Mi suegra y su hermana 3
Continuación de dos relatos bastante antiguos. Buscando algo con mi suegra soy sorprendido por ella y su hermana
En este punto ya no podía mantenerme como un mero expectador porque sentía que la verga me iba a explotar y no era justo haberme preparado al gusto de esas tortilleras para que me dejen fuera de la fiesta; soñaba despierto con meter la pija en la boca de mi suegra para que se trague todo el semen que, gracias a ella, tenía acumulado en mis pelotas, quería confesarle que hacía al menos un año que me masturbaba pensando en ella, en su concha, en su culo, en sus tetas …., que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para que me permitiera chuparle los pezones y si a ella le calentaba verme así, vestido de mujer, me podía disfrazar todos los días con un vestido distinto, pero que por favor me diera la oportunidad de hacerle sentir una pija de verdad latiendo entre las paredes de su precioso culo. Decidido a jugarme todo por el todo, ingresé al cuarto en forma abrupta con la bandeja en la mano, justo en el momento en que mi suegra alcanzaba un intenso y prolongado orgasmo …. AAHH ! ….. AAAAAhhhhh ! AAAAAAAHHHHHHH ! ……… AAAAAAAAAAAGGGGGGGGGHHHHHHHHH …..!!!!
Esperando sorprenderlas con mi ingreso les anuncié: ¡¡ Señoras …. Llegó la leche !!
La mirada de las dos hermanas me paralizó definitivamente, un miedo de muerte me atravesó el cuerpo en el instante en que Mónica sacó su terrible pija del culo de mi suegra y como un resorte se dirigió hacia mi, colocándose por detrás, a la vez que me sujetaba ambos brazos por la espalda a fin de inmovilizarme. No pude o no quise oponer resistencia, hubiera sido inútil; estaba en manos de dos mujeres que me dominaban y tenía la absoluta certeza de que era mejor someterme a lo que quisieran hacer conmigo. Confieso que ese sentimiento me generaba una excitación adicional por lo desconocido, ya que ellas eran las amas en una situación en la que yo sólo podía resignarme a sus caprichos.
Marta, que había alcanzado un orgasmo descomunal, permanecía en cuatro patas. Al igual que un animal en celo, su boca aún abierta continuaba chorreando baba, mientras que ahora su mirada recorría obscenamente mi cuerpo, que se presentaba ante sus ojos bajo la forma de una mujer apetecible, de curvas pronunciadas y voluminosas tetas. Se incorporó lentamente, bajó de la cama, se calzó los zapatos de taco y se dirigió hacia mi, tomó mi cara entre sus manos y me estampó un beso profundo, húmedo, caliente como su lengua, que había ingresado en mi boca y recorría ávidamente cada uno de sus rincones; sus manos bajaron recorriendo mis senos hasta posarse en mi cadera y luego descendieron aún más abajo, acariciando mis piernas cubiertas con las medias de seda negra que seguramente las tornaban agradables al tacto de sus dedos, que subían ahora por mis muslos levantando hasta la cintura la corta pollera con la que me habían vestido. Ambas manos se introdujeron a través del elástico del portaligas, hasta alcanzar las puntillas bordadas de la bombacha, pasando entonces sus dedos extendidos por debajo del borde inferior hasta aferrar mis nalgas que, por primera vez, sintieron l calor de sus caricias. Al mismo tiempo que Marta me apretaba las nalgas, Mónica soltó mis brazos y pasó los suyos por debajo de mi blusa, sujetó mis tetas con ambas manos y comenzó a juguetear sobre el corpiño, imaginando acaso que pellizcaba mis pezones, simultáneamente su lengua recorría mi cuello provocando un hormigueo en todo mi cuerpo aprisionado entre ambas mujeres, que apretaban y refregaban su anatomía haciéndome sentir sus pechos formidables por delante y por detrás ¡ Aaay … que tetas más hermosas mi amor ….!, ¡….. te las chupo todas mamita ….!. ¡ Así mi vida, …. Portate bien y te doy un regalo grandote para que te acuerdes de nosotras ….!
Para ser franco a esa altura yo estaba totalmente entregado a los ocultos pensamientos de mi suegra y de su hermanita, no sólo quería convertirme en su esclavo, sinó también, si ellas lo deseaban, aceptaría ser su mujer.
Mi suegra me dio vuelta y se arrodilló por detrás de mí, bajó cuidadosamente la parte posterior de mi bombacha dejando mi culo al aire, sin darme tregua sacó su lengua y se dedicó a juguetear con mi culito, provocando en mi un irrefrenable de ser penetrado por ese pedazo de carne caliente y húmedo que subía y bajaba entre mis glùteos. Adivinando mis pensamientos, Marta me introdujo la punta de su lengua dentro de mi agujero y con rápidos movimientos comenzó a lubricar las paredes interiores con su saliva, entonces, imprevistamente, cuando menos lo esperaba, me introdujo un dedo envaselinado dentro del esfínter colocándolo de una hasta el fondo ¡ AAAAyyyyy !¡ AAAAGGGhhh ! grité. Quise quejarme por lo que entendía como una violación y sólo pude pronunciar um ¡ MMMMpppppfffffgggggghhhhhh !; dado que al darme vuelta había quedado parado frente a Mónica, a quien, como consecuencia de tanta franela, se le habían salido las tetas del corpiño quedando a la altura de mi rostro, por lo que no pude evitar atragantarme con esa masa descomunal de carne que ahora sí llenaba mi boca, dificultándome la respiración yla protesta. Mientrasyo chupaba las tetas más grandes que vi en mi vida, mi suegra comenzó a mover lentamente su dedo dentro de mi culo provocándome oleadas de un placr desconocido, el placer de gozar intensamente de mi parte femenina, la sensación de entregarme a ella, de rendir mi cuerpo a esa otra mujer que me penetra y recorre.
¡ Cuanto había esperado el momento de estar con Marta y ahora todo estaba sucediendo con un vértigo y de una manera inesperada ¡ Por supuesto que de haber tocado mi pija, hubiera expulsado leche hacia todas partes, pero lo cierto es que por el momento no quería provocarme un orgasmo, porque el dedo de mi suegra estaba provocando dentro de mi ano explosiones más intensas que cualquier orgasmo que yo hubiera tenido hasta entonces.
Súbitamente Mónica se retiró hasta la cajonera para buscar unos pañuelos con los que ató mis manos hacia delante y con violencia me quitó de la boca experta de Marta empujándome boca abajo sobre la cama, sujetando firmemente las ligaduras al espaldar de bronce, volvió a besarme el cuello, las orejas, recorrió con su lengua mi columna provocando un temblor en todo mi cuerpo. Tal vez por eso, o porque estaba un poco mareado, no advertí cuando Marta fue hasta la cajonera, y tardé en darme cuenta que ella también se había calzado tremenda poronga que colgaba provocadoramente entre sus piernas. En sus manos tenía un pote con crema perfumada que la una a la otra empezaron a frotar sobre sus cuerpos, deteniéndose en los senos, encremando los pezones, acariciando suavemente las caderas y los glúteos, mientras se besaban y morreaban con caliente pasión. Finalmente mi suegra llenó de crema la cabezota de su verga y yo, aún desde mi incómoda posición, me dispuse a disfrutar del espectáculo de ver nuevamente a las hermanas dándose por culo.
¡ Que equivocado estaba ¡ Marta tomó otro pañuelo de seda, apretó mi nariz y cuando quise tomar aire lo introdujo en mi boca, quitándome el habla y dificultando mi respiración. Colocó dos almohadones debajo de mi vientre y rápidamente bajó hasta mis nalgas, las que abrió de par en par, por lo que mi agujero quedó delante de su vista, hundió su cara, probó una vez más el sabor de mi ano tal como si estuviera mamando una rajita, levantó la cara y lanzó un escupitajo en el centro del agujero. Mi cuerpo templaba de excitación al percibir la inminencia del desenlace, mi suegra iba a provocarme la más grande humillación que pueda pensarse, iba a sodomizarme convirtiéndome en su mujer
CONTINUARA