Mi tarde de fiesta semanal

Mi tarde de fiesta semanal fue un buen polvo.

Fue una tarde de verano, yo debería de tener unos 20 años, allá por los últimos años de los 80. Mi amiga Eli y yo trabajábamos en comercios de una localidad costera mediterránea, muy cerca de donde vivíamos. Los empleos los teníamos gracias a amistades de nuestros padres y nos ayudaban a costearnos nuestros estudios. Aunque no estábamos lejos de casa, nos alojábamos en un apartamento que nos dejó su abuela y así nos evitábamos trayectos y disfrutabamos también de la noche, pero sin pasarse por el tema del trabajo. En temporada de verano los horarios eran amplios y sin apenas días de descanso, pero algún momento teníamos.

Yo tuve una tarde de fiesta entre semana pero Eli no, así que después de comer me decidí a ir a la playa. Tenía varios bikinis y bañadores diferentes, pero esa tarde decidí por ponerme uno más bien ajustadito, color azul, braguita que se ataba por los lados con un par de lazadas y el sujetador solo con un par de triángulos que justo tapaban mis pechos. Me miré al espejo y vi mis pezones más turgentes que de costumbre, siempre se me han marcado bastante, pero ese día más, y la verdad, me gustaba verlos así.

Me puse una camiseta playera larga y me fui a la playa a pasar la tarde. Era una playa no muy ancha con edificios en primera linea de mar. No estaba muy llena ese día, fui paseando y vi a un chico tomando el sol, más o menos sería de mi edad y tenía un cuerpo atlético, sin ser muy musculoso. Lo sobrepasé y al cabo de un rato me giré y volví hacia donde estaba. Planté mi bolso playero, saqué la esterilla y la puse a su lado, él se despertó o hizo ver que se despertaba y le dije:

  • Te importa que me ponga aqui? Es que apenas hay sitio.

El me miró como sorprendido, porque había bastante sitio, pero me dijo:

  • No tengo inconveniente, pero sitio hay.

Me senté en la esterilla, él tenía cara de sorpresa y me quité la camiseta dejando al aire mi cuerpo solo tapado por un ajustado bikini. El estaba sentado en su toalla. Saqué la crema solar y empecé a ponerme por la cara, brazos, piernas marcando todas las pasadas por mi piel y él no para de mirar. Tampoco tenía ganas de dejase de mirar. Le pedí que me pusiese crema por la espalda, me la podía poner yo perfectamente, y accedió. No lo notaba algo nervioso, supongo que no sabía qué pensar. Me estiré para que la pudiese poner por la espalda y desaté el sujetador el bikini para que no encontrase obstáculos. Me untó mi espalda de crema con suavidad y me encantó como lo hacía. Cuando acabó le di las gracias y se volvió a estirar y le dije estirada boca abajo:

  • Me llamo Laura.

  • Yo Álex, creo recordar.

  • Te importa si hago topless a tu lado? - Le dije

  • No, no, claro que no.

Y acto seguido me giré dejando al aire mis pechos dejando que los rayos del sol los acariciase. Íbamos hablando, una conversación algo banal y al cabo de un rato el se levantó y dijo que iba a bañarse y decidí acompañarlo. Mi cuerpo era objeto de muchas miradas,  hacía tiempo que se practicaba topless en las playas pero no éramos muchas. Nos metimos en el agua pero él iba manteniendo alguna distancia y empecé a acercarme con jueguecitos como tirarle agua, empujarlo para que cayese en una ola y cosas así. Poco a poco fue perdiendo la timidez y respondiendo a mis juegos. El agua llegaba a mis pechos y entonces me encaré a él y lo rodeé con mis brazos y mis piernas.

  • A que no eres capaz de soltarte?

  • Cómo que no?

Empezó a forcejear jugando hasta que se soltó, me cogió por la cintura y me tiró al agua. Me sumergí y lo rodeé y lo volví a coger por detrás. Sin quererlo  mi mano tocó su pene y vi que se estaba poniendo contento y nos fuimos acariciando mutuamente pero paramos, no era cuestión de dar un espectáculo delante de los bañistas.

Volvimos a las toallas y nos estiramos. le pregunté si vivía cerca y me comentó que estaba en un apartamento en primera línea que era de su família y que hasta la semana próxima no iban a venir. Le dije que por qué no nos acercábamos al apartamento y no dijo que no. Me puse el sujetador del bikini, la camiseta, el se vistió también y al apartamento que nos fuimos.

Estaba muy cerca de allí, en primera línea con una gran terraza que daba a la playa. Entramos, dejamos nuestras cosas de cualquier manera y nos empezamos a besar y a acariciar mutuamente, pero el salitre y los restos de crema solar que quedaban en nuestros cuerpos no daban una sensación muy agradable con el calor que hacía y le pedí que me dejara ducharme, estuvo de acuerdo y me dijo que después se ducharía él. Me duché, me volví a mirar al espejo y  allí estaba yo con mi pelo castaño rizado a punto de volver a hacer otra de las mías.

Me envolví con la toalla y salí del baño y entró él. Empecé a oir como el agua corría y volvé a entrar, dejé caer la toalla y me metí con el en la ducha.

  • Perdona, pero me ha quedado champú en el pelo y lo tengo que volver a aclarar.

-Seguro? - Respondió él.

-No, pero ya estoy dentro contigo... - Repondí

Empezó a reir y nos empezamos a besar y acariciar nuestros cuerpos. Su pene se puso erecto. Era una buena pieza, gruesa, con un gran glande y sus testículos tampoco eran pequeños. Ma arrodillé, cogí su verga con la mano y mis labios humedecidos la recorrieron con suavidad. Mi otra mano cogió sus huevos, los masajeó y acerqué mi boca a ellos. Me metí uno en la boca y lo succioné y después el otro. El acariciaba mi pelo y aguantaba mi cabeza. Notaba sus latidos en la mano que aguantaba su pene. Me levanté, besé sus labios y le dije si nos íbamos a la cama.

Salimos de la ducha, nos secamos, y nos fuimos a la cama de sus padres. Me estiré con las piernas colgando por un lado . Él se incorporó a mi lado, me empezó a besar mis pechos y a recorrerlos con su lengua, yo me humedecía cada vez más y me iba tocando mi clítoris, pero él apartó  mi mano y empezó a hacerlo él. Se puso de rodillas delante mio, me separó mis piernas y acercó su boca a mi coño, empezó a mover su lengua mientras me la metía, yo cada vez estaba más húmeda. Me introdujo sus dedos y los sacó completamente mojados y se los metió en la boca...

  • Mmmm, que rico está- dijo.

Y siguió succionando mi clítoris y metiendo sus dedos y chupándoselos, Así hasta que consiguió que tuviese un orgasmo muy intenso... aun así continuó chupando y lamiendo mis jugos.

Ahora me tocaba a mi. Lo estiré en la cama y cogí su polla y empecé a jugar con ella. Mis labios la acariciaba subiendo por un lado y bajando por el otro, cuando llegaba a su glande mi lengua lo acariciaba y recogía su liquido preseminal y me la introduje en la boca y fui chupándola lentamente, como me gusta hacerlo. Controlaba sus latidos, sus pálpitos y cuando notaba que se aceleraba lo dejaba y hacía que se relajara un poco, quería alargarlo lo máximo posible. Me puse a 4 patas y le dije que me la metiera por detrás y empezó a hacerlo mientras yo me frotaba el clítoris. Yo esta muy caliente y tuve otro orgasmo. Le dije, cambiemos de pose y se puso estirado y yo encima, ahora le veía la cara mientras yo cabalgaba su polla (grande, juguetona y sabrosa). No perdía detalle de su cara, estaba a punto de estallar y me la saqué y conseguí que se tranquilizara un poco. Acto seguido me la volví a meter en mi boca y fui chupándola y masajeando sus huevos. Esta vez no habría pausa, quería que se corriese en mi  boca, yo sabía que al haberlo ido frenando la corrida sería abundante y así fué. Noté las palpitaciones de su pene y como se le aceleraba el pulso y explotó en mi boca... Estaba riquísima... La tuve un rato en mi boca hasta que ya no salió ni una gota más. Fue todo para mí y no se desperdició nada.

Nos quedamos un rato en cama, los dos desnudos. Le dije:

  • Pocos me han comido el coño como tu. Ha sido fabuloso.- Le dije.

  • Pues un polvazo como el que me has pegado no lo había hecho nadie. No sabía que pudiese eyacular tanto.- Me respondió.

Se hacía tarde, me empecé a vestir, me puse la braguita del bikini, y cuando me iba a poner el sujetador me dije, qué coño, solo la camiseta que era muy fina y a marcar pezón por la calle.

  • Si quieres un recuerdo de mi te lo doy- Le dije dándole mi sujetador del bikini.

Nos despedimos con un gran beso y me fuí a mi apartamento donde ya estaría Eli y a quien se lo iba a contar todo. Siempre nos lo contábamos todo. Seguro que se moriría de envidia. Era una gran folladora.

Y con esto acabo por hoy. Espero que os haya gustado.

Laura