Mi suegro sabe ser agradecido con sus amigos

Mi suegro me pidió que estuviera con uno de sus amigos que en algún momento le ayudo mucho

Era un día muy tranquilo, hace algunos años, era sábado, eran como la una de la tarde, yo estaba platicando tranquilamente con Arturo, platicábamos sobre cómo había estado la semana. Arturo cada vez que podía me decía lo mucho que me ama, yo siempre le sonreía, a veces le contestaba que yo a él. Me llegó un mensaje al celular, él se me quedo viendo, yo no hice el intento por revisar el mensaje.

A –¿Qué pasa mi amor? ¿no vas a revisar tu celular?

P –No mi amor, estoy platicando contigo que se espere quien sea.

A –Pero puede ser algo importante.

P –Para mí lo más importante eres tú.

A –Lo sé mi amor, pero mejor revisa.

P –O.K.

Tomé el celular, el mensaje era de Eduardo, mi suegro, sentí como mi concha se mojó inmediatamente.

P –Es Claudia.

Claudia era una amiga la de la universidad, revise el mensaje, el cual decía

Como está la nuera más puta, me muero de ganas por darte una deliciosa cogida.

Le contesté

Papi, estoy con tu hijo, no aguanto más estar sin tu enorme verga.

P –Arturo al parecer Claudia se peleó con su esposo.

A –Quieres que vayamos a verla.

P –No sé si se sienta cómoda si vamos los dos.

A –Tienes razón, pues ve a verla espero que todo esté bien.

P –Gracias mi amor, te hablo en un rato.

Mi suegro me contesto.

Putita necesito verte ya.

Yo le contesté.

Papi, no tengo mucho tiempo, te veo en el Monarca ya.

Salí de mi casa, iba vestida de lo más normal, pantalón de mezclilla, una blusa y tacones, cuando llegué al Monarca también iba llegando mi suegro, adentro del motel nos dimos un largo beso, el cual fue interrumpido por doña Rosa, quien nos ofreció una habitación.

Al entrar a la habitación, tomados de la mano, mi suegro me puso frente a él, dándole la espalda, me dio una fuerte nalgada.

E –Que buen culo tiene mi puta favorita.

P –Gracias papi, como excita que me nalguees.

Se agachó y me mordió las nalgas.

P –Así suegrito, que rico.

Me volteo y me bajo el pantalón y mi ropa interior, con sus dedos abrió mis labios vaginales y comenzó a chuparme desesperadamente.

P –Así mi macho, dame placer como solo tú sabes suegro.

Sentía como su lengua pasaba por los pliegues de mi vagina y como recogía todos los jugos que yo iba soltando, me tomó fuertemente de las nalgas, me jaló hacía él y metió todo lo que pudo su lengua en mi concha, yo empecé a gemir y pedir más.

P –Así chúpame toda, dame placer, que rico me comes la concha papi, tú sabes cómo hacerme disfrutar, solo tú eres capaz de darme tanto placer, no pares.

Después de un rato me saco la lengua, yo estaba a punto de llegar al orgasmo, pero me hizo esperar. Él se paró, se bajó el pantalón y el bóxer, pude ver su deliciosa verga, sabía lo que quería así que me agaché, con la mano derecha la agarre y con la izquierda usando las uñas le hice cosquillas en los testículos.

A –Sabes cómo comportarte putita.

Me metí su pito en la boca, le di pequeñas chupadas y este empezó a crecer, cuando estuvo bien parado, empecé a meterla y sacarla, con los labios la apretaba un poco, Eduardo gemía.

Cuando vi que ya no iba aguantar más, me la saque quería que se viniera en mi concha.

Me quite la ropa que me quedaba, me acosté sobre la cama y abrí lo más que pude las piernas.

P –Papi métemela, dame duro.

Él se puso sobre mí, tomó su verga y la apunto a mi vagina la cual ya estaba muy caliente, sentí como la punta se abrió paso, después cómo iba entrando todo eso que ayudo a formar a mi esposo y que ahora me llenaba a mí y que me gustaba mucho.

Cuando termino de meterla, me vio a los ojos y me dijo.

E –Eres una puta, ¿Cómo puedes entregarte a sí a tu suegro?

P –Sabes que me gustas mucho y por ti hago lo que sea, eres el macho que puede dominarme como a su puta.

Él empezó a entrar y salir de mi concha húmeda, yo lo abracé, el entraba y salía a un ritmo lento, por momentos se detenía, me miraba, me sonreía y volvía a meter y sacar.

P –Más rápido mi macho, enséñame que eres una máquina de coger.

Él empezó a entrar y salir más rápido, yo comencé a gemir, sentía delicioso como se movía, mi concha ya estaba empapada, sentía como el calor de su verga se mezclaba con el calor de mi vagina, si hubieran puesto algo de acero cerca, se hubiera derretido. Yo cada que cogía con él, me ponía más caliente, ya no sabía cómo iba a parar eso, pero yo era capaz de hacer cualquier cosa que me ordenara mi suegro.

Cuando estaba por llegar al orgasmo mi suegro se detuvo, me miro y me dijo.

E –Te tengo una sorpresa.

Le iba a preguntar cuál, cuando mi suegro empezó a cogerme muy rápido, no aguante y llegué a mi muy deseado orgasmo.

P –Así Eduardo, como me coges, aaaahhhh que rico, síííííííííííííííííííí.

Cuando por fin me recuperé de ese delicioso orgasmo, mi suegro estaba parado enfrente de mí. Me jalo hacía él y me hizo voltearme y ponerme en cuatro, me tomó de la cintura y de un solo movimiento me metió toda la verga.

P –Aaaahhhh papi, que rico.

Mientras me cogía me habló de una persona de la cual ya me había hablado en otras veces, era un señor que le había ayudado en un momento económicamente difícil para mi suegro, este señor de nombre Jacinto, esta persona ayudo a mi suegro cuando estuvo de perder casi todo. Jacinto tiene un pequeño ranchito que le da para mal vivir, pero por el cual pudo obtener un préstamo que ayudo a mi suegro a levantarse. Eduardo tenía mucho agradecimiento a Jacinto.

El pito de mi suegro seguía entrando y saliendo de mi concha, sentí como una de sus manos soltó mi cintura y se fue hacía mi cabello, me jaló haciendo que mi cabeza girara hacía él, mientras su pito se iba lo más adentro que podía de mi vagina.

E –Quiero que te cojas a Jacinto.

P –Pero papi, ni siquiera lo conozco, se me hace muy raro que me lo pidas así.

E –Bien, si no quieres no.

Siguió cogiéndome, me hizo llegar a otro orgasmo.

P –Síííííííííííííííí, suegro jamás me han cogido como tú.

Me estaba recuperando del orgasmo, cuando me di cuenta que mi suegro ya se había vestido, él no había acabado. Sabía que el no haber aceptado coger con su amigo lo había hecho enojarse. No soportaba cuando veía a mi macho así, serio conmigo, con la puta que más lo amaba.

P –Mi amor perdóname, voy a coger con tu amigo.

E –No Pamela, es solo si quieres, yo no te voy a obligar a nada, ahora vístete tienes que regresar a tu casa.

Ni siquiera me bañe, solo me vestí, cuando salimos a la calle, él me dio un beso en la mejilla, me dio las gracias, me dijo que me cuidara y se fue.

Yo fui hacía mi carro, me subí, pensé en cuantas veces había cogido con gente sin conocerlos, que algunas veces había tenido relaciones con desconocidos por hacer favores a otros, ¿por qué esta vez no había aceptado?

Me fui a mi casa, al llegar mi esposo me preguntó cómo estaba todo con mi amiga, le dije que el problema parecía más serio de lo que pensaba, yo realmente le hablaba de mi suegro, Arturo me escuchaba con atención, mientras yo le decía lo preocupada que estaba, sin decirle que a quien me refería era a mi suegro, el macho que tanto placer me daba y que yo sin decírselo abiertamente me estaba negando a estar con su amigo.

A –Bueno mi amor, ojala todo se arregle.

P –Eso espero porque si no mi amiga se volverá loca.

En la noche le mande un mensaje a mi suegro que decía

P –Mi amor, por favor perdóname, si quiero coger con tu amigo, tengo muchas ganas de estar con otro macho y más si me lo pide mi suegro, por favor déjame estar con tu amigo.

E –¿Estás segura?

P –Sí, quieres que sea la próxima semana.

E –O.K., la próxima semana te llevo con él.

La semana pasó, hice cosas diferentes como acostarme con mi tío Armando, coger con un albañil que hacía unos trabajos cerca de casa, otra vez le di las nalgas a mi sobrino José, un amigo de nombre Diego, estuvo toda una tarde dándome por atrás. Me entere que mi suegro le pidió algunas cosas a mi esposo del negocio, eran cosas que tenía que ver fuera de México, por lo cual Arturo no estaría el fin de semana en México.

El sábado por la mañana, Arturo y yo nos despedimos, le desee buen viaje, y como casi siempre le dije que era el amor de mi vida y que lo amaba, me excitaba ser una esposa cariñosa cuando sabía que poco después estaría haciendo el amor con otro hombre.

Para ese día mi suegro me pidió que me pusiera una blusa blanca, un pantalón de mezclilla muy ajustado y botas negras.

Pasó por mí como a las 11.

A –Que rica te ves, eres toda una puta.

P –Gracias mi amor.

Llegamos como a las 2 al rancho de Jacinto, él debería de tener 70 y tantos años, cuando conocí a este señor fue muy extraño, pocas personas me habían visto con tanta lujuria, sin tratar de fingir que no me deseaba, primero abrazo a mi suegro, yo le extendí la mano, él me dio la suya pero solo jalarme, me dio un abrazo y un beso, le dijo a mi suegro que que hermosa nuera tenía mientras bajo sus manos para tocarme un poco las nalgas, su atrevimiento me excito mucho, pero tenía que disimularlo.

Jacinto nos ofreció algo de tomar, estuvimos platicando un rato, en el que pocas veces él dejo de verme. Como a las 3 comimos, la comida fue deliciosa, como a las 7 de la noche, mi suegro le dijo a Jacinto.

E – Jamás se me olvidará cuando me ayudaste, cuando todos me dieron la espalda y tu confiaste e mí.

J –Siempre te he visto como mi amigo, conocí a tu padre, él me ayudo a mí, como no te iba ayudar.

E –Jamás te podré agradecer como te mereces, pero este es un intento, mi nuera es mi puta, y esta noche será tu puta, cógetela todo lo que quieras.

J –Gracias desde que llegaron es lo que quiero hacer, eres una mujer espectacular Pamela.

P –Gracias Jacinto.

E –Antes de irme, quiero que ella me acompañe al carro, me voy a quedar en un hotel que está cerca de aquí para no molestarlos, mañana vengo por Pamela a las 11, por mientras Jacinto, tomate lo que necesites para que disfrutes de este mujeron.

Salí con mi suegro, me fajo un poco, con una mano me agarraba las nalgas, mientras la otra me agarraba las tetas, después de besarme un rato me dijo que no fuera a dejar que me cogiera sin condón, que sabía que Jacinto no se cuidaba, me dio algunos condones, me dio una nalgada y me ordenó regresar con Jacinto.

Al regresar a donde estaba Jacinto, lo vi sentado en un sillón.

J –Ven aquí putita.

Fui hacía él, moviendo lo más que podía mi cadera, me pare a su lado, le puse las nalgas casi en sus piernas y me senté sobre sus piernas. Comenzamos a besarnos, besaba rico este señor, yo me quite la blusa y el brassier, me chupó y me mordió las tetas, yo gemía, me gustaba como me tocaba Jacinto, sus manos ásperas me daban morbo, me sentía muy puta.

Bajé mi mano para sentir su verga, al parecer era un poco más grande de lo normal, pero nada exagerado.

J -¿Quieres probar mi verga?

P –Claro, tengo muchas ganas de verla y probarla papi.

Le abrí el pantalón y le bajé el cierre, se la saqué, su olor era un poco agrío, no me anime a chupársela así, le dije que como buena puta tenía que ponerle un condón, se lo puse cuando estuvo bien parada.

Me la metí en la boca, le pase lentamente mis labios, después me la saque, le di algunos lengüetazos, el gemía muy suave, la tomé de la punta y le pase mis labios, después me la volví a meter y comencé a mamársela más rápido, sus gemidos aumentaron.

J –Así putita, comete esa verga.

Yo lo estaba masturbando con mi boca, sabía que no iba a aguantar mucho, me tomó de la cabeza y me empezó a coger muy rápido por la boca.

J –Toma puta, esto es lo que querías, pues toma.

Sentí que estaba a nada de venirse, cuando me la sacó.

Me hizo ponerme en cuatro en el piso, de espalda a donde él estaba sentado, me dio una muy fuerte nalgada que se escuchó en toda la sala.

J –Que buenas nalgas tienes puta.

Yo las moví.

P –Te gustan papi.

Me dio otra fuerte nalgada, yo gemí de placer, él se excitó más y me dio otra nalgada, yo sentía como mi vagina se estaba mojando. Me dio otra nalgada, yo le pedí más, me nalgueó otra vez, empecé a gritarle que más, el me dio varias nalgadas, yo ya me sentía muy puta, dispuesta a todo por hacer sentir bien a mi macho en turno.

Me pidió que me quitara la ropa, primero me quite la blusa, después el brassier, el me gritó que que tetas, le mande un beso, me quite las botas, le di la espalda, me agache en 90 grados y me baje el pantalón, Jacinto me dijo que le encantaban mis nalgas, yo las moví, sentí como la tanga que llevaba, dividía mi culo en dos.

Yo estaba muy excitada, me iba a quitar la tanga, cuando sentí su respiración en mis grandes nalgas, me tomó de la cadera y pasó su lengua por mis nalgas, me bajo la tanga y me chupó el ano, yo gemía de placer, durante un rato me chupó el ano, después me hizo acostarme en el sillón, me abrió las piernas y se comió mi concha de una forma deliciosa, su lengua pasaba por toda mi vagina, con suavidad recorría mis labios, después se iba a mi clítoris, primero me lo chupó de forma suave, fue aumentando la velocidad, mientras me chupaba delicioso el clítoris, me metió dos dedos en la concha, ya el placer era enorme, los metía muy rápido.

P –Así papi, que rico me lo haces, sigue, más, así, sííííííííííííííííííííííííííííííííííííííí.

Me hizo llegar a un delicioso orgasmo, no me había imaginado que ese señor me iba hacer acabar tan rico.

Me recuperé del orgasmo, y vi que su verga estaba muy parada, debo de confesar que se me antojo mucho, me estaba haciendo sentir muy puta, lo vi con mi cara más puta y le dije.

P –Tu putita quiere tu verga adentro.

Él me sonrío, yo seguía acostada en el sillón abrí lo más que pude las piernas, él tomó su verga, la apunto a mi vagina, yo veía como él me miraba con mucha ganas y deseo, me imagino que jamás pensó en poder tener a una mujer como yo a esa edad. La metió muy rápido, yo sentí delicioso, me levantó un poco tomándome de la cintura y me cogió muy rápido, era delicioso verlo tan excitado, se puso sobre mí y yo lo abracé quería que entrara más profundo, como pudo comenzó a chuparme las tetas, después me dio algunos mordiscos en los pezones, era mucho el placer que me daba, yo quería gritar y no me quede con las ganas.

P –Que rico me coges, que delicia, sigue así mi macho, tu puta lo está disfrutando.

No aguante más y llegué a otro orgasmo, cuando me recupere Jacinto me seguía cogiendo con todas su fuerzas.

J –Ya no voy a aguantar, me falta poco para venir, ponte en cuatro.

Me la saco, me puse en cuatro sobre el sillón y él parado me la metió toda, se movió muy rápido, empezó a respirar más rápido, me tomó de la cadera y su cogida era muy rápida.

J- Toma puta, toma.

Sentí que me la sacó muy rápido, me imagino que rápidamente se quitó el condón porque después sentí que su semen caliente caía sobre mis nalgas.

J –Que rico coges Pamela, espero que tu suegro nos permita repetirlo algún día.

P -¿Tienes teléfono?

Me lo dio, lo apunte en mi celular.

P –Te voy a hablar, me cogiste muy rico, pero recuerda que debes de ser discreto, soy una mujer casada, no quiero que mi esposo se entere.

Le pedí usar el baño para bañarme, me llevó al baño de su recamara, él se acostó en la cama mientras me bañaba, me quite todo el semen de las nalgas, ese macho había marcado las nalgas de su puta. Cuando salí, Jacinto estaba dormido, el roncaba muy fuerte, así que supe que había sido todo para esa primer cogida, pero había estado muy rico, me acosté a su lado.

En la mañana nos levantamos muy temprano, me preparó el desayuno, yo tenía la esperanza de que quisiera cogerme otra vez pero no. Por algunas horas me habló de la vida en el campo, me platicaba de la compra y venta de animales cuando llegó mi suegro por mí. Jacinto le dio las gracias por dejarlo estar conmigo, nos despedimos y nos fuimos.

En el camino de regreso, mi suegro y yo platicamos de lo que había pasado con su amigo Jacinto, yo no le dije que había quedado en volverlo a ver.

Cuando llegamos a mi casa, le dije que pasara, me dijo que solo me acompañaba a la entrada pues tenía que ir con mi suegra, abrí la puerta, nos metimos y me fajó muy rico, después me dijo que era la mejor de las putas, yo le sonreí, le di las gracias y le di otro beso, mi suegro se fue. Yo esa tarde me puse a pensar en la vida que he llevado siendo la puta de mi suegro y lo rico que la he pasado, y es que la vida de puta es la mejor que existe.