Mi suegro vive con nosotros (3)

Comienzan las perversiones de mi suegro.

MI SUEGRO VIVE CON NOSOTROS (3)

Hola, aquí estoy de nuevo, soy Silvia, os voy a seguir contando como mi suegro continuo usando ese extraño control que había adquirido sobre mí, digo extraño por que ni siquiera puedo deciros a que se debe, en ningún momento me había amenazado de ningún modo y sin embargo yo hacia todo lo que me decía, bueno ordenaba, por que al darse cuenta del poder que tenia lo aprovechaba.

Los cinco días que mi suegro estuvo de viaje los aproveche con Roberto para hacer el amor a cualquier hora y en cualquier habitación, bueno, no, en la habitación de mi suegro no, no me apetecía que Roberto me follase en la habitación donde su padre lo había hecho y tampoco creo que él hubiese aceptado hacerlo en la habitación de su padre, para algunas cosas Roberto es bastante tradicional. Me apetecía, desde luego hacerlo con Roberto, pero sobre todo creí que cuanto más lo hiciese más escaparía del control de mi suegro, por cierto, deje que Roberto me enculase dos veces más durante esos días, por cierto, lo de que te den por culo no es como cuando te follan, que una vez desvirgada cada vez lo pasas mejor y te duele menos, por lo menos para mí, me dolía igual que la primera vez y desde luego sin vaselina, u otro lubricante, ni se me ocurriría probarlo.

Mi suegro llego el Viernes por la noche, estábamos en la cama cuando oímos la puerta del piso abrirse, al poco, supongo que viendo por debajo de la puerta de nuestra habitación salía luz, escuchamos unos golpecitos en la puerta y a mi suegro que nos decía, desde el otro lado, que ya estaba en casa, oír de nuevo su voz después de cinco días me produjo un pequeño escalofrío, Roberto le contesto que ya hablarían al día siguiente, nos había pillado a punto de hacer el amor y supongo que no tuvo ganas de dejarme en la cama. Continuamos besándonos en silencio mientras suponíamos que mi suegro se iba a su habitación.

-Es un coñazo esto de tener a mi padre en casa. (me dijo Roberto en voz muy baja)

-Podemos decirle que ya lleva bastante tiempo con nosotros, que tendría que buscarse algo para él. (conteste sin apenas pensarlo)

-¿Te molesta que este con nosotros?

-Has sido tú quien dijo que era un coñazo.

-Sí, pero por tener que tener el sexo en silencio, no puedo, ni quiero, pedirle a mi padre que se vaya.

-Bueno, pues solo nos queda hacerlo procurando que no nos oiga mucho, no creo que se escandalice por que tengamos sexo, así que si oye algo no pasara gran cosa.

-¿No te importa si te oye?

-No. (pensé: “Joder, como me va a importar que me oiga follar si me ha follado”)

-¿Te daría igual que te viera?

-¿Qué? (mierda, que diablos le pasaba a aquellos dos tíos, uno se follaba a la novia de su hijo y el otro parecía estar proponiéndome que lo hiciéramos delante de su padre)

-Imagina que un día estamos liados en el salón, llega mi padre y nos ve. ¿Qué harías?

-Pues me taparía y me iría a la habitación. (que diablos esperaba que le respondiese, que seguiría follando mientras su padre miraba, nunca me había planteado hacerlo con alguien mirando)

-Claro. Pero luego no te daría vergüenza cada vez que le tuvieses delante.

-Puede que un poco, no lo sé, pero habría sido un pequeño accidente sin importancia, pronto se olvidaría.

-Te aseguro que verte desnuda es una cosa difícil de olvidar.

-Gracias. (me encantan ese tipo de piropos que usa Roberto, en eso se parece mucho a su padre, cuando quiere ser galante lo es, recuerdo mucho uno que soltó en una cena, éramos nueve parejas, no se como salio el tema de las listas de las mujeres más deseadas, todos los hombres, supongo que por quedar bien delante de sus mujeres o novias, dijeron que les parecía mal que se hiciesen ese tipo de listas, Roberto no decía nada, entonces una de las chicas le pregunto que a ver que pensaba él, respondió que a él le parecían muy bien, tanto que incluso tenia su propia lista, claro enseguida me pique y le pregunte quien estaba en esa lista, sin dudarlo dijo que la número uno era yo, me halago, claro, pero seguía picada y le pregunte quien venia después, me miro a los ojos y respondió que teniendo la suerte de que la número uno de su lista quisiera estar con él por que se iba a preocupar en saber quien era la segunda, es una tontería, ya lo sé, pero me encanto que me dijese eso delante de amigos nuestros y con esa voz que no tembló ni un momento, además vi miradas de cierta envidia entre las chicas, de vez en cuando le pido que me repita su lista de mujeres deseadas)

Bueno total que hicimos el amor en silencio, al menos todo lo en silencio que pudimos y nos quedamos dormidos. Al día siguiente me despertó mi suegro, por supuesto Roberto ya se había ido a trabajar, me despertó sobandome las tetas, después de hacer el amor con Roberto había dormido desnuda y así seguía, hasta que abrí los ojos, estaba en calzoncillos.

-¡Buenos días, Silvia!

-Buenos días. (respondí sin pensar, el seguía sobando mis tetas)

-Te he echado mucho de menos estos cinco días.

-Yo no. (vaya, había escapado de su dominio, estaba siendo un poco desagradable con él)

-¡Claro! Teniendo a Roberto no me extraña. Pero ahora me toca a mí, te espero en mi habitación, no importa que te pongas nada.

Dicho esto dejo de tocarme las tetas, se levanto de la cama y salio de mi habitación. Pensé, “pero que se ha creído, que todavía voy a hacer todo lo que me diga, pues lo lleva crudo” pero me quede sorprendida iba por el pasillo en pelota picada sin perder un paso camino de su habitación. Cuando llegue vi que se había tumbado en la cama, ya sin los calzoncillos, dejándome un hueco, dio un par de golpes con la palma de la mano sobre la cama indicándome que me tumbase allí, recordé que así era como mi padre llamaba a nuestro perro cuando le quería dejar subirse al sofá, hice lo mismo que el perro, colocarme en la cama como si fuese la mejor invitación que hubiese recibido en mi vida, el se coloco un poco encima de mí y me beso en los labios, luego se quedo mirándome un momento.

-Anoche me quede un rato en el pasillo escuchándoos. (dijo)

-Nos espiaste mientras hacíamos el amor.

-Solo os escuche.

-Pero si oímos como cerrabas la puerta de tu habitación.

-Una pequeña trampa, la cerré quedándome fuera.

-Eso es espiarnos, no sé que dirá Roberto si se entera.

-¿Por qué quieres que me vaya?

-¿Qué?

-Le dijiste a Roberto que llevo bastante tiempo aquí y que tendríais que decirme que me busque un sitio para mí.

-¿No te parece esto bastante motivo? No me gusta que me folles, no me gusta ponerle los cuernos a Roberto, si te fueses se acabaría.

-Nunca te he tenido que obligar, te has metido en mi cama tú solita.

-Lo sé.

-Pues por lo que dices parece que te obligo.

-A Roberto también le parece que nos robas parte de nuestra intimidad como pareja.

-Eso lo entiendo, lo que no entiendo es por que tú, que lo pasas tan bien conmigo quieres que me vaya.

-¿Qué yo lo paso bien?

-Vaya si lo pasas bien y buenas corridas que te echas.

-Vale, si, me corro, pero eso no quiere decir que lo pase bien.

-Bueno, ya esta bien de charla, date la vuelta, que te prepare el culo para Roberto.

-Ya no importa, Roberto ya me la metió por detrás. (pero por que diablos le decía eso, si me hubiese callado podría haber hecho que él no me diese por culo o al menos tardase unos días más en hacerlo, ahora que se lo había dicho seguro que también recibiría su polla en mi ano)

-¿Cuántas veces?

-Tres. (joder, solo me faltaba darle los detalles)

-¿Te gusto?

-No.

-Acabara gustándote.

Sus dedos estaban hurgando, bueno excitando mi vagina, yo le tenia agarrada la polla y se la movía suavemente. Por que hacia aquello, por que me entregaba así a aquel hombre, que me había hecho que conseguía lo que quería siempre que quería, sí, vale, me había echado un par de buenos polvos, pero, ¡joder! si me acostase con todos los hombres que me lo habían hecho pasar bien una vez tendría al menos 50 amantes, lo reconozco tuve una época en la que fui bastante golfilla, pero siempre había sido yo quien decidía cuando y como me follaban, incluso Roberto lo hace cuando y como yo quiero, claro que cuando a él le apetece nunca me niego, pero es que con su padre todo era totalmente diferente, él me follaba cuando y como quería, tengo que reconocer que había disfrutado como una loca haciéndolo con él, me hacia, disfrutar muchísimo, y me hace, por que ahora solo con dos dedos en mi raja me estaba llevando al orgasmo.

Continuo con sus dedos en mi raja hasta provocarme un orgasmo, mientras tanto su polla se había puesto bien dura.

-Bueno, me parece que es el momento de que pruebe tu culo.

-Déjame que vaya a mi habitación a buscar una cosa antes. (por que le decía eso si mi intención era decirle que no)

-¿Quieres lubricante? no te preocupes yo tengo, no soy tan bestia como para metértela sin un poco de ayuda, al menos de momento.

-¿Tienes?, ¿de verdad?

-Claro, mira. (abrió un cajón de su mesilla de noche y saco un bote, similar a un bote de desodorante aunque algo más pequeño, en el que Leia claramente “lubricante para contactos íntimos, sabor canela”) Es mejor que la vaselina.

-¿Puedo probarlo? (varias veces había visto esos botes en algún hipermercado y alguna vez había sentido la tentación de comprar uno, pero no me había atrevido, más que nada por que luego en las cajas suele haber algún tío cerca que te mira, bueno eso de “te mira” es ser muy fina, en realidad te esta desnudando y diciéndote con la mirada si lo quieres probar conmigo, una vez compre preservativos en uno de esos centros y lo pase fatal)

-Por supuesto, pruébalo. (respondió mientras se echaba en la polla, quedándome claro que lo podía probar de su polla. Claro que eso no era problema, ya le había chupado la polla anteriormente, así que no me hice de rogar, cuando acerque mi cara a su polla el aroma a canela, que ya había invadido la habitación cuando se lo echo, me penetro profundamente por las fosas nasales, me gusto mucho aquel olor, empecé a chupar y realmente sabia delicioso, le chupe la polla con muchas ganas, no por que me apeteciese, quería que se corriese en mi boca y de ese modo no pudiese hacerlo en mi culo, pero claro, él no se dejo) Ya vale, ahora colócate que le toca el turno a ese precioso culito que tienes.

Bien, no había escapatoria, me coloque a cuatro patas, ofreciéndole mi culo en pompa, sin perder un segundo empezó a untarme un poco de ese gel lubricante, a diferencia de Roberto mi suegro también metió sus dedos en mi culo para lubricar el interior, note que me estaba calentando, claro pensé, esto esta pensado para el sexo y lleva algo que ayuda a excitarse, luego, cuando mi culito estaba bien untado, se puso otro poco en la polla y lo extendió por ella. Se coloco y comenzó a presionar mi esfínter con la polla, me sorprendió la facilidad con la que entro, tenia que hacerme con uno de esos botes para cuando Roberto quisiese encularme y también pedirle cada vez que me metiese un poco el dedo para lubricar el interior, entro con mucha suavidad, aunque a pesar de eso dolía, llego a metérmela toda, sentí que mi culo no resistiría y reventaría en cualquier momento, ya dije antes que mi suegro la tiene más grande que su hijo, se quedo quieto durante un tiempo.

-¡Joder! Que culo más prieto tienes, me estas estrangulando la polla, ¡que gusto!

Luego empezó a bombear con tranquilidad y regularidad, seguía sintiendo una dosis de dolor pero al mismo tiempo algo ligeramente agradable, no me sorprendió por que lo había sentido antes con Roberto, pero esta vez lo estaba sintiendo mucho antes, mi suegro no variaba el ritmo de sus penetraciones, la sacaba hasta que yo notaba su glande presionar mi esfínter buscando salir y luego la metía hasta el fondo y así una y otra vez, tenia que reconocerlo, me empezaba a gustar que me enculase, pero claro el poco orgullo que me quedaba hacia que tratase que mi suegro no se diese cuenta de eso. Claro que hay cosa que por mucho que quieras no eres capaz de conseguir, esta fue una de esas cosas, empecé a gemir sin darme cuenta, mi suegro debía estar esperando esto por que nada más oírme acelero el ritmo de la enculada que me estaba dando, mis gemidos se convirtieron pronto en grititos de placer, era muy extraño sentir dolor y placer a la vez.

-¡Quiero oírte! (dijo de pronto)

-¿Qué ¡Ah! quieres ¡Ah! oír? (respondí entre gemidos)

-Que te gusta que te la meta por el culo, que eres mi putita, que quieres que te llene de leche. (dijo, también entre algún gemido)

-Sigue follandome el culo, no pares. (no lo podía creer, estaba firmando mi derrota casi total, de ninguna manera le iba a dar la satisfacción de oírme decir que era su putita, pero si quería que le dijese otras cosas lo haría) Échame la leche bien adentro.

-Antes dime que eres mi putita.

-Dame más fuerte, reviéntame el culo.

-¿Quién eres?

-Así me gusta, sigue hasta que mi culo este harto de polla. (tenia que aguantar, no le podía decir lo que me pedía, además ya no podía tardar en correrse)

-Dilo

-Venga, sigue dándole por culo a la novia de tu hijo. (de mi boca escapaban frases de este estilo a cada momento) Convierte a tu hijo en un cornudo integral y córrete ya en mi culo. (tuve mi primer orgasmo siendo enculada y entonces perdí la poca autoestima que me quedaba) ¡Soy tuya!, ¡soy tu puta!. (finalmente mi suegro había sacado de mí lo que quería, supe entonces que jamás podría escapar a su dominio, era inútil luchar más)

-¡Pídeme que te llene de leche putita!

-Córrete en mi culo, haz que rebose.

Apenas un par de segundos después comenzó a descargar chorros de semen en mis tripas, se deba haber esforzado mucho por no correrse hasta que mi sumisión fuese total, pero al final había ganado, mientras su leche iba llenando mi ano por mis mejillas comenzaron a rodar lagrimas de impotencia.

Cuando salio de mi me deje caer sobre la cama echa un ovillo de espaldas a él tratando de que no se diese cuenta de que me había hecho llorar, hubiese querido levantarme y salir corriendo de allí, pero era incapaz de hacerlo, él me dijo que fuese a lavarme y volviese enseguida, cuando me levante supe que me lo había dicho por que no quería que manchase su cama, mi culo era incapaz de retener su leche y la sentía corriendo por mis piernas, en el baño me lave, procurando que saliese de mi ano la mayor cantidad de semen, luego me lave la cara procurando disimular que había llorado y regrese a su cama.

-Así me gusta putita, a partir de ahora cuando estemos solos te llamare así, por que tu has dicho que lo eras, tú me llamaras a mi señor, ¿esta claro?

-Sí.

-No te he entendido putita.

-Sí, señor, esta claro.

-Eso esta mejor. Como eres mi putita te compre un regalito mientras estuve de viaje, ábrete de piernas para que te lo ponga. (con algo de miedo, por lo que fuera a hacer abrí mis piernas, saco un paquete del cajón de su mesilla, contenía unas bolas chinas, cinco bolas unidas por un cordel, bueno en realidad no eran cinco bolas, era una bola y una especie de bola pero con puntas, aunque redondeadas para no hacer daño, otra bola, otra con puntas y otra bola, me las fue metiendo una a una en la vagina) A partir de ahora cuando estemos solos siempre las llevaras puestas, solamente te las podrás quitar para ir al baño y claro cuando yo quiera que mi polla ocupe su sitio, ¿has entendido putita?

-Sí señor.

-Ahora ves a preparar el desayuno, iré enseguida.

-Si señor.

Me levante, mire el reloj que había sobre la mesilla, solo eran las diez de la mañana, faltaban más de siete horas para que Roberto regresase, demasiado tiempo. Prepare el desayuno, moverme con las bolas chinas me molestaba, proporcionaban un cierto placer, pero molestaban, yo había leído algo sobre ese tipo de artilugios, en alguna ocasión había tenido la intención de comprarme unas, sabia por eso que recomendaban usarlas de un modo gradual, no creía que fuese a aguantar con ellas las seis horas que, más o menos calculaba, mi señor, ¡joder! ahora ya en lugar de pensar en mi suegro pensaba en mi señor, debía querer que las llevase.

Mientras seguía preparando el desayuno se me ocurrió el modo en que podría librarme de las dichosas bolas al menos durante un par de horas.

Cuando mi suegro llego a la cocina ya estaba el desayuno casi listo, serví café con leche para los dos, el suyo primero por supuesto, luego me senté junto a él, cogi las tostadas y comencé a untarlas con mantequilla y mermelada, prepara tres para él y después las mías, él se había puesto simplemente unos calzoncillos, pero ya con eso hacia crecer mi vergüenza por estar desnuda.

-Señor, ayer hizo mal tiempo y no pude hacer nada de deporte, hoy me gustaría salir a correr por el parque para mantener el físico, con su permiso.

-Me parece muy bien que quieras mantenerte guapa putita, yo también vendré al parque me sentare en algún sitio mientras corres.

-Como quiera señor. (me daba cuenta de que, sin quererlo, cada vez estaba más metida en el papel de sumisa que me había asignado mi suegro)

-Ven a mi habitación cuando hayas recogido y lavado todo. (dijo una vez acabamos el desayuno)

¡Joder!, ¡no puede ser!, pensé mientras recogía y lavaba los platos y vasos, otra vez le apetece follarme o darme por culo, y yo con ese incordio de las bolas, que pese a que me resultaban molestas me mantenían en un estado de excitación elevado, vamos que notaba mi coño húmedo. Acabe rápido con lo que había en la cocina, la verdad es que las cuatro cosas que habíamos usado para el desayuno no daban para que me alargase mucho con ellas, luego fui a la habitación de mi suegro, le encontré todavía en calzoncillos, tenia un pantalón sobre la cama y estaba mirando una camisa.

-Ya estas aquí, putita, muy bien, ¿te parece que esta camisa me quedara bien con ese pantalón? (menos mal, parecía que no tenia intención de tener sexo, ¡pero entonces! ¿Qué pretendía?)

-Si señor, combinan muy bien.

-Vale, también me lo parece, venga putita, ayúdame a vestirme.

-Si señor. (vaya, esto iba a ser algo nuevo para mí, alguna vez había ayudado a algún tío a desnudarse, pero nunca a vestirse. Por otro lado ya me daba la impresión de que se estaba pasando con lo de llamarme putita, por otro lado al menos usaba un diminutivo que no sonaba tan mal como puta)

Le ayude a vestirse, mientras lo hacia de tanto en tanto me tocaba las tetas o el culo y yo con las puñeteras bolas cada vez más cachonda. Después vino conmigo hasta mi habitación, me hizo mostrarle la ropa que solía usar para hacer deporte, y eligio la que me pondría, me quede pensativa, esas prendas nunca las había combinado, eran un pantaloncito tipo ciclista y un top muy ajustado, solo con eso puesto seria fácil imaginarme desnuda, bueno, si él decía que llevase eso lo llevaría, fui a sacarme las bolas para vestirme.

-No, putita, no te las quites, para correr no te molestaran.

-Claro que me molestaran, ya me molestan para moverme por casa… señor. (esta vez lo de señor lo dije unos segundos después al ver la cara con la que me miraba)

-Eso es por que necesitas acostumbrarte, cuanto más las lleves mejor.

-Señor, yo leí que a las bolas una se tiene que acostumbrar de forma gradual.

-Bueno, pues entonces cuando regresemos del parque te dejare que te las quites.

-Entonces no saldré a correr.

-Sí, si saldrás, tienes que mantenerte guapa.

-Señor, entonces ese pantalón no lo puedo llevar, la humedad que estoy produciendo lo marcara enseguida y llamare demasiado la atención.

-Tienes razón, pues ponte el pantaloncito azul, es más holgado.

Algo había conseguido, aunque me maldije a mi misma por la idea de salir a correr, si ya me resultaba molesto andar con las bolas puestas, correr con ellas seria un suplicio, además andando las bolas me excitaban, corriendo a lo mejor hasta me provocaban un orgasmo, no quería ni imaginar lo que sucedería si este era intenso y alguien estaba cerca de mí. Me puse una de las bragas que uso para hacer deporte, es una braga amplia que tapa mucho y sujeta bastante, luego un sujetador deportivo, la verdad con aquel top que me había elegido mi suegro nunca me ponía sujetador, era bastante ajustado y no me hacia falta, pero eso él no lo sabia, y yo pensé que si me excitaba mucho con el evitaría que mis pezones se marcasen descaradamente en el top. Me vestí, con mi suegro mirándome, dio su aprobación a como me quedaba, conseguí que me dejase llevar una chaqueta deportiva para el trayecto de ir y volver del parque, dándole la excusa de que al volver sudada podía resfriarme llevando solo el top.

Salimos de casa e iniciamos el camino hasta el parque, era poco, a paso normal algo menos de diez minutos, durante el camino me di cuenta de que varios hombres se paraban y volvían a observar mis piernas, era normal, la verdad, esta mal que sea yo quien lo diga pero tengo unas piernas bonitas y provoco muchas miradas cuando las enseño por la calle, lo peor es que note que mi suegro también se dio cuenta y en su cara se dibujaba una sonrisa cada vez que algún hombre me miraba con deseo, imagine que pensaba “yo disfruto lo que vosotros deseáis”, por otro lado caminar con las bolas cada vez me resultaba más molesto, pero me excitaba más y más.

Llegamos al parque, es un parque muy amplio con zonas semi boscosas, esta muy bien acondicionad para que la gente venga a pasear, hacer deporte o simplemente descansar alejados del ruido y estrés de la ciudad, dispone de cinco circuitos para correr, marcados por pilotes de diferentes colores, el azul es el sencillo, unos tres kilómetros sin apenas subidas ni bajadas, el marrón intermedio, unos cinco kilómetros con algunas pendientes, y el rojo de unos ocho kilómetros en el que había zonas de grandes desniveles, yo habitualmente le daba dos o tres vueltas al circuito marrón, alguna vez también había hecho el rojo, pero con este solo me atrevía cuando Roberto o algún conocido me acompañaba, no por su dureza, más bien por precaución, pasaba por zonas muy solitarias y alguna vez alguna chica había sido violada por ahí. Esta vez mi suegro me indico que hiciese el circuito azul, que el se sentaría en una loma que estaba casi en el centro del circuito, sabia que desde allí me vería casi en todo momento, aunque tuve la intención de quejarme y decirle que a mi el que me gustaba era el marrón al final no dije nada, le di mi chaqueta para que me la guardase, mientras mi suegro se fue hacia la loma yo comencé a realizar algunos ejercicios de estiramiento, si notaba las bolas estando inactiva y me excitaban al caminar imaginaros lo que fue realizar estiramientos con ellas puestas, una locura, no iba a ser capaz de correr de ese modo. Después de una sesión de estiramientos más larga de lo habitual, por que no me atrevía a hacer algunos estiramientos completos, y claro había que preparar bien la musculatura, comencé a trotar, mierda, era insoportable, trotando las molestias eran realmente muy fuertes, al mismo tiempo también el efecto de excitación de las bolas era mayúsculo, desde luego no podría ir a la carrera con eso en mi vagina, di una vuelta trotando al circuito, salí del circuito y sin dejar de trotar subí a la loma donde estaba mi suegro.

-Señor, tiene que dejar que me quite esto, no puedo correr así.

-¿Hasta que punto quieres quitártelas?

-Totalmente, haré lo que quiera, pero me las tengo que quitar.

-Esta bien, ves aquel chico que esta leyendo a unos cien metros. (mire en la dirección que me indicaba, en seguida le vi, era un chico joven, estaba apoyado contra un árbol, leyendo o estudiando, por efecto de la vegetación me pareció que desde donde estábamos debía ser uno de los pocos sitios desde donde se le podía ver, asentí) Pues te acercas a él, te bajas el pantaloncito y las bragas y le pides que te las saque, luego me las traes, por supuesto.

-¿Te has vuelto loco?

-Se te ha olvidado el señor, putita.

-No puedo hacer eso, señor.

-Entonces será que no te molestan tanto, venga a correr, al menos tienes que darle cinco vueltas al circuito, a mejor ritmo que lo has hecho esta vez, y que no se te ocurra quitarte tu las bolas por que si sospecho que no las llevas haré una comprobación y entonces tendrás que correr seis vueltas con ellas y claro si reincides serán siete y así hasta que completes todo el ejercicio con las bolas.

-Pero, señor.

-Ya sabes tus opciones, no tengo más que decirte, putita.

Mire de nuevo en dirección al chico, sopesando lo de acercarme a él y pedirle que me sacase las bolas, que va, prefería la tortura de las bolas que acercarme a un desconocido y pedirle que me las sacase, me di la vuelta y comencé a trotar de nuevo hacia el circuito, mientras me alejaba oí a mi suegro diciendo que aumentase el ritmo de mi carrera o tendría que darle tres vueltas más al circuito.

Abandone el trote y comencé a ritmo de carrera suave una nueva vuelta al circuito, yendo a la carrera las bolas friccionaban tan fuerte en mi interior que me sentía escocida, era imposible seguir con ellas, a duras penas complete otra vuelta y regrese al lado de mi suegro.

-Señor, por favor.

-Ya te dije cuales son las opciones que tienes, putita, y dando una vuelta y parar no te va a cundir, si vuelves a venir tendremos que añadir una vuelta o dos más.

-Pero es que no puedo ir y mostrarle el coño a un desconocido, y menos llevando eso metido, ¿Qué va a pensar de mí?

-No creo que piense, si una chica te muestra un chochito tan bonito como el tuyo los tíos no somos mucho de pensar.

-Hare cualquier otra cosa, señor, lo que sea, pero eso no.

-Bueno, veo que estas desesperada por quitártelas, pues vale si no quieres que las quite aquel chico, ves aquellos tres viejos del banco, pues vas y que te las quite uno de ellos, por supuesto para eso te tienes que bajar el pantaloncito y las bragas. (busque a los tres viejos del banco con la mirada, me quede fría cuando los vi)

-Pero señor, eso es todavía peor, estaré a la vista de medio parque.

-No dirás que no tienes opciones, puedes seguir corriendo así, ir al chico y los viejos.

-Pero ninguna de las tres es razonable… señor.

-Pues no hay más.

-Señor me las podría sacar usted.

-No, esa opción no te la he dado, putita.

-Ya, lo sé, pero se lo propongo señor.

-Ni hablar, ya conoces las tres opciones que tienes. Y ahora haz algo, sea lo que sea, si en un minuto sigues aquí tendrás que comenzar las cinco vueltas desde la primera.

De nuevo me di la vuelta y regrese al circuito, comencé a correr, esta vez trate de correr al ritmo que habitualmente suelo hacerlo, más rápido que anteriormente, pensando que cuanto antes acabase de dar las vueltas mejor, fui incapaz de mantenerlo más de cien metros, sentía la vagina muy irritada, tan solo le di media vuelta, salí del circuito en dirección a donde estaba el joven leyendo, mientras me iba acercando maldecía a mi suegro por obligarme a mostrarle el coño a un desconocido, pero ciertamente me sentía incapaz de seguir con las bolas metidas en mi coño, aun muerta de vergüenza estaba decidida a pedirle a aquel chico que me las sacase, pasase lo que pasase. Además esperaba convencer a Roberto esa noche de que me diese por el culo, bueno si es que él quería hacer algo, desde luego durante un par de días no quería sentir nada más en mi coño.

Mientras me acercaba iba mirando a uno y otro lado tratando de asegurarme de que nadie más iba a ver lo que iba a hacer, me pare a unos cinco metros de donde estaba el chico, comprobé una vez más que nadie más lo viese, quede convencida de que tan solo el chico y mi suegro desde lo alto de la loma me verían, me acerque despacio, el chico estaba totalmente absorto en la lectura, no se dio cuenta de mi presencia hasta que me pare a menos de un metro de él, entonces levanto los ojos y me miro con interés.

-¡Hola! (le dije)

-¡Hola! (respondió, que menos)

-¿Puedo pedirte un favor?

-Claro. (me miro con extrañeza)

-Me están obligando a hacer esto, si no, no lo haría.

-¿Te obligan a hablar conmigo?

-No, es otra cosa. Sé que te sonara raro, pero llevo una cosa metida, me esta molestando mucho y no me dejan que sea yo quien la saque.

-¿Y?

-¿Me la sacarías tu?

-Si nadie se va a molestar conmigo por hacerlo.

-Nadie, te lo aseguro, además me ha dicho que tenias que ser tu quien me la sacase.

-Entonces no hay problema, por ayudar a una chica tan guapa le saco lo que me pida.

-Esta bien, es esto. (roja de vergüenza y sin mirar al chico tire de mi pantaloncito y mis bragas hasta dejarlas a medio muslo) Solo tienes que tirar del cordoncito.

-¡Date la vuelta!

-¿Qué? (me dejo helada su petición)

-Que te gires, quiero verte el culo.

-Pero… (empecé a decir, pero luego me dije a mí misma “que más da, le estas enseñando el chocho, gírate y que te vea también el culo”, fui girando lentamente, cuando lo tuve detrás note su mano en mis nalgas) De tocar no habíamos hablado.

-Tienes un culo precioso, es imposible verlo y no tocarlo. (vaya otro tío obsesionado por el culo de una chica, ¿conoceré algún día a uno a quien no le guste? ¡Gays no valen!)

-Bueno, ahora por favor sácame eso del coño. (dije girándome nuevamente)

-¡Levántate el top!

-¿Qué? (esta vez casi esperaba oír eso)

-¡Enséñame las tetas!

-Pensé que serias más galante con una chica que te pide ayuda.

-Es lo ultimo que te pido, me enseñas las tetas y mientras estés con el top levantado yo iré tirando de eso que tanto te molesta.

-De acuerdo, confío en tu palabra.

Agarrando el top y el sujetador a la vez tire hacia arriba con fuerza hasta dejar mis pechos libres, a los pocos segundos note como su mano se posaba sobre mi coño, estuve a punto de protestar por eso, pero decidí resignarme, después de, tal vez, un minuto tocándome el coño note como agarro el cordelito y fue tirando muy despacio de él, salio la primera bola, luego la segunda, comencé a sentirme aliviada, incluso tuve que contenerme para no gemir, yo solamente miraba alrededor por si alguien se acercaba, en ningún momento mire al chico que me estaba sacando las bolas, supuse que se debía estar deleitando con la visión de las bolas que poco a poco iban saliendo de mi coño, bueno, no la visión que debía deleitarlo seria la de mis labios vaginales abriéndose y cerrándose cada vez que una bola salía.

Cuando note que la ultima bola escapo de mi coño me baje el top y en el mismo movimiento me subí las bragas y el pantaloncito, luego le cogi las bolas de su mano.

-Te daría las gracias por ayudarme, pero con lo que me has sobado ya has tenido tu recompensa.

Me di la vuelta y corrí en dirección a mi suegro, le entregue las bolas. Tan solo me dijo que aun debía dar cuatro vueltas al circuito. Mientras corría dando las cuatro vueltas al circuito vi que el chico del libro se había acercado a mi suegro y hablaba con él. Luego desapareció.

De regreso a casa mi suegro me dijo:

-¿Sabes? El chico aquel del libro, me ofreció dinero para que le dejase echarte un polvo.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, ¿Y si la próxima vez me dice que me deje follar por otro hombre que hago?

NOTA DEL AUTOR:

GRACIAS POR HABER LLEGADO HASTA AQUÍ, ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO. HASTA PRONTO, SILVIA TODAVIA TIENE COSAS QUE CONTAROS.

Por cierto, había dicho que el relato la iba a cambiar de sección, pero como veis no lo he hecho, he recibido un par de peticiones de que siguiese en la misma sección y por eso lo publico de nuevo aquí, aunque sé que tal vez no es el lugar adecuado para este relato. Un saludo para ellos y un beso para ellas. Gracias