Mi suegra, una gran mujer

Las vacaciones en el pueblo se convirtieron en la mejores de mi vida gracias a mi suegra.

Después de discutir varias veces, mi esposa termino por imponer su voluntad y este verano lo íbamos a pasar en el pueblo, en casa de sus padres. A nuestras dos hijas no les hizo ninguna gracia prescindir de sus vacaciones en la playa con sus amigos, y a mí tampoco me hacía ilusión perder la oportunidad de hacer algún viajecito y luego pasar unos días junto al mar.

Mi esposa impuso su criterio argumentando que su madre necesitaba ayuda en el cuidado de mi suegro que andaba delicado de salud, y ella se había ofrecido a ir a su casa para hacerse cargo de él. Así mi suegra podría disponer de un poco de tiempo para su descansar de la tensión del cuidado constante de mi suegro.

Mis hijas adolescentes impusieron sus condiciones: libertad para salir solas por el pueblo e ir a la piscina todo el tiempo posible. Mis condiciones eran fáciles: poder salir en bicicleta por las mañanas y tiempo para echar la siesta por las tardes. Al final todos contentos y satisfechos.

Llegamos un viernes por la tarde, nos acomodamos en la casa de mis suegros, tras los saludos salimos a pasear. Después mi suegra Pepita nos obsequió con una excelente cena de bienvenida. Pepita es una mujer  de las de antes, de sesenta y tantos años, siempre ocupada, amable y cariñosa, siempre pendiente de tenerlo todo a punto para que la familia disfrute de todo el confort posible.

El sábado, primer día de nuestras vacaciones, me levanto temprano, cojo la bicicleta y me voy a pedalear por los caminos de montaña que rodean el pueblo. Dos horas después vuelvo a casa sudoroso y cansado. Me recibe Pepita, sonriente y servicial como siempre.

-        Las niñas se han ido al jugar al rio, tu mujer con tu suegro s han ido a pasear por el mercadillo…asi que te han dejado solo – dice al recibirme.

-        No importa Pepita, a mi lo que me apetece es darme una buena ducha – le respondo preparándome para darme un baño reparador.

Cojo la tolla, me encierro n el cuarto de baño y dejo caer el agua templada sobre mi cuerpo desnudo y un poco dolorido por el ejercicio de este primer día. Ummm que deliciosa ducha, tranquilo, sin prisas, en solitario… hasta tengo ganas de canturrear un poco.

Mi paraíso desaparece drásticamente al oír que se abre la puerta del baño y mi suegra entra como si estuviese en su casa y sin tener en consideración que yo estoy dentro completamente desnudo  sin posibilidad de cubrirme. Solo puedo darme la vuelta y esperar.

-        Si, si…tapate… que no se te vea nada…jijiji – dice Pepita haciendo que me sienta muy incómodo.

-        La verdad es que mi hija tuvo mucha suerte al pillarte – dice plantándose delante de la mampara de la ducha y mirando con avidez para poder verme.

-        Menos mal que no eres como tu cuñado …ha salido a su padre y no está muy dotado que digamos – dice con tono jocoso.

-        Pepita…¿pero que dices mujer? ¿se estas escuchando lo que dices? – le responde lleno de sorpresa por su descaro al hablar de mi miembro que seguro ha tenido oportunidad de ver al entrar.

-        Ay! Carlos si te contara…  a mi edad, y en mis circunstancias los reparos y las vergüenzas ya no tienen sentido – me dice al tiempo que extiende la mano para darme la toalla.

Me confío y al disponerme a cogerla y taparme, ella la retira con lo que quedo desnudo ante ella.

-        Jejeje ..has caído como un crio – y se ríe a carcajadas de mi reacción cobardica, para luego darme la toalla que atrapo al vuelo.

Salgo de la ducha y me planto delante esperando una explicación de mi suegra pues no es un comportamiento que se pudiera esperar de ella. En ese momento Pepita aparece de una forma completamente distinta a como la tenía guardada en mi mente. Mi suegra es una mujer de mediana estatura, cuerpo bien proporcionado y generosa curvas tanto en el pecho como en las caderas. Ahora que la veo con otros ojos reconozco que tiene un qué la convierte en una madura muy atractiva.

Yo tengo cuarenta y seis años, mi esposa cuarenta y uno, y ya quisiéramos llegar a su edad con el mismo tono que Pepita. La miro, veo a mi mujer, pero más mayor…aunque con una vitalidad envidiable. Mi suegra me mira de arriba abajo como quien examina algo que está a punto de comerse con mucho gusto. Me incomoda un poco y al mismo tiempo me provoca un regustillo que esta causando un efecto que trato de disimular.

-        Tu suegro lleva delicado de salud ya mucho tiempo, y antes ya llevábamos tiempo sin funcionar bien – me confiesa – asi que me tienes muy mal atendida.

-        Antes no me daba cuenta de lo que me había perdido…pero hice un cursillo en el casal, allí e enseñaron a usar el ordenador, buscar cosas…y descubrí el porno…Ufff vaya descubrimiento para mi…ya nada ha sido igual -

-        Entonces…¿le eres infiel? ¿has tenido un amante? – le pegunto.

-        ¡Que va! No me he atrevido… no sirvo para eso – me dice, y antes de que pueda reaccionar me da un tirón a la toalla para repentinamente quitármela y descubrir que mi polla está a media asta.

-        He pensado que si queda dentro de la familia será mucho más fácil y tú me has caído muy bien siempre – me dice acercándose un poco más hasta ponerse tan cerca que puede alargar la mano y cogerme los huevos con delicadeza.

-        Pepita…Pepita… ¿Qué haces?

-        No seas tonto… tu no hagas nada…déjame que disfrute de ti….es como si tu tuvieses una chica despampanante de veinte años…eres un bomboncito para mi – dice empujándome hacia la pica del lavabo para mantenerme quieto.

Pepita se sienta sobre la tapa del váter, me atrae hacia ella y se pone el pelo detrás de la oreja y se dispone a darme una buena mamada. Estoy tan nervioso que no he conseguido tener una erección suficiente, mi suegra quiere tranquilizarme y para ello me mira con sus grandes ojos de color miel y me aconseja:

-        Carlos, tu tranquilo…confía en mi…de nosotros no saldrá… por favor, déjame que me desahogue …llevo mucho tiempo deseándolo y creo que me lo merezco…¿no crees? –

-        Si, siiii chupa…. chupa…con ganas … sácame la leche… veras que rica está –

-        Uhmmm que guaarrita eres… has aprendido bien… le podrías enseñas a tu hija – le digo en cuanto me da las primeras intensas chupadas –

-        Jejeje….he practicado con pepinos…esperando que llegara a este momento – me dice interrumpiendo por un momento una mamada profunda que ha logrado engullir toda mi polla.

-        Marga siempre ha sido un poco mojigata…ya la cogeré un día y le abriré los ojos… lo que no se hace en el momento se pierde… y no hay que tener tantos reparos…mírame a mi… me he despertado casi en la jubilación –

-        Antes de que se seque…lo voy a usar todo lo posible…y como tu suegro no está para muchos trotes… lo hare sola o … contigo… si quieres –

A continuación se interrumpe la conversación de forma drástica. Se desbotona la bata para que yo pueda ver bien sus pechos sujetos por un gran sostén, con una mano me baja el pellejo y con la otra me sujeta poniéndola por detrás del muslo. Acerca la cabeza y deja caer sus babas que aterrizan sobre el capullo y el tronco… un par de meneos y ya está bien tiesa para comérsela con muchas ganas.

-        ¡Pepa…Pepa…! – tengo que decir cuando se mete el capullo en la boca, lo rodea con la lengua llenándolo de saliva para luego sorber con fuerza.

Viendo que estoy muy sensible y que corremos el riesgo de que me corra de forma inoportuna, se echa hacia atrás y me da lametones por la zona del frenillo, rodeando la seta y en la punta. Las caricias son muy placenteras aunque no tan intensas por lo que podré contenerme.

Con una mano mantiene el pellejo abajo y me masajea los huevos, la otra la utiliza para rodear de mil maneras distintas la punta que mantiene humedecida pues la va chupando de ver en cuando. Yo solo tengo que mantenerme de pie, apoyado sobre el lavabo me dejo hacer mirando al techo, al infinito y sobre todo hacia mi entrepierna donde ve mi polla a punto de estallar, sus manos haciendo diabluras, su boca dándome su caliente saliva y sobre todo su cara de satisfacción… vaya juguete que se ha buscado y que contenta está por ser casi una profesional…autodidacta.

Me mira a los ojos… no se si es para pedir permiso para hacer algo o para advertirme que me prepare para aguantar lo que viene a continuación. Me estremezco en sus manos lo que provoca una intima satisfacción que se traduce en una picara sonrisa… ya estamos preparados…

Acerca la boca a la punta de mi verga, saca la lengua y la pone por debajo del capullo. Una lamida, luego un beso en la puntita… lengua fuera…apoya la punta sobre ella y a continuación abre la boca… poco a poco va acercando la cabeza a mi, al tiempo que la polla va entrando…entrando…entrando hasta desaparecer por completo. Mi suegra sabe hacer la garganta profunda como  la mejor…  uhmmm que delicioso!

-        Si, siii….Pepa… cómetela toda – le suplico cuando veo que se la está metiendo hasta la campanilla.

Siento como me envuelve con su boca… una arcada interrumpe el proceso… se retira para tomar aire y deja caer las babas sobre el tronco. Enseguida vuelve a la carga para metérsela un poco más. Mueve un poco la cabeza adelante y atrás, y también a un lado y a otro… mi capullo está recibiendo unas caricias impensables.

Luego empieza a mover la cabeza…atrás…adelante…atrás… adelante, al principio despacio, como tanteando el terreno. Luego mas deprisa… mi capullo esta a punto de estallar. El ritmo va creciendo y me vuelvo loco… quiero follarme la boca de mi suegra…quiero mover mis caderas y llevar yo el ritmo. Le sujeto la cabeza y hago lo que estaba deseando. ¡Ufff como me gusta follar su boca llena de saliva caliente!

Mi suegra no se da por vencida, no desea ser objeto pasivo por lo que me aparta, me vuelve a arrinconar contra el lavado, me paraliza y toma el control de nuevo. Esta mamada es suya y la quiere terminar como ella siempre soñó… lamiendo y chupando hasta que un buen chorro de leche salga de mi polla y vaya a estrellarse con sus labios o su mejilla.

Estoy al borde del orgasmo y quiero advertir a Pepa para que se prepare si no quiere que le llene la cara o los pechos de lechecita.

-        ¡Ay!...¡Ay, Pepa…Pepa!...¡Pepa… me voy a correr… me vieneeeee! – le grito al tiempo que le pongo la mano sobre la cabeza para sentir mejor el movimiento adelante y atrás que me tiene frito.

-        ¡Sigue…sigue… no pares ahora – continuo diciendo.

-        ¡Dios mio…. Dios mio!... que maravilla…dame toda tu leche…es lo que más quiero – dice Pepa sacudiendo mi polla para acelerar mis orgasmos y luego extraer hasta la última gota de mi semen.

-        ¡Damela toda! ¡Uhmmmm esto es lo que yo anhelaba! – ¡Carlos… que ricoooooooo! -

Mientras veo salir mi semen en varias andanadas pienso: “No sé dónde tenía yo guardada tanta leche, mi esposa nunca me ha sacado tanta de una sola vez. Ha tenido que llegar su madre para que haya tenido la corrida mas explosiva de mi vida”.

-        ¡Dios mío que vacaciones vamos a tener! – dice mi suegra mientras que se arregla un poco el pelo y se recompone la bata que viste que se había desbotonado para que yo le viera los pechos.

-        Carlos…¿tu quieres que practiquemos todo lo que he visto en las paginas porno que he visitado estos meses? – No me quiero ir al otro barrio sin haberlo probado todo  - me pregunta convencida de que voy a decir que sí.

-        Bueno…Pepa… si…claro…pero…- dudo

-        No seas moñas…con precaución y cuidado… que una ya sabe lo que se hace… tu déjamelo a mi – me corta para superar mis dudas, añadiendo:

-        ¿a que te apetece ser el primero en visitar mi culito virgen? ¿a que si? –

-        Pepa… si el resultado es como el de hoy…cuenta conmigo…voy a ser tu muñeco para que hagas realidad todos tus sueños – afirmo suspirando todavía animado por la excitación y el orgasmo tan enorme que me acaba de regalar.

Si os interesa , el resto de las vacaciones os lo cuento en otros relatos.

Deverano.