Mi suegro repite
Parecido a una segunda parte.
Habían pasado 3 meses, desde que habíamos pasado la semana en casa de mía suegros, y de esos dos días en las que fui la puta de mi suegro. Desde entonces, la relación de Jorge y sus padres había mejorado mucho. Se llamaban con frecuencia, y al menos una vez en semana, comíamos o cenábamos juntos. Por supuesto, yo no había tenido nada más con mi suegro, bastante fue con aquello, aún no sé como sucedió, pero, mis remordimientos me atormentaban a diario. Aquel anciano, padre de mi marido, me uso como una perra, y aunque me cuesta reconocerlo, me gusto. Desde entonces, su comportamiento volvió a ser pulcro, su educación me pasmaba, todo era caballerosidad y ni una sola insinuación fuera de tono. Seguramente, aquello había pasado y no tendría que repetirse. Recuerdo que en la última tarde que habíamos pasado allí en su casa, se la estuve chupando en la piscina, él sentado en el borde, y yo en el agua. Sus palabras e insultos me encendían el horno, su forma de tratarme me gustaba, la manera en que me metía su verga en la boca, me convertía en su esclava, y cuando después de mucho suplicarle me la clavaba en mi ano-coño, me hacía tocar el cielo con los dedos. Yo sabía que aquello era horroroso, Jorge me había perdonado y consentido alguna infidelidad, pero si supiera como me había dejado follar por su padre, me habría abandonado en el momento. Pues aquella tarde, en la piscina, sería, como la cuarta relación que teníamos en el día. La vitalidad de aquel hombre era espectacular. Allí estaba yo, chupando aquel pene, maduro, grande, que se había convertido en mi obsesión, cuando Damián, me dijo que quería marcarme de su propiedad para siempre, me hizo abrir bien la boca, y empezó a orinarme, yo me limite a dejarme hacer, era mi amo, yo era la puta más sumisa del mundo en ese momento. Tragaba todo lo que podía, el apuntaba a mi boca, a mis ojos, a mi pelo. Yo notaba, como aquel chorro caliente de orín, me marcaba. Hacía mucho tiempo que nadie me lo hacía. Jorge era impensable que hiciera algo así, su forma de amarme era mucho más de cuento, delicado, romántico. Sin embargo, ese lado salvaje de su padre me deshacía, estaba entregada a él. Después de mearme, me hizo salir de la piscina, y me volvió a penetrar, allí sobre el césped. Lo hacía sin ningún cuidado, con violencia, buscando mi dolor. En la competición que habíamos comenzado ambos, yo, no ponía ni una objeccion, ni una queja salía de mi boca, al contrario, exajeraba mis gemidos o mis gestos de placer y le pedía más.
Hija de puta, como tragas. Cerda asquerosa, te voy a matar a pollazos. Eres la mayor puta que me he tirado nunca. Que te parece si se lo cuento a mi hijo?.... A mi escuchar todo eso, me hacia redoblar mis esfuerzos para para obtener el máximo placer los 2.
Eres un viejo asqueroso, impotente, maricon, tú polla es una mierda, no me entero de lo que haces. Eso se lo decía yo. A él, le gustaba oírlo también, lo sé, notaba como después de cada frase, sus ataques eran más virulento.
Aquel último polvo, tuvo una diferencia, mientras el estoqueaba mi culo con su rabo, vimos entrar en la lejanía el coche de Jorge, ya regresaba junto a su madre. Ninguno de los 2, hicimos el mínimo gesto de salir corriendo, era, un cobarde el ultimo, el me la metía y yo empujaba hacia atrás, pidiéndole más. El coche se aproximaba, en poco tiempo nos verían. Yo chillaba fuerte, provocando, el me hundía contra el suelo, y él perdió..... Se corrió, sacando su polla de mi culo, y esparciendo su semen por mi espalda, tan deprisa como pudo, se puso en pie, e intentó recomponer sus formas, yo me deslice hacia el agua, y le dije que me tirara, mi bikini al agua. Justo me dio tiempo a abrochar mi parte alta, cuando Jorge ya estaba llamándome, y me miraba desde el borde.
Salí del agua y le abrace, empapandolo, con mi cuerpo húmedo, le bese, él no noto de mi boca, nada de lo que había ocurrido, no percibió el sabor del pene de su padre. Si se percató de los arañazos, que tenía en mis hombros, me excuse en un paseo de el dia anterior y en el que había tenido una caída.
Joder niña, no te puedo dejar sola. Papa, no la has cuidado. Jorge, se reía al decirlo.
Hijo, te puedo asegurar que la he cuidado muy bien. He comprendido el porqué, de que la quieras. Es estupenda en todos los sentidos. Lo que yo no sabía era el apetito que tiene, pensaba que iba a comer a mi.
Damián, lo había dicho todo, sin decir nada.
El resto de los días, las cosas volvieron a su cauce. Damián, volvió a ser el hombre educado de el primer dia, Jorge y yo, paseabamos, tomábamos el sol y escuchábamos anécdotas de sus padres. Ni un solo roce, ni una insinuación. Cuando mi marido me hacía el amor por la noche, yo gemia más alto de lo normal, para que mi suegro lo escuchara. Me encantaba saber qué, a él le gustaría estar en su lugar.
Sono mi telefono, era Jorge, para decirme que no podría recogerme, que tenía una reunión con sus socios, y que se iba a demorar. Le dije que sin problema, y que iría en taxi a casa. Salí acompañada, de mi oficina, me decían de tomar algo y estaba por aceptar, cuando vi a mi suegro, saludandome al otro lado de la calle, me despedí de mis acompañantes, y me dirigí hacia él.
Que sorpresa, Damián, que haces por aquí?
Hablé con mi hijo esta tarde, y me comentó que vendría a buscarte, quedé con él aquí, y hace un momento me llamó para decirme que no podía venir, que te esperara, y que nos tomáramos algo los dos.
Mi señal de alarma se encendió, Damián, tal vez no era la persona más adecuada con la que tomar una copa. Podíamos pecar, y eso no estaba bien. Eso es lo que pensaba, pero de mi boca, salió algo completamente distinto.
Y donde me invitas?
Damián, me miró, y su gesto cambió.
Joana, ya sabes que es lo que te voy a dar, no me vengas con gilipoyeces. Luego tal vez, tomemos algo, pero ahora, vamos al aparcamiento donde tengo el coche. Voy a follarte, allí, como la puta barata que eres, puta de polígono, follando en un coche.
Que le iba a decir? Ya me había convencido. Además mi vestuario, era adecuado, falda gris de tubo, camisa negra, abotonada. Ropa fácil de quitar o poner.
Me colge de su brazo, y fuimos al parking, estaba cerca. Su coche estaba en la planta inferior, aunque había ascensor, bajamos por la escalera. Me dio un par de azotes, la palabra puta se escapaba una y otra vez de su boca. Llegamos a su coche, las lunas traseras estaban tintadas, eso nos daría intimidad, el parking no estaba muy lleno, pero si había coches a los dos lados.
Nos introducimos en la parte trasera, al instante vi que él tenía ya su pene fuera de su bragueta. Hay estaba mi manjar, el sabía que lo deseaba. Con rapidez, lo empeze a consumir, recorde su olor, estaba durisima. Sus huevos estaban como piedras, seguro que llenos.
Come perra, es toda tuya, llevo tiempo acumulando leche para ti. Vas a quedarte preñada, cerda, chupala bien, se que la quieres, es tuya perra.
Yo chupaba con hambre, era deliciosa, sus palabras me ponían cachonda, mi ano palpitaba, deseaba ser suya, sus manos apretaban mi cabeza contra él. Yo seguía vestida, el aún no me había tocado, y notaba calor en toda mi zona genital, tal vez solo, me podría correr chupando y escuchando.
Su teléfono sono, era Jorge, le preguntaba, si me había recogido.
Si hijo, la he traído a comer algo, estaba como siempre, hambrienta, como come esta mujer. Te la pasaría, pero es que tiene la boca llena, jaja si la vieras...
La conversación, me hizo mamar más deprisa. Se despidió de mí marido y le dijo que después de merendar ya le llamaría yo.
Vamos zorra, hoy solo te lo voy a dar por la boca, mañana me llamaras, iré a tu casa, y te follare allí, en la cama donde el cornudo te deja siempre con ganas.
Al momento, saco su rabo de mi boca, y empezó a correrse por mi cara, sus chorros caían indistintamente, por mis ojos, mis mejillas, mi nariz.... Yo lo recogía con mi mano y los llevaba a mi boca. Su sabor era un manjar.
Así puta, merienda, no dejes ni gota.
Lo comi todo, sus últimas gotas eran un tesoro. Comprendí, que el era quien iba a marcar los tiempos en esta relación. Me dejaba llevar, no quería pensar en Jorge.
Nos recompusimos, y salimos de la parte de atrás del coche, para instalarnos delante. Enfrente una pareja nos observaba. Damián sacó un billete de 50€ y me lo tiro. Lo comprendí, quería hacer ver a aquella pareja que yo era una puta callejera. Me agaché, recogí el billete, y lo metí entre mis tetas.
Gracias cariño, llévame a mi calle, que tengo que currar más. Lo dije alto, para que aquellos pobres me escucharán.
Damián, volvió a ser un caballero, su conversación era educada. Me dejó en la puerta de casa. Le invite a pasar, aunque Gladys estaba allí. El declinó la invitación, tenía prisa.
Joana, mañana te vengo a ver. Ya sabes lo que quiero.
Arrancó, y le vi alejarse.
Entre en la ducha, y al minuto, llegó Jorge, entró conmigo, y me agaché, a merendar otra vez.