Mi sumisión en cuerpo y alma 4

En este relato se cuenta la historia de como me perdí el respeto a mí misma y la cabeza por el hombre de mi vida traspasando límites que ni pude llegar a imaginar.

Me desperté en mitad de la noche, mirando el reloj pude observar que eran las 5 de la mañana al mirar a la derecha me encontré a Sebastián durmiendo plácidamente con una sonrisa de oreja a oreja,cosa poco usual en él, ya que aunque siempre estaba en tono burlesco conmigo ,no solía estar feliz al uso literal de la palabra.Aparte,él era muy serio con las demás personas.Pronto pegué mi cabeza contra su pecho y con los latidos de su corazón caí dormida.

Me levanté con la boca seca, ya eran las nueve de la mañana y en la cama sólo me encontraba yo y su aroma,salí de la cama, me puse el pijama y bajé las escaleras hasta la cocina donde me lo encontré tan apuesto como siempre, metido en sus pensamientos mientras desayunaba.

-Hola

-Hey guapa, todavía es algo temprano ¿no quieres seguir durmiendo?-dijo en un tono muy desenfadado

-No puedo, hoy he quedado con las chicas y tengo que volver a casa a cambiarme de ropa-

-Es verdad, no puedes ir con el pijama ni con el vestido-inquirió mientras conectaba sus lagos de fuego azul con mis ojos

-¿Y se puede saber porque no puede llevar el vestido?- yo no iba a llevarlo, pero quería provocarle un poco.

Rápidamente, me atrapó contra la pared usando una de sus manos para cogerme de las muñecas y colocarme en la pared totalmente expuesta a él y pasando vergüenza aunque parezca estúpido, sabiendo lo que habíamos compartido.

-No vas a llevar ese vestido, porque nadie que no sea yo tiene permitido verte en un vestido tan provocador si no estoy yo a tu lado-

Cuando iba a responderle, me subió contra la pared a la altura de su pecho mientras agarraba mi trasero y devoraba mi boca, dejándome sin aliento.Al acabar me dejó en el suelo recuperando la respiración.

-No me hagas enfadar preciosa, no quieres verme enfadado-me advirtió removiendo mi pelo

-Vale- respondí como una tonta reprendiéndome a mí misma por mi falta de compostura a la hora de enfrentarme a sus encantos.

Iba acelerada hacia el centro comercial, no porque llegará tarde ,sino porque estaba ansiosa por ver a las chicas además, llegar temprano nunca está de más.Esperé en la puerta unos 10 minutos hasta que llegaron Miriam y Amanda,ambas muy bien arregladas sonrientes y hablando entre ellas.Después de los pertinentes saludos y preguntas rutinarias para ponernos al día,fuimos a un establecimiento de comida rápida donde entraron temas menos deseables a mí parecer.

Las dos cruzaron miradas cómplices.

-¿Sabes que tu cumpleaños está a nada verdad o se te ha olvidado?-

-Pues no me acordaba la verdad-dije haciéndome la tonta

-Sí claro,¿pero entonces qué vas a hacer?-preguntaron ambas al unísono visiblemente emocionadas

-Nada, este año no tengo ganas de celebrar nada, simplemente será un día normal-

-Entonces te vamos a montar una fiesta nosotras-dijo Miriam muy decidida

-Ni se te ocurra o pagarás las consecuencias-le advertí mientras ponía la cara más amenazadora que

pude,sin reírme.

-¿Es eso una amenaza?-preguntó al borde de la risa

Después de eso, todas comenzamos a reír como locas y la tarde pasó, rapidísimo.

-Chicas, me tengo que ir mi novio viene a recogerme,voy a dormir en su casa esta noche-El novio de Amanda se llamaba Carlos, ellos llevaban juntos prácticamente desde 2 de secundaria al igual que Sebastián y yo con la diferencia, de que ellos eran pareja estable desde que los recuerdo y su relación no había sufrido ningún altibajo...

Nos despedimos con dos besos de Amanda y fuimos a la parada del bus, ya que nuestras casas estaban relativamente lejos.

-¿Cómo te va?-

-No sé a que te refieres,antes te he dicho que bi..-

-Estás volviendo a ser suya-me dijo muy seria

-No, ya te he dije que iba a poner límites-

-Te has acostado con él,lo sé-

-Eso no es verdad-

En ese momento ella me agarró de los brazos y me miró a los ojos.

-No puedes mentirme Marta, te conozco mejor que nadie y sé cuando estás mintiendo-

Eso me dejó en un silencio muy incómodo.

-Te va a volver a hacer daño-

-No lo hará, ha cambiado, yo lo sé-

-¿Cómo esas veces que había cambiado y te tuviste que enterar por otras personas de que se estaba corriendo en la boca de alguna furcia, mientras tú le esperabas, a esas veces te refieres?-

Mis ojos empezaron a humedecerse

-Esta vez será diferente-

-¿Por qué?¿Piensas qué no te va a engañar? No seas ridícula por favor-

-Estoy dispuesta...-dije tartamudeando

-¿Dispuesta a qué?

-Dispuesta a que haga eso, mientras siga a mi lado, yo le amo-El silencio reinó en la parada de autobús(que sólo ocupabamos nosotras dos) después de esta declaración que tantas veces había formulado en mi cabeza, pero que por primera vez había exteriorizado.

Pasaron los días con normalidad y en nada llegó el día de mi cumpleaños.Me levanté muy animada

de la cama, en parte por el día y en otra porque por fin había terminado el período de exámenes del primer trimestre.El día en el instituto transcurrió con relativa velocidad(si griego puede pasarse rápido claro) y pronto llegó la hora del recreo.

-¡Hey!-Me saludo Miriam

-¿Es qué soy una cabra y no me he enterado?-respondí mordazmente

-Como te pones nenica, bueno solo venía a recordarte que hoy vamos a celebrar tu cumpleaños,ya sabes ir de compras, ver una película vamos, un día de chicas.Al principio me mostré un poco reticente,pero después de un poco de insistencia por su parte acabé claudicando a su favor.

-!Eres una subnormal!-veníamos riéndonos por las bromas de Miriam, hasta que llegamos a la puerta de mi casa donde de repente me puse un poco triste.

-¿Qué te pasa Marta?-

-Sabes, va a parecer un poco estúpido pero...-

-¿Pero..?

-Nada, da igual es una tontería-

-!Dímelo no puedes dejarme así!- dijo casi gritando mientras me golpeaba el hombro

-Me habría gustado que él se hubiese acordado,aunque sólo hubiese sido un feliz cumpleaños.

-Si no se ha acordado es porque no te merece, así que no deberías ni preocuparte, que le den por donde amargan los pepinos.

Esta última broma me provocó una risa irrefrenable mientras abría la puerta.

-!SORPRESA¡-Allí se encontraban mi madre, Amanda y Sebastián , de la sorpresa solté las llaves al suelo y pegué un respingo.

-¡¿Tú lo sabías!?- pregunté a mi mejor amiga

-Claro, tonta, me ha costado la vida retenerte los últimos diez minutos-Yo abracé a mi amiga casi deshaciéndome en una maraña de llanto y risa tonta, después me dirigí a mi madre a la que abracé con todas mis fuerzas.

-Muchas gracias, mamá, es un detallazo-

-No hay de que hija mía,cumplir años es algo muy importante y más 16-una sonrisa afable se plantó en su cara,que siempre me hacía sentir mejor.Al acabar de darles las gracias a mi madre y Amanda me tocaba el más duro.

-Gracias...-Dije con voz tímida

-No he hecho nada, todo lo han hecho tus amigas y tu madre, yo sólo he asistido-

-Bueno..-Antes de que acabará la frase bajó su cara a mi altura y me plantó un rápido pero posesivo beso en la boca con su mano descansando en mi baja espalda .Tenía que quitarle esa manía de interrumpirme a besos, aunque fuera condenadamente sexy.

La noche transcurrió acorde a lo esperado comimos tarta, hablamos todos en la mesa(mi madre incluida) aunque siempre hubo un poco de tensión, debido a la mala relación de Miriam y Sebastián que se llevaban como el perro y el gato.Por ello mi madre fue una ayuda para suavizar tensiones y hablar con Sebastián cuando no lo hacía yo.

Bien entrada la noche,decidimos dar por finalizada la velada, me despedí de mis amigas a las que ofrecí a acompañar a sus casas pero se negaron,así que quedamos los tres solos en el salón en una situación bastante incómoda.

-!Huy,se me ha olvidado cerra el grifo del baño de arriba¡- dijo mi madre de repente, saliendo disparada al piso de arriba.

-Pero si no tenemos baño arriba...-En ese momento,empezó a sonar una música lenta y romántica, Sebastián bajó la potencia de las luces con el regulador , se fue acercando a mí con pasos lentos y me tendió la mano.

-¿Baila,señorita?-

Yo al momento asentí casi hipnotizada por sus ojos, me acerqué a él con propósito de agarrarle pero pronto me dí cuenta de que había un claro problema,no podíamos bailar agarrados por la diferencia de altura.Bajé la mirada, con tristeza y rabia conmigo misma y sólo pude articular una frase.

-Lo siento mucho-lágrimas brotaron de mis ojos, cayendo por mis mejillas.Él me agarró la barbilla delicadamente con una mano, obligándome a hacer contacto visual, mientras con la otra me limpiaba las lágrimas.

-Eres perfecta, princesa, soy yo el que soy demasiado alto-mientras decía esto se puso de rodillas agarrándome de la cintura.

-Lo ves ,perfecto-Me dejó sin palabras, ni ideas sólo permitiendo mi mente a mi cuerpo moverse al son de la música , llorar, reír temblorosa en su hombro y aferrarme a sus costados porque aún así no llegaba con facilidad a los hombros.

Estuvimos jurándonos amor eterno y bailando durante horas que a mí ,me parecieron minutos,deseando que ,por un milagro pudiera congelar ese momento para siempre.Pero los milagros, milagros son. La noche acabó pasando y él me cargó hasta mi habitación, donde me depositó en la cama, me dio un tierno beso en los labios,acarició mi mejilla y se marchó.Yo

quise impedir que se fuera, pero debido a mi cansancio, inevitablemente fui cayendo en las garras

de Morfeo.

El día siguiente me lo pasé entero durmiendo, ya que estaba muy cansada y esa noche iba a salir a una discoteca con mis amigas,estaba muy ansiosa porque hacía mucho tiempo que no salíamos debido a los exámenes.En un abrir y cerrar de ojos, llegó la hora de recogida, ibamos en el coche del novio de Amanda.

La discoteca estaba a reventar al principio ,con las luces y el ruido no podía ver ni hablar con mis amigas pero me acabé acostumbrando y pasándolo bien, estuvimos bailando Miriam y yo un buen rato, ya que Amanda y su novio estaban acarameladitos.Ese día me lo estaba pasando mejor que nunca quizá por el tiempo sin salir,por el ambiente o simplemente por el efecto que hacía el alcohol en mí(no estaba muy acostumbrada a beber).

-¿Estás bien Marta?, quizás deberías relajarte un poco,estás bebiendo muy rápido-Me advirtió Miriam

-¡No seas aguafiestas la noche es joven!-Mientras decía esto me dirigí a la barra por otra copa pero me quedé petrificada en shock,allí estaba en la barra,Sebastián y no sólo.Al lado suya una rubia despanpanante, rubia, alta y con rasgos del este como rusa, ella parecía muy juguetona y receptiva.En ese momento,él la atrapó con sus brazos, contra la barra mirándola directamente a los ojos.La mirada que ella pudo emitir. yo la conocía muy bien,incertidumbre,excitación y sumisión.Sebastián le hizo una seña con la cabeza y ambos se dirigieron a los baños.

Hasta ese momento,había conseguido aceptar que me engañara mientras yo no lo viera,pero contemplarlo con mis propios ojos fue demasiado.Una furia desmedida recorrió mi cuerpo desde las puntas de los pies hasta la coronilla,rápidamente me encaminé al baño.

Entré como una exalación,me planté delante del tercer compartimento y le abrí, allí pude encontrar a la rusita de rodillas contra la pared del compartimento,con el vestido por el abdomen dejando expuestos sus enormes senos, mientras se dejaba follar la boca por Sebastián que la asía de la coleta y con la otra mano le sujetaba la barbilla.

Él al darse cuenta de la intromisión,sacó su falo de la boca de la chica.

-Vete-le dijo lacónicamente.

-Pero...-ella se encontraba colorada y casi sin respiración por el esfuerzo.

-He dicho que te vayas, perra- él le dedicó una mirada fría que la asustó, después de subirse el vestido se fue, dejándonos solos.

Yo me encontraba allí delante suya, completamente perpleja sin decir nada, sólo con los puños apretados de rabia y un mar deslizándose por mi cara.Cuando recobré mi voluntad me dispuse a irme pero una de sus manos me agarró las muñecas y me colocaron contra la pared mirándolo a los ojos, mientras yo pateleaba inútilmente para librarme de su aprisionamiento.

-Me acabas de joder el polvo,Martita-en sus ojos y voz había mucha ira.

Con ansia su mano fue recorriendo los contornos de mi cuerpo, mientras él aprovechaba para maltratar con su boca mi desprotegido cuello.Pronto nuestros gemidos se intensificaron y yo usé todos mis esfuerzos para rozarme lo más que pude con él.

-Me estás poniendo malo,princesa y encima me has jodido el polvo-Al bajar la mirada pude apreciar su erección luchando por ser liberada en el pantalón.-Soy una persona benevolente así que vamos a hacer esto, tú me pides perdón, y a cambio yo te follo hasta que tu cuerpecito no pueda más, ¿Qué te parece?-

Quizás por el alcohol o por mi ira, volví en mi misma saliendo del efecto de sus encantos.

-Ni en tus putos sueños, imbécil-le respondí con un escupitajo de regalo en la cara, estaba muy enfadada.

Su mirada se oscureció y me soltó.

-Ponte encima del váter, de rodillas mirando a la pared y sin el vestido.

-No, me voy-

-Si te vas nuestra relación acabará definitivamente-

El miedo que sentí al pensar en perderlo fue más fuerte que el sentimiento de mi humillación que recorría mi ser, así que seguí las instrucciones que me dio, muy a desgana.

-Vamos, fóllame para que acabemos con esto-

-No te voy a tocar,te voy a castigar-Pude escuchar el sonido metálico de la hebilla al sacarse el cinturón, por el miedo me dí la vuelta buscando detenerlo.

-O lo cumples o se acabó,para siempre-Esto me instó a continuar

-Te voy a dar 5 azotes, el primero por joderme un polvo,el segundo por ser tan malhablada, el tercero por la insolencia de tus actos, el cuarto por ponerte ese vestido tan provocador sin mi permiso.

-¿Y el quinto?-pregunté con voz temblorosa

-Buena pregunta,quítate las bragas-yo lo hice al momento-¿Cómo están?-

-Mojadas-

-Exacto, el quinto azote es porque aunque hoy, he metido mi polla en la boca de otra mujer, te he vejado en un baño público mugriento donde seguramente nos hayan escuchado y me dispongo a castigarte,estás mojadita y deseosa, tú puedes mentirme pero tu cuerpo no, y tu cuerpo dice que eres una puta viciosa.El último azote es por viciosa.

Esta declaración me provocó el llanto.

-Ponte las bragas en la boca, no quiero escuchar tu voz, putita.

Estuvo varios minutos en completo silencio,amagando con el golpe pero acabándolo en una suave caricia en la nalga que me provocaba un miedo terrible.Aún así no me moví por las represalias.El golpe llegó con una fuerza y dolor que no había experimentado antes porque aunque Sebastián y yo habíamos tenido azotes en nuestra relación, siempre había estado cargado de dosis mucho más grande de placer que de dolor.Pero este no, éste era dolor puro cuando sentía el hierro impactar contra mi carne desnuda, mientras yo no podía más que llorar y morder mis bragas para no gritar.

El segundo fue igual, lento,una tortura sólo para su diversión, contemplando mi sufrimiento,miedo y expectación por el dolor que sabía que se sobrevenía sobre mi nalga derecha.

El tercero y el cuarto fueron seguidos y muy rápidos cada uno en una nalga y sin dejarme recuperar la compostura,hallándome así , postrada con la cara en la tapa del váter con mi sexo expuesto a su voluntad,como siempre.

-Abre las piernas-me ordenó

Con gran rapidez,en cuanto cumplí su orden, la hebilla cayó sobre mi clítoris indefenso generando en mí,una cantidad de dolor enorme pero acompañada de muchísimo placer, tanto fue así que obtuve un orgasmo y seguidamente comencé a orinar a sus pies.

-Lo has hecho muy bien perrita,cuando acabes te estoy esperando en la puerta de este antro-Acabada la frase acarició mi baja espalda y  abandonó el baño dejándome tirada, confusa,dolorida y humillada de una forma que no podía ni procesar,pero que tendría que ir acostumbrándome.