Mi sumiso, mi puta capítulo 6

Martín es presentado a un grupo selecto de amigos de Savage que forman parte de un club, la iniciación es una brutal sesión que implica bdsm y sexo salvaje. Martín será azotado, atado y poseído por los hombres y mujeres del club que deseen participar.

Antes que nada, agradezco a quienes van a leer estos relatos salidos de mi imaginación. No pretendo ganar ningún premio, estoy a años luz de ser merecedora de algo así, pero ante todo solicito de la manera más atenta que, evitéis los insultos o las descalificaciones si vais a comentar este escrito. Soy consciente que me falta mucho para que se consideren literalmente buenas mis historias, pero me gusta la idea de compartir las locas fantasías que se cruzan por mi cabeza. En algún escrito cuento cosas reales, mías o de mis amigos de la comunidad BDSM, pero jamás develando nombres  ni lugares reales. Gracias por vuestra comprensión y sobre todo, por vuestro respeto.

Levantó una de mis piernas, acomodó su polla en la entrada de mi coño y embistió con toda su fuerza…. Yo simplemente dejé de respirar… solté un gemido y entonces… él comenzó a embestir….

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Una semana después del castigo no habíamos encontrado tiempo para vernos.  Martín estaba de viaje, yo  me encontraba en un punto complicado de una negociación. Pero todas las noches,  hablábamos por teléfono, acostados cada uno en su cama, yo le daba instrucciones de como tocarse y él obedecía a todo, le había ordenado llevar a su viaje un kit que le envié a su oficina el día que me dijo que debía salir de viaje. Como parte de la vestimenta diaria, debía ponerse una bala vibradora en el culo, una grande, y llevar el mando a distancia en el bolsillo de la chaqueta, cada vez que a mí se me cruzara por la cabeza, le llegaba un mensaje diciéndole que encendiera la bala, en qué número y cuánto tiempo. Él debía obedecer sin importar si estaba a mitad de una reunión.  Si al llegar la orden estaba él solo, sea en el servicio o en su habitación, debía informarme porque entonces le ordenaba hacer otras cosas.  Una de ellas fue, mientras comía a solas en su habitación, sentarse sobre  un gran dildo fijado a la silla con una ventosa.  Y  entre bocado y bocado cabalgar el dildo. Debía hacerlo hasta correrse y… debía recopilar su semen en la copa de vino y bebérselo junto al merlot que tenía para esa ocasión.

Después de eso, yo me masturbaba hasta correrme fuertemente mientras él escuchaba y se le ponía dura la polla de nuevo y entonces le mandaba a dormir, empalmado y con estricta orden de no tocarse…  Por las mañanas al despertar debía llamarme para que escuchara como se la cascaba y se corría en su mano y se lamía después… Sé que no le gusta comerse su semilla, pero a mí me pone un montón y no está en sus límites rígidos, solo le quedaba obedecer.

Al volver, no pudimos vernos de todos modos, yo no me conformaría con unas horas. Durante la ausencia, había comenzado a hablarle de mi siguiente idea para él… Al principio me dijo que no estaba seguro, que nunca había hecho algo así, pero yo seguí contándole las cosas que viviría, cómo me complacería eso y, lo liberador que era en todos los sentidos. Trabajé su mente, mientras me masturbaba para él, le iba narrando las situaciones en que le metería y al final del viaje le tenía gimiendo como puta sólo de escuchar mis planes. Mientras los días pasaban, yo iba contactando con amigos que podrían ayudarme, preparando todo para cuando volviera.

Días después volvimos a la normalidad. Y entonces le cité en un club con mazmorra, es uno de los mejores clubs de la ciudad, del que soy miembro. Le esperé en la puerta y le expliqué que por deferencia a mí, sería aceptado inmediatamente como socio. Pero que en ese club todos deben pasar por una iniciación, cada una es diferente y que esta era la suya.

Al entrar fuimos directo a la recepción donde tomaron sus datos  y le extendieron la membresía anual, le dieron unos folios a rellenar con datos importantes y al terminar, siendo sumiso con Dueña,  pasó a vestidores, dejó su ropa y demás pertenencias en mi casillero y se quedó solo en un slip de cuero negro que le ordené vestir. Le coloqué un collar semi-rígido con correa y le ordené ponerse en cuatro patas y seguirme así.  El collar le impedía levantar la cabeza, por lo que su mirada iba al frente y al suelo.

Conforme entramos,  todos los Dominantes presentes se alinearon para recibirle, dada su condición de sumiso, con un azote en el culo… fuerte, a palma abierta.  Sé que eso le resultó muy humillante, pero era lo de menos… la noche apenas comenzaba y lo que le esperaba no era un lecho de rosas.

Llegamos al fondo, donde una preciosa cruz de San Andrés nos esperaba. Le ordené levantarse y le puse de cara a la cruz, le até a ella con muñequeras y tobilleras y entonces le bajé hasta las rodillas el slip, dejando a la vista su precioso culo, de un ligero color rosado por los azotes de bienvenida.  Tomé la fusta de mi bolso de juegos y le propiné una buena azotaina en el culo… cada azote un gemido de dolor.  La noche apenas comenzaba.

  • Señores, Señoras, Dominantes y sumisos, tengo el honor de presentarles a mi perro, Martín. Como parte de la celebración por mi adquisición y su incorporación a este selecto club, esta noche todo aquel que lo desee, Amo o sumiso, podrá catar a mi mascota, puesto que os lo ofrezco. Yo misma vigilaré vuestra cata y, si lo juzgo necesario, detendré la misma si no me gusta lo que se le haga a mi  puta. Así mismo tiene él la prerrogativa de usar la palabra de seguridad. Explicado esto, quiero que sepan que mi perro acepta gustoso todo lo que queráis hacerle ¿verdad perro?

Martín con gran esfuerzo, dado el temor que le recorría por la espalda, respondió.

  • Mi Ama, Dueña y Señora os dice la verdad, recibiré de cada uno de vosotros lo que sea vuestra voluntad darme. Este perro complacerá a su Ama y por esta noche, espero, a todos vosotros.

Los comentarios sobre lo buen perro que se veía y de lo bien entrenado que estaba me hicieron sentir orgullosa de mi mascota. Acaricié su culo mientras me pegaba a él y le murmuraba al oído.

  • Estaré siempre cerca  y vigilante, si necesitas parar por algo, sólo di “amarillo”, espero no tengas que usar tu palabra de seguridad pero no dudes en usarla si lo necesitas. Recuerda, te van a hacer muchas cosas que hemos hecho, otras nuevas y muchas te van a doler, pero sé que por mí las aguantarás, mi putita, si aguantas esta noche, podrás tomarme como desees el resto del fin de semana… Ahora hazme sentir orgullosa perrito.

Gimió y me prometió no defraudarme, entonces, tomé el bote de lubricante y solté una buena cantidad en mi mano y la llevé a su culo… lo extendí a lo largo de su raja de las nalgas y metí mis dedos en su culo, lubricándolo profusamente. Sabía que el primero que tomaría sitio era un Dom como de más de 60 años que se preciaba de iniciar a todos los sumisos del club, pero que era bastante reacio a usar lubricante. Besé los labios de mi perrito y me aparte.

  • Que comience el show!  “Castigador”, sé que querrá ser el primero…

El Dom se levantó con agilidad de su silla, acarició la cabeza de sus dos sumisas  y subió al entarimando con una sonrisa perversa. Tomó una vara y comenzó a azotar los muslos de Martín con fuerza, mi chico estaba rojo de dolor pero no se vencía. Verle así me excito mucho… Sin gritar, aguantando el dolor que sé le era insoportable.

Terminando con la vara, el Dom le abrió las nalgas y me miró levantando una ceja y sonrió perverso. Hizo un par de arreglos. Trajo un banco donde hizo que Martín subiera un pie y levantó un poco su culo. Se sacó el enorme pollón de 30 centímetros de largo que era legendario en el local y lo enfiló  al culo de mi putita y comenzó a empujar, no era más grueso que los dildos que ya había usado con Martín pero nada tan largo… Martín dio  un salto al sentir como era penetrado sin aviso. Se retorció y acabó gritando de dolor, pero aguantó. Castigador le embistió como un toro en celo, una y otra vez con fuerza y rapidez…El sonido de cadera contra culo, los azotes constantes que le daba el Castigador, los gemidos de dolor de mi chico, eran terriblemente calientes. Una sumi se acercó por detrás de la cruz y tomando unas preciosas pinzas de madera, comenzó a pinzando los pezones de Martín, quien gimió violentamente. Después trazó una línea de pinzas hasta la entrepierna.   Y se retiró. Entonces una Domina bastante sádica subió, mientras el Castigador seguía follando salvajemente el culo de mi chico, la mujer tomó más pinzas y se las colocó en los huevos y polla de mi sumiso. Martín gritó desgarradoramente, al punto que le pregunté si quería parar, como un guerrero me dijo que no, así que me retiré para seguir observando.

El viejo Dom se corrió en el culo de mi chico y se retiró, Martín suspiró aliviado, pero ese alivio le duró un par de minutos, Pues otro Dom le sustituyó, penetrándole y embistiéndole con mayor fuerza que el anterior. Le folló duro y rápido y en cuestión de media hora, había recibido la leche de tres pollas  y su culo escurría de semen…. Un sumiso se arrodilló detrás de mi chico y lamió las corridas de su culo y le comió el culo con devoción y se lo dejó limpito para los siguientes.  Aproveché la pausa para bajar a Martín de la cruz. Le revisé el culo, que estaba algo irritado pero podía seguir. Me coloqué frente a él y le miré a los ojos, estaban llenos de vergüenza, pero al mismo tiempo devoción por mí. Acaricié su rostro, y mire su torso y sus genitales. Aún tenía el cuerpo lleno de pinzas y le llevé a la mesa ginecológica, y le hice montar en ella,  até sus piernas a los estribos, bien abierto y expuesto, sus abrazos sobre su cabeza, atados y estirados juntos. Entonces retiré las pinzas de su pecho, menos las dos de los pezones, la polla y los huevos. Su mirada suplicaba que fuese yo quien se las quitara, negué con la cabeza.

-No, putita, no seré yo quien te las quite, aún deberás tenerlas un rato más y el placer de esa tortura lo tendrá Mistress Tabatha y te garantizo cariño que te dolerá pero sé que al mismo tiempo te correrás como loco…  es su turno ahora. Recuerda que aquí estoy.

Besé a Martín de nuevo y me retiré a un punto donde no me veía. Mistress Tabatha subió y dio un par de azotes en los muslos de Martín, luego comenzó a mover cada pinza, Lo cual le hizo gemir de dolor. Tomó de una encimera una especie de collar de perlas y se lo metió entero al culo,  dejando fuera solo el hilo de seguridad, era un gran collar por lo que Martín tenía lleno el culo de pequeñas perlas… Tomó también un pequeño dildo y se lo metió al culo, entre las perlas y lo encendió en el máximo. El gemido de placer de mi chico me hizo sentir orgullosa, pero yo sabía que no duraría mucho su gozo.

Mistress Tabatha dio vueltas alrededor de mi perro y se colocó justo sobre su cabeza, accionó un botón en la mesa y la cabeza de Martín quedó colgando, la Dom entonces se subió la falda y levantando una pierna en un estribo para abrir sus piernas y plantó su coño y culo sobre la boca de Martín quien comenzó a comérsela. La mujer comenzó a gemir y a restregar más su coño contra la cara de mi perro, que es fantástico en esos menesteres.  Justo cuando ella se corrió sobre su cara, dio un manotazo que arrancó las pinzas de sus pezones. Martín gritó  de dolor.  Y la mujer frotó más su coño empapado contra él.  Ella lo obligó a seguir lamiendo hasta correrse de nuevo. Entonces se apartó y se colocó un arnés con un gran dildo, sacó el vibrador del culo de mi mascota y tiró de las perlas hasta que comenzaron a salir. Puso una gran cantidad de lubricante en su culo y en el dildo y le penetró hasta el fondo.

Comenzó a embestirlo sin piedad, Martín gemía, más de placer que de dolor. Su cara estaba extasiada. Sonreí  al ver que un Dom gay se colocaba en la cara de mi sumiso y le metía la polla a la boca, follándole suavemente, disfrutando de la boca y lengua de mi perrito.  Mistress Tabatha comenzó a tirar del collar cada vez que embestía con fuerza dentro del culo de Martín, sacando una parte de las perlas con cada empuje, lo cual ponía cada vez más cerca del orgasmo a mi chico.

Martín comenzó a convulsionar de placer y  justo cuando estaba a nada de correrse,  Tabatha arrancó, a manotazo limpio las pinzas en la polla y huevos de Martín, El Dom gay se había retirado de la boca de Martin en complicidad con Tabatha y el aullido de dolor/placer de mi sumiso fue estremecedor… su polla comenzó a disparar una cantidad brutal de semen,  no paraba de gritar y liberarse y mi sonrisa era muy amplia aunque seguía atenta su reacción por si algo estuviese mal.

Cuando comenzó a relajarse, el Dom gay volvió a su boca y su pareja tomó el lugar de tabatha y  enculó a Martín y lo folló con fuerza. Cada embestida, que daban en su culo, cada verga o coño que chupaba me hacía sentir muy orgullosa porque resistía como el mejor. Y aún no terminaba la noche.

Los Doms gays se corrieron dentro de Martín casi al mismo tiempo, mi chico se tragó toda la leche sin que escapara una sola gota.  La escena se detuvo para que Martín bebiera un poco de agua, fuese al servicio, tomó una ducha y le revisé de arriba abajo… Estaba cansado, avergonzado pero podía continuar, así que tras una media hora de reposo, volvimos.  Se colocó en el potro, boca abajo, con las piernas firmemente restringidas al piso, bien abiertas.  Y su torso en el potro, los brazos bien restringidos en un armbinder de cuero negro. Y a su vez, los brazos levantados en una posición dolorosa.  Pero a la vez eso daba acceso total a su culo.

El dueño del local se acercó y subió a la tarima.  Se colocó frente a la cara de mi perrito y me miró.

  • Savage, voy a usar a tu mascota, quiero tu permiso para follar su boca y culo… pero sobre todo para usar mis juguetes en él… incluido mi látigo.  Sabes que no seré suave y que seguramente no podrá sentarse cómodamente después de azotarlo y de follarlo…

  • Querido amigo, mi perro es todo tuyo, te lo cedo en control completo. Es tuyo al cien por cien mientras lo usas hoy, esta noche, aquí y ahora.

Me acerqué a Martín y me arrodillé frente a él.

  • Martín, el dueño del local va a ser tu Amo durante esta parte final de tu iniciación, te he cedido a él y tiene carta blanca sobre tu cuerpo, mucho más que los demás. Sólo tú puedes detenerle, yo será una observadora más.

  • Ama por favor… no me deje.

-Eso nunca cachorro, pero el Señor V va a poseerte y tú te entregarás a él para honrarme. Sé su perro por una hora y luego yo seré tuya todo el finde.

  • Por usted Ama me entrego totalmente al Señor V.

  • Buen perro…

El Señor V fue al culo de mi chico, lo acarició, le acarició la polla y los huevos y tomó unos anillos de acero y se los colocó en los huevos, estirándolos, luego ató su polla con una cuerda delgada de bondage y le colocó unas pesas… estirándola…  Tomó un gancho liso de la punta, como un gran anzuelo y poniendo un poco de lubricante en el agujero, insertó el frío metal en el culo de mi juguete… Después ató una cuerda al extremo del gancho y lo ató en el mismo amarre donde estaban ya las manos del chico.

  • Ahora sí tu chico está listo para mí….

Tomó un látigo de su bolso, una maldita cosa enorme  y todos despejamos el área…  él comenzó a calibrar su mano y al primer chasquido del cuero, salté…  un gruñido espectacular, la voz de ese látigo…  Me estremecí ante el primer azote en el culo de Martín… gritó de dolor… y entonces El Señor V dio uno y otro y otro golpe en una y otra mejilla del culo… Al estirarse Martín por el dolor, el gancho del culo tiraba de él, lo cual hacía que no se doblara hacia abajo… Marcas rojas y hasta un poco de sangre apareció en las nalgas y muslos de mi perrito.

Para rematarle, tomó un flogger y le dio una azotaina fuerte, provocándole aullidos de dolor por la piel sensible por el látigo.  Lagrimones caían por las mejillas de Martín.  Justo cuando el Señor V dejó el flogger y Martín respiraba un poco, el dueño del club se colocó frente a la cara de mi chico y se sacó la enorme polla que tiene y le ordenó chupársela. Apenas cabía en la boca de Martín. E señor V le cogió del cabello y comenzó a bombear hasta la garganta de mi perrito. Se la metía sin importarle las arcadas que le provocaba, le folló la boca como sabía yo que le follaría el culo un rato después.  Martín lloraba del asco que sentía por tener tremendo pollón entrando y saliendo hasta su garganta, cada embestida hacía gemir al Señor V, quien tenía cara de  perverso placer.

Durante un rato más, el Señor V folló con fuerza y sin piedad la boca de Martín… Cuando estaba a nada de correrse, se detuvo, salió de su boca y le dio un respiro a mi chico al tiempo que lo tomaba él mismo… Sólo unos instantes, pues regresó con una mordaza invasiva, de esas que llevan un falo en la punta. El Señor V llamó a su sumisa y la hizo colocarse  con el coño frente a la cara de Martín y les acomodó para que mi sumiso follase a su sumisa mientras él se dirigía al culo de Martín…  Sin quitarle el gancho, comenzó a meterle un dedo, dos… y hasta tres dedos muy bien lubricados. Mi perrito estaba convertido en una puta. Una muy caliente puta que estaba deseando tener para mí sola.

El Señor V  lanzó un gran chorro de lubricante dentro del culo de Martin y luego se puso en la mano y se llenó la gran polla. Luego, sin sacar el gancho, comenzó a empujar dentro del culo de Martín que trataba de gritar a través de la mordaza. El Señor V era implacable y amaba provocar dolor, como buen sádico. No dejó de empujar hasta que tuvo completamente dentro del culo de Martín su enorme polla.  Y no se detuvo para que mi perrito se acostumbrara, no… Apenas llegó al fondo, sacó su polla y la dejó ir con fuerza hasta el fondo… y repitió hasta coger un ritmo frenético de embestidas.

Al tiempo que lo hacía, soltó la polla de Martín que estaba dura como una roca y se giró hasta que vio al sumiso que ya había limpiado el culo de mi chico y le ordenó chuparle la polla a mi perro, el sumi accedió rápidamente y comenzó a mamar la verga de Martín muy goloso.  Detrás de él se colocó una Domina con un Arnés…  El cuadro era brutalmente excitante. Martín embestía con la cabeza a la sumi  del Señor V, quien follaba salvajemente el culo de Martín, a quien un sumiso le comía la polla y al cual estaba follando una Domina. Todos gemían y el ambiente estaba cargado de placeres oscuros.

La Sumi del Señor V se corrió a gritos, mientras que entre las embestidas del Señor V y la mamada del sumiso, Martín se derramó entre convulsiones. Estas provocaron que el Señor V gruñera al sentir como apretaba el culo mi chico y se derramara dentro de él en tal cantidad que su leche escurrió  hasta los huevos de Martín, el sumiso se encargó de limpiarlos con la lengua segundos antes de correrse por las embestidas de la domina, quien retiró el dildo de su culo. El chico se acercó al dueño del club y tras pedirle permiso, le chupó la polla para limpiársela, luego se volvió a Martín y le lamió el culo hasta dejarlo limpio completamente.

El Señor V quitó a Martín el gancho y le desató los brazos. Luego  le ayudó a moverse hasta llegar al sofá donde yo le esperaba. Le recibí y le mimé hasta que poco a poco comenzó a reaccionar… Me miraba fijamente, sus ojos solo indicaban devoción hacia mí… mientras mis manos le acariciaban…

  • Ya ha terminado, Martín… has sido un chico fantástico y lo has hecho maravillosamente! Estoy muy orgullosa de ti, perrito…

En ese momento el Señor V se acercó y se dirigió a Martín.

  • Eres bienvenido a este club. Has llegado de la mano de nuestra querida Savage, pero la membresía es tuya, si el destino os separa, tú conservarás la membresía. Savage está de acuerdo con ello.

Como pudo, Martín se enderezó y miró al Señor V…

  • Gracias Señor, me siento  muy honrado de que me sea concedido este privilegio. No os defraudaré ni a usted ni a mi Ama.

Al quedarme a solas con mi chico de nuevo… le sonreí… Se recuperaba con rapidez, me incliné a besar sus labios, me vi sorprendida por sus manos que apresaron mi cara para profundizar el beso… Su lengua entró en mi boca y se enredó con la mía… Acepté y me entregué al beso durante largo rato.

  • Veo que te recuperas… perrito mío…  Aún tienes fuerzas para follar? Si es así… vámonos a la cabaña…

Se levantó como pudo… fuimos a los casilleros y se visitó como pudo y salimos del club… Al subir a nuestro vehículo, Martín me asaltó, tomándome entre sus brazos…

  • Señora mía, mi Ama, mi Dueña… ¿está lista para que esta noche la posea este sumiso suyo la posea…???

Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro mientras asentía… de camino a la noche oscura…

CONTINUARÁ…