladas.

-         Estás trabajando, no en tu tiempo libre – dijo Tomás sabiendo que no le haría caso.

-         Desde que me separé de Marce no puedo encontrar algo que me llene por completo.

-         O sea ¿Lo extrañás? – preguntó algo confuso Tomás mientras colgaba el teléfono, enojado porque no respondían – No responden, les dije que siempre deben contestar el teléfono.

-         Dejá, mañana voy yo a poner orden, y no, no lo extraño, solo que no pude encontrar una pija tan grande como la de él.

-         Hace 4 años se separaron, y desde entonces te veo casi siempre con uno diferente.

-         Te dije, no encuentro a alguien con la pija suficientemente grande como la de él – dijo algo molesto Luis.

-         Ok – Tomás rodó los ojos, a veces no entendía la lógica de su amigo.

-         ¡Tom! – grito Luis.

-         ¿Qué pasó?

-         Mirá esto, ¿este no es Germán? – Dijo Luis apuntando con su dedo a la pantalla de su celular.

-         Mmmm, sí es él – Dijo Tomás mirando el celular y reconociendo al TaxiBoy que una vez hace mucho había contratado. Su mirada por un momento reflejó algo de tristeza pero rápidamente se  puso rojo de rabia – Luis quiero que vayas ahora a la sucursal Norte y te fijes el tema de los juegos y pongas un poco de orden – le ordenó a su empleado, algo molesto.

-         ¿Ahora?

-         Sí, ahora, Luis.

-         Ok – Luis tomó sus cosas y salió algo molesto, pero entendía como se ponía Tomás al recordar a esa persona.

Al finalizar el día,  se aseguró que el local estuviera bien cerrado y se dirigió a su auto nuevo, un Aircross rojo y se dispuso a manejar hacia su casa, en todo el trayecto Tomás no dejó de pensar en lo que había visto hoy, Germán en la app, se veía más lindo, los años que pasaron lo había beneficiado bastante, tal vez podría intentar comunicarse con él una vez más. – No – se dijo para sí mismo – Seguiré adelante, ahora tengo una familia. – pensó.

A llegar a la puerta de su departamento la abrió y cerró con extrema precaución, caminó despacio como escondiéndose de algo o alguien. Apenas hizo tres pasos cuando una persona pequeñita salió corriendo de atrás del sofá gritando – Papi, Papi – y lanzándose sobre sus brazos, él ya estaba acostumbrado a ser recibido de esta forma, por suerte, y podía aguantar el golpe evitando caer.

-         ¡Otra vez me atrapaste! – dijo Tom con una sonrisa en su rostro – ¿Cómo te das cuenta que estoy entrando?

-         Siempe llega a la misma hora – dijo el niño apuntando al reloj, Tomás se sentía orgulloso de que su pequeño niño de 6 años ya podía leer la hora.

-         Muy bien pequeño, ¿Dónde está tu padre?

-         En la cocina ¡Hoy comemos pizza! – exclamo el pequeño y salió corriendo a la cocina seguido por Tomás. Al entrar a la cocina se encontró con su pareja revisando algo en su notebook, quien al ver a Tomás, la cerró rápidamente.

-         Hola amor, no te sentí entrar.

-         Hola, entré despacio para poder atrapar un día yo a Santy  y no él siempre a mí. – dijo abriendo la heladera buscando algo para tomar.

-         Papi, padre tengo hambre – Comentó el chiquillo haciendo puchero.

-         Muy bien ya pongo las Pizzas.

Después de comer Tom preparó a su hijo para bañar y lo llevó a dormir jugando un rato mas con él, esa rutina, desde hace dos años ya se había vuelto una de sus favoritas y deseaba con toda su alma llegar a su casa para estar con su hijo y su pareja.

Cuando Santy al fin se durmió se dirigió a su cuarto donde lo esperaba su amado.

-¿Estas muy cansado?- Preguntó cuando vió a su novio.

-Sí, algo, ¿por? – dijo de una forma juguetona.

Tomás se acercó lentamente a su novio y le dio un beso lleno de pasión y lujuria al que su marido respondió muy bien empujándolo para que cayera sobre él. Se empezaron a desvestir el uno al otro hasta quedar completamente desnudos los dos. Tomás tomó el control de la situación  dando vuelta a su  pareja para que quedara en cuatro y poder hundir su rostro en ese par de grandes nalgas, este dejó escapar un gemido de placer, al escuchar eso Tomás hundió mas la lengua dejándose llevar por el placer. Se posicionó para enviar su pija adentro de su culo cuando escucharon un llanto provenir de la habitación de su hijo, Tomás salió corriendo hasta donde se encontraba su pequeño, sin antes agarrar el bóxer que estaba en el suelo, su pedacito de cielo había tenido otra pesadilla. Se tuvo que quedar con él hasta que se durmiera de nuevo. Cuando llego a la habitación su marido estaba durmiendo y él estaba ya cansado, se acostó intentando dormir pero la imagen de lo que vió esta tarde en la app empezó a dar vuelta en su cabeza y aquellos buenos momentos empezaron a volver mientras su pija se estaba poniendo dura devuelta. Intentó despertar a su amado pero recordó que tenía el sueño muy pesado y no iba a tener éxito, se levantó y se dirigió al baño donde se terminó haciendo una paja. – Tal vez sí podría llamarlo una vez más o intentar comunicarme con él – pensó.

Capítulo 2

Otra rutina que también había adoptado era levantarse temprano en la mañana para preparar el desayuno a las dos personas más importantes de su vida.

Antes de llegar a la cocina pasaba por la habitación de Santiago para despertarlo.

-Arriba dormilón, hoy va a ser un gran día- usaba esa misma frase todos los días para levantar al pequeño, una de las cosas que le encantaba hacer era ver a su hijo por las mañanas despertando; esa imagen le daba fuerzas para empezar el día. Ya que todo lo que él hacia durante el día era para darle un futuro a su hijo.

-Mmm…no…quiero… - medio dormido Santy respondía.

-Vamos Santy – Decía Tomás, mientras buscaba la ropa para vestir a Santy – Te espero en la cocina.

Bajando a la cocina encontró a su pareja en pijamas y la tomó por atrás dándole un beso en el cuello.

-         Anoche otra vez nos interrumpió – Dijo algo molesto.

-         Sabíamos que esto iba a pasar – dijo Tomás apartándolo mirándolo a los ojos – hace 2 años que Santy está viviendo con nosotros, cuando nos juntamos vos y yo te dejé en claro cuales eran mis intenciones y vos aceptaste.

-         Lo sé, no te estoy haciendo ningún planteo, es solo que estos dos años no hemos podido estar solos tú y yo.

-         Mirá Alexis yo te amo, y estoy feliz de estar con ustedes dos, tal vez tengas razón. Tal vez podríamos mandarlo a lo de su tío Luis para estar un par de horas tú y yo solos.

-         Tom yo no……. – fueron interrumpidos por el pequeño que entraba medio dormido a la cocina buscando una silla, Alexis miró a Santy y después a Tomás, en sus ojos se veía tristeza y eso asustó a Tomás.

-         Tengo hambre –

-         Aquí tienes mi príncipe – Tomás le ponía enfrente una taza de chocolatada y unas tostadas con Mermelada y manteca, mientras Alexis salía de la cocina.

Tomás llevó a Alexis a la escuela y al dejarlo se fue al local, al llegar recordó que había mandado a Luis a la sucursal Norte y que estaría toda la semana solo por la mañana, eso lo hizo pensar que seguramente necesitaría algún personal extra. Mientras preparaba algunos encargues y prendía la computadora, por la puerta vió entrar a su mejor amigo, eso lo animó bastante ya que con lo que había pasado esta mañana estaba muy confundido y necesitaba hablarlo con alguien.

-Hola Marce – Dijo abrazando a su mejor amigo.

-Hola Pibe ¿Cómo estás? ¿Estás solo? ¿Luis? – respondió este mirando para todos lados.

-Fue a la sucursal Norte, está echa un desastre esa sucursal y sé que Luis los va a arreglar – Afirmó Tomás sabiendo que Luis era mucho más duro de lo que aparentaba y si tenía que despedir a alguien lo haría sin necesidad de pedir autorización, tantos años trabajando juntos confiaba ciegamente en él.

  • Ah – respondió un poco desilusionado.

  • ¿No me digas que lo extrañas?

  • ¿Te soy sincero?, pero no le digas nada, hasta el día de hoy no encontré otro culo como el de él. Tan firme, tan apretado.

  • Hace 4 años se separaron, y desde entonces te veo casi siempre con uno diferente. – Deja Vu – pensó Tomás.

  • Ya te dije, no encuentro un culo como el de él.

-Cambiemos de tema por favor – Tomás le relató lo que pasó esta mañana con Alexis.

  • Mirá boludo yo creo que debés buscar una forma de estar solo un par de horas, ¿Querés que cuide a Santy unas horas?

  • Marce la última vez que te quedaste con él unas horas, aprendió varias groserías, no te enojes pero creo que sos una mala influencia para él, aparte no te gustan los niños, ¿no fue por eso que vos y Luis se separaron?

  • No seas tarado, no fue solo por eso. No me gustan, pero unas horas con Santy no me van a matar – Dijo no tan convencido Marce.

  • No sé…

-¿Qué pasa no quieres Tener relaciones con él? – Interrumpió Marcelo.

  • Sí quiero. Pero no sabiendo que tengo que deshacerme de mi hijo para tener unas horas con mi novio, suena muy egoísta.

-Dale boludo tampoco lo vas a abandonar, o te vas a ir un fin de semana para pasártela cogiendo con Alexis, aunque no suena tan mal la idea.

  • Marce no estás ayudando mucho.

Estuvieron toda la mañana hablando un poco de todo, obviamente de las nuevas conquistas de Marce, Luego Tom salió en su auto a buscar a Santy a la escuela y llevarlo al restaurante cerca de su casa para comer algo y llevarlo al departamento a esperar a Alexis para que se quede con él toda la tarde.

Tomás se sorprendió cuando llegó al departamento y vió que Alexis ya se encontraba ahí algo nervioso.

-¿Amor? ¿Qué haces aquí tan temprano? – preguntó mientras llevaba a Santy a su habitación medio dormido.

  • Nada, es mi casa ¿no? Salí temprano y vine para darte una sorpresa. – Dijo algo nervioso.

  • Ah, sabes estuve pensando lo que pasó esta mañana…

  • Olvídalo fue algo mío no te preocupes ya tendremos tiempo. Lo importantes en enfocarse en el niño – Interrumpió.

-Voy a hablar con Luis para que se encargue de él este fin de semana.

-Tengo Mucho que estudiar, podemos dejarlo para el próximo – Contestó algo nervioso. En ese momento sonó el teléfono celular de Tomas, era Luis avisando que despidió a 3 de las 5 personas de sucursal norte y que se prepare que estas personas iban para la sucursal donde él estaba para hablar con él, Luis le advirtió con voz dura – Los despedí con justa causa ni se te ocurra recontratarlos, ¿ok?, te envio vía email las acciones tomadas y las razones de los despidos. –a veces el tono de Luis podría parecer una gran amenaza que asustaría a cualquiera.

Se despidió de Alexis con un beso fugaz prometiendo hablar a la noche y se fue para el local, hoy sería una tarde muy, muy larga.

Al llegar al local Tomás se encontró con uno de sus ex empleados, que le tiró una sonrisa picara.

-         Hola Tom, tengo que hablar con vos.

-         Mira si es por lo que pasó en la sucursal Luis debe tener sus razones, y como sabes su palabra es igual a la mía.

-         ¿Y si te chupo la pija, podría conservar mi trabajo? – dijo sin rodeos.

-         ¿Qué? – Exclamó Tomás con rabia – Acá nadie se ganó un puesto por chuparme la pija, andate de acá antes que llame a la policía.

-         No me digas que Luis con lo puto que es no te chupo la pija para estar donde está ahora.

-         Mira, Luis es mi amigo y con trabajo duro se ganó su puesto, te lo digo una vez más rajá de acá antes que llame a la policía. – El chico al ver que no tenía chance salió del local azotando la puerta. Tomás se apoyó en el mostrador tratando de recuperar el aliento cuando fue interrumpido por una voz profunda que hizo que todo su cuerpo temblara y se pusiera blanco como una hoja.

-         Creo que decidí pasar en un mal momento. – No podía ser, no era real, la persona que se encontraba en su local, enfrente de él, ¿era él? Tantos años, tantas lágrimas, tantas noches; ese momento, el momento en cual él fue rechazado por la persona que creía que podía convertirse en ese ser tan especial que estaba esperando. Tomás aún no entendía como en un par de horas, ese hombre había dominado cada parte de su cuerpo. Él hubiese dado todo, absolutamente todo incluso aceptar su estilo de vida. Pero no tuvo la oportunidad, él simplemente tomó la decisión por los dos y se fue, eligiendo el camino fácil. Había costado pero lo había logrado, olvidó esos sentimientos y siguió con su vida y construyendo de apoco todo su mundo devuelta, tenía que ser fuerte y seguir adelante.

-         ¿Qué haces acá? – Preguntó secamente, sin mostrar señas de debilidad.

-         Emm,.. pasaba por aquí y ví que el chico te estaba tratando mal y pensé que necesitabas ayuda – la realidad era que hace meses pasaba por la puerta del local y nunca se había animado a entrar.

-         No necesito tu ayuda. Por favor retírate – dijo tratando de sonar seguro, pero la realidad era que esa barba estaba despertando muchas emociones fuertes en él. En un momento su mundo se detuvo, solo existían ellos dos y nadie más en ese mundo, Tomás estaba a punto de ceder y arrodillarse ahí mismo y ponerse a chupar esa imponente pija, de no ser porque la puerta del local se abrió de golpe y un pequeño hombrecito corrió  gritando – Papi Papi –

Ahora era el mundo de Germán el que se caía a pedazos al ver entrar un hombre rubio, sin barba y darle un beso en los labios a su amado, sosteniendo a su, aparente hijo en los brazos, Germán no pudo con esa escena tan familiar y salió del local chocando con varias cosas a su paso.

Capítulo 3

Tomás vió alejarse a Germán por el vidrio de la puerta, no lo quería en su vida, tenía todo lo había soñado una vez, por que tenía que volver a aparecer. ÉL había tomado la decisión por los dos.

-         ¿Interrumpimos algo? – Dijo Alexis sacándolo de sus pensamientos - ¿Quién era ese?

-         Nadie, un cliente, ¿Qué hacen ustedes dos aquí?

-         No vino el profe de fútbol – Gritaba un eufórico Santy que se bajaba de los brazos de sus padre para ir al estante de videojuegos.

-         El profesor de fútbol de Santy no vino y yo tengo clases, no tenía con quien dejarlo, sé que no te gusta que este acá, pero no puedo faltar a mi clase – Alexis tomó sus cosas apresuradamente y se retiró del local saludando a los dos con un beso.

Tomás se quedó viendo como su pequeño hijo miraba uno por uno los juegos. Respiró profundamente y trató de tranquilizar su alocado corazón.

La tarde pasó casi sin problemas, los otros dos empleados fueron a verlo de forma pacífica, Tomás  les prometió ver sus razones de despido y revisarlo junto a Luis pero no les aseguró nada – Luis es mi mano derecha y confió ciegamente en él y si los despidió sus razones debe tener, igual voy a revisar esas razones- Con esas palabras había logrado tranquilizar y evitar más problemas.

-         Papi, tengo hambre –

-         Yo también, ¿Qué quieres comer?

-         ¡¡Pizza!!.

-         ¿Otra vez? Mmmm ¿Pastas?

-         Shi.

-         Bueno espera que llamo a la sucursal sur para que mañana mande a alguien para acá- Luego de cortar y asegurarse que el local estaba cerrado se dispuso a ir al supermercado y de ahí a su casa, a preparar la comida, hoy le tocaba  cocinar, ese era el acuerdo con su pareja. Mientras preparaba la comida y Santy veía la tele, Tomás repasaba lo que sucedió esa tarde y decidió llamar a su mejor amigo, necesitaba descargar todas las cosas que habían pasado.

-         Hola Marce.

-         ¿Qué pasó?, Contame todo – Tomás Sonrió, conocía tan bién a su amigo, sabía que recibir una llamado a estas horas de su amigo significaba que había hecho algo o que había pasado algo.

-         Contrátalo una vez más, para darle un cierre, para humillarlo como el te humilló a vos. – decía Marcelo después de escuchar todo lo dicho.

-         No Marce, yo ya le dí un cierre, hace años, creo.

-         Vez boludo, estás dudando, ¿Pudiste coger con el tarado de Alexis?

-         Te dije que no lo llames de esa forma. – Tomás ya estaba muy enojado y algo confundido.

-         Perdón sabes que no me cae bien ese tipo.

-         Lo sé Marce, pero entiéndelo de una vez, es mi esposo y eso no va a cambiar – dijo más tranquilo.

-         Bueno – Habló resignado Marcelo – Contrata sus servicios haceme caso.

-         Chau Marce, se me van a pasar los fideos y Alexis debe estar por llegar.

-         Ok. Mañana hablamos – Los dos cortaron al mismo tiempo.

Tomás se dispuso a terminar la comida, pensando seriamente en lo que Marcelo había dicho, - darle un cierre – eso podría ser verdad, solo sería una vez más, bajos sus reglas, esta vez él pondría, pero y si Germán no quiere prestar sus servicios, y si él no quiere volver a estar con él, y si se rehúsa. Tendría que idear un buen plan y una excusa para no ser atrapado.

-         ¡¡Papi!! – Sus pensamientos fueron interrumpidos por su hijo.

-         Santy. ¿Qué pasó?

-         Se me rompió el muñeco, mira – Santy tenía en sus manos una figura de acción de Thor su personaje favorito, al que se le había salido un brazo.

-         Uh, vamos a intentar arreglarlo o compramos otro.

-         Me gusta este – Tomás sabía que su hijo no remplazaría un juguete roto por otro.

-         Lo sé, ahora cuando venga tu padre lo vamos arreglar ve a lavarte las manos. – dijo poniendo el juguete en la mesita de la sala y llevando al niño al baño para lavarlo.

La cena fue tranquila, Alexis hablaba de lo que había aprendido hoy y un muy entusiasmado Santiago lo escuchaba como si entendiera todo lo que decía. Tomás por otro lado estaba muy concentrado pensado en las palabras de Marcelo y en el cierre que supuestamente tenía que darse con Ger. – ¿Ger? ¿Quién diablos es Ger?, Se llama Germán, nada de apodos, es un puto, un prostituto él mismo lo dijo – estaba muy concentrado pensando que no se dió cuenta cuando estaban terminando de comer.

-         ¡Papi no comió, No tiene postre! – exclamó Santy, sacándolo de sus pensamientos y dándose cuenta que estaba levantando la mesa y él no había terminado de comer, o mejor dicho no había comido nada.

-         Te sientes bien – Pregunto Alexis.

-         Eh…mmm.. sí.. tuve un día largo en el local, Luis echando gente y seguramente mañana toca recontratar, estoy medio tenso.

-         Deberías buscar algún masajista.

-         Si tal vez lo haga, o podrías hacérmelos tus – Sonrió con picardía.

-         Yo estoy peor que tú, con los exámenes y la casa.

-         Bueno niño a dormir – Santy ya se estaba durmiendo en la silla, Tomás levantó al pequeño y lo llevó a su cuarto para darle un baño y acostarlo a dormir.

Obviamente es fácil decirlo pero llevarlo a cabo le costó cuatro horas, entre risas, juegos, historia para dormir. Ese era su momento feliz. Disfrutaba cada segundo de su hijo. De pronto se dió cuenta de algo, miró para todos lados mientras su hijo estaba intentando derribarlo con una almohada, algo faltaba, su memoria empezó a recordar y siempre era lo mismo, él acostaba a su hijo, él jugaba con él hasta que se duerma, él se levantaba a la noche cuando Santy tenía pesadillas, él, él, él.

Capítulo 4

A la mañana siguiente se levantó y se dispuso a llevar a su hijo al jardín y darle un cierre a un asunto que había creído que estaba ya cerrado.

Anoche cuando volvió a su habitación se encontró con su esposo durmiendo tranquilamente. Analizándolo fríamente se dio cuenta de algunas cosas. 1- No tenia barba, siempre le habían gustado los hombres con barba, ¿Por qué su esposo no tenia barba?, ¿Era porque cada barba que veía le recordaba a Germán? 2 – Su tono de piel es algo oscura muy diferente al tono de piel de Germán, 3 – Su voz no era tan profunda, aunque nunca había escuchado una voz tan profunda como la de Germán, 4 – Su trasero no era tan lindo como el de su ex amante pago, 5 – A Alexis no le gustaban las nalgadas como a Germán.

La bocina de un auto lo sacó de sus pensamientos, recordándole que estaba dentro de su auto, llevando a su hijo al jardín. Frenó en seco provocando que Santiago se asuste-

-¡Papi!

-Lo siento Santy, me distraje por un segundo ¿estás bien? -  dijo dándose vuelta en su asiento para ver si estaba bien, por suerte Santy estaba seguro en el asiento de bebes para autos.

-Mierda, si sigo de esta forma voy a provocar un accidente- susurró para sí mismo – ¿Por qué tuviste que volver a aparecer? ¿Por qué no te pudiste haber quedado donde estabas? ¿Por qué? – Decía enojado mientras apretaba el volante del auto y trataba de tranquilizarse.

Logró llegar a salvo al jardín y dejar a Santy, y conducir al local tratando de no pensar en esa sexy barba que alborota su entre pierna, otro bocinazo – ¡Mierda!, esto ya se me está saliendo de las manos – pensó.

Al llegar al local, entró y se fue directamente al depósito; había llegado un empleado de la sucursal sur que al verlo llegar con cara de furia agachó la cabeza y siguió trabajando sin prestar atención a su jefe. Después de un rato en el depósito mientras leía algunos emails y realizaba reclamos a los proveedores, fue interrumpido por el empleado.

-         Jefe le traje su café.- Tomás lo miró con algo de enojo, pero aceptó el café. Después de un sorbo todo su cuerpo se aflojó, -  El empleado se alejó antes de que pudiera agradecer. Se levantó y con la taza en la mano salió al salón de ventas, el café le había cambiado el humor.

-         Max gracias por el café, lo necesitaba, - Tom le dijo a su empleado que se encontraba ordenando los títulos de los juegos.

-         De nada jefe.

-         Y perdón por no haberte saludado hoy. Fue muy descortés de mi parte.

-         No se preocupe, todos tenemos un día malo.

-         Espero que este no sea el mío, espero que sea solo un mal inicio, creo que ya sé qué hacer para que las cosas cambien. - Tomás se acercó a su computadora, entró a la página de acompañantes masculinos donde encontró la fotos de Germán – hermoso – Dijo en voz baja. Anotó su celular y mandó un mensaje de texto coordinando una cita.

-         Max, te vas a quedar solo  - sin más que decir tomó sus cosas y salió del local con una gran sonrisa.

Al estacionar su auto enfrente del departamento de su ex amante pago, Tomás tuvo un sensación extraña que casi lo obliga salir de ahí, pero no podía tenía que darle un cierre y tenia que alejar sus pensamientos. – Adelante – se dijo bajando del auto.

Aunque ya habían pasado tantos años, el camino al departamento lo sabía de memoria y todo a su alrededor seguía exactamente igual trayendo un montón de recuerdos a su mente y un gran miedo. Obviamente Germán no sabía que él había hecho la cita horas antes, ¿Cómo reaccionaría? ¿Le cerraría la puerta en la cara? ¿Se molestaría? ¿Se alegraría? ¿Lo trataría como un cliente más? ¿Sería muy cobarde si se va ahora? Al llegar a la puerta miró hacia la otra puerta ¿Cuántos habrán entrado a su casa? ¿A su cama? ¿Tendrá otra oportunidad de estar de vuelta en ese hermoso dormitorio? Tantas preguntas y una sola forma de responder todas ellas, tomó fuerzas y golpeó.

Germán quedó inmóvil al ver a esa persona enfrente suyo, esa persona que desde hace un tiempo no podía sacar de su cabeza.

-         ¿Hola? – dijo algo confundido – ¿Tú hiciste la cita?

-         Si – dijo pasando por un costado entrando al departamento sin esperar invitación, se acercó a la mesita de luz y puso el dinero que habían acordado por teléfono.

-         Espera no hace falta que me...

-         Es tu trabajo, nada más, ya están corriendo los 60 minutos, apúrate, desnúdate – Interrumpió Tom  mientras se desvestía.

-         Espera ¿podemos hablar? ¿Podemos ir al departamento?

-         Que parte de “quiero tu pija en mi culo” no entiendes, te pago para que me cojas no para hablar – Germán viendo que no iba a conseguir nada, por ahora, empezó a acercarse y a tomarlo por la cintura para besarlo – Sin besos -  logro decir Tom, aunque ya ni siquiera sabía dónde estaba y si lo que estaba haciendo era lo correcto, Germán decidió obedecer esa orden, y empezó besando su cuello, él recordaba que esa es su parte débil. Luego fue bajando por su cuerpo hasta llegar a sus pezones y morderlos con fuerza, logrando sacar gemidos de su amante, Tomás se dió cuenta que Ger, todavía estaba vestido, y alejándolo un poco comenzó a desvestirlo lentamente- Mierda, los años lo favorecieron, esta mucho más lindo que antes – se quedó por un segundo contemplando su hermoso cuerpo que parecía mucho mas trabajado.

-         Tu cuerpo también  mejoró con  los años – dijo Germán – ¿acaso lee la mente? – pensó un abatido Tom por lo que escuchó.

-         Cállate, te dije que estoy aquí para que me cojas no para hablar. – Germán cerró y abrió los ojos, su mirada había cambiado, tenía una mirada perversa que lo asustó un poco, se acercó y tomó a Tom por la nuca, acercó su rostro al de él.

-         Bien, si quieres que te coja, entonces te daré la cogida que jamás olvidarás.- Lo arrojó a la cama boca arriba levantando sus piernas dejando su agujero expuesto, se arrodilló y puso su lengua a trabajar, Tomás no dejaba de gemir, no recordaba si alguna vez Alexis le había hecho algo parecido – ¡No! Alexis es Pasivo – se acordó. La lengua de Germán se sentía tan bien, pero lo que  se sintió aún mejor fue un dedo entrando a su interior y las mordidas que su amante pago le daba por toda la pierna dejando marcas, cuando estuvo a punto de protestar por ellas su amante introdujo un segundo dedo haciéndolo volar al infinito y mas allá, Germán se levantó y miró fijamente a Tomás, tenía tantas ganas de besarlo, pero pensó que lo mejor sería respetarlo. Escupió un poco de saliva en su mano para humedecer su pija y apuntó al ano ya dilatado de su Tom, - Ponte el forro – lo interrumpió Tomás antes de que pudiera penetrarlo, Germán lo miró confuso.

-          Estoy…

-         No me interesa, ponte el forro, en un momento confié en ti ahora no. – Lo interrumpió Tomás con una mirada firme – Ponte el forro – Volvió a exigirle con una voz mucha más fuerte- Germán tomó el forro que siempre tenía preparado y se lo puso y sin esperar un segundo lo penetró hundiéndose mucho más de lo que esperaba; movimientos fuertes empezaron una vez que sintió  que ya estaba dentro del todo, mientras con una mano trataba de hacer equilibrio, con la otra apretó la garganta como queriendo ahorcarlo, eso provocó que una especie de electricidad corriera por todo su cuerpo llevándolo al borde de la locura, luego bajó su cabeza para morder sus pezones dejándolos rojos, Tomás sentía que le faltaba el aíre, esa sensación era única, quería que se detuviese que bajara el ritmo pero no podía su cuerpo exigía más atención y cada gemido que salía de su boca era para afirmar que la estaba pasando bien.

Germán soltó sus garras para poder cambiar de posición y formar un delicioso 69, Tomás toma la pija de Ger en su boca tragándosela toda y Ger hizo lo mismo, pero mientras le chupaba la pija le metió dos dedos en el trasero, logrando hacer soltar gemidos que eran silenciados por la pija en su boca. Tomás, como estaba en una posición más cómoda, mientras ambos se chupaban las pijas empezó a dar cachetadas a ese par de nalgas que tenía a su disposición. Ambos estaban en su punto justo a punto de acabar y aunque sabían que podían volver a tener otro orgasmo, Tomás no quería eso, logró sacárselo de encima poniéndose en cuatro apuntando a su trasero. Germán entendió la indirecta y sin pensarlo  volvió a penetrarlo con más furia que la primera vez, besaba su cuello, su espalda, le daba nalgadas con mucha fuerza dejando la cola roja. Ambos estaban disfrutando, cuando el sonido de una alarma desconcentró a Germán, que miró para todos lados dándose cuenta que la alarma venia desde el reloj pulsera de Tomás.

-         Se acabó el tiempo. – Dijo Tomás que ya a estas alturas le costaba respirar y se encontraba todo sudado.

-         ¿Qué? – Germán  estaba con confundido.

-         Ya se cumplieron los 60 minutos  - dijo alejándose, pero algo le llamó su atención – ¿No tenías en forro puesto?

-         Tomás por favor necesito hablar contigo – Germán ya estaba desesperándose.

-         Lo siento mi tiempo se terminó – Dijo  mientras se empezaba a vestir, - aparte seguramente debes estar por recibir más clientes.

-         Tom por favor – Tomás fue hasta la mesita tomó el dinero y se lo arrojó a Germán, haciendo volar todos los billetes.

-         Soy una persona que tiene que irse a su casa y tu seguramente debes atender más clientes – diciendo esas palabras Tomás salió del departamento con lágrimas en los ojos.

Tomás decidió regresar a su casa, apenas pasaba del medio día sabía que en su casa no habría nadie hasta dentro de unas horas, necesitaba estar solo un rato y darse un baño.

Al llegar a su casa se llevó la sorpresa que se encontraba Alexis…

-         Amor ¿Qué haces aquí a estas horas? ¿esas maletas? -  Preguntó algo confuso.

-         Tomás tenemos que hablar – Alexis tomó asiento en la cama de su habitación,  miraba fijamente a un Tomas muy mal arreglado, nada que ver con lo que había visto a la mañana, Tom sintió la mirada escaneadora de su marido.

-         La universidad me ofreció una beca de último momento. Una beca que consiste en que me vaya del país… a Europa… por unos tres años- dijo Alexis sin rodeos.

-         ¿Qué? – Tomás tuvo que sentarse porque todo su mundo empezaba a temblar.

-         En tres horas sale mi vuelo, lo siento te lo iba a decir antes pero no tuve tiempo.

-         No comprendo, ¿Alexis que va a pasar con nosotros? ¿y Santy?

-         Solo serán tres años.

-         ¿Estás intentando decir que te espere? – Tomas estaba muy confundido.

-         Hablaremos por Skype todas las noches.

-         ¿Estás demente? – Dijo irritado Tomás.

-         Mirá Tomas, no puedo, ni quiero, dejar pasar una oportunidad así. Lo siento por ti y por el niño. Pero yo me voy y se me está haciendo tarde. Solo serán 3 años.

-         ¿El Niño? Solo responde una pregunta ¿Alguna vez quisiste a Santy?

-         Lo siento me tengo que ir se me va a hacer tarde, te llamo cuando llegue- diciendo eso se acercó a besarlo, aunque Tomás no respondió el beso.

-         Esta semana te van a llegar los papeles del divorcio – Dijo haciendo que Alexis se quede inmóvil por unos segundos y luego siga su marcha.

Después de que Alexis se fue, Tomás se acostó a tratar de asimilar todo lo que había pasado. Viendo el reloj recordó que tenía que ir a buscar a Santy, - ¿Como le explico que no va ver más a su padre? ¿Cómo sigo ahora? Todo va a cambiar a partir de ahora.

Capítulo 5

Después de estar un buen tiempo en la cama pensando qué hacer con su vida a partir de ahora, la realidad lo chocó muy fuerte, tenía que ir a buscar a su hijo al jardín ¿Cómo le explicaría que ya no iba a ver más a su padre?

Sacando fuerzas de cualquier lado se levantó de su cama y se puso en marcha para buscar a su hijo; llamó por teléfono a Luis, contándole algo de lo que había pasado y  para decirle que por un tiempo no se iba a presentar a trabajar. Luis, preocupado, le dijo a la noche pasaría por su casa para hablar con él. Tomás acepto, aunque no quería hablar con nadie, sabía que necesitaba a sus amigos para que lo ayude a sobrellevar las cosas.

Al llegar al jardín vió a su hijo corriendo hasta llegar él.

-Papi, Me pusieron un estrellita por portarme bien – Tomás abrazo a su hijo tan fuerte y unas lágrimas empezando a salir de sus ojos – ¿Papi esta llorando?

  • No mi corazón, me entró una basurita.

Tomás y Santy se fueron a un local de comidas rápidas para festejar la estrellita que el pequeño había ganado por su buen comportamiento, Luego fueron a la plaza y luego al cine, trató de mantener al niño lo más lejos posible de la casa para no tener que explicar lo que estaba que pasando, él todavía no lo lograba entender. Después del cine fueron a comer pero Santy ya estaba muy agotado y no iba aguantar mucho tiempo mas, por lo tanto decidieron ir a casa.

Tomás llegó a la casa, y antes de que pudiera meter a bañar a Santy, el timbre sonó, una sensación de esperanza lo invadió por todo su ser. ¿Cambió de opinión y volvió? Dejó a Santy a medio vestir y salió corriendo a abrir la puerta, No pudo disimular la desilusión cuando abrió la puerta y se encontró a sus amigos, Marcelo, Luis y Diego.

-         ¿Qué hacen acá? – No quería pero sonaba molesto.

-         Si quieres nos vamos – Dijo un molesto Diego, aunque él  se enojaba por cualquier cosa.

-         Diego cállate, venimos a ayudarte a superar esto – dijo Marcelo entrando sin permiso a la casa seguido por los otros dos chicos. Luis tenía en sus manos un par de latitas de cerveza.

-         Gracias chicos no se hubiesen molestado, pero realmente los necesito – dijo tomando un cerveza de la mano de Luis, tomándosela toda.

-         ¿A nosotros o a la cerveza? – pregunto Diego en todo burlón.

-         A todos – dijo Tomás tomando otra cerveza para hacer lo mismo.

-         Lo primero que tienes que hacer es mudarte de esta casa – dijo Marce mirando para todos lados – hay muchos recuerdos de ese tarado y para vos y el peque no les va a ser fácil olvidar, ¿Cómo tomó el hecho que no va a ver más a su padre, que su padre no lo quiere?-  en ese momento un personita entraba a la sala con unas pequeñas lagrimas en los ojos.

-         ¿mi Padre no me quiere? – si Tomás tenía el corazón roto en ese momento su alma se partía en dos. Corrió hasta alcanzar a su hijo y abrazarlo,

-         Todo lo contrario, no hay persona en este mundo que no te quiera, eres la persona más importante para mí, y si alguien no te quiere se puede ir al infierno. Ahora vamos a bañarte y a dormir, Ve a saludar a tus tíos- Santy bajó y un poco más tranquilo saludos a sus tíos, cada uno de ellos llenó de besos y de cosquillas, incluído Marcelo que se sacó una foto con él para subirla a sus redes sociales, sintió la mirada de Luis desde lejos, se dió vuelta y le dijo – lo quiero a mi manera y no dejaría que nada lo lastimara.-

Tomás llevó a su hijo a bañar, lo acostó y volvió a la sala con sus amigos, tomó otra cerveza y la vació toda, cuando iba a tomar otra, la mano de Diego lo detuvo

-         Va a sonar feo, pero te lo digo igual, estás solo, tenés un hijo, un negocio y una casa que atender nosotros te vamos a ayudar pero gran parte la tenés que poner vos, si no tomo a Santy y me lo llevo a mi casa – Tomás lo miró con furia pero sabía que tenía razón, de todos sus amigos sabía que Die siempre era el más razonable y el que había sentado cabeza mucho antes que los demás, miró al resto de sus amigos y todos tuvieron de acuerdo con lo que este decia. Y el solo hecho de tener lejos a Santy lo ponía aún peor, él era su cable a tierra.

-         Tenés razón Die. – Tomás dejó la cerveza y se tiró en el sofá.

-         Bien, lo primero que tenemos que hacer son los papeles del divorcio, de eso me voy a encargar yo – Dijo Luis – Una cosa más, mañana necesito que vayas unas horas al local para atender al nuevo proveedor, lo atiendes y te vas. ¿ok? – Tomás asintió pero no tenía ganas.

-         Yo me voy a encargar de buscarte una nueva casa, acá no podés seguir viviendo – Dijo Marce.

-         Y yo me voy a ocupar de Santy unas horas por la tarde para que tengas tu espacio. – afirmó Diego.

-         Gracias chicos, No sé qué haría si ustedes no estuvieran.

-         Nada que agradecer, ¿Somos amigos o no? Ahora nos vamos, tratá de dormir, y ni se te ocurra tomar nada, te conocemos muy bien – todos Querían saber sobre Germán pero creyeron que no era momento para hablar de eso ahora.

-         Gracias – dijo Tomás acompañándolos a la puerta para despedirse.

Cuando todos se fueron y entró a su casa, muchos recuerdos vinieron a su mente, esto no sería fácil, Marcelo tenía razón tendría que irse de esta casa, se acercó a la habitación de su hijo, verlo dormir lo llenó de paz. Aunque sabía que no duraría mucho.

A la mañana siguiente los dos se levantaron, Santy tenía la mirada perdida, no dió problemas para levantarse y los dos desayunaron sin decir una palabra, incluso el viaje en el auto estuvo muy silencioso, cuando lo dejó pidió hablar con la directora para comentarle la situación y pedirle que estuviera atento a cualquier cambio de él.

Cuando llegó al local vió en la puerta un cartel que decía que se necesitaba empleado, - Luis – Pensó, al entrar se encontró con Maxi y Luis, los saludó.

-         Su café jefe.

-         Gracias Maxi, ¿alguna novedad?

-         Sí, ya hablé con tu abogado y la contadora por el tema del divorcio en una semana estará todo resuelto – dijo tranquilamente Luis, la mañana transcurrió con normalidad, Tom atendió el nuevo proveedor pero se reusó a irse.

-         ¿Irme? ¿A dónde?, en mi casa solo hay un monton de malos recuerdo y mentiras – le había dicho a Luis

-         Ok, entonces yo y Max nos vamos a comprar algo para comer – Diciendo eso los dos se marcharon.

Justo en ese momento la puerta del local se abre dejando entrar a un nuevo cliente que fue directamente a donde se encontraba Tomás.

-         Hola Buenas tardes, vengo a comprar una computadora – Dijo con una gran sonrisa, Tom giró, lo miro y le dijo lo mas fríamente que pudo.

-         ¿Portátil? – Germán lo miró por un segundo sin saber qué hacer, los ojos de Tom estaban completamente apagados, y su sonrisa simplemente no estaba, en su rostro se podía leer una sola palabra: tristeza. No podía entender cómo esa persona que se ruborizaba solamente con un “hola”, o esa persona a la que se le llevaran los ojos con una chispa de emoción cada vez que lo veía, no estaba, todo eso ya no estaba, era como si estuviera delante de otra persona completamente distinta.

-         Eh.. si.. La verdad entiendo poco y nada – Tomás lo miró, no podía creer a quien tenía enfrente suyo no provocara nada en él, en otro momento se hubiese lanzado o se hubiese vuelto un tonto, pero no, nada, ya esos ojos y esa barba eran tan pocos atractivas, ¿acaso ya había cerrado todo con él?, ¿o lo que había pasado había dejado huellas más fuertes de lo que creía?, ¿había perdido toda esperanza en los hombres? ¿Su corazón se había vuelto duro como piedra?, No, había un hombre o casi un hombre por el cual su corazón latía. Como si fuera magia la puerta del local se abrió dejando entrar a Diego y Santy.

-         Papi- Santy se acercó a Tomás con una pequeña sonrisa en sus labios. Germán pudo ver que el niño traía el mismo semblante de tristeza, también pudo sentir la mirada de furia que venía del hombre que acompañaba al pequeño. Pero nada de eso le importó cuando vió el rostro de Tomás iluminarse y una gran sonrisa aparecer en su rostro, en ese momento se sintió celoso, él quería ser la razón por la cual sonría.

-         Estas son nuestras opciones – dijo Tomás mostrándole una carpeta donde tenía todas las Computadoras, sacándolo de sus pensamientos.

-         Quiero esta -  Dijo apuntando una computadora al azar.

-         Bien, ¿tarjeta o Efectivo? – Otra vez su mirada era inexpresiva, y eso molestaba a Germán.

-         Tarjeta.

-         Bien, por favor permítame tarjeta y Documento – Germán  le entregó lo solicitado, al tomarlo Tomás se los quedo mirando pensativamente y sus manos empezaron a temblar – ¿Él también mintió? ¿Acaso todos los hombres del planeta tierra, del universo, de todas las dimensiones eran mentirosos, egoístas u oportunistas? – pensó – no, había uno que todavía no era un hombre completo pero era su razón de ser, se giró para mirarlo y lo vió peleando por abrir un paquete de galletitas, una sonrisa escapó de sus labios, que fue captada por Germán, que enseguida se giró para ver qué lo provocaba y al ver esa escena también sonrío, aunque se le borró enseguida al ver al hombre que lo seguía mirando con furia en su ojos.

-         Muy bien, por favor firme aquí y ahora le traen la PC, que acaba de comprar. – Otra vez esa mirada ese trato frío, nunca había sentido a Tomás de esa forma, sabía que algo debía haber pasado, y él se encargaría de saber que pasó y solucionarlo, si fuese posible.

Tomando su nueva compra salió del local, desilusionado, había pensado que podía de una forma tomar revancha por lo de ayer, obligando a Tomás a hablar con él en lo que durara la compra de una innecesaria máquina que ni sabía prender. Él había obtenido ayuda de su amigo para poner sus perfiles en línea, mirando la computadora pensó – será un buen regalo – antes de seguir caminando miró devuelta al local y vió un cartel en el vidrio, sonrió con una idea formándose en su cabeza. Esperó en la vereda de enfrente que se vaya ese hombre con mirada de homicida. Al término de unos minutos vió que salía del local con Santy en brazos y aprovechando que no había nadie se metió devuelta al local. Cuando Tomás lo vió se acercó a él con el seño fruncido.

-         ¿Le pasó algo a la máquina? – Apuntando a la PC que todavía tenía en sus manos.

-         Eh, no. Vengo por el aviso en la puerta, el que dice que necesita personal. – Dijo con una sonrisa.

-         Necesito un empleado, no un puto –dijo con una expresión totalmente seria – dame una buena razón para contratarte.

Germán se sentía insignificante al lado de Tomás y las palabras de este lo habían golpeado muy fuerte.

-         Quiero cambiar – Fue lo único que se le ocurrió decir, esas palabras tenían algo de verdad.

Tomás lo observó por un momento y lo meditó en silencio. Podría ser una mala idea. Una mala decisión pero….

-         Mañana te quiero a las 09:00 con todos tus documentos aquí, para armar tu legajo. Odio la impuntualidad.

-         Sí Tom. – Dijo con una brillante sonrisa.

-         Para ti soy jefe. ¿se entendió? – Tom no mostraba ninguna emoción en su rostros

Germán asisto sin decir una palabra más, no quería tentar mas a la suerte y pegando media vuelta se fue con una sonrisa.

Tomás se sentó y se dijo para sí mismo - ¿Qué acabo de hacer?

Al llegar a su casa se encontró con un Diego medio dormido en el sofá.

-         Die, Die, despierta – Tom movió un poco a Diego para  despertarlo.- ¿Dónde está Santy?

-         Está es su cuarto, Tom vas a tener que llevarlo a un psicólogo está muy deprimido.

-         Sí lo sé – dijo agarrándose la cabeza - es solo que todo esto me supera.

-         Tranquilo sabés que contás con nosotros – Dijo Diego con tono tranquilizador.

-         Gracias por cuidarlo hoy.

-         Mañana no puedo, ¿Cómo te vas a arreglar?

-         Luis está de corrido mañana, ya próximamente contrataré a una niñera.

-         Ok, Bueno me retiro, Santy es un santo,

-         Gracias Diego! Te quiero amigo – Dijo con un fuerte abrazo.

Después de despedir a su amigo, Tomas Fue hasta la habitación de su hijo para encontrarlo pintando, el niño amaba pintar.

-         Hola ¿Qué estas dibujando?- dijo sentándose a su lado, Santy a pesar de su corta edad dibujaba muy bien.

-         A ti, - Dijo – Con una débil sonrisa

-         Vamos a comer, mañana pasaremos toda la tarde tú y yo solos, ¿Qué te parece?

Al terminar de comer  Tomás bañó a Santy  y lo llevó a dormir a su cama, anoche el pequeño no había dormido del todo bien, Tom pensó que sería mejor dormir juntos.

Por la mañana ambos se despertaron con un poco mas de humor que ayer, después de dejar a Santy en el jardín él se dirigió al local, siempre llegaba un rato antes que todos los demás, grande fue su sorpresa cuando llego se encontró a Germán sentado en la puerta con dos cafés en la mano y una gran sonrisa, se había olvidado que iba a venir a trabajar

  • Buen día jefe – saludó amistosamente – le traje un café, - Tomás lo miró y tomó su café.

  • Para la próxima recuerda que a mí me gusta el café negro, y tiene que ser de la cafetería de la esquina. – dijo después de beber un poco.

  • Sí, lo siento no sabía. – contesto un poco apenado

  • Si no sabes algo no lo hagas, hasta saberlo – Dijo de mal humor – ¿Trajiste los papeles que te pedí ayer?

  • Si aquí – le entregó un sobre gris con todos sus documentos.

  • Sabes hay algo que no entiendo – Tomás dijo mirando el paquete – en aquel mensaje me dijiste que no tenias nada ni siquiera documentación, pero tienes dos departamentos, una tarjeta de crédito, un celular y quien sabe que cosas más, ¿me mentiste?

  • Eh…. No…. Yo….. – Germán fue interrumpido por el ruido de la puerta.

  • ¡Jefe!  Buen día, le traje su café, como a usted le gusta – Dijo Maxi sonriendo a su jefe, y luego se dirigió a Germán - ¿Hola?

  • Maxi, el es Germán estará a prueba unos días para ver si sirve. – dijo Tom tomando el café que Max le dió y tirando el de Ger. Germán miró furioso a Max, pensando que él era el primer obstáculo que debía eliminar para llegar a Tomás, Max al ver la mirada de Germán simplemente sonrío.

  • Germán, ve al depósito, necesito que organices los juegos por Género, son más de 50 juegos, en media hora iré a controlarte. – Ordenó Tomás

  • Asegúrate de cuando saques los juegos para ordenar, pases un trapito húmedo para limpiar el estante – Añadió Max con una sonrisa siniestra.

Germán subió al depósito y se encontró con una pila de juegos todos ordenados Alfabéticamente de la A a la Z. suspiró y se puso a limpiar. A la media hora exacta subió Tomás para ver cómo había progresado y se encontró con un Germán confundido tratando de decidir qué juego correspondía a qué género. Estaba tan concentrado que no notó su presencia.

-         No avanzaste nada – dijo algo furioso

-         Lo siento, no soy bueno con los juegos – Algo avergonzado confesó.

-         Ordénalos de la Z a A. ¿Eso si podrás? – Dijo bajando devuelta al salón de ventas.

La mañana pasó bastante tranquila y Tomás se había olvidado de que Germán estaba en el depósito. En un momento subió a buscar un juego que le pidieron, al abrir la puerta casi se choca con Germán quedando a pocos centímetros uno del otro.

-         Jefe, termine de ordenar, ¿Quiere que le haga algo más? – Dijo Germán de la manera más indirecta-directa posible, estaban demasiado juntos, ambos sentían sus propios corazones latir.

-         Eh, a mi no, al local, sí. Necesito este juego – Tomás se alejó y entro al depósito.

-         Está mal. Es difícil buscar un juego con este orden.  Ordénalos de la A a la Z. – Ordenó y se retiró.

Germán suspiró profundamente tratando me mantener la calma. Al cabo de unas horas terminó de ordenar y bajó; al llegar al salón de ventas se encontró una escena que lo lleno de rabia, Maxi tenia puesta una mano sobre el hombro de SU Tomás y coqueteaba.

-         Jefe, Terminé – dijo algo molesto

-         Bien ya te puedes retirar, aquí tienes tu paga, mañana a la misma hora, y por favor sin café.

-         Sí, sin café que para eso estoy yo – Dijo un sonriente Maxi.

Germán tomó el dinero de muy mala gana y salió del local sin saludar. Estando a varios kilómetros prendió su celular y al minuto de haberlo encendido empezó a sonar – clientes – Se dijo – Unos Pesos extra no me vendrían mal.- dijo mirando lo que había gana hoy, era la mitad de lo que él cobrada por una sesión de 40 Minutos, sin meditarlo más contestó y terminó concretando varias citas para lo que quedaba de la tarde.

Capítulo 6

Germán se levantó tarde después de una noche dura de trabajo, al girar en su gran cama se encontró solo, pudo haber tenido una noche con muchos hombres pero en las mañanas se encontraba solo, una vez hace muchos años se había despertado con una persona a su lado y cuando la vió dormir se dió cuenta que se había enamorado por segunda vez en su vida, eso lo llenó de miedo. ¿Qué tenía para ofrecerle a ese hombre? Sin pensarlo tomó la peor decisión que pudo haber tomado, años pasaron para darse cuenta que tuvo que haber luchado por él, que no se tuvo que haberse rendido. ¿Era muy tarde para reclamarlo como suyo?

La luz roja del reloj alarma lo volvió al presente, eran las 10:30 de la mañana, de un salto salió corriendo al baño, no podía llegar tarde a su segundo día de trabajo, Tomás lo mataría, además de que no quería dejarlo mucho tiempo a solas con la zorra de Maxi, y tampoco quería darle a este la oportunidad de hablar mal de él, aunque era tarde podría decir que se sentía medio descompuesto por lo que comió o algo por el estilo. Él nunca había trabajado, esperaba que no fuera tan malo llegar un poco tarde.

Al llegar encontró el local con bastante gente, y con la mirada maléfica de Maxi, cosa que ignoró; su mirada buscaba a Tomás por todo el local pero no lo encontró. Lo único que vió fue a Luis mirándolo de una forma muy intimidante.

-         ¿Germán? – Preguntó Luis cuando se acercó.

-         Sí, ¿Vos? –

-         Soy, Luis el encargado del local e íntimo amigo de Tom, acompáñame al depósito – Germán lo siguió.

-         Llegas tarde, sé que nunca en tu vida manejaste un horario pero eso no es excusa.

-         ¿Dónde está Tom? – preguntó ignorando lo que le estaba diciendo.

-         ¿El jefe? Tuvo otra cosa que hacer, despreocúpate, él sabe que llegaste tarde y también sabe por qué razón.

-         ¿A qué te referís? –

-         Ayer a la tarde, mi amigo Tom, me pidió que le hable a uno de mis amantes para que te llame y concrete una cita contigo – Germán abrió los ojos tan grande como pudo – ¿no era que querías cambiar?, Tom es mi amigo y está pasando por un mal momento, te aconsejo que tomes tus cosas y te vayas de acá.

Germán lo miró por un momento, entonces sí pasaba algo en la vida de Tomás. Tenía que averiguarlo, era muy obvio que de Luis no iba a sacar más información, también era más que obvio que esta vez no renunciaría a él.

-         Lo siento, pero esta vez me quedo- al decir eso salió del depósito y se dirigió a los estantes para acomodar las cosa, y limpiarlas.

Tuvo que quedarse un par de horas más para compensar las que había perdido por llegar tarde, al salir estaba furioso había sido un mañana muy larga y Maxi con ayuda de Luis, no lo dejaron en paz ni un segundo. Aparte no había visto a Tomás y no sabía por qué no estaba ahí.

La Semana no pasó mejor, Germán era tratado como una mula de carga, Luis y Maxi, sobretodo Maxi, le hacían la vida imposible y no le daban tregua, Tomás lo ignoraba, solo le hablaba para remarcarle algunas cosas o saludarlo. Él tuvo su celular apagado toda la semana, pero sí tuvo trabajando con algunos clientes fijos que tenía, a los cuales no podía defraudar, ya que varias veces esos clientes se aparecían con regalos bastante caros, incluso uno de ellos le había conseguido los documentos, otro un celular de última generación, otro una tarjeta de crédito, incluso había logrado conseguir su departamento cogiendo con el dueño del edificio, que se lo dio a pagar en cuotas de demandante sexo y bastante flexibles de dinero. Sentía la obligación de estar cuando ellos lo requerían, esa era su vida.

Al llegar a su apartamento sintió la soledad por todo su cuerpo, esta semana que había pasado no había logrado nada con Tomás y su cuerpo estaba completamente agotado. Se acostó en su cama a pensar. ¿Valía la pena  todo lo que estaba haciendo por un hombre que lo ignoraba? Él podía tener al hombre que quisiera, y tenía más de un pretendiente que había prometido sacarlo de esta vida de mierda, ¿Por qué ahora no podía sacarse de la cabeza a ese hombre? Recordó la primera vez que lo vió en la entrada, estaba muy nervioso no podía articular palabra, podía sentir su corazón latir, la primera vez que lo vió desnudo tan dispuesto a él, tan sumiso y a la vez tan delicado, tan frágil. Muy diferente al hombre que veía ahora ¿un padre? Esta semana había visto varias veces a Santy en la tienda corriendo de un lado para otro, todos los empleados lo querían, lo llenaban de besos, abrazos y hasta regalos, cuando él llegaba a la tienda Tomás se transformaba en un ser completamente diferente pendiente de su hijo y en algunos caso demasiado sobreprotector, pero ese niño lo valía, los primeros días fue el pequeño el que se acercó para presentarse y para entrar en confianza con el nuevo empleado. ¿Cómo habrá hecho para tener un hijo? ¿M-preg?, No eso no existe, ¿Alquiló un vientre? El nene no tiene rasgos parecidos a Tom, seguramente adoptó. Germán también notó que a la persona que no se había cruzado, era al esposo, había escuchado más de una vez a hablar de unos papeles a Luis diciendo que faltaba firmar esto para que todo acabara y que el tarado no iba a poder reclamar nada, mmmm…. ¿Se habrá divorciado? Esa idea lo hizo levantar de la cama.

-         Basta – se dijo – sí vale la pena, y no me voy a dejar intimidar, él va a ser mío y ya sé cómo atraerlo a mí.

Salió de su departamento y caminó a pasos rápidos hasta una juguetería que se encontraba a unas cuadras.

Al día siguiente Germán se dirigía a la tienda decidido a hablar con Tomás y un Transformers tamaño extra grande para el pequeño, lo había visto varias veces con remeras, hasta gorras de ellos. – en el único momento en que Tomás estaba vulnerable era cuando su hijo estaba cerca. Al entrar al local, rápidamente fue interceptado por Maxi.

-¿Y ese muñeco?

-¿te importa?

  • Si piensas llegar al jefe através del pequeño, te aviso que estás muy equivocado, para empezar no eres su tipo, a él le gustan las personas sin barba, y menos musculosas, mas jóvenes, como yo. – dijo intentando intimidar, era evidente que no sabía toda la historia.

  • Mira no tengo por qué darte explicaciones a vos – sonrió -  y creo que deberías informarte mejor – Se abrió camino hasta Tomás.

  • ¿Y ese Muñeco? – dijo Tomás mirando seriamente a Germán.

  • Para mi amigo Santy  - respondió, mientras lo guardaba en una bolsa, Tomás lo miro y no dijo nada.

La mañana transcurrió con normalidad, alrededor del medio día, como siempre, llegó un alegre Santy con esa alegría que provocaba que todos quieran abrazarlo, Germán se acerco a él y lo tomó por sorpresa haciendo que el peque saltara de contento.

-Hola peque, ¿Cómo te portaste en el jardín hoy? – Germán le hablaba ignorando todas las miradas, sobre todo la mirada de furia que venía de Diego.

-Ben, hoy la seño nos enseñó a contar – dijo un animado niño mientras lo miraba fijamente a los ojos.

-Muy bien, Te tengo un regalo – Dijo sacando de la bolsa el muñeco Transformers, La cara de Santy se iluminó por completo, tomó el paquete con tanta euforia, que casi lo rompe, Ger ayudó abrirlo y ambos se pusieron a jugar en el medio del local sin importarles nada, ni siquiera se dió cuenta que detrás de ellos estaba Tomás mirando toda la escena con lagrimas en los ojos, y una sensación cálida creciendo dentro de él.

Capítulo 7

Después de una semana de haberse presentado con el regalo para el Peque, como cariñosamente Germán lo llamaba, se había vuelto muy unido a este, cada vez que llegaba del jardín corría a los brazos de Germán, después de saludar a su padre.

Tomás no lo veía del todo bien, no estaba muy seguro de cuanto quería que esa amistad siguiera creciendo.

-         Mañana viene los inversionista, si todo sale bien te darán el dinero para abrir más sucursales y transformar nuestro pequeño negocio en una de las cadenas más grandes del mundo en venta de videojuegos. – Comentaba Luis muy contento.

-         ¿Nuestro Local? ¿Más grande del mundo? ¿No estás exagerando?

-         ¡Yo cuando me imagino las cosas me las imagino en grande!

-         ¿O sea que te gustan las grandes? – Interrumpió Germán con una sonrisa.

-         ¿Y a ti quien te está hablando, terminaste de barrer la vereda?

-         Sí, ahora estaba por limpiar los vidrios como el Sr. Jefe me lo había pedido.

-         Te lo pedí horas atrás, ¿Todavía no lo terminaste?, estás muy lento. Y sabés que no me gusta eso.

-         Sí Jefe – dijo mirando para abajo y yendo a buscar las herramientas para empezar con la limpieza de los vidrios.

-         No entiendo a ese tipo, ¿Sigue con su otro trabajo? – Preguntó Luis.

-         Termina las presentaciones para mañana, todo tiene que estar perfecto, voy a ir a buscar a Santy al jardín y de ahí a mi casa, Marcelo quiere que vaya a ver unas casas con él. – Dijo ignorando la pregunta de su mejor amigo.

-         ¿Y Die? ¿Por qué no fue él?

-         Me dijo que no podía, en serio necesito una niñera.

-         Recuerda mañana vienen los inversionistan a la misma hora que sale Santy, lo va a poder ir a buscar.

-         Sí, me confirmó que sí – dijo Tomás, tomando las cosas para salir a buscar a su hijo.

Cuando salió del local vió a Germán limpiando el vidrio, se veía tan malditamente sexy, muchas de las personas que pasaban por la calle se paraban a mirarlo, tanto hombres como mujeres, eso lo ponía un poco celoso.

Al día siguientes todos estaban  corriendo de un lado para otro antes de la llegada de los nuevos inversionistas, el local tenía que verse lo mejor posible; Tomás estaba tan metido en los papeles de la presentación que ni en la hora se había fijado, al no ser por Germán que le hablo.

-         Tengo un regalo para el Peque, espero que no te moleste.

-         Para nada – dijo sin levantar la vista y atendiendo el teléfono que había empezado a sonar.

-         ¿Hola? ¿Cómo?, es imposible, ya voy para allá – dijo gritando provocando que todos en el local se acercaran para ver qué pasaba.

-          ¿Qué paso? – Dijo Luis algo asustado.

-         Tengo que ir al jardín, hubo un problema, un niño hizo llorar a Santy.

-         No te podés ir, los inversionistas están por llegar – lo frenó Luis.

-         Santy está en el jardín llorando pidiendo por mí, me importa una mierda los inversionistas tengo que ir por mi hijo y hacerle pagar al niño que lo hizo llorar.

-         Primero te calmas, segundo son niños ellos se golpean todo el tiempo y tercero los inversionistas no los podés mandar a la mierda, ¿si quieres voy yo?.- trató de tranquilizar Luis a un Tomás muy exaltado.

-         Dios, ¿Qué voy a hacer?, no podes ir vos, te necesitó acá.

-         Voy yo – Dijo Germán que estaba escuchando todo desde atrás, todos se dieron vuelta a verlo. - ¿Qué? El peque me quiere, y me conoce, ustedes dos no pueden ir, soy su única opción.

-         Sabes que no confío en este tipo pero tiene razón, no podemos irnos ninguno de los dos. – Dijo Luis con una mirada amenazante a Germán.

-         Está bien, llamaré a la escuela para avisarle que tú iras a retirar a Santy. – Aceptó Tomás de mala gana.

Después de recibir las indicaciones para llegar al jardín, Germán caminó hasta su auto que se encontraba a varias cuadras del local, no había querido que nadie viera su nuevo auto, que obviamente con el sueldo del local no se hubiese podido comprar.

Al llegar a su destino estacionó en el lugar justo cuando una mujer también estacionaba el suyo, un flamante auto rojo, la mujer al bajar le guiñó el ojo y le regaló una sonrisa, no le prestó mayor atención, estaba algo nervioso, nunca había ido a un jardín a retirar a un niño, nunca pensó hacerlo pero cuando escuchó que alguien había hecho llorar al Peque se había puesto furioso casi tanto como su padre.

Al presentarse en la puerta fue llevado directamente a la dirección donde encontró a un Santy con los ojos completamente humedecidos que rápidamente fue a sus brazos y siguió llorando, lo intentó calmar pero no lo lograba y eso lo enojaba mucho más.

-         Disculpe, ¿Usted es el otro padre de Santiago? – dijo una señora muy mayor.

-         Si soy yo.- Afirmó

-         Soy la directora, por favor pase por aquí – la directora lo guió hasta su oficina, donde se encontraba la señora del flamante auto rojo con un niño muy sonriente en brazos de la misma edad de Santy.

-         Ella es la Señorita Celeste y él, su hijo. Su hijo le dijo cosas un poco desagradables a Santy.

-         ¿Un poco? Mire como llora desconsoladamente – dijo Germán tratando de sonar calmado.

-         Son niños, a esta edad uno no puede controlar lo que dicen o hacen, estoy seguro que mi hijo lo siente y no se va a volver a repetir – Respondía muy alegre la señorita mientras miraba fijamente a Germán.

-         Eso espero, ¿Puedo retirarme?

-         Sí adelante, nuevamente le pedimos disculpas y nos aseguraremos de que esto no vuelva a pasar. – Mirando a las dos mujeres con el ceño fruncido y sin decir una palabra salió de ese lugar directo a su auto.

Cuando iba llegando a su auto con Santy en brazos recordó la conversación de Luis y Tomás – el niño era muy chico para recibir un castigo, pero la madre no.- sacando la llave que tenía en su bolsillo, pasó por el flamante auto rojo y le dejo un rayón enorme de un lado, miró a Santy, que se había dormido en sus brazos y una rara sensación se instaló en él, pero tenía un problema - ¿Cómo llevo a Santy hasta su casa en este auto?

Después de varios minutos, Germán llegaba a la casa de Tomás, no vivía lejos, pero fue más lento de lo normal, ya que Santy venía sentado en el asiento de adelante para que nada malo le pase.

Al llegar se encontró con una casa bastante moderna y bien cuidada; al entrar llevó al niño a su habitación y lo acostó tratando de no despertarlo, cosa que fue inútil.

-         ¿Vos me querés? -  Preguntó, aún con lágrimas en los ojos.

-         Claro que te quiero, ¿Por qué preguntas eso?

-         Porque mi papi Alexis, se fue igual que mis otros papis, nadie me quiere, todos me dejan. – dijo poniéndose a llorar – Yo me porto bien. No quiero que te vayas. No me abandones, como todos – esto último lo dijo casi gritando. Germán lo abrazó con todos su fuerzas varias lágrimas habían empezado a brotar.

-         Escúchame bien pequeño, tienes un papi que te ama con todo su alma, bueno hoy no pudo estar aquí pero ya debe estar por llegar. Pero lo tienes y a mí, ninguno de los dos vamos a dejar que te pase algo malo. Ahora, vamos a preparar algo para comer.

Los dos se fueron para la cocina a preparar algo para comer, aunque ninguno de los dos sabía cocinar, por lo tanto decidieron ir a comer afuera, pero ¿dónde?, se preguntó Germán. Después de meditarlo un poco decidió llevarlo al restó donde había ido con Tomás en su primera cita. Aunque rápidamente cambió de opinión; era un lugar para adultos, aunque era pasado el medio día el lugar estaba lleno de borrachos y había mucho olor a cigarrillo, saliendo de ahí casi corriendo llamó a otro taxi, no había llevado su auto porque no se sentía seguro hasta que no comprara una silla para niños.

La segunda opción fue un restaurante enorme en el centro, pero cuando llegó en la entrada se sintió raro, comer aquí solo con un niño, ni siquiera sabía qué le gustaba a Santy y si lo que servían aquí le iba a gustar, salió del lugar un poco frustrado.

La tercera opción fue una parrilla, pero tampoco le gustó la idea cuando vió a Santy hacer mala cara por el humo que salía de la cocina. – ¡Por dios! Que come un niño de esta edad – pensó - y se dió cuenta que en todo el viaje a las diferentes opciones Santy había estado callado sin decir una sola palabra y con la vista muy perdida.

Se agachó hasta quedar a su misma altura.

-         Dime Peque ¿Qué quieres comer? – Santy lo miró medio asustado – vamos Peque  soy nuevo en esto, y quiero que te sientas cómodo. Dime.

-         ¿Hamburguesas? – dijo muy bajo y algo asustado.

-         Tienes razón, ¿Por qué no se me ocurrió antes?

Tomás estaba muy ansioso por llegar a su casa, la reunión con los inversionistas había resultado bastante bien, había logrado llegar a un gran acuerdo, pero él no estaría feliz hasta que no llegara a su casa, ver a su hijo y averiguar lo que había pasado.

Al llegar se encontró con un auto en la puerta que le llamó la atención, aunque se imaginaba de quien era.

Una vez adentro vió un gran desorden como jamás antes había visto, juguetes por todos lados y en la mesa había un montón de dibujos, y material para dibujo, uno le llamó la atención, estaba dibujado con un lápiz, era una retrato de Santy sentado en la mesa dibujando, era una gran imagen muy bien hecha parecía que un profesional lo hubiese hecho, nuevamente miró a su alrededor, no recordaba cuando su casa se había visto de esa forma; empezó a sentir una sensación tan hogareña. Alexis siempre obligaba a Santy a levantar sus juguetes y a tener la casa lo más limpia posible. Se fue acercando al cuarto del pequeño y cuando abrió la puerta casi se desmaya, en la cama estaba acostado Germán y encima de este se encontraba Santy, una imagen hermosa, con una rápida mirada recorrió toda la habitación; se encontró con los almohadones tirados por todo lados – Tuvieron una guerra de almohadas – se dijo para sí mismo, acercándose más pudo notar que Santy estaba profundamente dormido con una gran sonrisa y en su mano un muñequito de esos que te dan en el lugar de comidas rápidas.

-         Llegaste – Afirmó Germán.

-         Hola, pensé que estabas dormido.

-         Dormí algo, pero el Peque no se queda quieto – Dijo intentando levantarse sin despertar al niño.

Ambos fueron a la cocina, Germán tenía cara de estar enojado por algo.

-         Escúchame, ese niño vale oro, no voy a permitir que sufra más de lo que sufrió – Dijo de forma amenazante a Tomás.

-         No tienes porque decírmelo, lo sé muy bien, y no voy a dejar que nada malo le pase – Ambos se quedaron en silencio, hasta que el celular de Germán sonó.

-         ¿Algún Cliente?

-         Sí, tengo que irme, o tú quieres de mis servicios.

-         No gracias, solo no te olvides de que mañana debes entrar a trabajar temprano.- sin decir nada Germán tomó su campera y se retiró.

Tomás con un nudo en su garganta se acercó nuevamente hasta la habitación de su hijo donde lo encontró despierto jugando con su nuevo juguete.

-         ¡Hola!, papi te quiero. Ger, ¿se fue? – El pequeño salto a sus brazos.

-          Sí, tenía un trabajo que hacer.

-         ¿Él va a ser mi nuevo papi? – preguntó sin dejar de ver su nuevo muñeco.

-         ¿Qué?, no creo hijo, el puede ser tu nuevo amigo pero nada más por el momento.

-         Papi, si me porto bien, ¿él puede ser mi nuevo papi?

-         Jajajaja hijo, te quiero mucho – Dijo abrazándolo fuertemente.

Capítulo 8

Germán se levantó a la mañana temprano, no había logrado dormir nada, había tenido tres clientes a los que no había podido complacer muy bien, le costó mucho concentrase, su mente estaba en lo que había pasado la tarde de ayer. Y ahora al ver toda su casa se sentía tan vacía, tan fría, nunca le había importado pero hoy se encontraba muy distinto, tenía ganas de salir corriendo de ese lugar.

Tomás se levantó cuando un enérgico Santy se tiró encima suyo. Esta mañana el Peque estaba mucho más contento que otras y no paraba un segundo de hablar de todo lo que había hecho el día de ayer con su nuevo gran amigo Ger. Esto lo asustaba un poco, no por el hecho de que Santy le tomara cariño a Ger, sino porque no podía recordar cuándo fue la última vez que Alexis y Santy se habían divertido tanto, como el Peque le contaba.

Los dos llegaron al local casi simultáneamente, Maxi ya los estaba esperando con dos cafés en la mano; en realidad estaba esperando a Tomás.

-         Tom, Buen día – Dijo con una gran sonrisa entregándole el café.

-         La próxima vez si vas a traer café que sea para todos – dijo muy seriamente – Ger, ve a la esquina y cómprate un café para desayunar.

-         ¿Ger? - Tanto Maxi como Germán dijeron al mismo tiempo, nunca lo había llamado de esa forma. Sonriendo para los dos entró al local y se sentó frente a la computadora a revisar unos archivos.

La mañana transcurrió con normalidad, o eso parecía, Tomás no dejaba de pensar ni de mirar a Germán y este no dejaba de mirar ni de pensar en Tomás. Alguno de los dos tenía que hacer algo.

-         Ger…. Germán – Dijo algo nervioso Tomás – Tengo que ir a buscar a Santy al jardín, mmm  ¿Te…gustaría….acom…pañar…me? – logró decir muy tímidamente.

-         Me encantaría, Tal…vez… podríamos….¿Ir a comer algo con el Peque? – Los dos estaban muy nerviosos, parecían adolescentes.

-         Sí, es una buena idea, me gustaría…digo… al peque le gustaría.

-         Bien, solo déjame decirle a Maxi que nos vamos – se apresuró a decir  Germán, quería ver la cara que este pondría.

-         Max, te quedas solo, Tom y yo, nos vamos a buscar a Santy y de ahí a comer y después quien sabe. Pero no te preocupes según tu, no soy su tipo – diciendo eso se alejo de un Max que tenía los ojos más abiertos de lo normal y con una furia muy grande creciendo dentro de él.

El camino al jardín fue muy tranquilo, iban los dos en el mismo auto, ninguno sabía que decir, hubo un par de miradas pero nada más. Realmente parecían dos adolescentes.

Al llegar al jardín lo primero que vieron fue el flamante auto rojo con un flamante rayón.

-         Ese es el auto de una de las mamas de  los compañeritos de Santy, le daría un premio al que hizo eso. – dijo en tono burlón.

-         ¿Qué clase de premio?

-         Jaja. Una noche de sexo salvaje – dijo, con intención de sonar divertido y tratar de calmar la tensión entre ellos.

-         ¡GENIAL! – exclamó, mostrando con orgullo la llaves que todavía tenían un poco de pintura roja- ¿donde reclamo mi premio?

-         ¿Fuiste tú?

-         Si, resulta que esa rubia teñida es la mamá del gnomo que hizo llorar ayer al Peque, y como está mal visto pegarle a un niño o a una mujer, bueno, tome una pequeña venganza por hacerle daño a mi hijo – dijo muy confiado y casi sin pensarlo.

-         ¿Qué dijiste? – Dijo Tomás mirándolo muy seriamente.

-         Eh…yo… nada… - La campana del jardín sonó en ese  momento sacándolo de ese incómodo momento.

Los dos se dirigieron a la puerta, Germán caminaba más rápido con la cara roja por lo que había dicho. Tomás caminaba muy tranquilo, le había gustado lo que escuchó, aunque no quería hacerse ilusiones, sabía muy bien que estaba jugando con fuego, al traer a este ejemplar de hombre, con hermosos ojos y esa barba….. – Basta- se dijo para sí mismo.

Mientras los dos hombres esperaban a que Santy salga, varias mujeres se acercaron con intenciones de coquetear con ellos, pero ninguno les hizo caso, ambos estaban metidos en sus propios pensamientos.

Cuando empezaron a salir los niños los dos empezaron a buscar con la mirada al Peque, que al verlos se le iluminó la carita como nunca antes y salió corriendo para donde ellos estaban deteniéndose a un par de pasos, no sabía a quién abrazar primero, los dos adultos al ver la difícil decisión que intentaba tomar el menor, y como si se leyeran el pensamiento se agacharon al mismo tiempo y quedaron a la altura de él, que aprovechó para abrazar a los dos tirándolos al piso y estallando en risas. Todos alrededor los miraban como si fuera un papelón lo que estuvieran haciendo, pero a ellos no les importó. Ellos tres en ese momento se volvieron uno solo y aunque no lo eran, Tomás sintió que ese era un gran momento familiar.

Los tres felices se fueron al local de comidas rápidas, obviamente el lugar fue elegido por el Peque que quería ir a los juegos del local. Germán se dió cuenta que esa era la oportunidad que estaba esperando para poder hablar, mientras el niño estaba en los juegos.

-         Lo siento – Comenzó a decir mirando para abajo.

-         ¿Qué? ¿Por qué? ¿Pasó algo? – dijo confundido Tom.

-         Por lo de 10 años 2 meses y 3 días atrás.- Tomás lo miró fijamente.

-         Sé que esa mañana fue muy difícil para ti, pero quiero que sepas que para mí también lo fue.

-         Germán, lo que haya pasado en ese momento, ya no importa. Tú tomaste tu decisión y yo la mía. Ahora como adultos, tenemos que hacernos cargo de ellas.

-         Lo sé. Pero me equivoqué, yo en ese momento no tenía nada para ofrecerte.

-         ¿Y ahora lo tienes? - Interrumpió Tomás – es evidente que no, pero ¿alguna vez te pedí algo?, yo te quería a tí y no me importaba nada más.

-         ¿No te importaba saber que cogía a cada hora con una persona distinta? ¿Que mi pija y mis besos no eran solo tuyos?, ¿o que cada vez que me llegue un mensaje yo tenga que dejar todo y salir a complacer a otro?

-         ¡Mierda no! – Grito Tomás – Porque tu volverías a mí, porque sin importar nada tu dormirías conmigo cada noche, porque sé que en tu corazón serías mío, porque yo no te tendría que pagar para tener sexo conmigo, o esperar a que estés disponible, eso tal vez sí, yo conocería los secretos de tu cama, yo sería la persona que tú hubieses visto cada mañana a despertar.

Los dos se miraron fijamente, su mundo se detuvo, todo se había desvanecido no había nada ni nadie a su alrededor.

-         ¡Papi! - Santy llegó hasta donde ellos estaban rompiendo su burbuja y volvieron a la realidad. – Tengo sed.

Los dos miraron al mismo tiempo al pequeño con cara de ángel y los dos tuvieron el mismo pensamiento.

-         ¿Quieres ir a la plaza? – Preguntó Tomás a su hijo tratando de sonar natural - ¿Quieres acompañarnos?

-         Siii – gritó con entusiasmo Santy, tomando de la mano a Germán y a Tomás para apurarlos.

El camino a la plaza fue muy tranquilo, Santy fue hablando todo el viaje y cuando bajaron del auto el Peque se puso en el medio de los dos y tomó la mano de ambos y los arrastró a los juegos, Tomás no podía recordar cuando él y Alexis habían llevado a Santy a la plaza.

Pasaron casi toda la tarde en ese lugar hasta que el Peque empezó a sentir sueño y decidieron marcharse, pero antes de que Germán suba al auto, su teléfono sonó, congelándolo.

-         ¿Un cliente? – pregunto Tomás medio triste

-         Seguramente

-         Vé, el deber llama – dijo tratando de sonar cómico pero era obvio que no – ¿si terminas temprano quieres ir a cenar a casa?

-         ¡Siiiii! – Se escuchó desde adentro del auto, eso logro hacer que los dos sonrieran

-         Me encantaría.

Despidiéndose, Germán caminó hasta su departamento muy pensativo, olvidando por completo que su auto estaba en el local. Por suerte todo quedaba relativamente cerca.

Al llegar a su departamento se encontró con un chico rubio, ojos verdes, algo rellenito y algo tímido.

-         Hola, ¿Tu eres Germán? – preguntó el rubio.

-         Si, perdón por hacerte esperar – Dijo mientras abría la puerta y lo dejaba pasar – pon el dinero en esa mesa y sácate la ropa.

-         Que frio eres, pensé que ibas a ser más cariñoso. - Dijo de mala gana mientras hacia lo que le había dicho.

-         El tiempo corre – lo apuró.

Cuando quedó completamente desnudo se acostó en la cama quedando a disposición de Germán, este lo miró, le dedicó una sonrisa y se subió encima de él para empezar  besar su cuello, el rubio estaba completamente al palo, pero él no podía sacar de su mente a Tomás y le estaba costando ponerse duro, y el rubio lo estaba notando.

-         ¿Sucede algo?

-         No, escúchame bien, aquí yo doy las órdenes, ¿se entiende? Ahora quiero que con tus dulces labios me chupes la pija como si no hubiese mañana, ¿ok? – Sin decir una palabra el rubio metió la pija media dura en su boca  y empezó a chupar, al sentir esos labios empezó a ponerse duro, después de un buen rato, Germán lo levanto poniéndolo en cuatro, se quedo un momento viendo ese imponente culo, su cerebro trajo la imagen del culo de Tomás, sacudiendo la cabeza logró sacar esos pensamientos y concentrarse en su cliente que pedía atención, dándole una nalgada hizo que el rubio se voltee y lo fulmine con la  mirada.

-         No me pegues, no me gusta. – Germán lo miró confundido, pero el cliente siempre tenía la razón, aunque a él no le agrade, besó donde le había pegado y empezó a meter su lengua en el agujero del rubio que empezó a gemir, luego empezó a meter un dedo para empezar a dilatar a su cliente, y este continuó gimiendo más y más, ya con dos dedos, Germán, decidió que estaba suficientemente dilatado, sacó de debajo de la almohada un forro y un sobre de lubricante, se puso el forro y apuntó la cabeza de su pija, humedecida con el lubricante al agujero de su cliente, empezó con un  suave vaivén y luego fue aumentando el ritmo, no se dió cuenta cuanto tiempo pasó pero sintió como los músculos alrededor de su pene se contraían y como la respiración del rubio cambiaba.

-         ¡Por Dios voy a acabar! – dijo en el momento preciso, ensuciando la cama, saco su pija de adentro y se recostó en la cama.

-         ¿no vas a acabar? – pregunto el rubio.

-         Tú acabaste, es lo importante, por favor vístete que en cualquier momento tengo otro cliente.

Después que el chico se marchó, Germán recibió otro cliente y luego otro y luego otro, no pudo estar a la altura de la situación, tuvo que usar una pastillita que solo usaba en caso de emergencia cuando el cliente no lo excitaba lo suficiente, y eso pasaba muy pocas veces. Cuando se dió cuenta eran pasadas las diez de la noche, rápidamente se bañó y salió a la calle, primero pidió un taxi para ir al local a buscar su auto y luego fue a la casa de Tomás, creyendo que este ya se había ido a dormir por lo tarde que era, pero cuando llego vió las luces de la casa encendidas, se sentía un poco extraño y no quería entrar, no estaba seguro de que hacer, ¿y si llamaba y cancelaba todo?, pero no, tomando valor bajó del auto y se acercó a la puerta, respiró profundo y golpeó.

La puerta se abrió y un pequeño duende, con su piyama ya puesto, se lanzó a los brazos, derribándolo y dejando a Germán en shock.

-         ¡Santy. Mira lo que hiciste! – aparecía Tomás con un delantal de cocina. Que para la mirada de Germán le resultaba demasiado sexy.

-         Déjame ayudarte – Tomás ofreció su mano para que Germán pudiera levantarse.

-         Estoy bien – Dijo levantándose con el peque en sus brazos.

-         Llegas Tarde – decía Santy mientras se refregaba los ojos, clara señal de sueño.

-         Perdón es que tuve mucho ….. – No quiso terminar la frase.

-         Me imaginé, no te preocupes, vamos la cena ya esta lista.

La casa se sentía tan cálida, tan hogareña. Había juguetes del Peque por todos lados, la mesa estaba puesta y un olor a comida casera se podía sentir por toda la habitación.

-         Santy, ve a lavarte las manos

-         ¿Me ayudas? – el peque le dijo a Germán con una gran sonrisa.

-         Claro, vamos al baño, yo también me tengo que lavar las manos.

Los dos fueron al baño, Santy estaba con una energía increíble y no dejaba de hablar, Germán se sentía raro. Se sentía ¿sucio?  Estuvo más de lo normal para lavarse las manos y si no hubiese sido por las insistencias de Santy todavía estaría dentro del baño.

Una vez en la mesa, todo pasó normalmente, la conversación era fluida, gracias a Santy. Pero él todavía se seguía sintiendo raro, una sensación de asco se instaló dentro de él.

Tomás también veía toda la escena con una sensación muy rara, agradecía que Santy hablara, pero, él no era así, siempre en la cena el estaba callado y el que hablaba era Alexis y la atmósfera que había dentro de la casa era muy agradable.

-         Está muy rica la pasta – Dijo Germán

-         Papi es un grannnnn cocineroo! – dijo con un largo bostezo Santy.

-         Gracias a los dos por los cumplidos, realmente amo cocinar.

-          Ja, yo nunca en mi vida cociné, creo que las cosas que están en mi cocina  nunca se usaron.

-         ¿Nunca tuviste un novio que te cocine? – preguntó sin pensar.

-         Eh. No. Tuve uno hace mucho pero por mi trabajo nadie quiere saber nada conmigo, aparte todavía no llegó el hombre que realmente me enamore.

-         Papi, tengo sueñoooo- Interrumpió Santy ya casi dormido.

-         Yo lo llevo a la cama, ¿podrías ayudar con las cosas de la mesa? – Dijo Tomás mientras levantaba a Santy.

-         Sí, es lo menos que puedo hacer. Adiós campeón! – saludó Germán con un fuerte beso al niño ya dormido en brazos de su padre, esa imagen se grabó en su cabeza y no sería fácil de olvidar.

Germán se puso a lavar los platos y estaba muy concentrado que no sintió cuando Tomás entró a la cocina, y puso su mano en el hombro provocando que saltara del susto y que rompiera el vaso que intentaba lavar, generando un gran corte en su mano.

-         Perdón, no me dí cuenta que no me viste – dijo Tomás tomando una servilleta.

-         Estoy acostumbrado a estar solo, y ni siquiera sé lavar unos platos, ya que normalmente ceno afuera – dijo mirando fijamente a Tomás que lo ayudaba a lavarse la mano en la bacha de la cocina. En ese momento estaba muy cerca.

-         Tengo que irme  - se apresuró a decir Germán.

-         No quieres quedarte, es tarde, y podríamos tomar una copa de vino.

-         Realmente quiero, pero…. Tengo otro cliente que me acaba de llamar – Mintió

-         Ah, bueno, ve. ¿y la mano? – preguntó algo confuso

-         No te hagas drama no se va a dar cuenta – Dijo mientras se dirigía a la salida – muy rica la comida. Adiós – dijo saliendo lo más rápido posible de la casa y subiendo a su auto.

Tomás se quedó mirándolo en la puerta de la casa pensando en si estaba bien, si esto era correcto. Tenía miedo e inseguridad.

Germán llegó a su casa y fue directamente a la ducha, se sentía sucio, muy sucio. Estuvo horas bajo la ducha refregando todas las partes de su cuerpo, - esto no puede seguir, tiene que terminar, esto terminó – dijo saliendo de la ducha mirándose en el  espejo.

Capítulo 9

A la mañana siguiente Germán no tenía nada de ganas de presentarse a trabajar, ni de salir de la cama. Lo único que logró hacer fue mandar un mensaje a Luis, avisando que hoy no iría.  Luego enviaría otro avisando que ya no volvería. – es lo mejor para todos – Se dijo a sí mismo.

A media mañana logró levantarse muy desganado, varios clientes lo habían llamado pero había rechazado a todos, no se sentía de humor. Fue hasta la cocina para preparar algo de café, y sonrió – La bebida favorita de él, claro después de la cerveza -   se sirvió el café y se fue a la mesa, siempre le había gustado su casa pero hoy la veía tan gris, tan aburrida, tan limpia, tan ordenada.

El timbre sonó y eso lo sacó de sus pensamientos, de mala gana se acercó a la puerta y sin mirar la abrió, Casi se desmaya cuando lo vió ahí parado como hace casi diez años atrás, pero mucho más maduro, mucho más interesante, mucho más hombre.

  • ¿Qué haces aquí? – Fue lo único que pudo decir.

-  No te presentaste a trabajar – dijo abriéndose paso para entrar a la casa de Germán, auto invitándose.

  • No me siento bien – dijo cerrando la puerta – voy a presentar la renuncia.

  • ¿Ganas mas siendo puto? – dijo sentándose en el sofá – No

  • ¿Entonces? ¿Cuál es la razón por la que vas a renunciar?

  • Que quieres que te diga. – Dijo mirando hacia abajo

  • ¿Por qué no me miras a los ojos?

  • No puedo seguir, por favor vete – levantó la mirada hasta los ojos de Tomás

  • Hace diez años me dijiste algo parecido, hace diez años tomaste una decisión por los dos. Yo la acepté y renuncie a ti sin pelear.

  • No sigas….. ¿no entiendes?...... Tu y Santy y yo,…. no..  – se estaba empezando a poner muy nervioso.

  • ¿Qué?

  • Tú sabes, yo no puedo, anoche cuando fui a tu casa – empezó a hablar más tranquilo, sentándose en el sillón del frente – me sentía sucio, no podía soportar estar en la misma casa que ustedes después de yo allá…. – agachó la mirada – no solamente eso, tú estás en cada pensamiento mío, por más que quiero no logro concentrarme, traté de ocultar este sentimiento dentro de mí pero no puedo, aun después de 10 años sigue vivo y esperando que me correspondas.

  • Lo hago  - Interrumpió Tomás pero Germán no lo dejó.

  • No, mierda, no. No puedes amar a una persona como yo, no soy digno de ti. Tú no sabes nada de mí, no sabes, que no se cocinar, no sabes que toco la guitarra, no sabes nada de mí pasado, ¡no sabes nada!– Una cachetada lo interrumpió, con una mano en la mejilla y sorprendido miró a Tomás que estaba a punto de llorar.

  • Deja de decir tonterías, es verdad no sé nada de ti, pero estas últimas semanas me di cuenta de quién eres, cuando estas con Santy te vuelves un papá oso. No te importa nada, te esfuerzas por hacer bien tu trabajo sin importar que no sepas nada. Te enfrentaste a la escuela y a la rubia tarada sin necesidad. Puede ser que todavía no te conozca lo suficiente pero tú a mí tampoco y sin embargo 10 años después me buscaste y me enfrentaste ¿Por qué? Por una vez deja de ser un cobarde, una vez huiste. ¿Piensas hacer lo mismo ahora? ¿Acaso no te valoras?  – Germán simplemente miró para abajo – Muy bien, tienes razón, me tengo que ir, no eres la persona que conocí hace tantos años, yo crecí, maduré y me hice cargo de mis decisiones y un claro ejemplo es Santy. Yo avancé y ¿tú?, retrocediste – dijo Tomás mientras caminaba para la puerta con la vista levantada – No eres la persona que conocí.

Tomás empezó a caminar hacia la salida decidido a salir de la vida de Germán y a sacar de la suya a este. Ya estaba todo dicho.

Cuando estaba a punto de abrir la puerta alguien lo tomó de la mano y lo hizo girar y lo acorraló contra la pared poniendo sus manos para que no escapara, esta vez su mirada era intensa y no la apartaba de él.

-         No voy a permitir que me hables así. – dijo tan fríamente, logrando que Tomás temblara de miedo. – No tienes idea de lo que yo viví, de las decisiones que tuve que tomar, y…. de…..lo…..que perdí. – en esa última palabra unas lagrimas empezaron a caer.

-         No. No la tengo. – Interrumpió Tomás. Pero fue demasiado tarde, Germán había comenzado a besarlo.

Un beso lleno de pasión, de sentimientos, de necesidad.

Sin darse cuenta los dos estaban en la cama completamente desnudos, sus manos viajaban por todo el cuerpo, ambos se deseaban, ambos necesitaban esto.

Tomás se separó lo miró y le dijo:

-         Necesito saber que mañana no me desparecerás  como hace diez años.

-         Yo… necesito saber. ¿estás dispuesto a intentar que esto funcione?

-         Sabes cuál es mi respuesta.

-         Y tú la mía.

Volvieron a besarse con más ganas, y a jugar con sus manos. Sus erecciones estaban al máximo, gotas de líquido preseminal caían de ambas pijas, necesitaban atención urgentemente, con un movimiento rápido, Germán giro y se metió el pene de Tomás en su boca, este no perdió e hizo lo mismo, formando un 69 perfecto, ambos chupaban con mucha fuerza, como si su vida dependiera de ello.

Germán, sin sacar la pija de su boca, llevo unos dedos al agujero de Tomás empezando a penétralo y a darle fuertes nalgadas, provocando gemidos en este que no lograban salir de su boca, ya que tenía ese gran pene dentro de esta.

Tomás sacó su pija y se levantó poniendo su trasero justo encima de la cara de Germán abriéndolo con ambas manos para que su lengua tuviera mejor acceso, mientras que Tom lo masturbaba con la mano, Germán lo penetraba  con la lengua, hasta que este no aguantó más y lo giró, él se quedó acostado en la cama y colocó a Tomás encima de él para poder ver su rostro mientras su pija lo penetra.

Los dos estaban disfrutando uno del otro, ambos se sentían completos, una sensación de paz, los invadió a los dos cuando la pija de Germán estuvo por completo dentro de SU Tomás, este empezó a cabalgar con fuerza y a gemir como una puta en celo, Ger, desde su posición lo miraba con tanta pasión, ver el rostro de satisfacción lo llenaba,  no necesitaba acabar para sentirse realizado, ver ese hermoso rostro lo llenaba de una alegría por completo.

Pudo sentir que los músculos de Tomás se tensaban, cosa que significaba que estaba por llegar al orgasmo, inmediatamente tomó el pene de este y empezó a masturbarlo, logrando sacar gran cantidad de semen y esparcirlo por todo el pecho de Germán, éste al sentir el líquido tan caliente en su pecho y en gran cantidad no aguantó más y también acabó llenando el interior de su amante. Tomás gruño al sentir ese liquido caliente en su interior, miró fijamente a Germán, una palabra se estaba formando en su boca, pero tenía miedo de que saliera, usó las pocas fuerzas que tenia para no abrirla y no decir algo de lo que se pudiera arrepentir luego. Germán llevo sus manos sobre su pecho y recogió un poco de semen.

-         Esta es tu esencia, yo te marque acabando dentro de ti, ahora tu me marcadas con tu esencia dentro mío -  y sin decir nada llevó el líquido que recogió a su boca y se lo tragó. – ahora te pertenezco para siempre.

Tomás sin pensarlo dos veces se inclinó para besarlo probando un poco de su esencia. Ambos se durmiendo abrazados.

Estuvieron durmiendo una o dos horas cuando el sonido del celular de Germán lo despertó.

-         ¿Un cliente?  - Dijo un dormido Tomás

-         Sí, pero no lo atenderé, quiero quedarme contigo – dijo dejando que el celular siguiera sonando.

-         Atiéndelo, de todas formas tengo que ir al local, solo dame tiempo para bañarme.

-         Enserio no te molesta.

-         Ya te dije que no. Cuando termines, ve a comer con nosotros a casa, Santy se puso triste cuando se levantó y no te vió. – Dijo dirigiéndose al baño.

-         Está bien, trataré de terminar temprano para ir allá.- dijo viendo ese hermoso trasero que escurría algo de semen, una gran sonrisa se dibujó en su rosto, si Tom quería darle una oportunidad a esto, él aunque tuviera miedo no se la negaría – adelante – se dijo para sí mismo.

Capitulo 10

Germán se puso contento cuando termino con su último cliente a las 7 de la tarde. Rápidamente llamo a Tomás para avisarle que iría temprano a su casa para comer con ellos, se baño y se puso su mejor ropa, y se preparo para salir, cuando fue a tomar su celular este empezó a sonar. – por favor otro cliente no – rogaba. Por suerte no era otro cliente sino Tomás preguntándole si podía pasar por el súper para comprar una botella de vino. Germán suspiro y se pregunto si esto podía ser una típica escena  familiar.

Se dirigió hasta su habitación y corrió un cuadro homoerotico que estaba enfrente de su cama, detrás de este se encontraba su caja fuerte. Al abrirla contemplo la gran cantidad de dinero que tenia, siempre se pregunto ¿qué haría con él? Con muchos años de trabajo, había logrado acumular una pequeña-gran fortuna, Una vez un cliente le había aconsejado depositar su dinero en un plazo fijo por unos años para generar intereses, el no lo necesitaba pero ya tenía tres plazos fijos de miles de pesos en tres bancos distintos a varios años. Es bueno es su trabaja. Aparte le dedicada todas las horas de sus días, y no tenia gastos. Ya que siempre estaba solo. ¿Lo seguiría estando? – esta noche sabría esa respuesta.

Estaciono su auto en el estacionamiento de súper, se sentía feliz, bajo con una gran sonrisa. Dentro del súper muchos se lo quedaban mirándolo, era muy lindo, y lo sabía, cada vez que entraba a un lugar nuevo todos volteaban a verlo, tanto hombres como mujeres intentaban coquetear con él, aunque sin éxito, el siempre pensó que si querían estar con él que entonces deberían pagar. Fue a la parte de vinos y un repositor   se acerco con una gran sonrisa.

-         Buenas Noches Sr ¿Puedo ayudarlo en algo? – Le dijo mientras lo miraba de arriba abajo, nada disimulado, y mordiéndose los labios.

-         Sí, quiero llevarle un buen vino a mi futuro novio, ¿Qué me recomienda? – dijo sin dejar de ver los vinos – ¿tiene algún sector de juguetería para llevar a mi futuro hijo algo también? – Agrego con una gran sonrisa.

-         No – contesto de mal humor – la venta de bebidas alcohólicas es hasta las 21, si no se apura no va llevar nada.- dijo alejándose de ahí, Germán simplemente lo miraba alejarse con una sonrisa, - Tom tiene un mejor culo que el de ese flaco – pensó.

Una vez comprado el vino, y habiendo pasado por una juguetería que encontró en el camino, donde tuvo casi la misma escena que en el supermercado pero con una mujer, Germán estaba llegando a la casa de Tomás, antes de bajarse del auto, miro su celular y lo apago. Esta vez no se sentía sucio, todo lo contrario, y no quería que nada arruinada esta noche.

Se bajo del auto, fue hasta la puerta, antes de golpear dejo las cosas en el suelo y se agacho lo mas que pudo y golpeo.

La puerta se abrió y como esperaba un pequeño duende salió corriendo, con su piyama puesto y lo abrazo con todas su fuerzas, estaba vez estaba preparado y no se cayó.

-         ¡Hola peque! – Dijo con una gran sonrisa, detrás del niño apareció Tomás, también con una sonrisa, ayudando a levantar las cosas que Germán había dejado en el suelo.

Santy se puso a jugar con su nuevo juguete muy emocionado, mientras que Germán y Tomás lo miraban desde la cocina tomando un poco de vino.

-         ¿Te Gustaría quedarte a dormir? – pregunto Tom de la nada, sintiendo como Germán se ponía tenso.

-         Me encantaría – dijo sin pensarlo mientras se acercaba al peque para jugar con él, Parecían dos niños jugando.

-         Niños, a lavarse las manos, la comida ya va a estar. – grito Tomás desde la cocina, provocando que los dos estallaran de la risa, ambos se levantaron y fueron al baño jugando una carrera para ver quien llegaba primero, obviamente Santy Gano.

La cena resulto mucho más agradable que la otra, se sentía un aire de harmonía, paz y amor. Al terminar la cena, Tomas trajo el postre, frutillas con crema. Resulto ser el favorito de Germán y Santy, provocando una pequeña pelea entre ellos por ver quién comía más frutillas con mayor cantidad de crema, Nuevamente Santy gano, pero quedo lleno de crema, ambos empezaron a reír, por como lucia Santy. Tomás era un simple espectador no dijo ni una palabra, tenía una sonrisa muy grande en su rostro, no recordaba cuando habían tenido un cena como esta.

-         Muy bien mi pequeño guerrero es hora de ir a dormir – dijo Tomás, mientras trataba de limpiar a Santy.

-         No tengo sueñoooo – Dijo este con un gran bostezo.

-         Vamos Te llevare a la cama mientras tu papa levanta la mesa – Se apresuro a decir Ger, tomando en sus brazos al peque que otra vez bostezaba.

Ya habían pasado alrededor de diez minutos desde que Germán y  Santy habían entrado a la habitación, era sabido que para dormir al peque primero tendría que pasar por una guerra de almohadas o algo por el estilo.

Estaba lavando los últimos platos  cuando sintió que alguien lo abrazaba por detrás y empezaba a besar su cuello.

-         ¿Se durmió? – pregunto girando para rodear su brazos en sus cuello.

-         Si – Dijo plantando un beso en sus labios- Tengo un par de problemas.

-         ¿Cuáles? – pregunto un poco asustado.

-         Primero no tengo piyama, en realidad no uso. Me gusta dormir completamente desnudo en cualquier época del año.

-         No es un problema ese – dijo algo más relajado.

-         Segundo - dijo tomando la mano de Tom y llevándola a su entre pierna. – Tengo un pequeño que todavía no está dormido.

-         Bien debo encargarme de dormirlo, y seguramente debe querer jugar. – Dijo mucho más relajado y con una gran sonrisa.

-         Tercero, último y más importante. Una vez que pruebe tu cama voy a querer dormir todas las noches contigo y verte despertar todas las mañanas.

Ambos se miraron y se fundieron en un beso, pero este beso era distinto, transmitía sentimientos era un beso cálido,  tranquilo. Los dos fueron a la habitación y se acostaron en la cama tamaño King. Tomás no perdió el tiempo y lo desnudo tan rápido como pudo.

-         Tranquilo bonito, esta vez hay tiempo de sobra. – dijo Germán acariciando la mejilla de su amante.

En los labios de Germán y los de Tomás se empezaba a formar una palabra que ninguno de los dos se sentía preparado para decir, aunque tuvieran muchas ganas el miedo se hacía presente, ya habría tiempo.

Estuvieron toda la noche haciendo el amor, los dos despertaron cuando sintieron unos suaves golpecito en la puerta. Tomás se giro y vio a Germán durmiendo tan tranquilo. Una sonrisa se dibujo en su rostro, Él era perfecto.

-         Buenos días – dijo Germán abriendo los ojos – eres muy lindo cuando despiertas – dijo sin pensarlo.

-         Buenos días, tu también – la gran sonrisa seguí en su rostro pero se fue cuando vio la hora.

-         Es tardísimo – dijo asustado, y otra vez los golpecitos en la puerta – con razón Santy está despierto.

Germán se puso el bóxer y fue a abrir la puerta para  que Santy entrara. Mientras Tomás también se ponía la ropa interior.

-         ¿Dormiste con mi Papa? – Germán y Tomás se miraron un poco desorientaros antes la pregunta del peque.

-         Eh… si… - dijo Germán.

-         ¡Entonces voy a tener hermanitos! – exclamo saltando de felicidad mientras Germán empezaba a reír, Santy se quedo quieto y lo miro fijamente - ¿eres mi nuevo padre?- Germán se puso pálido antes la pregunta del niño.

-         Hey, pequeño hombrecito es hora de bañarse, por lo visto no vas a ir al jardín es muy tarde y yo tengo que ir al local. – Interrumpió Tomás, haciendo racionar rápidamente a Germán que se agacho a la altura de Santy y le dijo.

-         Ya veremos.

-         Ger, ve al cuarto de Santy y tráeme algo de ropa mientras preparo el baño.

-         ¿Yo? – Pregunto confundido.

-         Si tú. Ayúdame por favor.

-         Nunca vestí a un menor.

-         No es tan difícil ve al cuarto de Santy, y tráeme un pantalón y una remera, están en su ropero – dijo mientras se llevaba a Santy a la ducha

Germán  entro al cuarto del pequeño con algo de miedo tratando de no tocar nada – esto es inútil, ayer estuve jugando guerra de almohadas en esta habitación y ahora entro como si estuviera a punto de robar algo – se dijo para sí mismo, fue hasta el ropero y vio un pantalón vaquero, muy chiquito y una remera blanca de sus personaje favorito, sonrió pensando que bien se vería con esa ropa. Salió de la habitación y se dirigió al baño al entrar la escena que vio le lleno los ojos de lagrimas padre e hijo jugando en el agua salpicando por todos lados.

-         Te dejo la ropa del peque aquí -  dijo con una gran sonrisa.

-         ¿Viste que no era tan difícil? – dijo en tono burlón Tomás mientras lo salpicaba juguetonamente.

-         Bien, me iré a cambiar. – dijo saliendo del baño.

-         ¡Germán¡- grito desde el baño, este salió corriendo con el pantalón apenas abrochado, pensando que algo malo había pasado

-         ¿Qué? – entro al baño algo exaltado.

-         No me trajiste un bóxer para Santy,

-         Tu no me lo pediste – Dijo algo confuso

-         Es obvio que si se va a bañar tiene que ponerse ropa nueva incluyendo el bóxer, o ¿tú cuando te bañas no te cambias la ropa interior?  - pregunto con una sonrisa

-         Es verdad, lo siento, ya vuelvo. – Salió del cuarto de baño y se dirigió a pieza del peque de nuevo, al entrar empezó a revisar los cajones de la comoda, en el primer cajón encontró las medias, lo cerro pensando que eso no estaba buscando, el segundo tenía un montón de bóxer del peque, se quedo mirando fijamente varios segundo, ¿cuál sería el indicado?, él usaba bóxer blanco únicamente, y en el cajón había de todos colores, tomo uno de color blanco y cuando iba a salir se choco con los zapatitos de del peque y recordó que había entrado  a la habitación de sus padres descalzo y que seguramente necesitaría esos, los tomo y camino de vuelta al baño, sintiéndose orgulloso por llevar los zapatitos del niño.

-         Aquí está el bóxer, del peque y mira te traje las zapatillas – dijo con una gran sonrisa sintiéndose muy orgulloso.

-         Perfecto. ¿y las medias?

-         ¿Medias? – pregunto con clara desilusión.

-         Si, medias, van en los piecitos, antes de poner las zapatillas. – sin decir una palabra y  con el ceño fruncido salió del cuarto del baño hasta la habitación una vez más. Abrió  el cajón donde había visto las medias, pero lo que encontró fue todo medias sin pares. Empezó a buscar pero ninguna tenia par, abrió varios cajones mas hasta que encontró uno con todas medias nuevas sin usar.  Tomo unas blancas y salió devuelta al cuarto de baño, rezando tener todo.

-         Aquí tienes ¿Por qué tienes tantas medias sin pares?

-         En esta casa siempre que termino de lavar, desaparecen medias. No sé que ocurre es como si un fantasma se llevara las medias de Santy

-         Ahh. ¿quieres que prepare café mientras terminas de vestir a Santy?

-         Claro. – dijo depositando un beso en la cabeza del pequeño.

-         Yo quiero leche – dijo muy emocionado

Germán caminaba a la cocina cuando escucho sonar el celular de Tomás que se encontraba en la mesita de luz, miro sin importancia el aparato sonar, hasta que se dio cuenta que era una llamara de Max. Rápidamente tomo el celular y atendió.

-         ¿hola? – dijo Max.

-         ¿Qué quieres? – dijo con una voz firme.

-         ¿eh? ¿este es el celular de Tom?

-         Sí, pero tu jefe se está bañando, ¿Qué necesitas?

-         ¿Quién eres tú?

-         No reconoces mi voz – dijo con una sonrisa.

-         ¿Germán?, eres un desgracio, dile por favor a Tom que se apure, no puedo entrar al local y…

-         Si..si.. si yo se lo diré a tu jefe – dijo cortando la llamara y tirando el celular arriba de la cama dirigiéndose a la cocina.

Entro en la cocina y quedo boquiabierta a ver lo grande que era esta, no había podido apreciarla antes, había cajones y estantes por todos lados incluso electrodomésticos de última generación, en una parte de la cocina había un par de cajas de mudanza con algunas cosas dentro de ellas, no le dio mayor importancia y empezó a preparar el café y la leche, por suerte no le resulto difícil encontrar lo que necesitaba. Al cabo de unos minutos entraron a la cocina, Tomás y Santy.

-         Qué lindo te vez – dijo tomando al peque de los brazos de su padre – espero que te guste la leche que te prepare. – Santy se sentó en la mesa y empezó a tomar toda la leche y a comer las galletitas que Germán le había colocado.

-         Este es tu café – Germán le dio el café a Tomás -  me tomo tiempo, pero creo que descubrí como te gusta.

-         Esta muy rico – Dijo dando un sorbo.

-         Estaba pensado, ¿Tú tienes que ir al local?

-         Si

-         Bueno, yo me quedo con el peque, hasta que tú salgas, ¿Qué te parece? – Pregunto entusiasmado

-         Mmm. No sé.

-         Tu compañero, ¿quieres pasar toda la mañana conmigo?

-         ¡Chi! – dijo el pequeño con la boca llena de comida.

-         Santiago no hables con la boca llena.

-         Perdón – dijo agachando la cabeza.

-         Perfecto tu ve al local y yo el peque nos vamos a divertir, mas tarde te iremos a visitar. – dijo con una gran sonrisa.

-         ¿Y tus clientes? – pregunto Tom algo apenado.

-         No te preocupes puedo atenderlos por la tarde cuando tu salgas del local, y a la noche volveré para cenar contigo.

Habiendo arreglado ese asunto, Tomás salió rumbo al local donde esperaba encontrar a Max en la puerta, y lo encontró,  pudo notar dos vasos de café arrugados en el suelo como si alguien los hubiese apretado en sus mano, también noto que Maxi, estaba manchado con un poco de café y muy molesto.

-         Perdón por hacerte esperar - dijo sin mirarlo a los ojos

-         No importa – Contesto Max muy molesto. – ¿Quisiera saber si me puedo cambiar de sucursal? – pregunto de la nada muy enojado,

-         Si claro, no hay problema.

La mañana transcurrió tranquila, Tomás mando a Maxi a otra sucursal e hizo venir a Luis, tenía mucho que hablar con él, necesitaba alguien con quien descargar, necesitaba a sus amigos.

Cuando llego Luis ambos se pusieron a hablar de todo lo ocurrido en tan pocos días.

-         ¿Vos estas seguro de esto? – Dijo Luis

-         No.

-         Hay Tom, que voy a hacer con vos.

-         No seas tonto,

-         El único tonto acá sos vos. Tenemos que juntarnos todo para hablar de esto.

-         Si necesito unas cervezas bien fría con mis buenos amigos.

Pasaron el resto de la mañana hablando, hasta que fueron interrumpido pequeño con una sonrisa muy contagiosa.

-         ¡Papi¡  - dijo Santy entrando al local y corriendo hasta los brazos de su padre

-         Hola, ¿Qué anduvieron haciendo? – Pregunto Tomás sin dejar de mirar a Germán que tenía un gran sonrisa.

-         Tuvimos en la plaza y fuimos a comprar juguetes – Dijo muy contento.

-         ¿Más?  - Pregunto Luis.

-         Si para un niño que se porta bien nunca es suficiente – respondió Germán, Luis y Tomás se miraron y prefirieron guardar sus comentarios.

Santy fue hasta la parte donde estaban las consolas portátiles exhibidas y se puso a mirarlas, mientras los tres adultos se quedaron mirando el uno al otro, nadie sabía que decir.

Alguien entro al local y se dirigió a los tres hombres que estaban callados ahí mirándose uno al otro, se acerco con cautela sin darse cuenta del pequeño que estaba mirando las consolas, una vez que estuvo cerca, saco un arma de su cinturón y dijo con una vos muy nerviosa.

-         Nadie se mueva, - los tres se dieron  vuelta para ver al sujeto que apuntaba el arma.

-         Tranquilo - dijo Tomás tratando de mantener la calma y tratando de ubicar a Santy.

-         ¡Cállate¡ - Grito apuntando el arma a Tomás, el ladrón está muy nervioso y los chicos un poco asustados.

-         ¡Papi¡ - Apareció Santy corriendo sin darse cuenta de lo que estaba pasando.

El ladrón giro  apuntando el arma al menor, Germán con gran destreza corrió hasta donde estaba Santy y lo abrazo con todas sus fuerzas, Un gripo, un disparo, fue lo único que se escucho. Un líquido frio corría por el cuerpo de Germán y no dejaba de fluir. Lentamente fue cerrando sus ojos. Lo último que vio fue a Tomás corriendo así él. – Te amo. Fue lo único que pudo decir mientras cerraba sus ojos por completo.

Capítulo Final

El sol entraba por la ventana, eso lo despertó, busco medio dormido a la persona que hace un par de semanas le había confesado su amor, pero no la encontró.

Giro su cuerpo para mirar el techo de la habitación, no podía creer lo rápido que paso el tiempo y todo lo que había pasado. Se había mudado a una casa mucho más grande que la anterior con un par de habitaciones extras, un parque muy, pero muy grande. Era todo lo contrario de lo que le había pedido a Marcelo, pero como siempre su amigo lo sorprendía. Incluso el precio, aunque creía que había algo raro atrás de todo esto.

Unas lágrimas empezaron a caer cuando se acordó de lo que había pasado tiempo atrás de cómo Germán había salvado la vida de su hijo, y de esa palabra…. En ese momento se dio cuenta que las cosas hay que decirlas cuando uno las siente y no esperar al que el momento perfecto llegue por que podría no llegar nunca más. Por esa razón se prometió decírselo cada 5 minutos.

Se levanto de la cama, se puso la bata y camino silenciosamente hasta la cocina, donde se encontraba Santy con cara de enojo mirando fijamente a unas tostadas quemadas, y un Germán sin remera con un brazo vendado tratando de controlar su risa. Esa escena le resulto muy tierna y nuevamente   las lágrimas empezaron a brotar mientras silenciosamente miraba y escuchaba lo que pasaba.

-         Se quemo otra vez – Decía Santy cruzando los brazos y mirando enojado la tostada.

-         Somos malo en la cocina Peque – dijo algo cómico y algo frustrado.

-         ¿Y ahora? – dijo desilusionado.

-         Mmm déjame pensar, en la esquina hay una panadería que hacen desayunos, podemos ir a comprar uno y decirle a tu papi que nosotros lo preparamos.

-         ¿Eso no es mentir?

-         Eh, es una mentira piadosa, aunque dudo que se dé cuenta que  lo preparamos nosotros. – Termino de decir y empezó a ponerse una remera, tratando de no forzar mucho el brazo vendado. Cuando termino de hacerlo miro así donde se encontraba Tomás y le guineo el ojo.

-         Apúrate peque antes que tu papi se despierte y nos arruine la sorpresa por su cumpleaños. – Los dos saliendo de la casa, Por suerte Santy no se había dado cuenta que su padre estaba despierto.

Tomás volvió a su habitación y se acostó nuevamente se quedaría ahí hasta que esos dos vuelvan con el desayuno.

Su cabeza empezó a revivir lo que había pasado ese dia.

Después del disparo él ladrón salió corriendo del local muy asustado. Luis llamo rápidamente a la policía y al servicio de ambulancia, Tomás estaba en shock no podía moverse había mucha sangre, y lo peor no sabía de quien era esa sangre, después de unos minutos se acerco temblando y vio como los ojos de Germán se cerraban, logro escuchar una palabra salir de sus labios, Tomás lloraba con todo su fuerza, Luis apareció y trato de mover a Germán para ver la herida y para ver a Santy que estaba hecho un bollito abajo del cuerpo de Germán, asustado, no podía decir ni una palabra. Tomás reacciono al ver al menor y lo abrazo llevándolo al fondo del local por más que quería quedarse y saber cómo se encontraba Germán, su hijo estaba temblando de miedo al igual que él, pudo sentir de lejos que una ambulancia se acercaba. Se aseguro que Santy no estuviese lastimando y se dispuso a salir para ver a Germán cuando estaba por abrir la puerta, esta se abrió bruscamente, Diego entro y abrazo a Tomás.

-         Tranquilo, los médicos dijeron que no es nada grave, lo van a llevar al hospital para asegurarse - dijo tratando de calmarlo – deberías ir con ellos, yo me llevo Santy a casa, llamo a Marce para que vaya al hospital y se quede con vos.

-         ¿Cuándo llegaste? – Es lo único que puedo decir.

-         Pasaba por aquí cuando escuche el ruido de la ambulancia y vine rápido para acá.

-         Gracias.

Le dio un gran beso a Santy y salió para subir a la ambulancia y salir rumbo al hospital.

Una vez en el hospital, le dijeron a que tenía que esperar en la sala de espera. Habían pasado diez minutos cuando llego su amigo Marcelo.

-         Hola pibe ¿   Se sabe algo?

-         No – dijo muy bajo.

-         Tranquilo todo va a estar bien – Trato de consolarlo sin éxito.

-         Tuve que habérselo dicho.

-         ¿Qué cosa?

-         Lo que siento por él, no sé si voy a tener oportunidad.

-         Estas exagerando las cosa – Lo interrumpió Marcelo – el disparo no fue certero. Por lo que Luis pudo ver no fue nada grave.

-         ¿Entonces porque se desmayo?

-         Hay que esperar a ver que dice el médico, Tom, esta mañana Ger me llamo para… - Fueron interrumpido por el médico que salió del quirófano.

-         El se encuentra muy bien, le sacamos la bala, y ahora lo llevaremos a una habitación privada. – dijo con una gran sonrisa.

-         Qué bueno – dijo más relajado Tomás.

-         ¿usted es la pareja? – Pregunto el medico

-         Si.

-         Muy bien, necesito que vaya a recepción y lo registre.

Tomás busco entre las pertenecías de Germán y encontró su documento y el carnet de la obra social, los tomo y fue a registrarlo. Una vez hecho el trámite fue a la habitación donde se encontraba, tenia puesto una intravenosa y dormía muy plácidamente. Se acerco y tomo su mano y en un susurro bajo dijo - Yo también -. Se sentó en el sillón de la habitación a mandar mensaje a sus amigos para avisar que estaba todo bien que tenían que esperar que despierte. Eso ocurrió alrededor de las dos de la mañana, cuando lo hizo Tomas dormía medio incomodo en el sillón. Trato de sentarse en la cama pero el dolor de su brazo no lo dejo moverse y un grito se escapo de su boca despertando al durmiente.

-         ¿Qué crees que estás haciendo? – Pregunto, mientras se ponía al lado de el examinadlo con detalle para saber si se encontraba bien.

-         Deja de mirarme de esa forma, estoy bien, quería hacerte lugar para que te acuestes conmigo.

-         ¿Estás loco? mira si te lastimo. – Dijo con una sonrisa.

-         Está bien – ambos se quedaron mirando muy fijamente, ambos querían decir una palabra pero no se animaban. Tomás, se acerco lentamente y le dio un suave beso en los labios.

-         Gracias.

-         ¿Por qué? – pregunto confundido.

-         Por haberlo salvado. Te…. – la puerta se abrió dejando entrar a la enfermera que venía a controlar a Germán. Tomás lo miro y se dio vuelta, pero la mano de este no lo dejo continuar, ambas miradas se encontraron – yo también – Dijo.

A la mañana siguiente Germán rogaba por que lo dejen irse. Y después de mucho ruego y algunos gritos lo dejaron ir. Pero con la promesa que se iba a ser reposo. Fue Tomás quien se acerco al médico y le aseguro que así seria, ya que se lo llevaría a su casa en donde no tenía ningún tipo de poder.

Cuando llegaron a la casa de Tomás, Santy lo recibió con un tierno abrazo, tenía miedo de lastimarlo. En la casa también se encantaraban Luis, Diego y Marcelo.

Estuvieron hablando toda la mañana hasta la hora del almuerzo, Tomás se llevo al peque para lavarles las manos y sentarse a comer. En ese momento aprovecho Germán

-         Marcelo ¿Hiciste lo que te pedí? -  Pregunto Germán asegurándose que Tom no apareciera.

-         Hay boludo, ayer casi meto la pata – dijo este

-         Qué raro vos – Exclamo Luis.

-         ¿Tenes algo que decir? – Lo cuestiono con una mirada furiosa.

-         Chicos no empiecen, ¿Qué tenias que hacer? – Pregunto Diego mirando de mala gana a Germán aun no lo toleraba.

-         Germán me hablo para que cambien los criterios de búsqueda de las casa para Tomás y Santy, me pidió que busque una más grande  y en una localidad mejor.

-         ¿Y eso por qué? – Pregunto con el ceño fruncido

-         Porque quiero que él sea mi novio y quiero que tengamos un hogar donde nosotros podremos generar nuestros propios recuerdos, Tomás y yo necesitamos un lugar donde empezar de cero.

-         ¿Y tú vas a estar con él mientras también te acuestas con otros? ¿qué clase de futuro puedes darle si cada vez que suena ese celular tenes que salir a cogerte a algún tipo? -  Dijo muy molesto Diego. En ese momento entraba Tomás a la sala con Santy en brazos y el celular de Germán empezaba a sonar, diego miro con furia a Ger, mientras este miraba la pantalla de su celular.

-         No vas a poder atender a los clientes con ese brazo todo vendado – digo algo apenado Tomás, Germán se levanto del sillón y fue hasta la puerta, seguido de todos, miro nuevamente su celular, su iphone, miro a Santy y a Tomás – Los elijo a ustedes dos – Tras decir eso aventó su celular lo más lejos que puedo con, su brazo sano, este se estrello contra el suelo  rompiéndose. Giro se acerco a Tomás y se puso de rollizas – Los elijo a ustedes dos, ahora y siempre,   en las buenas y en las malas, Tom llegaste a mi vida en busca de pasar un buen rato, para mi eras un cliente mas, pero te fui conociendo y me fui enamorando mas y mas hasta que no lo pude controlar y tuve que huir  para no lastimarte, una vez me llamaste cobarde y lo soy, porque tengo miedo, miedo de perderte, miedo de que no sientas lo mismo que yo, miedo……

-         Cállate por favor – Dijo Tomás entre lagrimas interrumpiendo – solo tienes que decir una palabra  y seré tuyo para siempre.

Germán se levanto lo abrazo por la cintura  con su mano sana y lo beso. Todos menos Diego aplaudieron y Santy saltaba de contento.

Sintió la puerta de su habitación abrirse se metió entre las sabanas y cerró los ojos para que no se dieran cuenta que estaba despierto, Santy empezó a saltar arriba de su cama gritando -¡¡¡¡¡feliz cumpleaños!!!!!!-  Tom se tiro encima  del peque para hacerle cosquilla mientras que Germán hacia malabares con la bandeja y una mano para que no se callera nada, y poder dejar todo en la mesita de luz para unirse a su familia, como él los había bautizado hace un par de semanas atrás. Se tiro en la gran cama olvidándose de su brazo. Un grito de dolor salió de su boca.

-         ¿Realmente quieres curarte, o te gustaría estar con el brazo lastimado el resto de tu vida?  - Cuestiono algo molesto Tom.

-         Si padre tenes que cuidarte para que me puedas cargar – Dijo imitando a su papi el menor.

-         No vale son dos contra uno – dijo algo cómico Germán, agarrando un almohada e indicando una guerra de almohadas, Tomás agarro otra y respondió, Santy al ver que no había más almohadas en la habitación de sus padres, fue a la suya y busco una de las suyas, volviendo a la habitación sus padres la tiro con toda su fuerza sin apuntar, tuvo tanta suerte que golpeo en la mesita de luz tirando el desayuno en la alfombra. Por un momento se quedo congelado y sus padres lo miraron, bajo su cabeza y empezaron  a caerse algunas lágrimas.

-         Y bueno, desayunamos a fuera – dijo Germán Poniéndose de pie y yendo hasta donde estaba Santy – Yo también quería ir a desayunar a fuera – confeso con una gran sonrisa. Tomas se agacho y lo abrazo con todas su fuerza.

-         Levantemos este y vallamos a desayunar afuera.

2 años después

Una  familia muy unida entraba al acto de la escuela del menor, hoy tenían un acto y el peque iba a actuar. Tomás llevo a Santy hasta donde estaba sus compañeritos y su profesora mientras Germán buscaba con la mirada a una persona que le pareció ver en la entrada del colegio cuando la logro ver se acerco.

-         ¿Qué haces tú aquí? – dijo de muy mala gana.

-         Disculpa, ¿Quién eres tú?  -lo miro de arriba abaja mordiéndose el labio.

-         Te voy a decir una sola cosa y mas te conviene que te quede en claro, ellos son mi familia tu los abandonaste para poder estudiar y no te importo que les pase a ellos, si te acercas te aseguro que te vas a arrepentir el resto de tu vida.

-         ¿Tú sabes quién soy yo? – Pregunto algo confundió

-         Si – dijo una voz atrás de él, cuando se dio vuelta para ver quien había hablado se encontró con un puño que lo hizo escupir un poco de sangre.

-         Sera mejor que te vayas – dijo Diego, quien venía acompañado de Marcelo y Luis.

-         Vine a recuperar lo que por derecho me pertenece.

-         Haber como te va con eso, Tomás no te ama, y ya se dio cuenta de la clase de persona que eres, mejor evita un papelón y retírate – Dijo Marcelo.

-         Te lo voy a ser sencillo – dijo acercándose lo más posible a él y poniendo su voz más amenazante -  Recibí una bala por el Peque y desde ese día me aseguro que no le falta nada a ninguno de los dos, tengo muchos contactos que pueden hacerte desaparecer sin levantar sospechas, ¿o te vas o no volverás a ver las luz del sol jamás? Ellos son míos ahora, son mi familia. – amenazo

Alexis  al escuchar esa amenaza, pego media vuelta y se fue lo más rápido posible sin decir ni una palabra. Los tres chico lo mirando con asombro pero asistiendo.

-         ¿Enserio tenes contactos de ese tipo? – pregunto Luis.

-         Naaa. Pero él no lo sabe – todos se echaron a reír.

-         ¿Por qué tan contentos? – Interrumpió Tomás abrazando a Germán.

-         ¡Nada! – dijeron los cuatros y se fueron a buscar lugares para ver el espectáculo.

-         Mañana va a ser un gran día – dijo Germán al oído de Tomás.

-         Si, tendremos a nuestra princesa con nosotros.

-         Si…… te amo

-         Y yo a  ti. TE AMO.

Fin.

Agradecimientos!

Randall Germán Bauer kurts

Gracias amigo por ayudarme y por aconsejarme.

Maximiliano david Cabrera

Gracias por las portadas te quedaron geniales.

Claudio Fabián Piccone

Gracias por ayudarme a corregir mis errores ortográficos y por estar todos los días para mí.

Es mi segunda historia, me falta mucho camino que recorrer pero lo camino con confianza porque tengo amigos que me apoyan, a los cuales agradezco infinitamente.

Gracias a todos lo que leyeron esta historia, puede que guste o no. Pero yo estoy muy feliz por lo que escribí. Gracias de nuevo!