Mi suegra, una gran mujer (5)

¿El primer anal de mi suegra?

-          Estamos en “Las galerías” y he pensado en comprarles un regalito a mis padres, ya que vamos a estar todo el mes en su casa un pequeño detalle no estaría mal. Para mi padre lo tengo claro, pero para mi madre no tengo ni idea – dice mi mujer al otro lado del teléfono

-          La verdad no sé qué comprarle… últimamente la veo cambiada y ya no le gusta lo mismo que antes adoraba – añade - ¿tú que le comprarías?...a ver si tienes alguna idea que me ayude –

-          Si… yo también lo he notado…que esta cambiada – le digo esbozando una sonrisa que Marga no puede ver.

-          A ver : podría ser un vale para un instituto de belleza para que le hagan un completo de esos  que te haces tu… o unas entradas a un musical que ahora hay varios…o una tablet de esa tan modernas con Wi-Fi y pantalla grande … - le sugiero.

-          ¿Tu crees que eso le gustaría? – me pregunta escéptica con las alternativas

-          Siii... Siii… por supuesto que si… lo de la Tablet sobre todo para conectarse a internet y ver videos – le digo convencido que estoy acertando

No le puedo decir a Marga que su madre está oyéndonos, he puesto el manos libres y ella ha dejado por un momento de lado la mamada que me estaba haciendo para elegir su propio regalo. La Tablet es lo que más le ha gustado y así me lo hace saber dándome unos buenos meneos mientras gesticula apreciando esta opción.

-          Está bien… seguiré tu consejo y le compraré una – dice satisfecha con la propuesta.

-          Si no sabes cual elegir, pregúntale a las niñas que ellas están a la última – le digo antes de colgar y volver donde estábamos mi suegra y yo antes de la llamada.

Esta mañana nos prometimos continuar con nuestra fogosa relación en el tiempo de la siesta y asi lo estamos haciendo, aunque debo reconocer que la impaciencia ha podido más, y durante la comida ya hemos tenido nuestras cosillas. En el cuarto de planchar primero y luego en el hueco de la escalera me he follado a mi suegra hasta hacer que gimiera como una perrita en celo y que sacara su jugo piernas abajo.

La llamada de mi suegro ha impedido que yo completara y lo hemos dejado para más tarde. Pepa ha bajado a la cocina, rápidamente ha preparado el almuerzo, yo he puesto la mesa, y si dilación nos hemos puesto los tres a comer. Manuel parece hambriento y apenas se detiene para decir algo entre bocado y bocado. A mi me toca hacer los honores a la brillante cocina, que como siempre en un instante ha preparado una buena comida… como una excelente esposa y suegra que es.

Pepa no parece muy interesada en la comida, va picando de aquí y de allá. Mi mente piensa una maldad: “Pepa tiene mucha hambre… pero de polla… de mi polla dura y caliente”. La miro y me avergüenzo de pesar esas cosas… en la mesa y de mi adorable suegra...me siento mal y arrepentido de ser tan guarro por pensar esas cosas de ella.

Unos minutos más tarde me vuelvo a arrepentir… pero esta vez me arrepiento de ser tan ingenuo. Mientras tengo ambas manos ocupadas con el cuchillo y el tenedor, noto como mi suegra pone su mano sobre mi pierna desnuda pues llevo puesto pantalón corto de verano, a continuación la desplaza y la mete en la pernera en búsqueda de mi polla que rápidamente reacciona.

Esta mañana me quede a medias y ahora este sorpresivo ataque me ha pillado con las defensas bajadas y rápidamente se me ha puesto dura como un palo. No sé dónde mirar, primero miro a mi suegro a ver si se ha dado cuenta, luego miro a i suegra que luce una sonrisa de oreja a oreja. Termino cabizbajo mirando al plato como si tuviese miedo que el filete se fuera a ir corriendo.

Como Pepa apenas está comiendo tiene tiempo para charlar y hacer preguntas tanto a su marido como a mí, así su coartada es perfecta para poder meterme mano.

-          ¡Que buen está la carne ¿no? – pregunta ella.

-          Si, si…está muy tierna y jugosa – dice mi suegro ajeno a la que sucede bajo la mesa.

-          A mí me parece que está dura… no me ha quedado bien del todo – dice mientras me agarra el tronco como si tuviese intención de arrancarlo.

-          En algunos restaurantes maceran la carne con leche para reblandecerla, aunque en este caso y creo que está en su justo punto –digo yo por decir algo al respecto.

En un rápido gesto, llevo la mano hasta la bragueta la bajo y me saco la polla del pantalón. Pepa enseguida se apunta para darme unos meneítos secretos al están cubiertos por el faldón del mantel. Durante la corta sobremesa jugamos a este morboso juego, charlamos sobre temas intrascendentes mientras mi suegra hace diabluras con su mano debajo de la mesa.

Manuel nos dice que le ha entrado sueño y que prefiere ir a echarse una siestecita veraniega. En cuanto desaparece Pepa se levanta de la mesa, recoge las pocas cosas que quedaban y me dice:

-          Vamos… hay que aprovechar que los medicamentos que toma le producen un sueño intenso durante una hora más o menos… aunque yo será un poco más…jejeje

-          Vamos a vuestra habitación – insiste – allí estaremos tranquilos­ –

La habitación de Manuel y Pepa está en la planta baja, y la tenemos mi esposa y yo está en el primer piso. Subo las escaleras detrás de ella, empalmado como un burro y pensando que ese culo regordete va a ser mío tal como me ha prometido esta mañana cuando todavía tenía su coño chorreando. Sin conceder tiempo a los preliminares, mi suegra se desnuda por completo a excepción del sujetador que parece que le da confianza.

Me desnudo completamente, orgulloso de tener una verga tiesa y dura por la que mi suegra está dispuesta a todo por tenerla en su boca o entre las piernas. Me echo sobre la cama, y Pepa se coloca d rodillas entre mis piernas para poder acceder fácilmente a mi miembro y poderlo chupar a gusto. La expresión de su cara refleja toda la lujuria acumulada, con ambas manos me manosea hasta que finalmente acerca la boca, deja caer un hilo de baba… y me da un par de meneos, luego se aboca y se mete el capullo en la boca.

Lo envuelve con la lengua, luego succiona haciendo el vacío, tengo la sensación que me va a explotar. Cuando no puedo aguantar más…cede en la succión para empujar toda su cabeza hacia delante para ir engulléndola lentamente. Suena el teléfono en el momento que más profundamente la tiene metida en la garganta.

-          Tengo que contestar… es el tono de llamada de tu hija – le digo para que me permita atender la llamada.

-          Siempre tan inoportuna – se queja con los labios llenos de saliva sin dejar de manosear mi verga que está en su máximo apogeo.

-          Estamos en “Las galerías” y he pensado en comprarles un regalito a mis padres, ya que vamos a estar todo el mes en su casa un pequeño detalle no estaría mal. Para mi padre lo tengo claro, pero para mi madre no tengo ni idea – dice mi mujer al otro lado del teléfono.

-          A ver : podría ser un vale para un instituto de belleza para que le hagan un completo de esos  que te haces tú… o unas entradas a un musical que ahora hay varios…o una tablet de esa tan modernas con Wi-Fi y pantalla grande … - le sugiero.

Pepa levanta la cabeza y hace un claro gesto de aprobación para mi sugerencia de que le compre una nueva Tablet. Enseguida que finaliza la llamada volvemos a lo nuestro, Pepa sigue empeñada a chupármela como si fuera un caramelo de palo, y yo hago que me ponga a cuatro poniendo el culo hacia mi par que yo la pueda acariciar también.

Le sobo el culo y luego le doy una buena cachetada en la nalga, lo interpreta como la orden de que separe las piernas para que pueda tener acceso a su vulva y obedece  rápidamente. Me gusta mucho mojarme los dedos, acariciar sus labios y penetrarla con ellos mientras me la chupa.

-          Ponte encima, quiero comerme este coño tan rico que tienes –

-          ¿Cómo?...¿hacemos un 69?... lo estaba deseando…¿sabes que no lo había hecho nunca con mi marido? –

¡Uhmmm! que coñito tan blandito y jugoso…me incorporo un poco para alcanzar mejor y no desperdiciar ni una sola gota de su jugo. Pepa hace lo propio, ni por un instante se detiene a gozar de lo suyo, está centrada en comerme la polla sin dejar un centímetro por explorar. Me excita tanto que temo no poder llegar al final de este juego sin correrme antes. Pongo mis manos sobre sus nalgas y la empujo hacia delante, por lo que la obligo a dejar mi polla libre e ir hacia mis rodillas, ahora mi polla esta entre sus tetas y su culo perfectamente parado para que mis manos lo cortejen.

Los dedos de una mano juegan con sus labios, el dedo pulgar de la otra hace presión sobre el ojete, solo aprieto y lo lleno de sus propios jugos. No lo voy a asaltar todavía, mi intención es que sienta simultáneamente mi dedos en su vulva y mi pulgar llamando a la puerta de su ojete.

Su vagina estaba muy lubricaba, se encharcaba, palpitaba al rozarla con mis dedos. Disfrutaba mucho recorriendo su vulva, y provocando una intensa corriente eléctrica desde su entrepierna a su cabeza pasando por toda su espalda. Gozaba con cada movimiento de mi mano, cuando hundía los dedos, retorciéndolos y golpeando fuerte. Se corrió como una bendita, gimiendo  y dándome su leche.

Se dejo caer hasta aplastar su pecho sobre mis muslos manteniendo su culo bien alto y dispuesto para todo lo que pudiera venir a continuación. Sus labios temblaban y la zona situada entre le vulva y el ano no dejaba de sufrir una contracción tras otra.

-          Carlos me he corrido como una perra… estoy mojadisima… y ahora estoy preparada para cualquier cosa -

Esta confesión la interpreto como una invitación a ir mas allá… su culito sigue siendo virgen y ambos lo queremos remediar. Durante un instante se hace el silencio… tomamos impulso y vamos a por todas. Después de la pausa vuelven mis caricias, mis dedos chapoteaban en sus jugos, luego le abro los cachetes para darle un beso, y lo recorro con la lengua, lo lamo y lo chupo.

Sus gemidos comenzaron a escucharse por toda la habitación, el tono subía y bajaba. Ella cada vez estaba más cercana a mis pies y yo más erguido, tenía delante de mí un chocho tierno y un ojete todavía apretado aunque estaba pidiendo guerra. Hice que quedara recostada  boca abajo sobre la cama, busque el neceser de mi esposa donde guarda el aceite lubricante por si algún día lo necesitamos.

-          Ya que tu hija no lo gasta lo vamos a usar para complacer este culito – le digo mientras le echo un generoso chorro sobre el culo que llevo con la mano hasta su ojete.

El masaje fue delicioso, mis dedos entraron en su ano sin dificultad, Pepa estaba muy excitada y ansiosa, sabía que por fin la iba a encular, y lo estaba deseando con todas sus fuerzas.

La tomo por las caderas y la pongo a cuatro, mi verga volvió a entra en su  vagina de forma deliciosa. Mientras iba empujando una y otra vez, despacio para que se fuera acomodando, le metí primero la falange del dedo índice, luego un poco más, hasta hundirlo totalmente.

Saque la polla de su vagina y apunte hacia el ojete, no entro… tampoco yo lo pretendía…solo quería que sintiera que cada vez estaba más cerca y que en uno de estos empujones entraría mi verga en su estrecho culo. Cada golpe era delicioso, una nueva penetración vaginal, un intento o varios intentos de entrar por mi trasero, combinados con vergazos fuertes y directos a su coño. Una de la las veces, pues la punta sobre el ano, aprete con decisión y empezó a entrar.

-          Relájate… no hagas nada ha llegado el momento –

-          Siiii… dame ya de una puta vez… estoy que me muero -

Pepa respiraba profundo para matizar el dolor, me acompase con su respiración. Cuando el glande supero el primer umbral, gimió con fuerza, se aferró a la almohada y se dispuso a recibir el resto.

-          respira, relájate, que te la vas a tragar toda por el culo-

Mis palabras terminaron de excitarla, echo el culo hacia atrás y se la metió toda de golpe hasta sentir mis huevos en su concha. Nos tomamos un respiro, le dije que todo iba bien, que estuviera tranquila yeso facilito el proceso, pronto la sintió dura y gorda dentro de su ano llenándolo por completo.

Se la saque despacio, dejando solo el capullo dentro, para luego ir metiéndola suave y lentamente, dando tiempo para que su ano se ajustase, desapareciera la ansiedad y así pudiera gozar. El olor era manejable, se combinaba con el placer, era una sensación nueva que quería experimentar.

-          ¿estas bien? ¿sigo? –

-          Siii, cabrón… rómpelo de una vez con fuerza -

La lentitud fue desapareciendo, mi polla empezó a entrar y salir de su culo con más rapidez, Pepa llevo su mano a su vulva y empezó a jugar con su clítoris, su placer era lo nunca visto.

Me olvide que Pepa era mi suegra, empecé a decirle todas las soeces que me venía a la cabeza, estaba como lo, bombeando duro y diciéndole lo que me venía a la cabeza, y lo más sorprendente es que cuando más duro le daba, ella más fuerte culeaba hacia atrás y lo que le decía no hacia otra cosa que motivarla mas

-          Que perra eres… estabas deseando que te follara el culo, eh? … te gusta sentir tu culo lleno de polla, no? Es la más puta que he conocido y te encanta que tu culo se coma mi polla.

-          Eres muy puta…te gusta tanto por la boca como por el culo o por el coño…

No podía creerlo, solo gemía y solo quería darle fuerte, fuerte a ese culo regordete. El placer era infinito, era doloroso, acompañado por mis palabras soeces.  Por primera vez en su vida tuvo un orgasmo anal. Sus  gemidos resonaron por la habitación, sudaba y se estremecía, menos mal que nadie podía oírnos.

La tome por la cadera, la penetración era más firme, más fuerte, más directa. Mi pene iba y venía, entraba y salía, le conté lo que veía…

-          Ahora la saco la punta y ahora para dentro otra vez, tienes el culo muy abierto. Espero que nunca olvidaras quien te rompió el culo por primera vez, quien te abrió.

-          Si sigue… dame más… mas…ábreme el culo a tope….

Comencé a gemir, conocía esos gemidos, con ellos anunciaba que pronto me iba a correr. Me aferre a sus caderas, la inmovilice y empecé a darle polla  con toda mi fuerza. Gemí de placer y seguí gimiendo, mi polla se puso como una estaca, la saque y luego la hundí de nuevo. Cabecee dentro de su culo, y deje ir todo mi leche dentro

Gemimos, gritamos, caímos desmadejados... nuestra primera vez ha sido apoteósica.

-          Carlos, cariño…esto lo tenemos que repetir –

Deverano.