Mi suegro me pone los cuernos.
La segunda visita de mi suegro por casa, me hizo ponerme celosa al sospechar me ponía los cuernos con mi mejor amiga
Tenia nuevamente en casa al semental de mi suegro, cosa que agradecía y más mi conejito pues ahora disponía otra vez de dos buenas mangueras para regar mi florido huerto, aunque la competencia me limito un poco como les cuento mas abajo.
Pues como digo tras el regreso a pasar unas semanas con su hijo y conmigo, mi gran amiga Lola, a la que contaba numerosas intimidades y que ya conocía las peripecias nuestras en cama, me propuso conocer a mí suegro, pues quería ver en persona semejante semental, ya que según me contaba ella andaba algo escasa por casa, pues su marido no era como Paco de tolerante y además últimamente hacían poco el amor, casi relegándolo a una vez al mes y mal y rápido.
La invitamos una tarde a tomar café, iniciando una tertulia con cierta picardía en la misma, cosa que mi suegro dominaba en plenitud, y mas viendo aquella mujer que acababa de presentarle que además tengo que reconocer se cuida y tiene buen aspecto, para sus 50 años.
La conversación fue tomando tintes cada vez mas verdes, aceptando ella todos los piropos que mi suegro le lanzaba, incluso ya sus manos jugaban algo entre ellas, yo viendo aquello quise acelerar el tema y me lance con algo de tacto hacia Paco al que poco a poco fui calentando.
Pero el maestro de suegro que tenia yo, no necesitaba que nadie le abriera el camino pues cuando me vine a dar cuenta ,su mano ya había entrado por la falda de Lola, que por cierto no puso ningún impedimento, pues su cara agradecía aquel rico masaje que con los dedos ya parecía dar en su casi seguro, mojada almeja.
Mientras ella,se recostó hacia atrás para permitir que el la besara y sobara su pechos atreves de su blusa, dejándose llevar ella rápidamente por aquel viejo maestro. Lo cierto que en ese momento sentí celos de no ser yo la que era atendida, pero Paco viendo aquel espectáculo se lanzo sin miramiento y separando mis piernas comenzó también a jugar con mi conejo que andaba goteando ya.
Saco Paco su arsenal rápidamente para mostrar lo excitado que estaba y yo no pude resistir ponerme a comer con locura, aunque pensaba en mi interior que era la de su padre, que por cierto ya mi amiga tocaba a través de su pantalón, notando rápidamente que el bulto que había abajo no era el de su esposo.
Se separo mi suegro hacia atrás para que ella accediera a su aparato, dejando que abriera la cremallera de su pantalón y tras meter la mano, saco aquel misil transoceánico, que asombro a Lola que puso esta cara de no creer el tamaño de aquel rabo y más tras testar la dureza que tenia. Alfredo viendo como se había quedado le pregunto ironizando, ¿es que no te gusta, lo ves chicho para ti?
Ella rápidamente negó aquello, diciendo, que va, esto es colosal, jamás vi algo tan grande, si estoy asustada y todo, es dos veces la de mi esposo, y además mas ancha, ¡que locura de rabo madre mía ¡… mientras mi suegro se bajo el pantalón y los slip para mostrárselo en plenitud, quedándose Loca casi sin habla al ver aquellas dos preciosas bolas afeitadas que colgaban de aquel mástil.
No tardo ni diez segundos y lanzarse a devorar como una hambrienta aquel falo de película que a mi me tenia loca, pues si duda un segundo, se lo quito de las manos y me lo como yo, aunque hacia menos de doce horas ya lo había tenido yo dentro por partida doble, pero ver a mi amiga con el me daba un morbo que me puso ardiendo.
Alfredo la fue desnudando a la vez que hacia lo mismo Paco conmigo, que igualmente propuso nos fuéramos los cuatro a la cama que estaríamos más cómodos.
Ya en ella y todos como dios nos trajo a este mundo, comenzó aquella bacanal, que mi amiga no olvidaría en tiempo, pues mi suegro tomo la riendas al ver que ella era un poco apresurada en todo, comenzando a darle una comida en su conejito que la dejo sin aliento, yo al ver como ella se contorsionaba sobre la cama, me encendía, pues sus espasmos dejaban a la niña del exorcistas en pañales, ya que sus gritos y movimientos tras correrse, asustaban hasta el mas muerto.
Paco no se quedaba cojo y tras una experto 69 conmigo, me hizo correrme fuertemente, mi suegro me regalo una picara mirada tras mis gritos y alargando la mano, metió dos dedos en mi almeja, para mojarlos en mis jugos y tras olerlos se los metió a Loca en la boca, diciéndole mira que bien sabe el conejito de mi nuera.
Esta chupo sus dedos como si de un caramelo se tratase, ya que estaba a su merced, hipnotizad por aquel semental, que ahora se estaba posicionando para darle una clavada que la hizo nuevamente perder los modales, pues tras recibir dentro de su estrecho sexo aquel coloso largo y ancho, comenzó a soltar tacos por la boca, sin poder controlar por el placer que estaba recibiendo.
Araño a mi suegro por la espalda, sus piernas abrazaban su duro culo como intentando que no se le escapara, mientras mi suegro la montaba con sabios movimientos, que rápidamente iban siendo mas fuertes, intensificándolos a veces en ráfagas intensas, que hacían que Lola, moviera la cabeza a la vez que gritaba de placer.
Se corrió no menos de dos o tres veces, por los gestos y gritos que la delataban, mientras mi suegro cambio dos o tres veces de postura, una de ellas me mostraba sus enormes bolas golpear el sexo de mi amiga mientras su duro rabo la taladraba hasta las entrañas.
Brillaba como un obús lubrificado, por los numerosos jugos de las corridas de mi amiga, mientras Paco ya me había montado de dos formas diferentes, y tras penetrarme nuevamente no pude aguantar y comencé con mis sesiones multiorgasmicas, cosa que encendía a Alfredo, pues las miradas que me daba eran lujuriosas y lascivas.
Cuando pensé que esa tarde el sexo seria todo así, mi suegro propuso un leve cambio, pues al ver como estaba dejando a Lola, le dijo, tesoro, voy un rato con mi nuera mientras Paco te va a dilatar un poco tu trasero que veo que tiene falta de que también te penetren por ahí, sacando su misil de su conejo y dándomelo para que lo comiera un rato.
Yo lo tome como si nunca lo hubiese tenido, y comencé a chuparlo desde su cabeza a la base, sin dejar de masajear sus enormes pelotas , a las que adoraba con locura, mientras Paco giro a Loca para ponerla cómoda y tras unas caricias, comenzó a jugar con su ano, primero le fue introduciendo un dedo untado en crema, y tras ver que iba dilatando, paso con dos dedos, al ver que ella ya gemía de gusto, se posiciono detrás, y con un leve empujón, le fue metiendo su empalmado rabo que lucia lustrosos con los jugos de mi conejo y las cremas que la había untado.
Mi suegro no dejaba de mirarlos, mientras alentaba a su hijo a dilatar su agujerito negro, yo para que no se distrajera, me abrí de piernas delante de él y le dijo, abuelo mónteme y destróceme que lo estoy deseando.
Alfredo resoplo y dijo, “esta es mi niña rica “voy a darte una pequeña sesión pues deseo después perforar ese culo rico que tiene tu amiga.
Se dejo caer sobre mi a la vez que introducía aquel alienígena gigante en mi deseosos conejo, besándome mientras me montaba, cosa que agradecí en segundos, pues no tarde nada en darle otro colosal orgasmos, me giro y ahora me penetro por atrás, como preparando su rabo al trasero de mi amiga, volví, tras sendas ráfagas de envestidas a correrme nuevamente, dejándome ya casi sin sentido.
Mire a Paco y Lola y lo cierto es que mi marido lo estaba haciendo muy bien, pues ella gemía con las enculadas de Paco, que además le regalo una corrida colosal en aquel estrecho agujero, dejando hasta su ultima gota dentro de aquella abertura.
Mi Suegro que no perdía ojo de aquello, se retiro de mí, dándome un beso y diciendo luego serás mía, y tras abrir un poco las piernas de Lola, le fue metiendo aquel coloso poco a poco por su trasero.
Aunque había sido bien dilatado, la longitud y sobre todo la anchura del rabo de mi suegro, hizo que ella gritara como si la estuvieran violando, pero rápidamente esos quejidos se fueron transformando en palabras calientas pidiendo que no dejara de follarla.
El semental de Alfredo no paraba ahora de darle fuerte enculadas, y tras unos minutos en los que ella volvió a correrse, comenzó a soltarle dentro su pastosa y cremosa leche, que yo tanto apreciaba, pero que ahora era pasto de aquel dolorido pero agradecido pozo.
Fueron unos instantes en los que sentí celo intenso al ver mi mejor amiga en manos de mi ídolo sexual, aunque yo por cierto ya había recibido mi buena ración.
Nos quedamos los cuatro un buen rato sobre la cama reponiéndonos de aquellos buenos polvos, y tras el merecido descanso, Lola y yo decidimos regalarles a aquellos dos machotes, dos colosales mamadas para vaciar aquellos cuatro depósitos de combustible y dejarlos ya esta tarde prácticamente inutilizables.
Durante los días siguientes en los que mi suegro estuvo en casa, note que la frecuencia con la que me follaba no era la misma, por lo que supuse me estaba poniendo un poco los cuernos con mi amiga, pues creo que visitaba de vez en cuando su casa, cuando su marido se iba de trabajo, y aunque no quise preguntarle, si se que se la estaba beneficiando cuando se iba de paseo, mis sospechas se agrandaban, pues en esos días no volvió Lola por casa, y mi suegro regresaba algunos días con los depósitos a medio gas, aunque tengo que decir que nunca dejo de darme placer mientras duro esa nueva estancia, que Paco agradeció también, pues un aliado así en la cama ante un mujer tan caliente como soy yo, siempre va bien para todos.