Mi sueño

Una vieja amiga de facultad, de siempre deseada, aceptó a tener un encuentro conmigo, fue lo mejor de mi vida.

Lucia era una chica preciosa. La conocí por el simple hecho de que coincidimos en la misma residencia de estudiantes. Pasamos juntos dos años y nos hicimos grandes amigos. Lucía estudiaba magisterio y era una chica realmente preciosa, tenía el pelo moreno en una larga melena, sus ojos eran negros y profundos, sus labios eran anchos y carnosos, y su cuerpo era de locura. Era una mujer bombón.

El primer día que la ví no pude más que quedarme embobado, mirándola con descaro. Su piel era muy morena y tenia una figura escultural, unos pechos llamativos y muy pero que muy apetecibles, una barriguita de vértigo y un culo respingón.

Me gustó desde el primer día y no paré de intentarlo con ella. La invitaba constantemente, le hacía comentarios morbosos, preguntas picaronas y me llevaba horas hablando con ella en el salón de la residencia. Me moría de ganas por poseerla pero ella no pensaba lo mismo, se reía y aceptaba mis invitaciones, pero nunca me dejó dar el paso definitivo.

Aquella situación duró los dos últimos años de mi carrera (a ella le quedaban algunos más). Nos hicimos bastante amigos y tuve que aguantar ser su pañuelo de lágrimas en más de una ocasión.

Llegó el momento de la despedida y no me pude contener y le dije que en esos dos años no había dejado un instante de desearla, que estaba buenísima y que muchas noches había dado rienda suelta a mis fantasías en secreto.

A ella no le sintió muy bien mis confesiones, trató de consolarme y me dijo que sería mejor que olvidáramos lo que acababa de decirle y que pensáramos que éramos buenos amigos y que yo la tendría a ella siempre para cuando lo necesitara.

Yo me fui a mi ciudad y ella siguió estudiando. No sé el por qué Lucía no se iba de la mente, siempre pensaba en ella, en su cuerpo y en sus labios, me moría por poder rozarlos. Mantuvimos el contacto por mensajes de móvil y por el Messenger. Yo me enrollé a varias chicas de mi ciudad, y a pesar de ser todas fantásticas no dejaba de pensar en Lucia.

Un día en el Messenger comencé a hablar con ella de sexo (tenemos mucha confianza) y empezó a contarme cual era la postura que más le gustaba y en los lugares más raros que lo había hecho. Yo estaba a mil por hora. Por aquel entonces yo estaba saliendo con una chica de mi ciudad, Marta, y era novia de Carlos.

La conversación siguió subiéndose de tono y le hice una proposición, le dije que si aceptaba nadie más lo sabría, nadie se enteraría jamás. Ella estaba en un piso de estudiante y su novio vivía lejos de allí. Yo podría ir a verla, invitarle a cenar como habíamos hecho tantas veces antes y a tomar algunas copas y luego tendríamos una noche por delante para hacer lo que quisiéramos. Le dije que ese era mi sueño, que lo daría todo por pasar una noche con ella y que no se arrepentiría.

Cuál fue mi sorpresa cuando me dijo: Lo haré por ti, te lo mereces, eres un buen chico.

Yo creí que me desmayaba, mi fantasía empezaba a hacerse realidad.

Al día siguiente y tras el viaje llegué a su piso, me abrió y me dio dos besos en las mejillas, todo era igual que siempre. La esperé a que se arreglara, estaba magnifica y muy muy sugerente. Fuimos a cenar y luego tomamos unas copas. En ningún momento hicimos alusión a lo que habíamos hablado el día anterior por el Messenger. Yo creí que todo habría quedado en eso, una simple conversación, pero cuando volvíamos hacia su piso me dijo en el coche: Aquí empieza lo que llevas esperando desde hace tanto!, se acercó y me dio un beso en los labios que siempre recordaré. Su lengua toco poco a poco mis labios, los humedeció y luego se adentró poco a poco en la boca, yo estaba de piedra.

Habíamos aparcado el coche y cuando me disponía a bajar me sujetó de la mano y me dijo que esa noche iba a ser para mi, porque me lo merecía por haber sido paciente. Sin decir más me desabrochó un botón de la camisa y empezó a acariciarme el pecho mientras me daba mordiscos en los labios, luego empezó a lamer mi cuello y sin esperarlo se detuvo y me dijo que subiáramos al piso, que allí estaríamos más a gusto.

Yo subí temblando, era lo que siempre había deseado pero estaba super cortado y no sabía que hacer. Fuimos directamente a su habitación y sin mediar palabra empezó a desnudarme. Quede totalmente desnudo y a su merced, para entonces ella, arrodillándose, tomó mi culo y sin pensárselo dos veces empujó mi cuerpo hacía su cara, se metió entre los labios mi pene y empezó a chuparlo con ganas. Yo creía desfallecer. Se lo sacaba y se lo volvía a meter en la boca, me acariciaba los huevos y el culo y me daba besos entre las piernas. Su lengua empezó a recorrer mi vientre y me empezó a humedecer los pezones, lo que hizo que una sensación de frío me inundara de arriba abajo. Subió lentamente hasta el cuello y con las manos siguió masajeando mi miembro, yo estaba en las nubes.

Cuando mejor me lo estaba pasando se paró, se echó atrás y me dijo: Pero que te pasa, no es esto lo que querías, desnúdame vamos, estoy aquí para ti, hazle lo que siempre has pensado que me harías, quiero que me hagas disfrutar.

Reaccioné muy rápido, quizás esas palabras eran la carta blanca que estaba esperando. La desnudé con fuerza, como poseído, ha tirones casi. Si ya era magnifica vestida, su cuerpo tomaba dimensiones impresionantes desnuda, era una preciosidad y estaba buenísima, no lo podía creer. Sus pechos eran grandes y altos, sus pezones tenían una aureola muy grande y negra, y su chochito solo contaba con una hilera de pelos en la parte de arriba que indicaba un camino difícilmente resistible.

La tiré encima de la cama y comencé a lamerla entera. Pasaba rápidamente de los pies al cuello, de la oreja al pubis, del culo al coño, y sin descansar. Mis manos eran incontrolables, le tocaba las tetas, las agarraba con fuerza, le tiraba de los pezones y palpaba el culo. Era impresionante. Pronto me centré en su coñito, estaba muy húmedo y parecía estar dispuesto a hacerme sentir en la gloria. Empecé a lamerlo y chuparlo y con una mano le acariciaba el clítoris, Lucia se retorcía de placer. Le metí con suavidad un dedo y estaba tan mojada que ni lo notó, mientras con la lengua seguía lamiéndole el clítoris, era una sensación especial, tanto tiempo esperándolo y allí tenía a Lucia loca de gusto encima mía.

Sin que le diera tiempo a reaccionar cogí mi pene y le apunté, y de un seco golpe entró hasta dentro, Lucia se estremeció de placer, la notaba gozar y a mi se me saltaron las lagrimas. Era una sensación nueva, nunca había sentido tanto una penetración como aquella, era diferente, el corazón me latía a mil por hora y no podía contenerlo. Se la saqué y Lucía se acercó hasta mi polla y se la volvió a meter en la boca mientras me masturbaba frenéticamente. Si llego a saber esto lo hubiera hecho antes me decía.

Me preguntó que cual era mi postura favorita y le dije que a cuatro patas, la del perrito, sin pensarlo dos veces se pudo de espaldas a mi y se arrodilló en la cama, yo me puse detrás y la embestí con fuerza, que gusto dios mío, era genial, tenía a Lucia, la mujer que mas había deseado junto a mi, y la estaba follando con ganas, con muchas ganas. Ella estaba sudorosa y yo también, sentía un placer intenso, desde que se la metí por primera vez notaba como si me fuera a correr pero al final me mantenía, era genial.

De pronto y entre suspiros me preguntó, ¿se la has metido a alguna chica por el culo?, mi respuesta fue: no, pero ahora pensaba hacerlo contigo. Lucia no opuso ninguna resistencia. Despacito, muy despacito, le metí la puntita y ella sollozaba, así que decidí romper por lo sano y hacerlo de un tirón, le apreté fuerte y se la metí entera, ella chilló: te mato cabrón!, pero en cuestión de unos segundo me pedía más: No dejes de darme por culo, no te vayas a correr, sigue así, sigue así. Yo ya no podía más y sabía que me iba a correr, así que se la saque de golpe y cogí a Lucía por los pelos, no hizo falta mostrarle lo que quería, ella lo sabía y lo aceptó de buen grado, se puso delante mía y abrió la boca, no dio tiempo a más. De mi polla empezó a salir todo el deseo acumulado desde hacía tanto tiempo, sus labios quedaron sellados de un blanco que los hacía aún más apetecibles, y su cara estaba llena de leche calentita. Trago lo que pudo y el resto se lo refregó con una mano por los pezones, en un gesto que me hizo sentir otro bombeo dentro de mi, pero ya no podía más, lo había echado todo.

Quedé exhausto y me tendí sobre la cama boca abajo, Lucía empezó a acariciarme el pelo, la espalda y el culo, y sin avisar me abrió con sus manos las cachas de mi culo y metió su hermosa lengua dentro, empezó a chuparme y lamerme el ano y yo creí morir, era lo mejor que me habían hecho jamás. Después de eso sólo recuerdo que nos quedamos dormidos.

Al día siguiente me vine a mi ciudad y lo hice con mi chica porque estaba aún super caliente, fue estupendo pero no fue igual, comprendí que aquello había sido único. Desde entonces solo chateamos por el Messenger y nos mandamos algún que otro mensaje de tx. Pero sé que jamás volveré a follar como aquella noche en la que se cumplió mi sueño.

Yosoraya_27@hotmail.com